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martes, 5 de agosto de 2014

El Decreto de empresas sociales aprobado por el MAS: ¿Una alternativa para eliminar el paro y el desempleo?


                                                                                                           Luis Fernando Castro López
     
El 7 de octubre del 2013 el gobierno aprueba el D. S. 1754 que permite a los obreros, de cualquier empresa que se encuentre en riesgo de quiebra o que haya sido cerrada por el patrón, constituir una empresa social convirtiéndose ellos en sus dueños[i]. En esa ocasión,  el Presidente Evo Morales resaltó que estas empresas, a diferencia de las empresas dirigidas por un patrón, tendrían un carácter comunitario o social, al ser los obreros los dueños y administradores de dichas empresas[ii].

    ¿Social? ¿Comunitaria? Estas últimas aseveraciones llevan a preguntarnos: ¿Qué es lo que en realidad impulsa la el Decreto 1754? Para ello,  es necesario hacer un análisis del Decreto y de las experiencias previas en La Paz,  de reversión de fábricas quebradas a favor de trabajadores.

El objetivo esencial del Decreto.-

Fotografía: Red Patria Nueva
    El Decreto  de empresas sociales aprobado por el gobierno, permite la reversión de empresas en quiebra o cerradas a trabajadores y trabajadoras. Ya sea que las empresas estén en proceso de liquidación o de quiebra,  los trabajadores tendrán la posibilidad de comprar los activos de la empresa y convertirse en dueños de la misma. Incluso, el Decreto permite que los obreros y obreras  entreguen, como parte del pago por la empresa, el monto total de salarios o beneficios sociales no pagados por el patrón. En caso de cierre de la empresa, los obreros podrán formar una empresa social sobre la base existente de la misma; es decir,  haciendo uso de las maquinas e instalaciones abandonadas por los patrones.

    El D.S. 1754, no sólo libera a  los patrones quebrados de los salarios y beneficios sociales adeudados a los obreros y obreras como ya mencionaron Bruno Rojas[iii] y Carlos Arze[iv], sino que carga sobre ellos y ellas,  el peso del desempleo,  transfiriendo a su cargo, empresas con máquinas que ya cumplieron buena parte de su vida útil; y lo más importante, después de años de explotación y acumulación de ganancias apropiadas por el patrón (quién suele invertir en la constitución de otra empresa en otro ramo; para luego cerrarla  y continuar en la carrera de acumular capital). O sea, que este Decreto además de cargar el peso del desempleo y de la quiebra de la empresa,  sobre obreros y obreras; facilita también la migración del capital y del patrón a otros ramos de la economía más rentables en un momento dado.

     Sin embargo, pese a todas estas razones, los dirigentes sindicales, en ocasión de la aprobación del Decreto, aplaudieron esta medida e incluso, luego de unos meses, volvieron a reiterar el plan de revertir 12 empresas[v]. Los dirigentes fabriles ven en el Decreto la posibilidad de resolver los problemas judiciales y de incumplimiento de algunos patrones a favor de los trabajadores, reabriendo empresas que les permitan mantener su empleo. Además,  tienen   la  convicción, de  que una empresa formada por los trabajadores como propietarios,  tendrá un diferente cariz, porque se convertirá en una empresa social o comunitaria,  contrapuesta a la usual empresa capitalista manejada por un patrón.

    Las empresas revertidas bajo las especificaciones del Decreto 1754 ¿son empresas sociales o comunitarias? ¿Qué tienen de comunitario o social y que tienen  de capitalista? Analicemos con detenimiento lo que este Decreto impulsa.

El verdadero carácter de las empresas “sociales” bajo el Decreto del MAS.-

Fotografía: El Día, 8/10/2013
     Bajo la figura de obreros y obreras como dueños de las empresas, el gobierno ha tratado de  denominar  a las mismas  como sociales y  comunitarias, ya que sin la presencia de un patrón,  el manejo de la empresa por los trabajadores, le daría el contenido  comunitarista: una empresa hecha para conservar el empleo de los obreros y no para el “lucro”. En fin, parecería que la desaparición del patrón como dueño de esa empresa sería suficiente para que la empresa por sí misma se transforme de capitalista a comunitarista. Claro  que esta visión,  parte de una concepción,  que limita a la empresa y su economía a los márgenes de sí misma[vi]; desde esta perspectiva,  se ignoran las relaciones que tiene la empresa con el conjunto de la economía y  con otras empresas (proveedoras y compradoras), además de la relación entre la economía en su conjunto con las relaciones internas de la empresa (la organización del trabajo y el régimen interno de movilización de fuerza de trabajo).

     Si analizamos una empresa recuperada por obreros, en el marco del conjunto de la economía,  observaremos que para proveerse de insumos y materia prima, necesita tener capital monetario (dinero), entonces,  se ve en la necesidad, sea quien sea su dueño (los obreros o un patrón), de buscar crédito en algún banco, para empezar a producir. Al mismo tiempo, estas necesidades, condicionan su organización interna y la distribución del excedente producido con el fin de responder a los precios de compra que le impone el mercado capitalista y los intereses que paga el capital financiero.

     Así,  por ejemplo, si una empresa social  no ha logrado obtener niveles altos de competitividad en el mercado,  lo más probable es que trate de insertarse dentro de procesos de producción más amplios convirtiéndose en una empresa subsidiaria o subcontratada de otra más grande. Este es el caso de TRABOLTEX que trabaja como una subcontratista para una empresa peruana TOPI TOP (empresa madre) bajo la forma de maquila[vii]. En este caso, la relación de subcontratación,  no sólo permite a la empresa madre transferir una parte de su producción a TRABOLTEX; sino también,  los costos totales de producción, pagando por la prendas un monto más bajo del costo total, mediante la fijación de antemano,  del monto a ser pagado por prestación de servicios. En esta relación es la empresa madre, en este caso TOPI TOP, la que impone a la empresa subcontratista un monto de pago por el pedido, que generalmente va al costo mínimo. No es casual que los primeros meses, los montos de pago a los socios de TRABOLTEX, hayan sido bajos y solo hayan empezado a subir a partir de un incremento en la producción. Solo subiendo su productividad los socios podrán subir las ganancias y eso significa,  también, subir  la tasa de auto-explotación de los obreros-socios[viii]  y en consecuencia, del plusvalor  del  que se apropia,  la empresa TOPI TOP.

     Otro sería el caso de HILTRABOL que trató de llevar su producto al mercado y que para ello,  tuvo que contratar a otros obreros para las épocas de demanda alta, reproduciendo algunas prácticas empresariales  y empezando con la explotación de fuerza de trabajo de obreros contratados por los obreros-socios de dicha empresa. Lo más emblemático ha sido que dentro de HILTRABOL hubieron disputas internas por la apropiación indebida de algunos recursos de la empresa, haciendo evidente,  la emergencia de problemas por prácticas de acumulación de capital de unos socios-obreros, a costa de otros[ix].

       Todo lo anterior muestra,  que la denominación de “social” o “comunitario” es sólo un slogan del gobierno. Empresas “sociales” que no pueden surgir como unidades productivas diferentes a la empresa capitalista porque ellas mimas se insertan en una economía capitalista[x], ellas mismas están destinadas a competir en el mercado y a establecer relaciones de subordinación o de dominación en relación a otras empresas, explotando obreros externos a la empresa y/o impulsando la sobreexplotacion de sus socios-obreros, para poder ser competitivas y  mantenerse en el mercado.

     Sin embargo, frente al inminente cierre de una empresa quebrada, para los dirigentes fabriles es mejor adoptar una medida inmediata que les permita a las obreras y obreros mantener sus empleos. En este sentido, las empresas sociales serían una alternativa, que según ellos, la clase obrera debería adoptar.

¿Las empresas “sociales” benefician a la clase obrera?

Las empresas sociales y la clase obrera.-

Fotografía: Opinión, René Quenallata, 14/10/2013
     Si hay obreros que a partir de una empresa “social” logran subir las utilidades de la misma y mejorar sus condiciones de vida, el objetivo que buscan los dirigentes fabriles (mejorar las condiciones de vida de los obreros) se vería alcanzado; pero aquí otra vez nos quedamos en los márgenes de la empresa, sólo se fija la mirada en las obreras y los obreros socios de la empresa, pero si se lleva el análisis,  al nivel de la  reproducción general de la clase obrera, como fuerza de trabajo, la perspectiva cambia.
Tomemos el caso de una rama en la que hay varias empresas “sociales”, por ejemplo, la rama textil. Desde el momento en que se analiza a estas empresas en conjunto, lo primero que resalta como relación entre ellas, es la competencia, al no ser más que empresas de productores privados que producen para el mercado, las mismas empresas “sociales” actúan  bajo condiciones y reglas de juego que ellas no han establecido,  sino que están establecidas por la misma economía capitalista: la competencia para acumular capital.

   Así, la competencia capitalista, entre unidades productivas, por subir sus utilidades, llevará a los socios-obreros de algunas empresas “sociales”, a introducir tecnología para subir su productividad, al mismo tiempo estas mejoras tecnológicas, bajaran los costos de producción. Entonces, estas empresas venderán sus prendas con un margen de ganancia más alto, porque produjeron en menos tiempo del tiempo socialmente necesario (tiempo promedio que las empresas bolivianas necesitan para producir una prenda en condiciones competitivas) y, por ende, su producto tendrá un precio bajo respecto de los productos  de otras empresas del mismo ramo. Por el contrario, algunas empresas sociales que no hayan podido mejorar su tecnología,  producirán  en un tiempo mayor al socialmente necesario, con un menor nivel de productividad y se verán obligadas a bajar el precio de sus prendas, que muchas veces no alcanza  a cubrir sus costos de producción y/o  a costa de perder parte de su ganancia. Pero ¿quién se apropia de esta parte de  ganancia que estas empresas pierden en el mercado?,  se apropia la empresa que produjo prendas en menor tiempo y que por ende puede venderlas más baratas. De esta manera,  mediante la competencia,  unas acumularan capital a costa de otras, esta dinámica llevará a los mismos obreros a dividirse y enfrascarse en una competencia en el mercado, al estilo de los capitalistas, es decir,  a convertirse en capitalistas que explotan a sus antiguos compañeros de clase, para poder responder a las exigencias del mercado.
Como se puede evidenciar, las empresas sociales no llevarán a la clase obrera a la unidad; sino más bien,  a su fragmentación y a la competencia entre sus miembros. Es más, si una de estas empresas logra triunfar en el ramo, o sea, logra ganancias más elevadas que las otras empresas “sociales”,  esta ganancia será en detrimento de las empresas “sociales” más pequeñas y con menos tecnología;  con ello,   se desata el cierre de empresas y otra vez reaparece el fantasma del desempleo. Al menos esto es lo que se puede esperar de la competencia entre HILTRABOL Y ENATEX (empresa pública recuperada por el gobierno), esta última ha demostrado ser muy competitiva en el mercado reduciendo sus costos hasta el 50%[xi], con una tecnología de punta y una organización del trabajo diseñada,  para la producción masiva y rápida de prendas e hilos. Es de esperar que HILTRABOL  y cualquier otra empresa “social” en el sector, tenga que competir con los  precios de ENATEX,  a costa de que sus socios se sobreexploten o tengan que sobre explotar a otros obreros, más aun, cuando el gobierno ha decidido copar con ENATEX la demanda nacional de hilos y telas[xii]. Es seguro que,  por medio de las empresas “sociales”, los dirigentes fabriles obtendrán,  con el tiempo,  buenos capitalistas empresarios antes que obreros unidos en un frente de lucha contra el desempleo y la explotación capitalista.

    Esta medida poco tiene que ver con la autogestión obrera, como indica Mandel[xiii], la autogestión obrera está destinada a que los obreros pasen por medio de la ocupación general de las empresas,  a comandar el conjunto de la economía, con la posibilidad de destruir la economía capitalista y conformar una de diferente naturaleza. Se podría decir que lo positivo de las empresas “sociales”,   está en que los obreros aprenden a manejar las empresas a ser capacitados y preparados previamente,  para que en el futuro controlen el conjunto de la economía. Sin embargo, aquí debemos ser objetivos, los gobiernos que implementaron la política de empresas “sociales” y recuperadas, realizan esfuerzos por brindar apoyo técnico y formar a los trabajadores para el manejo de empresas; pero esta capacitación es para manejar una empresa capitalista, entonces, de nada sirve que los obreros se hagan cargo de la empresas si las van a manejar igual que un capitalista y; peor aún, si los gobiernos impulsan a que los obreros aprendan la lógica managerial  capitalista. En concreto,  el aprendizaje obrero en estas empresas,  sólo puede ser progresista,  en la medida en que esté encaminado a la transformación de la sociedad en su conjunto y no a la reproducción del capitalismo,  con la transformación  de obreros- socios, en socios- capitalistas que sobreexplotan  a otros obreros y obreras.

    Finalmente, falta responder una pregunta: ¿las empresas “sociales” son una reforma impulsada por los gobiernos reformistas en Latinoamérica,  en contra del capital imperialista? Planteemos la pregunta para el caso de Bolivia ¿el Decreto 1754 es una reforma que va en contra de los patrones imperialistas?

El gobierno del MAS, la ALADI y por detrás la burguesía financiera.

    Seguramente todos oímos a Evo Morales lanzar unas cuantas estocadas contra el imperialismo cada vez que promulga una de sus reformas. Esto daría a entender que sus reformas también serían antiimperialistas ¿esto es así, respecto al Decreto 1754 de empresas “sociales”? ¿Qué es lo que en realidad impulsa este Decreto?

    El Decreto de empresas sociales,  no sólo impulsa a los obreros a tratar de resolver el problema del desempleo por la vía capitalista, ahondando al mismo tiempo, su auto-explotación o la explotación de sus propios compañeros de clase. Con este Decreto también ha liberado a los patrones de sus deudas cuantiosas. Pero,  sobre todo, con el Decreto 1754, el gobierno impulsa la subordinación de los obreros-socios al dominio de la burguesía financiera. Al menos en las experiencias previas de TRABOLTEX y HILTRABOL,   el gobierno les facilitó el acceso a crédito por medio del Banco de Desarrollo Productivo (BDP)[xiv]. Los trabajadores con grandes esfuerzos, pagan puntualmente sus cuotas,  con las tasas de interés fijadas por el BDP,  que recibe capital principalmente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Aquí también,  tuvo  mucho  que ver la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), que desde el 2010,  ha impulsado,  entre los gobiernos que la conforman,  la formación de políticas que incentiven las empresas “sociales” o recuperadas, con el objetivo, según uno de sus  representantes, de que estas sean una alternativa correctiva de los desequilibrios del sistema capitalista”[xv].

    Mientras estemos en un proceso de recesión económica mundial,  a la burguesía financiera no le interesará de donde vengan los excedentes, mientras, mediante la especulación en el sector crediticio, ellos sigan acrecentando su capital. En este sentido, el gobierno del MAS no ha hecho más que contribuir a impulsar la explotación capitalista de las formas más originales; paradójicamente, en su afán de aparecer como socialista y anticapitalista, solo  reproduce reformas que mantienen el capitalismo vivo.

 




[i] Decreto de Evo permite que trabajadores se hagan cargo de empresas en quiebra o a la venta. Publicado en: http://eju.tv, el 7 de octubre de 2013.
[ii] Morales promulga decreto para constitución de empresas sociales y celebra creación de organización fabril. Publicado en: http://www.fmbolivia.com.bo, el 7 de octubre de 2013.

[iii] Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una alternativa real para los trabajadores o una forma de eludir las obligaciones de los empresarios? Publicado en: www.cedla.org, el 14 de abril de 2014.

[iv] Las llamadas “empresas sociales” son una impostura capitalista. Publicado en: www.cedla.org, el 18  de octubre de  2013.

[v] Empresas sociales: 12 fábricas en la mira de fabriles. Publicado en: www.lostiempos.com, 14 de marzo de 2014
[vi] Esta misma critica se la puede encontrar: García López, Jorge y Riesco Sanz, Alberto (2009) “¿Perdidos? Prólogo de los editores”. En Pierre, Rolle De la revolución del trabajo al trabajo revolucionario. Madrid: Traficantes de Sueños.
[vii]  Rojas, Bruno (2014) Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una alternativa real para los trabajadores o una forma de eludir las obligaciones de los empresarios? Publicado en: www.cedla.org.
[viii] Castro López, Luis Fernando (2012) “La subcontratación como mecanismo ideológico de control y mistificación de las relaciones de explotación: el caso de una cooperativa de envasado de lubricantes en una refinería de petróleo en Bolivia”. En Celis, Juan Carlos (Org.) La subcontratación laboral en América Latina: Miradas multidimensionales. Medellin: IENS y CLACSO.
[ix] Rojas, Bruno (2014) Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una alternativa real para los trabajadores o una forma de eludir las obligaciones de los empresarios? Publicado en: www.cedla.org.
[x] Luxenburgo, Rosa (1969) Reforma o Revolución. Buenos Aires: Editorial Jorge Álvarez.
[xi] ENATEX promociona tarjetas con descuentos.  Vende tarjetas con 50% de descuento. Publicado en: http://www.paginasiete.bo/, 24 de mayo de 2014.
[xii] Enatex prevé impulsar al sector textil con la dotación de telas elaboradas por la empresa. Publicado en: http://hoybolivia.com/, el 2 de julio de 2014.
[xiii] Mandel, Ernest (1992) Alienación y emancipación del proletariado. Fontamara.
[xiv] El Banco de Desarrollo Productivo Sociedad Anónima Mixta (BDP SAM), es una entidad de intermediación financiera de segundo piso, regulada por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero de Bolivia. Tiene por objetivo intermediar fondos hacia entidades financieras privadas que cuenten con licencia de funcionamiento de la ASFI. Además, actúa como banco fiduciario, administra patrimonios autónomos, así como activos y componentes financieros.
[xv] ALADI (2010) Diversos Enfoques de la Economía Social: las empresas recuperadas y otras formas asociativas. Publicado en: http://www.aladi.org/