-->

Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

1 2 3 4 5

jueves, 30 de diciembre de 2021

La desigual exposición a riesgos en tiempos de pandemia



Tania Aillón Gómez

 

La pandemia no puede explicarse separada de la cultura, la economía y la vida cotidiana; el surgimiento y la expansión de un virus como el Covid-19 forman parte de la relación metabólica entre la sociedad y la naturaleza[i].  En nuestra sociedad, el capitalismo como forma dominante de organización de la vida, modifica las condiciones medioambientales de su propia reproducción, con efectos que no controla (como el cambio climático). No existe un desastre como el Covid-19 que sea solo natural; si bien los virus mutan todo el tiempo para preservarse, las condiciones en las que un virus se convierte en una amenaza para la vida, depende de las prácticas humanas[ii] inmersas en relaciones sociales. Desde esta perspectiva, en este artículo, nos detenemos a reflexionar: cómo se reproduce la exposición a los riesgos derivados de la pandemia por Covid-19, entre los trabajadores y trabajadoras de distintas condiciones laborales.

 

1. DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO Y RIESGO AL DESEMPLEO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Cabe resaltar, que la pérdida del empleo, los paros parciales, la reducción salarial o la reducción en horas trabajadas no golpearon de igual forma a los distintos trabajadores, esto dependió de la división social del trabajo, que adscribe a los trabajadores a un puesto de trabajo en un sector económico y un determinado ramo productivo. En el curso de la pandemia, el sector económico más golpeado fue el terciario: servicios y el comercio realizado en establecimientos o en la calle (comercio informal), por la imposición de medidas restrictivas como las cuarentenas rígida y flexible, que prácticamente paralizaron actividades de turismo, hotelería, restaurants, transporte y ventas en espacios físicos, este hecho configura los rasgos que asume el desempleo y el subempleo en el curso de la pandemia por Covid-19.

 

1.1. LOS JÓVENES EN LA POSICIÓN MÁS VULNERABLE 


El mayor riesgo al desempleo lo vivieron los jóvenes, porque el inicio de su vida laboral esta generalmente asociado a trabajos en el sector terciario de la economía (servicios, comercio, etc.), con contratos temporales, en muchos casos, bajo régimen de subcontrato.  De acuerdo al estudio de la OCDE (2020) en 38 países miembros de este organismo, las interrupciones laborales fueron relativamente más graves para los jóvenes.

Los jóvenes corrieron un mayor riesgo de perder el empleo durante la pandemia que otras personas en edad de trabajar, con una tasa de desempleo juvenil promedio del 18,5% en el tercer trimestre de 2020[iii].

De acuerdo a una encuesta realizada por la OIT en 112 países, en la mayoría de los casos, la pérdida de empleos se debió al cese de la actividad por parte de las empresas o al despido. Según la OIT, el 54% de los encuestados que perdieron su empleo desde que empezó la pandemia, indicaron que el motivo había sido el cierre de la empresa para las que trabajaban o su despido, una tercera parte señalaba, que había finalizado un trabajo temporal, mientras que solo una minoría renunció al trabajo por traslado a otro lugar[iv].

 

1.2. LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO POR SEXOS Y LA VULNERABILIDAD FEMENINA AL DESEMPLEO. 

Tampoco los jóvenes fueron afectados en el empleo de manera uniforme; los estudios muestran que las mujeres jóvenes fueron las más afectadas, en relación a los hombres jóvenes, debido a que; en general, son la fuerza de trabajo más ocupada en restaurantes, hoteles y venta minorista.

En América Latina, en promedio, el 21,9% de las mujeres trabajan en el sector del comercio, las mujeres son mayoría en el sector de las actividades de alojamiento y de servicios de comida y, en el sector turístico, las mujeres representan el 54% de la fuerza laboral. Se trata de sectores en los que las trabajadoras, a causa de la pandemia, vieron desaparecer casi la totalidad de sus medios de vida, con la paralización del comercio en las calles y del turismo en todo el mundo[v].

 

BOLIVIA: EVOLUCIÓN TRIMESTRAL TASA DE DESOCUPACIÓN, ÁREA URBANA POR SEXO (2015-2021)[vi]



 

En el caso de Bolivia, la desigualdad del impacto de la crisis en el empleo, provocada por la pandemia, se muestra en las estadísticas del cuadro anterior, donde observamos que la desocupación afectó más a las mujeres que a los varones, esta tendencia, se profundiza entre el primer y segundo semestre del año 2020 (periodo de cuarentenas rígida y flexible en Bolivia). En el mismo sentido, la baja en la tasa de desocupación, cuando se inicia el descenso de los efectos de la cuarentena (cuarto trimestre de 2020), se retarda más en el caso de las mujeres que en el de los varones, entre las mujeres, la tasa de desocupación recién baja, en el primer trimestre de 2021.

 

2. EL RIESGO AL CONTAGIO ATRAVESADO POR LA DIVISIÓN TÉCNICA DEL TRABAJO

La división técnica del trabajo, que distribuye a los trabajadores por distintos puestos, dentro de los procesos productivos, muestra de forma ampliada, en el curso de la pandemia, su lógica jerárquizadora, que define en gran medida, quien está más o menos expuesto al virus durante el cumplimiento de sus funciones, 

2.1. EL ACCESO DESIGUAL AL TELETRABAJO SEGÚN LA POSICIÓN EN LA OCUPACIÓN

La crisis sanitaria llevó a que muchos se vean obligados a trabajar desde sus casas, sin previsión alguna y sin estar, en muchos casos, debidamente preparados para hacerlo; obligados a convertir en oficina un rincón de la vivienda y a aprovisionarse de los implementos tecnológicos mínimos, necesarios, en un espacio doméstico que de pronto se convirtió, no solo en centro de trabajo, sino también, en la escuela de los hijos. De esta manera, se instaló el teletrabajo que es definido como la recurrencia a las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) (teléfonos inteligentes, Tablet, ordenadores portables, etc.), para efectuar tareas fuera de los locales que pertenecen al empleador. Se trata de una forma de organización de trabajo, que, si bien ya existía con anterioridad a la pandemia, su aplicación en el curso de ella, tuvo un récord sin precedentes.  La OIT (2020) registró que, con la llegada de la pandemia, el teletrabajo fue un recurso para 23 millones de personas (entre 20% y 30% de los trabajadores en América Latina), que asumieron esta forma de laborar en el segundo trimestre de 2020, un incremento importante si se considera que antes de la pandemia, el teletrabajo constituía solo el 3% de la fuerza laboral en América Latina. Según el mismo organismo, en los países de América Latina, sobre los que se dispone de estimaciones, un 23% de los trabajadores, en promedio, podría llevar a cabo sus actividades de manera remota[vii].

 

 Sin embargo, en términos relativos, solo cierto tipo de  trabajadores pudo ser considerado para teletrabajo, se trató; sobre todo, de las personas asalariadas con un empleo formalmente constituido, con alto nivel educativo (profesores universitarios, managers de empresas, etc.)[viii], con relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas, y por supuesto, con acceso a las tecnologías necesarias para llevar a cabo sus tareas.  Un estudio desarrollado en la Argentina muestra que, en el agregado de ocupaciones de calificación profesional, el potencial de teletrabajo supera cómodamente el 50%, mientras que en el agregado de ocupaciones no calificadas no llega al 10%[ix].

 

2.2. LA DIVISIÓN DEL TRABAJO POR SEXO Y EL ACCESO AL TELETRABAJO


La desigualdad en acceso a tecnología por sexos, define las desigualdades del acceso al teletrabajo entre hombres y mujeres, habida cuenta que estudios en este sentido señalan que, a nivel mundial, hay 200 millones más de hombres que mujeres con acceso a Internet, y las mujeres tienen 21% menor probabilidad de tener un teléfono móvil, un recurso importante en época de pandemia, para acceder a seguridad, a redes de contención/organización, atención de salud móvil, etc
[x]. El estudio realizado en Argentina por Albriu (2020) hace evidente que en ese país, el potencial para trabajar bajo  la modalidad  de teletrabajo sube entre 32% y 34% en el caso de los hombres, y desciende entre 24% y 25% en el caso de las mujeres,  esto se debería a que,  el 70% de los roles directivos, que pueden cumplirse  en gran medida por teletrabajo, es llevado a cabo por hombres.  En otro tipo de trabajos, según el mismo autor, como los asociados a servicios en general y servicios sociales en particular, la participación de mujeres es mayor, pero son de más difícil ejecución a distancia[xi].

 

2.3. EL ACCESO A TELETRABAJO SEGÚN ORIGEN ÉTNICO E INGRESOS ECONÓMICOS

El origen étnico incidió, también, en la posibilidad de acceder al teletrabajo. De acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., la proporción de personas cuya actividad les permite trabajar en casa es 29,9% entre los estadounidenses blancos y 10 puntos menos (19,7%) entre los afroamericanos e incluso más baja (16,2%) entre los hispanos, lo que implica diferencias que, en situación de pandemia, marcan un mayor o menor riesgo de contraer Covid-19. Esta diferencia en las posibilidades de trabajar a distancia, se relaciona, sin duda, por la posición en la ocupación que tienen blancos, negros y latinos; mientras los blancos ocupan en mayor grado cargos directivos, profesionales y/o de administración, los negros y latinos están ocupados en trabajos relacionados con el esfuerzo manual, con mayor dificultad para ser realizados a distancia.

Si consideramos al ingreso económico como un indicador de la posición de clase, se ve notoriamente, que las familias y/o personas con mayores ingresos, son las menos expuestas al virus, porque los que trabajan pueden acogerse, en ese caso al teletrabajo.  Yasenov (2020)[xii] encuentra para Estados Unidos, que la posibilidad de trabajar desde la casa, es significativamente menor para trabajadores de bajos ingresos y de bajo nivel educativo, jóvenes, así como miembros de minorías étnicas y migrantes. En el caso de Argentina, Albrieu (2020) muestra que existe una correlación positiva muy marcada, entre el ingreso per cápita del hogar y la posibilidad de aprovechar la opción del teletrabajo.

 

En estos mismos estudios se establece que la probabilidad de perder el empleo aumenta marcadamente con la proporción de las tareas que no pueden realizarse a través del teletrabajo. En este sentido, no solo el riesgo al contagio se distribuye de forma jerárquica y desigual de acuerdo a la posición que, dentro de la división social del trabajo o la división técnica del trabajo, tenga el trabajador o la trabajadora, sino que, además, el riesgo al desempleo; es decir, la posibilidad  de mantener el trabajo y los ingresos laborales con el teletrabajo se distribuyen de manera muy desigual, profundizando las brechas identificadas previamente, respecto al acceso y la utilización de las tecnologías digitales.

 

2.4. LOS TRABAJADORES ESENCIALES, LOS MÁS EXPUESTOS AL VIRUS COVID-19


Los trabajadores esenciales, que tuvieron que presentarse en el lugar de trabajo, sean cuales sean las condiciones, fueron los trabajadores más tocados por el virus, por su sobrexposición a la contaminación. Ellos han sufrido grandes modificaciones en sus condiciones de trabajo para hacer frente a las necesidades de la población, en ocupaciones en las que de por sí, las condiciones de empleo y trabajo eran degradadas. Entre estos trabajadores, las pocas investigaciones realizadas hasta hora, muestran una fuerte carga emocional provocada por el miedo. Una investigación realizada en Colombia entre médicos y personal de salud, da cuenta de que más del 70% de los evaluados tenían miedo de padecer Covid-19, de ser fuente de contagio para sus familias, ser portadores asintomáticos e incluso morir, trabajando en espacios laborales con alto riesgo de infección, equipamiento de protección personal inadecuado, ausencia de condiciones de seguridad o condiciones laborales de contratación no favorables.

La falta en insumos sanitarios o terapéuticos, el aislamiento, el agotamiento con jornadas extensas y falta de contacto familiar, son otros factores que contribuyen a la mayor presencia de síntomas de estrés o ansiedad, sentimientos de pánico, depresión y angustia en trabajadores que desempeñan sus labores en medio de la pandemia; se trata de un sector donde existe una importante concentración de mujeres trabajando. En la región de América Latina y el Caribe, la mitad del personal médico y más del 80% del personal de enfermería son mujeres, el porcentaje más alto del mundo[xiii].

 

En este caso, la posible contaminación, aparece como una condición más del trabajo. A la intensificación del trabajo, provocada por las demandas crecientes de la población, en servicios de salud, de distribución de alimentos y fármacos, y de limpieza, se suman los requerimientos asociados a las prácticas para prevenirse contra el virus: desinfección, ducha, desinfección de puntos de contacto, lavado del puesto de trabajo y el estrés provocado por  cambios de horarios, trabajos de noche, cambios de urgencia, sin capacitación previa, horas complementarias para los trabajadores a tiempo parcial, incremento de ordenes en hospitales y farmacias. Todo esto, lleva a una aceleración del ritmo de trabajo.

 

En Bolivia, la condición de trabajo de los recogedores de basura, ilustra situaciones extremas en el curso de las cuarentenas rígidas por la pandemia: barbijos insuficientes, falta de protocolos de bioseguridad, sobre carga de rutas de recojo de basura y el tiempo ajustado, mantuvo a los trabajadores de Empresa Municipal de recojo de basura, apresurados en su tarea; en muchos casos, sin posibilidades de establecer distanciamiento con los vecinos. Para el mes de junio de 2020, etapa de ascenso de los contagios, se presentaron los primeros enfermos de Covid-19 entre estos obreros y según sus testimonios, a los posibles infectados no se les realizó la prueba pertinente; al contrario, siguieron sus labores pese a presentar síntomas de Covid-19[xiv].

 

Uno de los fenómenos observados a nivel global, es la emergencia de las empresas organizadas como plataformas digitales. La pandemia de la Covid-19 exacerbó esta transformación, debido a las cuarentenas impuestas y al cierre físico obligatorio de muchas tiendas, por el temor al contagio, lo que se ha traducido en el crecimiento sin precedentes del comercio electrónico[xv].  Durante la segunda mitad de marzo y comienzos de abril de 2020, de acuerdo a un estudio de Weller (2020)[xvi] las ventas online aumentaron un 28% en Bogotá, un 119% en Chile y hasta un 300% en Argentina, en relación a las semanas previas al inicio de las medidas de aislamiento y prevención asociadas a la Covid-19.

 

Este aumento del comercio en línea, provocó el crecimiento del trabajo de mensajería y reparto realizado a través de plataformas digitales. Según el Gerente de Uber Eats para América Latina, la demanda por los servicios de esta plataforma se duplicó entre abril de 2019 y abril de 2020. La transformación tecnológica trajo consigo la difusión de nuevas formas de empleo vinculadas a las plataformas digitales, en un contexto de aumento de la desocupación y la falta de oportunidades. Las plataformas operan con un sistema de trabajo hiperterciarizado, donde prolifera la subcontratación, con trabajadores tratados como “contratistas independientes” más que como “empleados”[xvii], esto permite a las empresas un ahorro de hasta el 30% de los costos laborales[xviii].  Con la llegada de la pandemia, a las condiciones precarias del trabajo que ofertan las plataformas (largas jornadas de trabajo y exposición a riesgos de seguridad vial)[xix], se sumó el mayor riesgo al contagio por Covid-19, debido a la naturaleza de gran parte del trabajo ofertado por estas plataformas, que exige el contacto directo con terceros (taxis, locales comerciales, restaurantes y hogares de los clientes). En este contexto, los trabajadores de plataformas de reparto y transporte, han manifestado la falta de acceso a equipos de protección personal e higiene como mascarillas y alcohol en gel.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Se observa que el mayor riesgo a la pérdida de trabajo por la pandemia está atravesado, no solo por las relaciones de explotación, sino también, de opresión, que permean la relación salarial.  La información valorada en el curso de esta exposición, niega las posiciones teóricas que consideran que el riesgo a las enfermedades no hace distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros (independientemente de los lugares de su producción) y a los riesgos de la modernización (con la se relativizan las diferencias y los límites sociales). Lo que más bien muestra la información de las investigaciones que se van realizando sobre los efectos laborales de la pandemia, es que la gestión del riesgo no es externa al contenido de las relaciones sociales, que en nuestra sociedad son relaciones de explotación, dominación y opresión.  Relaciones que en el espacio laboral se articulan jerárquicamente de acuerdo a una división social y técnica del trabajo, que asigna a cada trabajador (a través de mercados de trabajo externos e internos), de acuerdo a su edad, sexo, calificación etc., desiguales posibilidades, tanto económicas, como sociales, para enfrentar los riesgos derivados de la pandemia. No es lo mismo enfrentar la pandemia como obrera de origen indígena, de una fábrica de alimentos, que, como manager administrativa de la misma fábrica, del mismo modo que no es lo mismo para un trabajador fluctuante, que para uno de planta.  De ahí que esos postulados, que homogenizan los riesgos, diciendo que éstos no hacen distinciones sociales, porque la producción industrial va paralela a la universalización de los peligros, sacan a la luz sus límites heurísticos a la hora de evaluar las consecuencias dejadas por la gestión de pandemia por covid-19 en una sociedad caracterizada por la desigualdad.

 

La pandemia del Covid-19, parece; más bien, haber acentuado los niveles de desigualdad, porque los trabajadores más desfavorecidos fueron los más afectados por el riesgo a contraer Covid-19 o a perder el empleo. Los jóvenes y las mujeres en general, se han visto particularmente afectados por los cierres de sectores económicos enteros, en los que eran mayoritarios (hotelería, restauración, actividades por cuenta propia, etc.), y al mismo tiempo, han estado excesivamente expuestos al virus en sectores que han sido clasificados esenciales (salud, servicios de distribución, etc.). En muchos países, la reducción de las horas de trabajo, a raíz de la imposición de confinamientos y otras políticas conexas, han afectado más a las ocupaciones de baja calificación que a las ocupaciones directivas y profesionales, mejor pagadas, que son las que se han podido realizar con teletrabajo, el mismo que ha sido ejercido, sobre todo, por trabajadores asalariados con un empleo formalmente constituido, con alto nivel educativo (profesores universitarios, managers de empresas, etc.)[xx], con relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas con acceso a las tecnologías digitales. La proliferación del trabajo precario en las plataformas va en el mismo sentido: la pandemia en una sociedad regulada por el mercado, se convierte en una oportunidad de acumulación de capital, porque con el aumento del desempleo y del subempleo ensancha un ejército de desocupados que están dispuestos a trabajar por salarios muy bajos, con alto riesgo de contraer Covid-19 en las cadenas de distribución, sin condiciones de bioseguridad adecuadas, largas jornadas de trabajo y exposición a riesgos de seguridad vial.

 


[i] Harvey, D. (22 de Abril de 2020). Política anticapitalista en tiempos de COVID-19. sin permiso. Obtenido de https://www.sinpermiso.info/textos/politica-anticapitalista-en-tiempos-de-covid-19

[ii] Idem.

[iii] OCDE. (2020). Perspectives de l’emploi de l’OCDE 2020: Crise du COVID-19 et protection des travailleurs. Éditions OCDE, París. Recuperado de https://dx.doi.org/10.1787/b1547de3-fr.

[iv] OIT. (junio de 2020). Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el Caribe. Panorama Laboral en tiempo de la COVID-19. Recuperado de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_749659.pdf

[v] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[vi] Elaboración propia, con datos del Instituto Nacional de Estadística - Encuesta Continua de empleo 2015 – 2021(p).

[vii] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[viii] Los empleos más susceptibles de llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco, a tiempo completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo elevado. Ver: Héctor Palomino, Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana. (2020). El futuro del trabajo en América latina, entre “antes” y “durante” la pandemia. Observatorio latinoamericano y caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882

[ix] Albrieu, R. (2020). Evaluando las Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en Tiempos de COVID-19. CIPPEC2. Recuperado de:  https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf

[x] (OEA/CIM,2020)

[xi] Albrieu, R. (2020). Evaluando las Oportunidades y Límites del Teletrabajo en Argentina en Tiempos de COVID-19. CIPPEC2. Recuperado de:  https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2020/04/Albrieu-abril-2020-Oportunidades-y-limites-del-teletrabajo-en-Argentin...-3.pdf

[xii] Yasenov, V. (2020), “Who Can Work From Home?”, IZA DP No. 13197.

[xiii] (OEA/CIM,2020)

[xiv] Aillón Gómez, T., & Castro López, L. (2021). La duplicidad de la moral burguesa en la gestión del trabajo obrero durante la cuarentena por Covid-19 en Bolivia. Revista Latinoamericada de Antropología del Tragajo (LAT), 5(11). Obtenido de http://www.ceil-conicet.gov.ar/ojs/index.php/lat/article/view/867

[xv] Lo sorpresivo en el año 2020 es el gran dinamismo del llamado capitalismo trasnacional de plataforma, con la generalización del distanciamiento físico, la digitalización de las actividades se ha transformado en un boom, ya se trate del comercio, del teletrabajo las video conferencias, del consumo de bienes numéricos, sin olvidar la educación a distancia (Boyer, 2020).

[xvi] Weller, J. (2020). La pandemia del COVID-19 y su efecto en las tendencias de los mercados laborales. Documentos de Proyectos (LC/TS.2020/67). Santiago: Comisión Económica para América Latina (CEPAL).Recuperadodehttps://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45759/1/S2000387_es.pd

[xvii] Entre las limitaciones que presenta esta figura laboral en gran parte de los países de la región, se encuentra la falta de cobertura por enfermedad profesional o la imposibilidad de acceder a licencias por enfermedad. Ver: López Mourelo, 2020, cit. CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf .

[xviii] Según un estudio de la OIT publicado el año 2019, muchos trabajadores de las plataformas digitales viven una situación económica precaria. Una de cada cinco personas vive en un hogar cuyo ingreso mensual no es suficiente para cubrir las necesidades básicas. Esta proporción es especialmente alta entre los trabajadores de plataformas digitales de África (42 por ciento), de Asia y el Pacífico (24 por ciento), y de América Latina (23 por ciento), mientras que es menor, aunque igualmente significativa, en América del Norte y en Europa y Asia Central (alrededor del 17 por ciento).

[xix] CEPAL/OIT. (21 de mayo de 2020). El trabajo en tiempos de pandemia: Desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID 19). Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe(22).Recuperado de :https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/ppt_version_final_oit-cepal-_covid-19_-_21-05-20.pdf

[xx] Los empleos más susceptibles de llevarse a cabo desde casa, son los llamados de cuello blanco, a tiempo completo, de carácter indefinido y asociados a un nivel educativo elevado Ver: Héctor Palomino, Hector; Garro, Silvia y Sanchez, Roxana. (2020). El futuro del trabajo en América latina, entre “antes” y “durante” la pandemia. Observatorio latinoamericano y caribeño, 4(1). Obtenido de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/observatoriolatinoamericano/article/view/5882


miércoles, 25 de agosto de 2021

La duplicidad de la moral burguesa en la gestión del trabajo obrero durante la cuarentena por Covid-19 en Bolivia

 El presente articulo de T. Aillon y Luis F. Castro fue publicado en el onceavo numero de la Revista Latinoamericana de Antropologia del Trabajo. Se puede acceder a la revista completa en el sguiente link: http://www.ceil-conicet.gov.ar/ojs/index.php/lat/issue/view/36



viernes, 30 de abril de 2021

Los trabajadores frente al uso capitalista de la cuarta revolución tecnológica

 


Tania Aillón Gómez

 

“La creencia en la omnipotencia de la tecnología es la forma específica de la ideología burguesa en el capitalismo tardío” (Mandel,1979).

 

La pandemia ha sido la ocasión para que los recursos de la cuarta revolución tecnológica se expandan por diversos espacios de la vida laboral, con la intención de revertir la abrupta caída de la tasa de ganancia, bajo el imperativo de “fuerza mayor”. En este artículo, dedicado a conmemorar la lucha de los trabajadores contra la explotación y la opresión capitalistas, queremos reflexionar, sobre estas trasformaciones y su significado para esta lucha. 

  1. EL USO CAPITALISTA DE LA DIGITALIZACIÓN: SU IMPACTO EN EL TRABAJO Y EL EMPLEO

Fotografía: https://elportaluco.com, 13/08/2019

Cabe aclarar que la pandemia no originó la crisis económica, sino que la profundizó, al mismo tiempo que la cuarentena desmovilizó al movimiento obrero, facilitando los ajustes en que está empeñado el capitalismo a nivel mundial, para revertir la tendencia recesiva que no lo abandona, desde la crisis financiera de 2007. En este escenario, la pandemia se convirtió en un momento de inflexión marcado por los despidos masivos que recorrieron el mundo, desde los países centrales a los periféricos, y por la aceleración de la reorganización de los procesos de trabajo, sustentada en la digitalización de la producción, la circulación y la distribución de bienes y servicios[i]. Según el último informe de la OIT[ii], el número de las organizaciones empresariales en línea, en el mundo, creció de 142 en 2010 a más de 777 en 2020.

 El primer resultado de la reorganización de los procesos de trabajo, fue el ensanchamiento del ejercito industrial de reserva, que, en los países periféricos, como los de Latinoamérica, resultó en el incremento del desempleo con tasas que alcanzan hasta el 11,5%  y en el consecuente aumento del sector denominado informal, que ya en 2019, generaba el 54% del empleo en los países de la región[iii].  En los países centrales,  el aumento del paro es resaltado por  la oficina de estadística de la Unión Europea (UE), la que estima, que 15.663 millones de hombres y mujeres en la UE estaban desempleados para enero de 2021, de los cuales, 13.282 millones pertenecían a la zona euro, por lo que, en comparación con enero de 2020, el desempleo había aumentado  en 1.465 millones en la UE y en 1.010 millones en la zona del euro[iv]; mientras que las empresas de plataforma concentraban la riqueza producida. De acuerdo a datos de la ONU, de los  52.000 millones de dólares en ganancias que generaron estas plataformas en 2019, la mayor parte  se concentra en dos países como  Estados Unidos y China[v].

Mandel (1979) afirmaba que el capitalismo tardío[vi], con todas las características combinadas de la tercera revolución tecnológica, había  intensificado  las contradicciones del modo de producción capitalista; consideramos que la cuarta revolución tecnológica, como continuación de la tercera,  no ha hecho más que profundizar estas contradicciones, que se muestran en las condiciones de empleo y de trabajo ofertadas por el  “capitalismo de plataforma”.  Estas condiciones sacan a relucir,  el carácter contradictorio  del proceso de  automatización capitalista; una automatización que; potencialmente, podría liberar a la humanidad de la obligación de trabajar para subsistir, o al menos de realizar un trabajo mecánico, forzado  y enajenante;  pero los patrones  la  convierten   en una amenaza; sin precedentes, para la estabilidad y generación de empleo; con mercados virtuales sin protección social, sin contrato laboral, en los que se  mistifica la  relación de sujeción del trabajo al capital, con la denominación a los obreros de  “colaboradores independientes”.

La organización digital del proceso de trabajo, torna difusos los límites de la jornada laboral, tanto en términos de extensión como de intensidad. Una característica de esta forma de organización del trabajo, es que el costo de los “tiempos muertos”, contra los que lucharon los patrones, mediante la introducción del cronómetro, la cadena de montaje o el management participativo, es ahora asumido por los trabajadores de las plataformas (los “trabajadores del clic “o “proletariado digital”) imbricados en el denominado “ digital labor”[vii], cuyos rasgos organizativos más generales, están asociados a una jornada laboral configurada por la dinámica de la demanda; con medios  propios para la realización del servicio (medio de transporte, teléfono móvil, computadores, internet, etc.) y con el domicilio como centro de operaciones; son trabajadores vinculados a plataformas digitales de propiedad de un empresario,  que actúa como mediador[viii]; trabajadores que subordinan su tiempo de trabajo a la “disponibilidad digital”, en espera de una nueva orden o un nuevo pedido, habida cuenta que sus “ingresos”; más propiamente, sus salarios a destajo, dependen del número de entregas o de tareas que realicen.

El control del trabajo prestado se realiza con algoritmos que funcionan a través un sistema de ranking, que pondera cada uno de los ítems, con los que se califica la confiabilidad, la disponibilidad y la rapidez del trabajador; para   sancionarlo o premiarlo. Paradójicamente, la posibilidad liberadora de la digitalización de los procesos de trabajo, convierte a los algoritmos en nueva fuente de sujeción de los trabajadores a los requerimientos patronales. Este control técnico de la empresa (cuya función es la de administrar la información que contiene sobre los proveedores y clientes) dificulta la lucha de los trabajadores; al menos en dos sentidos: individualiza al extremo el control: porque debilita  la posibilidad de un reclamo colectivo y porque hace ver que la tecnología y no una persona, es la responsable automática de las calificaciones, sanciones y asignaciones (despersonalización del control), desviando la presión de los reclamos, a una dimensión tecnológica inapelable. Parecería que la dominación clasista tradicional dejó lugar a la dominación anónima de la tecnología, que, según la ideología burguesa, estaría construyendo una sociedad neutral entre los grupos o las clases; una sociedad organizada sobre principios técnicos[ix]. 

 Mediante esta forma de gestión de la fuerza de trabajo, se subcontrata una multitud de trabajadores a nivel mundial, cuya fluctuación alcanza niveles deletéreos, en base a una división del trabajo que toma el trabajo, tradicionalmente realizado por un trabajador, y lo fragmenta en micro tareas online, para que sean cumplidas con la mediación de las plataformas, como la Mechanical Turk de Amazon.  Un trabajo que ocuparía 20 años a un asalariado equipado de un ordenador, un año entero a 20 asalariados en CDD [contrato de duración determinada] o seis meses a 40 becarios, puede realizarse de forma mucho más rápida y barata gracias a la diáspora de las tareas, como hace el servicio de Amazon[x].  Es una forma de división del trabajo, que, con la digitalización, distribuye tareas a escala planetaria de forma instantánea, pero que, sin embargo, paradójicamente, se asimila en su forma, al trabajo a domicilio de inicios de la industrialización[xi].  Esta organización del trabajo vuelve a ser un testimonio de que las posibilidades liberadoras de la automatización, son convertidas en el capitalismo, en  su contrario, en la pauperización material, intelectual y moral de masas cada vez más amplias de trabajadores, que resulta de dos procesos: la creciente expulsión de fuerza de trabajo por la implementación capitalista de la cuarta revolución tecnológica, aparejada a las dificultades de valorización que enfrenta el capital a medida que se expande la automatización. De forma que el “trabajador de las plataformas” se encuentra aplastado entre las proclamaciones de independencia que brinda la automatización de los procesos de trabajo y las relaciones sociales de producción que lo exponen a bajas o inexistentes remuneraciones, a ritmos y a finalidades hetero determinadas, y a una separación cada vez más amplia entre su gesto productivo y el resultado de éste[xii].

 

2. LA CUARTA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA ATRAVESADA POR LAS CONTRADICCIONES CAPITALISTAS  

Fotografía: https://www.losandes.com.ar/, 19/02/2021

La digitalización como parte de la cuarta revolución tecnológica, se produce paralela al declive en los países centrales de las actividades de producción en masa y de la expansión sin precedentes del sector servicios, una característica del capitalismo tardío[xiii]; que muestra la ascendente sobreacumulación de capitales que no encuentran espacios de inversión en la esfera de la producción de bienes materiales. En estas circunstancias, la gigantesca expansión de todas las fuerzas sociotécnicas y científicas de la producción, que posibilita la satisfacción de las necesidades culturales y civilizatorias de los seres humanos, es puesta al servicio de superar los límites de valorización del capital, mediante una fragmentación sin precedentes del trabajo a nivel mundial. Se trata de una fragmentación que saca a relucir, la más radical contradicción del capitalismo tardío, entre la socialización del trabajo, que se hace evidente en su progresiva integración (capacidad del trabajo socialmente integrada), facilitada por la automatización (con capacidad para producir en segundos lo que antes llevaba días) y la apropiación privada de estas capacidades, una apropiación privada que se convierte en traba para esta integración del trabajo.  En este caso, la compulsión a ahorrar la máxima cantidad de trabajo humano en los procesos de trabajo, con el propósito de optimizar la ganancia particular de los patrones, se traduce en un desperdicio de trabajo humano en la sociedad en su conjunto, materializado en el progresivo desempleo y subempleo de millones de trabajadores, incluso de aquellos que tienen una alta calificación.

 

En última instancia, la contradicción entre la racionalidad parcial y la irracionalidad general del capitalismo (la creciente desocupación e incertidumbre) saca a relucir que la fuente de valorización de  capital(la extrema fragmentación de las tareas a nivel mundial) choca, no solo con la realización optima de hombres y mujeres, sino con las posibilidades de su subsistencia, repartiendo incertidumbre y desesperación a medida que se ahonda la fluctuación de los trabajadores entre el empleo y el desempleo.   Como nunca antes en esta etapa del capitalismo tardío,  los medios de trabajo (las plataformas) con sus algoritmos, se enfrentan a los trabajadores como algo ajeno, hostil y separado de ellos; un  algo abstracto y misterioso, que los mide, premia o censura; una instancia técnica, que como indicaba Marx(1989)[xiv], se convierte en  una  forma de socialización objetiva del trabajo, tan opresiva para el  trabajador, debido a que éste participa de  forma atomizada, de un proceso  de producción en el que su propia fuerza productiva se convierte en una cosa separada, en un ente ajeno y  preexistente[xv]. En el caso del “capitalismo digital”, los trabajadores carecen de todo control sobre la información o administración de las plataformas, para organizar la prestación del servicio; una situación reconocida como el “despotismo de los algoritmos”[xvi].

3. LAS CONDICIONES MATERIALES PARA LA FORMACIÓN DE UN PROLETARIADO MUNDIAL

Fotografía: ttps://www.federacionanarquista.net, 20/02/2021

Se observa que la cuarta revolución tecnológica afianza la tendencia del capitalismo tardío a incrementar el control sobre todos los procesos de producción, circulación y reproducción, un control sistemático que requiere una creciente regimentación de la vida económica y social (algo que parece dar bases materialistas a la mirada conspirativa sobre el manejo de la pandemia)[xvii].  Estas circunstancias son propicias, para reavivar la creencia en la omnipotencia de la tecnología, que proclama la capacidad del orden social existente, de encontrar una solución técnica a todas sus contradicciones[xviii]; una percepción que se inspira en una mirada estática de la sociedad; sin embargo, la dialéctica de los procesos históricos  permiten percibir que,  la propia  digitalización  de los procesos de trabajo, crea las condiciones para la consolidación de un proletariado mundial unificado por  la concentración de las firmas que comandan el “capitalismo digital”, pero también, y fundamentalmente, por condiciones de trabajo estandarizadas y condiciones de empleo que se homogenizan, mucho más que en otras etapas históricas; un proceso que  afianza las bases materiales de la consigna del  manifiesto comunista :”proletarios del mundo uníos”.

De suerte  que en la última década, se  abrió paso, entre el proletariado digital, la discusión acerca de estrategias organizativas de lucha en contra de las condiciones de explotación en que trabaja; un proletariado que está abocado al  intercambio de información de distintas latitudes, con el fin de  planificar un apoyo mutuo y estrategias comunes de  lucha; es el caso de los trabajadores de Amazon en Poznan y Wroclaw en Polonia (2015) o de los paros generales de carácter internacional, que en el curso de la pandemia llevaron adelante los trabajadores de las plataformas “Glovers”, “Rappi” y “Pedidos Ya”, exigiendo  un aumento salarial del 100 por ciento" y denunciando  la precariedad laboral agravada  por la crisis sanitaria . Se trató de una movilización respaldada por Glovers Unidos Argentina, la Asociación de Trabajadores de Reparto (ATR), Glovers Unidos España, Glovers Ecuador, Glovers Costa Rica, Glovers Elite de Guatemala; todos organizados en un “Frente Único Internacional” (2020).  En Bolivia los trabajadores de “Pedidos Ya”, realizaron paros, cuando en plena pandemia, los patrones anunciaron la reducción de sus salarios por el servicio de delivery; un reajuste que no consideraba los costos de prestación del servicio, que corren a cuenta de los trabajadores (costos de gasolina, pago de impuestos emisión de facturas, etc.), en situación de pandemia, con el agravante de que la empresa no dio barbijos ni otros implementos de bioseguridad, para el desempeño del trabajo.  Son luchas en las que los trabajadores van adquiriendo experiencia, tanto con sus fracasos como con sus éxitos, uno de los cuales cabe resaltar: el fallo de la justicia, a favor de un grupo de trabajadores que fueron “bloqueados” por la aplicación de “Rappi” en Argentina, en noviembre de 2020. La sentencia ordenó el cese de las prácticas antisindicales y determinó un plazo de 24 horas para que la empresa cumpla con la disposición. En la medida en que el “bloqueo” fue considerado como un despido antisindical; se trató de un reconocimiento de la relación laboral, al ordenar la reinstalación de los trabajadores en la plataforma, negando el criterio patronal, de que se trataría de “colaboradores independientes”.   De cómo se asimilen estas experiencias de lucha, dependerá que las condiciones objetivas producidas por las contradicciones del capitalismo tardío, en la era de la cuarta revolución tecnológica, faciliten la formación de una clase trabajadora a nivel mundial, en los términos establecidos por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Una clase trabajadora cuyas posibilidades organizativas se ensanchan, con el uso de la digitalización, que facilita una coordinación de acciones a nivel mundial y en tiempo real, atravesando fronteras de tiempo y espacio.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Se observa que la contradicción entre la creciente socialización del trabajo y la apropiación privada, en la era de la cuarta revolución tecnológica, adquiere niveles explosivos que sacan a la luz  la irracionalidad  general del capitalismo tardío, que se manifiesta en la expansión sin precedentes del desempleo, el subempleo y la precariedad, pero también, en  la explotación irracional de las fuentes naturales del trabajo,  cuyas consecuencias, como la pandemia, desatada por el COVID-19, han  puesto en peligro, no solo la forma existente de sociedad , sino a toda la civilización humana.

Es evidente que en un periodo de progresiva contradicción, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, no se puede esperar que sean las innovaciones tecnológicas o los descubrimientos científicos, antes de que las relaciones sociales de producción se transformen, los que eliminen esta contradicción, que ha puesto en peligro  la vida humana en el planeta;  es decir, antes de que la apropiación privada de la riqueza producida por el trabajo, de paso a una forma de organización de la producción y distribución de la riqueza, que corresponda con las grandes posibilidades,  para una vida más plena y humana, que abre el desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas.  Esta es la tarea que tienen los trabajadores del mundo entero y sus aliados, una tarea que en lugar de verse lejana y utópica, parece estar tocando a la puerta (por los efectos del uso capitalista de la cuarta revolución tecnológica), para superar esa oposición objetiva en el capitalismo, de la que nos hablaba Mandel (1979): entre la racionalidad parcial (la búsqueda de ganancia de cada caótañosta) y la irracionalidad general (la generación de desocupación, hambre y muerte).



[i] El modelo de acumulación que encarna Google y facebook, Apple y microsoft, Siemens y General Electric, Uber, AirBnb se ha generalizado en el contexto de la pandemia, y ha permitido verificar que los datos y las plataformas realizan una serie de funciones capitalistas claves como la capacidad para impulsar la deslocalización y la precarización e la fuerza de trabajo. Ver:  (Kohen,2020).

[ii] Osganizacion Internacional del Trabajo (2021) Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: El papel de las plataformas digitales en la transformación del mundo del trabajo. Visto en: https://www.ilo.org/, última vista el 29 de abril de 2021.

[iii] CEPAL/OIT (mayo 2020) “El Trabajo en tiempo de pandemia, desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19)”, coyuntura laboral, No 22. Visto en: https://www.cepal.org/, última vista el 29 de abril de 2021.

[iv]España sigue liderando el paro en la UE con un desempleo juvenil que casi dobla al resto de países, según Eurostat. Publicado en: https://www.rtve.es/, el 04 de marzo de 2021

[v] El boom del empleo en las plataformas digitales genera tantas oportunidades laborales como desafíos. Publicado en: https://news.un.org/, el 23 de febrero de 2021.

[vi] Mandel con el concepto de capitalismo tardío diferencia una era del capitalismo que se abre después de la segunda guerra mundial, luego del fracaso de una revolución socialista mundial. Es la era cuando el capitalismo muestra características decadentes, con más claridad que en etapas anteriores.  

[vii] Abdelnour, Sarah y Bernard, Sophie (octubre 2018) “Vers un capitalisme de plateforme ? Mobiliser le travail, contourner les régulations”, en  La nouvelle revue du travail, Nº 13.  Visto en: http://journals.openedition.org/nrt/3797, última vista el 30 de abril de 2021.

[viii] Existen dos tipos de plataformas: “las basadas en la web”, en las que los trabajadores realizan sus tareas en línea y de modo remoto, y “las basadas en la ubicación”, como chóferes de taxis o repartidores que trabajan en una localización geográfica determinada.

[ix] Mandel, Ernest (1979)  El Capitalismo Tardío, México: Ediciones ERA.

[x] Para esto, la empresa publica un anuncio solicitando, por ejemplo,  a 500.000 personas que transcriban dos líneas cada una; mediante este anuncio recluta a centenares de miles de trabajadores de todos los lugares del mundo, con el fin de que transcriban documentos, etiqueten fotos o filtren vídeos, tareas que las máquinas no son capaces de realizar. Ver: Confavreux,  Joseph (2019) “Los trabajadores del clic, nuevos proletarios digitales”. Visto en: En: https://ecuadortoday.media/2019/02/12/los-trabajadores-del-clic-nuevos-proletarios-digitales/, última vista el 29 de abril de 2021.

[xi] Abdelnour, Sarah y Bernard, Sophie (octubre 2018) “Vers un capitalisme de plateforme ? Mobiliser le travail, contourner les régulations”, en  La nouvelle revue du travail, Nº 13.  Visto en: http://journals.openedition.org/nrt/3797, última vista el 30 de abril de 2021.

[xii] Confavreux,  Joseph (2019) “Los trabajadores del clic, nuevos proletarios digitales”. Visto en: En: https://ecuadortoday.media/2019/02/12/los-trabajadores-del-clic-nuevos-proletarios-digitales/, última vista el 29 de abril de 2021.

[xiii] Mandel, Ernest (1979)  El Capitalismo Tardío, México: Ediciones ERA.

[xiv] Marx, Karl (1989) Los Grundisse (1857-1858), Tomo I, México: Siglo XXI Editores.

[xv] Contrariamente a las plataformas de trabajo por pedido, en las que los conflictos sociales permiten hacer reconocer la relación de sujeción entre el prestatario y las empresas que organizan el trabajo en el siglo XXI, las reglas de gestión algorítmica del trabajo y las condiciones de contractualización del micro-trabajo oscurecen  aún más,  la actividad de producción de valor  y, debido al estallido geográfico, los trabajadores no encuentran interlocutores patronales frente a ellos, como en el caso de Uber y otros Deliveroo”. Amazon encarna perfectamente el “papel de plataforma neutra, de útil técnico de puesta en contacto que desintermedia el trabajo y desaparece en tela de fondo”, como si fuera un “tercer beneficiario”. Ver: Confavreux,  Joseph (2019) “Los trabajadores del clic, nuevos proletarios digitales”. Visto en: En: https://ecuadortoday.media/2019/02/12/los-trabajadores-del-clic-nuevos-proletarios-digitales/, última vista el 29 de abril de 2021.

[xvi] Scasserrra, Sofia (enero-febrero 2019) “El despotismo de los algoritmos como regular el empleo en las plataformas”, en Rev. Nueva sociedad, Nº 79, Visto en: https:// www.nuso.org, última vista el 29 de abril de 2021.

[xvii] Una tendencia que encuentra su origen en la concentración sin precedentes del poder económico en manos de unas pocas docenas de firmas, que presionan para monopolizar el poder político y social. Ver: Mandel, Ernest (1979)  El Capitalismo Tardío, México: Ediciones ERA. 

[xviii] Ídem.