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martes, 13 de junio de 2017

¿Qué nos ocultan las categorías del "trabajo decente"?



Tania Aillón  Gómez




Fotografía: http://www.bolivia-riberalta.com, 05/11/2012
      El análisis tradicional, de cuño institucionalista, acerca de uno de los rasgos endémicos del mercado de trabajo en Bolivia, la “mala calidad del empleo” (subempleo), asocia de forma causal el empleo “formal” con el “empleo de calidad”[i] y el "empleo informal" con el “empleo de baja calidad” o variables económicas como el nivel de productividad de las empresas con los “buenos” o “malos” empleos.  Instituciones como el INESAD[ii], el PNUD[iii] y  el CEDLA[iv] , aunque en distintos términos,  coinciden en señalar,  que el "sector informal" de pequeña escala y de baja productividad, que sigue siendo el principal generador de empleo (el año 2012, el 58% de la población ocupada urbana trabajaba en el sector informal, prácticamente el mismo porcentaje que en 2001, esta proporción llega casi al 70% si se incluye a las áreas rurales) está asociado a la “mala calidad de empleo”.  Desde este enfoque, parecería que la solución a la “mala calidad” de los empleos, que impera en Bolivia, pasaría por “formalizar” a los emprendimientos informales, quizá flexibilizando distintas vías de regulación institucional[v].  Este articulo reflexiona, en base a referencia empírica, los límites de esta forma de estudiar el empleo, la que se ha “naturalizado” como reflexión socioeconómica, en nuestro medio.

1. LOS EMPLEOS DE “MALA CALIDAD” NO SON UNA EXCLUSIVIDAD DEL “SECTOR INFORMAL”

En el curso de nuestro trabajo de terreno, durante la última década, lo que encontramos es que la “formalidad” de las empresas no está; necesariamente,  asociada a empleos de “buena calidad”; más aún, en un periodo histórico caracterizado por la legalización de la externalización y subcontratación de fuerza de trabajo,  lo que encontramos son distintas vías, que en el marco de la “formalidad” de un contrato de trabajo,  dentro de empresas legalmente instituidas,  reproducen  a escala ampliada,  los rasgos reconocidos como típicos del “empleo de mala calidad”: eventualidad, bajos salarios, ausencia de contratos escritos, ausencia de seguridad industrial, falta de protección en salud, etc.  Los testimonios obreros de empresas legalmente instituidas, dan cuenta de que éstas, incluso se apoyan en la legalidad, para reproducir los empleos de “mala calidad”, como testimonia un trabajador:



Fotografia: https://www.eldia.com.bo, 10/01/2017
“[S]e está haciendo su agosto [un obrero se refiere a los patrones] con esos jóvenes, los están yo le puedo decir en contratos a plazo fijo por ejemplo en mi empresa, dice la ley que después de recibir dos contratos plazo fijo por año, o sea son dos años perdidos y en esos dos años los acomodan en los trabajos más famosos, más contaminados o pesados ¡ya! Porque él sabe que dentro de o cuando el cumple los dos contratos, el tercero ya no le va a contratar, porque el tercero por ley es indefinido. ¡Pero él sabe que no le va a volver a contratar y le dice a finalizado tu contrato chau ¡gracias! Y meto a otro, con esa ley que dice que puede meter a plazo fijo por obra, mete lo explota, lo hace enfermar y como no tiene seguro nada y entonces se lo manda así…” (Extracto de entrevista a obrero de la industria, Grupo LLank’aymanta).



Con el Decreto Supremo 0521[vi] se legaliza la práctica de la contratación del trabajo eventual (asociada a los “malos empleos”) y  no solo la empresa privada,  formalmente constituida, reproduce la eventualidad; sino también, entre las empresas estatales, la eventualidad atraviesa todas las categorías ocupacionales, ya se trate de trabajos manuales ubicados en los puestos más bajos de la escala o en puestos que requieren una mayor formación técnica como la de  operador de maquinaria; en el primer caso, la eventualidad alcanza hasta el 80% de los trabajadores, como se puede ver en las siguientes estadísticas: 

Gráfico 1: OCUPACIÓN DE OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SECTOR PÚBLICO SEGÚN CONDICIÓN DE CONTRATO[vii]



     Es dentro de la formalidad y la legalidad que se reproducen los rasgos del empleo de “mala calidad”; si observamos la información siguiente, vemos cómo la eventualidad está asociada a los rangos más bajos de salarios en la manufactura formalmente constituida, donde hasta un 30% de la fuerza de trabajo contratada es eventual[viii]
Gráfico 2: RANGOS SALARIALES DE LOS OBREROS DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA, SEGÚN CONDICIÓN DE CONTRATO[ix]




La desprotección en beneficios sociales, está asociada; también, a la eventualidad; tanto en la industria privada, como en el sector público de la construcción.  Se puede observar en el siguiente gráfico,  el menor acceso a beneficios sociales que separa a los obreros eventuales de los que tienen contrato indefinido.
Gráfico 3: PORCENTAJE DE BENEFICIOS LABORALES* QUE RECIBEN LOS OBREROS DE LA INDUSTRIA PRIVADA Y DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SECTOR PÚBLICO, SEGÚN CONDICIÓN DE CONTRATO.
(En porcentaje)[x]




        Lo que resalta es que la época se caracteriza por la extensión del empleo de “mala calidad” a segmentos de mercado, señalados; tradicionalmente,  como “formales”, lo que hace evidente, los limites heurísticos con los que se encuentran estos enfoques inspirados en el “paradigma del trabajo decente”, que creen en el poder mágico de la norma y que contrastados con la realidad,  muestran que su categorización (formal-informal), se queda corta para explicar las transformaciones contemporáneas del empleo.
 
2. LOS EMPLEOS DE “MALA CALIDAD” ESTÁN AL INTERIOR DE EMPRESAS CON TECNOLOGÍA DE PUNTA.

       El enfoque de lo "formal" y lo "informal", se matiza con otra dimensión explicativa, el de la productividad[xi], asociando los sectores económicos de mayor productividad, con   los empleos de “buena calidad” y los empleos de “mala calidad” con los de menor productividad, es así como se explica; por ejemplo, la segmentación de los mercados de trabajo (léase la división entre empleos de “buena y de mala calidad”). 


Fotografía: http://www.eldeber.com.bo, 12/05/2017
 “[L]os mercados de trabajo segmentados son el principal síntoma de brechas de productividad entre trabajadores, la poca o nula capacidad de movilidad de un segmento a otro o la mejora de las condiciones generales de producción determinan que un contingente de trabajadores no logre dar saltos en productividad derivados de mejores condiciones productivas –léase economías de escala, acceso a capital, adopción tecnológica, gestión y protección de los recursos humanos, entre otros[xii].
           
      Desde esta perspectiva, no es posible comprender, cómo la informatización del proceso productivo, con el incremento inusitado de la productividad del trabajo a nivel mundial, esté acompañada de la proliferación de lo que se vino a denominar, precarización del empleo. Un caso paradigmático en nuestro medio, es el de empresas transnacionales petroleras en Bolivia que, pese a la tecnología de punta, en la que basan su productividad, reproducen la subcontratación en cascada[xiii], con todos sus efectos negativos sobre la “calidad del empleo”[xiv], lo mismo sucede en el seno de empresas de alta productividad como ENDE, que subcontrata todo el proceso de mantenimiento de captación de agua.



      Es decir, que no siempre, la posibilidad de apropiarse de mayor proporción de la riqueza producida, por contar con una más alta productividad del trabajo, se traduce en la creación de “empleos de calidad” para los trabajadores; más bien, lo que generalmente pasa, es que son los patrones, los  que  se apropian de los resultados económicos de la mayor productividad,  por lo que los enfoques que  relacionan  a las empresas con tecnología de punta con los “empleos de calidad” y a las que no cuentan con estos niveles de tecnológica con los “empleos de mala calidad” tienen un espectro explicativo sumamente limitado, que colinda con el determinismo tecnológico.

   3. EL MAYOR GRADO DE FORMACIÓN NO SE TRADUCE; NECESARIAMENTE, EN UN “EMPLEO DE CALIDAD”

Fotografía: http://elchacoinforma.com, 06/06/2017
        Inspirados en la teoría del capital humano[xv], los análisis sobre la “calidad del empleo”, suelen introducir, como otra dimensión explicativa, al capital humano, con el que cuenta el trabajador.  Según esta teoría, los niveles de ingreso de los trabajadores, tienen una relación positiva con los grados de habilidad y calificación que poseen, lo que permite lograr, mayores niveles de productividad y de ingresos[xvi], concepción que se asemeja; también, a la  corriente  institucionalista, que funda la discriminación en la calidad del empleo, en mecanismos institucionales, de tal forma que, por ejemplo,  los estudios universitarios, en tanto formación académica reconocida formal e institucionalmente, por un título universitario, será ligada a una mayor  calidad de empleo.



     Sin embargo, estas afirmaciones, que relacionan de forma unilateral, variables como educación y niveles de ingreso, no nos permiten explicar, algunos hallazgos en nuestro trabajo de terreno entre empresas industriales del medio, donde se constató que obreras con iguales niveles de instrucción que los obreros, reciben; en todos los casos, una menor remuneración, como se aprecia a continuación:  



Gráfico 4: SALARIOS MEDIOS DE LOS OBREROS /RAS DE LA INDUSTRIA POR NIVEL DE INSTRUCCIÓN SEGÚN SEXO[xvii]







     De la misma manera, cuando se analizan los niveles salariales de obreros del área urbana y del área rural, se observa que, pese a tener el mismo nivel de instrucción, los obreros de origen urbano, son los que perciben mayores salarios:
Gráfico No 5: REMUNERACIONES MEDIAS DE LOS OBREROS DE LA INDUSTRIA POR NIVEL DE INSTRUCCIÓN SEGÚN ÁREA GEOGRÁFICA DE LA QUE PROVIENE[xviii].

      En consecuencia, la valoración de las empresas no parece responder al reconocimiento de las capacidades técnicas adquiridas y los resultados mostrados, esto no lleva a plantear la posibilidad de que esta discriminación salarial esté permeada por una discriminación laboral por sexos o por origen regional. Otra ilustración se encuentra en el crecimiento de la oferta profesional de ingenieros, economistas, etc. que ha llevado a que muchos de ellos trabajen bajo el régimen de subcontratación, con salarios relativamente bajos, ocupados en los estratos más bajos de la escala jerárquica de instituciones como los bancos(cajeros), en el caso de los economistas, una suerte de lo que se conoce, en la jerga de la sociología del trabajo como “declassement”.  Todos estos fenómenos, están ligados a la valoración y revaloración de la fuerza de trabajo, como mercancía, proceso que rompe y/o recompone las barreras institucionales forjadas en un determinado periodo histórico, el que no puede ser visualizado por paradigmas epistemológicos como el del "trabajo decente", que niega justamente que la fuerza de trabajo sea una mercancía[xix].

CONSIDERACIONES FINALES
La importancia de mostrar las limitaciones explicativas de los análisis tradicionales de consumo masivo, acerca no sólo de la “calidad del empleo”; sino de otras dimensiones de la realidad social del país, radica precisamente, en que ellos, en lugar de permitirnos ir más allá de lo aparente (tarea de la ciencia), para transformar la realidad, nos dejan en la esfera de lo que Kosic [xx] llama la pseudo-concreción (informalidad-formalidad), en el plano de lo aparente. Con serias limitaciones, para explicar los orígenes de la dinámica del subempleo, el desempleo y/o la precarización de las condiciones laborales, debido a una visión epistemológica que entiende la producción de conocimiento, como el resultado de la agregación de variables seleccionadas con cierta arbitrariedad, o como el establecimiento de relaciones causales entre variables (informalidad-malos empleos, formalidad-buenos empleos, mayor productividad-buenos empleos, baja productividad-malos empleos) , divorciados de toda visión histórica, estos paradigmas legitimados por las instituciones oficiales, bien cumplen su misión histórica, la de difundir ideología sobre las consecuencias socioeconómicas de la acumulación capitalista  en la sociedades contemporáneas, en la medida en que, como señalaba Barán[xxi], una afirmación cierta sobre un hecho social, puede transformarse en una mentira, si el hecho al que se refiere es desprendido del todo social, del que forma parte integral.



[i] Este concepto es asumido en la literatura contemporánea por organismos como el PNUD, la CEPAL, siguiendo la línea de conceptualización de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que plantea el concepto de trabajo decente. Los indicadores de la calidad del empleo, en este enfoque serian:   la calidad remunerativa, que se relaciona con el nivel ingresos, mientras que la no remunerativa con la estabilidad del vínculo laboral, el nivel de esfuerzo que se demanda, el grado de subempleo, las condiciones de seguridad social de corto y largo plazo y las posibilidades de asociación laboral de los trabajadores.



[ii]  Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (2012)  Empleo y Regulación laboral Boletín Informativo, N° 4 – Septiembre.


[iii] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2016) Informe nacional de desarrollo humano: El nuevo rostro de Bolivia, trasformación social y  metropolización. La Paz: PNUD


[iv] CEDLA (2017) La desaceleración económica pasa factura a los trabajadores. Boletín informativo del Observatorio Boliviano de Empleo y Seguridad Social, 15 al 31 de marzo. La Paz: CEDLA


[v] Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (2012)  Empleo y Regulación laboral Boletín Informativo, N° 4 – Septiembre.


[vi] Decreto Supremo de mayo de 2010 que en su artículo 5 dispone  que  en caso de constatarse la tercerización, subcontratación, externalización, enganche u otras en tareas propias y permanentes del giro del establecimiento laboral, las trabajadoras y los trabajadores, las ex trabajadoras y ex trabajadores en forma personal o mediante su representación sindical, podrán acudir ante las Jefaturas Departamentales y Regionales de Trabajo dependientes del Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, para exigir el cumplimiento de sus derechos socio laborales. Del mismo modo que los empleadores que ocupen trabajadoras o trabajadores a través de otras empresas, en actividades propias y permanentes al giro del establecimiento laboral, son responsables de todas las obligaciones socio laborales,  así como de los aportes a la Seguridad Social, es decir, que mediante este D.S se legalizan estas formas de uso de la fuerza de trabajo,  con la única condición que se les reconozcan derechos laborales, mientras dure el tiempo en que se ocupe al trabajador bajo régimen de tercerización y/o subcontratación (Gaceta Oficial del Estado Plurinacional de Bolivia).


[vii] Elaboración del  Grupo de Estudios “Llak’aymanta”, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE), Encuesta departamental Cochabamba   a obreros de la construcción del sector público 2015.


[viii] Aillón, Tania y Piejko, Pauricio (2016) La dinámica de la desigualdad en las condiciones del trabajo obrero y la lucha sindical en la era del MAS. Ponencia presentada en el VIII Congreso Latinoamericano de Estudios del Trabajo: “La recuperación de la centralidad del trabajo en América Latina. Actores, perspectivas y desafíos”, Buenos Aires.


[ix] Elaboración Grupo “Llakaymanta”, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE)/Encuesta departamental Cochabamba a obreros de la industria manufacturera (2014).

[x] Elaboración del  Grupo de Estudios “Llak’aymanta”, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE), Encuesta departamental Cochabamba a obreros de la construcción del sector público 2015. *El porcentaje de beneficios laborales fue calculado a partir del número de beneficios estipulados por la Ley General del Trabajo y las últimas disposiciones laborales aplicadas por el gobierno durante el periodo 2006.

[xi] Esta idea es explotada en los siguientes análisis: Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (2012)  Empleo y Regulación laboral Boletín Informativo, N° 4 – Septiembre; Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2016) Informe nacional de desarrollo humano: El nuevo rostro de Bolivia, trasformación social y  metropolización. La Paz: PNUD

[xii] Cita extraída de Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2016) Informe nacional de desarrollo humano: El nuevo rostro de Bolivia, trasformación social y  metropolización. La Paz: PNUD, pp. 90.


[xiii] El concepto de subcontratación en cascada, da cuenta; inicialmente,  de un proceso, por el cual, las firmas líder o empresas madre, reorganizan la división del trabajo entre empresas(desde principios de los años 80), mediante formas de cooperación inter empresas y de fragmentación productiva, mediante la  contracción de rigideces salariales y la externalización de responsabilidades sobre empresas más pequeñas y sobre asalariados que no se benefician de sistemas de protección laboral,

[xiv] Los siguientes trabajos muestran prueba empírica de este hecho: Aillón, Tania (2009) “El control como freno a la eficiencia de la fuerza de trabajo en industrias de flujo continuo: El caso de las empresas petroleras en Bolivia” en Revista Búsqueda, N° 33. Cochabamba: IESE, pp. 107 – 132: Aillón, Tania (2008)  “El control de la fuerza de trabajo vía precarización y segmentación de las condiciones laborales en la industria petrolera en Bolivia” en Revista Búsqueda, N° 31. Cochabamba: IESE, pp. 47 – 71; Castro, Luis F. (2016) Obreros fluctuantes frente a la dominación patronal. El caso de la Refinería Gualberto Villarroel en Bolivia. La Paz: Grupo de Estudios del Trabajo Llank’aymanta y Muela del Diablo Editores.


[xv] BECKER, Gary S., (1983) El capital humano. Madrid: Alianza Editorial, pp 15-251.


[xvi] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2016) Informe nacional de desarrollo humano: El nuevo rostro de Bolivia, trasformación social y  metropolización. La Paz: PNUD.


[xvii] Elaboración Grupo Llank’aymanta, en base a la encuesta: “Mercados de Trabajo y Acumulación de Capital” (IESE-2014).

[xviii] Elaboración del  Grupo de Estudios “Llak’aymanta”, en base a la encuesta: “Mercados de Trabajo y Acumulación de Capital”, IESE-2014.

[xix] Lanari, María (2005) Trabajo decente: significados y alcances del concepto. Indicadores propuestos para su medición. Visto en: http://guia.oitcinterfor.org/sites/default/files/experiencias/Argentina_MTESS_trabajoDecente.pdf, última visita el 12 de junio de 2017.


[xx] Kosic, Karel (1990) Dialéctica de los concreto. México D. F.



[xxi] Baran, Paul (1980) Excedente económico e irracionalidad capitalista. México D. F.: Siglo XXI Ed.