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jueves, 27 de junio de 2024

Flexibilidad funcional y trabajo gratuito en la gestión de enfermeras fluctuantes durante la pandemia

 

Luis Fernando Castro

 

En Bolivia, desde hace años viene en crecimiento una capa de enfermeras fluctuantes, bajo modalidades de empleo interino o eventual. Las denominaciones más usuales para esta capa fluctuante son: enfermera consultora, enfermera con contrato recurrente y enfermera eventual. Estas diversas denominaciones responden a ciertas especificaciones en el contrato de trabajo, pero en general, el carácter interino del empleo es la característica común.   Durante la pandemia este grupo creció, esto muestran los datos del INE (2023)[i] sobre el índice de empleo en el sector de salud. Según estos datos, en el 2020 (primer año de pandemia), el número de trabajadores eventuales en el sector público de salud subió un 44,82%, respecto al 2019, y en 2021, creció un 22% respecto al 2020. En el 2022, el número de trabadores eventuales se redujo en un 20,54% en relación al 2021, pero se mantuvo por encima de la cantidad de trabajadores registrados el 2019; la pandemia fue un escenario de crecimiento de empleo eventual en el sector de salud pública y al parecer, es sobre este gran grupo de trabajadores eventuales donde se asentaron los servicios de salud durante esta emergencia sanitaria. En este artículo, queremos analizar: ¿cómo se gestionó esta fuerza de trabajo eventual, contratada durante la pandemia en el caso de las enfermeras? 

1. EMERGENCIA SANITARIA Y FLEXIBILIDAD FUNCIONAL DE LAS ENFERMERAS EVENTUALES 

En el informe de Alejo et al. (2020)[ii] sobre el estado de los hospitales al inicio de la pandemia, se resalta que el sistema de salud no contaba con enfermeras de formación posgradual en terapia intensiva, para las especialidades requeridas por la emergencia sanitaria, además, identifican que, en esa época, las enfermeras sufrían una sobrecarga de trabajo del 30%. Una característica del sistema de salud, es que la mayor parte de las enfermeras, adquieren ciertas habilidades y conocimientos especializados, en el mismo espacio de trabajo (conocimientos tácitos).

En las entrevistas realizadas a las enfermeras que trabajan en terapia intensiva o quirófano, se evidencia que ocupar estos puestos de trabajo (en situaciones consideradas normales), les exige un tiempo largo de trabajo en áreas que requieren menores calificaciones específicas, como el trabajo en piso, emergencias y consulta externa. Después de un largo periodo en que la enfermera muestra continuidad, eficiencia y responsabilidad, es movilizada a áreas que le permiten el aprendizaje de nuevos conocimientos. Estas áreas que requieren trabajos más especializados. se encuentran en instituciones de salud de segundo y tercer nivel, mientras que la atención básica corresponde al primer nivel[iii].

 Los datos de Ortiz (2020)[iv], sobre la cantidad de enfermeras en el sistema de salud según nivel de atención, nos permite una visualización aproximada de la distribución de su distribución en los diferentes puestos laborales. Según Ortiz (2020), antes de la pandemia, el 63% de las enfermeras del sistema público se ubicaba en centros de salud de primer nivel, el 21% en el segundo nivel y el 16% en el tercer nivel. El empleo de enfermeras se concentra en la atención básica de primer nivel; es decir, en tareas que no requieren competencias especializadas. Por su parte, el otro tercio de enfermeras que trabajan en hospitales de segundo y tercer nivel, se distribuye en tareas de hospital que van desde la atención básica, hasta tareas de atención que requieren competencias especializadas. Dependerá de la forma de organización del trabajo, para determinar cuántas enfermeras de este grupo logran acceder a puestos de mayor cualificación, por lo general, estas unidades especializadas requieren de personal cualificado de manera estable, porque el entrenamiento de nuevo personal implica la inversión de un tiempo de formación y adaptación.

 Durante la emergencia sanitaria, según los testimonios de las enfermeras entrevistadas, la incorporación masiva de personal de salud en los hospitales centinela[v], les permitió pasar de emplearse como enfermera consultora en el primer nivel, a enfermera consultora en hospitales de segundo y tercer nivel:

  

“Bueno, yo me encontraba trabajando antes en Quillacollo, en un centro de salud, que era dependiente del Benigno Sánchez, ¿ya?, he trabajado ahí cinco años como programa Mi Salud, estaba trabajando como consultora en línea. He trabajado ahí haciendo, ¿no?, lo que es las funciones de primer nivel; (…) pero aquí [en el hospital al que ingreso] ya era la administración de medicación más avanzada, lo que es la oxigenoterapia, protocolos de cómo hacer, digamos, una aspiración al paciente, porque estos  pacientes tenían una situación, que le miraban constantemente, o sea,  iban expectorando , eran todas productivas que tenía, habían  pacientes que tenía ya problemas neurológicos, tenías que aspirar constantemente, entonces, ese tipo de protocolos, aquí los he aprendido,[Aquí],v era muy diferente, si, muy diferente el manejo”[vi]

Como indica la enfermera entrevistada, el ingreso al sistema de salud pública después de un proceso de inserción mediante trabajo ad honorem, le permitió ubicarse en centros de salud de primer nivel. El  paso a puestos de trabajo de mayor salario en hospitales de segundo y tercer nivel, demanda que las enfermeras adquieran una amplia experiencia de trabajo certificada por el sistema de salud; otra enfermera especificaba,  qué se valora en la experiencia de trabajo: “lo que te pone valor en tu currículum es la experiencia en lugares públicos”[vii]. Volviendo a la trayectoria laboral de la enfermera entrevistada, antes de la pandemia se encontraba estancada en actividades de primer nivel y debido a la urgente necesidad de personal, llegó a un empleo en un hospital de tercer nivel, donde sus expectativas laborales cambiaron. Ella hace una comparación de sus condiciones laborales como consultora en hospital de primer nivel, respecto de sus condiciones de trabajo en el hospital de tercer nivel, donde ella admite que aprendió nuevos procedimientos.

 El difícil acceso a empleos en hospitales de segundo y tercer nivel, y la posibilidad de acceder a estos espacios de trabajo, durante la pandemia, impulsó a muchas enfermeras a trabajar, pese al riesgo sanitario en esta etapa.  Para algunas enfermeras, la oportunidad laboral de entrar a un hospital de segundo nivel, fue una sorpresa y una decisión difícil por el alto riesgo que significaba trabajar en un hospital centinela, porque su contratación era para atender, exclusivamente, pacientes con COVID; riesgo que varias enfermeras decidieron asumir, para tomar la oportunidad que, en una situación de normalidad, sería difícil tener. Estas enfermeras que lograron acceder a hospitales de segundo y tercer nivel, pronto se vieron movilizadas a puestos de mayor cualificación, por la continuidad de servicios de salud que, en mayor grado, demandaba la emergencia sanitaria:

“Ehhh estuve en emergencias, yo no llegué a emergencias, solo estaba en salas, me agarraron nomas en salas para que aprenda, emergencias, salas eh segundo piso y tercer piso [mm ya] esas salas (...) luego me llevaron después en agosto cuando abrieron quirófano hicieron rotar (...) en pandemia eh, casi no todos nos quedábamos ahí en el servicio ¿no?, pero cuando se abrió ehh es que es por falta de personal, nosotros nos rotan por falta de personal”[viii].

Como indica esta enfermera, el requerimiento de personal impulsó la movilización de las enfermeras eventuales a áreas más especializadas. Se estableció un criterio de flexibilidad funcional donde a quienes se movía con más frecuencia era al personal “a contrato”. En la medida en que se controlaba la pandemia, estas enfermeras se fueron consolidando en estos puestos de trabajo. Otra enfermera cuenta cómo en su primer contrato durante la pandemia del COVID, aprendió a manejar terapia intensiva y, luego, en su segundo contrato, la movieron definitivamente a esta área:

 “Me movieron. Me movieron porque conocí a una licenciada, que me ayudó en el manejo de los altos flujos, incluso había casos que habían montado que era terapia intermedia (…), después de eso ya, justo también me encontré con una compañera de aquí, y la compañera de aquí llegó a ser jefa, de terapia intensiva y me dijo, ‘tú también conoces’, ‘vámonos a terapia’ y me llevaron a terapia intensiva, COVID”[ix]

La emergencia sanitaria por la pandemia, creó un escenario favorable para la movilidad de las enfermeras que solo tenían perspectivas de empleo en centros de primer nivel, a empleos en hospitales de segundo y tercer nivel, esto al mismo tiempo, abrió la posibilidad a acceder a puestos de trabajo más calificados, con la rotación establecida bajo el criterio de flexibilidad funcional, estas experiencias cambiaron las propias perspectivas laborales y permitieron la cualificación de su fuerza de trabajo; pero también, expuso a  las enfermeras a un mayor riesgo frente al COVID19.

2. EL TRABAJO GRATUITO COMO SOSTÉN DE LOS SERVICIOS DE SALUD PUBLICA 

La contratación urgente de personal de enfermería, justificó el acelerado crecimiento del empleo eventual; todas las enfermeras entrevistadas que encontraron la oportunidad de ingresar a un hospital al sector público, lo hicieron en calidad de consultoras o enfermeras a contrato. Las alcaldías, la gobernación de Cochabamba y el Ministerio de Salud y Deportes, optaron por extender la contratación de enfermeras eventuales, con la justificación del requerimiento extraordinario de profesionales de salud. Por ejemplo, en el caso del Hospital del Sud en Cochabamba, según  refieren algunos médicos, antes de la pandemia este hospital no funcionaba por falta de ítems para personal de salud; la pandemia fue la coyuntura  en la que el Ministerio de Trabajo y la Alcaldía de Cochabamba, aprobaron la contratación de personal eventual, bajo la figura de consultoría; la negociación de ítems para personal de salud quedó estancada y ahora este hospital funciona (en la mayoría de los servicios) con personal eventual. 

Con la contratación eventual de enfermeras, el Estado central y sus instancias descentralizadas (alcaldías y gobernaciones), respondieron sobre la marcha, a demanda de continuidad de los servicios de salud. Este aumento de personal, permitió responder a la saturación de los hospitales y a las bajas por enfermedad, de enfermeras con contrato fijo; sin embargo, a mediano plazo, la contratación eventual trajo el problema de la interrupción del servicio hasta el inicio de otro ciclo de contratación del nuevo personal de enfermería. Proveerse de enfermeras fluctuantes, comprendía un tiempo de integración y otro de expulsión de esta fuerza de trabajo, en ese intervalo los servicios podrían paralizarse; para evitar este problema, se recurrió a la extracción de trabajo gratuito de enfermeras que se quedaban trabajando gratuitamente, entre el tiempo en que oficialmente acababa su contrato y una renovación de su contrato; se trató de una estrategia de los empleadores, bajo el argumento dirigido al personal  eventual, de que el trabajo gratuito les permitía “cuidar su trabajo”: 

“Nos daban por tres meses, cuatro meses, llegaba los que se cumplía eso, si quieres venir, bueno, ya sabes que, ¿no?, cuidar tu trabajo, tienes que venir ad honoren un mes, dos meses, y si sigues cumpliendo así, aunque sea área COVID, o no sea, igual vienes así, igual sigues viniendo así, en los pagos, sí también hubo retrasos, hubo retrasos en los pagos”[x]

Como menciona esta enfermera, cuidar tu puesto de trabajo en la pandemia significó, trabajar sin salario, “ad honorem”, por dos o tres meses. En este caso; nuevamente, la disponibilidad es la que cualifica la fuerza de trabajo de las enfermeras; concretamente, la disponibilidad a trabajar de manera gratuita durante el tiempo de desempleo, para acceder a un nuevo ciclo de empleo. La continuidad del servicio, con personal cualificado y con experiencia adquirida en la atención de pacientes COVID, fue sostenida sobre el trabajo no pago de las enfermeras. Es sintomático ver, cómo las formas de empleo eventual que, responden a una separación más amplia entre puesto de trabajo/empleo y trabajador, profundizan la articulación fluctuante (Castro, 2016)[xi] de las enfermeras con las instituciones de salud, estableciendo una contradicción entre las exigencias de funcionamiento continuo de los servicios de salud y la contratación fluctuante e inestable de personal médico y de enfermería.

CONCLUSIONES

La gestión de enfermeras fluctuantes(eventuales) durante la pandemia, en un contexto de déficit de personal de salud, facilitó su rápida incorporación en hospitales centinela, esto promovió su movilidad, desde centros de primer nivel a hospitales de segundo y tercer nivel. Mediante la estrategia de flexibilidad funcional, las direcciones de los hospitales centinela, gestionaron la fuerza de trabajo de las enfermeras eventuales como elemento de ajuste a las demandas del hospital, exponiéndolas a un mayor riesgo de contagio Sin embargo, esta flexibilidad funcional, también, sirvió para que las enfermeras se califiquen en áreas especializadas (terapia intensiva y quirófano) y con ello, logren una mayor cualificación de su fuerza de trabajo  en las áreas  que obtuvieron experiencia. En este caso, la flexibilización de los mecanismos de contratación fue acompañada de una mayor flexibilidad en la movilización interna de la fuerza de trabajo contratada, con motivo de la pandemia. Estas medidas rompieron con las normas y mecanismos que tradicionalmente, regulaban la movilidad de la fuerza de trabajo de enfermería.

Si bien la pandemia fue el contexto que permitió a las enfermeras, desde su vivencia, una movilidad laboral favorable, se convirtió, también, en la oportunidad para la consolidación de prácticas de sobreexplotación y extracción de trabajo gratuito, para sostener los servicios de salud. Podemos concluir que el déficit de personal en salud por parte del Estado, se basó en la cualificación a tiempo forzado de enfermeras, que a través de este procedimiento fueron movilizadas en tiempo récord desde hospitales de primer nivel a hospitales de segundo y tercer nivel, mientras que la continuidad de los servicios, se garantizó con el trabajo gratuito de enfermeras, que, obligadas por las circunstancias, tuvieron que “cuidar su supuesto de trabajo”.



[i] Instituto Nacional de Estadística (2023). Salarios y Remuneraciones del Sector Público (2014-2022). https://www.ine.gob.bo/index.php/comunicacion/publicaciones/

[ii] Alejo, Jimmy. et al. (2020). La salud pública en tiempos de COVID-19 y su impacto sobre la economía. La Paz: Friedrich Ebert Stiftung. https://library.fes.de/pdf-files/bueros/bolivien/19201.pdf

[iii] En el sistema de salud la jerarquización de las instituciones de salud tiene 4 niveles de atención: primer nivel en centros de salud, segundo nivel en hospitales generales, tercer nivel en hospitales especializados y cuarto nivel en institutos de alta complejidad.

[iv] Ortiz, Lourdes (15 de noviembre de 2020).  Caracterización del Sistema de Salud en Bolivia [Video]. YouTube. [Exposición en el marco del panel 5: Situación y desafíos del sistema de salud en Bolivia a propósito del COVID19]. https://www.youtube.com/watch?v=ZYHKrGZU_g0&t=844s

[v] En Bolivia se denominó Hospital Centinela a aquel hospital habilitado para recibir y tratar a la población enferma de COVID19

[vi] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[vii] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[viii] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera en el Hospital Solomon Klein

[ix] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[x] Extracto de una entrevista realizada a una enfermera Hospital del Sud

[xi] Castro, Luis F. (2016). Obreros fluctuantes frente a la dominación patronal. El caso de la Refinería Gualberto Villarroel en Bolivia. La Paz: Muela del Diablo Editores y Llank’aymanta.

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