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Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

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martes, 13 de diciembre de 2016

La actualidad de las tesis de Marini para entender el Proyecto del Capitalismo “Andino Amazónico”




Tania Aillón Gómez


En un periodo histórico caracterizado por divagar en la dimensión de los aparente, en esta ocasión  queremos retomar  a  uno de los autores más representativos y  creativos de la escuela de la dependencia,  Ruy Mauro Marini, quien a partir del eje de reflexión: desarrollo - subdesarrollo (originado en la  corriente desarrollista, que promovió la burguesía latinoamericana), armado con las herramientas epistemológicas de la Economía Política Marxista, buscó identificar las tendencias  a través de las cuales,  se reproducen las trabas a la industrialización y el carácter primario exportador del capitalismo en América Latina (AL). En este pequeño artículo, buscamos indagar si  estas trabas a la industrialización aparecen, en el marco de desarrollo del “capitalismo andino amazónico” impulsado  por el gobierno del MAS.

1. UN  REPASO A ALGUNOS LOS PLATEAMIENTOS TEORICOS DE MARINI

Realizar el análisis de las tendencias que rigen las economías latinoamericanas, dentro de la totalidad de la economía mundial, lleva a Marini (como a otros autores de la Escuela de la dependencia)[i]  a plantear que las relaciones de América Latina con los centros capitalistas europeos, determinaron el curso del desarrollo ulterior de la región. A partir de entonces, se configura la relación de dependencia, una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco, las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia. En el seno de esta relación, para Marini, la economía latinoamericana, más allá de facilitar el crecimiento cuantitativo de los países centrales, contribuirá a que el eje de la acumulación en la economía industrial se desplace de la producción de plusvalía absoluta a la de plusvalía relativa. Como la cuota de ganancia no puede ser fijada tan sólo en relación al capital variable, sino sobre el total del capital avanzado en el proceso de producción, es decir, salarios, instalaciones, maquinaria, materias primas, etc., el resultado del aumento de la plusvalía tiende a ser una baja de la cuota de ganancia[ii]. Esta contradicción, crucial para la acumulación capitalista, se contrarresta mediante procedimientos que se orientan, ya en el sentido de incrementar aún más la plusvalía, a fin de compensar la declinación de la cuota de ganancia, ya en el de inducir una baja paralela en el valor del capital constante. En la segunda clase de procedimientos, interesa de acuerdo a Marini, el que se refiere a la oferta mundial de materias primas industriales (parte del capital constante), es mediante el aumento de una masa de productos primarios cada vez más baratos en el mercado internacional, como AL no sólo alimenta la expansión cuantitativa de la producción capitalista en los países industriales, sino que contribuye a que se superen los escollos que el carácter contradictorio de la acumulación de capital crea para esa expansión. Esto implica que naciones desfavorecidas, como las latinoamericanas, deban ceder gratuitamente parte del valor que producen, y que esta cesión o transferencia se acentúe en favor de los  países que les vende mercancías a un precio de producción más bajo, por su mayor productividad[iii].

Frente a esta transferencia de valor, podemos identificar un mecanismo de compensación, como el incremento del valor intercambiado, por parte de la nación desfavorecida, esto permite neutralizar  total o parcialmente los efectos de la trasferencia de valor, mediante el aumento del valor realizado. Para incrementar la masa de valor producida, el capitalista del país que trabaja con un grado menor de productividad, debe necesariamente, echar mano de una mayor explotación del trabajo, a través del aumento de su intensidad o mediante la prolongación de la jornada de trabajo o combinando los dos procedimientos.  Ahora bien, en los países de nuestra región, el aumento de la intensidad y/o la prolongación de la jornada de trabajo o el pago de salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo, configuran un modo de producción fundado; sobre todo, en la mayor explotación del trabajador, y no en el desarrollo de su capacidad productiva, esto  permite bajar la composición orgánica del capital, que sumada a la intensificación del grado de explotación de la fuerza de trabajo, hace que se eleven, simultáneamente, la ganancia y las cuotas de plusvalía[iv].

Como además, por la forma de articulación de las economías latinoamericanas a la economía capitalista mundial, la producción latinoamericana no depende, para la realización de las mercancías que constituyen su principal fuente de producción de excedente, de la capacidad interna de consumo, se produce así, el divorcio de los dos momentos  del ciclo del capital (la producción y la circulación de mercancía) cuyo efecto es hacer que aparezca de manera específica, una profundización en la economía latinoamericana de la contradicción propia  a la producción capitalista en general;  es decir, la que opone el capital al trabajador en tanto que vendedor y comprador de mercancías[v]. Como la circulación de la producción que genera el excedente más significativo, se separa de la producción y se efectúa; básicamente,  en el ámbito del mercado externo, el consumo individual del trabajador no interfiere en la realización del producto, aunque sí determine la cuota de plusvalía. En consecuencia, la tendencia natural del sistema será la de explotar al máximo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocuparse de crear las condiciones para que éste la reponga. Esta profunda contradicción que caracteriza al ciclo del capital y sus efectos sobre la explotación del trabajo, incidirán de manera decisiva en el curso que tome la industrialización en los países de AL.

En el marco de estas consideraciones, a más de diez años de la puesta en marcha del proyecto de desarrollo del “capitalismo andino amazónico” por el MAS,  nos preguntamos acerca de si la dinámica  del sector industrial-manufacturero en este periodo,  acentuó las contradicciones propias del capitalismo neocolonial o las  superó, toda vez que  los Planes de Desarrollo del MAS proponían la superación del carácter primerio exportador de nuestra economía.   

2.  LA POLÍTICA EXPANSIVA DEL GOBIERNO Y LA RESPUESTA DEL SECTOR INDUSTRIAL

La política expansiva del gobierno, apoyada en el excedente hidrocarburifero y basada en una política de bonos, subsidios y expansión del crédito tanto de consumo como productivo, hizo crecer la demanda agregada, de forma más notoria  a partir de 2005. Dentro de esa dinámica, el crecimiento de la demanda interna (abstrayéndonos de la exportación de bienes y servicios), se explica principalmente,  por el consumo final de hogares (Grafico 1).

GRÁFICO 1: EVOLUCIÓN Y COMPOSICIÓN DE LA DEMANDA AGREGADA
(En millones de Bolivianos)[vi]



Con el fin de proteger el mercado interno,  para la industria local, el gobierno del MAS puso en marcha un conjunto de medidas arancelarias[vii] y una serie de políticas  de incentivo y promoción a la producción nacional, como la promoción de compras estatales[viii], para la producción artesanal e industrial. Institucionalmente, se determinó la creación de una entidad que promueva el desarrollo del mercado interno, para los productores bolivianos. Para facilitar que se dinamice la oferta del aparato productivo nacional y que la producción nativa encuentre el financiamiento necesario para producir, el gobierno bajo el rótulo de la “democratización de acceso al crédito[ix], implementó una política dirigida a incentivar a los pequeños productores, a los que identificó como sujetos del desarrollo del capitalismo andino amazónico[x]. La política del gobierno dirigida a disminuir la brecha entre de los dos momentos fundamentales del ciclo del capital (la producción y la circulación de mercancía)[xi], parece haber tenido buenos resultados. Es decir, que la expansión de espacios internos de realización para la producción nativa provocó procesos virtuosos de acumulación de capital industrial,  que se muestran en el aumento permanente de los volúmenes de producción, relacionados con la formación Bruta de Capital fijo (Grafico 2).  


Gráfico 2  COMPOSICIÓN Y EVOLUCIÓN REAL DE LA FORMACIÓN BRUTA DE CAPITAL FIJO (FBCF) EN EL SECTOR PRIVADO, 2000-2015.
(En miles de bolivianos)[xii]



Sin embargo, se hace necesario, ahondar en el análisis de los procesos analizados. ¿En qué medida esta dinámica del sector industrial manufacturero, dependiente del sector primario exportador, puede a mediano y/o lago plazo desprenderse de este cordón umbilical y alcanzar una auto dinámica relativa, que suponga, como dice Marini (1973), que el flujo de la producción industrial se resuelva adecuadamente en el flujo de la circulación, en base a una demanda producida por la propia dinámica del sector industrial?

3. LOS RASGOS DE LA ACUMULACION DE LA INDUSTRIA NATIVA

Un indicador de la limitaciones que encuentra el desarrollo industrial en Bolivia, pese a la dinámica alcanzada por la política de expansión del mercado interno, es percibida por el Programada las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que en su informe sobre Bolivia del año 2015, hace notar que en términos relativos, la participación de la industria manufacturera tuvo una tendencia decreciente, ya que de una participación del 18% en el PIB en 1988, pasó a una participación del 10% en 2013. Este rezago  se muestra en la baja productividad de su economía. En las estadísticas del PNUD[xiii] se evidencia  que la evolución de la productividad en Bolivia, medida a través del crecimiento de la productividad total de los factores (PTF),  entre 1990 y 2011 fue del 10%, algo menos de medio punto porcentual por año, uno de los más bajos de la región[xiv], lo que  indicaría que las mejoras en productividad han sido relativamente pequeñas en comparación al notable crecimiento de la economía en el ciclo favorable del presente siglo. Indagamos mediante un trabajo de terreno, realizado entre empresarios locales en Bolivia, las razones que,  desde su percepción, explican el persistente rezago de la industria en el país e identificamos que la falta de integración entre los diferentes ramos y sectores productivos, con su efecto de sinergias que reduzcan los costos de producción y mejoren la calidad de los productos, es una de las razones que explica la baja productividad y,  en consecuencia, la baja competitividad de la industria boliviana. Esta seria limitación para la competitividad de la industria nativa, es asociada por los mismos industriales a las formas no capitalistas de producción, dentro de las que se produce la materia prima.

La celeridad y la eficacia con que pueden convertirse las mercancías producidas en dinero acrecentado para la inversión industrial encuentran serias trabas en la insuficiencia en infraestructura caminera y en equipamiento aéreo. En un país con abundancia de fuentes energéticas, los industriales señalan la ausencia del Estado medidas concretas que aseguren la provisión de energía barata para la industria. En estas condiciones: ¿cuáles son las estrategias a las que recurre el empresario local para garantizar la valorización del capital invertido? Es decir, cómo compensa el industrial nativo,  la falta de productividad que provenga de una mayor composición orgánica del capital.  Nos detenemos entonces,   a valorar si en Bolivia, la ausencia de productividad basada en mejoras al capital constante (aspecto al que nos referimos líneas arribas) se compensa con ajustes  en el capital invertido en fuerza de trabajo. En el periodo analizado: ¿qué sucedió con el salario como precio de la fuerza de trabajo?


Gráfico 3: EVOLUCIÓN DEL SALARIO MÍNIMO NACIONAL, SALARIO MEDIO NOMINAL Y SALARIO MEDIO REAL
 (En Bolivianos)(Base=1995)[xv]



Pese a que el salario mínimo nacional y el medio nominal aumentan de forma significativa en la era del MAS (grafico 3), el salario real, es decir, la capacidad de compra de los asalariados cae desde 2004, para regresar a los niveles que tenía a fines de los años noventa, en la etapa de auge del neoliberalismo. Esto tiene un impacto directo en la proporción de las necesidades básicas que puede cubrir este salario, en relación a lo que se denomina la Canasta Normativa Alimentaria[xvi] Para el año 2015, el SMN de 1.656 Bs, sólo alcanza a  cubrir el 78% de la canasta CNA[xvii]. En  consecuencia, un análisis estadístico nuestra que la brecha de distribución de la riqueza entre capital y trabajo en términos porcentuales, es aún más desfavorable para la clase obrera, entre el 2006 y el 2013, que en el año 2001(Grafico 4 )

Gráfico 4: DISTRIBUCION DEL INGRESO ENTRE CAPITAL Y TRABAJO, 2012 Y 2013(En porcentaje)[xviii]



El contenido de los conflictos obreros por la extensión de la jornada laboral, más allá de las 8 horas sin una remuneración equivalente o por medidas patronales que reducen de forma arbitraria el tiempo de descanso en la jornada diaria, el establecimiento de todos los días como laborables con descanso en cualquier día de la semana, el desconocimiento de la jornada de 7 horas para las mujeres y/o la ampliación del trabajo a tiempo parcial (mujeres/jóvenes), el no pago a las horas extras, son los motivos frecuentes de conflictos laborales, lo que nos permite refrendar las tendencias mostradas en la información precedente[xix].

En cuanto a la intensificación del trabajo, en nuestro trabajo de terreo (2012-2013) encontramos diferentes métodos, por limitaciones de espacio, nos referiremos sólo a algunos. En industrias textiles, el tiempo de trabajo necesario para la producción de cada prenda, es la base de la competitividad, este tiempo de trabajo se traduce en un proceso de costeo que se establece en base a tiempos normalizados. Con salarios básicos bajos, la política del bono de producción se convierte en un dispositivo efectivo, para alargar e intensificar la jornada laboral. Otro método de extensión de la jornada laboral es el de la flexibilización funcional, por la que se exige que un obrero cumpla distintas funciones dentro del proceso productivo, que muchas veces implica el cambio y uso simultaneo de distintas herramientas y/o maquinas, una suerte de polifuncionalidad, que obliga a los obreros a intensificar su jornada laboral[xx].

4. LA REAVIVACION DE LAS VIEJAS CONTRADICCIONES

Hasta aquí el desenvolvimiento del proyecto de desarrollo de capitalismo andino amazónico, parece reproducir la tendencia de la economía dependiente identificada por Marini (1973) de explotar al máximo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocuparse  por crear las condiciones para que éste la reponga. Situación que se convierte en freno para una producción asentada en la innovación tecnológica, capaz de competir en mercados externos; es decir, capaz de convertir al sector industrial en una alternativa similar a la del sector primario, la situación parece agudizar más esta tendencia, cuando se observa que las formas no capitalistas de producción, en las que se asienta el desarrollo del capitalismo andino amazónico, se convierten en freno no solo para expandir el mercado interno en base a mejores salarios y condiciones de vida de la clase obrera, sino también, para mejorar las potencialidades del capital constante (materia prima), de cara a una producción industrial masiva, como se pudo apreciar, a partir de los testimonios de industriales locales, recogidos durante nuestro trabajo de terreno. Así se reproduce un hecho paradójico, Bolivia no tiene la capacidad de hacer crecer el aparato productivo, al tamaño suficiente y necesario, como para que sea el capital nativo el que cubra este crecimiento y la dinámica del sector industrial, continúa reproduciendo las contradicciones que lo caracterizan: la incapacidad de generar un mercado interno, para su acumulación, que se base en niveles salariales que expandan la capacidad de compra de los asalariados. Este rasgo estructural de la industria nativa, que centra su actividad en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo; cuando finaliza el periodo de auge, se hace evidente en la incapacidad de la pléyade de pequeños empresarios, para enfrentar la desaceleración económica. No es casual que entre los años 2014 y 2015 se incremente de forma notoria,  el número de empresas que se cierran. De acuerdo a los informes de FUNDEMPRESA (entidad encargada del registro de comercio en Bolivia), en el año 2014 se cierran 2.584 empresas y esta cifra se duplica en el año 2015 con el cierre de 5.3478 (el mayor cierre de empresas del último quinquenio), de las cuales en 2015, 5.066 eran empresas unipersonales[xxi]. El inicio del ciclo recesivo se muestra también,  en el incremento de la cesión gratuita de parte del valor producido hacia los países centrales con una mayor productividad relativa[xxii], mediante  el aumento del deterioro de los términos de intercambio, que es el indicador del grado de dependencia de nuestra economía respecto a  la exportación primaria:

Grafico 5: ÍNDICE DE TÉRMINOS DE INTERCAMBIO DE BIENES Y SERVICIOS, 2005 - 2015
(Base=2010)[xxiii]



Esto no solo hace evidente la incapacidad del sector industrial, por su baja productividad, para neutralizar la caída del valor de las exportaciones producto de la baja  de los precios de las materias primas, sino que también  niega los postulados neo desarrollistas, ya criticados por Marini (1978), sobre la  posibilidad de un  desarrollo industrial  en países neocoloniales( en alianza con el capital transnacional), sin la realización de un proyecto político comprometido con cambios estructurales sustantivos, basados en la organización de la clase trabajadora  como sujeto político en sus formas más avanzadas y orgánicas, lo que incluye la socialización de la gestión de empresas, del Estado y de la sociedad en general[xxiv].




[i] Entre estos autores estánDos Santhos, T. (1978). Imperialismo y Dependencia. México D. F.: Ed. Era y Bambirra, V. (1977). Teoría de la dependencia: Una anticrítica. México D. F.: Ed. Era.
[ii] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[iii] Ídem.
[iv] Ídem.
[v] En las economías desarrolladas, pese a que el capital privilegia el consumo productivo del trabajador (o sea, el consumo de medios de producción que implica el proceso de trabajo), y se inclina a desestimar su consumo individual (que el trabajador emplea para reponer su fuerza de trabajo), el cual le aparece como consumo improductivo, esto se da exclusivamente en el momento de la producción, porque al abrirse la fase de realización, esta contradicción aparente entre el consumo individual de los trabajadores y la reproducción del capital desaparece, una vez que dicho consumo (sumado al de los capitalistas y de las capas improductivas en general) restablece al capital la forma que le es necesaria para empezar un nuevo ciclo; es decir, la forma dinero (Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.).
[vi] Elaboración propia, en base a datos de UDAPE e INE.
[vii] D. S. 293495(noviembre 2007), 0125 (Mayo 2009), que aplica una tasa arancelaria de 5 a 20% para diversos artículos manufacturados (tapicería mueblería textiles), 0125(Mayo 2009) 35% Jun-12, 40%con la finalidad de proteger la industria nacional e incentivar el consumo de productos hechos en Bolivia.
[viii] Como el D.S. 27328 (Compro Boliviano) Promoción de compras estatales para la producción artesanal e industrial de la micro, pequeña, mediana y gran empresa, tanto urbana como rural. D.S. 29727(Base legal: Ley 3351, de 2006). Creación de PROMUEVE-BOLIVIA, entidad pública desconcentrada con dependencia del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural. Establecer una entidad que promueva el desarrollo del mercado interno para los de producción diversificada y con mayor valor agregado. Productores bolivianos, en el marco de un patrón de producción diversificada y con mayor valor agregado. la Gaceta Oficial de Bolivia.
[ix] Aillón, T. (2010). El Significado Histórico de la Redistribución del Excedente del Sector de Hidrocarburos en la Era del MAS-IPSP. En Revistas Búsqueda, N° 36, pp. 101 - 138.
[x] Ídem.
[xi] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[xii] Elaboración propia, en base a datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadística.
[xiii] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015)  Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia. El nuevo rostro de Bolivia transformación social y metropolización. Visto en: http://www.bo.undp.org/content/dam/bolivia/docs/undp_bo_IDH2016.pdf
[xiv] Ídem.
[xv] Elaboración propia, en base a datos de Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE).
[xvi] Es un indicador estadístico que tiene por objeto determinar el valor o costo mensual en bolivianos de un conjunto de alimentos, que cubren los requerimientos de energía y nutrientes de una familia tipo de la población.
[xvii] Castro, L. (2015) ¿Por qué la política salarial del gobierno no beneficia a los trabajadores?. Visto en: http://llankaymantabolivia.blogspot.com/2015/04/porque-la-politica-salarial-del.html
[xviii] CEDLA “Trabajo asalariado, explotación laboral y crisis capitalista”. Visto en: http://cedla.org/content/51511
[xix] Uno emblemático,  entre ellos, pero no por ello el único, es el conflicto que se produjo en la industria de la construcción: en mayo de 2015,  en el Proyecto Hidroeléctrico de San José, donde los obreros que tenían jornadas laborales superiores a las 10 horas denunciaron que recibían solamente una comida al día, soportaban agresiones físicas y verbales de su superior, y otros actos ilegales relacionados con sus pagos (Entrevista a obreros de SINOHIDRO), otro conflicto de SINOHYDRO con sus trabajadores fue en noviembre de 2015,  en el proyecto carretero Ivirgarzama-Ichilo, donde reaparecen las quejas por maltrato verbal, físico y psicológico, la falta de pago de horas extras, reducciones salariales y despidos injustificados (El Deber, 12/11/2015; Los Tiempos, 13/13/2015, cit. en: CEDLA “Empresas extranjeras y nacionales de construcción: constantes violaciones de los derechos laborales”. Visto en: http://cedla.org/content/51398.
[xx] Encontramos este método en fábricas de alimentos y bebidas, muchas de estas fábricas enfrentaban lo problemas de la alta rotación de personal, debido a que la marcada intensidad de la jornada laboral. Estas políticas de intensificación de la jornada laboral estarían en la base explicativa del crecimiento del producto industrial con un crecimiento apenas positivo del empleo en la industria, en la última década, como indica el PNUD, organismo que también asocia esta situación (en su términos), al uso más eficiente del trabajo (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015)  Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia. El nuevo rostro de Bolivia transformación social y metropolización. Visto en: http://www.bo.undp.org/content/dam/bolivia/docs/undp_bo_IDH2016.pdf).
[xxi] Diario Página Siete, La Paz, 26 de Agosto.
[xxii] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[xxiii] Elaboración propia en base a datos obtenidos de: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2015) “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2014: desafíos para la sostenibilidad del crecimiento en un nuevo contexto externo”. Vsito en:
[xxiv] Marini, R. (2008) “Proceso y tendencias de la globalización capitalista” en Martins, C (Comp.),  América Latina, dependencia y globalización. Fundamentos conceptuales Ruy Mauro Marini. Bogotá: Siglo del Hombre – CLACSO, pp. 247 – 272.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Reseña al libro de Tania Aillón, Japonización de la dominación patronal


Óscar Zegada Claure[i]

Cuando empecé a leer el libro me imaginé que estoy ante un inmenso rompecabezas, que a lo largo de muchos años, individualmente y con otras personas, fuimos poniendo fichas distintas para ir armando este rompecabezas y encontré en el libro de Tania una ficha fundamental que, por lo menos desde esa perspectiva, me ayudó a entender lo que está pasando hoy día en el capitalismo.
Tapa del libro 
Comparto la idea de que desde los 80 más o menos, es una hipótesis, el capitalismo industrial se está transformando aceleradamente en una forma de capitalismo que organiza el proceso productivo, ya no sobre la base de la maquinaria y la gran industria, sino sobre la sabe del conocimiento y la información, y a mí me parece que es interesante ver esto porque las propias transformaciones que introduce el neoliberalismo y su crisis me gusta entenderlas como parte de ese proceso histórico.
En esa comprensión, este libro me parece que ayuda a ir cubriendo ese pedazo de rompecabezas y que tiene que ver con: ¿qué pasa con las condiciones del proceso de trabajo y con las relaciones de clase y la lucha de clases? A mí me resultó inspirador el texto de Tania en ese sentido, porque permite ver cómo se van reconfigurando las clases sociales y la lucha de clases en un momento como el actual. Muchos de los hallazgos del trabajo son muy específicos al sector hidrocarburífero, que tiene particularidades muy interesantes, pero pienso que nos abre una ventana de oportunidad para comprender al capitalismo del siglo XXI porque quizá la vanguardia del desarrollo del capitalismo en el caso de la economía boliviana pueda localizarse, entre otros, en el sector hidrocarburífero.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba
Fotografía: http://www.lostiempos.com, 19/02/2016
En el libro hay un cuidadoso destripamiento del proceso técnico de producción en una empresa que utiliza estas técnicas japonesas, que lo que hacen es modificar la organización jerárquica del taylorismo y tratan de avanzar hacia una organización más horizontal, involucrando a los trabajadores, con un lado oscuro y con un lado claro. El lado oscuro es que la introducción de esas formas de organización de la producción requiere de más esfuerzo, por tanto, estamos viendo en el siglo XXI una intensificación muy marcada del trabajo, con el eslabón de la participación. Por el lado más claro, nos encontramos que por esa vía los trabajadores pueden sentirse más satisfechos, al aumentar su autoestima, porque se sienten partícipes de un proceso productivo; en ese sentido, a lo mejor algunas de las formas más penosas de alienación del trabajo que Marx estudiaba se van atenuando ahora, porque el trabajador se empieza a encontrar proyectado en un proceso productivo en el que tienen un espacio mayor para su propia creatividad.
Esta forma de organización de la producción que el libro de Tania muestra también dos aspectos: por un lado, se refuerza la acumulación de capital, pero al propio tiempo se va legitimando ante los ojos de los trabajadores la hegemonía patronal, que finalmente logra imponerse en el proceso productivo, hay una dominación que es aceptada por parte de los trabajadores, aunque por el otro lado, en la propia dinámica de los conflictos, al interior del proceso productivo, la lucha de clases no desapareció y a pesar de las particularidades que uno encuentra en la empresa que se ha estudiado, esas formas de contestación, de crítica, de rebeldía de los trabajadores está presente, a pesar de esa suerte de integración que se va dando, sobre las bases de la nueva tecnología y de las nuevas formas de organización de la producción. A mí me llamó la atención algo que está en el texto de Tania: cómo las demandas y las propias prácticas de los trabajadores, contestatarias, rebeldes, son como atrapadas por el patrón, que las va adecuando y su vez las hace una fuente de dominación.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba.
En el texto llama la atención que esta nueva organización del trabajo no libera a los trabajadores como algunos sostenían en los 90, pero tampoco los apaga y los somete, no, los dejan en una suerte de penumbra y ese es el escenario de la redefinición de las luchas de clases al interior del proceso de producción. Ahora bien, la lectura del texto me ha hecho pensar que cuando uno empieza estudiando el materialismo histórico, se plantea la idea de que “el capitalismo se caracteriza por una contradicción clave”; por un lado, un creciente desarrollo de las fuerzas productivas que se van socializando de manera cada vez más profunda, pero que esto va chocando con la propiedad privada capitalista de los medios de producción, y se me ha ocurrido pensar que esa contradicción en el siglo XXI se concreta, por un lado, en ese desarrollo tecnológico tan avanzado con información y conocimiento, la organización del trabajo participativo, que sería la forma de expresión de ese desarrollo de esas fuerzas productivas, que choca en esta estructura de dominación jerárquica de producción, al interior de la empresa y es en esa tensión que se da, en ese nivel micro de la empresa, pero que también lo podemos encontrar a un nivel más macro e histórico.
Me ha llamado la atención, en la misma línea, la existencia de diferencias étnicas, dentro de la propia clase obrera de la empresa estudiada. Primera vez que he visto y se me ha abierto un mundo ante esto, la existencia de obreros blancoides y obreros indigenoides, por decirlo de alguna forma, mostrándonos una diferenciación étnica que en la visión tradicional que hemos tenido en la clase obrera en Bolivia, estaba borrada, este texto nos está planteando esa posibilidad que a lo mejor después podamos intentar extenderla para entender muchas de las prácticas de la clase obrera en Bolivia, ya a un nivel más macro.
Finalmente, yo vengo del campo de la economía y el método etnográfico es algo que en economía no se hace; lamentablemente, porque nos permite entender a profundidad aspectos que con otros métodos no se pueden entender, pero además el método etnográfico genera en mí una admiración muy grande porque es un compromiso con la investigación y esto es lo que el libro está reflejando, que yo personalmente no estaría en capacidad ni en condiciones de asumir, quizá los sociólogos están más habituados a esto, los que trabajan en el campo de la antropología lo hacen, pero me parece que es un trabajo de hormiga, de compromiso, de involucramiento que denota una pasión muy valiosa por la investigación, que tiene como valor más importante, el meter la dimensión humana sin perder la dimensión social, algo fundamental en las investigaciones que tienen que ver, especialmente, con el tipo de temáticas que trabajamos aquí[ii]




[i] Docente de la Universidad Mayor de San Simón.
[ii] La presente reseña, fue publicada en La Razón; L
a Paz, 25 de abril de 2016. Disponible en: http://www.la-razon.com/suplementos/animal_politico/japonizacion-dominacion-patronal-Bolivia_0_2477752266.html

domingo, 1 de mayo de 2016

La flexibilidad laboral institucionalizada o la respuesta de los patrones a la crisis capitalista



Tania Aillón Gómez


Fotograía: http://www.diariodeleon.es, 10/03/2016
Hace más de una década que el neoliberalismo enfrentaba su crisis de legitimidad. En el caso de los países latinoamericanos como Bolivia, el alto costo económico y social que las políticas neoliberales significaron para los sectores más empobrecidos de la población, se buscó saldar, con la puesta en marcha de políticas consideradas por sus precursores como anti neoliberales. En algunos casos, como en el de Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ascendió al poder con el discurso de eliminar la flexibilización laboral, la que se identificó como fuente principal de los males que aquejaban a la clase trabajadora. Hoy, primero de mayo de 2016, con dos tercios de los trabajadores en el mundo que están sin contrato y sin derechos o sufren discriminación o reciben una remuneración muy por debajo de sus capacidades o están sobreexpuestos a accidentes o enfermedades laborales o carecen de protección social[i] o padecen todas esas deficiencias a la vez[ii], cabe preguntarnos : ¿Qué rumbo tomó la flexibilización laboral, dentro de las reformas promovidas por los gobiernos reformistas en América Latina y dentro de las estrategias asumidas por los países centrales, para remontar la crisis capitalista que los golpea desde hace 7 años ?

1. FLEXIBILIDAD “REGULADA”, EVASIÓN PATRONAL E INCONSECUENCIA REFORMISTA

 La mayoría de los gobiernos reformistas en América Latina, en los últimos 15 años, ante la imposibilidad de erradicar del mercado laboral las distintas formas de flexibilización, se propusieron regularla, mediante una diversidad de normas. Se trató de iniciativas de carácter intencional, promovidas desde el Estado, en las que se introdujo el principio de “responsabilidad solidaria”[iii], como mecanismo de protección para los trabajadores, pero que; sin embargo, no dieron el resultado esperado, frente a la creatividad patronal, para generar un abanico de formas fraudulentas de flexibilización laboral, es el caso de empresas capitalistas registradas como cooperativas que en realidad terciarizan la producción de otras o el caso de “cooperativas” que son empresas capitalistas para la contratación precaria de trabajo (o “maquila de nómina”). Este es el caso del Brasil, donde el gobierno de Lula logró restringir, aparentemente, la flexibilización en relación a los años noventa, pero los patrones recurrieron a distintas formas de contrato civil, con el fin de escapar a las obligaciones laborales, contratos dentro de los cuales, la compra –venta de la fuerza de trabajo, asume la forma de compra de servicios a un consultor o a una microempresa; se trata de la creación de empresas sin empleados, falsas cooperativas, que devienen en formas veladas de tercerización[iv](Dari:2015). En el caso de Chile, la Reforma Laboral que modifica el código del Trabajo(2015) (como parte de la oferta del gobierno de Bacheler), paradójicamente (pese a que los cambios propuestos remueven, en alguna medida, la excesiva subordinación que los trabajadores soportaron durante más de tres décadas, como herencia de la dictadura pinochetista) abre la posibilidad de flexibilizar la jornada laboral, porque favore­ce las decisiones unilaterales de los empresarios debido a la debilidad negociadora de gran parte de los sindicatos. En un país donde las jornadas de trabajo en son ya extremadamente largas, inexplicablemente, la reforma laboral ofrece a los empresarios la posibilidad de que las jornadas sean aún más largas y que incluso se pueda trabajar en los días de descanso.

Fotografía: http://www.pts.org.ar, 28/05/2014
El otro caso paradigmático de las contracciones que enfrentan los gobiernos reformistas en América Latina frente a la flexibilización laboral, es el del Ecuador. Inicialmente el año 2008, se promulgó un Mandato Constituyente, el Nº 8, por el cual se prohíbe la tercerización e intermediación laboral y cualquier otra forma de precarización de las relaciones laborales en aquellas actividades que realice la empresa o empleador, en consideración a que “la tercerización de servicios complementarios, la intermediación laboral generalizada y la contratación por horas, constituyen modalidades de relación laboral que vulneran los derechos del trabajador y los principios de estabilidad, de pago de remuneraciones justas, de organización sindical y contratación colectiva”. Sin embargo, pese al reconocimiento de la flexibilización laboral es una medida pro patronal que vulnera los derechos, en los primeros meses de este año(2016), el gobierno de Correa da un franco paso atrás cuando en las propias palabras del presidente se menciona la necesidad de “un poco de flexibilidad para capear el temporal que estamos enfrentando…”, el significado de este “poco de flexibilidad” es la propuesta de retornar al contrato a plazo fijo; es decir, que luego del año de prueba las empresas tendrán la facultad de decidir si prefieren conservar al trabajador o prescindir de sus servicios, sin necesidad de pagar indemnización; la “contratación por horas”, la reducción de la jornada laboral y paga de acuerdo a las horas trabajadas, con contratos adaptados a las necesidades de los sectores productivos; es decir, se trata de un ajuste a los requerimientos de la patronal, que desde el 2012 presionaba por mayor flexibilidad.
             En Bolivia, la reforma laboral del gobierno del MAS, consistió en la eliminación de los decretos que sustentaban la libre contratación y restituyó el reconocimiento del derecho a la estabilidad laboral y al goce de beneficios sociales. Pese a la intención inicial de abolir la flexibilidad laboral heredada del neoliberalismo, al no poder erradicar la subcontratación ni la tercerización, tuvo que legalizarlas, poniendo como condición a las empresas intermediarias, que cumplan con los beneficios sociales reconocidos por ley a los trabajadores, mientras dura el contrato de trabajo. Lo paradójico en este caso, es que el gobierno del MAS, supuesto paladín de la lucha contra la flexibilidad laboral, se constituyó al correr de los años, en el principal productor de empleos temporales regidos por la Ley del Funcionario Público (contratación de consultores en línea y funcionarios de inserción eventual) y en importante utilizador de obreros bajo régimen de subcontratación, para la realización de las obras públicas( aproximadamente 70% dela fuerza de trabajo ocupada en el ramo)[v]. En el mismo sentido, con la legalización de la subcontratación, el gobierno conservó la estructura jerárquica empresarial vigente, en la que un gran puñado de micro y pequeñas empresas de servicios viven articuladas a las prácticas flexibilizadoras de las empresas de capital transnacional (Unilever, Coca Cola, etc.). El crecimiento al doble del número de empleadores para el 2012, según los datos del INE (Instituto nacional de Estadística), se debe al incremento del número de medianas, pequeñas y micro empresas, muchas de las cuales, se articulan a procesos de producción de empresas grandes por medio de relaciones de tercerización o de subcontra­tación, relaciones dentro de las cuales, se sujetan a los tiempos fijos de contrato y subsumen a sus trabajadores a estos tiempos cortos de operación, porque dejan de operar en periodos de licitación o cambian el personal, debido a que migran a otro rubro con empresas-clientes de otras características.

2. REMONTAR LA CRISIS CAPITALISTA A COSTA DE LOS TRABAJADORES

En Europa y Estados Unidos; la crisis capitalista de larga duración que se inicia en 2008, cuyos rasgos responden a las políticas de liberación financiera que dominaron las tres últimas décadas, no promovió, precisamente, un retorno a políticas de corte keynesiano o el abandono de los preceptos neoliberales. En materia de política laboral, aunque la onda neoliberal dejó fuertes secuelas de desempleo y subempleo en las economías occidentales, tampoco sus gobiernos apostaron por fundar el reanimamiento de la economía en políticas de pleno empleo, los referentes empíricos muestran un rumbo diferente. De forma general, en la mayoría de los países europeos, ciertas reformas laborales han sido prioritarias entre los años 2008 y 2012, las mismas que han buscado facilitar las modalidades de despido individual y colectivo, suavizar la legislación sobre el tiempo de trabajo y ampliar las posibilidades de los patrones, para que contraten obreros en condiciones precarias[vi]


Fotografía: http://www.librered.net, 10/03/2016
 En los países europeos, encontramos, del mismo modo que en América Latina, muchos trabajos asalariados que se esconden bajo la forma de un contrato comercial, en muchos países europeos, aparecen trabajadores “independientes”, pero que en los hechos están subordinados a un patrón, con un estatus jurídico aparente de no asalariado; la generalización del contrato a plazo fijo es otro indicador de la vigencia y desarrollo de la flexibilización laboral en esta región, para el año 2011 en los países de la OCDE, prácticamente, la cuarta parte de los trabajadores asalariados entre 15 Y 24 años, trabajaban en estas condiciones[vii]. Luego de la crisis financiera de 2008, los estudios referidos al tema muestran una tendencia marcada a la desreglamentación del mercado de trabajo, durante este periodo, más de un tercio de los países de la OCDE suavizaron la reglamentación de los despidos individuales y colectivos. Sobresale en este sentido Portugal, que entre el 2009 y 2012 puso en marcha reformas, que acortaron, significativamente, la duración del preaviso de despido y redujeron la indemnización por este motivo.
            En Francia, donde en estos días, los trabajadores libran una lucha contra las reformas flexibilizadoras que el gobierno quiere introducir al código del trabajo (facilitar los despidos colectivos y disminuir las indemnizaciones), ya desde mayo del 2013, las reformas pro patronales del gobierno socialdemócrata d Hollande, dispusieron que cuando la empresa se encuentra en dificultades económicas, los patrones pueden negociar un reducción temporal de salarios. Una vez que dicho acuerdo es firmado entre los dirigentes y la patronal, cualquier trabajador que se resista a cumplir el acuerdo, puede ser despedido por motivo económico justificado, lo que significa una derogación de los derechos estipulados en el Código del Trabajo vigente hasta hoy. En Alemania y en general en los países nórdicos, de la misma forma se institucionalizó el trabajo temporal, como muestra de que la salida a la crisis avizorada por la patronal, pasa por la mayor flexibilización laboral, en este contexto, la patronal jugó la carta de la flexibilidad interna con el fin de conservar la fuerza de trabajo cualificada, para esto ha reducido el tiempo de trabajo de sus efectivos y aumentado el desempleo parcial, por lo que en Alemania entre el año 2008 y mediados del 2009, el número de desempleados parciales aumentó por diez, pasando de 130.000 en noviembre de 2008 a 1.2 millones en marzo de 2009[viii] Es decir que, como en Francia, la estrategia patronal carga sobre los trabajadores de las franjas más precarias, el costo de la crisis; quizá el caso más paradigmático en este sentido, sea el de España, donde los trabajadores subcontratados o a plazo fijo fueron los primeros en ser despedidos; en este país, entre Junio de 2008 y julio de 2009, el 90% de las pérdidas de empleo se produjeron entre los trabajadores con contrato temporal, proceso facilitado por medidas como la exoneración a la patronal de cotizaciones sociales, supresión de plazos de preaviso, etc.
Con este panorama, la realidad queda muy lejos de responder a las ofertas de una “flexseguridad” en los países centrales, mediante la cual se proponía combinar mercados de trabajo flexibles con elevados niveles de protección contra el desempleo y políticas activas del mercado de trabajo orientadas a facilitar una reinserción laboral eficiente y en condiciones favorables para el trabajador[ix] ( Weller: 2009), más bien, el recorte a los gastos sociales para superar las crisis fiscales, fue la medida asumida por los gobiernos de los países centrales, disminuyendo, sustancialmente, la protección al desempleo. Cabe preguntarse, entonces: ¿por qué en el mundo capitalista contemporáneo, la flexibilidad laboral no pudo ser erradicada y; más bien, como muestra la referencia empírica, en las últimas décadas se institucionalizó y ganó carta de ciudadanía?

CONSIDERACIONES FINALES
             
 La relación que hasta aquí expusimos, nos permite formular algunas conclusiones, que al mismo tiempo intentarán responder a la pregunta planteada líneas arriba. Sin duda, los derroteros por los que marchó la flexibilización laboral muestran con claridad el contenido de clase del Estado capitalista, el que tanto en los países latinoamericanos con gobiernos reformistas o con gobiernos de corte liberal en Europa, posibilitó y facilitó la institucionalización de la flexibilidad laboral frente a la presión patronal, que para enfrentar la competencia exacerbada en un escenario de crisis, recurre a generar mecanismos de abaratamiento de la fuerza de trabajo, ya no solo en los países periféricos; sino también, en los países centrales, antes sinónimo de buenas condiciones laborales y bienestar social, esto debido a que con la deslocalización de fragmentos importantes de la cadena productiva a países con costos laborales más bajos( que desemboca en la formación de un ejército industrial de reserva para el capital a nivel mundial) la patronal se pone en posición de ventaja, para negociar con los trabajadores, las condiciones en que éstos van a ser contratados, a esto se suma la relativa baja de la tasa de sindicalización, que disminuye la capacidad de las negociaciones colectivas, lo que significa que una parte creciente de trabajadores negocian individualmente sus condiciones de trabajo, tendencia que se retroalimentada por la misma flexibilización laboral..

En estas condiciones, la flexibilización laboral, que se ha tornado en una necesidad irrenunciable, para la valorización del capital, en las condiciones de exacerbación de la competencia mundial que enfrentan los patrones, no ha podido aun ser revertida por una clase obrera que todavía enfrenta las dificultades de recuperar su independencia política e ideológica frente a los patrones, luego de una derrota histórica (caída de los estados obreros de la URSS y este de Europa) seguida de largos años de neoliberalismo, con su secuela de despolitización de las generaciones jóvenes de obreros/as. Esta situación explica, también, que la orientación política de la clase obrera se haya dirigido a apoyar gobiernos de contenido reformista como alternativa al neoliberalismo, gobiernos que como mostramos, en lugar de erradicar la flexibilización, terminaron consolidándola. Sin embargo, el mismo proceso mediante el cual, los patrones buscan abaratar la fuerza de trabajo, al constituir un ejército de reserva de dimensiones mundiales, no solo facilita imponer el “despotismo” del capital sobre los trabajadores (flexibilización laboral), sino que también, contradictoriamente, genera las condiciones para unificar la lucha de la clase obrera, no solo contra la flexibilización laboral, sino sobre todo, contra la madre del cordero, la organización capitalista del trabajo. En la medida en que obreros y obreras comprendan que la flexibilidad laboral no responde a la existencia o no de una u otra norma legal, sino a las necesidades estructurales de valorización del capital en la época contemporánea, concluirán que la mejora de sus condiciones de trabajo pasa por destruir la organización capitalista del trabajo, que no responde a los intereses de los explotados, sino al enriquecimiento de un puñado de patrones, que se reproducen a costa de seguir precarizando las condiciones de vida de la clase trabajadora.  




[i] De hecho el 80% de la población mundial no tiene una cobertura adecuada de seguridad social y más del 50% carece por completo de dicha cobertura. Es decir, no tiene asegurada ningún tipo de protección en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, vejez o maternidad, ver Organización Internacional del Trabajo (2015) Trabajo decente en las Américas: una agenda hemisférica, 2006-2015. Visto en: http://www.summit-americas.org, última visita el 30 de abril de 2016.
[ii] Ídem.
[iii] Maldonado, Enrique (2015) Convergencias y divergencias de la cuestión laboral en América Latina, DESCO, 2015. Visto en: http://www.desco.org.pe, última visita el 30 de abril de 2016.
[iv] Dari Krein, José, Brasil (2015) “Os movimentos contraditórios da regulação
do trabalho dos anos 2000” en  Dossier Políticas laborales en América del Sur siglo XXI, cuadernos de CENDES, No 89pp. 47-82.
[v] Aillón, Tania; Castro, Luis y Piejko, Mauricio (2015) “Bolivia: las paradojas de la política de regulación laboral del gobierno del MAS” en Dossier Políticas laborales en América del Sur siglo XXI, cuadernos de CENDES, No 89, pp. 17-47.
[vi] Lallement, Michel (2014) “Les conséquences de la crise économique sur les marchés du travail européens (2008-2012)” en Revista Latino-americana de Estudos do Trabalho, Ano 19, nº 32, 2014, 65-80. Visto en:  http://relet.iesp.uerj.br, última visita el 30 de abril de 2016.
[vii] Ídem.
[viii] Ver Natixis: 2009 en Lallement, Michel (2014) “Les conséquences de la crise économique sur les marchés du travail européens (2008-2012)” en Revista Latino-americana de Estudos do Trabalho, Ano 19, nº 32, 2014, 65-80. Visto en:  http://relet.iesp.uerj.br, última visita el 30 de abril de 2016.
[ix] Weller, Jurgen (2009) “Avances y retos para el perfeccionamiento de la institucionalidad laboral en América Latina” en: El nuevo escenario laboral latinoamericano, regulación, protección y políticas activas en los mercados de trabajo. Buenos Aires, CEPAL, siglo XXI, pp. 11-64.