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jueves, 27 de junio de 2024

Flexibilidad funcional y trabajo gratuito en la gestión de enfermeras fluctuantes durante la pandemia

 

Luis Fernando Castro

 

En Bolivia, desde hace años viene en crecimiento una capa de enfermeras fluctuantes, bajo modalidades de empleo interino o eventual. Las denominaciones más usuales para esta capa fluctuante son: enfermera consultora, enfermera con contrato recurrente y enfermera eventual. Estas diversas denominaciones responden a ciertas especificaciones en el contrato de trabajo, pero en general, el carácter interino del empleo es la característica común.   Durante la pandemia este grupo creció, esto muestran los datos del INE (2023)[i] sobre el índice de empleo en el sector de salud. Según estos datos, en el 2020 (primer año de pandemia), el número de trabajadores eventuales en el sector público de salud subió un 44,82%, respecto al 2019, y en 2021, creció un 22% respecto al 2020. En el 2022, el número de trabadores eventuales se redujo en un 20,54% en relación al 2021, pero se mantuvo por encima de la cantidad de trabajadores registrados el 2019; la pandemia fue un escenario de crecimiento de empleo eventual en el sector de salud pública y al parecer, es sobre este gran grupo de trabajadores eventuales donde se asentaron los servicios de salud durante esta emergencia sanitaria. En este artículo, queremos analizar: ¿cómo se gestionó esta fuerza de trabajo eventual, contratada durante la pandemia en el caso de las enfermeras? 

1. EMERGENCIA SANITARIA Y FLEXIBILIDAD FUNCIONAL DE LAS ENFERMERAS EVENTUALES 

En el informe de Alejo et al. (2020)[ii] sobre el estado de los hospitales al inicio de la pandemia, se resalta que el sistema de salud no contaba con enfermeras de formación posgradual en terapia intensiva, para las especialidades requeridas por la emergencia sanitaria, además, identifican que, en esa época, las enfermeras sufrían una sobrecarga de trabajo del 30%. Una característica del sistema de salud, es que la mayor parte de las enfermeras, adquieren ciertas habilidades y conocimientos especializados, en el mismo espacio de trabajo (conocimientos tácitos).

En las entrevistas realizadas a las enfermeras que trabajan en terapia intensiva o quirófano, se evidencia que ocupar estos puestos de trabajo (en situaciones consideradas normales), les exige un tiempo largo de trabajo en áreas que requieren menores calificaciones específicas, como el trabajo en piso, emergencias y consulta externa. Después de un largo periodo en que la enfermera muestra continuidad, eficiencia y responsabilidad, es movilizada a áreas que le permiten el aprendizaje de nuevos conocimientos. Estas áreas que requieren trabajos más especializados. se encuentran en instituciones de salud de segundo y tercer nivel, mientras que la atención básica corresponde al primer nivel[iii].

 Los datos de Ortiz (2020)[iv], sobre la cantidad de enfermeras en el sistema de salud según nivel de atención, nos permite una visualización aproximada de la distribución de su distribución en los diferentes puestos laborales. Según Ortiz (2020), antes de la pandemia, el 63% de las enfermeras del sistema público se ubicaba en centros de salud de primer nivel, el 21% en el segundo nivel y el 16% en el tercer nivel. El empleo de enfermeras se concentra en la atención básica de primer nivel; es decir, en tareas que no requieren competencias especializadas. Por su parte, el otro tercio de enfermeras que trabajan en hospitales de segundo y tercer nivel, se distribuye en tareas de hospital que van desde la atención básica, hasta tareas de atención que requieren competencias especializadas. Dependerá de la forma de organización del trabajo, para determinar cuántas enfermeras de este grupo logran acceder a puestos de mayor cualificación, por lo general, estas unidades especializadas requieren de personal cualificado de manera estable, porque el entrenamiento de nuevo personal implica la inversión de un tiempo de formación y adaptación.

 Durante la emergencia sanitaria, según los testimonios de las enfermeras entrevistadas, la incorporación masiva de personal de salud en los hospitales centinela[v], les permitió pasar de emplearse como enfermera consultora en el primer nivel, a enfermera consultora en hospitales de segundo y tercer nivel:

  

“Bueno, yo me encontraba trabajando antes en Quillacollo, en un centro de salud, que era dependiente del Benigno Sánchez, ¿ya?, he trabajado ahí cinco años como programa Mi Salud, estaba trabajando como consultora en línea. He trabajado ahí haciendo, ¿no?, lo que es las funciones de primer nivel; (…) pero aquí [en el hospital al que ingreso] ya era la administración de medicación más avanzada, lo que es la oxigenoterapia, protocolos de cómo hacer, digamos, una aspiración al paciente, porque estos  pacientes tenían una situación, que le miraban constantemente, o sea,  iban expectorando , eran todas productivas que tenía, habían  pacientes que tenía ya problemas neurológicos, tenías que aspirar constantemente, entonces, ese tipo de protocolos, aquí los he aprendido,[Aquí],v era muy diferente, si, muy diferente el manejo”[vi]

Como indica la enfermera entrevistada, el ingreso al sistema de salud pública después de un proceso de inserción mediante trabajo ad honorem, le permitió ubicarse en centros de salud de primer nivel. El  paso a puestos de trabajo de mayor salario en hospitales de segundo y tercer nivel, demanda que las enfermeras adquieran una amplia experiencia de trabajo certificada por el sistema de salud; otra enfermera especificaba,  qué se valora en la experiencia de trabajo: “lo que te pone valor en tu currículum es la experiencia en lugares públicos”[vii]. Volviendo a la trayectoria laboral de la enfermera entrevistada, antes de la pandemia se encontraba estancada en actividades de primer nivel y debido a la urgente necesidad de personal, llegó a un empleo en un hospital de tercer nivel, donde sus expectativas laborales cambiaron. Ella hace una comparación de sus condiciones laborales como consultora en hospital de primer nivel, respecto de sus condiciones de trabajo en el hospital de tercer nivel, donde ella admite que aprendió nuevos procedimientos.

 El difícil acceso a empleos en hospitales de segundo y tercer nivel, y la posibilidad de acceder a estos espacios de trabajo, durante la pandemia, impulsó a muchas enfermeras a trabajar, pese al riesgo sanitario en esta etapa.  Para algunas enfermeras, la oportunidad laboral de entrar a un hospital de segundo nivel, fue una sorpresa y una decisión difícil por el alto riesgo que significaba trabajar en un hospital centinela, porque su contratación era para atender, exclusivamente, pacientes con COVID; riesgo que varias enfermeras decidieron asumir, para tomar la oportunidad que, en una situación de normalidad, sería difícil tener. Estas enfermeras que lograron acceder a hospitales de segundo y tercer nivel, pronto se vieron movilizadas a puestos de mayor cualificación, por la continuidad de servicios de salud que, en mayor grado, demandaba la emergencia sanitaria:

“Ehhh estuve en emergencias, yo no llegué a emergencias, solo estaba en salas, me agarraron nomas en salas para que aprenda, emergencias, salas eh segundo piso y tercer piso [mm ya] esas salas (...) luego me llevaron después en agosto cuando abrieron quirófano hicieron rotar (...) en pandemia eh, casi no todos nos quedábamos ahí en el servicio ¿no?, pero cuando se abrió ehh es que es por falta de personal, nosotros nos rotan por falta de personal”[viii].

Como indica esta enfermera, el requerimiento de personal impulsó la movilización de las enfermeras eventuales a áreas más especializadas. Se estableció un criterio de flexibilidad funcional donde a quienes se movía con más frecuencia era al personal “a contrato”. En la medida en que se controlaba la pandemia, estas enfermeras se fueron consolidando en estos puestos de trabajo. Otra enfermera cuenta cómo en su primer contrato durante la pandemia del COVID, aprendió a manejar terapia intensiva y, luego, en su segundo contrato, la movieron definitivamente a esta área:

 “Me movieron. Me movieron porque conocí a una licenciada, que me ayudó en el manejo de los altos flujos, incluso había casos que habían montado que era terapia intermedia (…), después de eso ya, justo también me encontré con una compañera de aquí, y la compañera de aquí llegó a ser jefa, de terapia intensiva y me dijo, ‘tú también conoces’, ‘vámonos a terapia’ y me llevaron a terapia intensiva, COVID”[ix]

La emergencia sanitaria por la pandemia, creó un escenario favorable para la movilidad de las enfermeras que solo tenían perspectivas de empleo en centros de primer nivel, a empleos en hospitales de segundo y tercer nivel, esto al mismo tiempo, abrió la posibilidad a acceder a puestos de trabajo más calificados, con la rotación establecida bajo el criterio de flexibilidad funcional, estas experiencias cambiaron las propias perspectivas laborales y permitieron la cualificación de su fuerza de trabajo; pero también, expuso a  las enfermeras a un mayor riesgo frente al COVID19.

2. EL TRABAJO GRATUITO COMO SOSTÉN DE LOS SERVICIOS DE SALUD PUBLICA 

La contratación urgente de personal de enfermería, justificó el acelerado crecimiento del empleo eventual; todas las enfermeras entrevistadas que encontraron la oportunidad de ingresar a un hospital al sector público, lo hicieron en calidad de consultoras o enfermeras a contrato. Las alcaldías, la gobernación de Cochabamba y el Ministerio de Salud y Deportes, optaron por extender la contratación de enfermeras eventuales, con la justificación del requerimiento extraordinario de profesionales de salud. Por ejemplo, en el caso del Hospital del Sud en Cochabamba, según  refieren algunos médicos, antes de la pandemia este hospital no funcionaba por falta de ítems para personal de salud; la pandemia fue la coyuntura  en la que el Ministerio de Trabajo y la Alcaldía de Cochabamba, aprobaron la contratación de personal eventual, bajo la figura de consultoría; la negociación de ítems para personal de salud quedó estancada y ahora este hospital funciona (en la mayoría de los servicios) con personal eventual. 

Con la contratación eventual de enfermeras, el Estado central y sus instancias descentralizadas (alcaldías y gobernaciones), respondieron sobre la marcha, a demanda de continuidad de los servicios de salud. Este aumento de personal, permitió responder a la saturación de los hospitales y a las bajas por enfermedad, de enfermeras con contrato fijo; sin embargo, a mediano plazo, la contratación eventual trajo el problema de la interrupción del servicio hasta el inicio de otro ciclo de contratación del nuevo personal de enfermería. Proveerse de enfermeras fluctuantes, comprendía un tiempo de integración y otro de expulsión de esta fuerza de trabajo, en ese intervalo los servicios podrían paralizarse; para evitar este problema, se recurrió a la extracción de trabajo gratuito de enfermeras que se quedaban trabajando gratuitamente, entre el tiempo en que oficialmente acababa su contrato y una renovación de su contrato; se trató de una estrategia de los empleadores, bajo el argumento dirigido al personal  eventual, de que el trabajo gratuito les permitía “cuidar su trabajo”: 

“Nos daban por tres meses, cuatro meses, llegaba los que se cumplía eso, si quieres venir, bueno, ya sabes que, ¿no?, cuidar tu trabajo, tienes que venir ad honoren un mes, dos meses, y si sigues cumpliendo así, aunque sea área COVID, o no sea, igual vienes así, igual sigues viniendo así, en los pagos, sí también hubo retrasos, hubo retrasos en los pagos”[x]

Como menciona esta enfermera, cuidar tu puesto de trabajo en la pandemia significó, trabajar sin salario, “ad honorem”, por dos o tres meses. En este caso; nuevamente, la disponibilidad es la que cualifica la fuerza de trabajo de las enfermeras; concretamente, la disponibilidad a trabajar de manera gratuita durante el tiempo de desempleo, para acceder a un nuevo ciclo de empleo. La continuidad del servicio, con personal cualificado y con experiencia adquirida en la atención de pacientes COVID, fue sostenida sobre el trabajo no pago de las enfermeras. Es sintomático ver, cómo las formas de empleo eventual que, responden a una separación más amplia entre puesto de trabajo/empleo y trabajador, profundizan la articulación fluctuante (Castro, 2016)[xi] de las enfermeras con las instituciones de salud, estableciendo una contradicción entre las exigencias de funcionamiento continuo de los servicios de salud y la contratación fluctuante e inestable de personal médico y de enfermería.

CONCLUSIONES

La gestión de enfermeras fluctuantes(eventuales) durante la pandemia, en un contexto de déficit de personal de salud, facilitó su rápida incorporación en hospitales centinela, esto promovió su movilidad, desde centros de primer nivel a hospitales de segundo y tercer nivel. Mediante la estrategia de flexibilidad funcional, las direcciones de los hospitales centinela, gestionaron la fuerza de trabajo de las enfermeras eventuales como elemento de ajuste a las demandas del hospital, exponiéndolas a un mayor riesgo de contagio Sin embargo, esta flexibilidad funcional, también, sirvió para que las enfermeras se califiquen en áreas especializadas (terapia intensiva y quirófano) y con ello, logren una mayor cualificación de su fuerza de trabajo  en las áreas  que obtuvieron experiencia. En este caso, la flexibilización de los mecanismos de contratación fue acompañada de una mayor flexibilidad en la movilización interna de la fuerza de trabajo contratada, con motivo de la pandemia. Estas medidas rompieron con las normas y mecanismos que tradicionalmente, regulaban la movilidad de la fuerza de trabajo de enfermería.

Si bien la pandemia fue el contexto que permitió a las enfermeras, desde su vivencia, una movilidad laboral favorable, se convirtió, también, en la oportunidad para la consolidación de prácticas de sobreexplotación y extracción de trabajo gratuito, para sostener los servicios de salud. Podemos concluir que el déficit de personal en salud por parte del Estado, se basó en la cualificación a tiempo forzado de enfermeras, que a través de este procedimiento fueron movilizadas en tiempo récord desde hospitales de primer nivel a hospitales de segundo y tercer nivel, mientras que la continuidad de los servicios, se garantizó con el trabajo gratuito de enfermeras, que, obligadas por las circunstancias, tuvieron que “cuidar su supuesto de trabajo”.



[i] Instituto Nacional de Estadística (2023). Salarios y Remuneraciones del Sector Público (2014-2022). https://www.ine.gob.bo/index.php/comunicacion/publicaciones/

[ii] Alejo, Jimmy. et al. (2020). La salud pública en tiempos de COVID-19 y su impacto sobre la economía. La Paz: Friedrich Ebert Stiftung. https://library.fes.de/pdf-files/bueros/bolivien/19201.pdf

[iii] En el sistema de salud la jerarquización de las instituciones de salud tiene 4 niveles de atención: primer nivel en centros de salud, segundo nivel en hospitales generales, tercer nivel en hospitales especializados y cuarto nivel en institutos de alta complejidad.

[iv] Ortiz, Lourdes (15 de noviembre de 2020).  Caracterización del Sistema de Salud en Bolivia [Video]. YouTube. [Exposición en el marco del panel 5: Situación y desafíos del sistema de salud en Bolivia a propósito del COVID19]. https://www.youtube.com/watch?v=ZYHKrGZU_g0&t=844s

[v] En Bolivia se denominó Hospital Centinela a aquel hospital habilitado para recibir y tratar a la población enferma de COVID19

[vi] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[vii] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[viii] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera en el Hospital Solomon Klein

[ix] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[x] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[xi] Castro, Luis F. (2016). Obreros fluctuantes frente a la dominación patronal. El caso de la Refinería Gualberto Villarroel en Bolivia. La Paz: Muela del Diablo Editores y Llank’aymanta.

viernes, 12 de abril de 2024

Exigencias psicoafectivas y trabajo asalariado de enfermeras en hospitales públicos de Cochabamba durante la pandemia

 


Luis Fernando Castro


INTRODUCCIÓN.

Una línea de investigación dentro de los estudios del trabajo se ha dedicado a estudiar la enfermería como trabajo de cuidado. El trabajo de enfermería en cuanto trabajo dirigido a otro vulnerable, requeriría no solo de la puesta en marcha de conocimientos y competencias sobre el tratamiento médico que se aplica al enfermo o a ese otro vulnerable (poner inyecciones, aplicar tratamiento intravenoso, revisión de signos vitales, etc.); sino también, de ciertas habilidades emocionales, o sea, de la capacidad de brindar afectos de compasión y empatía (Molinier, 2018[i]; Wlosko y Ros, 2018[ii]; Balzano, 2018[iii]). Si bien lo emocional y afectivo puede ser un elemento que aparece en el trabajo de cuidar enfermos o personas vulnerables, es necesario ubicar su lugar dentro de una característica del trabajo de enfermería:  el de trabajo asalariado. Es este último aspecto, a nuestro parecer central, el que permea la forma en que se presenta lo emocional y lo afectivo en el trabajo de enfermería. Creemos que es necesario explicar cómo estas exigencias psicoafectivas, aparecen o se desarrollan dentro de las relaciones salariales, en tanto relaciones de subordinación y hegemonía, qué tensiones se producen, entre las exigencias de un trabajo volcado al cuidado de otros vulnerables y las exigencias emergentes de su carácter heterónomo[iv] y condicionado.

Para realizar esta explicación, nos centramos en el estudio de las prácticas laborales de las enfermeras de hospitales públicos de Cochabamba durante la emergencia sanitaria por COVID19. Nuestro objetivo es saber: cuál es la relación entre las exigencias psicoafectivas del trabajo de enfermería y su carácter asalariado, en el contexto de la pandemia por COVID19.

1. LAS HABILIDADES EMOCIONALES Y AFECTIVAS DENTRO DE LAS RELACIONES SALARIALES

Fuente: https://www.lostiempos.com/
Analizar el trabajo de enfermería exige situarlo dentro de la estructura de relaciones sociales en la que se desenvuelve. El primer aspecto a tomar en cuenta, es su carácter asalariado. Para esto, delimitamos la “naturaleza” de las relaciones que se trazan en el “que hacer” enfermero dentro de las instituciones de salud, este aspecto permite en primer lugar, separar el trabajo enfermero de las otras actividades de cuidado en las que no median relaciones capitalistas de producción del servicio de salud, de manera directa.

Las enfermeras que trabajan cuidando enfermos en las instituciones de salud; realizan esas tareas de cuidado en tanto es parte del trabajo que acordaron efectuar por un salario.  Este trabajo que aceptan de “manera voluntaria” está condicionado por fuerzas impersonales que constriñen su acción, en este caso, necesitan un empleo remunerado para vivir; realizan el trabajo de enfermería, pero a cambio esperan recibir un salario.

Entonces, el trabajo de enfermería en tanto trabajo asalariado esta atravesado por dos hechos fundamentales de las relaciones sociales capitalistas: la separación entre trabajo y fuerza de trabajo (Naville, 1976[v]) y por el hecho de que, las relaciones salariales de trabajo, son relaciones de subordinación, y hegemonía (Marx, 1986[vi]).

En el primer aspecto, queremos resaltar el carácter condicionado de la presencia de las enfermeras de los hospitales públicos, en tanto trabajadoras asalariadas vinculadas a un puesto de trabajo, obligadas a vender su fuerza de trabajo a un patrón. Su vinculación a una institución de salud como asalariadas, depende de una serie de mecanismos y practicas definidos por la patronal.

Esta relación asalariada, que media la vinculación de la enfermera a un puesto de trabajo, está atravesada por relaciones de subordinación y hegemonía, donde la enfermera no es libre de decidir los ritmos de su trabajo, ni su movilidad al interior del hospital, sino que estos ritmos, tareas y movilidad están determinados por sus patrones. El margen de libertad en el desempeño de las tareas asignadas a los asalariados está en función de su adaptabilidad, así pues, la diferencia entre trabajo prescrito y trabajo real señalada por Dejours (2015[vii]) responde a esta dimensión.

Los trabajos que hacen énfasis en la dimensión del cuidado que comporta el trabajo de enfermería, se han concentrado en analizar el contenido de las tareas de las enfermeras identificando que requieren “del aprendizaje de destrezas tanto técnicas como emocionales. En efecto, no basta con la experticia para poner una sonda o para administrar medicación: es preciso aprender a poner en práctica determinadas habilidades como la empatía, la escucha, el diálogo, la ternura y la compasión” (Wlosko y Ross, 2018: 165). Para los investigadores de la línea del trabajo de cuidado: “una de sus características cruciales es que el cuidado es un trabajo en el que no se pueden disociar las tareas materiales del trabajo psicológico que éstas implican. Dicho de otro modo: el cuidado denota la dimensión propiamente afectiva que se moviliza al realizar cierto tipo de actividades que requieren en gran parte, ser realizadas con ‘ternura’ o ‘simpatía’” (Molinier, 2018: 191).

Si bien el contenido del trabajo de enfermería requiere habilidades relacionales de carácter afectivo[viii] y emocional[ix] (que las englobaremos dentro de lo psicoafectivo), es preciso considerar que la puesta en marcha de estas habilidades se realiza dentro de relaciones salariales, en tanto trabajo subordinado bajo la hegemonía patronal; en consecuencia, condicionado por una relación de intercambio de salario por trabajo.

Nuestra hipótesis es que: Las expresiones de afectos están atravesadas por la condición asalariada de las enfermeras. Tanto las “habilidades emocionales” como la “expresión de afectos”, están enmarcados dentro de lo que consideran ellas, la realización de un “buen trabajo” o como la habilidad que se requiere para responder en situaciones límite.

2. Sistema de salud precario y trabajo asalariado

Fuente: https://eju.tv/

Una de las características particulares del sistema de salud en Bolivia es el alto nivel de precariedad en cuanto a infraestructura en salud y cantidad de personal médico y enfermero. En un informe realizado el 2013 en coordinación con el Ministerio de Salud y Deportes y la OMS, se identificó avances insuficientes en el crecimiento de la “razón de densidad de recursos humanos” de salud, mientras que Bolivia presentaba una razón de 14,4 profesionales de salud por cada 10.000 habitantes en los países vecinos la razón de era de 25 profesionales por cada 10.000 habitantes (Barrero, 2013[x]); en consecuencia, Bolivia es uno de los países que tiene los niveles más bajos de cobertura de salud pública en la región.

Si bien el presupuesto destinado a los servicios de salud creció de $420 millones de dólares en 2006 a $1.875 millones de dólares en 2016 (Salazar y Rocha, 2020[xi]), este incremento fue insuficiente frente al aumento de la población y de la demanda del servicio de salud, de manera que la situación de precariedad no cambió sustancialmente[xii]. Por otro lado, si se valora el incremento presupuestario en salud, con relación a la inversión pública total, se observa una reducción porcentual. Si en el año 2000 el 10,4% de la inversión pública se destinó a la salud, para el año 2012 esta cifra cayó al 3,2%, y en los años posteriores no superó el 5% (Salazar y Rocha, 2020).

Para el año 2020 cuando inicia la pandemia, un informe de la Defensoría del Pueblo sobre las condiciones de trabajo del personal de salud durante el primer año de la pandemia, muestra con diversos testimonios, que en la mayor parte de los hospitales públicos no se contó con la suficiente dotación de implementos de bioseguridad. Las protestas frente  a los medios de prensa, por parte de los trabajadores de salud, movilizó a alcaldías y al gobierno central, para invertir fondos en la compra de material de bioseguridad; por otro lado, el informe indica que el personal eventual contratado para la contención de la pandemia, realizó protestas por la falta de pago de salarios, de hecho, varios médicos informan que al personal de salud con contrato de consultoría no se les pagó durante 2 o 3 meses seguidos (Defensoría del Pueblo, 2020[xiii]). Por otro lado, el informe de Alejo Aguirre, Salvatierra y Tamayo (2020)[xiv], muestra que, al inicio de la pandemia, se identificó una sobre carga de trabajo del 30% para cada enfermera. La contratación de 5000 profesionales de salud en julio de 2020, estaba lejos de solucionar este problema, solo fue un paliativo frente al colapso de los hospitales. Esta política se mantuvo incluso después de retorno del MAS al poder del Estado, en octubre de 2020[xv].

La insuficiencia de personal fue cubierta con el mismo número de trabajadores, mediante una extensión o una intensificación de la jornada de trabajo. En el caso de las enfermeras de hospitales públicos, todas afirman que el número de pacientes a atender, subió sustancialmente durante la pandemia, en otros casos, este incremento se relacionó con la baja de varias enfermeras por contagio de COVID.

3. EXIGENCIAS PSICOAFECTIVAS Y TRABAJO ASALARIADO EN EL CASO DE LAS ENFERMERAS DE COCHABAMBA EN EL SECTOR PUBLICO

Fuente: https://www.opinion.com.bo/

En el caso de las enfermeras de los hospitales públicos de Cochabamba, que trabajaron durante la pandemia, muchas de ellas admiten que la necesidad de mantener su empleo, las impulsó a permanecer en sus puestos de trabajo incluso durante la pandemia. Para varias enfermeras, renunciar a su trabajo era quedarse en la deriva, sin posibilidades de cubrir sus necesidades básicas, al punto de que varias de ellas enfermas o con los síntomas de COVID 19, se obligaron a asistir a su trabajo:

“Sí, enfermaron, tuve una compañera que igual, también sigue trabajando aquí, llegó incluso con oxígeno, llegó con oxígeno, estuvo tan mal, que tenemos que camuflarnos entre nosotras, cubrir a la compañera, la pusimos en una sala, y le colocamos el oxígeno, le sacamos su máscara , todo y le pusimos oxígeno, porque ya estaba desaturando a la compañera, ha llegado a desaturar, nos asustamos también, porque era compañera, ¿no? , hemos estado casi todo el turno, hemos seguido colocando los medicamentos, el médico también nos dijo, "que donde estaba la compañera" así, pero no ,decimos que está mal, o nombrar a la jefatura diciendo , está mal, , ¿no? , porque ya nos observaban, podían decir , ¿no?, "andaba descansando nomas en tu casa… (…) No te contaban ya pues, ya no recibía su pago del día, en esa parte, ¿no?” (Extracto de una entrevista a una enfermera del Hospital del SUD-CB)

 Como se capta en la entrevista, en su condición de asalariadas bajo contrato de consultoría, al no tener derecho a vacación, cualquier falta al trabajo por enfermedad significaba un descuento del salario; en ese marco, la asistencia obligatoria a su trabajo estuvo sujeta al carácter condicionado de su vínculo con su puesto de trabajo; quedarse en casa recuperándose de la enfermedad, podía costarles ese puesto; de manera que, la permanencia en el trabajo, en condiciones de extrema incertidumbre, por la posibilidad del contagio, el desconocimiento de la enfermedad y la precariedad de las condiciones de trabajo, estuvo motivada por el miedo a quedarse desempleadas. Para enfrentar el sufrimiento de ir a un trabajo que las ponía en primera línea de contacto con la enfermedad, varias de ellas apelaron al compromiso que tenían con su oficio o profesión:

“yo decía no, también : soy profesional y sé lo que tengo que hacer, como profesional lo voy a hacer", dije, con mi esposo igual ya hable, tengo también mis hijos pequeños, “Pero está arriesgando a tus hijos, si , lo sé, pero estamos en una situación muy grave, no puedo estar aquí nomás, viendo lo que está pasando afuera, teniendo el conocimiento, todas las habilidades que puedo hacer, tratar de ayudar” (Extracto de una entrevista a una enfermera del Hospital del NORTE-CB)

Su condición asalariada, condiciona la movilización subjetiva de las enfermeras respecto a las decisiones de su propio trabajo y la canalización de sus emociones. En este sentido, una de las primeras exigencias psicoafectivas de las enfermeras que enfrentaron la pandemia, fue la superación del afecto de miedo. Como indica Heller (1993)[xvi], un afecto puede reprimir otro; en este caso, la superación del miedo al contagio por COVID 19, fue suprimido por emociones de miedo más profundas, como el miedo a quedar sin empleo con la consecuente incertidumbre económica. En estas condiciones, la emoción del compromiso con su oficio, fue un recurso subjetivo, para superar el miedo al contagio.

La normalización de los afectos fue otro recurso para enfrentar la atención de pacientes que llegaban demandando atención. Como cuentan las enfermeras, en un ambiente donde el oxígeno y las camas era insuficientes, para satisfacer la demanda, la única forma de lidiar con la desesperación de los pacientes era tratar de tranquilizarlos, de calmar momentáneamente su angustia con un trato compasivo. La falta de equipos para la atención de pacientes, la saturación de las salas de internación, que provocaba la desesperación de los pacientes, fue respondida por las enfermeras, con un esfuerzo emocional, para generar expresiones afectivas de calma dirigidas a los pacientes. Al respecto, una enfermera manifestaba: “si era triste ¿no?, era darles un abrazo, un abrazo de la vida porque perdían a sus familiares, y no solo familiares, si no a los mismos pacientes, yo les daba un abrazo, yo sé que no tenía que tener ese contacto directo” (Extracto de entrevista a una enfermera del Hospital Solomon Klein-CB).

Con el tiempo, este esfuerzo psicoafectivo fue reemplazado por la rutina de trabajo y la lejanía afectiva respecto de los pacientes, tal como cuenta otra enfermera:

“Entonces dejabas ese cupo y empezaba otro a usar ese cupo, bien cotizado se podría decir el  hospital, porque que a veces no había espacio, entonces tenías que esperar a que uno fallezca para que el otro entre ¿no?, y así… después,  ya en los próximos turnos, ponías donde se ha visto digamos, que hemos visto si han fallecido dos… eh… por lo que ha  fallecido tres y, bueno, ahí ya no sé… y te vas acostumbrando ¿no?... ósea a la misma rutina ya… ya…  no te querías encariñar con nadie preferible mirarlos de la puerta, ir administrar medicamentos, y salir tal vez los animamos un poco… si los animamos un poco, tratabas de que… porque salir de esa depresión era difícil” (Extracto de entrevista a una enfermera del Hospital Solomon Klein-CB).

En este caso, la enfermera cuenta cómo, para preservarse del dolor que le generaba la perdida de pacientes con los que tuvo una cercanía afectiva, tuvo que recurrir al alejamiento y la apatía frente a la desesperación de los enfermos. La enfermera cuenta como tuvo que buscar junto a sus compañeras, estrategias de alejamiento para soportar el sufrimiento en el trabajo. Podríamos decir que las enfermeras recurrieron a estrategias defensivas (Dejours, 2015) como la apatía o el alejamiento emocional, para preservarse del sentimiento de dolor. Este alejamiento que se da mediante la normalización de las expresiones afectivas, significa que, en las condiciones del trabajo asalariado, mantener un estado de expresión afectiva con los enfermos es insostenible en el tiempo, más aún cuando existe una sobrecarga de trabajo y condiciones precarias para la atención de pacientes.

Aquí se ponen en tensión las exigencias psicoafectivas del cuidado de enfermos con las propias condiciones del trabajo asalariado. Mientras la expresión de afectos requiere que las enfermeras tengan un espacio de reposición y asimilación de las emociones y afectos vividos en el espacio del hospital, el trabajo asalariado exige la continuidad del servicio con la menor cantidad de personal posible, intensificando y prolongando el trabajo de cuidado de las enfermeras. En estas condiciones, los equipos de enfermería optan por otras estrategias que van en contra de estas exigencias psicoafectivas, algunas enfermeras comentan que se recurría a la medicación de los pacientes ansiosos. En otros casos, se recurría a reducir la atención de enfermos a las mínimas exigencias técnicas, así la enfermera ya no se comunicaba con el paciente, sino que realizaba la administración de su mendicación lo antes posible, para permanecer el menor tiempo en la sala aislada.

CONCLUSIONES

El análisis de algunas actuaciones laborales de las enfermeras de hospitales públicos de Cochabamba durante la emergencia sanitaria, nos han permitido una aproximación a cómo se llevó adelante el trabajo de enfermería en un contexto de pandemia que removió la cotidianidad de su espacio de trabajo y las enfrentó a una situación de incertidumbre, miedo e intensificación del trabajo, por el número creciente de enfermos por COVID19.

En este contexto, logramos entender que las exigencias psicoafectivas tienden a difuminarse en cuanto la lógica de la condición salarial presiona sobre las propias capacidades físicas y subjetivas de las enfermeras. En los hospitales públicos, con condiciones precarias y una rápida subida de número de enfermos que colapsó sus espacios; a las enfermeras se les dificultó aplicar un esfuerzo psicoafectivo continuo y recurrieron a estrategias que les ayudaron a proteger su salud mental, contra al dolor y el cansancio emocional, frente a la exigencia de continuidad del trabajo asalariado

En este sentido, si bien un componente del trabajo de cuidado podría tener relación con la movilización de las emociones y la expresión afectiva hacia el otro que se cuida; en el caso del trabajo salariado de cuidado, como el que realizan las enfermeras en instituciones de salud, esta relación se difumina y genera contradicciones, debido a que las relaciones salariales imponen una dirección diferente a la que exige un trabajo de cuidado: intensificación y alargamiento de jornada laboral, escasez de insumos y equipamiento,  en la perspectiva de reducir costos de operación de los servicios de salud.  Responder a las exigencias psicoafectivas del cuidar a otros en el marco de las relaciones asalariadas puede cumplirse durante un tiempo solo a costa de la propia salud de las enfermeras y del desgaste físico y mental que esto implica.


[i] Molinier, P. (2018) El cuidado puesto a prueba por el trabajo. Vulnerabilidades cruzadas y saber-hacer discretos. En Borgeaud-Garciandía N. (comp.) Trabajo de cuidado (p. 187-211). Fundación Medifé Edita.

[ii] Wlosko, M.  y Ros, C. (2018) La profesión enfermera y el trabajo de cuidado. Puntuaciones de investigación a la luz de la psicodinámica del trabajo y la teoría del care. En Borgeaud-Garciandía N. (comp.) Trabajo de cuidado (p. 161-182). Fundación Medifé Edita.

[iii] Balzano (2018) Cuidado e identidad en el quehacer enfermero en la Colonia Montes de Oca. En Borgeaud-Garciandía N. (comp.) Trabajo de cuidado (p. 137-160). Fundación Medifé Edita.

[iv] Nos referimos a un trabajo constreñido por fuerzas externas que rigen su desarrollo.

[v] Naville, P. (1957) De l´aliénation à la jouissance. Genèse de la sociologie du travail chez Marx et Engels; Marcel Rivière, París.

[vi] Marx, Karl (1986) El capital, Cap. VI (inédito). Editorial Siglo XXI.

[vii] Dejours Ch. (2015). El sufrimiento en el trabajo. Buenos Aires.  Topía Editorial PIETTE. Lumen Humanitas.

[viii] Agnes Heller indica que los afectos, a diferencia de las emociones, son sentimientos activados por la presencia de un “estímulo percutor concreto” que derivan en una expresión concreta, lo que caracteriza a los afectos es la triada “estimulo percutor-impacto sentimental-expresión”, así pues, es posible disminuir el afecto apartando la atención de su objeto, por otro lado, un afecto puede reprimir a otro de manera que también se pueden sublimar y canalizar. Para Heller los afectos pueden tener como base un impulso o una emoción, son la derivación expresiva de estas, pero no siempre necesitan de base a una de estas para ser, así, por ejemplo, el afecto de tristeza puede estar o no vinculado a la tristeza como emoción. El caso es que lo especifico de los afectos es que son estímulos sentimentales que se generan por estímulos externos y que pueden estar conectados a emociones o impulsos internos, pero que a diferencia de las emociones necesariamente derivan en una expresión corporal concreta en alguna (Heller, A. (1993) Teoría de los sentimientos. Fontamara).

[ix] Agnes Heller indica que las emociones a diferencia de los afectos son sentimientos cognoscitivo-situacionales e idiosincráticos, las emociones se adquieren socialmente, pero a diferencia de los afectos estas no necesariamente tienen una expresión corporal especifica o a veces no cuentan con alguna, estas no pueden ser entendidas al margen de la situación y solo pueden ser interpretadas dentro de esta. Como la emoción de conmoverse por escuchar una canción que puede derivar en la expresión afectiva de llorar, solo podremos entender si esa persona llora por la emoción de conmoverse si entendemos la situación concreta. Por tanto, la emoción es un sentimiento al mismo interno y complejo adquirido, mas no siempre expresado (Heller, A. (1993) Teoría de los sentimientos. Fontamara).

[x] Barrero, C. (2013). Documento Técnico Segunda Medición de las Metas Regionales de Recursos Humanos en Salud Metas – Bolivia. Disponible en: https://www.observatoriorh.org/sites/default/files/webfiles/fulltext/2013/segunda_medicion_metas_bol.pdf

[xi] Salazar, H. y Rocha, M. (2020) Bolivia frente a la Covid-19. Entre la precariedad en salud y la gestión improvisada. Disponible en: https://rosalux.org.ec/pdfs/BoliviaFrentealaCOVID19.pdf

[xii] Una prueba de ello es que el porcentaje de camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes no cambió sustancialmente si en el 2006 se estimaba 1,1 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes para el 2018 el índice solo subió 1,28 (Salazar, H. y Rocha, M. (2020) Bolivia frente a la Covid-19. Entre la precariedad en salud y la gestión improvisada. Disponible en: https://rosalux.org.ec/pdfs/BoliviaFrentealaCOVID19.pdf)

[xiii] Defensoría del Pueblo (2020). Salud, derechos humanos y COVID-19 en Bolivia. Disponible en: https://www.defensoria.gob.bo/uploads/files/informe-defensorial-salud-derechos-humanos-y-covid-19-en-bolivia.pdf

[xiv] Alejo, J.; Aguirre, V.; Salvatierra, R. y Tamayo, C. (2020). La salud pública en tiempos de COVID-19 y su impacto sobre la economía. Friedrich Ebert Stiftung. Disponible en:   https://library.fes.de/pdf-files/bueros/bolivien/19201.pdf

[xv] Los años posteriores de pandemia (2021 y 2022), la contratación de trabajadores con contratos eventuales en calidad de consultores, sin derecho a beneficios laborales como vacaciones, seguro de salud y estabilidad laboral, ha sido una política que manifiesta dos tendencias: 1. Que aun en un momento de emergencia sanitaria los gobiernos de turno no han considerado incrementar de manera permanente el personal de salud en el sistema público y 2. Que cualquier incremento de personal se va a realizar en función de una racionalización de costos laborales.

[xvi] Heller, A. (1993) Teoría de los sentimientos. Fontamara.


jueves, 28 de diciembre de 2023

El crecimiento del trabajo no productivo como síntoma de desenvolvimiento de las contradicciones del capitalismo

 

 

Tania Aillón Gómez


1. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN

El aumento de la productividad del trabajo, que ensancha las posibilidades de los empresarios, para competir en los mercados, se basa en el desarrollo continuo de las fuerzas productivas, un proceso que se caracteriza por la sustitución de una mayor cantidad, en términos relativos, de trabajo vivo (trabajadores) por trabajo muerto (medios de producción) (elevación de la composición orgánica del capital). Esta expulsión de trabajo vivo de la esfera productiva es una de las causas de la tendencial caída de la tasa de ganancia, asociada al aumento de la composición orgánica del capital.  Esta relación se la puede observar en la información que a continuación se expone.

GRAFICO 1. RELACIÓN ENTRE COMPOSICIÓN ORGÁNICA DEL CAPITAL Y TASA DE GANANCIA EN EL G20 (1950-2016)[i]

 


Con datos que abarcan seis décadas de desarrollo capitalista en el grafico precedente, se observa la tendencial caída de la tasa de ganancia en los países capitalistas más desarrollados del planeta, una caída que se relaciona con los momentos en que aumenta la composición orgánica del capital, es decir, en que se sustituye en mayor grado, trabajo vivo con trabajo muerto: “[P]ara todo el período 1950-2017, la tasa de ganancia del G20 cayó más del 18%, la composición orgánica del capital aumentó un 12,6% y la tasa de plusvalía en realidad cayó más del 8%” (Roberts, 2020) [ii].

GRÁFICO 2. TASA DE GANANCIA PROMEDIO (PONDERADA) DE LOS ACTIVOS FIJOS PARA LAS PRINCIPALES ECONOMÍAS DEL G20(1950-2016)[iii]

 


 

Para el mismo periodo, en el grafico precedente, se muestra la tendencial caída de la tasa de ganancia a largo plazo, desde la edad de oro del capitalismo (los treinta gloriosos) hasta años más recientes, en los que Roberts (2020) identifica la larga depresión a la que se enfrenta el sistema desde fines de los años noventa.

El aumento de la composición orgánica del capital se produce, inicialmente, en el sector de la industria propiamente dicha, lo que impulsa el desplazamiento de fuerza de trabajo de este sector al de servicios. La siguiente información muestra esta tendencia en los países avanzados.

CUADRO 1. EVOLUCIÓN DEL EMPLEO EN SERVICIOS EN ALGUNAS ECONOMÍAS AVANZADAS (PORCENTAJE SOBRE EL TOTAL DE OCUPADOS)[iv]

 


 Tanto en las economías centrales como en las economías latinoamericanas, el crecimiento del sector servicios como proveedor de empleo es continuo. Los datos de cuadro siguiente muestran esta tendencia, más marcada en los países latinoamericanos de mayor desarrollo relativo, como Argentina y Brasil.

 

CUADRO 2. EVOLUCIÓN DEL EMPLEO EN SERVICIOS EN AMÉRICA LATINA (POR PAÍSES; EN PORCENTAJE SOBRE TOTAL EMPLEO)[v]

¿Qué tipo de trabajo realizan los asalariados en estos espacios de expansión del capitalismo? ¿Qué función cumple el trabajo implicado en los servicios?  A responder estas preguntas se dedica este artículo, porque pensamos que la amplitud que cobran las actividades en los servicios, son un indicador de las contradicciones del capitalismo que delinean rasgos fundamentales del trabajo en nuestra época. 

2. LA APARENTE CONTRADICCIÓN SOBRE LA DEFINICIÓN DEL TRABAJO PRODUCTIVO E IMPRODUCTIVO EN MARX

 De acuerdo a la definición de Marx, el trabajo realizado en la esfera de la circulación no es un trabajo productivo: “[D]esde el punto de vista del proceso capitalista de producción, se agrega la determinación más precisa de que es productivo aquel trabajo que valoriza directamente al capital o que produce plusvalía” (Marx, 1986, p. 77)[vi].  En este sentido, respecto del trabajo realizado en la esfera del comercio o del capital dedicado al tráfico de dinero (capital bancario), Marx será categórico al manifestar que, tanto el capital comercial como el capital bancario, se apropian de una parte de la plusvalía generada en la esfera  productiva; el uno, como facilitador de la realización del capital productivo y el otro, como prestamista de los recursos dinerarios, para que el capital productivo  produzca sin periodos considerables de  interrupción (Marx, 1976). Se trata de sectores económicos que no producen plusvalía, pero coadyuvan a que se acorte el periodo en que la misma se realiza y se produce.

Esta definición de Marx (1976) sobre el trabajo productivo; sin embargo, se matiza cuando busca precisar de donde surge la ganancia comercial, para esto se refiere al papel que cumplen los trabajadores ubicados en el sector mercantil contratados por el capital comercial: Marx (1976) manifiesta que, si bien, el trabajo no retribuido del trabajador implicado en la esfera de la producción crea directamente plusvalía, para el capital productivo, el trabajo no retribuido de los trabajadores asalariados comerciales o de servicios (con excepción del servicio de transporte que si es directamente productivo)[vii], a la vez que coadyuva a una rotación más acelerada del capital productivo, posibilita al capital comercial y o de servicios, su participación en la plusvalía producida en la esfera productiva.  En consecuencia, el trabajo implicado de forma directa en la producción y el trabajo efectuado para la realización de la plusvalía (circulación, distribución, conservación) tienen en común el servir a la valorización del capital, el uno como productor directo de plusvalía, el otro como reductor de costos de realización o conservación. Mientras uno es trabajo productivo el otro sin ser trabajo productivo en los términos de Marx (productor directo de plusvalía) es un trabajo que reduce los costos de realización y conservación, a la vez que acelera la rotación del capital, favoreciendo su rentabilidad, Marx señala en este sentido:

“[E]l trabajador de comercio no produce plus valor en forma directa. Pero el precio de su trabajo está determinado por el valor de su fuerza de trabajo, es decir, de sus costos de producción, mientras que el ejercicio de esa fuerza de trabajo, en cuanto tensión, despliegue y desgaste de dicha fuerza, no se halla limitado en modo alguno, como en el caso de cualquier otro asalariado, por el valor de su fuerza de trabajo. Por ello, su salario no guarda relación necesaria alguna con la masa de la ganancia que ayuda a realizar al capitalista. Lo que le cuesta al capitalista y lo que le reporta, son dos magnitudes diferentes. Le reporta algo no por el hecho de crear directamente plus valor para él, sino porque lo ayuda a disminuir los costos de la realización del plus valor, en la medida en la que efectúa trabajo, en parte impago” (Marx, 1976, p.384)[viii].

En la medida en que, para el capital invertido en la esfera de la circulación (capital comercial y/ de servicios), el trabajo gratuito actúa como reductor de costos de realización o conservación, es considerado como trabajo productivo para el capitalista que invierte en estas esferas, aunque, Marx precisa en este sentido:

“[A]l capital industrial, los costos de circulación le resultan gastos varios, y lo son para él. Para el comerciante resultan la fuente de su ganancia, la cual — supuesta la tasa general de ganancia— se halla en proporción con la magnitud de dichos costos. Por ello, el desembolso que debe efectuarse en estos costos de circulación es una inversión productiva para el capital comercial. Y, en consecuencia, para él también es directamente productivo el trabajo comercial que compra” (Marx, 1976, pp. 385)[ix].

Esta apropiación de una mayor porción de la plusvalía social producida en la esfera productiva, no sería posible sin la participación de estos trabajadores que aportan a una reducción de costos de producción de los servicios o de la realización del capital productivo, desempeñando un trabajo que va más allá en tiempo e intensidad, que el valor que se le reconoce como salario. Así, se observa una aparente contradicción: Marx, por una parte, afirma, que solo es productivo el trabajo que de manera directa contribuye a la creación de plusvalía, a la vez que define como trabajo productivo al trabajo que ayuda a que el capital invertido en el comercio o en los servicios (con excepción del servicio del trasporte), se   apropie de una mayor cantidad de plusvalía generada en el ámbito de la producción

 ¿Cómo se resuelve esta aparente contradicción sobre la definición del trabajo productivo e improductivo?

Se resuelve tomando en cuenta las dos perspectivas desde las que se ubican las reflexiones de Marx sobre el trabajo productivo e improductivo. Desde la perspectiva del capitalista individual, que contrata trabajo asalariado en la esfera del comercio y/o de los servicios, sus trabajadores son productivos para él, porque le permiten apropiarse de una alícuota de la plusvalía social; pero cuando Marx se refiere a la reproducción global del capital, que pasa por sus distintas fases (productivo, mercantil, financiero), el único trabajo que genera plusvalía, es el que se realiza en la fase  del capital productivo y en consecuencia, el trabajo invertido en ella, es el único trabajo productivo. Cabe; sin embargo, aun otra precisión; si bien el capital invertido en sector del comercio o de servicios (que a medida que se desarrolla el capitalismo se separa del capital productivo) no está implicado de manera directa en la producción de plusvalor, como mencionamos, juega un papel importante para acelerar la rotación del capital invertido en la producción (Marx, 1976). Un rasgo del capital comercial (que es también, parcialmente característico del capital invertido en el área de servicios), es que reduce el tiempo de rotación del capital productivo circulante, para viabilizar el aumento de la masa de plusvalía producida anualmente; por esto, participa de la plusvalía total social con la ganancia media (Marx, 1976)[x].  En consecuencia, si el trabajo no retribuido del trabajador implicado en la esfera de la producción crea directamente plusvalía para el capital productivo, el trabajo no retribuido de los trabajadores asalariados comerciales o de servicios (con excepción del servicio de transporte), a la vez que coadyuvan a una rotación más acelerada del capital productivo, incrementando sus posibilidades de rentabilidad, posibilita al capital comercial y o de servicios, su participación en la plusvalía producida en la esfera productiva.  De ahí que, tanto el trabajo implicado de forma directa en la producción como el trabajo invertido en la realización de la plusvalía (circulación, distribución, conservación) tienen en común el servir a la valorización del capital, el uno como productor directo de plusvalía, el otro como reductor de costos de realización o conservación.

3. A MODO DE CONCLUSIÓN:  EL SIGNIFICADO DEL CRECIMIENTO DEL TRABAJO NO PRODUCTIVO DENTRO DE LA REPRODUCCIÓN DEL CAPITAL GLOBAL.

Como observamos, a medida que se desarrolla el capitalismo, toma preeminencia el trabajo desarrollado en la esfera de la circulación, más precisamente en el sector servicios de la economía, el trabajo que no produce plusvalía de manera directa, aunque ayuda a su realización.  El desarrollo del capitalismo resulta en una creciente socialización del trabajo, que en la era digital alcanza niveles sin precedentes. El uso de las TIC permite organizar el trabajo a nivel planetario, una ilustración es la organización del trabajo que se conoce como Crowdwork, realizado a través de comunidades planetarias adaptables de trabajadores, que  con el recurso de la subcontratación, se organizan como constelaciones de equipos, que pueden ser unidos entorno a objetivos específicos y cuyos miembros trabajan de forma fluida con un grado de flexibilidad en el trabajo, que implica su constante cambio de acuerdo a los requerimientos del proyecto en curso. Se trata de un proceso que corrobora el célebre pasaje de Marx, referido a la creciente socialización del trabajo que caracteriza al desarrollo capitalista: [C]on el desarrollo de la subsunción real del trabajo en el capital o del modo de producción específicamente capitalista, no es el obrero individual, sino cada vez más una capacidad de trabajo socialmente combinada, lo que se convierte en el agente real del proceso laboral en su conjunto” (Marx, 1986, p.78)[xi].

Es decir, la socialización del trabajo provocada por la penetración del capital en las diversas esferas, integra cada vez más las tareas y funciones en una fuerza de trabajo colectiva; si a este proceso, se suma el aumento sin precedentes de las funciones intermedias (financieras, comerciales, de recreación, etc.), el trabajo implicado en actividades de servicios en la esfera de la circulación, cobra cada vez más relevancia, no solo por la necesidad de acelerar la rotación el capital, como habíamos mencionado; sino también,  por la contracción de espacios de valorización del capital en la esfera productiva y  la dificultad de realización que aqueja al capitalismo tardío (Mandel, 1979)[xii], que  provoca prolongadas crisis de sobreproducción[xiii].  Esto convierte a las inversiones realizadas en el espacio de la circulación en estratégicas para la reproducción del capital, por lo que el trabajo implicado en el sector servicios es; también, como indicamos, un trabajo estratégico para la rentabilidad del capital[xiv].

En consecuencia, la expansión del sector servicios es el resultado del desenvolvimiento de las contradicciones del capitalismo, que, por una parte, desarrolla las fuerzas productivas al punto en que se torna innecesaria una cantidad cada vez más grande de trabajo para producir una determinada masa de productos. Esto lleva al crecimiento de los desempleados y /o subempleados, que no tienen la posibilidad de responder desde la demanda, a la gran capacidad de oferta que tiene la economía capitalista, lo que se traduce en continuas crisis de sobreproducción. Estas contradicciones explican el crecimiento del trabajo improductivo desde la perspectiva de la reproducción del capital global, porque la fuerza de trabajo superflua en la esfera productiva se refugia en los servicios, donde las inversiones capitalistas buscan una salida a sus crisis de sobreacumulación de capitales.

En la medida en que el crecimiento del trabajo en los servicios es el resultado del aumento de la productividad del trabajo en la esfera de la producción, a su vez, es una manifestación del crecimiento de un tiempo de no trabajo en el capitalismo, de un tiempo ya superfluo para producir riqueza social a medida que la productividad del trabajo se eleva.   Si este desplazamiento del trabajo de la industria a los servicios surge de la dialéctica de la producción capitalista; es decir, de sus propias contradicciones, es importante no aferrarse al carácter productivo como connotación positiva del trabajo, sino más bien, pensar en que la expansión del trabajo improductivo en el sector servicios, es un indicio de la posibilidad que brinda el alto desarrollo de las fuerzas productivas de disfrutar de un tiempo de no trabajo. Se trata de una ventana de visibilidad, para observar que la sociedad puede organizar su economía con la mínima participación del trabajo vivo, mientras   una gran cantidad de energía humana puede destinarse a organizar la distribución, el consumo y disfrute colectivos, sin la mediación del mercado, ni de la ganancia privada como fin. Un tiempo de trabajo liberado, que mediado por la relación salarial de compra venta de la fuerza de trabajo, es convertido en desempleo y/o subempleo.  Es decir que, las grandes posibilidades de desarrollo de las necesidades culturales de la población trabajadora (educación, atención médica, actividad recreativa y creativa), creadas por la creciente productividad del trabajo y la correspondiente limitación del tiempo de trabajo necesario para la producción, se convierten, en el capitalismo, en precariedad, penuria y miseria, para la población desocupada que se expande mundialmente. 



[i] Fuente: Penn World Tables, cálculos del autor (Michael Roberts, 2020).

[ii] Michael Roberts (2020). Más sobre la tasa de ganancia mundial. En Sin Permiso. Disponible en : https://www.sinpermiso.info/textos/mas-sobre-la-tasa-de-ganancia-mundial

[iii] Fuente: Penn World Tables, cálculos del autor (Michael Roberts, 2020). Para todo el período 1950-2017, la tasa de ganancia del G20 cayó más del 18%, la composición orgánica del capital aumentó un 12,6% y la tasa de plusvalía en realidad cayó más del 8%. En la edad de oro, la tasa de ganancia subió un 11%, porque la tasa de plusvalía aumentó más (16%) que la COC (4%). En la crisis de rentabilidad de 1966-82, la tasa de ganancia se desplomó un 35% porque, aunque la COC también cayó un 6%, la tasa de plusvalía cayó un 38%. En el período de recuperación neoliberal, la tasa de ganancia subió un 24% porque, aunque la COC subió un 11%, la tasa de plusvalía se elevó un 37% (una contracción real de los salarios y condiciones de los trabajadores). En el último período desde 1997, cuando la tasa de ganancia cayó un 10% hasta 2017, la COC aumentó un poco (4%), pero la tasa de plusvalía se redujo un poco más (7%) (Michael, Roberts,2020).

[iv] Fuente: Cuadrado, J. (2021). Desindustrialización y tercerización. El avance hacia una creciente integración servicios-industria. En El Trimestre Económico, vol. LXXXVIII (3). núm. 351(pp. 719-768).  Disponible en: https://www.redalyc.org/journal/313/31369494001/html/

[v] Fuente:   Cuadrado, J. (2021). Desindustrialización y tercerización. El avance hacia una creciente integración servicios-industria. En El Trimestre Económico, vol. LXXXVIII (3). núm. 351(pp. 719-768).  Disponible en: https://www.redalyc.org/journal/313/31369494001/html/

[vi] Marx, K. (1986). Elementos Fundamentales para la crítica de la Economía Política (Grundrisse) 1857-1858. Tomo 2. Siglo XXI. Como indica Marx, cuando se compra el trabajo para consumirlo como valor de uso, no para ponerlo en lugar del valor del capital variable e incorporarlo al proceso capitalista de producción, el trabajo no es trabajo productivo y el trabajador asalariado no es un trabajador productivo; su trabajo se consume para obtener un determinado valor de uso, no como trabajo que pone valores de cambio; se le consume improductivamente no productivamente (jardinero para que arregle jardín en una casa particular, trabajo doméstico). La situación cambia si el mismo trabajo de jardinería es realizado por el mismo trabajador al servicio de un capitalista que vende servicios de jardinería domiciliaria, aquí el capitalista no es el consumidor directo de los servicios de jardinería y consume el trabajo del jardinero asalariado, como un elemento del proceso de valorización de su capital; en este caso, se trata de un trabajador productivo.

[vii] En el caso del servicio de transporte, si bien la masa de productos no aumenta por el hecho de ser transportada e incluso sus cualidades pueden cambiar por efecto del transporte, el valor de uso de las cosas solo se realiza en su consumo y este consumo puede exigir su traslado y, por tanto, el proceso adicional de producción de la industria del transporte (Marx, 1986). Se trata de una industria adicional, porque el capital productivo invertido en el transporte añade valor a los productos transportados, a través de   la transferencia de valor de los medios de transporte y mediante la adición de valor que el trabajo vivo del transportista produce. Por el contrario, los gastos de circulación en los que los trabajadores prestan servicios de comercialización o de venta, no se incorporan al valor de las mercancías, este trabajo solo permite el cambio de forma de la mercancía en dinero, por lo que se trata de un trabajo improductivo (Marx, 1986)

[viii] Marx, K. (1976). El capital. Tomo II. Vol. 6. Siglo XXI

[ix] Ídem.

[x] Cualquier reducción en el tiempo de circulación en relación con el periodo de trabajo reduce el capital-dinero adicional necesario para mantener la producción continua de plus valor; es decir, aumenta la tasa de rentabilidad del capital invertido.  En esta situación, se necesitará anticipar menos dinero y la tasa de ganancia anual (suponiendo una misma tasa de explotación en la producción) aumentará. El mismo resultado se alcanza con cualquier reducción en el tiempo de rotación, debido a periodos de trabajo más cortos y/o a un menor tiempo de circulación.

[xi] Marx, K. (1986). Elementos Fundamentales para la crítica de la Economía Política (Grundrisse) 1857-1858. Tomo 2. Siglo XXI

[xii] Mandel, E. (1979).  El Capitalismo Tardío. Ed. Era.

[xiii] Crisis de sobreproducción, es la crisis por exceso relativo de producción, característica del capitalismo. Ocurre cuando existe “demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio”, cuando se ha producido por encima de lo que el mercado puede absorber. La sobreproducción es resultado de la dinámica que produce  la ley general de la producción capitalista: producir hasta el límite establecido por las fuerzas productivas, es decir, explotar el máximo volumen de trabajo con el volumen dado de capital, sin tener en cuenta los límites reales del mercado o de las necesidades respaldada por la capacidad de pago; y esto se  consigue por medio de una continua expansión de la reproducción y la acumulación, es decir, por una constante reconversión de la renta en capital, a la vez que, la masa de los productores se mantiene apegada al nivel medio de necesidades y tiene que mantenerse apegada a él de acuerdo con la naturaleza de la producción capitalista” (Marx, 1976).

[xiv] La rentabilidad económica es una medida, referida a un determinado periodo de tiempo, del rendimiento de los activos de una empresa con independencia de la financiación de los mismos. Con mayor precisión, la rentabilidad económica mide el retorno de la inversión respecto de la inversión neta (deuda bancaria más capital más reservas), sin considerar los intereses derivados de la utilización de financiación ajena ni los impuestos a los que está sujeto el rendimiento.