-->

Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

1 2 3 4 5

viernes, 8 de marzo de 2019

Tensiones en el espacio laboral y reproductivo de las obreras de limpieza en Cochabamba


Luis Fernando Castro López



1. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN

Fotografía: http://www.bo.undp.org, 03/04/2018
En Latinoamérica, se ha experimentado un crecimiento considerable de la inserción de las mujeres al trabajo asalariado en el sector de los servicios; de hecho, una de las líneas de investigación en estas últimas décadas se concentró en el análisis de la inserción las mujeres en trabajos de cuidado remunerado[i], o sea, en actividades relacionadas con la reproducción de la vida[ii], dentro de una dinámica de  industrialización de los servicios[iii], que los convierte  en un nuevo espacio de acumulación de capital que  extiende la producción capitalista a distintas dimensiones de la vida.

En Bolivia, también, se dio una industrialización de los servicios, a menor escala, con características propias respecto de países de capitalismo desarrollado. Podemos afirmar que el periodo de auge económico de los anteriores años, ha derivado en el crecimiento de las empresas que demandan servicios de mantenimiento, por lo general periféricos o de logística, servicios  en los que se contrata un gran contingente de mujeres. Por ejemplo, en los últimos 10 años, el empleo en el sector de servicios y de comercio, se ha extendido, significativamente, en el segmento de la población femenina, llegando a emplear casi a un tercio de las mujeres ocupadas[iv], desplazando, como el principal generador de empleo femenino, a la producción agropecuaria. Con estos datos,  se ve que la expansión de los servicios se vincula al aumento   del empleo femenino: enfermeras, obreras de limpieza (limpieza de edificios, universidades, hospitales, oficinas, empresas, etc.), atención de restaurantes, hoteles, impulsoras de venta o vendedoras, operadoras de call center, etc. Esta tendencia; además, engloba al incremento del trabajo de cuidado remunerado, como la guarda  de niños, cuidado de ancianos, enfermos.

     Es dentro de esta dinámica, que en este artículo, dedicado al día de la mujer, nos preguntamos: ¿De qué manera esta extensión de los servicios  afecta la vida, tanto laboral como reproductiva, de un amplio espectro de mujeres trabajadoras? 

2. CONDICIONES DE TRABAJO, IMPLICACIÓN SUBJETIVA Y RACIONALIZACIÓN DEL SERVICIO DE LIMPIEZA.

Fotografía: https://servicio.mercadolibre.com.bo
Las habilidades que deben poner en marcha las trabajadoras se  relacionan con  el trabajo de cuidado, que implica pulcritud, tacto y  empatía con las personas que reciben el servicio (sobre todo, si se trata de servicios de limpieza en hospitales) o “la delicadeza” y el sentido estético del orden, en el caso de la limpieza de oficinas o de departamentos[v]. El trabajo de limpieza requiere una serie de habilidades que son asociadas con los roles de género, se trata de la extensión de algunas habilidades desarrolladas por las mujeres en el trabajo de reproducción en los hogares, esta situación ha derivado en la exigencia de parte de los clientes, a que el servicio de limpieza sea prestado, exclusivamente, por mujeres, como se puede apreciar en las siguientes expresiones captadas entre las trabajadoras de limpieza:

“T1: Las Pacientes de esa Caja pues… las más especiales son las señoras embarazadas no quieren que entre a limpiar un hombre…
T2: ¿por qué?
T1: Porque que no saben pues los hombres… no tienen esa delicadeza para hacer las cosas…   de limpiar bien… ellas se dan cuentan, además, no están acostumbradas les da vergüenza…”[vi]

  Toda esta carga subjetiva que demanda  el trabajo de limpieza, no implica, en muchos casos, solo la realización de un trabajo manual, sino la implicación que se objetiva en la previsión de ciertos detalles, movimientos y formas de limpiar, a veces, en presencia de los clientes. 
La demanda de la patronal, que requiere de ciertas disposiciones subjetivas de las trabajadoras, para garantizar la calidad del servicio prestado, entra en tensión, con las precarias condiciones de trabajo, entre las trabajadoras de limpieza.  Las instalaciones (vestidores, baños, comedor etc.) reservadas para las obreras de limpieza son reducidas; generalmente, se trata de un cuarto pequeño, donde ellas se visten para el trabajo, descansan a media jornada y meriendan, compartiendo el espacio con contenedores de basura. La falta de materiales de trabajo es otra de las características de ese espacio laboral, donde prima la estrategia de reducción de costos, basada en la sobre explotación de las obreras. En varias ocasiones, las trabajadoras se ven obligadas a arreglárselas ante la insuficiente dotación de guantes o barbijos para protegerse de los desechos contaminados o del polvo o ante la falta de correas o arneses para limpiar ventanas en los edificios. La constante reducción de costos del servicio, realizada por las empresas que subcontratan, es cargada sobre las obreras, quienes se ven obligadas a poner en marcha ciertas argucias, para encontrar solución a la falta de materiales. Muchas veces estos recursos generados por las obreras, las pone en el riesgo de contraer enfermedades, por el contacto con desechos de todo tipo. En estas condiciones, el trabajo de limpieza no es solo un trabajo manual y repetitivo, exige, además, la capacidad de solucionar  problemas derivados de la precarización de las condiciones de trabajo.

La demanda de implicación, expresada en el despliegue de habilidades y destrezas dirigidas a satisfacer las demandas propias de los trabajos de cuidado y a la solución de problemas derivados de la precarización del trabajo, entra en tensión, con una constante racionalización de tiempos por parte de la patronal, que intensifica la jornada laboral; al respecto, una trabajadora nos decía:

“Ya he entrado a la rápida a limpiar ya no le he podido esperar a la señora salga del cuarto… ay… no sé si se va a quejar… tampoco podía ayudarle a moverse porque debía hacer rápido… me he disculpado con la señora que estaba apurada… […] es que el ingeniero [el patrón] no entiende, cree que es nomas entrar y limpiar… que esto es media hora o es veinte minutos… no es así”[vii]

Fotografía: http://www.totes.com.bo
El permanente ajuste de los tiempos, con el fin elevar el grado de explotación, tiene la finalidad de  mantener el flujo de limpieza o cubrir las nuevas tareas o el acelerado consumo del servicio, por la presencia masiva de clientes, sin aumentar personal. Esta tensión entre una racionalización en los tiempos de trabajo y el despliegue de  habilidades destinadas a mantener una calidad en el servicio, hace mella en la resistencia física  de las trabajadoras de limpieza.

    En este contexto, la lucha de las trabajadoras en el espacio laboral, se caracteriza por diversas formas de resistencia destinadas a contrarrestar la permanente racionalización de tiempos de trabajo, ralentizando el ritmo del trabajo, negándose a cumplir un cupo de tareas de limpieza, etc. En algunos casos, se  da la lucha por un aumento salarial, con  la amenaza de abandonar en grupo  sus puestos de trabajo.       

3. LA TENSIÓN ENTRE EL ESPACIO PRODUCTIVO Y REPRODUCTIVO

Fotografía: http://www.opinion.com.bo, 08/03/2012
Dentro de esta dinámica de inserción a un empleo, las obreras de limpieza lidian por  conciliar el trabajo remunerado  y el trabajo doméstico, conciliación que se traduce en una inestable redefinición entre el tiempo  dedicado al  trabajo remunerado  y el tiempo de trabajo dedicado a la reproducción de las condiciones de vida de su familia. En el caso de las trabajadoras de limpieza, este esfuerzo de conciliación,  las lleva a  una redistribución conflictiva de las tareas de reproducción en el seno de la familia, así por ejemplo, algunas  trabajadoras dan testimonio de  cómo la necesidad de mantener su horario de trabajo de limpieza en la madrugada, obligó a sus maridos a asumir ciertas tareas de cuidado de los hijos y  de la casa, en las primeras horas de la mañana. Sin embargo, esta redistribución de las tareas domésticas con el esposo, trae constantes disputas al interior de la familia; sus parejas exigen que ellas vuelvan a tomar en sus manos las tareas reproductivas; muchas veces estas exigencias, no están exentas de discusiones, porque las trabajadoras se resisten a ceder y toman la decisión de conservar su trabajo remunerado; esto deriva en sufrimiento por el sentimiento de culpa de las trabajadoras. En ocasiones, estos hechos derivan en situaciones de violencia en el hogar frente a la resistencia de las obreras a retroceder en la redistribución de las labores domésticas. La precarización constante de sus condiciones de vida, que obliga a las mujeres de los sectores populares a buscar un empleo, ha influido en la transformación de las relaciones familiares y  empujado a una reestructuración conflictiva de la división del trabajo por sexos, alrededor de las tareas de reproducción.

El cambio en  las relaciones sociales al interior de las familias, ha llevado a que las  mujeres  asuman el papel de sostén principal  de la economía de su hogar, en  la mayor parte de los casos, hablamos de madres solteras, que se hacen cargo  solas de las tareas productivas y reproductivas. En esta situación, muchas madres recurren a la familia ampliada, a veces se asocian entre hermanas o parientes, intercambian  horas de trabajo por horas de cuidado de los hijos de manera mutua; otras se convierten en trabajadoras de tiempo completo y transfieren el trabajo reproductivo a sus madres o hijos.  Esto explica que estas trabajadoras se unan a movimientos vecinales o universitarios que exigen el sostén de ciertos trabajos de reproducción por  el Estado,  con la demanda de apertura de guarderías y comedores públicos.

4. A MODO DE CONCLUSIÓN

Las transformaciones  del capitalismo, han modificado la división del trabajo por sexos. La industrialización de los servicios ha abierto espacios de trabajo donde se insertan exclusivamente mujeres, ya que demandan tareas  relacionadas con el espacio reproductivo. En estos empleos, las trabajadoras se enfrentan a las tensiones generadas por un sistema de explotación que busca reducir costos e intensificar el trabajo a costa de poner en riesgo la salud de las trabajadoras y la calidad del servicio prestado. 


En este panorama de cambios y continuidades de las relaciones de opresión de sexos en el capitalismo, las obreras son las que toman en sus manos las posibilidades y esgrimen su propio camino en una lucha diaria, buscando dignificar su trabajo mediante reivindicaciones salariales y resistiendo a la creciente explotación en el trabajo, al mismo tiempo que  buscan activamente transformar las relaciones de opresión en el espacio reproductivo. 



[i] En el VIII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología  del Trabajo: “La recuperación de la centralidad del trabajo en América Latina. Actores, perspectivas y desafíos” realizado en Buenos Aires el 2016, se contaba con una mesa dedicada al trabajo de cuidado remunerado.
[ii] Hirata, Elena (2016) “El trabajo de cuidado” en Revista Sur, vol. 13, nº 24.
[iii] Alabarracin, Daniel (2003) “La sociedad salarial de servicios a debate: ciclo del capital, estructura social y subjetividad obrera” en Cuadernos de Relaciones Laborales, vol. 21, nº 2.
[iv] INE (2017) Anuario estadístico 2016. La Paz: Instituto Nacional de Estadística.
[v]  Wlosko, Miriam y Cecilia R. “La profesión enfermera y el trabajo de cuidado. Puntuaciones de investigación a la luz de la Psicodinámica del Trabajo y la teoría del care” en Natacha Borgeaud-Garciandía (comp.), El trabajo de cuidado. Paris: Fundación Medifé Edita
[vi] Extracto de cuaderno de campo noviembre de 2017.
[vii] Extracto de cuaderno de campo diciembre de 2018.

lunes, 14 de enero de 2019

El PAE: ¿Una solución para el desempleo?





Luis Fernando Castro López


    Desde hace un par años se lleva adelante el Programa de Apoyo al Empleo (PAE), un programa que consiste en una especie de bolsa de empleo, en el que, tanto empresas demandantes como personas ofertantes de fuerza de trabajo, pueden dejar sus datos para esperar que el programa acomode la oferta a la demanda existente, en este caso, es financiado por el Estado, que intermedia el proceso de inserción de una persona a un determinado puesto de trabajo. En este artículo queremos reflexionar, acerca de las implicaciones del PAE, como dispositivo institucional.

1. EL PROGRAMA DE APOYO AL EMPLEO

    Según el gobierno, este programa fue puesto en marcha para mejorar las opciones de inserción a un empleo, para la población mayor de 18 años[i]. En ese sentido, como ya mencionamos,  el PAE funge como una especie de agencia que reúne a empresas que ofertan empleo y a personas que estén en busca de trabajo.  Tanto las empresas demandantes como la población ofertante de fuerza de trabajo, deben inscribirse cumpliendo ciertos requisitos.

    Lo característico del programa es que, una vez que el PAE logra encontrar un empleo determinado, para un trabajador, con ciertas habilidades, su inserción al empleo se realiza mediante el establecimiento de 3 meses de práctica en la empresa, financiados por el programa. En otras palabras, mediante el PAE, el Estado financia los tres meses de prueba del trabajador en una empresa, con el pago de un salario mínimo o en relación a una escala salarial de acuerdo a la formación del trabajador.

   Durante esos 3 meses, la empresa beneficiaria debe indicar su conformidad con el trabajo del practicante insertado por el PAE. Cada mes, tanto el trabajador como el dueño de la empresa beneficiaria, deben presentar una serie de papales que demuestren la realización efectiva del trabajo de práctica, para que el programa disponga el pago de ese mes al practicante.  Si el practicante llega a los 3 meses de prueba, el empleador beneficiario con el PAE, debe firmar un contrato de trabajo y presentarlo, para cerrar el programa y dar por realizada la inducción del practicante al interior de la empresa.

2. EL PAE COMO MEDIACIÓN ESTATAL EN LOS MERCADOS DE FUERZA DE TRABAJO.

    Uno de los objetivos del programa es el de convertirse en una instancia que impulse a la generación de empleo, que financia el proceso de inducción del trabajador, de manera que las empresas opten por crear empleo antes que por cerrar sus actividades.

    En este sentido, los requisitos exigidos a las empresas están destinados a que éstas se sometan a la regulación Estatal, que pasen al “sector formal”, ello implica; al mismo tiempo, el reconocimiento de las escalas salariales mínimas y el reconocimiento de la normativa de la Ley General del Trabajo que, por lo general, no es cumplida por las pequeñas y medianas empresas. Esto ha derivado en que los empresarios inscritos en el programa,  sopesen entre los costos de cumplir estos requisitos y los beneficios que les podría traer el financiamiento temporal que realiza el PAE,  para la contratación de fuerza de trabajo. De hecho, el programa ha impulsado a que varias de las pequeñas empresas se rijan a la escala salarial mínima.

    De esta forma, el PAE, en tanto instrumento del Estado, para mediar el proceso de inserción del trabajador a un puesto de trabajo, ha extendido su incidencia activa  en las condiciones de contratación de la fuerza de trabajo, allí donde estas mismas empresas obviaban o evadían la regulación estatal y el cumplimiento de la norma. El PAE se ha constituido, no solo como una agencia de empleo; sino también, en una instancia mediadora[ii], que tiene el objetivo de contribuir a la extensión y preservación de las relaciones capitalistas, estableciendo ciertas condiciones de explotación de fuerza de trabajo y ciertas condiciones de funcionamiento de las empresas, al mismo tiempo que el establecimiento de ciertas condiciones sociales, que den estabilidad política y económica  al Gobierno,  en un periodo  de contracción económica (cierto dinamismo al mercado interno, ciertos niveles de producción,  que permitan  niveles aceptables de exacción de plusvalía, etc.).  En este sentido, este programa cumpliría el pretendido papel del Estado, como entidad mediadora en la relación capital-trabajo[iii], al generar empleo, al mismo tiempo que se impone límites a las patronales. Cabe preguntarse, acerca de la naturaleza de esta mediación, es decir, finalmente, si bien el PAE impulsa la generación de empleos, mediante el financiamiento del tiempo de inserción del trabajador a un puesto de trabajo, qué tipo de empleos impulsa a crear y hasta donde dichos empleos muestran las contradicciones del propio gobierno del MAS en la reforma del Estado.

3. EL PAE: DE LA MEDIACIÓN SALARIAL A LA SOBREEXPLOTACIÓN DE FUERZA DE TRABAJO

    Si bien el PAE es una instancia mediadora de empleo, que impulsa la inserción laboral, mediante el establecimiento de ciertas condiciones mínimas a las relaciones de explotación de la fuerza de trabajo, es necesario observar, dos limitaciones del mismo programa.

    En primer lugar, solo media la relación mercantil de intercambio salarial de la fuerza de trabajo, en este caso, es una mediación consumada por el propio Estado pues él paga a los obreros los tres meses de inserción. Pero el Estado no media en la explotación misma del trabajo, de manera que los alcances del programa se escapan de su control y el mismo Ministerio de Trabajo se convierte en impulsor de diversas formas de sobreexplotación de fuerza de trabajo. No es casual, que las pequeñas empresas de diferentes rubros, sean las principales beneficiarias del programa; sobre todo, las empresas del sector servicios. Empresas que se caracterizan por tener un mercado de fuerza de trabajo con  alta rotación,  de manera que son empleos en los que se inserta y se expulsa fuerza de trabajo  en cortos periodos, se trata de actividades temporales  en  empresas tercerizadas,  bajo contratos de servicio de hasta  un año.

    En este contexto, lo paradójico del PAE es que impulsa un proceso de inserción del trabajador a un empleo, invierte en su capacitación y adquisición de experiencia, al mismo tiempo que financia, temporalmente, la sobreexplotación de fuerza de trabajo,  por parte de la empresa beneficiaria; en suma, contribuye a diversas condiciones que reproducen la interinidad laboral; en esta situación, la practica patronal, en muchos casos, ha sido la de aprovechar la alta rotación de personal,  para lograr que el programa le financie, de manera permanente, fuerza de trabajo gratuita por tres meses, reproduciendo a escala ampliada la eventualidad.

   Tenemos el caso de empresas subcontratistas de seguridad y empresas de limpieza,  donde el personal contratado mediante el PAE, no cumple con los tres meses de prueba y termina abandonando el trabajo,  debido  a  las prácticas de  sobreexplotación de los patrones[iv]. Estas empresas inscritas en el PAE  no son controladas en sus prácticas de reducción de costos; debido a que  las inspecciones son esporádicas y superficiales, las empresas inscritas cumplen con lo mínimo y exigen el máximo de esfuerzo a los obreros[v]. El mismo Ministerio de Trabajo no tiene un análisis exhaustivo del grado de rotación de personal que tienen  las empresas inscritas en el PAE y sus causas, simplemente, cumple con el papel de la inserción laboral  a toda costa, aunque sea por uno o dos meses, después de acabado el programa de inducción de 3 meses. Así el PAE es un programa de inducción temporal de obreros fluctuantes[vi], en este caso, el pago de los tres meses realizado por el programa, es un mecanismo impulsor de acumulación de capital, que estimula a las empresas a la contratación temporal de obreros.

    El segundo problema tiene que ver con la forma en que se conciben los tres meses de trabajo; según el Ministerio de Trabajo, en los tres meses de trabajo financiados con el PAE, el obrero no recibe un salario,  sino  un subsidio[vii], que tiene como mínimo el salario básico nacional. Bajo la denominación del subsidio, el obrero insertado por el PAE no goza de los beneficios sociales. Aquí se puede observar que la concepción del PAE es la de excluir el tiempo de formación de lo que legítimamente es reconocido por el Estado como trabajo, esto tiene sus consecuencias, ya que libera a las empresas y al propio Estado de cualquier beneficio por los meses trabajados bajo el programa,  de manera que la empresa beneficiaria tiene a su disposición un proceso de inducción que puede terminar o no con la inserción temporal del obrero (cosa que pasa pocas veces), sin que ello signifique pago de finiquito, aguinaldo, doble aguinaldo etc.

    En un inicio, el Ministerio anunció que los trabajadores del PAE, también, recibirían el aguinaldo y doble aguinaldo[viii], pero meses después retrocedió en esta determinación, impulsando en los hechos, la sobreexplotación de la fuerza de trabajo.

4. CONCLUSION

  El PAE, incentiva la flexibilización laboral, la sobreexplotación, la eventualidad, porque es solo un paliativo temporal del desempleo; de esta forma, reproduce la precariedad y flexibilidad del empleo, que caracterizan a los mercados de trabajo a nivel nacional.  Así, este Programa de Apoyo al Empleo, termina consolidando un conjunto de mecanismos de intermediación e inserción laboral que favorecen la acumulación de capital. Si en el capitalismo la “producción es ante todo la reproducción de las relaciones sociales que la presuponen”[ix], el Estado es un elemento mediador, íntimo de esta reproducción.

    En el caso del gobierno del MAS, el PAE no es más que otro mecanismo institucional que intermedia las relaciones de empleo, pero que no interviene en las relaciones de sobreexplotación llevadas adelante al interior de la empresa. Son los patrones quienes le dan su propio sentido y marcan la orientación del programa, al imponer sus propias condiciones de explotación, en un medio en el que los obreros no tienen la correlación de fuerzas a su favor, ya que como no son reconocidos como obreros de la empresa, sino como practicantes del PAE, se ven constreñidos a obedecer las órdenes patronales y quedarse o romper con ellas y abandonar el trabajo. 




[i] Ministerio lanza el PAE II para inserción laboral de 21 mil personas. Publicado en: http://www.opinion.com.bo, el 5 de diciembre de 2017.
[ii] Artous, Antonie  (2016) Marx, el Estado y la política. Barcelona: Editorial Sylone.
[iii] Ídem.
[iv] Referencia basada en trabajo de observación etnográfica.
[v] Ídem
[vi] Castro, Luis F. (2016) Obreros fluctuantes frente a la dominación patronal. La Paz: Grupo de Estudios del Trabajo llank’aymanta y Muela del Diablo Editores.
[vii] Dato extraído del trabajo de observación etnográfica.
[viii] El Ejecutivo se hará cargo del alza salarial en firmas bajo el PAE. Publicado en: https://www.eldeber.com.bo, el 7 de mayo de 2018.
[ix] Artous, Antonie  (2016) Marx, el Estado y la política. Barcelona: Editorial Sylone.

lunes, 3 de diciembre de 2018

A propósito de la Octava Conferencia de CLACSO y la invasión a la autonomía relativa de la ciencia social



Los contornos marcadamente partidistas que asumió un espacio académico como la Octava Conferencia de CLACSO en Buenos Aires, nos invita a reflexionar sobre la relación entre lo político ideológico y la producción del conocimiento en la ciencia social, un tema que atraviesa los debates de esta ciencia desde sus orígenes. Por qué cuestionar que este evento de la CLACSO se haya convertido en caja de resonancia de las corrientes políticas denominadas “progresistas” en nuestra región, si ¿acaso la ciencia social no está, necesariamente “comprometida”, con el punto de vista de alguna clase o fracción de clase, en ruptura con cualquier pretendida neutralidad valorativa de inspiración positivista?     De acuerdo con la tradición marxista (Marx, Luckas, Lenin, Lowy, entre otros autores), consideramos que las visiones del mundo, con contenido de clase, modelan de manera decisiva (directa o indirecta, consciente o inconsciente) a las ciencias sociales, por lo que, aparentemente, la apropiación de un espacio de producción de ciencia social como la CLACSO por  una ideología que ha sustituido la lucha de clases con  la lucha por la democracia (Meikens Wood,2013)  resulta legitima.  Sin embargo, si consideramos como Michel Lowy,  que la producción de la ciencia social, pese a su posición de clase, requiere para producir conocimiento científico de un autonomía relativa (Lowy,1986 ), que permita esgrimir las aristas críticas que requiere toda producción científica;  la conversión de la Octava Conferencia de la CLACSO en un espacio que mediatiza lo político, como apoyo abierto a los gobiernos (pasados y presentes)  llamados ”progresistas “en la región, se traduce en una forma de anulación de esta  autonomía relativa, sin la cual, la ciencia social  deja de ser tal. Al perder su carácter crítico, respecto de estos gobiernos llamados progresistas, también, pierde su objetivo:  la intención de verdad.

Momentos previos a la inauguración de la 8va. Conferencia CLACSO 2018
Momentos previos a la inauguración de la 8va. Conferencia CLACSO 2018

Acto de inauguración de la 8va. Conferencia CLACSO 2018

Acto de inauguración de la 8va. Conferencia CLACSO 2018

Acto de inauguración de la 8va. Conferencia CLACSO 2018 
Foro Especial: Marx 200 años



Foro especial: "Élites, captura del Estado y desigualdad en América Latina y El Caribe"

Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"

Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"

Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"

Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"

Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"

Nuestra participación en los paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales" 
Nuestra participación en los paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"



Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales" 
Paneles del eje: "Estudios del trabajo y relaciones laborales"



Difusión de la producción del Grupo de Estudios del Trabajo Llank'aymanta


viernes, 2 de noviembre de 2018

La “sobrecalificacion”: Un síntoma de las contradicciones capitalistas en los mercados de trabajo


Tania Aillon Gómez

Fotografía: http://fundacionperiodismo.org, 22/07/2018.
En la dinámica del capitalismo contemporáneo, tanto la flexibilización laboral, como la automatización creciente, han contribuido a la expansión del ejército industrial de reserva[i]. En estas circunstancias,  ante  la posibilidad  de un paro prolongado, muchos aspirantes a optar un cargo,  se ven obligados a aceptar puestos vacantes que no corresponden con su nivel de formación[ii], en tanto que el patrón está en condiciones de seleccionar candidatos e incluso de elegir  a los más calificados, habida cuenta que la masificación de la educación, ha contribuido a la presencia de una cantidad considerable de fuerza de trabajo calificada  en los mercados de trabajo. A este fenómeno se lo ha denominado como “surqualification”, “déclassement” o sobre calificación. En este corto artículo, reflexionamos esta aparente incongruencia, entre la calidad de la fuerza de trabajo ofertada y la demandada en los mercados de trabajo. 

1. LA “SOBRE CALIFICACIÓN” COMO UN NO RECONOCIMIENTO AL VALOR DE USO DE LA FUERZA DE TRABAJO CALIFICADA.

Con la existencia de  un amplio ejercito industrial de reserva en el capitalismo contemporáneo, que hace más cierta,  la vivencia de un paro prolongado, se abre la posibilidad de que, sin que se cualifiquen las habilidades y capacidades de un  trabajador, es decir,   se desconozca  su  jerarquía profesional  en la escala de puestos de trabajo y  el nivel  salarial correspondiente a su  grado de formación, los patrones echen mano de las calificaciones y habilidades de este trabajador  como valor de uso, sin reconocer su valor de cambio. Para esto, como sucede en los mercados internos de las empresas chinas en Bolivia, se contrata, por ejemplo, un maestro constructor, con todas las capacidades y habilidades que ello implica, como peón, valiéndose de la existencia de una amplia oferta de fuerza de trabajo[iii].  

Fotografía: https://www.paginasiete.bo, 25/06/2015.
Esta distancia entre las competencias adquiridas en la formación y las reconocidas; efectivamente, por los empresarios, (las “calificaciones” “cualificantes”)[iv], se comprende, desde los procesos que tratan de sacar ventaja, tanto del mayor o menor nivel de institucionalización o del mayor o menor nivel de socialización de la formación profesional[v]  y/o; además, de la correlación de fuerzas entre patrones y trabajadores.

En estas circunstancias,  la no cualificación(reconocimiento en el mercado  del valor de cambio  de la fuerza de trabajo)  de las habilidades y capacidades del maestro constructor, no supone; necesariamente, un desperdicio del valor social producido; sino más bien, una apropiación, por parte de los patrones de una parte del valor correspondiente a la retribución salarial de la categoría ocupacional correspondiente a trabajador cualificado(maestro albañil, en este caso); una apropiación; de esa parte del trabajo,   que en lugar de traducirse en salario, se trastoca, por un artilugio patronal en plus trabajo.  Una apropiación, que significa sobreexplotación de fuerza de trabajo, porque se está pagando   un salario por debajo del valor medio recocido a la fuerza de trabajo de un maestro albañil, en el caso que ilustramos.

 2. LA “SOBRECALIFICACIÓN” COMO DESPERDICIO DEL VALOR SOCIAL PRODUCIDO.

Cuando los trabajadores, como en el caso anterior, son contratados en un cargo que está por debajo de su nivel de formación(valor de cambio),pero que además, realizan tareas(valor de uso) correspondientes a un nivel más bajo a su calificacion, estamos frente a una “sobre calificación”,  que al no ser cualificada en el mercado(considerada para su jerarquización y atribución de la remuneración salarial que le corresponde ) provoca; de forma permanente, una pérdida del valor producido por la sociedad; valor incorporado o invertido socialmente en la formación de una determinada fuerza de trabajo, por lo que esta inversión se convierte en superflua en términos de Marx, superflua para el capital.  Se trata de un fenómeno más o menos generalizado en el capitalismo contemporáneo.

 En Europa, más específicamente, en países como Francia, las investigaciones realizadas en los mercados de trabajo, encontraron la sobre calificación (déclassement), entre diplomados de la enseñanza superior; Guironnet[vi] observa; en este sentido, una incongruencia entre diploma y remuneración, que el autor identifica como   un “déclassement (sobre calificación) estructural, para los diplomas de enseñanza superior, el mismo que fue en aumento, de 2.6 en 1982 a 10% en 2002. Otros estudios más recientes[vii], hacen evidente que tres años después del fin de sus estudios, del 20 al 28% de los jóvenes en 2010, en Francia, ocupaban un puesto de trabajo que puede ser asimilado a una situación de “déclassement” o “sobre calificación”.

La sobre calificación, como desperdicio del valor social producido no solo la encontramos entre los diplomas superiores, sino; además, en niveles más modestos de trabajadores. Estudios como el de Pascal, Lazuech y Troger[viii], en un oficio, entre las mucamas de hoteles de lujo en Francia, hace evidente que  la sobre calificación puede estar inducida  por las nuevas tecnologías de racionalización del trabajo (homogenización, formalización de los oficios), que vuelven secundarias ciertas competencias profesionales, que constituyen la parte  “noble” de un oficio (el trato sofisticado y atento con una clientela de elite), convirtiendo a estas mucamas, de más en más, en simples técnicas de limpieza, sin autonomía, ni márgenes de maniobra. La aparición de esta “sobre calificación” relativa, abre la posibilidad, para que los patrones introduzcan en este mercado de trabajo, a jóvenes que, sin tener las competencias profesionales de las antiguas mucamas, se ajusten a los procesos de homogenización y formalización del oficio y cobren salarios, comparativamente más bajos. 

Estudios de la CEPAL[ix] en América Latina, señalan que al mismo tiempo que se produce un aumento del nivel educativo de los jóvenes que entran al mercado de trabajo; un número creciente de ellos, no encuentran un empleo acorde con su formación. La sobre calificación, como desperdicio del valor social producido lo encontramos en países como Bolivia, principalmente, en los mercados internos de trabajo de las empresas públicas. Profesionales con nivel de licenciatura, que en empresas municipales trabajan como obreros u obreras, por recortes presupuestarios o porque no se puede proceder a su retiro en el marco de la Ley General del Trabajo. En los espacios administrativos del Estado, se encuentran de licenciadas en Ciencias Jurídicas, contratadas como “consultoras” bajo la modalidad de “venta de Servicios”, encargadas de trabajos auxiliares, de acuerdo a requerimientos inmediatos, que están muy por debajo de las competencias adquiridas durante una formación universitaria de 5 años.  Es el mimo caso de licenciados en Sociología, Agronomía, Derecho, contratados como encuestadores por el Instituto nacional de Estadística (INE)

 CONSIDERACIONES FINALES

Puede decirse que la sobre calificación es un síntoma, que, con sus especificidades, muestra la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo calificada (en este caso) y las relaciones sociales de producción capitalistas. Una contradicción que, en el plano fenomenológico, aparece como frustración de una masa de trabajadores calificados, que no encuentran su correlato en el mercado de trabajo, por lo que deben contentarse con puestos de trabajo por debajo de su nivel de formación y de sus expectativas afianzadas en una inversión en educación (tiempo, dinero, energía) que no es retribuida ni económica ni socialmente en los mercados de trabajo. Aquí la realización del sus posibilidades laborales, queda  solo como potencialidad, coartada por la lógica del mercado de trabajo, que tenderá a  valorizar, como nos recuerda  Naville[x], solo  una parte de las capacidades adquiridas en los procesos formativos,  habida cuenta  que la cualificación  no es el resultado de una consideración técnica(capacidades y habilidades concretas para el desempeño en un puesto de trabajo);  sino más bien, de los requerimientos específicos en los mercados de trabajo en un momento dado.

Esta forma en que se produce la cualificación en los  mercados de trabajo,   abre la posibilidad al derroche, más o menos continuo, del valor social invertido en la formación de  fuerza de trabajo(destrucción de fuerzas productivas),  en la medida en que la producción de fuerza de trabajo calificada supone un costo social que no es valorizado en los mercados de trabajo, con las connotaciones sociales e individuales que eso implica, en una sociedad que debe ajustar el uso de la fuerza de trabajo a los requerimientos de la competencia capitalista, regida por  el tiempo de trabajo socialmente necesario, para producir los bienes y servicios.

    Todo esto constata las limitadas posibilidades de realización de nuestras capacidades y posibilidades como trabajadores, en el mundo capitalista, al mismo tiempo que nos cuestiona, sobre el alcance de esa búsqueda interminable de la relación necesaria y directa entre formación y empleo[xi], en la que se empeñan las políticas educativas, para disminuir el desempleo.  Mas bien,  se trata de la constatación, de que, aunque parezca  paradójico, la separación entre la formación y el empleo, abre la posibilidad, a  que los empleadores encuentren en los mercados de trabajo, en todo momento, a los trabajadores que mejor se ajusten a sus requerimientos[xii], en un espacio social en el que la fuerza de trabajo, como capacidad laboral, circula como mercancía.



[i] Marx, Karl (1986) El capital, Tomo I. México: Siglo XXI.
[ii] Di Paula, V. y Moulliet, S. (2009) Femmes et fonction publique: un risque calculée de de déclassement, travail et emploi n 120 nov-dic.
[iii] Castro, Luis. F. (2018) Sobreexplotación al estilo chino y su impacto sobre el trabajo en el sector de la construcción. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com/p/inicio.html, última visita el 30 de octubre de 2018.
[iv] Naville, Pierre (1979) Qu’estce-que la qualification du travail? En L’année sociologique, No 30, pp.497-503.
[v] García, Jorge  (2006) El trabajo como relación social: Una problematización del modo de construcción del objeto, a partir de la sociología del salariado de Pierre Naville (Mimeo).
[vi] GUIRONNET, J. P. (2006), La sureducation en France : vers une dévalorisation des diplômes du supérieur?, en Economie Appliquée, Tome IX, n° 1, pp. 93-120.
[vii] Moncel, Nathali (2012) Quelle qualité d’emploi pour les jeunes diplomés du superieur, formation emploi. Visto en: http//formation emploi.revues.org/3538, última visita el 30 de octubre de 2018.
[viii] Pascal, Guilbert; Lazuech, Gilles y Troger, Vincent (2013) Les femmes de Chambre de l’hotelerie de luxe ou le declassemnt d’une elite invisible”, en Reveu Fomation et Emploi, julio –septiembre, pp. 27-44.
[ix] CEPAL (2006) Los jóvenes y el empleo en América Latina: desafíos y perspectivas ante el nuevo escenario laboral. Bogota: CEPAL y Ediciones Mayol.
[x] Naville, Pierre (1979) Qu’estce-que la qualification du travail? En L’année sociologique, No 30, pp.497-503.
[xi] Tanguy, Lucie (2008) La recherche de liens entre formation et l’emploi: Une institution e sa revue-Un point de vue, en Revita formation emploi, No101, pp.22-39.
[xii] García, Jorge  (2006) El trabajo como relación social: Una problematización del modo de construcción del objeto, a partir de la sociología del salariado de Pierre Naville (Mimeo).