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miércoles, 9 de febrero de 2022

Cooptación y burocratización del sindicalismo petrolero en la era del MAS

 


Luis Fernando Castro



En el año 2020 se vivía el ascenso de un gobierno de facto dirigido por fracciones políticas de la oligarquía del oriente, en esa ocasión, una noticia hacía eco en varios medios de comunicación: En una declaración pública los trabajadores petroleros de 6 sindicatos pedían la desafiliación de la Federación de Trabajadores Petroleros, porque ésta aún estaba dirigida por una cúpula de obreros alineada al MAS, pese a que este partido ya no tenía el poder del Estado[i].

Fue un momento en que los dirigentes alienados al MAS perdían el respaldo Estado, pero al mismo tiempo, esa situación parecía no ser suficiente para provocar la caída de esta cúpula de dirigentes. Una situación que lleva a preguntarnos: ¿Por qué, pese a la formación de una oposición organizada de sindicatos y la perdida de respaldo del Estado, la cúpula alineada al MAS aún conservaba el control de los sindicatos petroleros?


1. LA REORGANIZACIÓN SINDICAL BAJO EL GOBIERNO DEL MAS.

Junto a las reformas de restitución de derechos laborales, el gobierno del MAS llevó adelante su propia reforma al sector de producción de hidrocarburos, que consistió en la compra de la mayoría de acciones de algunas empresas del sector petrolero, una serie de reformas que extendían el porcentaje de la renta petrolera recibida por las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos y la adopción de mecanismos de control de la comercialización del producto extraído por las empresas privadas del sector.

No se eliminó la presencia del capital privado, en cambio YPFB (refundada el 2006) se convirtió en una corporación que media y acuerda proyectos de exploración y explotación con el capital privado, bajo la formación de sociedades mixtas. Si bien esta reforma contempla la regulación estatal de la comercialización de los hidrocarburos, en los hechos, no da curso al control del Estado sobre la producción, porque el capital invertido en esta fase pertenece a las empresas transnacionales que operan en el país[ii], de hecho, la mayor parte de la extracción  de gas e hidrocarburos está en manos de empresas privadas como Petrobras y Repsol[iii].

Desde el 2006, año en que empieza la reforma al sector hidrocarburífero, hasta el 2010, la sindicalización se dio con mayor frecuencia en las empresas subsidiarias de YPFB, mientras que fue menos frecuente en empresas privadas. Entre los años 2007 y 2011, hubo un mayor número de reconocimiento de personerías jurídicas de sindicatos en el sector petrolero[iv]. Esto coincide al mismo tiempo, con la etapa progresiva de la reforma laboral del MAS[v], cuando el gobierno aprobó decretos para restituir los derechos laborales contemplados en la Ley General del Trabajo.

La presencia mayoritaria de obreros sindicalizados de las empresas subsidiarias de YPFB, ha determinado que la conducción de la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros sea disputada entre frentes sindicales de obreros de la empresa estatal, mientras que los obreros de las empresas privadas son una fracción marginada del acceso a estas instancias de representación sindical.     

Pese a los avances en la sindicalización y el reconocimiento de conquistas laborales, la subcontratación no ha sido eliminada en el sector hidrocarburífero, al contrario, ésta se ha extendido hasta las empresas subsidiarias de YPFB y con el tiempo se ha formado un grupo de trabajadores con contrato temporal que, junto a los obreros en subcontrato de las empresas privadas, no están sindicalizados. En los pocos datos oficiales sobre empleo en el sector de hidrocarburos durante el gobierno del MAS, se hallaron casos que ayudan a aproximarse a la situación de los obreros del sector.

El primer caso es de Repsol E&P- Bolivia, una de las empresas transnacionales que tiene varios contratos de operación firmados con YPFB, entre ellos contratos de operación en el pozo Margarita, uno de los más importantes de Bolivia. En un informe sobre las operaciones de Repsol en Bolivia realizado por Muñoz (2011)[vi], se muestra que entre el 2006 y el 2011, el número de trabajadores contratados como personal propio de la empresa, se  redujo significativamente, de un poco más de 300 trabajadores a menos de 200, mientras que los trabajadores agrupados en el informe bajo la denominación de empleos indirectos (denominación ambigua porque según el informe son empleos relacionados directamente con las actividades de Repsol), creció de 1.500 a casi 3.500. Este caso muestra que la reducción de empleos directos se dio en el mismo periodo en que el MAS retrocedió en sus medidas de prohibición de la tercerización y la subcontratación y en su lugar aprueba su empleo legal[vii].

En cuanto a las empresas subsidiarias de YPFB, se logró acceder a datos de YPFB Transporte, empresa creada a partir de la compra de las acciones de Transredes S.A. (formada por capitales de Enron y Shell). Una revisión de sus informes anuales se evidenció que, desde el 2011, creció el número de trabajadores con contratos a plazo fijo, por otro lado, también se observa la aparición de trabajadores con contratos de servicio por proyecto.  En las empresas subsidiarias de YPFB se efectúo la contratación de fuerza de trabajo temporal (respecto a los trabajadores temporales, hay diversas noticias de prensa sobre el pedido de la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros de la incorporación a la planilla fija de trabajadores con contrato temporal). Por otro lado, desde el 2016 la tercerización de trabajadores, bajo la forma de contrato de prestación de servicios, se convirtió en el mecanismo principal de provisión de obreros fluctuantes. Todo esto sin contar que aún existen obreros fluctuantes, bajo régimen de subcontratación, en tareas no directamente relacionadas con la actividad petrolera.

La cuestión que se quiere mostrar en este punto, es que los primeros años de reforma del sector de hidrocarburos (2006-2009), que coinciden con los primeros años de reforma laboral (2006-2010), la sindicalización en el sector petrolero avanzó, sin que ello signifique la eliminación de la subcontratación y otras formas de flexibilidad laboral, incluso dentro de las empresas subsidiarias de YPFB. Por ejemplo, en el caso de YPFB Transporte, la empresa declaró que para los años 2015 y 2016 la sindicalización alcazaba hasta el 70% de la fuerza de trabajo con la que operaba, este porcentaje no cubre ni al total de los trabajadores fijos.

 

La sindicalización en el sector petrolero se limitó a los trabajadores fijos de las empresas privadas y de la estatal YPFB, mientras que la mayoría de los obreros fluctuantes bajo régimen de subcontratación o contratados bajo diversas formas de tercerización están excluidos del derecho a formar sindicatos. Esta exclusión no se estableció automáticamente, sino que fue una de las condiciones  bajo las cuales se reestableció el sindicalismo petrolero actual, es decir, el sindicalismo petrolero se reestableció excluyendo de este proceso a los obreros fluctuantes. Un claro ejemplo de ello fue el caso de los obreros fluctuantes que trataron de formar el Sindicato Mixto de Trabajadores Petroleros Gualberto Villarroel en la refinería del mismo nombre el año 2007. En Castro (2016) se explica cómo en el caso de los trabajadores fijos y recientemente sindicalizados de esta refinería, la dirección empresarial de PETROBRAS y el Gobierno del MAS, contribuyeron a eliminar este movimiento que reivindicaba la sindicalización para esos obreros fluctuantes que se autodenominaban contratistas o tercerizados.

 

El sindicalismo petrolero actual dentro del proyecto político del MAS, se ha constituido en un sindicalismo de elite, que solo abarca al grupo reducido de obreros estables, excluyendo de esta posibilidad a las capas mayoritarias de obreros petroleros fluctuantes, este aspecto, refleja las limitaciones de las reformas laborales del MAS que solo alcanzan a beneficiar a un grupo minoritario de la clase obrera. Este sindicalismo de elite impulsado por el MAS y los obreros estables, es un sindicalismo moldeado a los intereses de acumulación de capital en el sector petrolero.  Al excluir a la mayoría de la fuerza de trabajo, explotada bajo modalidades de subcontratación, de la posibilidad de formar un sindicato, asegura su subordinación y evita la lucha organizada de los obreros fluctuantes contra el régimen de subcontratación. Este sindicalismo se presenta, así como el privilegio a un grupo minoritario de explotados que acentúa las diferencias internas de la clase obrera petrolera. Este sindicalismo de elite significa al mismo tiempo, la formación de ciertos pactos políticos entre el Estado y los sindicatos de elite, para su consolidación es establecimiento, este aspecto lo analizaremos a continuación.

 

2. LA ARTICULACIÓN DE LOS SINDICATOS PETROLEROS CON EL GOBIERNO DEL MAS

 

La etapa de sindicalización masiva de los obreros de elite de las empresas petroleras y la emergencia de movimientos de fluctuantes por la sindicalización marcó un periodo donde aún, la reorganización sindical no tomaba una forma definida. Sin embargo, desde el 2010 este proceso ya muestra la conformación de sindicatos de obreros de elite, tanto en empresas subsidiarias de YPFB, como de empresas privadas, cuyos trabajadores se aglutinan en la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia. Es entonces, que se articula un tipo de sindicalismo con reivindicaciones, que implica  una articulación con el Estado y con la clase obrera en general, que alcanza su punto de estabilidad hasta el 2016.

 

La articulación entre sindicatos petroleros y Estado comprende dos aspectos. Un primer aspecto tiene que ver con el establecimiento ciertas condiciones salariales de explotación de la fuerza de trabajo, que se dio en un contexto de precios elevados del petróleo, contexto que permitió no sólo la reorganización sindical; sino también, la concesión a reivindicaciones salariales y de estabilidad laboral, para los obreros que se sindicalizaron; es decir que hubo un cierre de líneas entre el gobierno del MAS y la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros, que tenía como piedra fundamental, el establecimiento de un sistema de empleo estable para el sindicalismo de elite. Junto a estas concesiones económicas, un segundo aspecto tiene que ver con las concesiones políticas, que no solo consistieron en la aceptación legal y formal de los sindicatos, mediante la aprobación de su personería Jurídica, sino también, en su integración a canales de participación política y de apoyo al gobierno del MAS que, al mismo tiempo, sostuvieron las concesiones económicas logradas por los petroleros[viii].  A esta relación de integración, la denominamos cooptación, entendida por Goran Therborn (1979)[ix], como una forma de ejercicio del poder de clase a través del Estado, un proceso de totalización del Estado mediante la subordinación de las clases subalternas. En este caso, esta cooptación se dio mediante la integración de los obreros petroleros al proyecto político del MAS, que son parte del sector productivo, considerado el pilar del desarrollo nacional.

 

Las mejoras salariales en toda la etapa de altos precios de los hidrocarburos[x], la otorgación de sedes sindicales, los espacios formales de participación de los obreros en el control social de los contratos y planes de exploración y explotación[xi], fueron mecanismos de integración del sindicalismo petrolero en el esquema de poder del MAS en el Estado. Una relación de dominación sobre los sindicatos, que incluyo al grupo de obreros petroleros, como  beneficiarios de las reformas económicas en el sector, algo que Therborn (1979) ha identificado como la cooptación por crecimiento económico, que además, se  combinó con una “cooptación por democracia”  denominada como “el proceso en virtud del cual se consigue la lealtad de la clase obrera -es decir su sumisión y colaboración en el proceso de su propia dominación- como consecuencia de que la propia burguesía domina de un modo democrático”[xii]. El MAS al recuperar la autonomía relativa del Estado[xiii], abrió canales de participación democrática de carácter burgués, como la organización sindical que había sido eliminada y constantemente reprimida en el periodo de hegemonía de la oligarquía donde, como dijimos antes, prevaleció en el sector petrolero, un despotismo hegemónico[xiv], como medio de articulación política entre Estado y empresa.

 

Otra forma de articulación del sindicalismo petrolero al gobierno se dio a través de la “restricción de una oposición” entendida ésta como una forma de represión contra la libertad de protesta o también la eliminación de la democracia interna sindical, cuando la “organización interna y la toma de decisiones de los sindicatos han sido sometidas a la regulación y la supervisión del Estado”[xv]. Este fenómeno se dio con un control no solo de parte de los dirigentes afines al MAS, con la rotación de obreros a otros puestos de trabajo o a otras empresas subsidiarias, con el objetivo de acallarlos.

 

Esto pasó el 2021 cuando se dieron diversos intentos de restricción a la oposición, en esta época, hubo tomas y paros de planta por parte de los obreros de YPFB La Paz y de la Refinería Gualberto Villarroel en Cochabamba[xvi]. Otro caso es el que se dio hace unos meses atrás con el despido de cerca de 57 trabajadores de YPFB Transporte[xvii], según el dirigente del sindicato, se debería a que los trabajadores despedidos pertenecen al directorio del sindicato, un sindicato que critica la subordinación política de la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia al gobierno del MAS.

 

La restricción a la oposición ha significado la eliminación de la democracia sindical y el paso a un proceso de burocratización de los sindicatos, donde los actuales dirigentes son parte de una cúpula sindical que actúa como representante y canalizador de las demandas obreras, pero también, como agente de control  del Estado sobre los sindicatos.

 

3. PUNTOS DE RUPTURA:  LA CRISIS DE LA RELACIÓN SINDICATOS PETROLEROS Y GOBIERNO

 


La caída del precio de petróleo a finales del 2014, tuvo un impacto directo sobre las actividades de exploración y explotación. Las consecuencias negativas de esta caída se evidenciaron el 2016 en las empresas subsidiarias de YPFB. Las empresas CHACO y ANDINA mostraron sus primeros indicadores de déficit y el gobierno tuvo que aplicar medidas de recorte de personal y un control sobre el crecimiento del salario de los trabajadores[xviii].

En el 2016 empezaron los primeros despidos de personal provocando el primer ampliado de emergencia del sector. Luego en el año 2017, se anunció una reingeniería de la empresa donde se llevaría adelante una fusión de las subsidiarias CHACO, ANDINA Y YPFB TRANPORTE, que implicaría el despido de 1.500 trabajadores con contratos vencidos y sin posibilidad de renovar, mientras se diseñe el plan de reorganización interna[xix]. Proceso de reingeniería que según el presidente Morales derivo en 318 despidos[xx].

 

El 2018 se inició una movilización exigiendo la reincorporación a 214 ex empleados el incremento salarial; el 2019, antes de las elecciones presidenciales, las bases de los  trabajadores petroleros protagonizaron por su lado, una serie de reclamos directos donde no logró mediar la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia. En este caso, los trabajadores afiliados al Sindicato de Trabajadores Petroleros de La Paz, publicaron una nota de denuncia donde exigieron a las autoridades “consolidar los derechos de sus compañeros con contratos a plazo fijo, a quienes les corresponde el contrato indefinido, ya que cuentan con más de tres contratos y varios años de trabajo y así garantizar la estabilidad laboral”[xxi].

 

La cooptación por crecimiento económico que permitió la integración de los trabajadores petroleros en el proyecto histórico del MAS como un sector beneficiado con altos salarios, incrementos salariales periódicos y estabilidad laboral, no pudo ser sostenida por el gobierno en un contexto de crisis económica, esto derivó en movilizaciones obreras, aunque enmarcadas en estrechas reivindicaciones económicas.

La capacidad de otorgar concesiones económicas a los obreros sindicalizados es uno de los pilares principales del proceso de integración de los sindicatos al Estado, en la medida en que este requisito no logra cumplirse aparecen espacios de contienda que interrumpen este proceso de integración[xxii]. En el caso del sindicalismo petrolero boliviano, el control de la dirigencia sindical afín al MAS, sobre los trabajadores petroleros de base, se asentaba en la garantía del empleo estable, con exclusión de los obreros fluctuantes(tercerizados), una garantía que era renovaba, mediante la negociación colectiva a favor de los trabajadores petroleros de planta. En la medida en que estos acuerdos de carácter económico corporativo, entre el Gobierno y los obreros petroleros de elite, no se cumplieron, el equilibrio inestable contenido por la burocracia sindical se volvió insostenible, al punto de provocar divisiones en la misma burocracia sindical, generando disputas públicas entre el  Secretario General de la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia  y la dirigencia de la Federación Departamental de Trabajadores Petroleros  de La Paz, del sindicato de YPFB transporte y  de la Federación Departamental de Trabajadores Petroleros de Santa Cruz.

 

4. LAS TENDENCIAS SINDICALES  DISCREPANTES  

 

En un contexto de crisis de las relaciones entre gobierno del MAS y los obreros petroleros, la restricción de oposición fue menos efectiva, porque las bases obreras tomaron una dinámica política propia muy difícil de ser controlada por la burocracia sindical.  Ante la presión de los trabajadores de diverso rango, se fue gestando un movimiento paralelo a la cúpula que controlaba la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia. Sobre la emergencia de esta tendencia paralela, un obrero de base decía: “Es gente que va a ser opositora, pero en sentido de defender las demandas del sector, el sindicato es para defender a los trabajadores, crear leyes, más allá del tema político de ir a marchar o apoyar a un binomio”


Una concepción en sintonía con el sindicalismo pragmático[xxiii] desarrollado en la época de los noventa en el sindicalismo fabril. El derrocamiento de Evo Morales en noviembre de 2019, provocó finalmente que este esquema de dominación del gobierno y la burocracia sindical se debilite permitiendo la emergencia de estas tendencias contrarias a la burocracia. Para el 2020, si bien la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia estaba en manos de la dirigencia afín al MAS, representantes de sindicatos tomaron una acción crítica hacia su ente federativo como ocurrió en el Congreso de la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia convocado en octubre de 2020, que fue objeto de crítica por parte de dirigentes de las federaciones departamentales. Esto explica los últimos enfrentamientos entre la gerencia de la Refinería Gualberto Villarroel y el sindicato (a cargo de una nueva dirigencia, que fue objeto de amedrentamiento) o los intercambios públicos entre el máximo dirigente de la Federación Departamental de Trabajadores Petroleros de La Paz y el máximo dirigente de la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia (afín a las disposiciones de despido del gobierno).

 

CONSIDERACIONES FINALES

La articulación del actual sindicalismo petrolero con el Estado se da mediante la cooptación de sus direcciones sindicales por parte del gobierno del MAS. Cooptación lograda a partir de la otorgación de concesiones económicas y políticas a los obreros petroleros sindicalizados. La cooptación se complementó con el establecimiento de un control sobre las direcciones nacionales y sobre los espacios de deliberación sindical, un control ejecutado desde el gobierno con una serie de estrategias de restricción de la oposición. Este tipo de articulación, en sindicatos y Estado, ha derivado en la burocratización de las direcciones sindicales, las cuales se alejaron de los intereses de las bases y se apegaron al gobierno del MAS.

Pese a que la crisis económica y los reajustes del gobierno del MAS contra los petroleros abrieron un proceso de ruptura en la relación de subordinación de los sindicatos petroleros al gobierno del MAS, este proceso no fue suficiente para romper con los pilares de la dominación del MAS sobre los sindicatos, de hecho, fue interrumpido con el golpe y la emergencia de un gobierno transitorio de ideología liberal.

 En este proceso ruptura se formó un grupo de oposición a la burocracia sindical. Pero este grupo no logro influir en las demás direcciones sindicales, menos durante el gobierno transitorio, el cual, bajo la amenaza de la privatización del sector, impulso a la cohesión de los petroleros detrás de la defensa de las concesiones realizadas por el gobierno del MAS. Esto al mismo tiempo fortaleció a la burocracia sindical aliada al MAS, la cual se convertía en la garantía de la permanencia de las concesiones salariales y políticas conquistadas por el sindicalismo petrolero



[i] Seis sindicatos de trabajadores de YPFB buscan desafiliarse a la Federación Nacional, 26 de julio de 2020. https://eldeber.com.bo

[ii] Orellana, Lorgio. (2012) Regulación y acumulación de capital en el sector de hidrocarburos (1998-2011). Editorial Kipus

[iii] Idem.

[iv] Una revisión exhaustiva de la Gaceta Oficial de Bolivia, nos permitió identificar que entre los años 2006 y 2011, se aprobaron la mayor parte de las resoluciones de constitución de sindicatos en el sector petrolero. En los años posteriores a ese periodo las únicas resoluciones existentes en la gaceta son de cambio de razón social en los sindicatos de las empresas que fueron compradas por YPFB.

[v] Castro, Luis. (2021). Las implicaciones del legalismo burgués en la práctica sindical. En Grupo de Estudios del Trabajo Llank’aymanta (Ed.). Sobre el trabajo y los trabajadores. Selección de artículos de Llank’aymanta (223-238). Grupo de Estudios del Trabajo Llank’aymanta.

[vi] Muñoz, Irina. (2011). Repsol YPF E&P Bolivia [Diapositiva de PowerPoint].

[vii] D. S. N° 107, en el que se reconoce la subcontratación y obliga a las empresas intermediarias a cumplir con los beneficios sociales de los trabajadores.

[viii] Es necesario mencionar la presencia constante de la Federación de Trabajadores Petroleros en las reuniones del CONALCAM, un frente sindical creado por el gobierno del MAS y sus organizaciones sindicales afines. Este espacio tenía el objetivo de aprobar acciones conjuntas de respaldo sindical a las decisiones gubernamentales bajo la consigna de la defensa del “Proceso de Cambio”.

[ix] Therborn, Göran (1979). ¿Cómo domina la clase dominante? Aparatos de estado y poder estatal en el feudalismo el capitalismo y el socialismo. Siglo XXI editores.

[x] La inclusión de los petroleros en los ajustes salariales anuales negociados con la COB y la garantía de la estabilidad laboral a los obreros de elite de las empresas subsidiarias de YPFB, fueron concesiones que impulsaron la adhesión de la mayoría de las organizaciones sindicales organizadas bajo la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros.

[xi] La participación de la Federación De Trabajadores Petrolero en reuniones técnicas de planificación de proyectos de exploración y explotación desde YPFB, es un ejemplo claro de estas instancias de decisión en las que participaban los petroleros.

[xii] Ver página 283 de Therborn, Göran (1979). ¿Cómo domina la clase dominante? Aparatos de estado y poder estatal en el feudalismo el capitalismo y el socialismo. Siglo XXI editores.

[xiii] Orellana, Lorgio. (2006). Nacionalismo, populismo y régimen de acumulación en Bolivia Hacia una caracterización del gobierno de Evo Morales. Documentos de Coyuntura (11). http://biblioteca.clacso.edu.ar/Bolivia/cedla/20120912015929/coyun11-1.pdf

[xiv] Burawoy, Michel. (1990).  A transformação dos regimes fabris no capitalismo avançado. Revista Brasileira de Ciências Sociais, 5(13). http://www.anpocs.com/images/stories/RBCS/13/rbcs13_02.pdf

[xv] Ver página 273 de Therborn, Göran (1979). ¿Cómo domina la clase dominante? Aparatos de estado y poder estatal en el feudalismo el capitalismo y el socialismo. Siglo XXI editores

[xvi] Trabajadores de YPFB denuncian seis despidos y déficit en la refinería, 13 de abril de 2021. https://www.lostiempos.com/

[xvii] Anuncian segunda ola de despidos en YPFB Transporte; denuncian que se busca beneficiar a afines al MAS, 2 de septiembre de 2021. https://eldeber.com.bo/

[xviii] Se advierte reestructuración en YPFB Chaco por pérdidas, 29 de abril de 2016. https://impresa.lapatria.bo/

[xix] Revelan fusión de 4 estatales y más ajustes en YPFB Chaco, 29 de abril de 2017. https://datos-bo.com/

[xx] YPFB: Evo confirma 318 despidos y hay protestas, 01 de septiembre de 2017. https://www.lostiempos.com/

[xxi] Petroleros en estado de emergencia, 19 de junio de 2019. https://www.hoybolivia.com/

[xxii] Lenin, 1960 citado en Hyman, Richard (9178). El marxismo y la sociología del sindicalismo. Ediciones Era

[xxiii] Castro, Luis. (2021). Las implicaciones del legalismo burgués en la práctica sindical. En Grupo de Estudios del Trabajo Llank’aymanta (Ed.). Sobre el trabajo y los trabajadores. Selección de artículos de Llank’aymanta (223-238). Grupo de Estudios del Trabajo Llank’aymanta.


jueves, 30 de diciembre de 2021

La desigual exposición a riesgos en tiempos de pandemia



Tania Aillón Gómez

 

La pandemia no puede explicarse separada de la cultura, la economía y la vida cotidiana; el surgimiento y la expansión de un virus como el Covid-19 forman parte de la relación metabólica entre la sociedad y la naturaleza[i].  En nuestra sociedad, el capitalismo como forma dominante de organización de la vida, modifica las condiciones medioambientales de su propia reproducción, con efectos que no controla (como el cambio climático). No existe un desastre como el Covid-19 que sea solo natural; si bien los virus mutan todo el tiempo para preservarse, las condiciones en las que un virus se convierte en una amenaza para la vida, depende de las prácticas humanas[ii] inmersas en relaciones sociales. Desde esta perspectiva, en este artículo, nos detenemos a reflexionar: cómo se reproduce la exposición a los riesgos derivados de la pandemia por Covid-19, entre los trabajadores y trabajadoras de distintas condiciones laborales.

 

1. DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO Y RIESGO AL DESEMPLEO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Cabe resaltar, que la pérdida del empleo, los paros parciales, la reducción salarial o la reducción en horas trabajadas no golpearon de igual forma a los distintos trabajadores, esto dependió de la división social del trabajo, que adscribe a los trabajadores a un puesto de trabajo en un sector económico y un determinado ramo productivo. En el curso de la pandemia, el sector económico más golpeado fue el terciario: servicios y el comercio realizado en establecimientos o en la calle (comercio informal), por la imposición de medidas restrictivas como las cuarentenas rígida y flexible, que prácticamente paralizaron actividades de turismo, hotelería, restaurants, transporte y ventas en espacios físicos, este hecho configura los rasgos que asume el desempleo y el subempleo en el curso de la pandemia por Covid-19.

 

1.1. LOS JÓVENES EN LA POSICIÓN MÁS VULNERABLE 


El mayor riesgo al desempleo lo vivieron los jóvenes, porque el inicio de su vida laboral esta generalmente asociado a trabajos en el sector terciario de la economía (servicios, comercio, etc.), con contratos temporales, en muchos casos, bajo régimen de subcontrato.  De acuerdo al estudio de la OCDE (2020) en 38 países miembros de este organismo, las interrupciones laborales fueron relativamente más graves para los jóvenes.

Los jóvenes corrieron un mayor riesgo de perder el empleo durante la pandemia que otras personas en edad de trabajar, con una tasa de desempleo juvenil promedio del 18,5% en el tercer trimestre de 2020[iii].

De acuerdo a una encuesta realizada por la OIT en 112 países, en la mayoría de los casos, la pérdida de empleos se debió al cese de la actividad por parte de las empresas o al despido. Según la OIT, el 54% de los encuestados que perdieron su empleo desde que empezó la pandemia, indicaron que el motivo había sido el cierre de la empresa para las que trabajaban o su despido, una tercera parte señalaba, que había finalizado un trabajo temporal, mientras que solo una minoría renunció al trabajo por traslado a otro lugar[iv].

 

1.2. LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO POR SEXOS Y LA VULNERABILIDAD FEMENINA AL DESEMPLEO. 

Tampoco los jóvenes fueron afectados en el empleo de manera uniforme; los estudios muestran que las mujeres jóvenes fueron las más afectadas, en relación a los hombres jóvenes, debido a que; en general, son la fuerza de trabajo más ocupada en restaurantes, hoteles y venta minorista.

En América Latina, en promedio, el 21,9% de las mujeres trabajan en el sector del comercio, las mujeres son mayoría en el sector de las actividades de alojamiento y de servicios de comida y, en el sector turístico, las mujeres representan el 54% de la fuerza laboral. Se trata de sectores en los que las trabajadoras, a causa de la pandemia, vieron desaparecer casi la totalidad de sus medios de vida, con la paralización del comercio en las calles y del turismo en todo el mundo[v].

 

BOLIVIA: EVOLUCIÓN TRIMESTRAL TASA DE DESOCUPACIÓN, ÁREA URBANA POR SEXO (2015-2021)[vi]



 

En el caso de Bolivia, la desigualdad del impacto de la crisis en el empleo, provocada por la pandemia, se muestra en las estadísticas del cuadro anterior, donde observamos que la desocupación afectó más a las mujeres que a los varones, esta tendencia, se profundiza entre el primer y segundo semestre del año 2020 (periodo de cuarentenas rígida y flexible en Bolivia). En el mismo sentido, la baja en la tasa de desocupación, cuando se inicia el descenso de los efectos de la cuarentena (cuarto trimestre de 2020), se retarda más en el caso de las mujeres que en el de los varones, entre las mujeres, la tasa de desocupación recién baja, en el primer trimestre de 2021.

 

2. EL RIESGO AL CONTAGIO ATRAVESADO POR LA DIVISIÓN TÉCNICA DEL TRABAJO

La división técnica del trabajo, que distribuye a los trabajadores por distintos puestos, dentro de los procesos productivos, muestra de forma ampliada, en el curso de la pandemia, su lógica jerárquizadora, que define en gran medida, quien está más o menos expuesto al virus durante el cumplimiento de sus funciones, 

2.1. EL ACCESO DESIGUAL AL TELETRABAJO SEGÚN LA POSICIÓN EN LA OCUPACIÓN

La crisis sanitaria llevó a que muchos se vean obligados a trabajar desde sus casas, sin previsión alguna y sin estar, en muchos casos, debidamente preparados para hacerlo; obligados a convertir en oficina un rincón de la vivienda y a aprovisionarse de los implementos tecnológicos mínimos, necesarios, en un espacio doméstico que de pronto se convirtió, no solo en centro de trabajo, sino también, en la escuela de los hijos. De esta manera, se instaló el teletrabajo que es definido como la recurrencia a las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) (teléfonos inteligentes, Tablet, ordenadores portables, etc.), para efectuar tareas fuera de los locales que pertenecen al empleador. Se trata de una forma de organización de trabajo, que, si bien ya existía con anterioridad a la pandemia, su aplicación en el curso de ella, tuvo un récord sin precedentes.  La OIT (2020) registró que, con la llegada de la pandemia, el teletrabajo fue un recurso para 23 millones de personas (entre 20% y 30% de los trabajadores en América Latina), que asumieron esta forma de laborar en el segundo trimestre de 2020, un incremento importante si se considera que antes de la pandemia, el teletrabajo constituía solo el 3% de la fuerza laboral en América Latina. Según el mismo organismo, en los países de América Latina, sobre los que se dispone de estimaciones, un 23% de los trabajadores, en promedio, podría llevar a cabo sus actividades de manera remota[vii].

 

 Sin embargo, en términos relativos, solo cierto tipo de  trabajadores pudo ser considerado para teletrabajo, se trató; sobre todo, de las personas asalariadas con un empleo formalmente constituido, con alto nivel educativo (profesores universitarios, managers de empresas, etc.)[viii], con relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas, y por supuesto, con acceso a las tecnologías necesarias para llevar a cabo sus tareas.  Un estudio desarrollado en la Argentina muestra que, en el agregado de ocupaciones de calificación profesional, el potencial de teletrabajo supera cómodamente el 50%, mientras que en el agregado de ocupaciones no calificadas no llega al 10%[ix].

 

2.2. LA DIVISIÓN DEL TRABAJO POR SEXO Y EL ACCESO AL TELETRABAJO


La desigualdad en acceso a tecnología por sexos, define las desigualdades del acceso al teletrabajo entre hombres y mujeres, habida cuenta que estudios en este sentido señalan que, a nivel mundial, hay 200 millones más de hombres que mujeres con acceso a Internet, y las mujeres tienen 21% menor probabilidad de tener un teléfono móvil, un recurso importante en época de pandemia, para acceder a seguridad, a redes de contención/organización, atención de salud móvil, etc
[x]. El estudio realizado en Argentina por Albriu (2020) hace evidente que en ese país, el potencial para trabajar bajo  la modalidad  de teletrabajo sube entre 32% y 34% en el caso de los hombres, y desciende entre 24% y 25% en el caso de las mujeres,  esto se debería a que,  el 70% de los roles directivos, que pueden cumplirse  en gran medida por teletrabajo, es llevado a cabo por hombres.  En otro tipo de trabajos, según el mismo autor, como los asociados a servicios en general y servicios sociales en particular, la participación de mujeres es mayor, pero son de más difícil ejecución a distancia[xi].

 

2.3. EL ACCESO A TELETRABAJO SEGÚN ORIGEN ÉTNICO E INGRESOS ECONÓMICOS

El origen étnico incidió, también, en la posibilidad de acceder al teletrabajo. De acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., la proporción de personas cuya actividad les permite trabajar en casa es 29,9% entre los estadounidenses blancos y 10 puntos menos (19,7%) entre los afroamericanos e incluso más baja (16,2%) entre los hispanos, lo que implica diferencias que, en situación de pandemia, marcan un mayor o menor riesgo de contraer Covid-19. Esta diferencia en las posibilidades de trabajar a distancia, se relaciona, sin duda, por la posición en la ocupación que tienen blancos, negros y latinos; mientras los blancos ocupan en mayor grado cargos directivos, profesionales y/o de administración, los negros y latinos están ocupados en trabajos relacionados con el esfuerzo manual, con mayor dificultad para ser realizados a distancia.

Si consideramos al ingreso económico como un indicador de la posición de clase, se ve notoriamente, que las familias y/o personas con mayores ingresos, son las menos expuestas al virus, porque los que trabajan pueden acogerse, en ese caso al teletrabajo.  Yasenov (2020)[xii] encuentra para Estados Unidos, que la posibilidad de trabajar desde la casa, es significativamente menor para trabajadores de bajos ingresos y de bajo nivel educativo, jóvenes, así como miembros de minorías étnicas y migrantes. En el caso de Argentina, Albrieu (2020) muestra que existe una correlación positiva muy marcada, entre el ingreso per cápita del hogar y la posibilidad de aprovechar la opción del teletrabajo.

 

En estos mismos estudios se establece que la probabilidad de perder el empleo aumenta marcadamente con la proporción de las tareas que no pueden realizarse a través del teletrabajo. En este sentido, no solo el riesgo al contagio se distribuye de forma jerárquica y desigual de acuerdo a la posición que, dentro de la división social del trabajo o la división técnica del trabajo, tenga el trabajador o la trabajadora, sino que, además, el riesgo al desempleo; es decir, la posibilidad  de mantener el trabajo y los ingresos laborales con el teletrabajo se distribuyen de manera muy desigual, profundizando las brechas identificadas previamente, respecto al acceso y la utilización de las tecnologías digitales.

 

2.4. LOS TRABAJADORES ESENCIALES, LOS MÁS EXPUESTOS AL VIRUS COVID-19


Los trabajadores esenciales, que tuvieron que presentarse en el lugar de trabajo, sean cuales sean las condiciones, fueron los trabajadores más tocados por el virus, por su sobrexposición a la contaminación. Ellos han sufrido grandes modificaciones en sus condiciones de trabajo para hacer frente a las necesidades de la población, en ocupaciones en las que de por sí, las condiciones de empleo y trabajo eran degradadas. Entre estos trabajadores, las pocas investigaciones realizadas hasta hora, muestran una fuerte carga emocional provocada por el miedo. Una investigación realizada en Colombia entre médicos y personal de salud, da cuenta de que más del 70% de los evaluados tenían miedo de padecer Covid-19, de ser fuente de contagio para sus familias, ser portadores asintomáticos e incluso morir, trabajando en espacios laborales con alto riesgo de infección, equipamiento de protección personal inadecuado, ausencia de condiciones de seguridad o condiciones laborales de contratación no favorables.

La falta en insumos sanitarios o terapéuticos, el aislamiento, el agotamiento con jornadas extensas y falta de contacto familiar, son otros factores que contribuyen a la mayor presencia de síntomas de estrés o ansiedad, sentimientos de pánico, depresión y angustia en trabajadores que desempeñan sus labores en medio de la pandemia; se trata de un sector donde existe una importante concentración de mujeres trabajando. En la región de América Latina y el Caribe, la mitad del personal médico y más del 80% del personal de enfermería son mujeres, el porcentaje más alto del mundo[xiii].

 

En este caso, la posible contaminación, aparece como una condición más del trabajo. A la intensificación del trabajo, provocada por las demandas crecientes de la población, en servicios de salud, de distribución de alimentos y fármacos, y de limpieza, se suman los requerimientos asociados a las prácticas para prevenirse contra el virus: desinfección, ducha, desinfección de puntos de contacto, lavado del puesto de trabajo y el estrés provocado por  cambios de horarios, trabajos de noche, cambios de urgencia, sin capacitación previa, horas complementarias para los trabajadores a tiempo parcial, incremento de ordenes en hospitales y farmacias. Todo esto, lleva a una aceleración del ritmo de trabajo.

 

En Bolivia, la condición de trabajo de los recogedores de basura, ilustra situaciones extremas en el curso de las cuarentenas rígidas por la pandemia: barbijos insuficientes, falta de protocolos de bioseguridad, sobre carga de rutas de recojo de basura y el tiempo ajustado, mantuvo a los trabajadores de Empresa Municipal de recojo de basura, apresurados en su tarea; en muchos casos, sin posibilidades de establecer distanciamiento con los vecinos. Para el mes de junio de 2020, etapa de ascenso de los contagios, se presentaron los primeros enfermos de Covid-19 entre estos obreros y según sus testimonios, a los posibles infectados no se les realizó la prueba pertinente; al contrario, siguieron sus labores pese a presentar síntomas de Covid-19[xiv].

 

Uno de los fenómenos observados a nivel global, es la emergencia de las empresas organizadas como plataformas digitales. La pandemia de la Covid-19 exacerbó esta transformación, debido a las cuarentenas impuestas y al cierre físico obligatorio de muchas tiendas, por el temor al contagio, lo que se ha traducido en el crecimiento sin precedentes del comercio electrónico[xv].  Durante la segunda mitad de marzo y comienzos de abril de 2020, de acuerdo a un estudio de Weller (2020)[xvi] las ventas online aumentaron un 28% en Bogotá, un 119% en Chile y hasta un 300% en Argentina, en relación a las semanas previas al inicio de las medidas de aislamiento y prevención asociadas a la Covid-19.

 

Este aumento del comercio en línea, provocó el crecimiento del trabajo de mensajería y reparto realizado a través de plataformas digitales. Según el Gerente de Uber Eats para América Latina, la demanda por los servicios de esta plataforma se duplicó entre abril de 2019 y abril de 2020. La transformación tecnológica trajo consigo la difusión de nuevas formas de empleo vinculadas a las plataformas digitales, en un contexto de aumento de la desocupación y la falta de oportunidades. Las plataformas operan con un sistema de trabajo hiperterciarizado, donde prolifera la subcontratación, con trabajadores tratados como “contratistas independientes” más que como “empleados”[xvii], esto permite a las empresas un ahorro de hasta el 30% de los costos laborales[xviii].  Con la llegada de la pandemia, a las condiciones precarias del trabajo que ofertan las plataformas (largas jornadas de trabajo y exposición a riesgos de seguridad vial)[xix], se sumó el mayor riesgo al contagio por Covid-19, debido a la naturaleza de gran parte del trabajo ofertado por estas plataformas, que exige el contacto directo con terceros (taxis, locales comerciales, restaurantes y hogares de los clientes). En este contexto, los trabajadores de plataformas de reparto y transporte, han manifestado la falta de acceso a equipos de protección personal e higiene como mascarillas y alcohol en gel.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Se observa que el mayor riesgo a la pérdida de trabajo por la pandemia está atravesado, no solo por las relaciones de explotación, sino también, de opresión, que permean la relación salarial.  La información valorada en el curso de esta exposición, niega las posiciones teóricas que consideran que el riesgo a las enfermedades no hace distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros (independientemente de los lugares de su producción) y a los riesgos de la modernización (con la se relativizan las diferencias y los límites sociales). Lo que más bien muestra la información de las investigaciones que se van realizando sobre los efectos laborales de la pandemia, es que la gestión del riesgo no es externa al contenido de las relaciones sociales, que en nuestra sociedad son relaciones de explotación, dominación y opresión.  Relaciones que en el espacio laboral se articulan jerárquicamente de acuerdo a una división social y técnica del trabajo, que asigna a cada trabajador (a través de mercados de trabajo externos e internos), de acuerdo a su edad, sexo, calificación etc., desiguales posibilidades, tanto económicas, como sociales, para enfrentar los riesgos derivados de la pandemia. No es lo mismo enfrentar la pandemia como obrera de origen indígena, de una fábrica de alimentos, que, como manager administrativa de la misma fábrica, del mismo modo que no es lo mismo para un trabajador fluctuante, que para uno de planta.  De ahí que esos postulados, que homogenizan los riesgos, diciendo que éstos no hacen distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros, sacan a la luz sus límites heurísticos a la hora de evaluar las consecuencias dejadas por la gestión de pandemia por covid-19 en una sociedad caracterizada por la desigualdad.

 

La pandemia del Covid-19, parece; más bien, haber acentuado los niveles de desigualdad, porque los trabajadores más desfavorecidos fueron los más afectados por el riesgo a contraer Covid-19 o a perder el empleo. Los jóvenes y las mujeres en general, se han visto particularmente afectados por los cierres de sectores económicos enteros, en los que eran mayoritarios (hotelería, restauración, actividades por cuenta propia, etc.), y al mismo tiempo, han estado excesivamente expuestos al virus en sectores que han sido clasificados esenciales (salud, servicios de distribución, etc.). En muchos países, la reducción de las horas de trabajo, a raíz de la imposición de confinamientos y otras políticas conexas, han afectado más a las ocupaciones de baja calificación que a las ocupaciones directivas y profesionales, mejor pagadas, que son las que se han podido realizar con teletrabajo, el mismo que ha sido ejercido, sobre todo, por trabajadores asalariados con un empleo formalmente constituido, con alto nivel educativo (profesores universitarios, managers de empresas, etc.)[xx], con relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas con acceso a las tecnologías digitales. La proliferación del trabajo precario en las plataformas va en el mismo sentido: la pandemia en una sociedad regulada por el mercado, se convierte en una oportunidad de acumulación de capital, porque con el aumento del desempleo y del subempleo ensancha un ejército de desocupados que están dispuestos a trabajar por salarios muy bajos, con alto riesgo de contraer Covid-19 en las cadenas de distribución, sin condiciones de bioseguridad adecuadas, largas jornadas de trabajo y exposición a riesgos de seguridad vial.

 


[i] Harvey, D. (22 de Abril de 2020). Política anticapitalista en tiempos de COVID-19. sin permiso. Obtenido de https://www.sinpermiso.info/textos/politica-anticapitalista-en-tiempos-de-covid-19

[ii] Idem.

[iii] OCDE. (2020). Perspectives de l’emploi de l’OCDE 2020: Crise du COVID-19 et protection des travailleurs. Éditions OCDE, París. Recuperado de https://dx.doi.org/10.1787/b1547de3-fr.

[iv] OIT. (junio de 2020). Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el Caribe. Panorama Laboral en tiempo de la COVID-19. Recuperado de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_749659.pdf

[v] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[vi] Elaboración propia, con datos del Instituto Nacional de Estadística - Encuesta Continua de empleo 2015 – 2021(p).

[vii] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[viii] Los empleos más susceptibles de llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco, a tiempo completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo elevado. Ver: Héctor Palomino, Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana. (2020). El futuro del trabajo en América latina, entre “antes” y “durante” la pandemia. Observatorio latinoamericano y caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882

[ix] Albrieu, R. (2020). Evaluando las Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en Tiempos de COVID-19. CIPPEC2. Recuperado de:  https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf

[x] (OEA/CIM,2020)

[xi] Albrieu, R. (2020). Evaluando las Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en Tiempos de COVID-19. CIPPEC2. Recuperado de:  https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf

[xii] Yasenov, V. (2020), “Who Can Work From Home?”, IZA DP No. 13197.

[xiii] (OEA/CIM,2020)

[xiv] Aillón Gómez, T., & Castro López, L. (2021). La duplicidad de la moral burguesa en la gestión del trabajo obrero durante la cuarentena por Covid-19 en Bolivia. Revista Latinoamericada de Antropología del Tragajo (LAT), 5(11). Obtenido de http://www.ceil-conicet.gov.ar/ojs/index.php/lat/article/view/867

[xv] Lo sorpresivo en el año 2020 es el gran dinamismo del llamado capitalismo trasnacional de plataforma, con la generalización del distanciamiento físico, la digitalización de las actividades se ha transformado en un boom, ya se trate del comercio, del teletrabajo las video conferencias, del consumo de bienes numéricos, sin olvidar la educación a distancia (Boyer, 2020).

[xvi] Weller, J. (2020). La pandemia del COVID-19 y su efecto en las tendencias de los mercados laborales. Documentos de Proyectos (LC/TS.2020/67). Santiago: Comisión Económica para América Latina (CEPAL).Recuperadodehttps://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45759/1/S2000387_es.pd

[xvii] Entre las limitaciones que presenta esta figura laboral en gran parte de los países de la región, se encuentra la falta de cobertura por enfermedad profesional o la imposibilidad de acceder a licencias por enfermedad. Ver: López Mourelo, 2020, cit. CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf .

[xviii] Según un estudio de la OIT publicado el año 2019, muchos trabajadores de las plataformas digitales viven una situación económica precaria. Una de cada cinco personas vive en un hogar cuyo ingreso mensual no es suficiente para cubrir las necesidades básicas. Esta proporción es especialmente alta entre los trabajadores de plataformas digitales de África (42 por ciento), de Asia y el Pacífico (24 por ciento), y de América Latina (23 por ciento), mientras que es menor, aunque igualmente significativa, en América del Norte y en Europa y Asia Central (alrededor del 17 por ciento).

[xix] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[xx] Los empleos más susceptibles de llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco, a tiempo completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo elevado Ver: Héctor Palomino, Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana. (2020). El futuro del trabajo en América latina, entre “antes” y “durante” la pandemia. Observatorio latinoamericano y caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882