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jueves, 28 de septiembre de 2017

La paradoja entre autonomía y control en la era de la informática


Tania Aillón Gómez


En la actualidad, de manera progresiva, el cambio en las formas de organización del trabajo plantea una serie de interrogantes sobre la obsolescencia de los dispositivos de regulación de la relación obrero - patronal, debido a la profusa informatización de las formas de control del trabajo. Si bien se trata de un fenómeno que afecta; principalmente, a los países centrales, Bolivia no está fuera de este proceso que se desenvuelve a nivel mundial.  

La informatización de la producción que caracterizó los últimos treinta años del capitalismo contemporáneo vino acompañada de voces de libertad de movimiento y de toma de decisiones para los trabajadores.  Desde los cuadros hasta los obreros de base, de acuerdo con el discurso oficial, se favorecerían de las bondades de la flexibilidad laboral, pudiendo acomodar el horario de trabajo a los requerimientos de la vida privada. Se daba por cerrada, en los países de capitalismo avanzado, la era del taylorismo, caracterizada por atar con cadenas invisibles al trabajador a su puesto de trabajo. En este artículo, queremos reflexionar, sobre cuál es la tendencia, que en la era de la informática, sigue la autonomía y la libertad de los trabajadores.


1. EL CONTROL PATRONAL EN LA ERA DE LA INFORMÁTICA.

Uno de los resultados de la profusión de los automatismos fue el alejamiento en el espacio laboral, entre los encargados de controlar el trabajo y los responsables de realizarlo. En estas condiciones, una solución técnica, por parte de los empleadores, fue constituir al software en uno de sus principales dispositivos de control. Paradójicamente, a medida que se desarrolló el teletrabajo[i], en lugar de que se amplíe la libertad en términos de movilidad espacial y de tiempo para los trabajadores (a consecuencia  de las modificaciones en el propio formato de organización del trabajo),  se pusieron a la obra una panoplia de dispositivos invasivos: los videos de vigilancia, con el registro de conversaciones, programas espía; pulseras que miden la velocidad del trabajo (como  el número de golpes que el trabajador da en el teclado, para controlar la productividad); el estado de salud del trabajador, su ritmo cardiaco, etc. Situación que ilustra, la tendencia capitalista, a controlar la intensidad de la jornada laboral, convirtiendo a los recursos informáticos en el nuevo “capataz” que vigila; cuidadosamente, para que los trabajadores no pierdan ni un instante .  En este sentido, el desarrollo de la automatización, en su diseño y uso capitalista, se pone al servicio de lo que Marx denominó la plusvalía relativa, mediante el control de la intensidad de la jornada laboral[ii].

Pero la informatización del control, no sólo se pone al servicio de la intensificación de la jornada laboral; sino también, al servicio de su extensión. Los geolocalizadores wifi sirven a la patronal, para saber en tiempo real, dónde está el trabajador, si éste cumple o no su jornada laboral. Mediante la tecnología android, el empleador penetra en el tiempo del no trabajado (el tiempo que el trabajador dedica a reponer las condiciones necesarias, para volver al trabajo: descanso, diversión, socialización, etc.), para solicitar información o para persuadir al trabajador de que se incorpore intempestivamente al trabajo; de esta forma, se va disolviendo la distancia, entre el tiempo de trabajo y el de la vida privada.  Para fines de localización, se cuenta con satélites que disminuyen al mínimo el margen de error y abren la posibilidad al rastreo intensivo, con la producción de un histórico de los movimientos efectuados. En Bolivia, instituciones públicas y privadas utilizan estos recursos tecnológicos, para el control del personal que trabaja en áreas de fiscalización de obras; en instituciones como el INE, en empresas de diseño de software y en consultoras privadas, se usan para el seguimiento minucioso de su personal. Esta tendencia a la prolongación de la jornada laboral en la era de la automatización, muestra cómo, en la medida en que la misma suplanta, de vez en vez, más trabajadores, la búsqueda de fuentes de valorización, que compensen la pérdida de fuerza de trabajo como fuente creadora de valor, se traduce en una tendencia al alargamiento constante de la jornada laboral de aquellos trabajadores que quedan como efectivos.

La justificación de los empleadores, para poner en marcha el conjunto de dispositivos de control, que operan de forma sorpresiva y que; incluso, invaden la vida privada de los trabajadores, es la de implementar un control defensivo, para reprimir comportamientos ilegales (incumplimiento de tiempos de trabajo, hurtos, etc.), fiscalizar el cumplimiento de los términos del contrato o la búsqueda de eficiencia productiva.  En estas circunstancias, paradójicamente, la posibilidad que abren los procesos informáticos de reducir la jornada laboral y ampliar el tiempo del no trabajo, se transforma en mecanismo de invasión de la vida privada del trabajador, al punto en que, en la actualidad, la legislación laboral en los países europeos,  debate un marco jurídico para el  teletrabajo, que se sitúa fuera de la forma tradicional del contrato, porque con la lógica invasiva de la patronal, la relación laboral prevalece sobre la privacidad de los trabajadores. 

La posibilidad del uso de robots en los procesos productivos, se convirte en otro recurso de control, mediante una práctica que se denomina esquirolaje tecnológico, para anular el efecto negativo, que tienen las huelgas obreras para la ganancia capitalista.  El esquirolaje tecnológico se produce cuando el empresario utiliza los medios técnicos que tiene a su disposición, para continuar en mayor o menor grado con su actividad durante la celebración de una huelga[iii].  Se trata de una medida que anula el derecho a huelga reconocido en los códigos del trabajo[iv], habida cuenta que la huelga significa cesación temporal del trabajo. De esta forma, no sólo se busca minimizar en el mayor grado posible, los efectos económicos de la huelga; sino también, convertir al esquirololaje tecnológico en recurso político, para modificar la correlación de fuerzas a favor de los empleadores y disuadir a los trabajadores, en la perspectiva de que desistan de la huelga como medio de lucha. Este atentando al derecho a huelga, reconocido en el propio código burgués, es justificado con el argumento de la “libertad de empresa”.
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2. LA CAPACIDAD DE TRABAJO, ESA INASIBLE OBSESIÓN DEL EMPLEADOR.

¿Cómo se explica que las bondades ofrecidas por la patronal, de trabajos cada vez más flexibles en tiempo y espacio, para que el trabajador distribuya de manera más libre, sus tiempos de trabajo y no trabajo, hayan derivado en un sistema de control mucho más ceñido y rígido que el que caracterizó a la época tayloriana?  Sin duda, la explicación se encuentra en la naturaleza de las relaciones sociales que se establecen entre patrones y trabajadores, relaciones sociales, cuyo objeto de intercambio, la capacidad de trabajo (fuerza de trabajo), tiene la particularidad de no ser un objeto como cualquier otro; su compra, aunque medie un contrato, solo significa el compromiso de cumplir un trabajo, bajo ciertas especificaciones de cantidad y calidad. Un compromiso que puede ser cumplido en distintos grados, dado que el portador de la capacidad de trabajo es un sujeto con voluntad propia.

Es en ese espacio, entre el trabajo prometido y el realmente realizado, que se sitúa el control patronal, espacio  que  no está  en la esfera de la circulación, donde se compra la capacidad de trabajo, sino en la esfera de la producción, sitio  privilegiado de despliegue histórico de las múltiples formas de control patronal, lugar que con el desarrollo inusitado de la informatización( fuerzas productivas) se vuelve más etéreo, menos sólido,  aguzando la imaginación  de los patrones, en la búsqueda de asir lo inasible,   la capacidad de trabajo, cuyo grado y calidad de despliegue, en ultima instancia ,depende de la voluntad de un sujeto, el trabajador. Este trabajador se le enfrenta al empleador, como opuesto a sus intereses, porque  siempre  encontrará las formas más creativas,  para evadir los mecanismos de explotación y dominación que se le  buscan imponer, no otra cosa significa que en la  actualidad, los trabajadores  en  países centrales como Francia, hayan incluido como reivindicación fundamental el derecho a la desconexión.

CONSIDERACIONES FINALES.

Se hace evidente; de otra forma, la paradoja, de que el medio más poderoso, para reducir el tiempo de trabajo, la máquina, como precisa Marx[v] se trastoca en medio infalible, para transformar todo el tiempo vital del trabajador, en tiempo de trabajo disponible para la valorización del capital. La posibilidad que abre la informática, para el desarrollo de un trabajo a distancia,  sin la presencia física del trabajador, en lugar de convertirse, para éste,  en fuente de autonomía en el manejo del tiempo y del espacio, deviene  en recurso, para el desarrollo de dispositivos de control, cada vez más sofisticados, por parte de la patronal, con el justificativo legítimo, en una sociedad en la que la fuerza de trabajo se convierte en mercancía, de que a los patrones se les cumplan los términos del contrato, porque ellos pagaron por el uso de la misma. En este sentido, nuestra reflexión nos lleva a afirmar que la explicación sobre los efectos de las tecnologías en los espacios laborales, no debe buscarse en ellas mismas, sino más allá de ellas, desde las relaciones sociales de las que surgen y dentro de las cuales son utilizadas, solo así es posible comprender, cómo la potencia liberadora de las creaciones humanas puede ser transformada en todo lo contrario, en fuerza de opresión y explotación. Pero también, podemos concluir que, para terminar con ese estado de cosas, es necesario transformar las relaciones sociales que reproducen al patrón como explotador y al trabajador como explotado.



 [i] Una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación -TIC- para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo.
[ii] Marx, Karl (2009) El Capital, Crítica de la Economía Política, Tomo I, Libro 2. México D. F.: Ed. Siglo XXI, pp. 398-399.
[iii] Taléns, Eduardo (2013)  ¿El esquirolaje tecnológico vulnera el derecho de huelga? (una cuestión abierta tras la última doctrina del tribunal supremo). Visto en:  
http://forelab.com/wp-content/uploads/Eduardo-E.-TalEns-Visconti-EL-ESQUIROLAJE-TECNOLOGICO-VULNERA-EL-DERECHO-DE-HUELGA.pdf, última visita el 18 de septiembre de 2017.
[iv] El contenido esencial del derecho de huelga consiste en una cesación del trabajo en cualquiera de las manifestaciones o modalidades que puede revestir”. Esta situación va a producir la suspensión del contrato de trabajo por el tiempo que dure la huelga. El objetivo de los trabajadores mediante esta práctica no es otro que ejercer presión y equilibrar las fuerzas para lograr la defensa de sus intereses.
[v] Marx, Karl (2009) El Capital, Crítica de la Economía Política, Tomo I, Libro 2. México D. F.: Ed. Siglo XXI, pp. 398-399.