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viernes, 11 de agosto de 2023

Límites al encubrimiento de la explotación: El caso de los Rider de plataformas en Cochabamba

 


Tania Aillon Gómez


La digitalización de la producción de bienes y servicios dentro del capitalismo, se ha traducido, paradójicamente, en el aumento de la fragmentación de la organización del trabajo en sus diferentes dimensiones. Es decir que la integración tecnológica que caracteriza a los automatismos, con sus posibilidades de homogeneizar las condiciones de trabajo, de empleo y de vida de los trabajadores, ha sido aprovechada, más bien, para fragmentar y atomizar los espacios productivos, con el fin de reproducir a escala ampliada, grandes desigualdades en las condiciones de trabajo y de empleo, con efectos no solo socioeconómicos, sino también, políticos e ideológicos.

Una ilustración de estos procesos en marcha es la organización del trabajo de los “riders” de plataformas, quienes distribuyen y entregan productos de diversa naturaleza. En este artículo, en base a información primaria recogida entre riders que operan en Cochabamba-Bolivia, se reflexiona acerca de la transfiguración de los obreros del transporte en empresarios, mediante una organización del trabajo que los fragmenta hasta constituirlos, en la forma, en empresarios “unipersonales”.

1. LAS CONDICIONES DE CONTRATACIÓN COMO RECURSO DE TRANSFIGURACIÓN DE LA RELACIÓN SALARIAL 

Cuando uno conversa con los riders acerca de cómo accedieron a trabajar dentro de las plataformas, ellos hacen referencia a la exigencia de constituirse en empresarios, mediante la obtención de un NIT individual que los obliga a pagar un impuesto relacionado con el monto de dinero que obtiene, mensualmente, resultado de su trabajo (impuesto sobre beneficios). A esta exigencia de constituir una empresa unipersonal, se suma el pago de un seguro personal contra accidentes.  Este seguro, de acuerdo a los Riders, cubre tanto las posibles averías de la motocicleta, como los gastos de salud de resultar herido o muerto, en un accidente de trabajo.

De la misma manera, los riders deben de estar inscritos en una instancia que aglutina a los empresarios (SEPREC, antes FUNDEMPRESA). Con estos requisitos, la plataforma, aunque solo sea en la forma, constituye al rider en empresario unipersonal, a cuenta y riesgo propio.  Entre los riders es común escuchar que ellos no se consideran asalariados, en la medida en que ellos corren con gastos y obligaciones propias, relacionados con su actividad: “[Y]o no soy un asalariado [decía alguno de ellos], yo pago todos mis gastos, no tengo un patrón que pague mi seguro médico, si fuera un asalariado, la empresa tendría que pagarme la seguridad social...”, [además] “[...Y]o mismo pago a la contadora que calcula mis impuestos, si fuera un asalariado esto no sería así ¿no ve?”[i].   Los riders entrevistados, casi en su totalidad, están de acuerdo con estas expresiones, por lo que se puede ver que estas formas de contratación de personal que aplican las plataformas digitales, consiguen el efecto de transfigurar la relación salarial.  Transfiguración con la cual, reducen sus costos laborales y se descargan de toda responsabilidad social con los riders, con quienes firma un contrato de venta de servicios, por el lapso de 2 años, en los que, aparentemente, la plataforma está obligada a tomar los servicios de este empresario unipersonal, para luego, pasados los 2 años, no estar obligada a hacerlo. De esta forma, se abre un amplio margen de maniobra para los dueños de la plataforma, que pueden establecer las condiciones de trabajo, que mejor se ajusten a sus intereses, luego de los 2 años.    

 2. LA FIGURA DEL AUTO EMPRENDEDOR AFIANZADA POR EL SALARIO A DESTAJO 


Esta figura del auto emprendedor entre los riders, no se asienta solamente en la forma normativa que establece su relación contractual con la plataforma, sino en hechos concretos manifestados en expresiones como esta: “[S]i trabajo menos horas gano menos, porque aquí no tengo un salario fijo, aquí mi ingreso depende de mi esfuerzo, de cuantas horas trabajo y cuantos pedidos entrego”[ii].  Esto podríamos nuevamente traducir como: “no soy un trabajador asalariado”, “nadie me garantiza un salario mensual”, “yo pago mi impuesto como cualquier empresario”.  Aquí, el pago por entrega (a destajo) afianza la vivencia de que él no tiene un patrón que le garantice el salario mensual, depende de él mismo generarse los ingresos que pueda.

 En este sentido, desde su experiencia, no es un trabajador dependiente, él es independiente. Una idea que se afianza aún más, cuando los riders hablan de las ventajas de un trabajo como el que realizan, ventajas asociadas a la posibilidad de disponer sobre su tiempo de trabajo, los turnos y los días laborales que escogerán. Esto les genera una sensación de libertad, que ellos aprecian, sobre todo, cuando las otras horas del día las dedican al estudio y/o a otro tipo de actividad laboral o a compartir con la familia.

3. LAS FORMAS DE CONTROL COMO HÁNDICAP A LA TRANSFIGURACIÓN DE LA RELACIÓN SALARIAL

Dos notas  que definen la relación salarial son la dependencia y la subordinación: Dependencia de un patrón para la ejecución de las tareas, para las que se contrata al trabajador y para la percepción del salario como forma de reconocimiento al trabajo realizado; pero también, es una relación de subordinación, porque supone que el trabajador debe someterse  a las órdenes del patrón, quien es el que determina la forma  y el tiempo en que se realiza un determinado trabajo, por algo el patrón ha comprado su fuerza de trabajo por un tiempo determinado.  En la relación que los riders establecen con los patrones de las plataformas, la dependencia es la nota de la relación salarial que en mayor grado se consigue transfigurar porque la percepción de los recursos económicos que provienen de las entregas, no aparece como un salario a destajo definido de forma previa, cuya percepción depende de estar inscrito como empleado en una empresa. Estos recursos aparecen como resultado de una elección “libre” realizada por el rider, entre trabajar y no trabajar, del mismo modo, la elección, en principio, de turnos y/o días de trabajo, afianzan la vivencia del trabajo de rider como un trabajo independiente, que lo hace percibirse como auto emprendedor.  Sin embargo, cuando nos detenemos en la otra nota de la relación salarial, la nota de la subordinación, esta reaparece dentro de las formas de control que las plataformas ponen en juego, para garantizar que las entregas se realicen en sus términos. 

Una forma de control que relativiza la libertad de elección de los turnos y los días de trabajo, es el que los rider mencionan como Rank back, sistema de control que los posiciona de acuerdo a su rendimiento laboral, en una escala que va del 1 al 4. Aquellos rider con óptimo rendimiento por su puntualidad en la entrada a su turno, por la velocidad en el tiempo de entrega, por su amplia disponibilidad a las demandas de la plataforma en las “horas especiales” y el número de horas de trabajo cumplidas semanalmente (al menos 52 horas) se colocan en los niveles 1 y 2 del Rank back y tienen un abanico más amplio de posibilidades para elegir días y turnos de trabajo. Días y turnos asociados a las horas en que uno puede conseguir mayor cantidad de pedidos, en consecuencia, mayores ingresos, etc. Mientras que los riders que no responden a las expectativas impuestas por la plataforma, se ubican en los niveles 3 y 4 del Rank back y se quedan prácticamente con lo que los ellos llaman “las sobras”, viéndose obligados a contentarse con las pocas horas de trabajo que quedan o con horas en las que no hay un número significativo de pedidos, etc. Todo esto perjudica el monto de ingresos que pueden obtener por su actividad de rider.

De esta forma, el Rank back se convierte en un recurso tecnológico para disciplinar a los riders. Cualquier desliz es captado por el Rank back e inmediatamente un rider puede bajar del nivel 2 al 4 con serias consecuencias para sus expectativas económicas.  Se trata de una situación que puede prolongarse por periodos relativamente largos. Algunos riders mencionaban lo dificultoso que puede ser volver al nivel 1 o 2.  En algunos casos, el tiempo de retorno puede durar entre 1 y 2 meses, a través de un esfuerzo que supone largas e intensas jornadas de trabajo, hasta cubrir las expectativas que permean los estándares de calificación objetivados en el Rank back.

La vivencia de los rider respecto de los estándares a cumplir para posicionarse en el nivel 1 o 2 del rank back, está atravesada por la intensificación del trabajo, los riders expresan esta experiencia cuando mencionan que: “8, 10 y hasta 12 horas de trabajo continuo sobre la motocicleta, los deja destrozados”. Es cuando aparece la nota de la subordinación que caracteriza a la relación salarial, debido a que ahora no se puede elegir con libertad entre trabajar y no trabajar so pena de quedarse sin posibilidades de trabajo alguno o con solo migajas del trabajo que dejan los riders posicionados en los niveles 1 y 2. Es la situación en que se hace evidente, para los propios riders, el carácter aparente de la independencia que les otorga su trabajo como auto emprendedores.

4. LA IDENTIDAD DE LOS RIDERS DESDE LA VIVENCIA DE LA SUBORDINACIÓN AL RANK BACK


Esta contradicción entre la aparente independencia y la subordinación de los rider, que emerge de la forma en que se organiza su trabajo de entregas por las plataformas digitales, surge del esfuerzo patronal por atomizarlos formalmente, para reducir, no solo los costos laborales, sino también, su resistencia.

Convertir en empresarios privados a los rider, como mencionamos, permite a los patrones de las plataformas descargarse de toda responsabilidad social, al mismo tiempo que reducir las posibilidades de su resistencia.  Los rider, al identificarse como independientes, no encuentran la fuente de sus males laborales en los dueños de la plataforma, sino en sus decisiones: “Sino tengo más ingresos es porque no trabaje lo suficiente” o “porque decidí trabajar menos, para no tener que pagar tanto impuesto al Estado[iii].

 Sin embargo, si bien entre los rider encontramos este razonamiento, cuando uno conversa con ellos, sobre si a partir de su experiencia de trabajo, se identifican como empresarios o como trabajadores, no dudan en responder que ellos son trabajadores.  La razón de esta identidad, la encuentran en la vivencia cotidiana del trabajo, atravesada por el despotismo patronal objetivado en el rank back, que los subordina a las condiciones impuestas por la aplicación.

Solo a partir de seguir los ritmos impuestos por la aplicación, como ellos la identifican, pueden acceder a horas y turnos de trabajo con los que alcanzan ingresos netos equivalentes a 2 o 3 salarios mínimos nacionales. Esta comparación de sus ingresos mensuales, con el nivel de salario mínimo, muestra que pese a la forma contractual que establecen con la plataforma, ellos en el fondo, continúan identificándose como trabajadores, aunque nieguen su condición de asalariados.  

5. LA PERMANENCIA DE LA RELACIÓN DE EXPLOTACIÓN COMO DIMENSIÓN EXPLICATIVA DE LA “DOBLE IDENTIDAD”

 ¿Cómo se puede explicar, entonces, la doble   identidad del rider de las plataformas?: que al mismo tiempo se ve como emprendedor independiente, cuando repara en las condiciones formales que debe cumplir para vender sus servicios de transporte a la plataforma, pero cuando vivencia el despotismo del Rank back, que mide e impone los criterios de eficiencia y eficacia del trabajo de transporte, se ve como trabajador subordinado al mando de las disposiciones de los dueños de la plataforma.

Nuestra hipótesis es que la búsqueda de aniquilar el espacio por el tiempo, característica de la acumulación capitalista (Harvey, 1998)[iv], alcanza con el control Rank back niveles deletéreos. Aquí el grado de explotación del trabajo, en que se asienta la valorización el capital invertido en las plataformas, depende de la celeridad y simultaneidad con que roten los rider por las calles de la ciudad, para consumar la entrega de los productos o servicios demandados por los consumidores. Esta celeridad como testimonian algunos riders llega a niveles en que conducen sus motos “en automático”, hasta perder la noción del espacio, como “suspendidos en el aire”, muchos accidentes se producen en este estado, originado en las largas e intensas horas de trabajo.   Al fin y al cabo, un mayor número de entregas en el menor tiempo posible, para aprovechar “los días y las horas especiales”, significa la posibilidad de una cantidad mayor de tiempo de trabajo excedente apropiado por los dueños de la plataforma. La forma de control delata al contenido de la relación salarial como relación de explotación, subordinación y dominación, porque hace evidente que los momentos son los “elementos de la ganancia” y que el control sobre el tiempo de trabajo de otros, sigue siendo el recurso que proporciona a los capitalistas de las plataformas, el poder inicial para apropiarse de la ganancia (Harvey, 1998)[v].

6. CONSIDERACIONES FINALES

La fragmentación de la organización del trabajo en el caso de los rider llega al extremo de convertir a asalariados a destajo (salario por entrega) en “empresarios privados”, aparentemente, dueños de su propio destino. Sin embargo, como nos muestra la referencia empírica, estos esfuerzos de transfiguración de la relación salarial, no superan la forma, porque no tocan el contenido de la relación salarial que es a la explotación. Es debido a que no se elimina la relación de explotación, porque esto significaría dar fin con las relaciones capitalistas de producción, que se resquebraja la transfiguración de la relación salarial, convertida, aparentemente, en una relación contractual entre empresarios privados (el dueño de la plataforma) y el rider (el dueño de la motocicleta y su fuerza de trabajo).  Esto explica que conscientes de su condición de trabajadores explotados por el capital los rider hayan empezado, en otras latitudes, a organizarse en sindicatos para reivindicar el reconocimiento de su condición de asalariados, con derecho a gozar de estabilidad laboral, protección social, al mismo que demandan poner límites al despotismo patronal objetivado en las” aplicaciones”. La necesidad de reducir al mínimo, a través del control del rank back, los intervalos de tiempo entre entrega y entrega, controlar al segundo, el tiempo en que se entra y se sale del trabajo de un turno, premiar o castigar la disponibilidad de tiempo de los rider en “horarios o días especiales”hace evidente que la economía de tiempos sigue determinando las posibilidades de ganancia de los dueños de las plataformas; en este caso, la digitalización es puesta al servicio de crear un flujo continuo, sin intervalos de tiempo entre pedidos y entregas, el ideal para la valorización del capital.











[i] Extracto de entrevista levantada entre mayo y julio de 2023.

[ii] Idem.

[iii] Idem.

[iv] Harvey, David (1998). La condición de la postmodernidad (investigación sobre los orígenes del cambio cultural). Amorrortou Editores. 

[v] Idem.


lunes, 10 de abril de 2023

Reseña al dossier No 10 de la REVISTA LAT: sobre los trabajos informales, precarios e inestables

 


Luis Fernando Castro


Esta reseña al dossier número 10 de la revista Latinoamericana de antropología del trabajo, dedicada al de tema de los Trabajos Informales, Precarios e Inestables[i], tiene el objetivo de problematizar aquello que en la actualidad es central en los estudios laborales: El devenir de los trabajadores frente de a un largo e ininterrumpido proceso de destrucción del  empleo estable, propio del llamado modelo económico fordista,  surgido en la posguerra y que habría sido replicado en varios países latinoamericanos con particularidades y limitaciones propias de economías de capitalismo periférico.

En esta reseña, la problematización de los diferentes artículos de la revista que hacen al tema central, será el pivote para analizar lo que hoy se debate cuando se habla de Trabajos Informales, Precarios e Inestables. Qué se piensa y se investiga sobre el tema y qué aportes se visibilizan en la actualidad.

En este dossier la discusión se divide en tres líneas. La primera, concentrada en investigaciones sobre los nuevos trabajos de plataforma, de teletrabajo y servicios. La segunda, centrada en el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado donde se pone en discusión la extensión del concepto de trabajo. Y, la tercera, que aborda la discusión sobre nuevas formas de trabajo remunerado que no entrarían dentro del concepto de trabajo asalariado y de los conceptos y nociones “clásicas” de empleo.

 

1. LA CLASE OBRERA FUERA DE LOS MÁRGENES DEL TRABAJO FORMAL

En el caso de la primera línea, los estudios se concentran en aquella clase obrera insertada en empleos que quedan fuera de los márgenes de lo que se considera un empleo formal (aquel empleo estable con el acceso a seguridad social). Por ejemplo, el trabajo de Daza, “Con Uber yo puedo sobrevivir, pero progresar no: el trabajo en plataformas digitales de transporte en Quito (Ecuador) dentro de un mercado laboral pauperizado”, explora la vida de los trabajadores de UBER y cómo el trabajo en plataforma extiende y mantiene la precariedad laboral, la autora concluye que, en un contexto en el

“que la incertidumbre es la regla y el trabajo escasea, aceptar opciones como ‘hacer Uber’ para sobrevivir es la “alternativa”. Sin embargo, a pesar de que los trabajos en plataformas son introducidos como actividades que garantizan libertad para escoger horarios de trabajo, nada de esto se cumple: solamente la degradación de las condiciones de vida de la persona y el hogar” (p. 18).

En la misma línea, el trabajo de Sánchez: “La innovación tecnológica y el teletrabajo: un análisis crítico desde los derechos humanos (Ecuador)”, realiza un análisis crítico del teletrabajo en el contexto actual del Ecuador en dos sentidos. Primero, muestra cómo el “teletrabajo emergente”, modalidad de trabajo rápidamente extendida por la pandemia de COVID19, es una forma más de precarización laboral. En segundo lugar, reflexiona sobre cómo en una sociedad con una tasa muy baja de conexión de internet, el acceso al teletrabajo se convierte en un “privilegio de pocos, de aquellos que tienen la posibilidad y reúnen requisitos como el acceso a internet (conectividad) y el conocimiento en el manejo de las nuevas tecnologías; esta situación acentúa mucho más la desigualdad social y aumenta las tasas de desempleo y subempleo” (p. 15).

En estos artículos se analiza críticamente, cómo los nuevos empleos creados con la digitalización, no aseguran mejora alguna en el modo de vida de la clase obrera, más al contrario, la precariedad asoma en esos puestos de trabajo, reafirmando otra vez, lo que en muchos trabajos se menciona: un proceso de precarización constante en el que está embarcado el capitalismo tardío.

En el trabajo de Daza se exponen testimonios de trabajadoras y trabajadores de UBER, para quienes la ideología del emprendedor se ha roto, mostrando la realidad de la explotación del trabajo mediante plataforma, una realidad que no tiene muchas diferencias con otros  servicios como el de limpieza y del cual Avalos nos ofrece un detallado análisis en su artículo:  La precarización de la vejez: trabajo y desigualdades en las experiencias de las y los trabajadores mayores de limpieza del Metro de la Ciudad de México”. En este artículo, la autora se concentra en aquella población de obreros que, en la última etapa de su vida, se ven obligados a insertarse y seguir trabajando, tratando de escapar a la vida precaria y económicamente miserable a la que estuvieran destinados por sus bajas rentas de jubilación o por la falta de esta renta. Son obreros que, por su edad, comprendida como no apta para el trabajo, terminan insertándose en trabajos no solo catalogados como precarios; sino también, estigmatizados como trabajos de poco valor social como el trabajo de limpieza, donde el esfuerzo y los riesgos abundan. Se trata de trabajadores insertados en las cadenas de la subcontratación de empresas privadas integradas a servicios públicos, una muestra de que el sostén de la vida urbana, se realiza mediante la sobreexplotación de trabajadores[ii]. Lo destacable del texto a diferencia de los otros, es la exploración de la trayectoria laboral de los trabajadores.  Estos trabajadores adultos mayores del servicio de limpieza estuvieron insertos

“en múltiples formas de trabajo (…), y en diversos sectores productivos, como servicios, trabajo en el hogar, comercio, oficios, transporte y manufacturero. Si bien solo algunos se desempeñaron en el trabajo regulado, todos enfrentaron desigualdades y desventajas asociadas al género, a la posición ocupacional y a la edad; ocuparon trabajos con salarios bajos, en puestos subordinados y con posibilidades casi nulas de ascenso ocupacional” (p. 19).

Son trabajadores en empleos regulares o con una trayectoria laboral fluctuante, sea cual fuere su situación, no han dejado la condición obrera, deviniendo como fuerza de trabajo en empleos de carácter itinerante.

Por su parte, el trabajo de Sánchez, nos transporta a conocer las condiciones del trabajo juvenil, pero no en las ciudades, sino en las zonas rurales de México. Su investigación: “El trabajo en la condición juvenil rural: reflexiones desde las juventudes rurales en Jalisco, México”, aporta con una mirada sobre el proceso de asalariamiento que sufre la población rural de Jalisco, especialmente los jóvenes, quienes ahora son absorbidos en trabajos “precarios” en el sector servicios. El autor hace una descripción histórica de cómo este proceso de asalaramiento se vino a dar desde hace mucho tiempo, junto con el desarrollo de la agricultura mecanizada y la migración de los pobladores de Jalisco, lo importante de este trabajo es que logra detectar que este proceso de asalariamiento de los jóvenes se va transformando en el tiempo, ya que nunca guarda el mismo carácter, por estar sujeto a procesos globales de acumulación de capital. Por otro lado, el análisis del impacto de la mecanización de la agricultura y la introducción del “agronegocio” y, luego, del “agroextractivismo”, muestra que la introducción de la explotación capitalista acelera procesos de proletarización que paradójicamente, ofrece posibilidades de ascenso social, al mismo tiempo que lleva a la inserción de los jóvenes en empleos precarios.    

En todos estos artículos, la clase obrera insertada en “empleos de informales y precarios”, sean de servicios o plataformas, se encuentra al borde del desempleo y por la acelerada pauperización de su vida, no tiene otra opción que insertarse en empleos temporales.

 

2. EL TRABAJO DE CUIDADO REMUNERADO Y NO REMUNERADO Y EL RECONCEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO

La segunda línea abordada es la del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, en realidad, las autoras muestran cómo las mujeres confinadas a su labor en el espacio reproductivo, por necesidad, salen a asalariarse como trabajadoras domésticas, extendiendo su actividad al espacio reproductivo en el mercado de trabajo. En el trabajo de De Medina: “Um apego que faz mal”: reflexões sobre o trabalho do cuidado e os discursos sobre o amor (Região Metropolitana do Rio de Janeiro, Brasil), se explora cómo la “relação entre economia, dinheiro e afetos, emoções e amor dão conta de explicar essa produção de moralidades sobre o trabalho doméstico remunerado” (p. 16), la autora argumenta que la producción de un discurso moral sobre la amistad y el afecto se convierte en un mecanismo  para la mayor  “extracción de trabajo no remunerado” de las trabajadoras asalariadas del hogar. Por su parte, Pizarro en su artículo: “Cuando el ama no está en casa, las ollas están sin asas: representaciones socio discursivas del trabajo doméstico no remunerado y las mujeres (San Juan, Argentina)”, muestra las representaciones “socio discursivas” sobre el trabajo doméstico no remunerado y remunerado. En el análisis de algunos casos, se evidencia que “las representaciones socio discursivas de estas mujeres sobre la organización del cuidado están marcadas por el deber hacer como madres y/o padres desde lados opuestos determinados por los mandatos establecidos por el género” (p.26).  En cuanto al trabajo remunerado, se evidencia que, si bien parte de las entrevistadas veía el trabajo remunerado como una meta o un camino de independencia económica, aún persiste la desvalorización del trabajo doméstico como trabajo remunerado. La autora va analizando que, tanto el trabajo doméstico remunerado y no remunerado en las mujeres sanjunianas, está atravesado por el deber ser de los roles de género, en el cual se mezcla también, una carga moral de su deber ser como mujeres.  

En el artículo de  Medina: “El trabajo no remunerado atravesado por la ruralidad en las mujeres de San Luis Potosí, México”, se explora la tensión que viven las mujeres de la zona rural de San Luis Potosí, entre sus labores de cuidado y reproducción y la necesidad de acceder a un trabajo remunerado para sostener la vida de su familia, muchas veces esto lleva que se inserten en trabajos “informales” o en programas de ayuda gubernamental que solo les permiten generar recursos para sobrevivir cubriendo las necesidades básicas. Así la autora muestra que la condición femenina ligada a las tareas reproductivas en un sistema capitalista patriarcal, que no reconoce el trabajo de cuidado, empuja a las mujeres a asumir dobles o triples jornadas de trabajo.

En estos artículos hay un esfuerzo por mostrar que el trabajo de cuidado sufre diversas invisibilizaciones, primero, como trabajo reproductivo al interior de la familia, pues desde la concepción académica clásica de trabajo, las labores reproductivas al interior de la familia no son consideradas como trabajo. La otra invisibilización se da desde el trabajo de cuidado remunerado, como un empleo al que no se le reconoce los mismos derechos y beneficios sociales propios del trabajo industrial formal. De hecho, en los tres artículos citados se evidencia que las concepciones sobre el trabajo de cuidado remunerado, en tanto trabajo propio de las mujeres, implica mantenerse en condiciones de precariedad.

Aquí las autoras, hacen una reiterada mención a la necesidad de cambiar el concepto de trabajo y su ampliación, para considerar el trabajo de cuidado como trabajo que aporta al sostenimiento de la sociedad capitalista y que, desde el trabajo de cuidado, el capitalismo lleva adelante una extracción de trabajo no pagado.

3. SOBRE LAS FORMAS ALTERNATIVAS DE TRABAJO AL TRABAJO ASALARIADO

En la tercera línea están los artículos que en su mayoría abordan el fenómeno de la economía popular, entendida como compuesta por trabajos de autoempleo. Se trataría, por ejemplo, de los cartoneros o de trabajos impulsados desde el Estado bajo programas de ayuda a poblaciones no insertadas en el empleo formal.

En el artículo de Sorroche: “‘Sigo siendo el mismo de siempre’. Imágenes de la clase obrera argentina en la construcción de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)”, se analiza el camino que siguieron los integrantes de la UTEP (Unión de Trabajadores de Economía Popular) en la construcción su propia identidad. El autor resalta que al identificarse como trabajadores, los integrantes de la economía popular, ponían al “trabajo” como eje articulador de identidad y de socialización. La construcción de esta identidad común, permitió el fortalecimiento de sus propias organizaciones gremiales, como la UTEP y el acercamiento a la clase trabajadora, porque se reconocen como parte de ésta:

“En el marco de las relaciones de hegemonía y del campo de fuerza que se moldeó en nuestro país, era necesario volverse trabajadoras/es para reivindicar de esa manera no solo derechos, sino la vida misma. (…) De allí que el sector más marginalizado de la clase del presente pueda recuperar elementos, a fin de construir una nueva identidad con raíces y, más importante aún, triunfos potentes. Esta fue una puerta que abrió la posibilidad de organización de la UTEP y sus organizaciones previas” (p. 11).

En el artículo se resalta cómo los trabajadores de la economía popular se constituyen en un movimiento político sindical a partir de formar su identidad rescatando la tradición obrera sindical. La lucha política de los integrantes de la economía popular para ser reconocidos como trabajadores ha generado el cuestionamiento sobre las características de las poblaciones que componen la economía popular, en este sentido el trabajo de Bertolotti: “Reflexiones teórico-metodológicas para el abordaje de la economía popular en Mendoza, Argentina”, problematiza las nociones académicas con las que se analiza la economía popular; en este caso, explica su experiencia en la construcción de una encuesta, donde evidencia la heterogeneidad de la población que se identifica dentro de la economía popular.

El artículo: “Otras reconfiguraciones en el mundo del trabajo: el caso de la economía popular en el barrio Campos de Unamuno del Conurbano bonaerense (Argentina)” de Silva, también se enmarca en el análisis de la economía popular, en este estudio el autor buscó  identificar las ocupaciones que componen la economía popular y mencionar su singularidad, “ya que no pueden ser encasilladas dentro de algunas definiciones existentes que las vinculan con conceptualizaciones como trabajo precario, informal, marginal, etc” (p. 3). El autor concluye que la economía popular en el barrio Campos de Unamuno, está compuesta de ocupaciones que no pueden ser encasilladas dentro de la noción clásica de trabajo, el autor expone los componentes distintivos de estas ocupaciones, en primer lugar, “la condición de existencia de este tipo de trabajo está ligada al territorio que habitan las y los trabajadores, que en su gran mayoría acceden a un puesto de trabajo por las matrices-político territoriales que se encuentran en los barrios populares” (p. 19). En segundo lugar, que “se evidencia su utilidad, ya que muchas tienen un fuerte contenido socio-comunitario -que configuran una producción colectiva de bienestar(es) desde la economía popular” (p. 20) y, en tercer lugar, su relación con el Estado al ser parte de programas de política social.  

Por su parte, el trabajo de Perelman: “Antropología del (des)empleo, transformaciones sociales y formas de ganarse la vida en Buenos Aires, Argentina”, viene a proponer entender el trabajo más allá de los límites que imponen las categorías de empleo y de desempleo:

“Estar desocupado no implica una posición pasiva. Los desocupados ‘buscan’ activamente trabajo y también necesitan conseguir recursos materiales para vivir. La misma delimitación del trabajo/ empleo en oposición al desempleo (que puede a veces traducirse como desocupado, o con nociones abstractas como wageless labor o wageless life) no posibilita ver los procesos históricos y subjetivos de la construcción social del trabajo y de su falta” (p. 17).

El autor estudia el caso de los vendedores ambulantes y de los cartoneros, su análisis sale de la discusión de la economía popular, que caracteriza a los otros trabajos situados en la Argentina y busca mostrar que la delimitación de una actividad como trabajo, es parte de una pugna, donde las poblaciones catalogadas desocupadas, buscan formas de vida por fuera del mercado de trabajo y luchan por sus derechos de manera colectiva.

Finalmente, el artículo de Peña: “Comercio informal en los mercados públicos y cruceros vehiculares 2016-2019 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México”, explora el mundo de los comerciantes ambulantes en Tuxtla, describe las estrategias para posicionarse del espacio público y las reglas establecidas entre ellos para su convivencia común, además resalta cómo la organización gremial ayudó a “resistir, negociar y modificar la normatividad a cambio de pagos por uso de suelo” (p. 22). La autora también muestra críticamente, cómo las acciones gubernamentales de relocalización fracasaron por no tomar en cuenta la heterogeneidad del sector, provocando solo la criminalización y acciones violentas de desalojo por parte de las instancias gubernamentales sin que esto impacte en la reducción del trabajo de venta ambulante.

Un primer elemento que se pone en debate en estos trabajos es la catalogación de estas poblaciones que se articulan a alguna actividad no ligada al trabajo asalariado, el acercamiento etnográfico de la mayoría de las investigaciones, pone en discusión las fronteras de lo que se denomina trabajo, tratando de partir de la percepción de los trabajadores de la economía popular, de los cartoneros, vendedores ambulantes e informales, de ahí  que en varios trabajos se resalte la necesidad  entre estas poblaciones, de que su actividad se considere como un trabajo y de forjar su propia identidad en el trabajo, a veces esta es también, una reivindicación frente al estigma que sufren estas poblaciones por ser receptoras de políticas de ayuda de parte del Estado. En todo caso, se trata de poblaciones expulsadas como fuerza de trabajo superflua[iii] que encuentran en diversos nichos de actividad una forma de subsistencia, forma de subsistencia muchas veces inmersa en un proceso de pauperización. La organización colectiva gremial, les permite luchar por un reconocimiento estatal de su actividad o por derechos laborales parecidos al de los trabajadores asalariados. Dentro del debate sobre estas poblaciones de trabajadores expulsados al autoempleo y de los programas sociales, la extensión de la noción de trabajo da a pensar en una superación de la teoría de la masa marginal[iv], en el sentido de problematizar la categoría de desocupación.

 

4. ACERCA DE LOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS SOBRE LOS TRABAJOS INFORMALES, PRECARIOS E INESTABLES

 

El dossier 10 de la revista LAT, nos parece una muestra sintomática y acertada del dilema actual dentro de los estudios del trabajo: la consecuente destrucción de empleos estables, la creación de empleos a tiempo parcial o interino y el crecimiento de una población de trabajadores que no pueden insertarse en un trabajo asalariado y el crecimiento de la población que se dedica al espacio reproductivo ya sea de manera remunerada o no remunerada.

Una de las limitaciones en el enfoque general compartido por varios trabajos de la revista es el acento que hacen en el diagnóstico de la precariedad y de la informalidad como rasgo de este tipo de trabajos, en la actualidad.  Un diagnostico reiterado que pone la mirada en la clasificación y equiparación del trabajo formal asalariado con estas formas de trabajo que no responden a esa norma. Este tipo de diagnóstico hace que se pierda el foco del análisis en dos puntos: El primero, en el hecho de la explotación. Aquí tanto la fuerza de trabajo insertada en trabajos formales, como la que se inserta en trabajos inestables, es fuerza de trabajo explotada. La población insertada en trabajos inestables y “precarios” es una población de trabajadores explotados por debajo de las condiciones económicas  mínimas conquistadas por los movimientos obreros de los años 60 y 70. Hoy cada vez más, la burguesía impulsa la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y con ello busca legitimar la fijación de una nueva escala de condiciones económicas de explotación de la clase obrera. La mirada, entonces, debe dirigirse hacia las bases que impulsan esta nueva tendencia en el capitalismo y no solo a la comparación de estos trabajos “precarios e informales” en relación a una escala histórica de explotación previa que, es necesario decirlo, tuvo muy pocos años de desarrollo en relación al desarrollo del capitalismo y la historia del trabajo asalariado

En cuanto a los estudios del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado y los trabajos sobre la economía popular en este volumen, ellos aportan a criticar la noción de trabajo, empleo, desempleo de la sociología del trabajo. Categorías construidas desde el modelo del empleo fordista; sin embargo, no se va más allá de esa crítica, especialmente en los trabajos sobre la economía popular, los que aún toman como punto de partida el empleo denominado formal, para resaltar el carácter singular de las ocupaciones de la economía popular. Este aspecto, se hace evidente en la discusión centrada en demostrar el carácter productivo del trabajo. El análisis académico ha tomado el punto de vista de las poblaciones de la economía popular que, al ser excluidas del mercado de trabajo, buscan una revalorización de sus actividades de subsistencia contra la estigmatización a la que se ven expuestas. Hay que tomar en cuenta que el acento de sujetos de la economía popular en demostrar que son trabajadores y que sus trabajos son productivos, es una estrategia para exigir el reconocimiento de ciertos derechos de los que gozan solo los asalariados inscritos en el sistema de seguridad social. Tal vez lo que evidencian estos movimientos de trabajadores de la economía popular es la necesidad de pensar hacia donde avanzar, frente a un sistema económico que ya no puede generar trabajo/empleo para toda la población, el horizonte ya no puede ser el trabajo estable de la época fordista.

Detrás del trabajo inestable, parcial, detrás del crecimiento de las poblaciones de la economía informal y del autoempleo, está una gran tendencia liberadora de horas de trabajo, producto del desarrollo de las fuerzas productivas y del desarrollo de la socialización del trabajo, que está siendo subordinado a los intereses de la acumulación capitalista. De esta manera, esta posibilidad de liberación de una población del trabajo, bajo las relaciones capitalistas, paradójicamente, se convierte en la condena a una vida precaria o la imposibilidad de reproducción de sus condiciones básicas de vida[v].

Hoy los estudios sobre la economía popular, sobre los trabajos llamados informales y precarios, sobre los trabajos de cuidado y su reconocimiento, nos llevan a pensar en este trasfondo: cada vez más, el capital necesita menos trabajo para la producción masiva de mercancías, pero paradójicamente, este no trabajo deviene en formas de vida pauperizadas o en la sobrecarga del sostén de las familias asentada en el trabajo doméstico gratuito, prestado principalmente por mujeres.  Todo esto debería poner en la agenda, la necesidad imperiosa de que esta tendencia liberadora del trabajo sea recuperada y aprovechada por los principales artífices de las bases materiales para dicha liberación, los trabajadores, lo que significa salir del estrecho margen del diagnóstico de la precariedad, en dirección a la reflexión sobre la explotación capitalista y su eliminación.

 



[i] Capogrossi, L. e Izquierdo, O. (Eds.) (2021) Dossier “Trabajos precarios, informales e inestables: reflexiones y tensiones teóricas, metodológicas y de caso sobre estas categorías”, en Revista LAT, vol. 5, n° 10.

[ii] Castro, Luis F. (2017, 25 de abril). La sobreexplotación de los obreros, sostén de los servicios municipales. Blog Llankaymanta Bolivia. https://llankaymantabolivia.blogspot.com/2017/04/la-sobreexplotacion-de-los-obreros.html

[iii] Marx, Karl (1987). Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1957-1958, vol. 2, Madrid, Siglo XXI Editores

[iv] Nun, José (2003). Marginalidad y exclusión social, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica

[v] Aillón, Tania (2022) La producción de la “informalidad” en la era de la digitalización de los procesos productivos, en RBETS, vol. 4.


jueves, 5 de enero de 2023

LA SOBREEXPLOTACIÓN CAPITALISTA DURANTE LA PANDEMIA: EL CASO DE IMBA S.A.

 

Tania Leda Aillón Gómez 


 A partir de información recogida entre managers y trabajadores esenciales[i] de IMBA, en este artículo, reflexionamos sobre cómo la pandemia por COVID-19, dentro la producción capitalista, se convierte en ocasión para profundizar las relaciones de explotación y opresión que la caracterizan, en ruptura con cualquier cariz humanista que se les pueda atribuir.

 

1. ¿COMO ENCUENTRA LA PANDEMIA A LOS TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA REGIONAL?


La contracción del mercado interno desde al año 2013, fue sentida por los patrones en la industria regional, quienes empezaron a ejecutar ajustes en los procesos de trabajo, para enfrentar la recesión económica (Aillón, 2019)[ii].  En las grandes compañías transnacionales, como Coca Cola o  PIL, se incrementa la maquinaria automatizada en fases del proceso de trabajo, en la perspectiva de retirar trabajadores, que en términos comparativos les resulten más caros(Aillon, 2019); otra medida consiste en invitar a los trabajadores a retirarse “voluntariamente”, con la  oferta  de una indemnización más alta,  mientras que otras ocasiones se  procede a retiros arbitrarios, que terminan en movilizaciones y juicios ante el Ministerio de Trabajo( Aillon, 2019).

En estas condiciones, se produce el golpe de Estado de 2019, que retira del poder a Evo Morales, a cambio de una alternativa que representa los intereses de la oligarquía tradicional del oriente; se trata de un proceso político que marca un cambio de la correlación de fuerzas a favor de los patrones, quienes ven la oportunidad de profundizar su política de retiros entre los trabajadores de planta, para sustituirlos por trabajadores temporales.  Esto explica que, durante el último trimestre de 2019, y hasta la llegada de la pandemia, con la declaratoria de la cuarentena rígida en marzo de 2020, la resistencia y lucha de los trabajadores frente a los despidos no haya cesado. En consecuencia, La pandemia encontró a los trabajadores de la industria regional y nacional, en lucha contra los despidos que la patronal se empeñaba en acelerar.

 La situación socioeconómica empeora abruptamente a consecuencia de la crisis sanitaria desatada por del COVID-19.  El shock de demanda causado por   la cuarentena, y las medidas de distanciamiento social, ralentizan drásticamente el consumo de un importante caudal de bienes y servicios en el mundo entero.  En una sociedad en la que la utilidad social de los productos solo se valida a través del intercambio en los mercados, el efecto sobre los espacios productivos es inmediato, el cierre de muchas fábricas (aunque temporal) es inminente. Se configura así una situación de mayor riesgo económico para los patrones y para los trabajadores, ante la inminente posibilidad de pérdidas económicas y de quiebra, esto da el argumento de “fuerza mayor”, para continuar con la estrategia de despidos, retiros y jubilaciones forzosas, que se traduce en mayor riesgo de desempleo para los trabajadores.

Entre los trabajadores, la pandemia produjo un miedo e incertidumbre sin precedentes. El miedo al despido, a quedar desempleados, en una situación en que las posibilidades de acción colectiva son nulas, explica su conducta, mezcla de consentimiento y lucha, frente a los abusos patronales.  Es ilustrativa; en este sentido, la lucha que libran los trabajadores de IMBA, enfrentados a un acoso sistemático antes, durante y después de la cuarentena.  De acuerdo a sus managers, desde hacía tiempo, IMBA estaba empeñada en prescindir de los trabajadores que consideraba supernumerarios. En este contexto, se explica el sistemático acoso que, durante la cuarentena, se ejerce sobre los trabajadores.

 

2. CAMBIO DE HORARIOS DE TRABAJO SIN TRANSPORTE PÚBLICO

Las ventanas horarias se acortaron, los tiempos de circulación se limitaron drásticamente, sin embargo, los requerimientos de productos esenciales: alimentos, bebidas, productos de bioseguridad y limpieza se mantuvieron y en algunos casos aumentaron. En esta situación, la flexibilización de los horarios por las disposiciones por la cuarentena, hizo que en gran parte de las industrias dedicadas a producir bienes esenciales, se fijara como hora de entrada al trabajo las 6 de la mañana y como hora de salida, las 12 del mediodía; esto, según testimonio de los trabajadores, significaba levantarse a las 5 de la mañana o antes, para esperar el transporte que los acercaría al trabajo. En el caso de IMBA, este cambio de horarios, parece convertirse en la ocasión, para desmotivar a muchos trabajadores; sobre todo, a aquellos que vivían en lugares distantes de las plantas productivas. Aunque se dispuso una movilidad, para recoger trabajadores, ésta pasaba por rutas fijas, que exigían una caminata larga para alcanzarla, una trabajadora de IMBA precisa en este sentido:   

“ [ L]a movilidad no llegaba hasta donde nosotros vivíamos, teníamos que bajar a pie dos kilómetros, un kilómetro por lo menos y a esa alturas, a esas altas horas de las noches, temíamos que...muchos de nosotros hemos sido asaltados. Incluso...a uno de nuestros compañeros, les han apuñalado al venir a su trabajo, aun así, ellos la empresa no ha sabido reconocer. Entonces mucho hemos reclamado que se acerque un poco más el transporte a nuestras casas (…) Los buses que pusieron la empresa no llegaban a nuestras casas hemos tenido que bajar igual, hemos pedido que se reconsidere el tema de la distancia, que tal vez ese compañero no pueda llegar y que no va a llegar y que no se le llame la atención, aun así la empresa, no, no ha entendido, a unos cuantos al último sí, ha podido entender, pero después a los demás dijeron: "si tú vives aquí a cinco kilómetros y tu compañero a diez kilómetros, él ha llegado, pero por qué tú no has llegado, entonces falta o memorándum", los memorándums venían y salían como casinos”.(extracto de entrevista a trabajadora de IMBA)[iii]

La amenaza de ser despedido movilizaba a los trabajadores obligados a trasladarse largas distancias.  Los testimonios obreros dan cuenta de que este fue el otro recurso patronal, para tratar de rendirlos, en la perspectiva de que renuncien al trabajo:

“[N]os amenazaban si es que no llegábamos al trabajo, nos iban a retirar; entonces, así que hemos venido a pie de largas distancias. Así sea desde la Angostura, (...) Petrolera kilómetro diez, kilómetros doce; de aquí, Vinto, hemos venido desde el kilómetro...eh, así se puede decir kilómetro...pasando Manaco. Otros vinieron desde Combuyo, son largas distancias que han venido los compañeros, a píe, a bicicleta, han llegado como sea aun así se les daba memorándum, pues, por atraso. No entendían el tema de las distancias que vivíamos.” (Testimonio trabajador de IMBA)[iv]     

El cambio arbitrario de horarios y de turnos de trabajo, que se legitima en una situación de pandemia, fue el otro motivo que generó estrés en este espacio de trabajo:

“[E]n todo el tiempo de pandemia,  fuerte que ha habido restricciones fuertes, es así que hemos pasado, pero aun así hemos trabajado normal, a la hora que ellos han decidido, ya si, si ,si se salía dos o tres horarios teníamos que estar agarrados el celular comprando megas, teniendo que ver, qué horario van a cambiar, porque no, no nos mandaban un solo horario, se cambiaba de hora en hora, entonces ha sido mucha molestia, ha sido mucho atropello, eh, de parte de la empresa para los trabajadores”(extracto de  testimonio de una trabajadora de IMBA).

La tensión permanente de ser convocados en cualquier momento para incorporarse al trabajo, mantuvo en vilo a estos trabajadores como se interpreta del testimonio precedente.

 

3. INTENSIFICACIÓN Y EXTENSIÓN DE LA JORNADA LABORAL


La intensificación del trabajo se convierte en recurso para cansar a los trabajadores, una situación que explica el tono desesperado de una trabajadora, cuando se refiere a sus condiciones de trabajo:

“[N]osotros estamos pereciendo, porque no nos alcanza, estamos haciendo más de los que podemos, no…ya no sé...eh, son trabajos inalcanzables, trabajar de ocho a doce horas...de ocho a doce la mayoría están trabajando, pelado, embolsado, trozado, están trabajando doce horas, diez horas. Se les dice que se les va a pagar horas extras, pero ya no puede el cuerpo. Un día dos días puede hacerlo rápido, pero ellos nos exigen que hagamos a la velocidad (…). Entonces, es así que...no sé si lo van a volver en dos grupos, estamos viendo, estamos pidiendo sigue personal; porque con un solo grupo, imagínese, nueve carros se faeneaba, ahora con un solo grupo están haciendo faenear catorce carros, cuánto...y lo han acelerado las cadenas. Imagínese si antes se faeneaba un carro de dos mil ochocientos pollos en cuarenta y cinco minutos...cuarenta y ocho minutos, ahora lo están haciendo en treinta [¡Wauu!] O sea, es...es...es tan...tan...es tanto la explotación laboral, que están realizando la empresa. No sé cuál es la finalidad, tal vez cansarnos, que nos retiremos, no quieren, quieren solamente contratar, como muchas empresas, contratar personal eventual y no así para...Solamente con el fin de rebajar la carga laboral, entonces yo creo que es por eso que nos están haciendo así y la verdad es muy...muy preocupante y muy crítico la situación en la que estamos pasando ahorita…” (Extracto de testimonio de una obrera de IMBA).

Este testimonio muestra la existencia de jornadas laborales de hasta 12 horas, muy intensas y nos remite a las afirmaciones de Marx (1986) referidas a que:

 “[E]n su desmesurado y ciego impulso, en su hambruna canina de plus trabajo, el capital no sólo transgrede los limites morales de la jornada laboral, sino las barreras máximas puramente físicas de la jornada laboral. Usurpa en tiempo necesario para el crecimiento y desarrollo y el mantenimiento de la salud corporal (…) en vez de que la conservación normal de la fuerza de trabajo constituya el límite de la jornada laboral es a la inversa, el mayor gasto posible de fuerza de trabajo, por morbosamente violento y penoso que sea ese gasto, es lo que determina los límites del tiempo que para su descanso resta al obrero” (Marx: 1986: pp. 320)[v].  

En estas condiciones, el riesgo sanitario durante la cuarentena, aumenta para los trabajadores, por la intensificación del trabajo, para producir igual o más en menos tiempo y por la obligación de madrugar, para responder a los nuevos horarios de trabajo.  Además, debido al estrés generado por los cambios intempestivos de horarios y/o   turnos o  por la rotación permanente en los puestos de trabajo, para cubrir las bajas por enfermedad y/o muerte de algún compañero.

 

4. CON DÉFICIT EN DISPOSITIVOS DE BIOSEGURIDAD Y SIN PERMISO PARA REVISIÓN MEDICA

 Si bien, de acuerdo a normativa vigente, en la época de la cuarentena, los patrones estaban obligados a dar todas las condiciones de bioseguridad a los trabajadores esenciales, el incumplimiento a estas normas  fue  mucho más común de lo que se puede considerar razonable, en una situación en que el COVID era una amenaza inminente para la vida (Aillon y Castro, 2021)[vi]. Sin embargo, los dispositivos de bioseguridad en la fábrica, resultaron de la lucha de los trabajadores de IMBA, como precisa una trabajadora: “[P]rimeramente, cuando llega el COVID, la empresa no lo toma muy en cuenta. Pedimos que se nos doten barbijos, hemos pedido que...que se hagan las...pongan esas...mmm...esas casetas para desinfectar, hemos pedido que se...que se traiga de...pruebas de anti...pruebas de PCR, que se llaman, pero la empresa poco o nada nos ha hecho caso, hemos sufrido mucho…” (Extracto entrevista a una trabajadora de IMBA).

Ante la negligencia patronal, los trabajadores hicieron una denuncia  en el  Ministerio de Trabajo, porque los patrones no daban condiciones de bioseguridad; una trabajadora precisa, en este sentido:

“[H]emos ido al Ministerio de Trabajo a pedir verificación sobre…sobre el...eh, sobre los temas de bioseguridad, hemos pedido una verificación, vinieron. En eso, para eso ya los de…los de la empresa se han alarmado, yo pienso, y han comprado unos barbijos muy sencillos. Entonces dijimos que estos barbijos no nos iban a proteger nada; entonces nos dicen...eh la empresa nos dice que nosotros debemos comprarnos barbijos, si no… si no utilizamos barbijos nos iban a multar. Ah, después de eso ya han puesto las casetas de fumigación, de todo eso, de desinfección, de todo eso. Ya han colocado. Han puesto a mucho reclamo después de eso otros barbijos también compraron. Han vuelto a comprar, pero solamente uno de tela nomás nos ha dado, más no nos ha dotado de barbijos, no nos ha dotado de alcohol, no nos ha dotado de gel, nada, nada de esas cosas” (Extracto entrevista a una trabajadora de IMBA).

Cuando aparecen los síntomas de la enfermedad entre los trabajadores de IMBA, de acuerdo a testimonios de sus trabajadores, los managers no dieron permiso para una revisión médica:  

“[H]emos tenido que lamentar la pérdida de un compañero. Aun así, el empleador no nos quería dar permiso, porque había mucho pedido, no nos quería dar permiso ni para ir a la Caja. Todos teníamos que trabajar así, si tenías gripe o no tenías gripe, o tenías que...o estabas con un malestar fuerte, para la empresa no le importaba. La empresa decía: "tienes que cumplir tu trabajo y no te vamos a dar permiso, caso contrario te vamos a despedir como los anteriores", y muchos de mis compañeros tenían miedo, porque ya habían sido despedidos, una gran parte de ochenta trabajadores y muchos temían de eso (…) entonces yo veía con tanta impotencia como la...gerencia empezaba a amenazar a los trabajadores, y los trabajadores así tenían que temblar, estaban con escalofríos, temperatura, tos, seguían trabajando. Ese compañero, en sí, ha salido directamente a fallecer. Salió un día, y ya falleció al siguiente día, porque no le dejaron salir con permiso, le negaron el permiso, aún él se sentía mal, ya no podía respirar” (testimonio de una trabajadora de IMBA).

Trabajar hasta morir, otro recurso de amedrentamiento, para desembarazarse de compromisos laborales. Se trata de situaciones que evocan la condición laboral de los obreros de los siglos XVIII y XIX descritas por Marx, y que uno puede considerar inverosímiles en el siglo XXI, pero que se reeditan, en la medida en que la acumulación capitalista sigue siendo la rectora de la organización del trabajo, para extraer plus trabajo.

Las condiciones de trabajo que, según testimonio de sus trabajadores, impuso IMBA, obligándolos por medio de amenazas a trabajar sufriendo de escalofríos temblores, temperatura y tos, en circunstancias en las que el virus del COVID se convirtió en pandemia, parece superar la ilustración que nos brinda Marx acerca de las condiciones de trabajo de las obreras de la confección en el siglo XIX en Inglaterra[vii]; aunque infelizmente, estos abusos patronales, en ambos casos, terminan en muerte. En IMBA, de acuerdo a testimonio de una trabajadora, un trabajador salió a fallecer luego de que le fuera negado el permiso para asistir a una consulta médica, pese a que tenía dificultades para respirar. De esta forma, la producción capitalista prolongó durante un lapso, el tiempo de producción de este obrero, a costa de reducir la duración de su vida (Marx, 1986).

5. EL ACOSO DIRECTO Y LOS DESPIDOS


El acoso directo formó parte de los medios   para evadir la carga laboral, una obrera relata un episodio en el que los patrones de IMBA intentan obligar a que setenta trabajadores firmen una aceptación de su despido:

“[Y]o me salí con muchos de mis compañeros que eran ya casi...con los setenta compañeros que estaban ahí, salimos y la sorpresa era que en la puerta había dos matones que contrataron la empresa, no nos dejaron salir diciendo: "si no firman no salen de aquí, que es una orden". Ellos se habían asegurado que todos los dirigentes no estaban en la planta; entonces es así cuando yo salí, no me han dejado salir y me han reconocido, ya todos los de administración y desde ese momento me han... me han cortado, me han restringido la entrada a recursos humanos y no podía entrar a recursos humanos” (testimonio de una trabajadora de IMBA).

La amenaza mediante los capataces de la empresa, para obligar a responder a las exigencias que imponían los patrones, fue otro medio para desanimar a los trabajadores; la amenaza de retiro del trabajo era la más utilizada, en una situación en la cual,  quedarse sin trabajo significaba la condena al desempleo por un tiempo incierto, nadie sabía a ciencia cierta cuando pasaría la pandemia y  tampoco cuando acabarían las cuarentenas (rígida, flexible). Se daban las condiciones, para que  las amenazas den resultado, una dirigente sindical evoca:

“[L]o que ha hecho la empresa para que los trabajadores puedan trabajar, así se pueda decir, eh...ha utilizado su personal de confianza. Ya...y ha empezado a manejar, a amenazar, ese personal de confianza ha empezado, aaa... intimidar a los demás compañeros. Si no te aceleras, si no…si reclamas o te quejas del dolor de tu mano, tienes que trabajar callado, si te quejas o reclamas, te van a retirar del trabajo, te van a retirar de la empresa” (extracto de testimonio de dirigente sindical).

En la perspectiva de debilitar la organización sindical de los trabajadores, la otra medida consistió en amenazar con el despido al trabajador que no se desafiliara del sindicato, una amenaza que hizo mella en un grupo de 30 trabajadores, que se retiraron del sindicato y fueron objeto de sobreexplotación laboral, la dirigente sindical menciona, en este sentido: 

[T]ienes que  desafiliarte si quieres quedarte en la empresa, así han hecho desafiliar  a más de treinta trabajadores, y ellos por miedo han tenido que desafiliarse para que no les boten del trabajo y ha...ha sido una mínima parte de los sesenta, sesenta o setenta trabajadores que hay en la planta de faena(…) El Sindicato no tenía acceso a esa área, ellos[se refiere a los patrones] podían hacer y deshacer con su gente de confianza y poder someter a toda clase de...a esta clase de explotación a los compañeros. Muchas de las compañeras...incluso una de las compañeras ha perdido la movilidad de sus tres dedos, porque la enfermedad ha avanzado muy rápido, porque ya no se puede trabajar. Y muchas compañeras están con ese dolor, ahora a esas alturas, recién los que sean desafiliados se arrepienten y dicen "para qué nos hemos desafiliado, quién nos va a defender" (extracto de testimonio de dirigente sindical).

La violencia verbal por parte de la jerarquía técnica, en el espacio de trabajadores desafiliados, fue otro medio de amedrentamiento; los encargados de trasmitir esta violencia eran los capataces o encargados de área:    

“[E]ste...esta última...el mes de abril se ha traído verificación y las que no estaban afiliados ellas mismas han reclamado, han hecho conocer la molestia, el acoso  laboral, los gritos de los...de los encargados, cómo les hace su persona de confianza de la empresa, cómo utilizan a los encargados, el...el Gerente de Producción, y cuando se les pregunta, se les ha hecho llamar  a los encargados, dicen "esto yo no lo quería hacer, yo nunca quiero tratarles así a mis compañeros, son...a mí también me...a mí también me exigen, a mí también me imponen por órdenes superiores".

A las denuncias de los trabajadores, se sumaron los certificados médicos sobre su estado de salud, esto llevó a descubrir quién impartía las órdenes de acoso; se trató de una situación por la cual, el Gerente de Producción se retiró de su puesto, ante las pruebas de acoso laboral, que derivaron en condiciones de sobreexplotación en el trabajo.

6. RECORTE DE BONOS Y SALARIOS  

 La cuarentena fue, también, la ocasión para realizar despidos; en algunos casos masivos.  El caso de IMBA, 80 trabajadores fueron despedidos en plena cuarentena con el argumento de “fuerza mayor”:

 “[E]l año 2020 cuando empezó la cuarentena, despidieron a 80 de nuestros compañeros. De... imperceptivamente, porque fue de repente, cuando llegó la cuarentena en el mes de marzo 2020, en el mes de junio un feriado nos despidió a los, a los trabajadores directamente en portería ya no nos dejaron entrar, porque había una lista...quienes estábamos en la lista ya no nos dejaron entrar. Es así que también en esa lucha, yo también he empezado a ver tanta injusticia, como ver llorando madres, madres solteras, echados a la calle, llorando de impotencia, es así que yo he, he decidido ir por ese camino de la dirigencia, para poder tener más conocimiento, conocer más de las normas laborales, para así poder hacer respetar a mis compañeras (extracto de testimonio de dirigente sindical de IMBA).

Este despido masivo de trabajadores en plena cuarentena, fuera de toda norma, fue ejecutado, cuando la respuesta colectiva de los trabajadores era inviable, las reuniones estaban prohibidas, en un clima político favorable a los empresarios. Esta situación muestra que la ética burguesa nada tiene que ver con la defensa a la vida, sino con la preservación del capital invertido (Aillon y Castro, 2021). Cuando se tuvo la oportunidad de entrevistar a una de las managers de IMBA, éste manifestó con alivio, que la cuarentena les permitió librarse de 100 supernumerarios (Aillon, 2021)[viii], una sobrecarga de trabajadores, que, desde los intereses de la empresa, ya no podía ser sostenida. Este retiro de trabajadores se tradujo en sobrecarga de trabajo para los que quedaban, una dirigente cuenta al respecto:

“[E]h, los despidos han sido del área de pelado, han sido área de embolsado, toda la cadena, incluso casi a todos. El setenta por ciento de un grupo siempre se le ha sacado, más que todo ha sufrido pelado con la reducción de un grupo. Entonces, después de eso, ya no… ya no hemos podido…eh, si bien la empresa ha querido reordenar según a su criterio, imponiéndonos, esa es la palabra, imponiendo a sobrecarga laboral. Teníamos variables nos han cambiado de áreas, nos han quitado bonos, nos han hecho desaparecer bonos. Hemos sufrido muchos atropellos, en la cual...es por eso que hemos decidido presentar el pliego petitorio” (extracto de entrevista a dirigente sindical).

 Los trabajadores despedidos consiguieron la restitución a sus puestos de trabajo, aunque algunos optaron por el retiro, cansados del acoso patronal.  Sin embargo, la lucha continúo, esta vez, la respuesta de los patrones alcanzó a una mayor cantidad de trabajadores, con el pago incompleto de salarios y el retiro de bonos:  

“[L]a empresa, aun así, vendiendo todos los días, porque la empresa de...esta empresa produce el...la...el producto de primera necesidad de la canasta familiar, así se pueda decir, aun así, no nos pagaron sueldos, nos pagaron un treinta, cuarenta o cincuenta por ciento, hemos ido aguantando toda la cuarentena así (…). Los horarios son constantemente cambian tenemos que estar a pesar que no tenemos sueldos. Con un treinta por ciento, ¿quién puede vivir con un treinta por ciento de su sueldo? Nosotros [¡solo con treinta por ciento!]...un treinta por ciento que nos deposita, que nos ha depositado este último mes. Se nos debe tres meses de sueldos devengados, saldos de dos meses, nos pagan parte un treinta por ciento esta semana, a media...a medio mes un treinta por ciento y a final de mes un cuarenta por ciento. Entonces es insostenible ya, con los sueldos más que nos adeudan ya es insostenible la situación en este momento. Eso es lo que ha pasado en tiempo de la pandemia, y seguimos, yo creo, desde ese momento seguimos, nos dicen que no hay plata, cuando somos una empresa que ni en pandemia hemos parado, hemos seguido trabajando normal. Entonces, seguimos...hasta el momento seguimos con lo mismo, pero aun así estamos sigue, sigue en la lucha, hemos presentado pliegos, donde también...Un pliego petitorio de donde nos han ido retrasando…” (Extracto testimonio de trabajadora de IMBA).

 

El desequilibrio de las finanzas domésticas, por la falta de cancelación de los salarios, llegó al extremo de poner en peligro la estabilidad de los hogares obreros; cuenta una dirigente de IMBA:

“[N]osotros en este momento, tanto tiempo desde, desde la pandemia hemos sufrido por la falta de sueldos, hasta el momento seguimos peregrinando, quizás decir mendigando, un treinta por ciento  de la empresa para que pueda...para que nosotros podamos llevar un pan a la casa, pero aun así no nos alcanza, porque en este momento los bancos nos están ejecutando con procesos judiciales, los alquileres, nos están queriendo desalojar de las casas, estamos en un extremo de ir a las puertas de la empresa de administración, de la parte de administración, llevar nuestra olla común para hacer conocer nuestra protesta y nuestra, nuestra impotencia por no poder llevar el sustento a nuestras casas, porque un trabajador, trabaja, porque necesita para llevar el sustento a su familia, es así como pisotean la Constitución Política del Estado y no respetan el Artículo 46, donde dice que lo que un salario, debe ser un salario justo, pagado y debe ser un trabajo digno y así garantizar la existencia de nuestras familias para una existencia digna. Pero, no es así, ellos no lo entienden así, los empleadores; es por eso que, en este momento, muy molestos nos estamos movilizando”.

La lucha derivó en la toma, por parte de los trabajadores, de una planta productiva de IMBA, como medida extrema de presión, por la falta de pago de salarios. Cuando entrevistamos a sus trabajadores (noviembre, 2022), el patrón les adeudaba 6 meses de salario. Nosotros encontramos a los trabajadores en un campamento organizado en carpas, con una olla común en la puerta de la planta tomada, a la espera de que se emita un mandamiento del apremio para el dueño de IMBA. 

CONSIDERACIONES FINALES

Los testimonios obreros dan cuenta de que la cuarentena se convirtió en ocasión, para extender e intensificar la jornada laboral, como prueba de que, en último término, no son las disposiciones legales las que definen la duración de la jornada laboral, sino la fuerza. Una serie de incumplimientos a la normativa vigente, que se tradujo en despotismo, arbitrariedad y abuso patronal, permeó el espacio laboral en IMBA durante la cuarentena. Los dueños de a empresas, pese a la prohibición establecida por la norma, en plena pandemia, ejecutaron un despido masivo de trabajadores, no cumplieron con la provisión de dispositivos de bioseguridad ni preservaron la salud ni la vida, al extremo que uno de los trabajadores, probablemente enfermo de COVID, perdió la vida. Es decir, la gestión del riesgo sanitario realizada por el Estado, se convirtió en oportunidad, para que los patrones profundicen el acoso laboral, en la perspectiva de despedir trabajadores u obligarlos a retirarse “voluntariamente”. 

 En estas circunstancias, el riesgo sanitario, económico y social que se derivó de la pandemia, permeado por las condiciones de la lucha de clases, fue  descargado en mayor grado en las espaldas de los trabajadores de IMBA, hecho que niega el postulado de Beck (1986)[ix], para quien, el conflicto de clase ya no sería una dimensión explicativa de la distribución del riesgo, porque, desde su perspectiva, en las sociedades modernas, un riesgo sanitario como el COVID-19 tocaría a todos por igual.

En definitiva, el caso de IMBA, muestra cómo los capitalistas llegan a situaciones extremas, para salvar sus inversiones, aun a costa de la salud y vida de los trabajadores. Se trata de priorizar el interés privado en desmedro de cualquier interés colectivo, por lo que se puede concluir que, tanto el riesgo como el grado de padecimiento de las consecuencias de la pandemia, están atravesados por relaciones de clase.



[i] Se denomina trabajadores esenciales a aquellos que no tuvieron la opción de dejar sus puestos de trabajo durante la cuarentena porque debían producir bienes y/o servicios esenciales, para la vida de la población (alimentos, bebidas, salud, educación, fármacos, implementos de bioseguridad, etc.).

[ii] Aillón, Tania (2019)  El empleo industrial dentro del patrón de acumulación primario exportador en Bolivia.

[iii] Entrevista realizada a una trabajadora de IMBA en mayo del 2022.

[iv] Entrevista realizada a una trabajador de IMBA en octubre del 2022

[v] Ver la pagina 320 en Marx, Karl (1986) El Capital, vol. 1, libro 1. Siglo XXI Editores

[vi] Aillón, Tania y Castro, Luis (2021) La duplicidad de la moral burguesa en la gestión del trabajo obrero durante la cuarentena por Covid-19 en Bolivia, en Revista LAT, vol. 5, n° 11.

[vii] Marx precisaba al respecto: “[E]n las últimas semanas de junio de 1863, todos los diarios de Londres publicaron la noticia con el título sensacional de: Death for simple overwork (muerte por simple exceso de trabajo). Se trataba de la muerte de la modista Mary Anne Walkley de 20 años, empleada en un taller de la corte proveedor de la corte, respetabilísimo explotado por una dama con el dulce nombre de Elisa. Se descubre nuevamente la vieja historia, tantas veces contada. Estas muchachas trabajaban término medio 16 ½ horas, pero durante la temporada, a menudo tenían que hacer 30 horas ininterrumpidas, movilizándose su fuerza de trabajo desfalleciente con el aporte ocasional de jerez, oporto o café (...). Mary Anne Walkley había trabajado 26 ½ horas sin interrupción junto a 60 muchachas de a 30 en una pieza que apenas contenía 1/3 de las necesarias pulgadas cubicas de aire” (ver la página 306 de Marx, Karl (1985) El Capital, vol. 1, libro 1. Siglo XXI Editores.)  

[viii] (Aillon, 2021)

[ix] Beck U. (1986), La société du risque. Sur la voie d’une autre modernité. Aubier