Tania Aillón Gómez
La pandemia no puede explicarse separada de la
cultura, la economía y la vida cotidiana; el surgimiento y la expansión de un
virus como el Covid-19 forman parte de la relación metabólica entre la sociedad
y la naturaleza[i]. En nuestra sociedad, el capitalismo como
forma dominante de organización de la vida, modifica las condiciones
medioambientales de su propia reproducción, con efectos que no controla (como
el cambio climático). No existe un desastre como el Covid-19 que sea solo
natural; si bien los virus mutan todo el tiempo para preservarse, las
condiciones en las que un virus se convierte en una amenaza para la vida,
depende de las prácticas humanas[ii]
inmersas en relaciones sociales. Desde esta perspectiva, en este artículo, nos detenemos a
reflexionar: cómo se reproduce la exposición a los riesgos derivados de la
pandemia por Covid-19, entre los trabajadores y trabajadoras de distintas
condiciones laborales.
1. DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO Y RIESGO AL DESEMPLEO
EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Cabe resaltar, que la pérdida del empleo, los paros parciales, la reducción salarial o la reducción en horas trabajadas no golpearon de igual forma a los distintos trabajadores, esto dependió de la división social del trabajo, que adscribe a los trabajadores a un puesto de trabajo en un sector económico y un determinado ramo productivo. En el curso de la pandemia, el sector económico más golpeado fue el terciario: servicios y el comercio realizado en establecimientos o en la calle (comercio informal), por la imposición de medidas restrictivas como las cuarentenas rígida y flexible, que prácticamente paralizaron actividades de turismo, hotelería, restaurants, transporte y ventas en espacios físicos, este hecho configura los rasgos que asume el desempleo y el subempleo en el curso de la pandemia por Covid-19.
1.1. LOS JÓVENES EN LA POSICIÓN MÁS VULNERABLE
El mayor riesgo al desempleo lo vivieron los jóvenes,
porque el inicio de su vida laboral esta generalmente asociado a trabajos en el
sector terciario de la economía (servicios, comercio, etc.), con contratos
temporales, en muchos casos, bajo régimen de subcontrato. De acuerdo al estudio de la OCDE (2020) en 38
países miembros de este organismo, las interrupciones laborales fueron
relativamente más graves para los jóvenes.
Los jóvenes corrieron un mayor riesgo de perder el empleo durante la pandemia que otras personas en edad de trabajar, con una tasa de desempleo juvenil promedio del 18,5% en el tercer trimestre de 2020[iii].
De acuerdo a una encuesta realizada por la OIT en 112 países, en la mayoría de los casos, la pérdida de empleos se debió al cese de la actividad por parte de las empresas o al despido. Según la OIT, el 54% de los encuestados que perdieron su empleo desde que empezó la pandemia, indicaron que el motivo había sido el cierre de la empresa para las que trabajaban o su despido, una tercera parte señalaba, que había finalizado un trabajo temporal, mientras que solo una minoría renunció al trabajo por traslado a otro lugar[iv].
1.2. LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO POR SEXOS Y LA VULNERABILIDAD FEMENINA AL DESEMPLEO.
Tampoco los jóvenes fueron afectados en el empleo de manera uniforme; los estudios muestran que las mujeres jóvenes fueron las más afectadas, en relación a los hombres jóvenes, debido a que; en general, son la fuerza de trabajo más ocupada en restaurantes, hoteles y venta minorista.
En América Latina, en promedio, el 21,9% de las
mujeres trabajan en el sector del comercio, las mujeres son mayoría en el
sector de las actividades de alojamiento y de servicios de comida y, en el
sector turístico, las mujeres representan el 54% de la fuerza laboral. Se trata
de sectores en los que las trabajadoras, a causa de la pandemia, vieron
desaparecer casi la totalidad de sus medios de vida, con la paralización del
comercio en las calles y del turismo en todo el mundo[v].
BOLIVIA:
EVOLUCIÓN TRIMESTRAL TASA DE DESOCUPACIÓN, ÁREA URBANA POR SEXO (2015-2021)[vi]
En el caso de Bolivia, la desigualdad
del impacto de la crisis en el empleo, provocada por la pandemia, se muestra en las estadísticas
del cuadro anterior, donde observamos que la desocupación afectó más a las
mujeres que a los varones, esta tendencia, se profundiza entre el primer y
segundo semestre del año 2020 (periodo de cuarentenas rígida y flexible en
Bolivia). En el mismo sentido, la baja en la tasa de desocupación, cuando se
inicia el descenso de los efectos de la cuarentena (cuarto trimestre de 2020),
se retarda más en el caso de las mujeres que en el de los varones, entre las
mujeres, la tasa de desocupación recién baja, en el primer trimestre de 2021.
2. EL RIESGO AL
CONTAGIO ATRAVESADO POR LA DIVISIÓN TÉCNICA DEL TRABAJO
La división técnica del trabajo, que distribuye
a los trabajadores por distintos puestos, dentro de los procesos productivos,
muestra de forma ampliada, en el curso de la pandemia, su lógica
jerárquizadora, que define en gran medida, quien está más o menos expuesto al
virus durante el cumplimiento de sus funciones,
2.1.
EL ACCESO DESIGUAL AL TELETRABAJO SEGÚN LA POSICIÓN EN LA OCUPACIÓN
La crisis sanitaria llevó a que muchos se vean obligados a trabajar desde sus casas, sin previsión alguna y sin estar, en muchos casos, debidamente preparados para hacerlo; obligados a convertir en oficina un rincón de la vivienda y a aprovisionarse de los implementos tecnológicos mínimos, necesarios, en un espacio doméstico que de pronto se convirtió, no solo en centro de trabajo, sino también, en la escuela de los hijos. De esta manera, se instaló el teletrabajo que es definido como la recurrencia a las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) (teléfonos inteligentes, Tablet, ordenadores portables, etc.), para efectuar tareas fuera de los locales que pertenecen al empleador. Se trata de una forma de organización de trabajo, que, si bien ya existía con anterioridad a la pandemia, su aplicación en el curso de ella, tuvo un récord sin precedentes. La OIT (2020) registró que, con la llegada de la pandemia, el teletrabajo fue un recurso para 23 millones de personas (entre 20% y 30% de los trabajadores en América Latina), que asumieron esta forma de laborar en el segundo trimestre de 2020, un incremento importante si se considera que antes de la pandemia, el teletrabajo constituía solo el 3% de la fuerza laboral en América Latina. Según el mismo organismo, en los países de América Latina, sobre los que se dispone de estimaciones, un 23% de los trabajadores, en promedio, podría llevar a cabo sus actividades de manera remota[vii].
Sin embargo, en términos relativos, solo
cierto tipo de trabajadores pudo ser
considerado para teletrabajo, se trató; sobre todo, de las personas asalariadas
con un empleo formalmente constituido, con alto nivel educativo (profesores
universitarios, managers de empresas, etc.)[viii], con
relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y
administrativas, y por supuesto, con acceso a las tecnologías necesarias para
llevar a cabo sus tareas. Un estudio desarrollado en la Argentina
muestra que, en el agregado de ocupaciones de calificación profesional, el
potencial de teletrabajo supera cómodamente el 50%, mientras que en el agregado
de ocupaciones no calificadas no llega al 10%[ix].
2.2. LA DIVISIÓN DEL TRABAJO POR
SEXO Y EL ACCESO AL TELETRABAJO
La desigualdad en acceso a tecnología por sexos, define las desigualdades del acceso al teletrabajo entre hombres y mujeres, habida cuenta que estudios en este sentido señalan que, a nivel mundial, hay 200 millones más de hombres que mujeres con acceso a Internet, y las mujeres tienen 21% menor probabilidad de tener un teléfono móvil, un recurso importante en época de pandemia, para acceder a seguridad, a redes de contención/organización, atención de salud móvil, etc[x]. El estudio realizado en Argentina por Albriu (2020) hace evidente que en ese país, el potencial para trabajar bajo la modalidad de teletrabajo sube entre 32% y 34% en el caso de los hombres, y desciende entre 24% y 25% en el caso de las mujeres, esto se debería a que, el 70% de los roles directivos, que pueden cumplirse en gran medida por teletrabajo, es llevado a cabo por hombres. En otro tipo de trabajos, según el mismo autor, como los asociados a servicios en general y servicios sociales en particular, la participación de mujeres es mayor, pero son de más difícil ejecución a distancia[xi].
2.3. EL ACCESO A TELETRABAJO
SEGÚN ORIGEN ÉTNICO E INGRESOS ECONÓMICOS
El origen étnico incidió, también, en la posibilidad de acceder al teletrabajo. De acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., la proporción de personas cuya actividad les permite trabajar en casa es 29,9% entre los estadounidenses blancos y 10 puntos menos (19,7%) entre los afroamericanos e incluso más baja (16,2%) entre los hispanos, lo que implica diferencias que, en situación de pandemia, marcan un mayor o menor riesgo de contraer Covid-19. Esta diferencia en las posibilidades de trabajar a distancia, se relaciona, sin duda, por la posición en la ocupación que tienen blancos, negros y latinos; mientras los blancos ocupan en mayor grado cargos directivos, profesionales y/o de administración, los negros y latinos están ocupados en trabajos relacionados con el esfuerzo manual, con mayor dificultad para ser realizados a distancia.
Si consideramos al ingreso económico como un indicador de la posición de clase, se ve notoriamente, que las familias y/o personas con mayores ingresos, son las menos expuestas al virus, porque los que trabajan pueden acogerse, en ese caso al teletrabajo. Yasenov (2020)[xii] encuentra para Estados Unidos, que la posibilidad de trabajar desde la casa, es significativamente menor para trabajadores de bajos ingresos y de bajo nivel educativo, jóvenes, así como miembros de minorías étnicas y migrantes. En el caso de Argentina, Albrieu (2020) muestra que existe una correlación positiva muy marcada, entre el ingreso per cápita del hogar y la posibilidad de aprovechar la opción del teletrabajo.
En estos mismos estudios se
establece que la probabilidad de perder el empleo aumenta marcadamente con la
proporción de las tareas que no pueden realizarse a través del teletrabajo. En
este sentido, no solo el riesgo al contagio se distribuye de forma jerárquica y
desigual de acuerdo a la posición que, dentro de la división social del trabajo
o la división técnica del trabajo, tenga el trabajador o la trabajadora, sino
que, además, el riesgo al desempleo; es decir, la posibilidad de mantener el trabajo y los ingresos
laborales con el teletrabajo se distribuyen de manera muy desigual,
profundizando las brechas identificadas previamente, respecto al acceso y la
utilización de las tecnologías digitales.
2.4. LOS TRABAJADORES ESENCIALES, LOS MÁS EXPUESTOS AL
VIRUS COVID-19
La falta en insumos sanitarios o
terapéuticos, el aislamiento, el agotamiento con jornadas extensas y falta de
contacto familiar, son otros factores que contribuyen a la mayor presencia de
síntomas de estrés o ansiedad, sentimientos de pánico, depresión y angustia en
trabajadores que desempeñan sus labores en medio de la pandemia; se trata de un
sector donde existe una importante concentración de mujeres trabajando. En la región de
América Latina y el Caribe, la mitad del personal médico y más del 80% del
personal de enfermería son mujeres, el porcentaje más alto del mundo[xiii].
En este caso, la posible contaminación, aparece como
una condición más del trabajo. A la intensificación del trabajo, provocada por
las demandas crecientes de la población, en servicios de salud, de distribución
de alimentos y fármacos, y de limpieza, se suman los requerimientos asociados a
las prácticas para prevenirse contra el virus: desinfección, ducha, desinfección
de puntos de contacto, lavado del puesto de trabajo y el estrés provocado
por cambios de horarios, trabajos de
noche, cambios de urgencia, sin capacitación previa, horas complementarias para
los trabajadores a tiempo parcial, incremento de ordenes en hospitales y
farmacias. Todo esto, lleva a una aceleración del ritmo de trabajo.
En Bolivia, la condición de trabajo de los recogedores
de basura, ilustra situaciones extremas en el curso de las cuarentenas rígidas
por la pandemia: barbijos insuficientes, falta de protocolos de bioseguridad, sobre carga de rutas
de recojo de basura y el tiempo ajustado, mantuvo a los trabajadores de Empresa
Municipal de recojo de basura, apresurados en su tarea; en muchos casos, sin
posibilidades de establecer distanciamiento con los vecinos. Para el mes de
junio de 2020, etapa de ascenso de los contagios, se presentaron los primeros
enfermos de Covid-19 entre estos obreros y según sus testimonios, a los
posibles infectados no se les realizó la prueba pertinente; al contrario,
siguieron sus labores pese a presentar síntomas de Covid-19[xiv].
Uno de los fenómenos
observados a nivel global, es la emergencia de las empresas organizadas como
plataformas digitales. La pandemia de la Covid-19 exacerbó esta transformación,
debido a las cuarentenas impuestas y al cierre físico obligatorio de muchas
tiendas, por el temor al contagio, lo que se ha traducido en el crecimiento sin
precedentes del comercio electrónico[xv]. Durante la segunda mitad de marzo y comienzos
de abril de 2020, de acuerdo a un estudio de Weller (2020)[xvi] las
ventas online aumentaron un 28% en Bogotá, un 119% en Chile y hasta un 300% en
Argentina, en relación a las semanas previas al inicio de las medidas de
aislamiento y prevención asociadas a la Covid-19.
Este aumento del comercio en
línea, provocó el crecimiento del trabajo de mensajería y reparto realizado a
través de plataformas digitales. Según el Gerente de Uber Eats para América Latina, la demanda por los servicios de esta
plataforma se duplicó entre abril de 2019 y abril de 2020. La transformación
tecnológica trajo consigo la difusión de nuevas formas de empleo vinculadas a
las plataformas digitales, en un contexto de aumento de la desocupación y la
falta de oportunidades. Las plataformas operan con un sistema de trabajo
hiperterciarizado, donde prolifera la subcontratación, con trabajadores
tratados como “contratistas independientes” más que como “empleados”[xvii], esto permite a las
empresas un ahorro de hasta el 30% de los costos laborales[xviii]. Con
la llegada de la pandemia, a las condiciones precarias del trabajo que ofertan
las plataformas (largas jornadas de trabajo y exposición a riesgos de
seguridad vial)[xix], se sumó el mayor riesgo al contagio
por Covid-19, debido a la naturaleza de gran parte del trabajo ofertado
por estas plataformas, que exige el contacto directo con terceros (taxis,
locales comerciales, restaurantes y hogares de los clientes). En este contexto,
los trabajadores de plataformas de reparto y transporte, han manifestado la
falta de acceso a equipos de protección personal e higiene como mascarillas y
alcohol en gel.
CONSIDERACIONES
FINALES
Se observa que el mayor riesgo a la pérdida de trabajo por la pandemia está atravesado, no solo por las relaciones de explotación, sino también, de opresión, que permean la relación salarial. La información valorada en el curso de esta exposición, niega las posiciones teóricas que consideran que el riesgo a las enfermedades no hace distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros (independientemente de los lugares de su producción) y a los riesgos de la modernización (con la se relativizan las diferencias y los límites sociales). Lo que más bien muestra la información de las investigaciones que se van realizando sobre los efectos laborales de la pandemia, es que la gestión del riesgo no es externa al contenido de las relaciones sociales, que en nuestra sociedad son relaciones de explotación, dominación y opresión. Relaciones que en el espacio laboral se articulan jerárquicamente de acuerdo a una división social y técnica del trabajo, que asigna a cada trabajador (a través de mercados de trabajo externos e internos), de acuerdo a su edad, sexo, calificación etc., desiguales posibilidades, tanto económicas, como sociales, para enfrentar los riesgos derivados de la pandemia. No es lo mismo enfrentar la pandemia como obrera de origen indígena, de una fábrica de alimentos, que, como manager administrativa de la misma fábrica, del mismo modo que no es lo mismo para un trabajador fluctuante, que para uno de planta. De ahí que esos postulados, que homogenizan los riesgos, diciendo que éstos no hacen distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros, sacan a la luz sus límites heurísticos a la hora de evaluar las consecuencias dejadas por la gestión de pandemia por covid-19 en una sociedad caracterizada por la desigualdad.
La pandemia del Covid-19, parece;
más bien, haber acentuado los niveles de desigualdad, porque los trabajadores
más desfavorecidos fueron los más afectados por el riesgo a contraer Covid-19 o
a perder el empleo. Los jóvenes y las mujeres en general, se han visto
particularmente afectados por los cierres de sectores económicos enteros, en
los que eran mayoritarios (hotelería, restauración, actividades por cuenta
propia, etc.), y al mismo tiempo, han estado excesivamente expuestos al virus
en sectores que han sido clasificados esenciales (salud, servicios de
distribución, etc.). En muchos países, la reducción de las horas de trabajo, a
raíz de la imposición de confinamientos y otras políticas conexas, han afectado
más a las ocupaciones de baja calificación que a las ocupaciones directivas y
profesionales, mejor pagadas, que son las que se han podido realizar con
teletrabajo, el mismo que ha sido ejercido, sobre todo, por trabajadores asalariados con un empleo formalmente
constituido, con alto nivel educativo (profesores universitarios, managers de
empresas, etc.)[xx],
con relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas
con acceso a las tecnologías digitales. La
proliferación del trabajo precario en las plataformas va en el mismo sentido:
la pandemia en una sociedad regulada por el mercado, se convierte en una
oportunidad de acumulación de capital, porque con el aumento del desempleo y
del subempleo ensancha un ejército de desocupados que están dispuestos a
trabajar por salarios muy bajos, con alto riesgo de contraer Covid-19 en las
cadenas de distribución, sin condiciones de bioseguridad adecuadas, largas jornadas de trabajo y
exposición a riesgos de seguridad vial.
[i] Harvey, D. (22
de Abril de 2020). Política anticapitalista en tiempos de COVID-19. sin
permiso. Obtenido de https://www.sinpermiso.info/textos/politica-anticapitalista-en-tiempos-de-covid-19
[ii] Idem.
[iii] OCDE. (2020).
Perspectives de l’emploi de l’OCDE 2020: Crise du COVID-19 et protection des
travailleurs. Éditions OCDE, París. Recuperado de
https://dx.doi.org/10.1787/b1547de3-fr.
[iv] OIT. (junio de
2020). Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el
Caribe. Panorama Laboral en tiempo de la COVID-19. Recuperado de
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_749659.pdf
[v] CEPAL/OIT. (21
de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la
enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el
Caribe(22).Recuperado de
:https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf
[vi] Elaboración propia, con datos
del Instituto Nacional de Estadística - Encuesta Continua de empleo 2015 –
2021(p).
[vii] CEPAL/OIT. (21
de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la
enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el
Caribe(22).Recuperado de
:https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf
[viii] Los empleos más
susceptibles de llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco,
a tiempo completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo
elevado. Ver: Héctor Palomino,
Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana. (2020). El futuro del trabajo en América
latina, entre “antes” y “durante” la pandemia. Observatorio latinoamericano y
caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882
[ix] Albrieu, R.
(2020). Evaluando las Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en
Tiempos de COVID-19. CIPPEC2. Recuperado de:
https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf
[x] (OEA/CIM,2020)
[xi] Albrieu, R. (2020). Evaluando las
Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en Tiempos de COVID-19.
CIPPEC2. Recuperado de:
https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf
[xii] Yasenov,
V. (2020), “Who Can Work From Home?”, IZA DP No. 13197.
[xiii] (OEA/CIM,2020)
[xiv] Aillón Gómez, T., & Castro López,
L. (2021). La duplicidad de la moral burguesa en la gestión del trabajo obrero
durante la cuarentena por Covid-19 en Bolivia. Revista Latinoamericada de
Antropología del Tragajo (LAT), 5(11). Obtenido de
http://www.ceil-conicet.gov.ar/ojs/index.php/lat/article/view/867
[xv] Lo sorpresivo en el año 2020 es el gran
dinamismo del llamado capitalismo trasnacional de plataforma, con la
generalización del distanciamiento físico, la digitalización de las actividades
se ha transformado en un boom, ya se trate del comercio, del teletrabajo las
video conferencias, del consumo de bienes numéricos, sin olvidar la educación a
distancia (Boyer, 2020).
[xvi] Weller, J. (2020). La pandemia del
COVID-19 y su efecto en las tendencias de los mercados laborales. Documentos de
Proyectos (LC/TS.2020/67). Santiago: Comisión Económica para América Latina
(CEPAL).Recuperadodehttps://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45759/1/S2000387_es.pd
[xvii] Entre las limitaciones que presenta
esta figura laboral en gran parte de los países de la región, se encuentra la
falta de cobertura por enfermedad profesional o la imposibilidad de acceder a licencias
por enfermedad. Ver: López Mourelo, 2020, cit. CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020).
El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por
coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el
Caribe(22).Recuperado de
:https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf
.
[xviii] Según un estudio de la OIT publicado el
año 2019, muchos trabajadores de las plataformas digitales viven una situación
económica precaria. Una de cada cinco personas vive en un hogar cuyo ingreso
mensual no es suficiente para cubrir las necesidades básicas. Esta proporción
es especialmente alta entre los trabajadores de plataformas digitales de África
(42 por ciento), de Asia y el Pacífico (24 por ciento), y de América Latina (23
por ciento), mientras que es menor, aunque igualmente significativa, en América
del Norte y en Europa y Asia Central (alrededor del 17 por ciento).
[xix] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El
trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus
(COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de
:https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf
[xx] Los empleos más susceptibles de
llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco, a tiempo
completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo elevado Ver: Héctor Palomino, Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana.
(2020). El futuro del trabajo en América latina, entre “antes” y “durante” la
pandemia. Observatorio latinoamericano y caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882
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