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viernes, 22 de noviembre de 2013

CADENAS DE ORO NEGRO?: UN ANALISIS CRITICO A LA VISION ESTRUCTURALISTA DE LA HEGEMONIA EMPRESARIA DE PALERMO.



Autores: Samuel Peredo Cuentas

               Tania Aillon Gomez 
                Luis Fernando Castro


  1. Reseña del libro
Cadenas de Oro negro” es una interesante investigación socio antropológica sobre la historia de la empresa Y.P.F. (Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina), y la forma en que su conformación empresarial ha ido influyendo en la formación del colectivo (sus representaciones, sentidos de vida), de trabajadores obreros.
De forma precisa, el autor se plantea estudiar la conformación de la hegemonía empresaria en YPF, a partir de la dinámica de las relaciones entre las políticas empresarias y los trabajadores, desde su conformación hasta su privatización (periodo que abarca unos 80 años, desde 1922). En este marco, Palermo nos propone algunos ejes problemáticos que guían su investigación: ¿qué es lo que sustenta la legitimidad empresaria en los trabajadores? ¿Esta legitimidad, perdura de la misma forma en el tiempo? O en su caso ¿Adopta las mismas formas o éstas se transforman radicalmente? ¿Qué implicancias tienen las formas de dominación sobre las experiencias obreras? ¿En qué medida esta legitimidad empresaria es reinterpretada tensionada y/o disputada por los trabajadores?


La metodología con la que esta investigación procede, se apoya en la concepción ontológica de la totalidad concreta de Kosik y, en las consecuencias epistemológicas que de ello se desprenden (la necesidad de diferenciar lo aparente del fenómeno respecto de lo esencial, captando la estructura interna de la cosa, a través de la comprensión de los hecho en el marco de un todo dialéctico que, finalmente, permite revelar la praxis fetichizada); visión que tiene el carácter central, de poner la praxis del hombre como elemento central en la reproducción de la realidad social, para dar respuesta a sus problemáticas: la de hegemonía (como dirección cultural y política, de Gramnsci) y la de experiencia (como devenir histórico, de Thompson). Según el autor, el concepto de hegemonía permite comprender los complejos procesos generados por las relaciones activas de poder entre grupos dominantes y subalternos; procesos al interior de los cuales, se desarrolla la experiencia de los colectivos de obreros (visión de la praxis). Recupera, también, el papel de la experiencia de clase en el proceso de formación histórica, situada en condiciones subjetivas y estructurales; aspecto que, como señala Palermo, le permite por un lado, identificar rupturas y continuidades en las experiencias obreras y, por otro, analizar las prácticas sociales del colectivo de trabajo de YPF y sus representaciones.

Con el objetivo de enriquecer el concepto de hegemonía, Palermo propone pensar la hegemonía empresaria. Se trata de un concepto que se refiere a la dirección política y cultural, traducida en la asimilación obrera de la filosofía empresaria (que se hace sentido común en el obrero). Según el planteamiento del autor, esta hegemonía se dinamiza a partir de su lógica pedagógica y de su lógica coercitiva; la primera es la manipulación, configuración, trasposición de sentidos y valores empresariales, presentados bajo una forma aprehensible, la segunda, se refiere a la presión directa. Esta hegemonía empresaria, se realizaría a partir de agentes (mandos medios de la jerarquía empresarial) que operativizan ambas lógicas y cumplen así, la función hegemónica dentro de este proceso hegemónico.

En este marco, es relevante, también, la coherencia metodológica del autor, quien realiza un trabajo de campo basado en técnicas de carácter cualitativo, como la etnografía, la entrevista en profundidad y el análisis simbólico, método que a lo largo del libro, evidencia frutos riquísimos, por el abundante material empírico que el autor logró recolectar.

La obra en sí, está dividida en tres partes, compuestas por el siguiente contenido:
  1. La etapa de la comunidad de fábrica, recuperando la noción de orden de Gaudemar ("”El orden en la fabrica”), el autor intenta analizar las estructuras subjetivas con los que los sujetos sociales desenvuelven su vida y otorgan sentido a su práctica cotidiana, sin olvidar indagar los condicionamientos –estructuras objetivas- que circundan las prácticas de los sujetos. En este sentido, Palermo nos presenta el concepto de comunidad de fabricaYpfeana” (representación horizontal y sentido de pertenencia a la empresa), como el orden sociolaboral dentro el cuál se desarrolla las experiencias obreras y la formación de la consciencia de clase; se trata de un periodo en el que las experiencias vividas de los “trabajadores” se ubican en la fase estatal nacionalista-industrialista de Argentina, situación que moldea a un colectivo de trabajadores identificados con la empresa (y su dirigente militar de inspiración nacionalista), que se pliegan a la visión desarrollista nacional de Y.P.F. En este periodo, el desarrollo del nacionalismo jugó un papel de control y disciplinamiento de los trabajadores (que en principio eran mayoritariamente migrantes), que finalmente, logró homogeneizar a la clase obrera (sobre todo, en la era del peronismo).

Esta comunidad de fábrica –a la cual se evoca como la de “un paraíso perdido”- va más allá de la fábrica, configura un territorio y una comunidad (que reproduce las diferencias jerárquicas entre diferentes estratos de obreros: los ypfeanos y lo otros), donde las familias de los trabajadores, están plegadas a la dinámica de la empresa. Esta es una forma de la hegemonía empresarial, porque los obreros ligan su labor a un proyecto nacionalista y, con un sentido de sacrificio, marcado por el deber militante (vinculado al carácter que le dio la visión desarrollista y geopolítica de los militares argentinos nacionalistas).

  1. En la etapa de ruptura de la comunidad fábrica, durante el neoliberalismo se da una reconfiguración de la hegemonía empresarial, que desarticula la comunidad de fábrica; esta situación genera conflictividad, pero la resistencia –abierta- logra ser derrotada por la hegemonía empresaria, a través de dos vías: El Estado terrorista y a un sindicato colaboracionista. Al final se impone todo el proceso de privatización. En este acápite del libro, se desarrolla un importante análisis sobre la resistencia obrera, donde resalta la apropiación de los sentidos de pertenencia y de comunidad ypfeana, que les permitieron tomar independencia de las direcciones burocratizadas y colaboracionistas de Y.P.F. (las bases superaron a sus direcciones). Es durante este análisis que pueden resaltarse las potencialidades y limitaciones de la perspectiva teórica de Palermo (a las que nos referiremos más adelante): la diferenciación entre la resistencia, como actividad organizada en contra de los objetivos de la empresa, y las llamadas “acciones individuales por fuera de la norma”; le permitió concentrarse de manera precisa en este periodo de movilización obrera.

  1. La tercera parte, se refiere al nuevo orden, es decir, la nueva fisonomía de la hegemonía empresarial, que resulta de la privatización de Y.P.F. y la hegemonía neoliberal victoriosa. La reconfiguración de la hegemonía empresarial, se consolida en un nuevo orden sociolaboral, a partir del llamado proceso de modernización; que se resume en nuevos formatos organizativos, de racionalización, de control y disciplinamiento de la fuerza de trabajo, centrado en la conformación de un ideal de trabajador colaborador al interior de una “empresa democrática”.

En este acápite, sobresale un análisis que logra develar los contenidos de estas “nuevas” formas de organización del trabajo y de los sentidos empresariales, que van destruyendo los sentidos colectivos de los trabajadores. Los nuevos “convenios colectivos” y la nueva lógica funcional fueron constituyendo nuevas formas de control basados en rupturas y continuidades (articulación de nuevos y viejos métodos de control y organización del trabajo). La terciarización, la precarización, la re profesionalización, entre los principales fenómenos organizativos identificados por Palermo, se convierten en hechos que constituyen sentidos diferenciadores al interior de los obreros ( el “nosotros” y los “otros” o “propios de la empresa”), que antes se consideraban miembros de una comunidad.


  1. Las reflexiones finales. Acápite donde el autor nos presenta, por un lado, un balance general del potencial y el aporte que tiene el marco analítico de la hegemonía empresaria, estudiada desde múltiples espacios abordados y con un trabajo de campo multisituado. Siguiendo siempre a Palermo, este enfoque permitió realizar la genealogía de procesos de constitución de la hegemonía empresaria que “atravesó la creación de Y.P.F., la privatización y la consolidación del nuevo orden socio laboral”i; proceso dentro del cual, entendemos, se pudo comprender las experiencias de clase que conformaron al colectivo de trabajadores de Y.P.F. Es decir, se pudo establecer de forma concreta, la forma en que se relacionan la hegemonía y la experiencia obrera del colectivo de trabajadores de Y.P.F., como parte de un proceso historio. Por otro, Palermo nos presenta una síntesis de los procesos que consolidaron la hegemonía empresarial (en los tres momentos, identificando –nacimiento, ruptura y nuevo orden-); señalando las representaciones y sentidos que esta consolidación hegemónica dejó en la experiencia del colectivo de trabajadores –y en el territorio donde se desarrolló su política-.

  1. Comentarios y ejes de debate.
Es loable el esfuerzo por alcanzar una mirada de las ciencias sociales que, explícitamente, sea coherente en términos ontológicos, epistemológicos y metodológicos (método); más aún, cuando se trata de una mirada que en todos estos niveles, considere, correctamente, el papel de la praxis humana, en la producción y reproducción de la realidad social. A nuestro entender, éste es el rasgo de las investigaciones que alcanzan los puntos más sofisticados de las ciencias sociales, pues permiten superar (combatir), las orientaciones eclécticas –“mix” teóricos- y las visiones estructuralistas (que anulan al sujeto) e interaccionistas (que idealizan el papel del sujeto), tan numerosas en el periodo ortodoxo del neoliberalismo.

Sin embargo, en nuestra lectura del libro “Cadenas de oro negro” identificamos un “corto circuito” que a continuación lo exponemos, pues será el punto de partida para un debate que enriquezca, mutuamente, nuestra práctica científica:


Partimos considerando el objeto central del libro “Cadenas de Oro Negro”: la cuestión de la hegemonía.

Si la perspectiva teórica se apoya en la definición gramciana de hegemonía, uno esperaría que la investigación articule a los sujetos realizando la hegemonía, mediante la modificación o sostenimiento de la correlación de fuerzas; es decir, en luchas permanentes, diarias, cotidianas que reproducen o cuestionan los marcos que legitiman las relaciones de dominación. En este sentido, la obra de Palermo nos trae a la mente, la critica de Gramnsci a los historiadores de su tiempo: “[H]istoria fetichista”. Podría llamarse así, al modo de representar los acontecimientos históricos en las “interpretaciones” ideológicas de la formación italiana, por la cual resultan protagonistas personajes abstractos y mitológicos […]”ii (Cuadernos de la Carcel, pp 79-80). Gramnsci, pretendiendo precisar la critica metodológica al historiador Oriani, señala: [E]l problema de buscar los orígenes históricos de un hecho concreto y circunstanciado, la formación del Estado moderno Italiano en el siglo XIX, es transformado en el de identificar este Estado como unidad o como nación o como Italia en toda la historia precedente, como el pollo en el huevo fecundadoiii.

Siguiendo a Gruppi (1976), la hegemonía en Gransci es la capacidad de un grupo social de hacerse dominante sobre grupos que le son antagónicos y dirigente sobre grupos que le son próximos; en este sentido, la realización de la hegemonía implica procesos de alianzas, rupturas, conflicto, en síntesis: en lucha por la hegemonía. Entonces, referirse a la hegemonía en sentido gransciano, implica pues referirse a las luchas y negociaciones entre fracciones de clase y clases, que se establecen, por mantener o ganar la condición de dominante.

No parece ser esta la orientación del libro “Cadenas de oro negro”, pues precisamente, la hegemonía empresaria se nos presenta como un ente –un objeto- que realiza a los sujetos. Dicha afirmación se evidencia en pasajes claves del libro de Palermo, como en la pagina 49; donde básicamente se da a entender que el consentimientoiv se construye desde la hegemonía empresaria (desde las políticas empresarias y su agencia simbólica). En realidad, el autor de “Consentimiento en la producción” –consecuente con Gransci-, señala que la adhesión obrera ocurre por una actitud del propio obrero, que encuentra satisfacciones relativas al interior de proceso productivo y negocia los términos de ese consentimiento; es decir, el consentimiento es resultado de una lucha y negociación, en la que la patronal se hace hegemónica y asienta su dominación, no al revés (la patronal como sempiterna dominante y hegemónica, realizando el consentimiento).

Importante y excepcional trabajo de terreno de Palermo, que contiene material riquísimo para lograr reproducir mentalmente la lucha bajo la cual se sostiene la hegemonía de una fracción de clase en el Estado y su brazo político en la dirección de la empresa estudiada (en el periodo estatal de la empresa). Sin embargo, pese a que existe referencias históricas importantes y el mismo autor identifica la existencia de procesos de constitución y/o consolidación de la hegemonía empresarial (aspecto que implicaría señalar procesos de lucha y negociación de bloques y alianzas, etc.), el acento de la explicación muestra que la hegemonía empresarial es, sobre todo, un estado, una condición dada, dentro de la cual, se dan las experiencias y la resistencia obreras a las políticas empresariales. Esto es bastante evidente si nos preguntamos por el sujeto que realiza la hegemonía. ¿Quién o quiénes son la hegemonía empresarial? ¿En qué sentido su política, sus representaciones y valores son trasposiciones de intereses particulares sobre los colectivos? Es decir, el interés empresarial (burgués) tendría que evidenciarse y para ello, es necesario saber quiénes son los sujetos que ejercen esa hegemonía empresarial (en este caso, quién y cómo se beneficia del excedente generado por la explotación de fuerza de trabajo en Y.P.F. estatal). Al final de nuestra lectura, pareciera que la facción militar representada en Mosconi fuera el sujeto que sostuvo 50 años de hegemonía empresaria en el periodo estatal.

La lectura estructuralista de la hegemonía se revela de forma clara, en la conexión conceptual que presenta Palermo, para presentarnos el proceso que analiza: proceso de consolidación de hegemonía empresaria --- reconfiguración de hegemonía empresaria---nuevo orden de la hegemonía empresaria. Sin embargo, el propio el material expuesto por Palermo, nos indica que durante el periodo de privatización de la empresa (como respuesta de la burguesía a una crisis de acumulación), los obreros de Y.P.F. se apoyaron en las representaciones Ypfeanas (de contenido nacionalista) y formaron un movimiento obrero que enfrentó política e ideológicamente el proyecto de liberalización económica; es decir, se estaba gestando un movimiento contra hegemónico (la opción de otro régimen social), al cual solo el “terrorismo de Estado” –en el marco de una correlación de fuerzas favorable a la burguesía a nivel mundial- pudo replegar (ojo, no diluir, puesto que de ese movimiento resultó el nacimiento de órganos, células y grupos políticos obreros que aún perviven, según el propio Palermo). La idea de reconfiguración de hegemonía empresaria expresa algo muy diferente: una autoconversión de la hegemonía. En esta perspectiva, la resistencia de la clase obrera cumple un papel marginal, sólo matiza, un proceso (de reconfiguración empresarial) que se realiza en sí mismo, por fuera de ella (de lo que haga la clase obrera).

Si uno lee ciertos pasajes y contrasta con los postulados teóricos, se aclara la visión estructuralista realmente ejercitada en el análisis; Líneas como “hegemonía que moldea…”, “la Hegemonía empresarial realiza políticas empresarias…”, “15 años de inercia política…”. Las síntesis de los diversos acápites del libro, están construidas de tal manera, que se convierten en un indicador de que el autor no conecta los sujetos, los procesos y la estructura. Al menos no de la forma en que su perspectiva epistemológica declara. En este sentido, Palermo cae en lo que Kosik llama la “mala totalidad”: ”…[L]a realidad social es entendida aquí como un conjunto o totalidad de estructuras autónomas que se influencian recíprocamente. El sujeto ha desaparecido, o más exactamente, el auténtico sujeto, el hombre como sujeto objetivamente práctico, es sustituidos por un sujeto fetichizado, mitologizado, cosificado; es decir, por el movimiento autónomo de estructuras […] [E]n la mala totalidad, la realidad social solamente es intuida bajo la forma de objeto, de resultado y de hechos dados, y no subjetivamente, como praxis objetiva humana”v.

Cuando Kosik conecta sujeto, proceso y estructura en su concepción de totalidad, precisa de manera clara su relación: “[L]a totalidad como medio conceptual […] es abstracta si no se subraya que esa totalidad es totalidad de base y suprastructura […] [Y] la totalidad de base y supraestuctura es abstracta, si no se demuestra que es el hombre, como sujeto histórico real, quien crea en el proceso de producción y reproducción social la base y supraestructura, forma la realidad social como totalidad de relaciones sociales, instituciones e ideas, y en esta creación de la objetiva realidad social se crea al mismo tiempo a sí mismo como ser histórico y social, lleno de sentido y potencialidad humana, y realiza el proceso infinito de “humanización del hombre”vi.

Desde nuestra lectura, es posible encontrar en la perspectiva de Hegemonía de Gramsci y los aportes sobre la “formación de la clase obrera“(y la noción de experiencia) de Thompson, una lectura dialéctica de la conexión entre sujetos, procesos y estructura, coherente con el planteamiento de totalidad de Kosik. Evidentemente, el eje de esta conexión, como nos muestra Kosik, está en comprender el papel activo del ser humano, en la reproducción de sus condiciones históricas. En este sentido, Thompson logra un gran aporte sobre esta conexión, en su estudio sobre la formación de la clase obrera en Inglaterra, donde nos indica que la clase obrera no es una “materia prima” sobre la cuál caen las “relaciones capitalistas” para formarla. Si la clase obrera existe como una comunidad con consciencia de la identidad de sus intereses, es porque ella misma ha sido la protagonista en la elaboración de sus intereses y de sus organizaciones políticas y laborales. En síntesis, la forma histórica en que se vivencia la relación de explotación, es una dimensión determinante en la formación de la clase obrera. Palermo parece señalar, explícitamente, esta misma comprensión. Sin embargo, el intento de recuperar esta concepción en su análisis naufraga. Veamos cómo:

En su descripción del periodo de Reconfiguración de la hegemonía empresarial, Palermo se detiene a estudiar las movilizaciones obreras contra la privatización y desregularización del sector petrolero en la Argentina. Estas luchas, las cuales entran dentro la categoría de resistencia de Palermo, se fortalecen desde los sentidos ypfeanos (recuperación de su experiencia como clase en el pasado). Pero al finalizar el acápite, nos encontramos con que todo este proceso de movilización pasa desapercibido por el proceso de “Reconfiguración de la hegemonía empresaria”; que simplemente vence esa resistencia. Esto nos indica que esta fase de movilización obrera analizada por Palermo, no ha ido más allá de los umbrales de la descripción (necesaria, pero no suficiente), del proceso de reproducción mental de la realidad (producción del conocimiento).

Hubiera sido importante encontrar la articulación del proceso contrahegemónico que, aunque no lo identifica Palermo, su material empírico se lo canta: la clase obrera petrolera que sufre el embate en el periodo de privatización neoliberal, estaba viviendo procesos de organización de fracciones obreras que se convierten en órganos con indicios de programas políticos (que pervive hasta el momento en que el autor realizaba su terreno, el año 2007); es decir, la clase obrera cuestiona el proyecto de la clase dominante desde sus propios marcos de legitimidad (experiencias vividas en la “comunidad fábrica). Este hecho, nos permite tener la hipótesis de que la vivencia de la clase obrera en el periodo estatal, no sólo fue la de una dominación hegemónica basada en la “comunidad horizontal”, sino que el sentido Ypfeano sirvió también para hacer resistencia (aunque a menor escala), en alguna medida. Si no fuera así, ésta apropiación del sentido ypfeano para construir un proceso contrahegemónico de los 90’ s, no hubiese sucedido. Ni tampoco hubiera sido necesario el llamado “periodo de terrorismo de Estado” para “reconfigurar la hegemonía”; pues no habría una amenaza sería. Y lo más posible, es que esa apropiación contrahegemónica, se haya gestado desde espacios genéticos que el autor arrincona detrás de “las prácticas fuera de la norma” y que de seguro no pudo observar con detenimiento. Esto determina que no pueda captar las fibras más delgadas del proceso de lucha de los 90´s.

El corto circuito entre la perspectiva teórica que Palermo pretende recuperar y el ejercicio efectivamente realizado en su investigación, tiene una explicación. Desde nuestra comprensión, este problema está vinculado a una concepción implícita que juega más activamente que la concepción explicitada, y que se traduce en la anulación del papel que la resistencia individual tiene en la formación de resistencias colectivas. El autor considera como resistencia sólo a la organización colectiva de obreros, que se manifiesta –moviliza- en oposición a los objetivos de la empresa. Desde este enfoque, es lógico que para el autor de “Cadenas de Oro Negro”, la hegemonía sea rara vez cuestionada, es lógico que se presente a la hegemonía como un ente que se consolida, se reconfigura y se consolida nuevamente, sin ningún contrincante al frente. Concretamente, consideramos que el problema de Palermo, es el siguiente: las vivencias y las reacciones de los distintos individuos, grupos y fracciones de la clase obrera dentro las relaciones de explotación, no son conectadas dentro del proceso de formación de la propia clase, en su lucha contra la dominación de la clase que ejerce la dominación. Esta desconexión, tampoco le permite a Palermo, articular y comprender la verdadera dimensión de la respuesta –y la habilidad- de las clases que dominan y se hacen dirigentes de este proceso.

En conclusión, consideramos que el estudio de la hegemonía empresarial, no corresponde a la visión de la totalidad concreta, sino a la visión estructuralista, pues el factor explicativo del fenómeno estudiado, recae sobre una entelequia, (hegemonía empresarial) que no conecta su reproducción con la actividad del sujeto social. Desde nuestra perspectiva, es necesario realizar discusiones y estudios comparados, para poder ir superando ciertos obstáculos estructuralistas que en Latinoamérica parecen haberse naturalizado en la producción científica.

III. Notas
iPagina 281 en Palermo, Hernan (2012) Cadenas de oro negro en el esplendor y ocaso de YPF. Buenos Aires: Antropofagia.
iiPagina 79-80 en Gramsci, Antonio (1999) Cuadernos de la Carcel. Mexico D. F.: Ediciones Era.
iiiPagina 80 Idem.
ivBurawoy, Michael (1989) El consentimiento en la producción. Los cambios del proceso productivo en el capitalismo monopolista. Madrid: MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL.
vPagina 75 en Kosik, Karel (1990) La dialectica de lo concreto.
viPagina 75 idem.