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lunes, 10 de abril de 2023

Reseña al dossier No 10 de la REVISTA LAT: sobre los trabajos informales, precarios e inestables

 


Luis Fernando Castro


Esta reseña al dossier número 10 de la revista Latinoamericana de antropología del trabajo, dedicada al de tema de los Trabajos Informales, Precarios e Inestables[i], tiene el objetivo de problematizar aquello que en la actualidad es central en los estudios laborales: El devenir de los trabajadores frente de a un largo e ininterrumpido proceso de destrucción del  empleo estable, propio del llamado modelo económico fordista,  surgido en la posguerra y que habría sido replicado en varios países latinoamericanos con particularidades y limitaciones propias de economías de capitalismo periférico.

En esta reseña, la problematización de los diferentes artículos de la revista que hacen al tema central, será el pivote para analizar lo que hoy se debate cuando se habla de Trabajos Informales, Precarios e Inestables. Qué se piensa y se investiga sobre el tema y qué aportes se visibilizan en la actualidad.

En este dossier la discusión se divide en tres líneas. La primera, concentrada en investigaciones sobre los nuevos trabajos de plataforma, de teletrabajo y servicios. La segunda, centrada en el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado donde se pone en discusión la extensión del concepto de trabajo. Y, la tercera, que aborda la discusión sobre nuevas formas de trabajo remunerado que no entrarían dentro del concepto de trabajo asalariado y de los conceptos y nociones “clásicas” de empleo.

 

1. LA CLASE OBRERA FUERA DE LOS MÁRGENES DEL TRABAJO FORMAL

En el caso de la primera línea, los estudios se concentran en aquella clase obrera insertada en empleos que quedan fuera de los márgenes de lo que se considera un empleo formal (aquel empleo estable con el acceso a seguridad social). Por ejemplo, el trabajo de Daza, “Con Uber yo puedo sobrevivir, pero progresar no: el trabajo en plataformas digitales de transporte en Quito (Ecuador) dentro de un mercado laboral pauperizado”, explora la vida de los trabajadores de UBER y cómo el trabajo en plataforma extiende y mantiene la precariedad laboral, la autora concluye que, en un contexto en el

“que la incertidumbre es la regla y el trabajo escasea, aceptar opciones como ‘hacer Uber’ para sobrevivir es la “alternativa”. Sin embargo, a pesar de que los trabajos en plataformas son introducidos como actividades que garantizan libertad para escoger horarios de trabajo, nada de esto se cumple: solamente la degradación de las condiciones de vida de la persona y el hogar” (p. 18).

En la misma línea, el trabajo de Sánchez: “La innovación tecnológica y el teletrabajo: un análisis crítico desde los derechos humanos (Ecuador)”, realiza un análisis crítico del teletrabajo en el contexto actual del Ecuador en dos sentidos. Primero, muestra cómo el “teletrabajo emergente”, modalidad de trabajo rápidamente extendida por la pandemia de COVID19, es una forma más de precarización laboral. En segundo lugar, reflexiona sobre cómo en una sociedad con una tasa muy baja de conexión de internet, el acceso al teletrabajo se convierte en un “privilegio de pocos, de aquellos que tienen la posibilidad y reúnen requisitos como el acceso a internet (conectividad) y el conocimiento en el manejo de las nuevas tecnologías; esta situación acentúa mucho más la desigualdad social y aumenta las tasas de desempleo y subempleo” (p. 15).

En estos artículos se analiza críticamente, cómo los nuevos empleos creados con la digitalización, no aseguran mejora alguna en el modo de vida de la clase obrera, más al contrario, la precariedad asoma en esos puestos de trabajo, reafirmando otra vez, lo que en muchos trabajos se menciona: un proceso de precarización constante en el que está embarcado el capitalismo tardío.

En el trabajo de Daza se exponen testimonios de trabajadoras y trabajadores de UBER, para quienes la ideología del emprendedor se ha roto, mostrando la realidad de la explotación del trabajo mediante plataforma, una realidad que no tiene muchas diferencias con otros  servicios como el de limpieza y del cual Avalos nos ofrece un detallado análisis en su artículo:  La precarización de la vejez: trabajo y desigualdades en las experiencias de las y los trabajadores mayores de limpieza del Metro de la Ciudad de México”. En este artículo, la autora se concentra en aquella población de obreros que, en la última etapa de su vida, se ven obligados a insertarse y seguir trabajando, tratando de escapar a la vida precaria y económicamente miserable a la que estuvieran destinados por sus bajas rentas de jubilación o por la falta de esta renta. Son obreros que, por su edad, comprendida como no apta para el trabajo, terminan insertándose en trabajos no solo catalogados como precarios; sino también, estigmatizados como trabajos de poco valor social como el trabajo de limpieza, donde el esfuerzo y los riesgos abundan. Se trata de trabajadores insertados en las cadenas de la subcontratación de empresas privadas integradas a servicios públicos, una muestra de que el sostén de la vida urbana, se realiza mediante la sobreexplotación de trabajadores[ii]. Lo destacable del texto a diferencia de los otros, es la exploración de la trayectoria laboral de los trabajadores.  Estos trabajadores adultos mayores del servicio de limpieza estuvieron insertos

“en múltiples formas de trabajo (…), y en diversos sectores productivos, como servicios, trabajo en el hogar, comercio, oficios, transporte y manufacturero. Si bien solo algunos se desempeñaron en el trabajo regulado, todos enfrentaron desigualdades y desventajas asociadas al género, a la posición ocupacional y a la edad; ocuparon trabajos con salarios bajos, en puestos subordinados y con posibilidades casi nulas de ascenso ocupacional” (p. 19).

Son trabajadores en empleos regulares o con una trayectoria laboral fluctuante, sea cual fuere su situación, no han dejado la condición obrera, deviniendo como fuerza de trabajo en empleos de carácter itinerante.

Por su parte, el trabajo de Sánchez, nos transporta a conocer las condiciones del trabajo juvenil, pero no en las ciudades, sino en las zonas rurales de México. Su investigación: “El trabajo en la condición juvenil rural: reflexiones desde las juventudes rurales en Jalisco, México”, aporta con una mirada sobre el proceso de asalariamiento que sufre la población rural de Jalisco, especialmente los jóvenes, quienes ahora son absorbidos en trabajos “precarios” en el sector servicios. El autor hace una descripción histórica de cómo este proceso de asalaramiento se vino a dar desde hace mucho tiempo, junto con el desarrollo de la agricultura mecanizada y la migración de los pobladores de Jalisco, lo importante de este trabajo es que logra detectar que este proceso de asalariamiento de los jóvenes se va transformando en el tiempo, ya que nunca guarda el mismo carácter, por estar sujeto a procesos globales de acumulación de capital. Por otro lado, el análisis del impacto de la mecanización de la agricultura y la introducción del “agronegocio” y, luego, del “agroextractivismo”, muestra que la introducción de la explotación capitalista acelera procesos de proletarización que paradójicamente, ofrece posibilidades de ascenso social, al mismo tiempo que lleva a la inserción de los jóvenes en empleos precarios.    

En todos estos artículos, la clase obrera insertada en “empleos de informales y precarios”, sean de servicios o plataformas, se encuentra al borde del desempleo y por la acelerada pauperización de su vida, no tiene otra opción que insertarse en empleos temporales.

 

2. EL TRABAJO DE CUIDADO REMUNERADO Y NO REMUNERADO Y EL RECONCEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO

La segunda línea abordada es la del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, en realidad, las autoras muestran cómo las mujeres confinadas a su labor en el espacio reproductivo, por necesidad, salen a asalariarse como trabajadoras domésticas, extendiendo su actividad al espacio reproductivo en el mercado de trabajo. En el trabajo de De Medina: “Um apego que faz mal”: reflexões sobre o trabalho do cuidado e os discursos sobre o amor (Região Metropolitana do Rio de Janeiro, Brasil), se explora cómo la “relação entre economia, dinheiro e afetos, emoções e amor dão conta de explicar essa produção de moralidades sobre o trabalho doméstico remunerado” (p. 16), la autora argumenta que la producción de un discurso moral sobre la amistad y el afecto se convierte en un mecanismo  para la mayor  “extracción de trabajo no remunerado” de las trabajadoras asalariadas del hogar. Por su parte, Pizarro en su artículo: “Cuando el ama no está en casa, las ollas están sin asas: representaciones socio discursivas del trabajo doméstico no remunerado y las mujeres (San Juan, Argentina)”, muestra las representaciones “socio discursivas” sobre el trabajo doméstico no remunerado y remunerado. En el análisis de algunos casos, se evidencia que “las representaciones socio discursivas de estas mujeres sobre la organización del cuidado están marcadas por el deber hacer como madres y/o padres desde lados opuestos determinados por los mandatos establecidos por el género” (p.26).  En cuanto al trabajo remunerado, se evidencia que, si bien parte de las entrevistadas veía el trabajo remunerado como una meta o un camino de independencia económica, aún persiste la desvalorización del trabajo doméstico como trabajo remunerado. La autora va analizando que, tanto el trabajo doméstico remunerado y no remunerado en las mujeres sanjunianas, está atravesado por el deber ser de los roles de género, en el cual se mezcla también, una carga moral de su deber ser como mujeres.  

En el artículo de  Medina: “El trabajo no remunerado atravesado por la ruralidad en las mujeres de San Luis Potosí, México”, se explora la tensión que viven las mujeres de la zona rural de San Luis Potosí, entre sus labores de cuidado y reproducción y la necesidad de acceder a un trabajo remunerado para sostener la vida de su familia, muchas veces esto lleva que se inserten en trabajos “informales” o en programas de ayuda gubernamental que solo les permiten generar recursos para sobrevivir cubriendo las necesidades básicas. Así la autora muestra que la condición femenina ligada a las tareas reproductivas en un sistema capitalista patriarcal, que no reconoce el trabajo de cuidado, empuja a las mujeres a asumir dobles o triples jornadas de trabajo.

En estos artículos hay un esfuerzo por mostrar que el trabajo de cuidado sufre diversas invisibilizaciones, primero, como trabajo reproductivo al interior de la familia, pues desde la concepción académica clásica de trabajo, las labores reproductivas al interior de la familia no son consideradas como trabajo. La otra invisibilización se da desde el trabajo de cuidado remunerado, como un empleo al que no se le reconoce los mismos derechos y beneficios sociales propios del trabajo industrial formal. De hecho, en los tres artículos citados se evidencia que las concepciones sobre el trabajo de cuidado remunerado, en tanto trabajo propio de las mujeres, implica mantenerse en condiciones de precariedad.

Aquí las autoras, hacen una reiterada mención a la necesidad de cambiar el concepto de trabajo y su ampliación, para considerar el trabajo de cuidado como trabajo que aporta al sostenimiento de la sociedad capitalista y que, desde el trabajo de cuidado, el capitalismo lleva adelante una extracción de trabajo no pagado.

3. SOBRE LAS FORMAS ALTERNATIVAS DE TRABAJO AL TRABAJO ASALARIADO

En la tercera línea están los artículos que en su mayoría abordan el fenómeno de la economía popular, entendida como compuesta por trabajos de autoempleo. Se trataría, por ejemplo, de los cartoneros o de trabajos impulsados desde el Estado bajo programas de ayuda a poblaciones no insertadas en el empleo formal.

En el artículo de Sorroche: “‘Sigo siendo el mismo de siempre’. Imágenes de la clase obrera argentina en la construcción de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)”, se analiza el camino que siguieron los integrantes de la UTEP (Unión de Trabajadores de Economía Popular) en la construcción su propia identidad. El autor resalta que al identificarse como trabajadores, los integrantes de la economía popular, ponían al “trabajo” como eje articulador de identidad y de socialización. La construcción de esta identidad común, permitió el fortalecimiento de sus propias organizaciones gremiales, como la UTEP y el acercamiento a la clase trabajadora, porque se reconocen como parte de ésta:

“En el marco de las relaciones de hegemonía y del campo de fuerza que se moldeó en nuestro país, era necesario volverse trabajadoras/es para reivindicar de esa manera no solo derechos, sino la vida misma. (…) De allí que el sector más marginalizado de la clase del presente pueda recuperar elementos, a fin de construir una nueva identidad con raíces y, más importante aún, triunfos potentes. Esta fue una puerta que abrió la posibilidad de organización de la UTEP y sus organizaciones previas” (p. 11).

En el artículo se resalta cómo los trabajadores de la economía popular se constituyen en un movimiento político sindical a partir de formar su identidad rescatando la tradición obrera sindical. La lucha política de los integrantes de la economía popular para ser reconocidos como trabajadores ha generado el cuestionamiento sobre las características de las poblaciones que componen la economía popular, en este sentido el trabajo de Bertolotti: “Reflexiones teórico-metodológicas para el abordaje de la economía popular en Mendoza, Argentina”, problematiza las nociones académicas con las que se analiza la economía popular; en este caso, explica su experiencia en la construcción de una encuesta, donde evidencia la heterogeneidad de la población que se identifica dentro de la economía popular.

El artículo: “Otras reconfiguraciones en el mundo del trabajo: el caso de la economía popular en el barrio Campos de Unamuno del Conurbano bonaerense (Argentina)” de Silva, también se enmarca en el análisis de la economía popular, en este estudio el autor buscó  identificar las ocupaciones que componen la economía popular y mencionar su singularidad, “ya que no pueden ser encasilladas dentro de algunas definiciones existentes que las vinculan con conceptualizaciones como trabajo precario, informal, marginal, etc” (p. 3). El autor concluye que la economía popular en el barrio Campos de Unamuno, está compuesta de ocupaciones que no pueden ser encasilladas dentro de la noción clásica de trabajo, el autor expone los componentes distintivos de estas ocupaciones, en primer lugar, “la condición de existencia de este tipo de trabajo está ligada al territorio que habitan las y los trabajadores, que en su gran mayoría acceden a un puesto de trabajo por las matrices-político territoriales que se encuentran en los barrios populares” (p. 19). En segundo lugar, que “se evidencia su utilidad, ya que muchas tienen un fuerte contenido socio-comunitario -que configuran una producción colectiva de bienestar(es) desde la economía popular” (p. 20) y, en tercer lugar, su relación con el Estado al ser parte de programas de política social.  

Por su parte, el trabajo de Perelman: “Antropología del (des)empleo, transformaciones sociales y formas de ganarse la vida en Buenos Aires, Argentina”, viene a proponer entender el trabajo más allá de los límites que imponen las categorías de empleo y de desempleo:

“Estar desocupado no implica una posición pasiva. Los desocupados ‘buscan’ activamente trabajo y también necesitan conseguir recursos materiales para vivir. La misma delimitación del trabajo/ empleo en oposición al desempleo (que puede a veces traducirse como desocupado, o con nociones abstractas como wageless labor o wageless life) no posibilita ver los procesos históricos y subjetivos de la construcción social del trabajo y de su falta” (p. 17).

El autor estudia el caso de los vendedores ambulantes y de los cartoneros, su análisis sale de la discusión de la economía popular, que caracteriza a los otros trabajos situados en la Argentina y busca mostrar que la delimitación de una actividad como trabajo, es parte de una pugna, donde las poblaciones catalogadas desocupadas, buscan formas de vida por fuera del mercado de trabajo y luchan por sus derechos de manera colectiva.

Finalmente, el artículo de Peña: “Comercio informal en los mercados públicos y cruceros vehiculares 2016-2019 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México”, explora el mundo de los comerciantes ambulantes en Tuxtla, describe las estrategias para posicionarse del espacio público y las reglas establecidas entre ellos para su convivencia común, además resalta cómo la organización gremial ayudó a “resistir, negociar y modificar la normatividad a cambio de pagos por uso de suelo” (p. 22). La autora también muestra críticamente, cómo las acciones gubernamentales de relocalización fracasaron por no tomar en cuenta la heterogeneidad del sector, provocando solo la criminalización y acciones violentas de desalojo por parte de las instancias gubernamentales sin que esto impacte en la reducción del trabajo de venta ambulante.

Un primer elemento que se pone en debate en estos trabajos es la catalogación de estas poblaciones que se articulan a alguna actividad no ligada al trabajo asalariado, el acercamiento etnográfico de la mayoría de las investigaciones, pone en discusión las fronteras de lo que se denomina trabajo, tratando de partir de la percepción de los trabajadores de la economía popular, de los cartoneros, vendedores ambulantes e informales, de ahí  que en varios trabajos se resalte la necesidad  entre estas poblaciones, de que su actividad se considere como un trabajo y de forjar su propia identidad en el trabajo, a veces esta es también, una reivindicación frente al estigma que sufren estas poblaciones por ser receptoras de políticas de ayuda de parte del Estado. En todo caso, se trata de poblaciones expulsadas como fuerza de trabajo superflua[iii] que encuentran en diversos nichos de actividad una forma de subsistencia, forma de subsistencia muchas veces inmersa en un proceso de pauperización. La organización colectiva gremial, les permite luchar por un reconocimiento estatal de su actividad o por derechos laborales parecidos al de los trabajadores asalariados. Dentro del debate sobre estas poblaciones de trabajadores expulsados al autoempleo y de los programas sociales, la extensión de la noción de trabajo da a pensar en una superación de la teoría de la masa marginal[iv], en el sentido de problematizar la categoría de desocupación.

 

4. ACERCA DE LOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS SOBRE LOS TRABAJOS INFORMALES, PRECARIOS E INESTABLES

 

El dossier 10 de la revista LAT, nos parece una muestra sintomática y acertada del dilema actual dentro de los estudios del trabajo: la consecuente destrucción de empleos estables, la creación de empleos a tiempo parcial o interino y el crecimiento de una población de trabajadores que no pueden insertarse en un trabajo asalariado y el crecimiento de la población que se dedica al espacio reproductivo ya sea de manera remunerada o no remunerada.

Una de las limitaciones en el enfoque general compartido por varios trabajos de la revista es el acento que hacen en el diagnóstico de la precariedad y de la informalidad como rasgo de este tipo de trabajos, en la actualidad.  Un diagnostico reiterado que pone la mirada en la clasificación y equiparación del trabajo formal asalariado con estas formas de trabajo que no responden a esa norma. Este tipo de diagnóstico hace que se pierda el foco del análisis en dos puntos: El primero, en el hecho de la explotación. Aquí tanto la fuerza de trabajo insertada en trabajos formales, como la que se inserta en trabajos inestables, es fuerza de trabajo explotada. La población insertada en trabajos inestables y “precarios” es una población de trabajadores explotados por debajo de las condiciones económicas  mínimas conquistadas por los movimientos obreros de los años 60 y 70. Hoy cada vez más, la burguesía impulsa la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y con ello busca legitimar la fijación de una nueva escala de condiciones económicas de explotación de la clase obrera. La mirada, entonces, debe dirigirse hacia las bases que impulsan esta nueva tendencia en el capitalismo y no solo a la comparación de estos trabajos “precarios e informales” en relación a una escala histórica de explotación previa que, es necesario decirlo, tuvo muy pocos años de desarrollo en relación al desarrollo del capitalismo y la historia del trabajo asalariado

En cuanto a los estudios del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado y los trabajos sobre la economía popular en este volumen, ellos aportan a criticar la noción de trabajo, empleo, desempleo de la sociología del trabajo. Categorías construidas desde el modelo del empleo fordista; sin embargo, no se va más allá de esa crítica, especialmente en los trabajos sobre la economía popular, los que aún toman como punto de partida el empleo denominado formal, para resaltar el carácter singular de las ocupaciones de la economía popular. Este aspecto, se hace evidente en la discusión centrada en demostrar el carácter productivo del trabajo. El análisis académico ha tomado el punto de vista de las poblaciones de la economía popular que, al ser excluidas del mercado de trabajo, buscan una revalorización de sus actividades de subsistencia contra la estigmatización a la que se ven expuestas. Hay que tomar en cuenta que el acento de sujetos de la economía popular en demostrar que son trabajadores y que sus trabajos son productivos, es una estrategia para exigir el reconocimiento de ciertos derechos de los que gozan solo los asalariados inscritos en el sistema de seguridad social. Tal vez lo que evidencian estos movimientos de trabajadores de la economía popular es la necesidad de pensar hacia donde avanzar, frente a un sistema económico que ya no puede generar trabajo/empleo para toda la población, el horizonte ya no puede ser el trabajo estable de la época fordista.

Detrás del trabajo inestable, parcial, detrás del crecimiento de las poblaciones de la economía informal y del autoempleo, está una gran tendencia liberadora de horas de trabajo, producto del desarrollo de las fuerzas productivas y del desarrollo de la socialización del trabajo, que está siendo subordinado a los intereses de la acumulación capitalista. De esta manera, esta posibilidad de liberación de una población del trabajo, bajo las relaciones capitalistas, paradójicamente, se convierte en la condena a una vida precaria o la imposibilidad de reproducción de sus condiciones básicas de vida[v].

Hoy los estudios sobre la economía popular, sobre los trabajos llamados informales y precarios, sobre los trabajos de cuidado y su reconocimiento, nos llevan a pensar en este trasfondo: cada vez más, el capital necesita menos trabajo para la producción masiva de mercancías, pero paradójicamente, este no trabajo deviene en formas de vida pauperizadas o en la sobrecarga del sostén de las familias asentada en el trabajo doméstico gratuito, prestado principalmente por mujeres.  Todo esto debería poner en la agenda, la necesidad imperiosa de que esta tendencia liberadora del trabajo sea recuperada y aprovechada por los principales artífices de las bases materiales para dicha liberación, los trabajadores, lo que significa salir del estrecho margen del diagnóstico de la precariedad, en dirección a la reflexión sobre la explotación capitalista y su eliminación.

 



[i] Capogrossi, L. e Izquierdo, O. (Eds.) (2021) Dossier “Trabajos precarios, informales e inestables: reflexiones y tensiones teóricas, metodológicas y de caso sobre estas categorías”, en Revista LAT, vol. 5, n° 10.

[ii] Castro, Luis F. (2017, 25 de abril). La sobreexplotación de los obreros, sostén de los servicios municipales. Blog Llankaymanta Bolivia. https://llankaymantabolivia.blogspot.com/2017/04/la-sobreexplotacion-de-los-obreros.html

[iii] Marx, Karl (1987). Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1957-1958, vol. 2, Madrid, Siglo XXI Editores

[iv] Nun, José (2003). Marginalidad y exclusión social, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica

[v] Aillón, Tania (2022) La producción de la “informalidad” en la era de la digitalización de los procesos productivos, en RBETS, vol. 4.


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