-->

Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

1 2 3 4 5

viernes, 2 de noviembre de 2018

La “sobrecalificacion”: Un síntoma de las contradicciones capitalistas en los mercados de trabajo


Tania Aillon Gómez

Fotografía: http://fundacionperiodismo.org, 22/07/2018.
En la dinámica del capitalismo contemporáneo, tanto la flexibilización laboral, como la automatización creciente, han contribuido a la expansión del ejército industrial de reserva[i]. En estas circunstancias,  ante  la posibilidad  de un paro prolongado, muchos aspirantes a optar un cargo,  se ven obligados a aceptar puestos vacantes que no corresponden con su nivel de formación[ii], en tanto que el patrón está en condiciones de seleccionar candidatos e incluso de elegir  a los más calificados, habida cuenta que la masificación de la educación, ha contribuido a la presencia de una cantidad considerable de fuerza de trabajo calificada  en los mercados de trabajo. A este fenómeno se lo ha denominado como “surqualification”, “déclassement” o sobre calificación. En este corto artículo, reflexionamos esta aparente incongruencia, entre la calidad de la fuerza de trabajo ofertada y la demandada en los mercados de trabajo. 

1. LA “SOBRE CALIFICACIÓN” COMO UN NO RECONOCIMIENTO AL VALOR DE USO DE LA FUERZA DE TRABAJO CALIFICADA.

Con la existencia de  un amplio ejercito industrial de reserva en el capitalismo contemporáneo, que hace más cierta,  la vivencia de un paro prolongado, se abre la posibilidad de que, sin que se cualifiquen las habilidades y capacidades de un  trabajador, es decir,   se desconozca  su  jerarquía profesional  en la escala de puestos de trabajo y  el nivel  salarial correspondiente a su  grado de formación, los patrones echen mano de las calificaciones y habilidades de este trabajador  como valor de uso, sin reconocer su valor de cambio. Para esto, como sucede en los mercados internos de las empresas chinas en Bolivia, se contrata, por ejemplo, un maestro constructor, con todas las capacidades y habilidades que ello implica, como peón, valiéndose de la existencia de una amplia oferta de fuerza de trabajo[iii].  

Fotografía: https://www.paginasiete.bo, 25/06/2015.
Esta distancia entre las competencias adquiridas en la formación y las reconocidas; efectivamente, por los empresarios, (las “calificaciones” “cualificantes”)[iv], se comprende, desde los procesos que tratan de sacar ventaja, tanto del mayor o menor nivel de institucionalización o del mayor o menor nivel de socialización de la formación profesional[v]  y/o; además, de la correlación de fuerzas entre patrones y trabajadores.

En estas circunstancias,  la no cualificación(reconocimiento en el mercado  del valor de cambio  de la fuerza de trabajo)  de las habilidades y capacidades del maestro constructor, no supone; necesariamente, un desperdicio del valor social producido; sino más bien, una apropiación, por parte de los patrones de una parte del valor correspondiente a la retribución salarial de la categoría ocupacional correspondiente a trabajador cualificado(maestro albañil, en este caso); una apropiación; de esa parte del trabajo,   que en lugar de traducirse en salario, se trastoca, por un artilugio patronal en plus trabajo.  Una apropiación, que significa sobreexplotación de fuerza de trabajo, porque se está pagando   un salario por debajo del valor medio recocido a la fuerza de trabajo de un maestro albañil, en el caso que ilustramos.

 2. LA “SOBRECALIFICACIÓN” COMO DESPERDICIO DEL VALOR SOCIAL PRODUCIDO.

Cuando los trabajadores, como en el caso anterior, son contratados en un cargo que está por debajo de su nivel de formación(valor de cambio),pero que además, realizan tareas(valor de uso) correspondientes a un nivel más bajo a su calificacion, estamos frente a una “sobre calificación”,  que al no ser cualificada en el mercado(considerada para su jerarquización y atribución de la remuneración salarial que le corresponde ) provoca; de forma permanente, una pérdida del valor producido por la sociedad; valor incorporado o invertido socialmente en la formación de una determinada fuerza de trabajo, por lo que esta inversión se convierte en superflua en términos de Marx, superflua para el capital.  Se trata de un fenómeno más o menos generalizado en el capitalismo contemporáneo.

 En Europa, más específicamente, en países como Francia, las investigaciones realizadas en los mercados de trabajo, encontraron la sobre calificación (déclassement), entre diplomados de la enseñanza superior; Guironnet[vi] observa; en este sentido, una incongruencia entre diploma y remuneración, que el autor identifica como   un “déclassement (sobre calificación) estructural, para los diplomas de enseñanza superior, el mismo que fue en aumento, de 2.6 en 1982 a 10% en 2002. Otros estudios más recientes[vii], hacen evidente que tres años después del fin de sus estudios, del 20 al 28% de los jóvenes en 2010, en Francia, ocupaban un puesto de trabajo que puede ser asimilado a una situación de “déclassement” o “sobre calificación”.

La sobre calificación, como desperdicio del valor social producido no solo la encontramos entre los diplomas superiores, sino; además, en niveles más modestos de trabajadores. Estudios como el de Pascal, Lazuech y Troger[viii], en un oficio, entre las mucamas de hoteles de lujo en Francia, hace evidente que  la sobre calificación puede estar inducida  por las nuevas tecnologías de racionalización del trabajo (homogenización, formalización de los oficios), que vuelven secundarias ciertas competencias profesionales, que constituyen la parte  “noble” de un oficio (el trato sofisticado y atento con una clientela de elite), convirtiendo a estas mucamas, de más en más, en simples técnicas de limpieza, sin autonomía, ni márgenes de maniobra. La aparición de esta “sobre calificación” relativa, abre la posibilidad, para que los patrones introduzcan en este mercado de trabajo, a jóvenes que, sin tener las competencias profesionales de las antiguas mucamas, se ajusten a los procesos de homogenización y formalización del oficio y cobren salarios, comparativamente más bajos. 

Estudios de la CEPAL[ix] en América Latina, señalan que al mismo tiempo que se produce un aumento del nivel educativo de los jóvenes que entran al mercado de trabajo; un número creciente de ellos, no encuentran un empleo acorde con su formación. La sobre calificación, como desperdicio del valor social producido lo encontramos en países como Bolivia, principalmente, en los mercados internos de trabajo de las empresas públicas. Profesionales con nivel de licenciatura, que en empresas municipales trabajan como obreros u obreras, por recortes presupuestarios o porque no se puede proceder a su retiro en el marco de la Ley General del Trabajo. En los espacios administrativos del Estado, se encuentran de licenciadas en Ciencias Jurídicas, contratadas como “consultoras” bajo la modalidad de “venta de Servicios”, encargadas de trabajos auxiliares, de acuerdo a requerimientos inmediatos, que están muy por debajo de las competencias adquiridas durante una formación universitaria de 5 años.  Es el mimo caso de licenciados en Sociología, Agronomía, Derecho, contratados como encuestadores por el Instituto nacional de Estadística (INE)

 CONSIDERACIONES FINALES

Puede decirse que la sobre calificación es un síntoma, que, con sus especificidades, muestra la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo calificada (en este caso) y las relaciones sociales de producción capitalistas. Una contradicción que, en el plano fenomenológico, aparece como frustración de una masa de trabajadores calificados, que no encuentran su correlato en el mercado de trabajo, por lo que deben contentarse con puestos de trabajo por debajo de su nivel de formación y de sus expectativas afianzadas en una inversión en educación (tiempo, dinero, energía) que no es retribuida ni económica ni socialmente en los mercados de trabajo. Aquí la realización del sus posibilidades laborales, queda  solo como potencialidad, coartada por la lógica del mercado de trabajo, que tenderá a  valorizar, como nos recuerda  Naville[x], solo  una parte de las capacidades adquiridas en los procesos formativos,  habida cuenta  que la cualificación  no es el resultado de una consideración técnica(capacidades y habilidades concretas para el desempeño en un puesto de trabajo);  sino más bien, de los requerimientos específicos en los mercados de trabajo en un momento dado.

Esta forma en que se produce la cualificación en los  mercados de trabajo,   abre la posibilidad al derroche, más o menos continuo, del valor social invertido en la formación de  fuerza de trabajo(destrucción de fuerzas productivas),  en la medida en que la producción de fuerza de trabajo calificada supone un costo social que no es valorizado en los mercados de trabajo, con las connotaciones sociales e individuales que eso implica, en una sociedad que debe ajustar el uso de la fuerza de trabajo a los requerimientos de la competencia capitalista, regida por  el tiempo de trabajo socialmente necesario, para producir los bienes y servicios.

    Todo esto constata las limitadas posibilidades de realización de nuestras capacidades y posibilidades como trabajadores, en el mundo capitalista, al mismo tiempo que nos cuestiona, sobre el alcance de esa búsqueda interminable de la relación necesaria y directa entre formación y empleo[xi], en la que se empeñan las políticas educativas, para disminuir el desempleo.  Mas bien,  se trata de la constatación, de que, aunque parezca  paradójico, la separación entre la formación y el empleo, abre la posibilidad, a  que los empleadores encuentren en los mercados de trabajo, en todo momento, a los trabajadores que mejor se ajusten a sus requerimientos[xii], en un espacio social en el que la fuerza de trabajo, como capacidad laboral, circula como mercancía.



[i] Marx, Karl (1986) El capital, Tomo I. México: Siglo XXI.
[ii] Di Paula, V. y Moulliet, S. (2009) Femmes et fonction publique: un risque calculée de de déclassement, travail et emploi n 120 nov-dic.
[iii] Castro, Luis. F. (2018) Sobreexplotación al estilo chino y su impacto sobre el trabajo en el sector de la construcción. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com/p/inicio.html, última visita el 30 de octubre de 2018.
[iv] Naville, Pierre (1979) Qu’estce-que la qualification du travail? En L’année sociologique, No 30, pp.497-503.
[v] García, Jorge  (2006) El trabajo como relación social: Una problematización del modo de construcción del objeto, a partir de la sociología del salariado de Pierre Naville (Mimeo).
[vi] GUIRONNET, J. P. (2006), La sureducation en France : vers une dévalorisation des diplômes du supérieur?, en Economie Appliquée, Tome IX, n° 1, pp. 93-120.
[vii] Moncel, Nathali (2012) Quelle qualité d’emploi pour les jeunes diplomés du superieur, formation emploi. Visto en: http//formation emploi.revues.org/3538, última visita el 30 de octubre de 2018.
[viii] Pascal, Guilbert; Lazuech, Gilles y Troger, Vincent (2013) Les femmes de Chambre de l’hotelerie de luxe ou le declassemnt d’une elite invisible”, en Reveu Fomation et Emploi, julio –septiembre, pp. 27-44.
[ix] CEPAL (2006) Los jóvenes y el empleo en América Latina: desafíos y perspectivas ante el nuevo escenario laboral. Bogota: CEPAL y Ediciones Mayol.
[x] Naville, Pierre (1979) Qu’estce-que la qualification du travail? En L’année sociologique, No 30, pp.497-503.
[xi] Tanguy, Lucie (2008) La recherche de liens entre formation et l’emploi: Une institution e sa revue-Un point de vue, en Revita formation emploi, No101, pp.22-39.
[xii] García, Jorge  (2006) El trabajo como relación social: Una problematización del modo de construcción del objeto, a partir de la sociología del salariado de Pierre Naville (Mimeo).