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lunes, 23 de octubre de 2023

Las perspectivas del movimiento sindical fabril en Bolivia

 

Luis Fernando Castro Lopez



La caída de Evo Morales en 2019 perpetrada por una fracción de la oligarquía cruceña fue, en parte, producto y síntoma de un cambio en la correlación de fuerzas. Si bien el MAS ha regresado al poder del Estado mediante las elecciones del 2020, este nuevo periodo de gobierno significó un nuevo ciclo de contradicciones de su régimen. En el caso de la clase obrera sindicalizada la extensión de las prácticas de flexibilización laboral y el paro por cierre de empresas se ha extendido con fuerza desde los primeros síntomas de recesión económica el 2014; uno de los sectores más golpeados fue el de los trabajadores fabriles sindicalizados. En este sentido nos preguntamos: ¿Cuáles son las perspectivas de lucha del sindicalismo fabril, dentro de las limitaciones que para la clase obrera presenta el proyecto económico y político del MAS, en un periodo de recesión económica?

1. DE LA REORGANIZACIÓN SINDICAL AL  GOLPE DE ESTADO.

El proceso hegemónico entre la clase obrera y el Estado (controlado por el Gobierno del MAS), comprendió el tránsito desde un periodo de reorganización sindical hacia el inicio de una ruptura orgánica (Castro, 2021a)[i].

En los primeros años de gobierno del MAS,  la dominación del Estado sobre la clase obrera, se asentó en una articulación política orgánica y progresiva.  Las movilizaciones protagonizadas por la COB hacia el gobierno, resultaron en la aprobación de reformas que permitieron la reorganización del movimiento sindical y la restitución de ciertas conquistas que fueron negadas a los obreros con la reforma neoliberal aplicada por la oligarquía en los años noventa (Castro; Peredo y Aillon, 2014)[ii].

De la reorganización del movimiento sindical, pronto, el gobierno del MAS pasó a disputarse el control de las principales federaciones sindicales fabriles (del 2010 adelante). En el caso específico de los obreros fabriles, la estrategia del paralelismo sindical en la Federación de Trabajadores Fabriles de Santa Cruz, la oposición frontal contra la dirigencia de Wilson Mamani en la Federación de trabajadores Fabriles de La Paz y el ascenso de una nueva dirección sindical en la Federación de Trajadores Fabriles de Cochabamba más afín al gobierno, fueron algunos de los avances en el control de los sindicatos (Castro; Peredo y Aillon, 2014).

Sin embargo, este control siempre fue conflictivo, no solo por la fragilidad de la base industrial sobre la que se asentaba la posibilidad el sindicalismo fabril, sino también, por una constante resistencia obrera contra las estrategias de sobreexplotación de la burguesía. Lo característico de esta época fue que, por lo general, el desvío de la lucha obrera al espacio legal le funcionó a la burocracia sindical fabril afín al gobierno de MAS, para frenar la acción directa por fuera del espacio legal. Sin embargo, se puede identificar cambios sustanciales de esta situación desde el 2016, en ese año la gran movilización fabril por el cierre de ENATEX (Castro 2021b)[iii], marcó un escenario de lucha en el cual, la estabilidad laboral se convirtió en el principal punto de disputa[iv].  En esta última etapa, la necesidad de captar excedente promoviendo la sobreexplotación de la clase obrera entraba en contradicción con los compromisos políticos que el MAS entablo con la COB. La clase obrera sindical ya no encontraba la garantía de una respuesta a sus demandas en el espacio legal, por el contrario, el espacio legal se convirtió en un espacio para procesar dirigentes contra el fuero sindical, esto marcó el inicio de una ruptura orgánica (Castro, 2021a) que se manifestó en la emergencia de nuevas direcciones sindicales, opositoras al gobierno y el alejamiento entre las bases obreras y la burocracia sindical aliada al gobierno.

Para el 2019 (año de las elecciones), la ruptura orgánica empezó no sólo en el movimiento obrero fabril; sino también, en sectores obreros con un fuerte vínculo político con el gobierno, como es el caso de los sindicatos petroleros (Castro, 2022). La burocratización (Trotsky, 1980)[v] de los sindicatos, con la formación de una costra sindical obsecuente con el gobierno del MAS, derivó en el alejamiento de las bases respecto de las direcciones sindicales. 

Cuando se produce la movilización de la pequeña burguesía y  durante  el golpe de Estado contra Evo Morales, la clase obrera fabril estaba desmovilizada (Castro, 2021a). En Cochabamba los obreros fabriles marcharon pidiendo nuevas elecciones, una gran capa de obreros se negó a marchar en respaldo a Evo Morales; es decir, la burocracia sindical a la cabeza de Mario Céspedes no pudo imponer su línea de respaldo al MAS[vi]. En La Paz la Federación de Trabajadores Fabriles quedó inmovilizada por la disputa vigente entre dos direcciones paralelas (por un lado, el ala articulada al MAS con Mario Segundo y por el otro la oposición liderada por Wilson Mamani) y en Santa Cruz (epicentro de poder de la oligarquía), la dirección federativa se replegó, en tanto que en Sucre la Federación de Trabajadores Fabriles se unió a las protestas de la pequeña burguesía sirviendo de base a la consumación del golpe de la oligarquía.

Con la instalación de un gobierno de facto representado por Jeanine Añez como presidenta, el andamiaje de poder del MAS sobre los sindicatos se debilitó. La burocracia sindical se declaró en la clandestinidad y algunas tendencias de oposición obrera vieron la posibilidad de un recambio de direcciones sindicales, aprovechando la debilidad de la burocracia sindical afín al MAS.  Sin embargo, este recambio sindical nunca se dio, el avance de la pandemia interrumpió los procesos de reorganización obrera de tal manera, que nunca se pudo establecer hasta qué punto la clase obrera podría organizarse sindicalmente con un gobierno afín a la oligarquía en el poder.

2. LA CLASE OBRERA FABRIL DURANTE EL GOBIERNO DE FACTO DE JEANINE AÑEZ Y LA CUARENTENA


Orellana (2020)[vii], caracteriza la caída de Evo Morales como un “proceso de restauración oligárquica” con su epicentro en la oligarquía cruceña. La contradicción principal entre la oligarquía y el gobierno del MAS se da en torno al control del Estado (Orellana, 2006)[viii]. En tanto la oligarquía preservó su poder económico, pero no logró mantener su control sobre el aparato de Estado, se le coartó una de las fuentes de reproducción como oligarquía; el MAS se convirtió en una mediación entre la oligarquía y el Estado, restituyendo la “autonomía relativa del Estado” (Orellana, 2006). El derrocamiento de Evo Morales el 2019, fue otro intento de tomar el poder del Estado, pero esta vez, las condiciones políticas fueron diferentes y en el momento en que la oligarquía lleva adelante el golpe, el gobierno del MAS vivía una serie de desprendimientos y contradicciones con sus bases sociales, que abonaron el camino al golpe de Estado efectivo.

El ascenso de la oligarquía, representada por el gobierno de facto de Janine Añez marcó un cambio en la correlación de fuerzas que se exacerbó con la pandemia. La emergencia de la pandemia llevó al gobierno de Jeanine Añez a tomar medidas represivas para establecer la cuarentena rígida, su poca articulación a las organizaciones subalternas le llevó a imponer estas medidas apoyadas en el aparato represivo del Estado. Los primeros meses de pandemia, el gobierno de Jeanine Añez ejerció una represión militar contra poblaciones de trabajadores que se oponían a las medidas adoptadas.

Durante esta etapa proliferaron los despidos masivos. En un informe de conflictividad de UNIR (2020)[ix] se identifica que durante mayo y julio de 2020 el segundo motivo de protestas fue de carácter laboral. En este contexto de destrucción del empleo por la cuarentena, el cierre del Ministerio de Trabajo y el paso a la clandestinidad de varios dirigentes sindicales, se configuró un escenario adverso para un movimiento fabril plagado de direcciones que perdieron la confianza en sus fuerzas y se encauzaron a obedecer la ley.

Al respecto, un obrero describe el contexto en el cual se negociaba con la patronal, la posibilidad de frenar un plan de despidos durante la cuarentena rígida:

“No, no había sindicatos, en todo ese tiempo no había sindicatos. ¿El sindicato qué podría haber hecho? ¿Ah? O sea, el sindicato solamente es un apoyo, o sea es un puente, para...para hablar y negociar con el empresariado, o sea, con los jefes, pero, nosotros qué más podríamos haber hecho si nosotros agotábamos hasta lo último de conversar de...de rogar incluso, de pedir de que no se puede. Sabiendo de que estaba fuera de la norma el que nos… nos bote y toda la cosa, pero...eh, es que se han puesto en una situación, bien...bien tajante, de decir, "la toman o la dejan, y la verdad ni siquiera los metemos aquí a la empresa y ya está". Y esa era la situación para ellos, pero de dónde nos sujetábamos nosotros, tampoco había un Ministerio de Trabajo que diga, "no, ustedes no les puede retirar". No teníamos ministerios, no teníamos quien nos proteja, y todo ese tiempo que ha estado el anterior gobierno, no hemos estado con ningún...con ninguna protección para...para el trabajador”[x].    

Como testimonia el dirigente fabril, las direcciones sindicales se sentían desprotegidas y huérfanas por la imposibilidad de recurrir a instancias legales del Estado. Durante la pandemia, bajo el gobierno de facto, se rompieron las mediaciones institucionales entre la clase obrera y el Estado, que el MAS había establecido junto a la burocracia sindical. Desde la conciencia sindical legalista de los dirigentes sindicales, era mejor abandonar ciertas conquistas laborales y retroceder frente a la patronal, en la medida en que la institucionalidad del Estado estaba ausente. La sensibilidad y la confianza en las instancias legales más que en la propia fuerza del sindicato, fue lo que llevó a varios dirigentes a convertirse en los principales defensores de los recortes salariales y los despidos.

Para junio de 2020, el sector sindical principalmente movilizado por el cierre de fábricas y despidos, es el fabril. Se produjo el cierre en este periodo  de la empresa AFITIERS en La Paz, en Cochabamba el cierre de PROSIL y VIDRIO LUX y los despidos masivos en IMBA (Aillón, 2023)[xi], solo nombrando los casos que tuvieron  cobertura mediática.

Como indica Castro (2020)[xii] la lucha entre obreros y patrones se fue tornando más violenta, los obreros tendieron a establecer medidas de presión como el paro de la empresa, con piquetes de huelga hambre, también la realización de vigilias y toma de los lugares de ingreso de la fábrica; por otro lado, las medidas de presión de los obreros fueron respondidas con la intervención de las fuerzas represivas del Estado.

3. EL RETORNO DEL MAS Y LA RECOMPOSICIÓN BUROCRÁTICA

Un síntoma del poco alcance hegemónico del gobierno de Jeanine Añez y del bloque oligárquico, fue la movilización masiva respaldada por trabajadores de El Alto, las comunidades aimaras de La Paz y las organizaciones campesinas a nivel nacional en agosto de 2020. La principal exigencia fue que se fije una fecha a nuevas elecciones, con la amenaza de la movilización masiva para paralizar todo el país; esto obligó al gobierno de facto a aprobar la convocatoria a elecciones para octubre de 2020. El triunfo electoral del MAS con Luis Arce Catadora a la presidencia, fue muestra de que el golpe perpetrado por el bloque oligárquico, se había respaldado principalmente, en las fuerzas represivas del Estado.

El retorno del MAS al poder del Estado, implicó la restitución de las mediaciones de dominación estatal que se habían establecido durante el gobierno del Evo Morales. Una de estas mediaciones era la burocracia sindical con una ideología de carácter legalista (Castro, 2022)[xiii]. La restitución del espacio legal como espacio de contienda, estuvo ligada a la iniciativa de esta burocracia sindical, que impulsó la lucha legal como el principal método de lucha, para ello, buscaban de manera activa modificaciones y nuevas disposiciones legales en favor de las demandas de los sindicatos, demandas que no sobrepasen el “razonable límite” de las condiciones mínimas de explotación establecidas en las leyes laborales.

La disposición ministerial aprobada en abril de 2021, por el Gobierno de Luis Arce, prohíbe la utilización de la “fuerza mayor” como causal de despido y el D. S. 4668 de 2022 que ratifica el reconocimiento de los derechos adquiridos de los trabajadores; son disposiciones legales impulsadas por la misma burocracia sindical para proveer mejores condiciones a la lucha legal. Es interesante observar, que la aprobación de estas medidas, como parches para favorecer la lucha legal de los sindicatos fabriles, se dio justamente, con el gobierno del MAS, esto sucede porque una de las principales formas de dominación desde el Estado, impuesta por el régimen del MAS, es mediante la subordinación de la lucha obrera a la vía legal, sitio en el que la burocracia sindical juega un papel importante (Castro, 2022). Su esfuerzo se concentra en impulsar a que gran parte del potencial de movilización, sea conducido a la lucha legalista (Castro, 2022). Esto afectó al escenario que parecía desarrollarse durante la cuarentena con el gobierno de Jeanine Añez, la confrontación mediante la acción directa fue  reemplazada, nuevamente, por la lucha legalista.

Sin embargo, este tipo de lucha por sí sola  tiene grandes límites para responder a las demandas de los sindicatos obreros, en un contexto en que las patronales están dispuestas a seguir procesos judiciales, pero no a retroceder en sus políticas de ajuste laboral. Al respecto, la dirigente fabril de un sindicato, que sufrió despidos masivos durante la cuarentena rígida, cuenta los siguiente:

“Nosotros teníamos muchas esperanzas…en el tiempo de Covid había un...como se dice, golpe de estado, en ese tiempo es en el que más hemos sufrido...eh, de la parte empleadora atropellos, todo. Incluso, ¿no?, ha sacado algunas...aaa...algunos decretos la señora, para entonces, Presidenta Jeanine Añez, a favor de los empresarios. Entonces, por eso es que todo...no teníamos ni cómo levantar la cabeza, pero, nosotros todo esperanzados...la mayoría de IMBA apoya al MAS. Hemos visto que la mayoría apoya al MAS, hemos tenido esa esperanza cuando el compañero o el Señor Luis Arce Catacora ganó, esa marcha enseguida lloramos, todos abrazados, ahora ya no más bajar la cabeza. Todos hemos llorado, justamente estábamos trabajando, hemos llorado, pasó eso...esperanzados que iba a cambiar este tema. Si ha cambiado, ha cambiado un poco, pero no...no tanto, como nosotros habíamos previsto...como lo hacían a veces, antes, ¿no?....Eh, si bien Evo Morales sacaba un Decreto a favor del trabajador, pero también había otra que también...que nos quitaba, ¿no? Como el tema del aporte solidario, todos esos temas de las AFPs y todas esas cosas. Entonces, pero sí se respetaba, nosotros veíamos que los ministerios sí hacían respetar nuestros... nuestros...nuestros derechos, por lo menos, ¿no?, se percibía eso, algo. Pero, después...ahora en este tiempo, hablándote de este tiempo, seguimos. Yo creo que el Gobierno, no sé si le comunican, le informan o no le informan, o hace...o hace oídos sordos, no está cambiando nada para nosotros, hasta el momento no está cambiando nada. Ya hemos hecho conocer, ya hemos mandado nuestro pliego petitorio mediante la Federación, se ha hecho conferencias, se ha hecho congreso, se ha llevado a cabo un congreso, se ha mandado; pero hasta el momento no hay nada”[xiv].

Las esperanzas de los obreros fabriles, estuvieron puestas en que el cambio de gobierno podría transformar su situación, sin embargo, la lucha solamente legal no ha tenido los efectos esperados; ante este escenario, la burocracia llevó a sus bases a la toma física de instituciones estatales, para presionar la salida de resoluciones laborales a su favor. Esta estrategia de lucha se introduce como mecanismo que frene las movilizaciones a nivel nacional y las medidas de presión masiva de sus afiliados. Paralelamente, la misma burocracia optó por fragmentar la lucha y llevar adelante actos de protesta episódicos para no generar inestabilidad política al gobierno del MAS.

Para julio de 2022, la burocracia sindical se vio obligada por las bases obreras, a aprobar marchas de protesta a nivel departamental; las centrales obreras departamentales se involucraron en la convocatoria y los sindicatos afectados por despidos durante la pandemia, inician una marcha hacia La Paz organizada al margen de sus entes federativos y centrales obreras. La aprobación de una ley corta de reincorporación laboral para los obreros afectados en la pandemia, frenó este ascenso de movilizaciones y volvió a fragmentar la lucha obrera enmarcandola en el espacio legal. La efectividad de la conciencia sindicalista legalista se basa en haber implantado en el razonamiento de los obreros que la aprobación de la norma es el principal insumo o instrumento para la clase obrera. Desde la aprobación de la Ley corta de reincorporación laboral, los casos de despidos y la lucha legal de los obreros no ha concluido. Con la aprobación de esta norma el MAS le ha dado más combustible a la lucha legal y el principal resultado no ha sido la reincorporación de los obreros afectados, sino la disolución de los movimientos reivindicativos afianzados en la solidaridad y la lucha directa.   

4. PERSPECTIVAS DEL MOVIMIENTO SINDICAL FABRIL


Como se ha mostrado en el análisis del proceso hegemónico, entre el Estado y  el movimiento obrero fabril, el precepto ideológico burgués del respeto a la ley fue el pegamento que ligó a una burocracia sindical legalista con las bases obreras, durante los gobiernos del MAS. Esta ligazón se produjo sobre una institucionalización de las prácticas sindicales y la integración de los dirigentes en el aparato estatal.

Sin embargo, durante en el último año de gobierno de Evo Morales, la inefectividad de la lucha legal y la adopción de iniciativa política de las bases obreras al margen de la burocracia sindical, mostraron los inicios de una ruptura orgánica en la relación de hegemonía del gobierno del MAS con respecto a la clase obrera sindicalizada. Con el ascenso de un gobierno de facto, alineado a la oligarquía camba, el año 2020 y la emergencia sanitaria, las mediaciones institucionales entre la clase obrera y el gobierno dejaron de funcionar y poco a poco la lucha directa y violenta fue tomando el lugar principal. Con el retorno del MAS al poder en octubre del 2020, las mediaciones institucionales son restituidas y la lucha legal vuelve a ser puesta en el espacio donde transcurre la lucha obrera.   

Actualmente el retorno del MAS al poder con Luis Arce, ha significado la restitución del legalismo sindical sobre la clase obrera fabril, clase obrera más afectada por los despidos masivos de la pandemia. Sin embargo, en este nuevo periodo de gobierno la lucha legal no ha mostrado tener la efectividad que en los primeros años de gobierno del MAS. Si bien hasta el momento enmarcar la lucha solo en el espacio legal ha frenado la protesta obrera, la suma de obreros despedidos y sindicatos a punto de desaparecer, empujan a la burocracia a pedir mayores recursos legales para frenar los despidos, por su parte las bases obreras piden cada vez con más fuerza la adopción de la acción directa como recurso para la lucha obrera.

En este escenario, la perspectiva inmediata del movimiento fabril se va decantando por una crisis de legitimidad de la burocracia sindical y un recambio de direcciones sindicales se asoma al escenario político. Este escenario de reconstitución de direcciones sindicales podría darse esta vez como el enfrentamiento entre facciones afines al gobierno contra una oposición obrera más independiente del MAS, tal y como ha pasado en las elecciones de la Federación de obreros fabriles de Cochabamba donde el frente liderado por Mario Cespedes, dirigente afín al MAS, a sido desplazado por un frente que reivindica la independencia política respecto del actual gobierno. Sin embargo, en una perspectiva de largo plazo, el desarrollo de una conciencia sindical que supere la ideología burguesa del respeto a la ley, va a requerir de una transformación ideológica de la conciencia sindical donde un cambio de direcciones sindicales no es suficiente, pero puede abrir un periodo de independencia política e ideológica de los sindicatos obreros respecto del gobierno del MAS, que permita el desarrollo de una conciencia sindical revolucionaria


[i] Castro, F. Luis (2021a) “La ausencia del movimiento obrero ante la derrota de Evo Morales” en Del trabajo y los trabajadores, vol. 1. Disponible en: https://es.scribd.com/document/542353628/Sobre-El-Trabajo-y-Los-Trabajadores-Llankaymanta

[ii] Castro, Luis; Peredo, Samuel y Aillón, Tania (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos y partidos en América Latina, pp. 79 – 116. Medellin: CLACSO.

[iii] Castro, F. Luis (2021b) “Los giros y contragiros de la política laboral del MAS” en Del trabajo y los trabajadores, vol. 1. Disponible en: https://es.scribd.com/document/542353628/Sobre-El-Trabajo-y-Los-Trabajadores-Llankaymanta

[iv] Al respecto Castro (2021c) dice apunta los siguientes datos de empresas cerradas:

“En el año 2012, el cierre de empresas parecía un problema localizado en la industria textil, ya que la cancelación del ATPDA el 2009 causó el cierre de varias empresas grandes dedicadas a la exportación. Pero desde el 2014, el cierre de empresas se ha incrementado ante una inminente recesión económica mundial. Los datos sobre la creación y el cierre de empresas nos dan una pauta de este fenómeno; del 2012 al 2017, el cierre de empresas se ha triplicado de 2.034 a 7.331, paralelamente, a este incremento de empresas cerradas, se redujo el número de empresas creadas por año, de 65.000 el 2013 (año con el número más alto) a 19.000 el 2015 y 2016 y 18.000 el 2017. O sea, que para el año 2012, de cada 100 empresas creadas, 8 se cerraban y para el año 2017, de cada 100 empresas creadas se cerraron 40” (103)

[v] Trotsky, Leon (1980) Sobre los sindicatos. Mexico D. F.: Ed. Era.

[vi] La siguiente nota de prensa expresa la posición impuesta por los sindicatos de base a la burocracia sindical fabril de Cochabamba:

“La federación también exigió la renuncia de Hermo Pérez, ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD) ‘por parcializarse con un partido político y dejar de lado los derechos laborales’ [O sea, con el MAS]. Los trabajadores dan un plazo de 48 horas para que Pérez presente su renuncia. La resolución también señala que la Federación desconoce la Resolución de la Central Obrera Boliviana en referencia al silencio sindical y exige que se llame a congresos donde participen la COB, CGTFB y COD. Por último, los fabriles aseguran que el sector no está parcializado ni se parcializará por ningún partido político” (Fabriles de Cochabamba exigen nuevas elecciones, 29 de octubre de 2019. Disponible en: https://eju.tv)

[vii] Orellana, Lorgio (2020) La caída de Evo Morales, la reacción mestiza y el ascenso de la gente bien al poder. Cochabamba: Ed. Kipus.

[viii] (Orellana, Lorgio (2006) El Gobierno del MAS no es nacionalista ni revolucionario: Un análisis del Plan Nacional de Desarrollo. Disponible en: https://cedla.org/publicaciones/pfyd/coyuntura-13-el-gobierno-del-mas-no-es-nacionalista-ni-revolucionario-un-analisis-del-plan-nacional-de-desarrollo/

[ix] UNIR (2020) Boletines de conflictividad abril – julio de 2020. Disponible en:  https://analisisdeconflictos.unirbolivia.org/

[x] Extracto de entrevista a un dirigente fabril de Cochabamba

[xi] Aillón, Tania (2023) La sobreexplotación capitalista durante la pandemia: el caso de IMBA S.A.. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xii] Castro, F. Luis (2022) Los sindicatos obreros frente a los despidos en la fase recesiva del ciclo económico en Bolivia. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xiii] Castro, F. Luis (2020) Cambios en el sentido de la lucha obrera sindical en tiempos de COVID. Disponible en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com

[xiv] Extracto de entrevista a una dirigente fabril