Luis Fernando Castro
Esta reseña al dossier número 10 de la
revista Latinoamericana de antropología del trabajo, dedicada al de tema de los
Trabajos Informales, Precarios e Inestables[i], tiene el objetivo de
problematizar aquello que en la actualidad es central en los estudios
laborales: El devenir de los trabajadores frente de a un largo e ininterrumpido
proceso de destrucción del empleo estable,
propio del llamado modelo económico fordista, surgido en la posguerra y que habría sido
replicado en varios países latinoamericanos con particularidades y limitaciones
propias de economías de capitalismo periférico.
En esta reseña, la problematización de
los diferentes artículos de la revista que hacen al tema central, será el
pivote para analizar lo que hoy se debate cuando se habla de Trabajos Informales,
Precarios e Inestables. Qué se piensa y se investiga sobre el tema y qué
aportes se visibilizan en la actualidad.
En este dossier la discusión se divide
en tres líneas. La primera, concentrada en investigaciones sobre los nuevos
trabajos de plataforma, de teletrabajo y servicios. La segunda, centrada en el
trabajo de cuidado remunerado y no remunerado donde se pone en discusión la
extensión del concepto de trabajo. Y, la tercera, que aborda la discusión sobre
nuevas formas de trabajo remunerado que no entrarían dentro del concepto de
trabajo asalariado y de los conceptos y nociones “clásicas” de empleo.
1.
LA CLASE OBRERA FUERA DE LOS MÁRGENES DEL TRABAJO FORMAL
En el caso de la primera línea, los
estudios se concentran en aquella clase obrera insertada en empleos que quedan
fuera de los márgenes de lo que se considera un empleo formal (aquel empleo
estable con el acceso a seguridad social). Por ejemplo, el trabajo de Daza, “Con
Uber yo puedo sobrevivir, pero progresar no: el trabajo en plataformas
digitales de transporte en Quito (Ecuador) dentro de un mercado laboral
pauperizado”, explora la vida de los trabajadores de UBER y cómo el trabajo
en plataforma extiende y mantiene la precariedad laboral, la autora concluye
que, en un contexto en el
“que la incertidumbre es
la regla y el trabajo escasea, aceptar opciones como ‘hacer Uber’ para
sobrevivir es la “alternativa”. Sin embargo, a pesar de que los trabajos en
plataformas son introducidos como actividades que garantizan libertad para
escoger horarios de trabajo, nada de esto se cumple: solamente la degradación
de las condiciones de vida de la persona y el hogar” (p. 18).
En la misma línea, el trabajo de Sánchez:
“La innovación tecnológica y el teletrabajo: un análisis crítico desde los
derechos humanos (Ecuador)”, realiza un análisis crítico del teletrabajo en
el contexto actual del Ecuador en dos sentidos. Primero, muestra cómo el
“teletrabajo emergente”, modalidad de trabajo rápidamente extendida por la
pandemia de COVID19, es una forma más de precarización laboral. En segundo
lugar, reflexiona sobre cómo en una sociedad con una tasa muy baja de conexión
de internet, el acceso al teletrabajo se convierte en un “privilegio de pocos,
de aquellos que tienen la posibilidad y reúnen requisitos como el acceso a
internet (conectividad) y el conocimiento en el manejo de las nuevas
tecnologías; esta situación acentúa mucho más la desigualdad social y aumenta
las tasas de desempleo y subempleo” (p. 15).
En estos artículos se analiza
críticamente, cómo los nuevos empleos creados con la digitalización, no
aseguran mejora alguna en el modo de vida de la clase obrera, más al contrario,
la precariedad asoma en esos puestos de trabajo, reafirmando otra vez, lo que
en muchos trabajos se menciona: un proceso de precarización constante en el que
está embarcado el capitalismo tardío.
En el trabajo de Daza se exponen
testimonios de trabajadoras y trabajadores de UBER, para quienes la ideología
del emprendedor se ha roto, mostrando la realidad de la explotación del trabajo
mediante plataforma, una realidad que no tiene muchas diferencias con otros servicios como el de limpieza y del cual
Avalos nos ofrece un detallado análisis en su artículo: “La precarización de la vejez: trabajo y
desigualdades en las experiencias de las y los trabajadores mayores de limpieza
del Metro de la Ciudad de México”. En este artículo, la autora se concentra
en aquella población de obreros que, en la última etapa de su vida, se ven
obligados a insertarse y seguir trabajando, tratando de escapar a la vida
precaria y económicamente miserable a la que estuvieran destinados por sus
bajas rentas de jubilación o por la falta de esta renta. Son obreros que, por
su edad, comprendida como no apta para el trabajo, terminan insertándose en
trabajos no solo catalogados como precarios; sino también, estigmatizados como
trabajos de poco valor social como el trabajo de limpieza, donde el esfuerzo y
los riesgos abundan. Se trata de trabajadores insertados en las cadenas de la
subcontratación de empresas privadas integradas a servicios públicos, una
muestra de que el sostén de la vida urbana, se realiza mediante la sobreexplotación
de trabajadores[ii].
Lo destacable del texto a diferencia de los otros, es la exploración de la
trayectoria laboral de los trabajadores.
Estos trabajadores adultos mayores del servicio de limpieza estuvieron
insertos
“en múltiples formas de
trabajo (…), y en diversos sectores productivos, como servicios, trabajo en el
hogar, comercio, oficios, transporte y manufacturero. Si bien solo algunos se
desempeñaron en el trabajo regulado, todos enfrentaron desigualdades y
desventajas asociadas al género, a la posición ocupacional y a la edad;
ocuparon trabajos con salarios bajos, en puestos subordinados y con
posibilidades casi nulas de ascenso ocupacional” (p. 19).
Son trabajadores en empleos regulares o
con una trayectoria laboral fluctuante, sea cual fuere su situación, no han
dejado la condición obrera, deviniendo como fuerza de trabajo en empleos de
carácter itinerante.
Por su parte, el trabajo de Sánchez, nos
transporta a conocer las condiciones del trabajo juvenil, pero no en las
ciudades, sino en las zonas rurales de México. Su investigación: “El trabajo
en la condición juvenil rural: reflexiones desde las juventudes rurales en
Jalisco, México”, aporta con una mirada sobre el proceso de asalariamiento
que sufre la población rural de Jalisco, especialmente los jóvenes, quienes
ahora son absorbidos en trabajos “precarios” en el sector servicios. El autor
hace una descripción histórica de cómo este proceso de asalaramiento se vino a
dar desde hace mucho tiempo, junto con el desarrollo de la agricultura
mecanizada y la migración de los pobladores de Jalisco, lo importante de este
trabajo es que logra detectar que este proceso de asalariamiento de los jóvenes
se va transformando en el tiempo, ya que nunca guarda el mismo carácter, por estar
sujeto a procesos globales de acumulación de capital. Por otro lado, el
análisis del impacto de la mecanización de la agricultura y la introducción del
“agronegocio” y, luego, del “agroextractivismo”, muestra que la introducción de
la explotación capitalista acelera procesos de proletarización que
paradójicamente, ofrece posibilidades de ascenso social, al mismo tiempo que
lleva a la inserción de los jóvenes en empleos precarios.
En todos estos artículos, la clase
obrera insertada en “empleos de informales y precarios”, sean de servicios o
plataformas, se encuentra al borde del desempleo y por la acelerada
pauperización de su vida, no tiene otra opción que insertarse en empleos
temporales.
2. EL TRABAJO DE CUIDADO REMUNERADO Y NO
REMUNERADO Y EL RECONCEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO
La segunda línea abordada es la del
trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, en realidad, las autoras
muestran cómo las mujeres confinadas a su labor en el espacio reproductivo, por
necesidad, salen a asalariarse como trabajadoras domésticas, extendiendo su
actividad al espacio reproductivo en el mercado de trabajo. En el trabajo de De
Medina: “Um apego que faz mal”: reflexões sobre o trabalho do cuidado e os
discursos sobre o amor (Região Metropolitana do Rio de Janeiro, Brasil), se
explora cómo la “relação entre economia, dinheiro e afetos, emoções e amor dão
conta de explicar essa produção de moralidades sobre o trabalho doméstico
remunerado” (p. 16), la autora argumenta que la producción de un discurso moral
sobre la amistad y el afecto se convierte en un mecanismo para la mayor
“extracción de trabajo no remunerado” de las trabajadoras asalariadas
del hogar. Por su parte, Pizarro en su artículo: “Cuando el ama no está en
casa, las ollas están sin asas: representaciones socio discursivas del trabajo
doméstico no remunerado y las mujeres (San Juan, Argentina)”, muestra las
representaciones “socio discursivas” sobre el trabajo doméstico no remunerado y
remunerado. En el análisis de algunos casos, se evidencia que “las
representaciones socio discursivas de estas mujeres sobre la organización del
cuidado están marcadas por el deber hacer como madres y/o padres desde lados
opuestos determinados por los mandatos establecidos por el género” (p.26). En cuanto al trabajo remunerado, se evidencia
que, si bien parte de las entrevistadas veía el trabajo remunerado como una
meta o un camino de independencia económica, aún persiste la desvalorización
del trabajo doméstico como trabajo remunerado. La autora va analizando que,
tanto el trabajo doméstico remunerado y no remunerado en las mujeres
sanjunianas, está atravesado por el deber ser de los roles de género, en el
cual se mezcla también, una carga moral de su deber ser como mujeres.
En el artículo de Medina: “El trabajo no remunerado
atravesado por la ruralidad en las mujeres de San Luis Potosí, México”, se
explora la tensión que viven las mujeres de la zona rural de San Luis Potosí,
entre sus labores de cuidado y reproducción y la necesidad de acceder a un
trabajo remunerado para sostener la vida de su familia, muchas veces esto lleva
que se inserten en trabajos “informales” o en programas de ayuda gubernamental
que solo les permiten generar recursos para sobrevivir cubriendo las
necesidades básicas. Así la autora muestra que la condición femenina ligada a
las tareas reproductivas en un sistema capitalista patriarcal, que no reconoce
el trabajo de cuidado, empuja a las mujeres a asumir dobles o triples jornadas
de trabajo.
En estos artículos hay un esfuerzo por
mostrar que el trabajo de cuidado sufre diversas invisibilizaciones, primero,
como trabajo reproductivo al interior de la familia, pues desde la concepción
académica clásica de trabajo, las labores reproductivas al interior de la
familia no son consideradas como trabajo. La otra invisibilización se da desde
el trabajo de cuidado remunerado, como un empleo al que no se le reconoce los
mismos derechos y beneficios sociales propios del trabajo industrial formal. De
hecho, en los tres artículos citados se evidencia que las concepciones sobre el
trabajo de cuidado remunerado, en tanto trabajo propio de las mujeres, implica mantenerse
en condiciones de precariedad.
Aquí las autoras, hacen una reiterada
mención a la necesidad de cambiar el concepto de trabajo y su ampliación, para
considerar el trabajo de cuidado como trabajo que aporta al sostenimiento de la
sociedad capitalista y que, desde el trabajo de cuidado, el capitalismo lleva
adelante una extracción de trabajo no pagado.
3. SOBRE LAS FORMAS ALTERNATIVAS DE TRABAJO
AL TRABAJO ASALARIADO
En la tercera línea están los artículos
que en su mayoría abordan el fenómeno de la economía popular, entendida como
compuesta por trabajos de autoempleo. Se trataría, por ejemplo, de los
cartoneros o de trabajos impulsados desde el Estado bajo programas de ayuda a
poblaciones no insertadas en el empleo formal.
En el artículo de Sorroche: “‘Sigo
siendo el mismo de siempre’. Imágenes de la clase obrera argentina en la
construcción de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular
(UTEP)”, se analiza el camino que siguieron los integrantes de la UTEP (Unión
de Trabajadores de Economía Popular) en la construcción su propia identidad. El
autor resalta que al identificarse como trabajadores, los integrantes de la
economía popular, ponían al “trabajo” como eje
articulador de identidad y de socialización. La construcción de esta identidad
común, permitió el fortalecimiento de sus propias organizaciones gremiales,
como la UTEP y el acercamiento a la clase trabajadora, porque se reconocen como
parte de ésta:
“En el marco de las
relaciones de hegemonía y del campo de fuerza que se moldeó en nuestro país,
era necesario volverse trabajadoras/es para reivindicar de esa manera no solo
derechos, sino la vida misma. (…) De allí que el sector más marginalizado de la
clase del presente pueda recuperar elementos, a fin de construir una nueva
identidad con raíces y, más importante aún, triunfos potentes. Esta fue una puerta
que abrió la posibilidad de organización de la UTEP y sus organizaciones
previas” (p. 11).
En el artículo se resalta cómo los
trabajadores de la economía popular se constituyen en un movimiento político
sindical a partir de formar su identidad rescatando la tradición obrera
sindical. La lucha política de los integrantes de la economía popular para ser
reconocidos como trabajadores ha generado el cuestionamiento sobre las
características de las poblaciones que componen la economía popular, en este sentido
el trabajo de Bertolotti: “Reflexiones teórico-metodológicas para el
abordaje de la economía popular en Mendoza, Argentina”, problematiza las
nociones académicas con las que se analiza la economía popular; en este caso, explica
su experiencia en la construcción de una encuesta, donde evidencia la
heterogeneidad de la población que se identifica dentro de la economía popular.
El artículo: “Otras reconfiguraciones en
el mundo del trabajo: el caso de la economía popular en el barrio Campos de Unamuno
del Conurbano bonaerense (Argentina)” de Silva, también se enmarca en el
análisis de la economía popular, en este estudio el autor buscó identificar las ocupaciones que componen la
economía popular y mencionar su singularidad, “ya que no pueden ser
encasilladas dentro de algunas definiciones existentes que las vinculan con
conceptualizaciones como trabajo precario, informal, marginal, etc” (p. 3). El
autor concluye que la economía popular en el barrio Campos de Unamuno, está
compuesta de ocupaciones que no pueden ser encasilladas dentro de la noción
clásica de trabajo, el autor expone los componentes distintivos de estas
ocupaciones, en primer lugar, “la condición de existencia de este tipo de
trabajo está ligada al territorio que habitan las y los trabajadores, que en su
gran mayoría acceden a un puesto de trabajo por las matrices-político
territoriales que se encuentran en los barrios populares” (p. 19). En segundo
lugar, que “se evidencia su utilidad, ya que muchas tienen un fuerte contenido
socio-comunitario -que configuran una producción colectiva de bienestar(es)
desde la economía popular” (p. 20) y, en tercer lugar, su relación con el
Estado al ser parte de programas de política social.
Por su parte, el trabajo de Perelman: “Antropología
del (des)empleo, transformaciones sociales y formas de ganarse la vida en
Buenos Aires, Argentina”, viene a proponer entender el trabajo más allá de
los límites que imponen las categorías de empleo y de desempleo:
“Estar desocupado no implica
una posición pasiva. Los desocupados ‘buscan’ activamente trabajo y también
necesitan conseguir recursos materiales para vivir. La misma delimitación del
trabajo/ empleo en oposición al desempleo (que puede a veces traducirse como
desocupado, o con nociones abstractas como wageless labor o wageless life) no
posibilita ver los procesos históricos y subjetivos de la construcción social
del trabajo y de su falta” (p. 17).
El autor estudia el caso de los
vendedores ambulantes y de los cartoneros, su análisis sale de la discusión de
la economía popular, que caracteriza a los otros trabajos situados en la
Argentina y busca mostrar que la delimitación de una actividad como trabajo, es
parte de una pugna, donde las poblaciones catalogadas desocupadas, buscan
formas de vida por fuera del mercado de trabajo y luchan por sus derechos de
manera colectiva.
Finalmente, el artículo de Peña: “Comercio
informal en los mercados públicos y cruceros vehiculares 2016-2019 en Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México”, explora el mundo de los comerciantes
ambulantes en Tuxtla, describe las estrategias para posicionarse del espacio
público y las reglas establecidas entre ellos para su convivencia común, además
resalta cómo la organización gremial ayudó a “resistir, negociar y modificar la
normatividad a cambio de pagos por uso de suelo” (p. 22). La autora también
muestra críticamente, cómo las acciones gubernamentales de relocalización fracasaron
por no tomar en cuenta la heterogeneidad del sector, provocando solo la
criminalización y acciones violentas de desalojo por parte de las instancias
gubernamentales sin que esto impacte en la reducción del trabajo de venta
ambulante.
Un primer elemento que se pone en debate
en estos trabajos es la catalogación de estas poblaciones que se articulan a
alguna actividad no ligada al trabajo asalariado, el acercamiento etnográfico
de la mayoría de las investigaciones, pone en discusión las fronteras de lo que
se denomina trabajo, tratando de partir de la percepción de los trabajadores de
la economía popular, de los cartoneros, vendedores ambulantes e informales, de
ahí que en varios trabajos se resalte la
necesidad entre estas poblaciones, de
que su actividad se considere como un trabajo y de forjar su propia identidad
en el trabajo, a veces esta es también, una reivindicación frente al estigma
que sufren estas poblaciones por ser receptoras de políticas de ayuda de parte
del Estado. En todo caso, se trata de poblaciones expulsadas como fuerza de
trabajo superflua[iii]
que encuentran en diversos nichos de actividad una forma de subsistencia, forma
de subsistencia muchas veces inmersa en un proceso de pauperización. La
organización colectiva gremial, les permite luchar por un reconocimiento
estatal de su actividad o por derechos laborales parecidos al de los
trabajadores asalariados. Dentro del debate sobre estas poblaciones de
trabajadores expulsados al autoempleo y de los programas sociales, la extensión
de la noción de trabajo da a pensar en una superación de la teoría de la masa marginal[iv], en el sentido de
problematizar la categoría de desocupación.
4. ACERCA DE LOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS
SOBRE LOS TRABAJOS INFORMALES, PRECARIOS E INESTABLES
El dossier 10 de la revista LAT, nos
parece una muestra sintomática y acertada del dilema actual dentro de los
estudios del trabajo: la consecuente destrucción de empleos estables, la
creación de empleos a tiempo parcial o interino y el crecimiento de una población
de trabajadores que no pueden insertarse en un trabajo asalariado y el
crecimiento de la población que se dedica al espacio reproductivo ya sea de
manera remunerada o no remunerada.
Una de las limitaciones en el enfoque
general compartido por varios trabajos de la revista es el acento que hacen en
el diagnóstico de la precariedad y de la informalidad como rasgo de este tipo
de trabajos, en la actualidad. Un
diagnostico reiterado que pone la mirada en la clasificación y equiparación del
trabajo formal asalariado con estas formas de trabajo que no responden a esa
norma. Este tipo de diagnóstico hace que se pierda el foco del análisis en dos
puntos: El primero, en el hecho de la explotación. Aquí tanto la fuerza de
trabajo insertada en trabajos formales, como la que se inserta en trabajos
inestables, es fuerza de trabajo explotada. La población insertada en trabajos
inestables y “precarios” es una población de trabajadores explotados por debajo
de las condiciones económicas mínimas
conquistadas por los movimientos obreros de los años 60 y 70. Hoy cada vez más,
la burguesía impulsa la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y con ello busca
legitimar la fijación de una nueva escala de condiciones económicas de
explotación de la clase obrera. La mirada, entonces, debe dirigirse hacia las
bases que impulsan esta nueva tendencia en el capitalismo y no solo a la
comparación de estos trabajos “precarios e informales” en relación a una
escala histórica de explotación previa que, es necesario decirlo, tuvo muy
pocos años de desarrollo en relación al desarrollo del capitalismo y la
historia del trabajo asalariado
En cuanto a los estudios del trabajo de
cuidado remunerado y no remunerado y los trabajos sobre la economía popular en
este volumen, ellos aportan a criticar la noción de trabajo, empleo, desempleo
de la sociología del trabajo. Categorías construidas desde el modelo del empleo
fordista; sin embargo, no se va más allá de esa crítica, especialmente en los
trabajos sobre la economía popular, los que aún toman como punto de partida el
empleo denominado formal, para resaltar el carácter singular de las ocupaciones
de la economía popular. Este aspecto, se hace evidente en la discusión centrada
en demostrar el carácter productivo del trabajo. El análisis académico ha
tomado el punto de vista de las poblaciones de la economía popular que, al ser
excluidas del mercado de trabajo, buscan una revalorización de sus actividades
de subsistencia contra la estigmatización a la que se ven expuestas. Hay que
tomar en cuenta que el acento de sujetos de la economía popular en demostrar
que son trabajadores y que sus trabajos son productivos, es una estrategia para
exigir el reconocimiento de ciertos derechos de los que gozan solo los
asalariados inscritos en el sistema de seguridad social. Tal vez lo que
evidencian estos movimientos de trabajadores de la economía popular es la
necesidad de pensar hacia donde avanzar, frente a un sistema económico que ya no
puede generar trabajo/empleo para toda la población, el horizonte ya no puede
ser el trabajo estable de la época fordista.
Detrás del trabajo inestable, parcial,
detrás del crecimiento de las poblaciones de la economía informal y del
autoempleo, está una gran tendencia liberadora de horas de trabajo, producto
del desarrollo de las fuerzas productivas y del desarrollo de la socialización
del trabajo, que está siendo subordinado a los intereses de la acumulación
capitalista. De esta manera, esta posibilidad de liberación de una población
del trabajo, bajo las relaciones capitalistas, paradójicamente, se convierte en
la condena a una vida precaria o la imposibilidad de reproducción de sus
condiciones básicas de vida[v].
Hoy los estudios sobre la economía
popular, sobre los trabajos llamados informales y precarios, sobre los trabajos
de cuidado y su reconocimiento, nos llevan a pensar en este trasfondo: cada vez
más, el capital necesita menos trabajo para la producción masiva de mercancías,
pero paradójicamente, este no trabajo deviene en formas de vida pauperizadas o
en la sobrecarga del sostén de las familias asentada en el trabajo doméstico
gratuito, prestado principalmente por mujeres.
Todo esto debería poner en la agenda, la necesidad imperiosa de que esta
tendencia liberadora del trabajo sea recuperada y aprovechada por los
principales artífices de las bases materiales para dicha liberación, los trabajadores,
lo que significa salir del estrecho margen del diagnóstico de la precariedad,
en dirección a la reflexión sobre la explotación capitalista y su eliminación.
[i] Capogrossi,
L. e Izquierdo, O. (Eds.) (2021) Dossier “Trabajos precarios, informales e
inestables: reflexiones y tensiones teóricas, metodológicas y de caso sobre
estas categorías”, en Revista LAT, vol. 5, n° 10.
[ii] Castro,
Luis F. (2017, 25 de abril). La sobreexplotación de los obreros, sostén de los
servicios municipales. Blog Llankaymanta Bolivia. https://llankaymantabolivia.blogspot.com/2017/04/la-sobreexplotacion-de-los-obreros.html
[iii] Marx,
Karl (1987). Elementos fundamentales para la crítica de la economía política
(Grundrisse) 1957-1958, vol. 2, Madrid, Siglo XXI Editores
[iv] Nun,
José (2003). Marginalidad y exclusión social, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
[v] Aillón,
Tania (2022) La producción de la “informalidad” en la era de la digitalización
de los procesos productivos, en RBETS, vol. 4.
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