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viernes, 30 de octubre de 2020

Una mirada crítica a la concepción normativa de la precariedad


El presente articulo es parte del libro Estudios del trabajo desde el Sur, Vol. 3. Repensar el sur desde el Estallido Álvaro Galliorio & Dasten Julián (Eds.). Un libro editado por el GETSUR. Se puede acceder al libro completo en el siguiente link: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2217&pageNum_rs_libros=4&totalRows_rs_libros=1756


jueves, 1 de octubre de 2020

La lógica capitalista en el servicio de aseo publico: sobreexplotaciòn y contagios por COVID

 


Luis Fernándo Castro López


     Desde el mes de julio, cuando el incremento de los casos de COVID provocó el colapso del sistema de salud, se denunció la aparición de trabajadores infectados del servicio de recojo de basura y de aseo de calles. En la prensa están registradas denuncias de infectados en 6 de los 9 departamentos del país, lo que impulsó a la declaratoria de emergencia del ente sindical que agrupa a todos los trabajadores del servicio de aseo público y de recojo de basura.

     Lo más emblemático del asunto, es que uno de los casos con más infectados es el de Cochabamba en la empresa EMSA, esto nos lleva  a preguntarnos ¿A qué se debió el alto número de contagios de COVID entre los trabajadores del servicio de aseo municipal?

1. EL RÉGIMEN DE TRABAJO DE EMSA


    La empresa se compone de; aproximadamente, 600 trabajadores distribuidos en diferentes áreas de aseo. Por un lado, están las cuadrillas formadas por seis barrenderas y un carretillero, para la limpieza de las calles, cada una cumple con el  aseo de 24 manzanos  y; posteriormente, realizan el continuado, que consiste en la limpieza de la Avenida Blanco Galindo[i]. En total, son 244 trabajadores divididos en 5 zonas de aseo a lo largo del centro de la ciudad[ii], supervisados por un trabajador a cargo del control de las tareas de todas las cuadrillas. El horario de trabajo es nocturno.

     Por otro lado, se tiene el servicio de recojo de residuos sólidos de domicilios y los servicios especiales de recojo de residuos industriales e infecciosos de los hospitales. De estos servicios se hacen cargo 218 obreros, entre choferes, peones y supervisores[iii]. Estos trabajadores tienen el horario de trabajo ajustado al servicio de recojo, del que se trate. Por último, esta el área de mantenimiento, donde se realiza el mantenimiento correctivo de las fallas que puedan presentar los autos de recojo de basura, la maquinaria que opera la administración de residuos sólidos y los contenedores de basura distribuidos en diferentes puntos de la ciudad.

     El trabajo de aseo de calles, poco a poco, se fue asentando, en una recarga de sobretiempos a las obreras barrenderas[iv], quienes se ven obligadas a quedarse más allá de la jornada de trabajo, para completar con el cupo de manzanos asignados. En el caso de los trabajadores de recojo de basura, existe un problema similar, con la asignación de rutas y la carga de trabajo creciente; informes de los años 2011, 2015 y 2020, muestran que el personal dedicado al recojo de basura y a la limpieza de calles creció muy lentamente. Como testimonian los obreros de la empresa, el crecimiento del número de obreros, para el servicio de recojo y aseo, se ha logrado con la contratación de obreros eventuales. Hoy los nuevos trabajadores de EMSA, no cuentan con estabilidad laboral y tampoco están afiliados al sindicato, para el 2016, según las entrevistas levantadas a dirigentes, un 30% de los trabajadores de la empresa tenían un contrato a plazo fijo, el avance de la eventualidad, trajo la segmentación, entre asegurados y eventuales.

    En cuanto a las condiciones de trabajo; ya desde el 2016, cuando realizamos una serie de estudios sobre las empresas municipales, se evidenciaron las condiciones precarias en el recojo del servicio de basura. Como testimoniaban los obreros;  una de las fallas recurrentes en la gestión de la empresa, era la no dotación de guantes adecuados, para la protección del trabajador y la ropa de trabajo, que no respondía a las especificaciones necesarias para afrontar este tipo de trabajo[v] Esta situación  era más evidente,  en el servicio de recojo de desechos hospitalarios( con alto nivel infeccioso); la ropa de trabajo y las medidas de seguridad de los trabajadores de este servicio, no se diferenciaban de las existentes en el recojo de la basura común.     

     La precariedad de las condiciones de trabajo, se extiende a los ambientes de la empresa; de acuerdo a los obreros, en EMSA no existían condiciones adecuadas para la limpieza y el cambio de ropa de trabajo. Los espacios de los vestidores improvisados por los obreros, permiten comprender, por qué varios trabajadores preferían partir desde su casa, con su ropa de trabajo, rumbo a sus zonas de trabajo, mientras que los trabajadores que se dedicaban al recojo de basura con los carros basureros, estaban obligados a regresar a la empresa y pasar por los riesgos y las incomodidades, debido a  la precariedad de sus instalaciones.

    El recojo de basura y el aseo público de calles, se administra con un régimen de sobre explotación de obreros, con  el alargamiento de su jornada de trabajo; la recarga de sobre tiempos; la intensificación de la jornada de trabajo y con la recarga de rutas a realizar en un mismo tiempo de trabajo. Una sobre explotación que; además, se realiza  en condiciones precarias  de trabajo. En estas condiciones laborales: ¿cómo realizaron  los trabajadores de EMSA el cumplimiento de sus tareas, con la amenaza de contagio de COVID?

2. LAS CONDICIONES DE RECOJO DE BASURA Y ASEO PÚBLICO DURANTE LA CUARENTENA.


     Desde el inicio de la cuarentena rígida, los directivos anunciaban una serie de medidas,  para evitar que el personal de EMSA contraiga COVID; de hecho, la alcaldía dotó 1500 barbijos y guantes[vi],que resultaban  insuficientes por su corto tiempo de vida útil. En el transcurso de la cuarentena, se evidencio, la falta de protocolos de bioseguridad. Se anunció que para evitar aglomeraciones y contacto, de algún posible infectado  con los trabajadores de EMSA, la basura debía ser acumulada por los vecinos en cada esquina, para que sea recogida por el carro basurero; sin embargo, esta medida no fue cumplida por la población y tampoco por los trabajadores. Por un lado, la población en general, se resistió a adoptar esta medida; por otro lado, la sobre carga de rutas y el tiempo ajustado, para cumplir las mismas, tenía a los trabajadores de EMSA apresurados en el recojo de basura; en muchos casos, sin poder establecer distanciamiento con los vecinos. El insuficiente número de trabajadores, derivó en una sobrecarga de trabajo, que imposibilitó nuevos protocolos de recojo de basura. A todo lo anterior se tienen que sumar, las jornadas de recojo de basura acumulada por los bloqueos al relleno sanitario, que sobrecargaron; aún más, el trabajo a los obreros de EMSA.

     Esta falta de personal, pronto tuvo sus consecuencias. Para el mes de junio, etapa de  ascenso de los contagios, se presentaron  los primeros contagios entre los obreros. Según testimonian los trabajadores, a los posibles infectados  no se les realizó la prueba pertinente; al contrario, siguieron sus labores pese a presentar síntomas de COVID: “No se están teniendo los protocolos de bioseguridad contra el Covid-19. Uno de ellos, se detectó el pasado fin de semana y sus compañeros que trabajaban con él, seguían saliendo el lunes” “Estamos preocupados y susceptibles porque hemos estado en contacto con él desde la madrugada. Tenía gripe, temperatura y dificultad para respirar”[vii].

     La permanencia en el trabajo de obreros con síntomas de COVID, es la continuidad de las prácticas de ajuste a las que nos referimos en el anterior punto. Para los directivos de EMSA , dar permiso con remuneración a los obreros con síntomas, y contratar reemplazantes, significaba un aumento de presupuesto en fuerza de trabajo, por ello prefirieron dejar que los obreros con síntomas trabajen con normalidad. Podemos decir que,  el ajuste constante de la fuerza de trabajo, forma parte de la estructura de funcionamiento de EMSA; por lo tanto, no estaba en la perspectiva de los directivos, cambiar esta  política,  ni siquiera por la pandemia.

     En el mes de julio, frente al aumento de contagios al interior de la empresa, los obreros denunciaron que, después de mucha insistencia,  lograron que la empresa les dote de algunos insumos de bioseguridad: “Ante los reclamos pusieron cámaras de desinfección y turriles con lavandina. A nosotros nos dieron dos barbijos para el mes y un alcohol en gel; la ropa de trabajo es la normal; no tenemos máscaras, solo el personal administrativo”[viii]. Los testimonios obreros evidencian las mínimas medidas de bioseguridad tomadas por la gerencia de EMSA. Pese a la escalada de contagios, los directivos de la empresa realizaron la dotación insuficiente de implementos de protección para los obreros, en relación al personal administrativo.  De hecho, sólo la resistencia obrera; desde el sindicato, empujó a que los directivos tomen medidas en el asunto y  logró que los obreros con síntomas, fueran reemplazados por eventuales;  pero su resistencia no pudo modificar las condiciones de precariedad e insuficientes medidas de bioseguridad en las que trabajan.

    Producto de toda esta política laboral, los obreros de EMSA anunciaban para el mes de julio, que “a la fecha cuatro funcionarios de EMSA han perdido la vida a causa de la Covid-19, otros 25 dieron positivo; de los cuales, sólo tres han recuperado. Otros 31 permanecen aislados porque se sospecha que tienen la enfermedad”[ix]  En una situación de pandemia, las políticas laborales vigentes en el servicio de recojo de basura y aseo público en EMSA mostraron sus consecuencias mortales.

 La situación de EMSA no es única, estos episodios de contagio  en las empresas de recojo de basura y aseo público, se extendieron a trabajadores de 6 Departamentos del país. Las denuncias sobresalientes son  de la empresa EMAT en Tarija, que tenía 47 contagios y, en El alto, la empresa TREBOL, que tenía 30 contagios confirmados y preveían aún más, por el contacto de los contagiados con sus compañeros de trabajo.

CONSIDERACIONES FINALES


     La escalada de contagios de COVID19 entre los trabajadores de aseo es  el resultado de todo un régimen de sobreexplotación de fuerza de trabajo, existente desde hace mucho tiempo al interior de EMSA. Un régimen de sobreexplotación basado en un ajuste en los costos de la fuerza de trabajo (ajustes en el número de trabajadores y en el precio de la fuerza de trabajo, mediante la extensión de la eventualidad)

    Si bien EMSA es una empresa pública descentralizada, que tiene autonomía de gestión técnica, el gobierno local de Cochabamba tiene sobre ella la tuición, para establecer el presupuesto general de su funcionamiento; por otro lado, desde la época del MAS, las empresas públicas descentralizadas como EMSA, están reguladas por el Estado en el manejo de sus presupuestos, con un techo salarial para su funcionamiento que no debe superar el 25%[x]Tenemos; entonces, que el régimen de explotación analizado en EMSA, mediante los constantes ajustes en la organización del trabajo, se  enmarcan en la búsqueda de cumplir con las restricciones  presupuestarias puestas por  el Estado.  Ajustes que estarían destinados al uso eficiente de los recursos en términos de costo y  no de calidad del servicio[xi]. Ello ha significado, que un número fijo de trabajadores se haga cargo de la basura de una cantidad creciente de usuarios; al mismo tiempo que, la misma cantidad de materiales de protección, tienen que servir para la atención a esta demanda creciente, incluso por encima de sus condiciones de  durabilidad.

     Esto significa; sobre todo, que las empresas públicas hacen  una redistribución de la gestión de fuerza de trabajo en el  servicio de recojo de basura y limpieza de calles al costo más bajo posible, de manera que las unidades domésticas y productivas,  paguen una  tasa fija por estos servicios de recojo de basura, a costa de condiciones de sobre explotación de los trabajadores. Se podría deducir, que hay una captura de trabajo no pago; de manera indirecta, por parte de las unidades empresariales que reciben el servicio a costo fijo; por otro lado, también,  hay la captura de recursos de este trabajo no pagado,  por parte de la burocracia estatal, que define el presupuesto de operación, produciendo privilegios que las colocan en posición ventajosa, en términos jerárquicos, respecto de los obreros que constituyen la fuerza de trabajo directa. Bajo la lógica del ahorro de costos, no se garantiza que todo el presupuesto correspondiente a EMSA, sea invertido en la misma empresa, para mejorar la calidad del servicio y las condiciones de trabajo de los obreros a cargo.    

     De esta manera,  este trabajo impago, sostiene las tarifas fijas a favor de empresarios y unidades domesticas en general, a la vez que  nutre las posibilidades de sostén, de una burocracia, que se atribuye ciertos privilegios, como el de contar con materiales adecuados de bioseguridad mientras que los trabajadores que son el sostén directo del servicio de limpieza de la ciudad quedan expuestos al contagio de COVID19  para ganar su subsistencia.

     Podemos concluir, entonces, qué  el alto número de contagios de COVID, entre los trabajadores del servicio de aseo municipal, tiene como una de sus razones, esta lógica de sobreexplotación del trabajo que reproduce, en parte, las relaciones sociales  de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, que caracteriza a la empresa privada, y aunque en este caso, no se puede hablar de acumulación de capital, sí se puede afirmar, que existe una distribución de recursos que reproduce la sobreexplotación de los trabajadores, a favor de una burocracia estatal parásita que; en general, caracteriza al Estado capitalista o que, también, indirectamente, favorece la reducción de costos de operación de las unidades productivas y la reproducción de la fuerza de trabajo en las unidades domésticas. Se trata de una suerte de canales; través de los cuales, fluye el trabajo gratuito de estos obreros, para reproducir un sistema que los oprime y explota. 



[i] Entwistle, Gabriel (2015) Políticas de la limpieza. Trayectorias laborales, desigualdades múltiples y movilidad social entre las mujeres del servicio de limpieza de calles en Cochabamba, Bolivia. Documento de trabajo. Buenos Aires: CLACSO

[ii] EMSA (2016) Informe de gestión 2015. Cochabamba: EMSA

[iii] Ídem.

[iv] Entwistle, Gabriel (2015) Políticas de la limpieza. Trayectorias laborales, desigualdades múltiples y movilidad social entre las mujeres del servicio de limpieza de calles en Cochabamba, Bolivia. Documento de trabajo. Buenos Aires: CLACSO

[v] Testimonio extraído de una entrevista a dirigentes de la empresa EMSA el año 2016.

[vi] Cochabamba: Entregan 1.500 barbijos y guantes a encargados de limpiar la ciudad. Publicado en: http://eju.tv, el 31 de marzo de 2020.

[vii] Trabajadores de EMSA, en alerta por muerte de sospechoso y dos casos. Publicado en:  https://www.opinion.com.bo, el 12 de junio de 2020.

[viii] Ídem.

[ix] EMSA recogerá 7.000 T de basura y personal teme contraer Covid-19. Publicado en: https://www.lostiempos.com, el 12 de julio de 2020.

[x] Castro, Luis F. (2016) “La sobreexplotación de los obreros, sostén de los servicios municipales”. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com, última vista el 25 de septiembre de 2020.

[xi] Durand, Jean-Pierre (2011) La cadena invisible. Flujo tenso y servidumbre voluntaria. México D. F.: Fondo de cultura económica.