-->

Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

1 2 3 4 5

viernes, 15 de agosto de 2014

Un nuevo Código del Niño, Niña y Adolescente ¿Una solución al trabajo y explotación infantil?


Mauricio Piejko Patiño



      Después de una sistemática negación del gobierno del MAS. –y anteriores gobiernos- al reconocimiento legal de la infancia trabajadora, los niños trabajadores de Bolivia a la cabeza de los líderes de la UNATSBO  (Unión Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia) lograron a través de  propuestas normativas y arduos procesos de movilización, avances en materia legal sobre el reconocimiento de la capacidad de los niños y niñas en participar activamente en la dinámica económica en edades más tempranas. El nuevo Código Niño, Niña y Adolecente  promulgado por la Ley 321[i] establece una edad mínima para trabajar de 10 años para niños y niñas que realizan actividades en razón de independencia (cuenta propia)  y 12 años como edad mínima para aquellos niños y niñas que trabajan bajo relaciones de dependencia (asalariados).  Esta Ley, y particularmente los artículos que tratan del trabajo infantil, son la síntesis de un proceso de lucha  que ha llevado a cabo la UNATSBO durante la última década en contra  de las posturas abolicionistas del trabajo infantil encarnadas en los gobiernos (anteriores y en el actual)  y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

Fotografía: http://tdhasudamerica.org, 12/04/2014
      Desde la posición de la UNATSBO, el trabajo del niño es concebido un derecho: “[E]l trabajo dignifica, el trabajo es una actividad social que contribuye a una formación integral de las persona, es por ello que es un derecho para nosotros, los niños y niñas”. Sin embargo, remarcan la importancia de diferenciar el trabajo infantil de la explotación infantil: “El trabajo es dignificante, humaniza y forma, en cambio la explotación es un delito, destruye y deteriora” así ellos se manifiestan en lucha contra  toda forma de explotación y trabajo forzado de niños, niñas y adolescentes[ii].  En este marco,  las principales demandas de la UNATSBO radican: 1) en el reconocimiento jurídico, político, económico y social del trabajo infantil, 2) en el derecho a la  educación de calidad para todo niño, niña y adolescente que trabaja, 3)  en las garantías y fortalecimiento de sus organizaciones independientes  y 4) en una regulación laboral que prohíba la explotación infantil y garantice los derechos laborales de los niños trabajadores. (Mi fortaleza es mi trabajo, 2010). Claramente se nota que los planteamientos políticos de la  UNATSBO se encaminan bajo el discurso de los derechos humanos, es decir, esta posición política en el marco de la actual sociedad capitalista, no es más que la defensa al derecho de los niños y niñas  a ser explotados.[iii]

      Por su parte, la posición del gobierno se ha orientado hacia la erradicación del trabajo infantil. Los gobiernos a nivel regional, y particularmente,  el gobierno del MAS, bajo los preceptos  de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), conciben que el trabajo infantil es un factor determinante en el círculo vicioso de la pobreza; es decir el trabajo infantil   es visto como causa y efecto de la pobreza. Para ellos, el trabajo infantil es resultado de la pobreza,  pero que al mismo tiempo es causa,  dado que muchos niños y niñas trabajadores presionados por la necesidad que deviene de la pobreza,  renuncian a una educación  que  les permitiría generar mayor ingreso económico en el futuro. Por ello,  es lógico que el ex Ministro de Trabajo, Empleo y Previsión Social, Feliz Rojas  manifieste que: [L]os niños trabajadores de hoy serán los pobres del futuro”, enfatizando los duros esfuerzos que realiza el gobierno en la erradicación del trabajo infantil para el desarrollo social de Bolivia . Estas consideraciones son las que han caracterizado  la política pública  del gobierno del MAS hacia la niñez trabajadora en estos años.

   Es evidente, la contradicción existente entre las posiciones, por una parte la UNATSBO que exige el reconocimiento legal y social del trabajo infantil, y por otra el gobierno que pretende prohibir y erradicar el trabajo infantil. Sin embargo, ambas concuerdan en  que se debe erradicar y prohibir  todas aquellas formas de trabajo infantil que impliquen peligros y explotación, que atenten contra el bienes estar y dignidad del menor, en concreto, se habla  del trabajo de niños en la zafra, en la mina, en la construcción, en el comercio nocturno, en los servicios domésticos,  trabajos con maquinaria pesada, como cargadores, etcétera. Todos estos trabajos  denominados como las peores formas de trabajo infantil según la OIT[iv]

           
Fotografía: Los Tiempos,12/06/2009
     Este es el escenario en el cual se plantea la problemática del trabajo infantil en Bolivia. Sin embargo, cabe preguntarnos, si tanto el reconocimiento o la negación del trabajo infantil solucionan el problema de fondo, si realmente con ellas se mejorarán  las condiciones de vida de miles de niños y niñas que trabajan hoy en día.   ¿Serán las propuestas de la UNATSBO del reconocimiento legal y social del trabajo infantil la respuesta, o bien  la respuesta se encontrará en las políticas de erradicación del trabajo infantil del gobierno del MAS?, ¿En qué medida el proyecto de Ley 321 en vigencia mejorará realmente, las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en Bolivia?

  Antes de poder responder cualquier pregunta es importante  analizar el contexto social y económico en el cual emerge el trabajo infantil en Bolivia, para ello cabe cuestionarnos: ¿Qué tan generalizado es el trabajo infantil en Bolivia?  ¿Por qué  los niños y niñas se vean obligados a trabajar desde edades muy tempranas? ¿Cuáles son las principales formas de trabajo infantil?

      En el día a día  no tomamos la suficiente atención para darnos cuenta del papel activo que  juegan los niños y niñas trabajadores en la dinámica económica de la sociedad; vemos a la pequeña niña vendiendo caramelos en el kiosco de la esquina o al niño lustra botas que toca la puerta de las oficinas, o a los niños y niñas  artistas que hacen todo tipo de piruetas en los semáforos, o también aquel niño que nos sirve el almuerzo en la pensión del barrio o bien aquel que es vocero en el transporte público.  Bueno, estas son algunas entre  muchas otras actividades, que desempañan los niños, niñas y adolescentes en las calles de la ciudad y de los cuales todos  los días accedemos sin tomar la suficiente atención.

    Según los informes de la UNATSBO, hoy en día se calcula  que existen aproximadamente un millón de niños, niñas y adolescentes  que trabajan en Bolivia, muchos de ellos en condiciones laborales de alto riesgo que perjudican su desarrollo físico e intelectual, y con remuneraciones que apenas alcanzan, en el mejor de los casos, a cubrir su propia alimentación. En cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), para el 2011 se estimó que existían en promedio 500.000 niños y niñas trabajadores menores de 14 años, de los cuales el 60% se encontraban en el área rural y el 40% restante en el área urbana. Todos estos datos nos indican una tendencia a la mayor participación de niños y niñas desde edades muy tempranas  en los mercados de trabajo en Bolivia.  
         
¿Por qué los niños y niñas tienen que trabajar desde  edades tan tempranas?  

LOS NIÑOS Y NIÑAS EN BÚSQUEDA DE MEJORES CONDICIONES DE VIDA PARA SUS FAMILIAS.


    La dinámica del capitalismo  en América Latina y particularmente en Bolivia se ha caracterizado históricamente por un bajo desarrollo industrial, que ha generado ganancias para un capital nacional y extranjero a través de la soperexplotación de la mano de obra y la extracción y exportación de recursos naturales[v].  Estos rasgos delimitan la condición de subdesarrollo en el cual estamos inmersos históricamente, y que al parecer  con el gobierno del MAS no existe reversión alguna.  Hablamos de un capital nativo que no sigue un camino sostenido a la industrialización y que toma como base de su competitividad,  el pago de salarios por debajo del costo de vida (fuerza de trabajo barata). Y un capital extranjero  que controla, explota y comercializa nuestros  recursos naturales. En este contexto,  veremos que en Bolivia existe un gran número de trabajadores  que reciben salarios insuficientes para la subsistencia personal y familiar. Además, al no contar con una estructura económica que tenga como base producción  industrial,  el gran contingente de trabajadores y trabajadores son subutilizados en pequeñas unidades de producción y negocio que exige la participación de todo la familia (subempleo).

Fotografía: UNICEF Televisión
   Concretamente, en estos tiempos de “Proceso de Cambio”  evidenciamos una clara caída en el poder de compra de los ingresos que reciben los trabajadores asalariados (obreros,  empleados públicos,  empleadas del hogar, etc.), contradictoriamente, al importante crecimiento real de las ganancias que han obtenido las empresas capitalistas y el Estado en estos últimos años[vi].    Los cálculos nos muestran que con el Salario Mínimo Nacional (SMN) de 1.440 bolivianos (establecido por Decreto Supremo 1988, en mayo del 2014) tan solo se cubre el 65% de la Canasta Normativa Alimentaria (CNA), es decir, el SMN actualmente solo cubre el 65% de todos los alimentos mínimamente requeridos para asegurar una alimentación  digna para el trabajador y toda su familia[vii] -eso es sin contar con aquellas necesidades básicas como salud, educación y vivienda. Todos estos son indicadores que nos llevan a pensar que las condiciones de vida de la familia boliviana  no han mejorado, y que por tanto exige que niños y niñas de menor edad se inserten en  una actividad laboral.   

      Vemos que en los centros urbanos, los padres y madres del niño trabajador son fundamentalmente estos trabajadores asalariados que reciben salarios ínfimos,  pero también estos niños trabajadores  son hijos e hijas  de padres y madres  que trabajan  pequeñas unidas productivas y comerciales,  organizada individual o familiarmente, que no son absorbidos por el sistema de empleo relativamente estable o que no pueden incorporarse a este mercado de trabajo como asalariados, y que tienen como ingreso económico recursos por debajo del SMN. Así, ante tales condiciones,   los niños se ven obligados a trabajar  desde edades muy tempranas para subvencionar las necesidades familiares. Son estos niños y niñas trabajadores los que están condicionados a dejar las escuelas. Las condiciones de vida en las que viven les exigen desempeñar actividades laborales de muy baja remuneración a costa de su educación, de su salud,  de su recreación y su formación para el futuro. Dejan la escuela y el juego para dedicarse a un trabajo de adultos y poder  ayudar a mantener a sus familias. Así, el trabajo infantil es un fenómeno se engendra en un sistema de explotación.   
      
Pero, ¿dónde se insertan económicamente estos niños y niñas trabajadores en nuestras ciudades?

EL TRABAJO INFANTIL EN LAS CIUDADES.


      La información del INE[viii], revela que las principales actividades económicas que realizan los niños, niñas y adolescentes trabajadores de 7 a 18 años en los centros urbanos de Bolivia son: el comercio (28%),  la industria manufacturera (13%), la construcción (11%), servicios de alojamiento y comida (10%), y servicios privados, artísticos y en el hogar (7,7%).  Dada su relativa importancia, en esta oportunidad nos centraremos en la  actividad que desempeñan los niños trabajadores en la industria manufacturera.

      Recuperando las vivencias y experiencias  de los niños y niñas trabajadores de la UNATSBO, la forma concreta del trabajo infantil en la industria manufacturera  constituye un trabajo manual en talleres textiles, de metalurgia, de mecánica y carpintería, donde entran bajo la categoría de “aprendices” subordinados al dueño y a los demás obreros adultos (constituyen el eslabón más bajo en la jerarquía del proceso productivo), y donde cumplen en la mayoría de los casos, una jornada laboral diaria superior a las 10 horas en condiciones de trabajo peligrosas (manipulación de máquinas pesadas  y herramientas de trabajo corto punzantes) . Generalmente,  el pago por su fuerza de trabajo representa menos de la mitad de lo que recibe el obrero adulto, además que se realiza por pieza o producto terminado (a destajo)[ix].

Fotografía: http://www.asesorlaboral.org
      Las características del trabajo de los infantes en la industria en Bolivia nos evidencia a primera vista que los niños están concebidos, como bien Marx lo define al analizar el trabajo infantil en Inglaterra en el siglo XIX, como pequeñas maquinas generadoras de plusvalía[x].  Vemos en general que los niños son sobreexplotados en dos sentidos: por una jornada laboral extendida que sobre pasa las 8 horas de trabajo normadas, y en un segundo sentido, por una intensificación del trabajo atribuida a la  forma de  pago a destajo[xi]. Además, a esto se suma,   la    incipiente magnitud del salario que reciben los niños trabajadores debido a una desvalorización de su fuerza de trabajo por la imagen inferiorizada que se tiene de ellos.    Así, esta forma de trabajo infantil  es lacerante, en la medida en que, el capitalista manufacturero, transforma a personas que no han alcanzado la madurez, en simples máquinas de hacer ganancia, impidiendo la posibilidad de desarrollar plenamente sus capacidades intelectuales, inclusive dejando secuelas físicas para toda su vida. Los informes de la OIT muestran que entre el año 2012 y 2013 han existido aproximadamente 3.870 accidentes en trabajos que desempeñan los niños en Bolivia, de los cuales 546 han significado la muerte del menor. En el informe también se muestra que el 70% de los niños y niñas que trabajan en actividades industriales relacionadas  con la fundición y metalurgia han presentado problemas cognitivos y de aprendizaje, y en el caso del 78% de los niños cargadores han presentado problemas de crecimiento con efectos irreversibles.  

      Cuando vemos la forma del trabajo infantil que se asume en la industria, consideramos que no es algo casual. Para el empresario industrial manufacturero, el utilizar niños y niñas en los procesos de producción  es una necesidad técnica y económica que le permite acrecentar su margen de ganancia. Por una parte, porque los niños trabajadores representan fuerza de trabajo, ágil, dócil y manipulable que se adecua de mejor manera -en relación a la fuerza de trabajo adulta- a los procesos productivos; y por otra parte,   porque el emplear niños y niñas en el trabajar, le resulta, al empresario,  abaratar costos,  considerando la profunda desvalorización que se tiene de la fuerza de trabajo infantil. De este modo,  el carácter vulnerable, inocente e ingenuo de los niños, los hacen  atractivos para el capitalista en su implacable afán por acumular riqueza.

CONSIDERACIONES FINALES.


      Como vimos, el trabajo infantil, particularmente en Bolivia, es una respuesta inmediata a las paupérrimas condiciones de vida que tienen los padres y madres de los niños trabajadores. Prohibir el trabajo infantil y el negar que niños menores de 14 años trabajen, como la OIT pretende, es llevar a la clandestinidad e ilegalidad el trabajo que desempeñan  aproximadamente 850 mil niños y niñas en Bolivia, poniéndolos en mayores condiciones de riesgo y vulnerabilidad.  

      Los argumentos tanto de la OIT, como del gobierno de mostrar que el trabajo infantil es un factor de pobreza (circulo vicioso de la pobreza) nos evidencia las claras pretensiones de mistificar la verdadera causa de la pobreza en las sociedades latino americanas; el capitalismo y su inherente carácter explotador. Así, la OIT y el gobierno al tratar de desviarnos  la mirada de que el trabajo infantil es la causa y efecto de la pobreza, develan en el fondo el contenido pro-capitalista  de sus argumentos.  
       
      No obstante, los últimos acontecimiento nos muestran que la posición del gobierno del MAS,  se torna oportunista, ya que  a consecuencia de la movilización de la UNATSBO (una correlación de fuerzas desfavorable)  abandona su posición  de erradicador, para determinar el reconocimiento formal del trabajo infantil, a través de la promulgación de la Ley 321 – Nuevo Código del Niño, Niña y Adolescente.  Sin embargo,  el reconocimiento legal del trabajo infantil para niños y niñas mayores de 10 años (dependiendo el caso)  no significa que se traduzca en la mejora  de las condiciones de vida de los niños y sus familias. 

      La UNATSBO con su discurso del derecho a trabajar –que en el marco de la producción capitalista no es más que el derecho a ser explotados- no soluciona en nada el problema de fondo. Inclusive, la consigna que maneja la UNATSBO de prohibir el trabajo forzado de niños y niñas es algo absurdo porque sabemos que toda forma de trabajo en el capitalismo es trabajo forzado y condicionado.  Además, aquellos intentos por parte del gobierno de eliminar la explotación infantil por medio de una aplicación normativa, se convierte en un saludo a la bandera considerando la incapacidad del Estado y el gobierno para poder hacer cumplir  las normas.[xii]

      En la medida en que no se trastoque las bases de una sociedad que se basa en la explotación de los trabajadores y trabajadoras,     ninguna reforma se traducirá en mejora real en la calidad de vida de los niños trabajadores y sus familias. En consecuencia, la desaparición  del trabajo infantil pasa por la eliminación de la explotación de sus padres y madres.   Si no se plantea una lucha consecuente contra la explotación capitalista, cualquier reforma y reconocimiento legal caerá en saco vacio y no resolverá  el problema  de la explotación del trabajo infantil.          






[i] La Ley 321 fue promulgada el pasado 17 de julio de la presente gestión, bajo el ejercicio presidencial de Alvaro Gracia Lineras.  Ver: http://www.senado.bo/noticia/presidente_sanciona_ley_321_codigo_nina_nino_y_adolescente
[ii] UNATSBO (2010) Mi fortaleza es mi trabajo.
[iii] Las ONG´s de financiamiento europeo han jugado un papel activo sobre  la UNATSBO, dado que son las que han provisto;  en gran medida,  los recursos económicos para consolidar la UNATSBO como organización y acción política. Así, de una forma poco inocente estas ONG’s han incidido ideológicamente a través de la figura de financiamiento. El discurso de los derechos humanos devela en esencia el contenido burgués de sus argumentos. Su accionar que gira en torno, sobre todo, en transformaciones normativas,  son las pretensiones de dar un sentido humano a la producción y explotación capitalista contemporánea.   
[iv]  Nippierd, Anne-Brit; Gros-Louis, Sandy  y Paul (2008) Eliminación del trabajo infantil: Guía para empleadores. Ginebra: OIT.
[v] Marini, Ruy Mauro (1973) Dialéctica de la dependencia. México D. F.: Editorial Era.

[vi] Aillón, Tania (2014) El estancamiento de la mejora en las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera en Bolivia. Visto en: http://llankaymantabolivia.blogspot.com

[vii] Ídem.
[viii] La información que se muestra ha sido obtenida de la base de datos del Censo de Población y Vivienda 2012, misma que se encuentra disponible en: http://datos.ine.gob.bo/binbol/RpWebEngine.exe/Portal?&BASE=CPV2012COM
[ix] UNATSBO (2010) Mi fortaleza es mi trabajo.
[x] Marx, Karl. (2003) El capital. Tomo I.  Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
[xi]La forma de pago a destajo constituye la forma más efectiva para la intensificación del trabajo. “[U]na vez dado  el pago a destajo, naturalmente, el interés del obrero a obtener más ingresos lleva a emplear su fuerza de trabajo de la manera más intensiva posible, lo que facilita al capitalista la elevación del grado normal de intensidad sin la necesidad de supervisión. (Ídem., p. 675) 
[xii] Esto se hace claramente evidente con la regulación laboral para los trabajadores adultos, que ha aplicado el gobierno del MAS en estos últimos años. En general, estas políticas representan un aparente avance y ruptura con la lógica neoliberal de libre contratación, que en la década de los 90, ha generado la pauperización de las condiciones laborales y  de vida para los trabajadores bolivianos. Sin embargo, a pesar de los avances en letra escrita de la ley  sobre mejoras las condiciones laborales,  estas no transcienden en el plano de lo concreto. Vemos que no existen mejoras en las condiciones laborales, más al contrario se habla en este último tiempo de la precarización del trabajo en sus distintas dimensiones, económicas, sociales e incluso políticas (sindicatos) (CEDLA, 2012). Entonces si consideramos que el gobierno es incapaz de hacer cumplir su normativa -por su falta de fiscalización y su debilidad institucional- en cuanto a los trabajadores adultos, es lógico deducir que para el caso de los niños y niñas trabajadores será igual inclusive peor.