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lunes, 23 de octubre de 2023

Las perspectivas del movimiento sindical fabril en Bolivia

 

Luis Fernando Castro Lopez



La caída de Evo Morales en 2019 perpetrada por una fracción de la oligarquía cruceña fue, en parte, producto y síntoma de un cambio en la correlación de fuerzas. Si bien el MAS ha regresado al poder del Estado mediante las elecciones del 2020, este nuevo periodo de gobierno significó un nuevo ciclo de contradicciones de su régimen. En el caso de la clase obrera sindicalizada la extensión de las prácticas de flexibilización laboral y el paro por cierre de empresas se ha extendido con fuerza desde los primeros síntomas de recesión económica el 2014; uno de los sectores más golpeados fue el de los trabajadores fabriles sindicalizados. En este sentido nos preguntamos: ¿Cuáles son las perspectivas de lucha del sindicalismo fabril, dentro de las limitaciones que para la clase obrera presenta el proyecto económico y político del MAS, en un periodo de recesión económica?

1. DE LA REORGANIZACIÓN SINDICAL AL  GOLPE DE ESTADO.

El proceso hegemónico entre la clase obrera y el Estado (controlado por el Gobierno del MAS), comprendió el tránsito desde un periodo de reorganización sindical hacia el inicio de una ruptura orgánica (Castro, 2021a)[i].

En los primeros años de gobierno del MAS,  la dominación del Estado sobre la clase obrera, se asentó en una articulación política orgánica y progresiva.  Las movilizaciones protagonizadas por la COB hacia el gobierno, resultaron en la aprobación de reformas que permitieron la reorganización del movimiento sindical y la restitución de ciertas conquistas que fueron negadas a los obreros con la reforma neoliberal aplicada por la oligarquía en los años noventa (Castro; Peredo y Aillon, 2014)[ii].

De la reorganización del movimiento sindical, pronto, el gobierno del MAS pasó a disputarse el control de las principales federaciones sindicales fabriles (del 2010 adelante). En el caso específico de los obreros fabriles, la estrategia del paralelismo sindical en la Federación de Trabajadores Fabriles de Santa Cruz, la oposición frontal contra la dirigencia de Wilson Mamani en la Federación de trabajadores Fabriles de La Paz y el ascenso de una nueva dirección sindical en la Federación de Trajadores Fabriles de Cochabamba más afín al gobierno, fueron algunos de los avances en el control de los sindicatos (Castro; Peredo y Aillon, 2014).

Sin embargo, este control siempre fue conflictivo, no solo por la fragilidad de la base industrial sobre la que se asentaba la posibilidad el sindicalismo fabril, sino también, por una constante resistencia obrera contra las estrategias de sobreexplotación de la burguesía. Lo característico de esta época fue que, por lo general, el desvío de la lucha obrera al espacio legal le funcionó a la burocracia sindical fabril afín al gobierno de MAS, para frenar la acción directa por fuera del espacio legal. Sin embargo, se puede identificar cambios sustanciales de esta situación desde el 2016, en ese año la gran movilización fabril por el cierre de ENATEX (Castro 2021b)[iii], marcó un escenario de lucha en el cual, la estabilidad laboral se convirtió en el principal punto de disputa[iv].  En esta última etapa, la necesidad de captar excedente promoviendo la sobreexplotación de la clase obrera entraba en contradicción con los compromisos políticos que el MAS entablo con la COB. La clase obrera sindical ya no encontraba la garantía de una respuesta a sus demandas en el espacio legal, por el contrario, el espacio legal se convirtió en un espacio para procesar dirigentes contra el fuero sindical, esto marcó el inicio de una ruptura orgánica (Castro, 2021a) que se manifestó en la emergencia de nuevas direcciones sindicales, opositoras al gobierno y el alejamiento entre las bases obreras y la burocracia sindical aliada al gobierno.

Para el 2019 (año de las elecciones), la ruptura orgánica empezó no sólo en el movimiento obrero fabril; sino también, en sectores obreros con un fuerte vínculo político con el gobierno, como es el caso de los sindicatos petroleros (Castro, 2022). La burocratización (Trotsky, 1980)[v] de los sindicatos, con la formación de una costra sindical obsecuente con el gobierno del MAS, derivó en el alejamiento de las bases respecto de las direcciones sindicales. 

Cuando se produce la movilización de la pequeña burguesía y  durante  el golpe de Estado contra Evo Morales, la clase obrera fabril estaba desmovilizada (Castro, 2021a). En Cochabamba los obreros fabriles marcharon pidiendo nuevas elecciones, una gran capa de obreros se negó a marchar en respaldo a Evo Morales; es decir, la burocracia sindical a la cabeza de Mario Céspedes no pudo imponer su línea de respaldo al MAS[vi]. En La Paz la Federación de Trabajadores Fabriles quedó inmovilizada por la disputa vigente entre dos direcciones paralelas (por un lado, el ala articulada al MAS con Mario Segundo y por el otro la oposición liderada por Wilson Mamani) y en Santa Cruz (epicentro de poder de la oligarquía), la dirección federativa se replegó, en tanto que en Sucre la Federación de Trabajadores Fabriles se unió a las protestas de la pequeña burguesía sirviendo de base a la consumación del golpe de la oligarquía.

Con la instalación de un gobierno de facto representado por Jeanine Añez como presidenta, el andamiaje de poder del MAS sobre los sindicatos se debilitó. La burocracia sindical se declaró en la clandestinidad y algunas tendencias de oposición obrera vieron la posibilidad de un recambio de direcciones sindicales, aprovechando la debilidad de la burocracia sindical afín al MAS.  Sin embargo, este recambio sindical nunca se dio, el avance de la pandemia interrumpió los procesos de reorganización obrera de tal manera, que nunca se pudo establecer hasta qué punto la clase obrera podría organizarse sindicalmente con un gobierno afín a la oligarquía en el poder.

2. LA CLASE OBRERA FABRIL DURANTE EL GOBIERNO DE FACTO DE JEANINE AÑEZ Y LA CUARENTENA


Orellana (2020)[vii], caracteriza la caída de Evo Morales como un “proceso de restauración oligárquica” con su epicentro en la oligarquía cruceña. La contradicción principal entre la oligarquía y el gobierno del MAS se da en torno al control del Estado (Orellana, 2006)[viii]. En tanto la oligarquía preservó su poder económico, pero no logró mantener su control sobre el aparato de Estado, se le coartó una de las fuentes de reproducción como oligarquía; el MAS se convirtió en una mediación entre la oligarquía y el Estado, restituyendo la “autonomía relativa del Estado” (Orellana, 2006). El derrocamiento de Evo Morales el 2019, fue otro intento de tomar el poder del Estado, pero esta vez, las condiciones políticas fueron diferentes y en el momento en que la oligarquía lleva adelante el golpe, el gobierno del MAS vivía una serie de desprendimientos y contradicciones con sus bases sociales, que abonaron el camino al golpe de Estado efectivo.

El ascenso de la oligarquía, representada por el gobierno de facto de Janine Añez marcó un cambio en la correlación de fuerzas que se exacerbó con la pandemia. La emergencia de la pandemia llevó al gobierno de Jeanine Añez a tomar medidas represivas para establecer la cuarentena rígida, su poca articulación a las organizaciones subalternas le llevó a imponer estas medidas apoyadas en el aparato represivo del Estado. Los primeros meses de pandemia, el gobierno de Jeanine Añez ejerció una represión militar contra poblaciones de trabajadores que se oponían a las medidas adoptadas.

Durante esta etapa proliferaron los despidos masivos. En un informe de conflictividad de UNIR (2020)[ix] se identifica que durante mayo y julio de 2020 el segundo motivo de protestas fue de carácter laboral. En este contexto de destrucción del empleo por la cuarentena, el cierre del Ministerio de Trabajo y el paso a la clandestinidad de varios dirigentes sindicales, se configuró un escenario adverso para un movimiento fabril plagado de direcciones que perdieron la confianza en sus fuerzas y se encauzaron a obedecer la ley.

Al respecto, un obrero describe el contexto en el cual se negociaba con la patronal, la posibilidad de frenar un plan de despidos durante la cuarentena rígida:

“No, no había sindicatos, en todo ese tiempo no había sindicatos. ¿El sindicato qué podría haber hecho? ¿Ah? O sea, el sindicato solamente es un apoyo, o sea es un puente, para...para hablar y negociar con el empresariado, o sea, con los jefes, pero, nosotros qué más podríamos haber hecho si nosotros agotábamos hasta lo último de conversar de...de rogar incluso, de pedir de que no se puede. Sabiendo de que estaba fuera de la norma el que nos… nos bote y toda la cosa, pero...eh, es que se han puesto en una situación, bien...bien tajante, de decir, "la toman o la dejan, y la verdad ni siquiera los metemos aquí a la empresa y ya está". Y esa era la situación para ellos, pero de dónde nos sujetábamos nosotros, tampoco había un Ministerio de Trabajo que diga, "no, ustedes no les puede retirar". No teníamos ministerios, no teníamos quien nos proteja, y todo ese tiempo que ha estado el anterior gobierno, no hemos estado con ningún...con ninguna protección para...para el trabajador”[x].    

Como testimonia el dirigente fabril, las direcciones sindicales se sentían desprotegidas y huérfanas por la imposibilidad de recurrir a instancias legales del Estado. Durante la pandemia, bajo el gobierno de facto, se rompieron las mediaciones institucionales entre la clase obrera y el Estado, que el MAS había establecido junto a la burocracia sindical. Desde la conciencia sindical legalista de los dirigentes sindicales, era mejor abandonar ciertas conquistas laborales y retroceder frente a la patronal, en la medida en que la institucionalidad del Estado estaba ausente. La sensibilidad y la confianza en las instancias legales más que en la propia fuerza del sindicato, fue lo que llevó a varios dirigentes a convertirse en los principales defensores de los recortes salariales y los despidos.

Para junio de 2020, el sector sindical principalmente movilizado por el cierre de fábricas y despidos, es el fabril. Se produjo el cierre en este periodo  de la empresa AFITIERS en La Paz, en Cochabamba el cierre de PROSIL y VIDRIO LUX y los despidos masivos en IMBA (Aillón, 2023)[xi], solo nombrando los casos que tuvieron  cobertura mediática.

Como indica Castro (2020)[xii] la lucha entre obreros y patrones se fue tornando más violenta, los obreros tendieron a establecer medidas de presión como el paro de la empresa, con piquetes de huelga hambre, también la realización de vigilias y toma de los lugares de ingreso de la fábrica; por otro lado, las medidas de presión de los obreros fueron respondidas con la intervención de las fuerzas represivas del Estado.

3. EL RETORNO DEL MAS Y LA RECOMPOSICIÓN BUROCRÁTICA

Un síntoma del poco alcance hegemónico del gobierno de Jeanine Añez y del bloque oligárquico, fue la movilización masiva respaldada por trabajadores de El Alto, las comunidades aimaras de La Paz y las organizaciones campesinas a nivel nacional en agosto de 2020. La principal exigencia fue que se fije una fecha a nuevas elecciones, con la amenaza de la movilización masiva para paralizar todo el país; esto obligó al gobierno de facto a aprobar la convocatoria a elecciones para octubre de 2020. El triunfo electoral del MAS con Luis Arce Catadora a la presidencia, fue muestra de que el golpe perpetrado por el bloque oligárquico, se había respaldado principalmente, en las fuerzas represivas del Estado.

El retorno del MAS al poder del Estado, implicó la restitución de las mediaciones de dominación estatal que se habían establecido durante el gobierno del Evo Morales. Una de estas mediaciones era la burocracia sindical con una ideología de carácter legalista (Castro, 2022)[xiii]. La restitución del espacio legal como espacio de contienda, estuvo ligada a la iniciativa de esta burocracia sindical, que impulsó la lucha legal como el principal método de lucha, para ello, buscaban de manera activa modificaciones y nuevas disposiciones legales en favor de las demandas de los sindicatos, demandas que no sobrepasen el “razonable límite” de las condiciones mínimas de explotación establecidas en las leyes laborales.

La disposición ministerial aprobada en abril de 2021, por el Gobierno de Luis Arce, prohíbe la utilización de la “fuerza mayor” como causal de despido y el D. S. 4668 de 2022 que ratifica el reconocimiento de los derechos adquiridos de los trabajadores; son disposiciones legales impulsadas por la misma burocracia sindical para proveer mejores condiciones a la lucha legal. Es interesante observar, que la aprobación de estas medidas, como parches para favorecer la lucha legal de los sindicatos fabriles, se dio justamente, con el gobierno del MAS, esto sucede porque una de las principales formas de dominación desde el Estado, impuesta por el régimen del MAS, es mediante la subordinación de la lucha obrera a la vía legal, sitio en el que la burocracia sindical juega un papel importante (Castro, 2022). Su esfuerzo se concentra en impulsar a que gran parte del potencial de movilización, sea conducido a la lucha legalista (Castro, 2022). Esto afectó al escenario que parecía desarrollarse durante la cuarentena con el gobierno de Jeanine Añez, la confrontación mediante la acción directa fue  reemplazada, nuevamente, por la lucha legalista.

Sin embargo, este tipo de lucha por sí sola  tiene grandes límites para responder a las demandas de los sindicatos obreros, en un contexto en que las patronales están dispuestas a seguir procesos judiciales, pero no a retroceder en sus políticas de ajuste laboral. Al respecto, la dirigente fabril de un sindicato, que sufrió despidos masivos durante la cuarentena rígida, cuenta los siguiente:

“Nosotros teníamos muchas esperanzas…en el tiempo de Covid había un...como se dice, golpe de estado, en ese tiempo es en el que más hemos sufrido...eh, de la parte empleadora atropellos, todo. Incluso, ¿no?, ha sacado algunas...aaa...algunos decretos la señora, para entonces, Presidenta Jeanine Añez, a favor de los empresarios. Entonces, por eso es que todo...no teníamos ni cómo levantar la cabeza, pero, nosotros todo esperanzados...la mayoría de IMBA apoya al MAS. Hemos visto que la mayoría apoya al MAS, hemos tenido esa esperanza cuando el compañero o el Señor Luis Arce Catacora ganó, esa marcha enseguida lloramos, todos abrazados, ahora ya no más bajar la cabeza. Todos hemos llorado, justamente estábamos trabajando, hemos llorado, pasó eso...esperanzados que iba a cambiar este tema. Si ha cambiado, ha cambiado un poco, pero no...no tanto, como nosotros habíamos previsto...como lo hacían a veces, antes, ¿no?....Eh, si bien Evo Morales sacaba un Decreto a favor del trabajador, pero también había otra que también...que nos quitaba, ¿no? Como el tema del aporte solidario, todos esos temas de las AFPs y todas esas cosas. Entonces, pero sí se respetaba, nosotros veíamos que los ministerios sí hacían respetar nuestros... nuestros...nuestros derechos, por lo menos, ¿no?, se percibía eso, algo. Pero, después...ahora en este tiempo, hablándote de este tiempo, seguimos. Yo creo que el Gobierno, no sé si le comunican, le informan o no le informan, o hace...o hace oídos sordos, no está cambiando nada para nosotros, hasta el momento no está cambiando nada. Ya hemos hecho conocer, ya hemos mandado nuestro pliego petitorio mediante la Federación, se ha hecho conferencias, se ha hecho congreso, se ha llevado a cabo un congreso, se ha mandado; pero hasta el momento no hay nada”[xiv].

Las esperanzas de los obreros fabriles, estuvieron puestas en que el cambio de gobierno podría transformar su situación, sin embargo, la lucha solamente legal no ha tenido los efectos esperados; ante este escenario, la burocracia llevó a sus bases a la toma física de instituciones estatales, para presionar la salida de resoluciones laborales a su favor. Esta estrategia de lucha se introduce como mecanismo que frene las movilizaciones a nivel nacional y las medidas de presión masiva de sus afiliados. Paralelamente, la misma burocracia optó por fragmentar la lucha y llevar adelante actos de protesta episódicos para no generar inestabilidad política al gobierno del MAS.

Para julio de 2022, la burocracia sindical se vio obligada por las bases obreras, a aprobar marchas de protesta a nivel departamental; las centrales obreras departamentales se involucraron en la convocatoria y los sindicatos afectados por despidos durante la pandemia, inician una marcha hacia La Paz organizada al margen de sus entes federativos y centrales obreras. La aprobación de una ley corta de reincorporación laboral para los obreros afectados en la pandemia, frenó este ascenso de movilizaciones y volvió a fragmentar la lucha obrera enmarcandola en el espacio legal. La efectividad de la conciencia sindicalista legalista se basa en haber implantado en el razonamiento de los obreros que la aprobación de la norma es el principal insumo o instrumento para la clase obrera. Desde la aprobación de la Ley corta de reincorporación laboral, los casos de despidos y la lucha legal de los obreros no ha concluido. Con la aprobación de esta norma el MAS le ha dado más combustible a la lucha legal y el principal resultado no ha sido la reincorporación de los obreros afectados, sino la disolución de los movimientos reivindicativos afianzados en la solidaridad y la lucha directa.   

4. PERSPECTIVAS DEL MOVIMIENTO SINDICAL FABRIL


Como se ha mostrado en el análisis del proceso hegemónico, entre el Estado y  el movimiento obrero fabril, el precepto ideológico burgués del respeto a la ley fue el pegamento que ligó a una burocracia sindical legalista con las bases obreras, durante los gobiernos del MAS. Esta ligazón se produjo sobre una institucionalización de las prácticas sindicales y la integración de los dirigentes en el aparato estatal.

Sin embargo, durante en el último año de gobierno de Evo Morales, la inefectividad de la lucha legal y la adopción de iniciativa política de las bases obreras al margen de la burocracia sindical, mostraron los inicios de una ruptura orgánica en la relación de hegemonía del gobierno del MAS con respecto a la clase obrera sindicalizada. Con el ascenso de un gobierno de facto, alineado a la oligarquía camba, el año 2020 y la emergencia sanitaria, las mediaciones institucionales entre la clase obrera y el gobierno dejaron de funcionar y poco a poco la lucha directa y violenta fue tomando el lugar principal. Con el retorno del MAS al poder en octubre del 2020, las mediaciones institucionales son restituidas y la lucha legal vuelve a ser puesta en el espacio donde transcurre la lucha obrera.   

Actualmente el retorno del MAS al poder con Luis Arce, ha significado la restitución del legalismo sindical sobre la clase obrera fabril, clase obrera más afectada por los despidos masivos de la pandemia. Sin embargo, en este nuevo periodo de gobierno la lucha legal no ha mostrado tener la efectividad que en los primeros años de gobierno del MAS. Si bien hasta el momento enmarcar la lucha solo en el espacio legal ha frenado la protesta obrera, la suma de obreros despedidos y sindicatos a punto de desaparecer, empujan a la burocracia a pedir mayores recursos legales para frenar los despidos, por su parte las bases obreras piden cada vez con más fuerza la adopción de la acción directa como recurso para la lucha obrera.

En este escenario, la perspectiva inmediata del movimiento fabril se va decantando por una crisis de legitimidad de la burocracia sindical y un recambio de direcciones sindicales se asoma al escenario político. Este escenario de reconstitución de direcciones sindicales podría darse esta vez como el enfrentamiento entre facciones afines al gobierno contra una oposición obrera más independiente del MAS, tal y como ha pasado en las elecciones de la Federación de obreros fabriles de Cochabamba donde el frente liderado por Mario Cespedes, dirigente afín al MAS, a sido desplazado por un frente que reivindica la independencia política respecto del actual gobierno. Sin embargo, en una perspectiva de largo plazo, el desarrollo de una conciencia sindical que supere la ideología burguesa del respeto a la ley, va a requerir de una transformación ideológica de la conciencia sindical donde un cambio de direcciones sindicales no es suficiente, pero puede abrir un periodo de independencia política e ideológica de los sindicatos obreros respecto del gobierno del MAS, que permita el desarrollo de una conciencia sindical revolucionaria


[i] Castro, F. Luis (2021a) “La ausencia del movimiento obrero ante la derrota de Evo Morales” en Del trabajo y los trabajadores, vol. 1. Disponible en: https://es.scribd.com/document/542353628/Sobre-El-Trabajo-y-Los-Trabajadores-Llankaymanta

[ii] Castro, Luis; Peredo, Samuel y Aillón, Tania (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos y partidos en América Latina, pp. 79 – 116. Medellin: CLACSO.

[iii] Castro, F. Luis (2021b) “Los giros y contragiros de la política laboral del MAS” en Del trabajo y los trabajadores, vol. 1. Disponible en: https://es.scribd.com/document/542353628/Sobre-El-Trabajo-y-Los-Trabajadores-Llankaymanta

[iv] Al respecto Castro (2021c) dice apunta los siguientes datos de empresas cerradas:

“En el año 2012, el cierre de empresas parecía un problema localizado en la industria textil, ya que la cancelación del ATPDA el 2009 causó el cierre de varias empresas grandes dedicadas a la exportación. Pero desde el 2014, el cierre de empresas se ha incrementado ante una inminente recesión económica mundial. Los datos sobre la creación y el cierre de empresas nos dan una pauta de este fenómeno; del 2012 al 2017, el cierre de empresas se ha triplicado de 2.034 a 7.331, paralelamente, a este incremento de empresas cerradas, se redujo el número de empresas creadas por año, de 65.000 el 2013 (año con el número más alto) a 19.000 el 2015 y 2016 y 18.000 el 2017. O sea, que para el año 2012, de cada 100 empresas creadas, 8 se cerraban y para el año 2017, de cada 100 empresas creadas se cerraron 40” (103)

[v] Trotsky, Leon (1980) Sobre los sindicatos. Mexico D. F.: Ed. Era.

[vi] La siguiente nota de prensa expresa la posición impuesta por los sindicatos de base a la burocracia sindical fabril de Cochabamba:

“La federación también exigió la renuncia de Hermo Pérez, ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD) ‘por parcializarse con un partido político y dejar de lado los derechos laborales’ [O sea, con el MAS]. Los trabajadores dan un plazo de 48 horas para que Pérez presente su renuncia. La resolución también señala que la Federación desconoce la Resolución de la Central Obrera Boliviana en referencia al silencio sindical y exige que se llame a congresos donde participen la COB, CGTFB y COD. Por último, los fabriles aseguran que el sector no está parcializado ni se parcializará por ningún partido político” (Fabriles de Cochabamba exigen nuevas elecciones, 29 de octubre de 2019. Disponible en: https://eju.tv)

[vii] Orellana, Lorgio (2020) La caída de Evo Morales, la reacción mestiza y el ascenso de la gente bien al poder. Cochabamba: Ed. Kipus.

[viii] (Orellana, Lorgio (2006) El Gobierno del MAS no es nacionalista ni revolucionario: Un análisis del Plan Nacional de Desarrollo. Disponible en: https://cedla.org/publicaciones/pfyd/coyuntura-13-el-gobierno-del-mas-no-es-nacionalista-ni-revolucionario-un-analisis-del-plan-nacional-de-desarrollo/

[ix] UNIR (2020) Boletines de conflictividad abril – julio de 2020. Disponible en:  https://analisisdeconflictos.unirbolivia.org/

[x] Extracto de entrevista a un dirigente fabril de Cochabamba

[xi] Aillón, Tania (2023) La sobreexplotación capitalista durante la pandemia: el caso de IMBA S.A.. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xii] Castro, F. Luis (2022) Los sindicatos obreros frente a los despidos en la fase recesiva del ciclo económico en Bolivia. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xiii] Castro, F. Luis (2020) Cambios en el sentido de la lucha obrera sindical en tiempos de COVID. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xiv] Extracto de entrevista a una dirigente fabril

viernes, 11 de agosto de 2023

Límites al encubrimiento de la explotación: El caso de los Rider de plataformas en Cochabamba

 


Tania Aillon Gómez


La digitalización de la producción de bienes y servicios dentro del capitalismo, se ha traducido, paradójicamente, en el aumento de la fragmentación de la organización del trabajo en sus diferentes dimensiones. Es decir que la integración tecnológica que caracteriza a los automatismos, con sus posibilidades de homogeneizar las condiciones de trabajo, de empleo y de vida de los trabajadores, ha sido aprovechada, más bien, para fragmentar y atomizar los espacios productivos, con el fin de reproducir a escala ampliada, grandes desigualdades en las condiciones de trabajo y de empleo, con efectos no solo socioeconómicos, sino también, políticos e ideológicos.

Una ilustración de estos procesos en marcha es la organización del trabajo de los “riders” de plataformas, quienes distribuyen y entregan productos de diversa naturaleza. En este artículo, en base a información primaria recogida entre riders que operan en Cochabamba-Bolivia, se reflexiona acerca de la transfiguración de los obreros del transporte en empresarios, mediante una organización del trabajo que los fragmenta hasta constituirlos, en la forma, en empresarios “unipersonales”.

1. LAS CONDICIONES DE CONTRATACIÓN COMO RECURSO DE TRANSFIGURACIÓN DE LA RELACIÓN SALARIAL 

Cuando uno conversa con los riders acerca de cómo accedieron a trabajar dentro de las plataformas, ellos hacen referencia a la exigencia de constituirse en empresarios, mediante la obtención de un NIT individual que los obliga a pagar un impuesto relacionado con el monto de dinero que obtiene, mensualmente, resultado de su trabajo (impuesto sobre beneficios). A esta exigencia de constituir una empresa unipersonal, se suma el pago de un seguro personal contra accidentes.  Este seguro, de acuerdo a los Riders, cubre tanto las posibles averías de la motocicleta, como los gastos de salud de resultar herido o muerto, en un accidente de trabajo.

De la misma manera, los riders deben de estar inscritos en una instancia que aglutina a los empresarios (SEPREC, antes FUNDEMPRESA). Con estos requisitos, la plataforma, aunque solo sea en la forma, constituye al rider en empresario unipersonal, a cuenta y riesgo propio.  Entre los riders es común escuchar que ellos no se consideran asalariados, en la medida en que ellos corren con gastos y obligaciones propias, relacionados con su actividad: “[Y]o no soy un asalariado [decía alguno de ellos], yo pago todos mis gastos, no tengo un patrón que pague mi seguro médico, si fuera un asalariado, la empresa tendría que pagarme la seguridad social...”, [además] “[...Y]o mismo pago a la contadora que calcula mis impuestos, si fuera un asalariado esto no sería así ¿no ve?”[i].   Los riders entrevistados, casi en su totalidad, están de acuerdo con estas expresiones, por lo que se puede ver que estas formas de contratación de personal que aplican las plataformas digitales, consiguen el efecto de transfigurar la relación salarial.  Transfiguración con la cual, reducen sus costos laborales y se descargan de toda responsabilidad social con los riders, con quienes firma un contrato de venta de servicios, por el lapso de 2 años, en los que, aparentemente, la plataforma está obligada a tomar los servicios de este empresario unipersonal, para luego, pasados los 2 años, no estar obligada a hacerlo. De esta forma, se abre un amplio margen de maniobra para los dueños de la plataforma, que pueden establecer las condiciones de trabajo, que mejor se ajusten a sus intereses, luego de los 2 años.    

 2. LA FIGURA DEL AUTO EMPRENDEDOR AFIANZADA POR EL SALARIO A DESTAJO 


Esta figura del auto emprendedor entre los riders, no se asienta solamente en la forma normativa que establece su relación contractual con la plataforma, sino en hechos concretos manifestados en expresiones como esta: “[S]i trabajo menos horas gano menos, porque aquí no tengo un salario fijo, aquí mi ingreso depende de mi esfuerzo, de cuantas horas trabajo y cuantos pedidos entrego”[ii].  Esto podríamos nuevamente traducir como: “no soy un trabajador asalariado”, “nadie me garantiza un salario mensual”, “yo pago mi impuesto como cualquier empresario”.  Aquí, el pago por entrega (a destajo) afianza la vivencia de que él no tiene un patrón que le garantice el salario mensual, depende de él mismo generarse los ingresos que pueda.

 En este sentido, desde su experiencia, no es un trabajador dependiente, él es independiente. Una idea que se afianza aún más, cuando los riders hablan de las ventajas de un trabajo como el que realizan, ventajas asociadas a la posibilidad de disponer sobre su tiempo de trabajo, los turnos y los días laborales que escogerán. Esto les genera una sensación de libertad, que ellos aprecian, sobre todo, cuando las otras horas del día las dedican al estudio y/o a otro tipo de actividad laboral o a compartir con la familia.

3. LAS FORMAS DE CONTROL COMO HÁNDICAP A LA TRANSFIGURACIÓN DE LA RELACIÓN SALARIAL

Dos notas  que definen la relación salarial son la dependencia y la subordinación: Dependencia de un patrón para la ejecución de las tareas, para las que se contrata al trabajador y para la percepción del salario como forma de reconocimiento al trabajo realizado; pero también, es una relación de subordinación, porque supone que el trabajador debe someterse  a las órdenes del patrón, quien es el que determina la forma  y el tiempo en que se realiza un determinado trabajo, por algo el patrón ha comprado su fuerza de trabajo por un tiempo determinado.  En la relación que los riders establecen con los patrones de las plataformas, la dependencia es la nota de la relación salarial que en mayor grado se consigue transfigurar porque la percepción de los recursos económicos que provienen de las entregas, no aparece como un salario a destajo definido de forma previa, cuya percepción depende de estar inscrito como empleado en una empresa. Estos recursos aparecen como resultado de una elección “libre” realizada por el rider, entre trabajar y no trabajar, del mismo modo, la elección, en principio, de turnos y/o días de trabajo, afianzan la vivencia del trabajo de rider como un trabajo independiente, que lo hace percibirse como auto emprendedor.  Sin embargo, cuando nos detenemos en la otra nota de la relación salarial, la nota de la subordinación, esta reaparece dentro de las formas de control que las plataformas ponen en juego, para garantizar que las entregas se realicen en sus términos. 

Una forma de control que relativiza la libertad de elección de los turnos y los días de trabajo, es el que los rider mencionan como Rank back, sistema de control que los posiciona de acuerdo a su rendimiento laboral, en una escala que va del 1 al 4. Aquellos rider con óptimo rendimiento por su puntualidad en la entrada a su turno, por la velocidad en el tiempo de entrega, por su amplia disponibilidad a las demandas de la plataforma en las “horas especiales” y el número de horas de trabajo cumplidas semanalmente (al menos 52 horas) se colocan en los niveles 1 y 2 del Rank back y tienen un abanico más amplio de posibilidades para elegir días y turnos de trabajo. Días y turnos asociados a las horas en que uno puede conseguir mayor cantidad de pedidos, en consecuencia, mayores ingresos, etc. Mientras que los riders que no responden a las expectativas impuestas por la plataforma, se ubican en los niveles 3 y 4 del Rank back y se quedan prácticamente con lo que los ellos llaman “las sobras”, viéndose obligados a contentarse con las pocas horas de trabajo que quedan o con horas en las que no hay un número significativo de pedidos, etc. Todo esto perjudica el monto de ingresos que pueden obtener por su actividad de rider.

De esta forma, el Rank back se convierte en un recurso tecnológico para disciplinar a los riders. Cualquier desliz es captado por el Rank back e inmediatamente un rider puede bajar del nivel 2 al 4 con serias consecuencias para sus expectativas económicas.  Se trata de una situación que puede prolongarse por periodos relativamente largos. Algunos riders mencionaban lo dificultoso que puede ser volver al nivel 1 o 2.  En algunos casos, el tiempo de retorno puede durar entre 1 y 2 meses, a través de un esfuerzo que supone largas e intensas jornadas de trabajo, hasta cubrir las expectativas que permean los estándares de calificación objetivados en el Rank back.

La vivencia de los rider respecto de los estándares a cumplir para posicionarse en el nivel 1 o 2 del rank back, está atravesada por la intensificación del trabajo, los riders expresan esta experiencia cuando mencionan que: “8, 10 y hasta 12 horas de trabajo continuo sobre la motocicleta, los deja destrozados”. Es cuando aparece la nota de la subordinación que caracteriza a la relación salarial, debido a que ahora no se puede elegir con libertad entre trabajar y no trabajar so pena de quedarse sin posibilidades de trabajo alguno o con solo migajas del trabajo que dejan los riders posicionados en los niveles 1 y 2. Es la situación en que se hace evidente, para los propios riders, el carácter aparente de la independencia que les otorga su trabajo como auto emprendedores.

4. LA IDENTIDAD DE LOS RIDERS DESDE LA VIVENCIA DE LA SUBORDINACIÓN AL RANK BACK


Esta contradicción entre la aparente independencia y la subordinación de los rider, que emerge de la forma en que se organiza su trabajo de entregas por las plataformas digitales, surge del esfuerzo patronal por atomizarlos formalmente, para reducir, no solo los costos laborales, sino también, su resistencia.

Convertir en empresarios privados a los rider, como mencionamos, permite a los patrones de las plataformas descargarse de toda responsabilidad social, al mismo tiempo que reducir las posibilidades de su resistencia.  Los rider, al identificarse como independientes, no encuentran la fuente de sus males laborales en los dueños de la plataforma, sino en sus decisiones: “Sino tengo más ingresos es porque no trabaje lo suficiente” o “porque decidí trabajar menos, para no tener que pagar tanto impuesto al Estado[iii].

 Sin embargo, si bien entre los rider encontramos este razonamiento, cuando uno conversa con ellos, sobre si a partir de su experiencia de trabajo, se identifican como empresarios o como trabajadores, no dudan en responder que ellos son trabajadores.  La razón de esta identidad, la encuentran en la vivencia cotidiana del trabajo, atravesada por el despotismo patronal objetivado en el rank back, que los subordina a las condiciones impuestas por la aplicación.

Solo a partir de seguir los ritmos impuestos por la aplicación, como ellos la identifican, pueden acceder a horas y turnos de trabajo con los que alcanzan ingresos netos equivalentes a 2 o 3 salarios mínimos nacionales. Esta comparación de sus ingresos mensuales, con el nivel de salario mínimo, muestra que pese a la forma contractual que establecen con la plataforma, ellos en el fondo, continúan identificándose como trabajadores, aunque nieguen su condición de asalariados.  

5. LA PERMANENCIA DE LA RELACIÓN DE EXPLOTACIÓN COMO DIMENSIÓN EXPLICATIVA DE LA “DOBLE IDENTIDAD”

 ¿Cómo se puede explicar, entonces, la doble   identidad del rider de las plataformas?: que al mismo tiempo se ve como emprendedor independiente, cuando repara en las condiciones formales que debe cumplir para vender sus servicios de transporte a la plataforma, pero cuando vivencia el despotismo del Rank back, que mide e impone los criterios de eficiencia y eficacia del trabajo de transporte, se ve como trabajador subordinado al mando de las disposiciones de los dueños de la plataforma.

Nuestra hipótesis es que la búsqueda de aniquilar el espacio por el tiempo, característica de la acumulación capitalista (Harvey, 1998)[iv], alcanza con el control Rank back niveles deletéreos. Aquí el grado de explotación del trabajo, en que se asienta la valorización el capital invertido en las plataformas, depende de la celeridad y simultaneidad con que roten los rider por las calles de la ciudad, para consumar la entrega de los productos o servicios demandados por los consumidores. Esta celeridad como testimonian algunos riders llega a niveles en que conducen sus motos “en automático”, hasta perder la noción del espacio, como “suspendidos en el aire”, muchos accidentes se producen en este estado, originado en las largas e intensas horas de trabajo.   Al fin y al cabo, un mayor número de entregas en el menor tiempo posible, para aprovechar “los días y las horas especiales”, significa la posibilidad de una cantidad mayor de tiempo de trabajo excedente apropiado por los dueños de la plataforma. La forma de control delata al contenido de la relación salarial como relación de explotación, subordinación y dominación, porque hace evidente que los momentos son los “elementos de la ganancia” y que el control sobre el tiempo de trabajo de otros, sigue siendo el recurso que proporciona a los capitalistas de las plataformas, el poder inicial para apropiarse de la ganancia (Harvey, 1998)[v].

6. CONSIDERACIONES FINALES

La fragmentación de la organización del trabajo en el caso de los rider llega al extremo de convertir a asalariados a destajo (salario por entrega) en “empresarios privados”, aparentemente, dueños de su propio destino. Sin embargo, como nos muestra la referencia empírica, estos esfuerzos de transfiguración de la relación salarial, no superan la forma, porque no tocan el contenido de la relación salarial que es a la explotación. Es debido a que no se elimina la relación de explotación, porque esto significaría dar fin con las relaciones capitalistas de producción, que se resquebraja la transfiguración de la relación salarial, convertida, aparentemente, en una relación contractual entre empresarios privados (el dueño de la plataforma) y el rider (el dueño de la motocicleta y su fuerza de trabajo).  Esto explica que conscientes de su condición de trabajadores explotados por el capital los rider hayan empezado, en otras latitudes, a organizarse en sindicatos para reivindicar el reconocimiento de su condición de asalariados, con derecho a gozar de estabilidad laboral, protección social, al mismo que demandan poner límites al despotismo patronal objetivado en las” aplicaciones”. La necesidad de reducir al mínimo, a través del control del rank back, los intervalos de tiempo entre entrega y entrega, controlar al segundo, el tiempo en que se entra y se sale del trabajo de un turno, premiar o castigar la disponibilidad de tiempo de los rider en “horarios o días especiales”hace evidente que la economía de tiempos sigue determinando las posibilidades de ganancia de los dueños de las plataformas; en este caso, la digitalización es puesta al servicio de crear un flujo continuo, sin intervalos de tiempo entre pedidos y entregas, el ideal para la valorización del capital.











[i] Extracto de entrevista levantada entre mayo y julio de 2023.

[ii] Idem.

[iii] Idem.

[iv] Harvey, David (1998). La condición de la postmodernidad (investigación sobre los orígenes del cambio cultural). Amorrortou Editores. 

[v] Idem.


lunes, 10 de abril de 2023

Reseña al dossier No 10 de la REVISTA LAT: sobre los trabajos informales, precarios e inestables

 


Luis Fernando Castro


Esta reseña al dossier número 10 de la revista Latinoamericana de antropología del trabajo, dedicada al de tema de los Trabajos Informales, Precarios e Inestables[i], tiene el objetivo de problematizar aquello que en la actualidad es central en los estudios laborales: El devenir de los trabajadores frente de a un largo e ininterrumpido proceso de destrucción del  empleo estable, propio del llamado modelo económico fordista,  surgido en la posguerra y que habría sido replicado en varios países latinoamericanos con particularidades y limitaciones propias de economías de capitalismo periférico.

En esta reseña, la problematización de los diferentes artículos de la revista que hacen al tema central, será el pivote para analizar lo que hoy se debate cuando se habla de Trabajos Informales, Precarios e Inestables. Qué se piensa y se investiga sobre el tema y qué aportes se visibilizan en la actualidad.

En este dossier la discusión se divide en tres líneas. La primera, concentrada en investigaciones sobre los nuevos trabajos de plataforma, de teletrabajo y servicios. La segunda, centrada en el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado donde se pone en discusión la extensión del concepto de trabajo. Y, la tercera, que aborda la discusión sobre nuevas formas de trabajo remunerado que no entrarían dentro del concepto de trabajo asalariado y de los conceptos y nociones “clásicas” de empleo.

 

1. LA CLASE OBRERA FUERA DE LOS MÁRGENES DEL TRABAJO FORMAL

En el caso de la primera línea, los estudios se concentran en aquella clase obrera insertada en empleos que quedan fuera de los márgenes de lo que se considera un empleo formal (aquel empleo estable con el acceso a seguridad social). Por ejemplo, el trabajo de Daza, “Con Uber yo puedo sobrevivir, pero progresar no: el trabajo en plataformas digitales de transporte en Quito (Ecuador) dentro de un mercado laboral pauperizado”, explora la vida de los trabajadores de UBER y cómo el trabajo en plataforma extiende y mantiene la precariedad laboral, la autora concluye que, en un contexto en el

“que la incertidumbre es la regla y el trabajo escasea, aceptar opciones como ‘hacer Uber’ para sobrevivir es la “alternativa”. Sin embargo, a pesar de que los trabajos en plataformas son introducidos como actividades que garantizan libertad para escoger horarios de trabajo, nada de esto se cumple: solamente la degradación de las condiciones de vida de la persona y el hogar” (p. 18).

En la misma línea, el trabajo de Sánchez: “La innovación tecnológica y el teletrabajo: un análisis crítico desde los derechos humanos (Ecuador)”, realiza un análisis crítico del teletrabajo en el contexto actual del Ecuador en dos sentidos. Primero, muestra cómo el “teletrabajo emergente”, modalidad de trabajo rápidamente extendida por la pandemia de COVID19, es una forma más de precarización laboral. En segundo lugar, reflexiona sobre cómo en una sociedad con una tasa muy baja de conexión de internet, el acceso al teletrabajo se convierte en un “privilegio de pocos, de aquellos que tienen la posibilidad y reúnen requisitos como el acceso a internet (conectividad) y el conocimiento en el manejo de las nuevas tecnologías; esta situación acentúa mucho más la desigualdad social y aumenta las tasas de desempleo y subempleo” (p. 15).

En estos artículos se analiza críticamente, cómo los nuevos empleos creados con la digitalización, no aseguran mejora alguna en el modo de vida de la clase obrera, más al contrario, la precariedad asoma en esos puestos de trabajo, reafirmando otra vez, lo que en muchos trabajos se menciona: un proceso de precarización constante en el que está embarcado el capitalismo tardío.

En el trabajo de Daza se exponen testimonios de trabajadoras y trabajadores de UBER, para quienes la ideología del emprendedor se ha roto, mostrando la realidad de la explotación del trabajo mediante plataforma, una realidad que no tiene muchas diferencias con otros  servicios como el de limpieza y del cual Avalos nos ofrece un detallado análisis en su artículo:  La precarización de la vejez: trabajo y desigualdades en las experiencias de las y los trabajadores mayores de limpieza del Metro de la Ciudad de México”. En este artículo, la autora se concentra en aquella población de obreros que, en la última etapa de su vida, se ven obligados a insertarse y seguir trabajando, tratando de escapar a la vida precaria y económicamente miserable a la que estuvieran destinados por sus bajas rentas de jubilación o por la falta de esta renta. Son obreros que, por su edad, comprendida como no apta para el trabajo, terminan insertándose en trabajos no solo catalogados como precarios; sino también, estigmatizados como trabajos de poco valor social como el trabajo de limpieza, donde el esfuerzo y los riesgos abundan. Se trata de trabajadores insertados en las cadenas de la subcontratación de empresas privadas integradas a servicios públicos, una muestra de que el sostén de la vida urbana, se realiza mediante la sobreexplotación de trabajadores[ii]. Lo destacable del texto a diferencia de los otros, es la exploración de la trayectoria laboral de los trabajadores.  Estos trabajadores adultos mayores del servicio de limpieza estuvieron insertos

“en múltiples formas de trabajo (…), y en diversos sectores productivos, como servicios, trabajo en el hogar, comercio, oficios, transporte y manufacturero. Si bien solo algunos se desempeñaron en el trabajo regulado, todos enfrentaron desigualdades y desventajas asociadas al género, a la posición ocupacional y a la edad; ocuparon trabajos con salarios bajos, en puestos subordinados y con posibilidades casi nulas de ascenso ocupacional” (p. 19).

Son trabajadores en empleos regulares o con una trayectoria laboral fluctuante, sea cual fuere su situación, no han dejado la condición obrera, deviniendo como fuerza de trabajo en empleos de carácter itinerante.

Por su parte, el trabajo de Sánchez, nos transporta a conocer las condiciones del trabajo juvenil, pero no en las ciudades, sino en las zonas rurales de México. Su investigación: “El trabajo en la condición juvenil rural: reflexiones desde las juventudes rurales en Jalisco, México”, aporta con una mirada sobre el proceso de asalariamiento que sufre la población rural de Jalisco, especialmente los jóvenes, quienes ahora son absorbidos en trabajos “precarios” en el sector servicios. El autor hace una descripción histórica de cómo este proceso de asalaramiento se vino a dar desde hace mucho tiempo, junto con el desarrollo de la agricultura mecanizada y la migración de los pobladores de Jalisco, lo importante de este trabajo es que logra detectar que este proceso de asalariamiento de los jóvenes se va transformando en el tiempo, ya que nunca guarda el mismo carácter, por estar sujeto a procesos globales de acumulación de capital. Por otro lado, el análisis del impacto de la mecanización de la agricultura y la introducción del “agronegocio” y, luego, del “agroextractivismo”, muestra que la introducción de la explotación capitalista acelera procesos de proletarización que paradójicamente, ofrece posibilidades de ascenso social, al mismo tiempo que lleva a la inserción de los jóvenes en empleos precarios.    

En todos estos artículos, la clase obrera insertada en “empleos de informales y precarios”, sean de servicios o plataformas, se encuentra al borde del desempleo y por la acelerada pauperización de su vida, no tiene otra opción que insertarse en empleos temporales.

 

2. EL TRABAJO DE CUIDADO REMUNERADO Y NO REMUNERADO Y EL RECONCEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO

La segunda línea abordada es la del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, en realidad, las autoras muestran cómo las mujeres confinadas a su labor en el espacio reproductivo, por necesidad, salen a asalariarse como trabajadoras domésticas, extendiendo su actividad al espacio reproductivo en el mercado de trabajo. En el trabajo de De Medina: “Um apego que faz mal”: reflexões sobre o trabalho do cuidado e os discursos sobre o amor (Região Metropolitana do Rio de Janeiro, Brasil), se explora cómo la “relação entre economia, dinheiro e afetos, emoções e amor dão conta de explicar essa produção de moralidades sobre o trabalho doméstico remunerado” (p. 16), la autora argumenta que la producción de un discurso moral sobre la amistad y el afecto se convierte en un mecanismo  para la mayor  “extracción de trabajo no remunerado” de las trabajadoras asalariadas del hogar. Por su parte, Pizarro en su artículo: “Cuando el ama no está en casa, las ollas están sin asas: representaciones socio discursivas del trabajo doméstico no remunerado y las mujeres (San Juan, Argentina)”, muestra las representaciones “socio discursivas” sobre el trabajo doméstico no remunerado y remunerado. En el análisis de algunos casos, se evidencia que “las representaciones socio discursivas de estas mujeres sobre la organización del cuidado están marcadas por el deber hacer como madres y/o padres desde lados opuestos determinados por los mandatos establecidos por el género” (p.26).  En cuanto al trabajo remunerado, se evidencia que, si bien parte de las entrevistadas veía el trabajo remunerado como una meta o un camino de independencia económica, aún persiste la desvalorización del trabajo doméstico como trabajo remunerado. La autora va analizando que, tanto el trabajo doméstico remunerado y no remunerado en las mujeres sanjunianas, está atravesado por el deber ser de los roles de género, en el cual se mezcla también, una carga moral de su deber ser como mujeres.  

En el artículo de  Medina: “El trabajo no remunerado atravesado por la ruralidad en las mujeres de San Luis Potosí, México”, se explora la tensión que viven las mujeres de la zona rural de San Luis Potosí, entre sus labores de cuidado y reproducción y la necesidad de acceder a un trabajo remunerado para sostener la vida de su familia, muchas veces esto lleva que se inserten en trabajos “informales” o en programas de ayuda gubernamental que solo les permiten generar recursos para sobrevivir cubriendo las necesidades básicas. Así la autora muestra que la condición femenina ligada a las tareas reproductivas en un sistema capitalista patriarcal, que no reconoce el trabajo de cuidado, empuja a las mujeres a asumir dobles o triples jornadas de trabajo.

En estos artículos hay un esfuerzo por mostrar que el trabajo de cuidado sufre diversas invisibilizaciones, primero, como trabajo reproductivo al interior de la familia, pues desde la concepción académica clásica de trabajo, las labores reproductivas al interior de la familia no son consideradas como trabajo. La otra invisibilización se da desde el trabajo de cuidado remunerado, como un empleo al que no se le reconoce los mismos derechos y beneficios sociales propios del trabajo industrial formal. De hecho, en los tres artículos citados se evidencia que las concepciones sobre el trabajo de cuidado remunerado, en tanto trabajo propio de las mujeres, implica mantenerse en condiciones de precariedad.

Aquí las autoras, hacen una reiterada mención a la necesidad de cambiar el concepto de trabajo y su ampliación, para considerar el trabajo de cuidado como trabajo que aporta al sostenimiento de la sociedad capitalista y que, desde el trabajo de cuidado, el capitalismo lleva adelante una extracción de trabajo no pagado.

3. SOBRE LAS FORMAS ALTERNATIVAS DE TRABAJO AL TRABAJO ASALARIADO

En la tercera línea están los artículos que en su mayoría abordan el fenómeno de la economía popular, entendida como compuesta por trabajos de autoempleo. Se trataría, por ejemplo, de los cartoneros o de trabajos impulsados desde el Estado bajo programas de ayuda a poblaciones no insertadas en el empleo formal.

En el artículo de Sorroche: “‘Sigo siendo el mismo de siempre’. Imágenes de la clase obrera argentina en la construcción de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)”, se analiza el camino que siguieron los integrantes de la UTEP (Unión de Trabajadores de Economía Popular) en la construcción su propia identidad. El autor resalta que al identificarse como trabajadores, los integrantes de la economía popular, ponían al “trabajo” como eje articulador de identidad y de socialización. La construcción de esta identidad común, permitió el fortalecimiento de sus propias organizaciones gremiales, como la UTEP y el acercamiento a la clase trabajadora, porque se reconocen como parte de ésta:

“En el marco de las relaciones de hegemonía y del campo de fuerza que se moldeó en nuestro país, era necesario volverse trabajadoras/es para reivindicar de esa manera no solo derechos, sino la vida misma. (…) De allí que el sector más marginalizado de la clase del presente pueda recuperar elementos, a fin de construir una nueva identidad con raíces y, más importante aún, triunfos potentes. Esta fue una puerta que abrió la posibilidad de organización de la UTEP y sus organizaciones previas” (p. 11).

En el artículo se resalta cómo los trabajadores de la economía popular se constituyen en un movimiento político sindical a partir de formar su identidad rescatando la tradición obrera sindical. La lucha política de los integrantes de la economía popular para ser reconocidos como trabajadores ha generado el cuestionamiento sobre las características de las poblaciones que componen la economía popular, en este sentido el trabajo de Bertolotti: “Reflexiones teórico-metodológicas para el abordaje de la economía popular en Mendoza, Argentina”, problematiza las nociones académicas con las que se analiza la economía popular; en este caso, explica su experiencia en la construcción de una encuesta, donde evidencia la heterogeneidad de la población que se identifica dentro de la economía popular.

El artículo: “Otras reconfiguraciones en el mundo del trabajo: el caso de la economía popular en el barrio Campos de Unamuno del Conurbano bonaerense (Argentina)” de Silva, también se enmarca en el análisis de la economía popular, en este estudio el autor buscó  identificar las ocupaciones que componen la economía popular y mencionar su singularidad, “ya que no pueden ser encasilladas dentro de algunas definiciones existentes que las vinculan con conceptualizaciones como trabajo precario, informal, marginal, etc” (p. 3). El autor concluye que la economía popular en el barrio Campos de Unamuno, está compuesta de ocupaciones que no pueden ser encasilladas dentro de la noción clásica de trabajo, el autor expone los componentes distintivos de estas ocupaciones, en primer lugar, “la condición de existencia de este tipo de trabajo está ligada al territorio que habitan las y los trabajadores, que en su gran mayoría acceden a un puesto de trabajo por las matrices-político territoriales que se encuentran en los barrios populares” (p. 19). En segundo lugar, que “se evidencia su utilidad, ya que muchas tienen un fuerte contenido socio-comunitario -que configuran una producción colectiva de bienestar(es) desde la economía popular” (p. 20) y, en tercer lugar, su relación con el Estado al ser parte de programas de política social.  

Por su parte, el trabajo de Perelman: “Antropología del (des)empleo, transformaciones sociales y formas de ganarse la vida en Buenos Aires, Argentina”, viene a proponer entender el trabajo más allá de los límites que imponen las categorías de empleo y de desempleo:

“Estar desocupado no implica una posición pasiva. Los desocupados ‘buscan’ activamente trabajo y también necesitan conseguir recursos materiales para vivir. La misma delimitación del trabajo/ empleo en oposición al desempleo (que puede a veces traducirse como desocupado, o con nociones abstractas como wageless labor o wageless life) no posibilita ver los procesos históricos y subjetivos de la construcción social del trabajo y de su falta” (p. 17).

El autor estudia el caso de los vendedores ambulantes y de los cartoneros, su análisis sale de la discusión de la economía popular, que caracteriza a los otros trabajos situados en la Argentina y busca mostrar que la delimitación de una actividad como trabajo, es parte de una pugna, donde las poblaciones catalogadas desocupadas, buscan formas de vida por fuera del mercado de trabajo y luchan por sus derechos de manera colectiva.

Finalmente, el artículo de Peña: “Comercio informal en los mercados públicos y cruceros vehiculares 2016-2019 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México”, explora el mundo de los comerciantes ambulantes en Tuxtla, describe las estrategias para posicionarse del espacio público y las reglas establecidas entre ellos para su convivencia común, además resalta cómo la organización gremial ayudó a “resistir, negociar y modificar la normatividad a cambio de pagos por uso de suelo” (p. 22). La autora también muestra críticamente, cómo las acciones gubernamentales de relocalización fracasaron por no tomar en cuenta la heterogeneidad del sector, provocando solo la criminalización y acciones violentas de desalojo por parte de las instancias gubernamentales sin que esto impacte en la reducción del trabajo de venta ambulante.

Un primer elemento que se pone en debate en estos trabajos es la catalogación de estas poblaciones que se articulan a alguna actividad no ligada al trabajo asalariado, el acercamiento etnográfico de la mayoría de las investigaciones, pone en discusión las fronteras de lo que se denomina trabajo, tratando de partir de la percepción de los trabajadores de la economía popular, de los cartoneros, vendedores ambulantes e informales, de ahí  que en varios trabajos se resalte la necesidad  entre estas poblaciones, de que su actividad se considere como un trabajo y de forjar su propia identidad en el trabajo, a veces esta es también, una reivindicación frente al estigma que sufren estas poblaciones por ser receptoras de políticas de ayuda de parte del Estado. En todo caso, se trata de poblaciones expulsadas como fuerza de trabajo superflua[iii] que encuentran en diversos nichos de actividad una forma de subsistencia, forma de subsistencia muchas veces inmersa en un proceso de pauperización. La organización colectiva gremial, les permite luchar por un reconocimiento estatal de su actividad o por derechos laborales parecidos al de los trabajadores asalariados. Dentro del debate sobre estas poblaciones de trabajadores expulsados al autoempleo y de los programas sociales, la extensión de la noción de trabajo da a pensar en una superación de la teoría de la masa marginal[iv], en el sentido de problematizar la categoría de desocupación.

 

4. ACERCA DE LOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS SOBRE LOS TRABAJOS INFORMALES, PRECARIOS E INESTABLES

 

El dossier 10 de la revista LAT, nos parece una muestra sintomática y acertada del dilema actual dentro de los estudios del trabajo: la consecuente destrucción de empleos estables, la creación de empleos a tiempo parcial o interino y el crecimiento de una población de trabajadores que no pueden insertarse en un trabajo asalariado y el crecimiento de la población que se dedica al espacio reproductivo ya sea de manera remunerada o no remunerada.

Una de las limitaciones en el enfoque general compartido por varios trabajos de la revista es el acento que hacen en el diagnóstico de la precariedad y de la informalidad como rasgo de este tipo de trabajos, en la actualidad.  Un diagnostico reiterado que pone la mirada en la clasificación y equiparación del trabajo formal asalariado con estas formas de trabajo que no responden a esa norma. Este tipo de diagnóstico hace que se pierda el foco del análisis en dos puntos: El primero, en el hecho de la explotación. Aquí tanto la fuerza de trabajo insertada en trabajos formales, como la que se inserta en trabajos inestables, es fuerza de trabajo explotada. La población insertada en trabajos inestables y “precarios” es una población de trabajadores explotados por debajo de las condiciones económicas  mínimas conquistadas por los movimientos obreros de los años 60 y 70. Hoy cada vez más, la burguesía impulsa la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y con ello busca legitimar la fijación de una nueva escala de condiciones económicas de explotación de la clase obrera. La mirada, entonces, debe dirigirse hacia las bases que impulsan esta nueva tendencia en el capitalismo y no solo a la comparación de estos trabajos “precarios e informales” en relación a una escala histórica de explotación previa que, es necesario decirlo, tuvo muy pocos años de desarrollo en relación al desarrollo del capitalismo y la historia del trabajo asalariado

En cuanto a los estudios del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado y los trabajos sobre la economía popular en este volumen, ellos aportan a criticar la noción de trabajo, empleo, desempleo de la sociología del trabajo. Categorías construidas desde el modelo del empleo fordista; sin embargo, no se va más allá de esa crítica, especialmente en los trabajos sobre la economía popular, los que aún toman como punto de partida el empleo denominado formal, para resaltar el carácter singular de las ocupaciones de la economía popular. Este aspecto, se hace evidente en la discusión centrada en demostrar el carácter productivo del trabajo. El análisis académico ha tomado el punto de vista de las poblaciones de la economía popular que, al ser excluidas del mercado de trabajo, buscan una revalorización de sus actividades de subsistencia contra la estigmatización a la que se ven expuestas. Hay que tomar en cuenta que el acento de sujetos de la economía popular en demostrar que son trabajadores y que sus trabajos son productivos, es una estrategia para exigir el reconocimiento de ciertos derechos de los que gozan solo los asalariados inscritos en el sistema de seguridad social. Tal vez lo que evidencian estos movimientos de trabajadores de la economía popular es la necesidad de pensar hacia donde avanzar, frente a un sistema económico que ya no puede generar trabajo/empleo para toda la población, el horizonte ya no puede ser el trabajo estable de la época fordista.

Detrás del trabajo inestable, parcial, detrás del crecimiento de las poblaciones de la economía informal y del autoempleo, está una gran tendencia liberadora de horas de trabajo, producto del desarrollo de las fuerzas productivas y del desarrollo de la socialización del trabajo, que está siendo subordinado a los intereses de la acumulación capitalista. De esta manera, esta posibilidad de liberación de una población del trabajo, bajo las relaciones capitalistas, paradójicamente, se convierte en la condena a una vida precaria o la imposibilidad de reproducción de sus condiciones básicas de vida[v].

Hoy los estudios sobre la economía popular, sobre los trabajos llamados informales y precarios, sobre los trabajos de cuidado y su reconocimiento, nos llevan a pensar en este trasfondo: cada vez más, el capital necesita menos trabajo para la producción masiva de mercancías, pero paradójicamente, este no trabajo deviene en formas de vida pauperizadas o en la sobrecarga del sostén de las familias asentada en el trabajo doméstico gratuito, prestado principalmente por mujeres.  Todo esto debería poner en la agenda, la necesidad imperiosa de que esta tendencia liberadora del trabajo sea recuperada y aprovechada por los principales artífices de las bases materiales para dicha liberación, los trabajadores, lo que significa salir del estrecho margen del diagnóstico de la precariedad, en dirección a la reflexión sobre la explotación capitalista y su eliminación.

 



[i] Capogrossi, L. e Izquierdo, O. (Eds.) (2021) Dossier “Trabajos precarios, informales e inestables: reflexiones y tensiones teóricas, metodológicas y de caso sobre estas categorías”, en Revista LAT, vol. 5, n° 10.

[ii] Castro, Luis F. (2017, 25 de abril). La sobreexplotación de los obreros, sostén de los servicios municipales. Blog Llankaymanta Bolivia. https://llankaymantabolivia.blogspot.com/2017/04/la-sobreexplotacion-de-los-obreros.html

[iii] Marx, Karl (1987). Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1957-1958, vol. 2, Madrid, Siglo XXI Editores

[iv] Nun, José (2003). Marginalidad y exclusión social, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica

[v] Aillón, Tania (2022) La producción de la “informalidad” en la era de la digitalización de los procesos productivos, en RBETS, vol. 4.