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domingo, 7 de marzo de 2021

Las formas de explotación del trabajo femenino desde dos estudios de caso en Bolivia

 

Luis Fernando Castro López




La OIT[i] calcula que en la actualidad, solo el 49% de las mujeres lograron acceder a un empleo, mientras que los varones con un empleo o económicamente activos, representan el 75%; es decir, la brecha en el porcentaje de participación económica, entre hombres y mujeres, es de más del 20%. Pese a la persistencia de esta brecha, el trabajo femenino ha ido experimentado un importante aumento en su participación; sobre el cual, es necesario poner la mirada, para entender la forma en que el capitalismo; actualmente, incide en la reproducción de las desigualdades y la opresión de género. Una de estas trasformaciones está relacionada con la extensión de la industria de servicios o la industrialización de los servicios, sector que acoge a un gran número de mujeres.

Bolivia no es la excepción; desde hace una década, el trabajo femenino dentro del sector servicios creció de manera significativa (de 43% en 1996 a 69% en 2019). Un importante número de mujeres se insertan en trabajos de servicio de todo tipo: de cuidado, comercio, hoteles, restauració0n, salud, limpieza, servicios sociales colectivos, administración pública, etc.  Este crecimiento hace contraste con la reducción de la población femenina dedicada a la agricultura, que cayó del 44% en 1996 al 27% en 2019; mientras que la participación femenina en el sector manufacturero se mantuvo casi igual en 30 años (10% aproximadamente)[ii]. Es decir, el índice de participación por género, prácticamente no cambió en 20 años, pero sí la forma de ocupación de las mujeres. Actualmente, los 3 sectores que absorben más trabajo femenino son los servicios de comercio, hoteles y restaurantes, los servicios de administración pública, los servicios sociales y comunales y la industria manufactura. En este artículo, en base a dos estudios de caso, se busca responder a la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las formas de explotación subordinación y disciplinamiento de las obreras en los servicios de limpieza en hospitales y servicios municipales?

1. EL CONTROL DE LOS CUERPOS EN LOS SERVICIOS DE LIMPIEZA HOSPITALARIA

En Bolivia, la industrialización de los servicios[iii] significó la incorporación cada vez más amplia de mujeres en el trabajo asalariado. El servicio de limpieza se convirtió en una actividad industrial[iv] a partir de la creación de empresas especializadas que venden este servicio como producto de consumo final o intermedio. Este es el caso de los hospitales privados, que transfieren la labor de limpieza a manos de empresas pequeñas,  sin dejar de controlar y explotar a las obreras de limpieza; pues este servicio, aunque parezca periférico y no vinculado a las actividades relacionadas directamente con la salud,  es en realidad, una dimensión central del funcionamiento de un hospital. Hoy los grandes hospitales venden la bioseguridad como un servicio a ser garantizado a sus pacientes y esto solo se logra mediante la explotación de fuerza de trabajo destinada a la limpieza.

Las tareas de limpieza hospitalaria son organizadas en flujo[v], o sea, hay una constante movilidad de la fuerza de trabajo ( un flujo continuo que no cesa) en las tareas de limpieza y mantenimiento de las secciones de alto riesgo de infección; en este caso, nos referimos a las secciones de internación de pacientes, quirófano, servicios de hemodiálisis, etc.; además, de la constante desinfección de las áreas comunes como pasillos y salas de espera; la fuerza de trabajo es movilizada dependiendo de los eventos infecciosos que surjan en cualquier lugar del centro hospitalario.

Toda esta organización del trabajo, requiere; al mismo tiempo, un control espacial y temporal de la movilidad de las trabajadoras de limpieza; en ese sentido, la empresa de servicios contratada por la dirección del hospital, despliega una serie de medidas de control del trabajo de las obreras de limpieza, una de estas medidas es el control directo ya sea mediante la vigilancia personal o la vigilancia con cámaras. El objetivo no es solo controlar la movilidad de las obreras de una sección a otra; sino también, controlar las operaciones físicas en la realización de sus diversas tareas, buscando en último término, el disciplinamiento del cuerpo de las obreras.

Desde el momento en que una obrera entra a trabajar en el servicio de limpieza, la calificación de su trabajo se mide por la calidad de sus operaciones de limpieza, esta calificación no solo se basa en la evaluación del producto final, también se califica el desenvolvimiento del cuerpo de las obreras. No solo se trata de controlar, cómo la obrera agarra la escoba o la franela; sino como logra resolver una serie de obstáculos y demandas de la limpieza; el siguiente extracto es muy esclarecedor, sobre el trabajo de una obrera de limpieza en el área de informática de un hospital:

“No entendía porque los trabajadores del sector de informática se mostraban insatisfechos con el trabajo de Silvano, hasta que se fue y tuve que poner en su lugar a Doña Ligia… ya habiendo pasado unas dos semanas desde que  se cambió al trabajador por la obrera de limpieza la actitud del personal de informática ha cambiado y ya no protestan por la limpieza… fui a ver como realizaba la limpieza doña Ligia y ella se encontraba limpiando uno de los escritorios y me dice: ‘Joven ya estoy terminando ya salgo, después de esto me voy al pasillo grande ¿no?... […] Me he tardado porque este ingeniero [refiriéndose a uno de los trabajadores de informática] deja su escritorio mugre y no quiere que le toquemos nada, el primer día que fui me dijo que no toque nada, pero yo no le hice caso igual lo acomode… […] igual cuando me vio mover me ha mirado y no me dijo nada… pero yo le he arrinconado como debe ser… aquí los lapiceros, aquí sus hojas, es este lado se lo pongo sus cosas estas de las computadoras… y así… y te cuento que al día siguiente me ha pedido que se lo ordene el escritorio… […] hay que ordenárselos como su mama aunque no quieran les pones un orden y se acostumbran… igual es con la licenciada… ella es delicada de que toquen y desordenen sus cositas… sus fotitos y sus adornitos…’, cuando me dijo todo eso me di cuenta que Silvano no tenía un criterio de orden solo limpiaba y para el personal de oficina significaba un desorden de sus propias cosas”[vi]

El trabajo de limpieza requiere, como indica la trabajadora, un criterio de orden, en este caso, la obrera dice “ordenárselos como su mama”, consciente de que lo que despliega es un criterio que ella misma se ha formado en su experiencia de madre; luego, habla de lo “delicadas que son las licenciadas con sus adornos” y que, en ese caso, ella capta esa delicadeza. Este sentido de orden, no es constituido en el espacio de trabajo, por lo general viene de afuera, de las habilidades formadas por las obreras, no solo en el espacio domestico privado del hogar (por eso mismo la obrera equiparaba su forma de limpiar al de la forma de limpiar de “su mama”); sino también, en un larga trayectoria de empleos como limpiadora de casas; se trata a veces, de una tradición generacional, son  hijas de madres que trabajaron años en la limpieza; las obreras no abandonan estas actividades, sino que las heredan.

Este sentido de orden formado en sus actividades domésticas, hace carne en el cuerpo y se convierte en una forma de apropiación[vii] de este espacio: “le doy un orden”; una forma de apropiación de la que; por lo general, carecen los obreros, quienes son destinados a trabajos de fuerza como el manejo de máquinas de limpieza. En el trabajo de la limpieza, la modelación del cuerpo se da sobre la explotación de las habilidades adquiridas fuera del trabajo; en este caso, las habilidades adquiridas por la obrera en el marco de los roles de género establecidos por la reproducción de la división social del trabajo por sexos[viii]; se trata del primer paso hacia su disciplinamiento; las obreras que demuestren el desarrollo de estas disposiciones tienen mayores posibilidades de quedarse en el puesto.

Pero ¿por qué es necesario un disciplinamiento aun después de que las obreras demuestran tener ciertas disposiciones desarrolladas en el oficio de la limpieza?

Se debe a que, a diferencia del espacio del hogar, los procedimientos de limpieza en los hospitales que industrializan este servicio, requieren ser estandarizados a un ritmo y a una calidad de trabajo. Las habilidades de las obreras son enmarcadas dentro de una economía de movimientos y de tiempos[ix], donde se mide el minuto: “Limpiar un cuarto solo lleva media hora si tarda más no sirve!!”, decía uno de los dueños de la empresa de servicios.

Los estándares de tiempos son complementados con la inculcación de un sentido en el procedimiento de limpieza, éste debe ser pulcro y cuidadoso en presencia del paciente internado, que en este caso, es el cliente. Al respecto, el control a las obreras, de parte del personal médico, consistía en observar y corregir la forma en que usaban la franela; con que guante abrían la puerta; con que guante limpiaban el velador; también, la forma del servicio; la presentación de la obrera; la forma en que se para y en que entabla la comunicación con el paciente. 

El objetivo final de toda la vigilancia era que las obreras, mediante el desenvolvimiento corporal y los procedimientos adecuados en el manejo de los materiales, no incomoden al paciente y muestren cuidado en la bioseguridad. Ello implicaba muchas veces, que frente a los malos procedimientos el personal de jerarquía del hospital les diga: “¡¡usted no está en su casa, este es un hospital!!”, dando a entender, que en ese espacio se cumple un protocolo estandarizado, que no contempla las costumbres de limpieza que traen de casa las obreras. Se trata de pulir sus propios cuerpos a la minuciosidad y la actuación, pero también, a la resistencia física, ya que todo eso debe ser hecho con una economía del tiempo cronometrado (una correlación entre tareas, que significa la medición del tiempo de movilidad de una sección a otra) y densificado con la incorporación de nuevas actividades. El tiempo densificado con tareas ponía en evidencia, cualquier retraso, ya que  partir de este primer retraso, se forma una cadena de actividades desfasadas de tiempo.

En el servicio industrial de limpieza, el disciplinamiento del cuerpo, significa un proceso de subsunción real del trabajo por el capital[x], porque lo que se busca no es solo la subordinación y la explotación de las habilidades desarrolladas por las obreras en el espacio doméstico, sino su modelación y su transformación, bajo una anatomía política[xi] del cuerpo[xii], que responda a las exigencias de valorización de capital. En esta repetición constante de tiempos y procedimientos, las correcciones y las llamadas de atención, calan la subjetividad de las obreras, que terminan por asumir una “forma ideal” en los procedimientos de limpieza y en su apariencia.

La trabajadora de limpieza presenta la “fachada”[xiii] de la bioseguridad, donde su apariencia de pulcritud (tener el uniforme muy bien cuidado) y los medios de trabajo limpios y clasificados, deben corresponder con ciertos modales de prudencia, de delicadeza, exactitud y energía inagotable. Se forma una “idealización”[xiv] de lo que es la obrera de limpieza, que trata de responder a las ideas estereotipadas y generales de los centros hospitalarios, como centros de pulcritud, limpieza y; sobre todo, de cuidado de la salud, aunque esto signifique poner en riesgo la salud física de sus obreras, por cuidar las apariencias y las ganancias.

Esta “fachada” de la obrera de limpieza, es rota en ocasiones en que una nueva trabajadora presenta una serie de disposiciones que contravengan a esta forma ideal de actuación, movimientos y apariencia. Estas trabajadoras pasan por la valoración moral de las antiguas, quienes la califican de “sucia, mal arreglada, que quita las ganas de trabajar”. En este caso, las obreras que no logran encajar en este marco son despedidas, y si algo impide su despido inmediato, son sometidas a actos de descalificación por parte de sus compañeras, que consideran que no son buenas trabajadoras.

En varios hospitales, donde los servicios de limpieza se organizan con cánones industriales, se siguen estos procesos de disciplinamiento de las obreras, que modelan la feminidad a un estándar productivo, mediante la economía del cuerpo; canal de acceso a la incorporación subjetiva de una disciplina que, luego se convierte en una ética de trabajo.

 

2. EXPLOTACIÓN Y NATURALIZACIÓN DE “LO FEMENINO” EN LAS EMPRESAS MUNICIPALES

Otro hecho, que se reproduce en la incorporación de las mujeres al espacio productivo, es la naturalización[xv] y la extensión de las habilidades designadas socialmente como propias de la feminidad; es el caso de las tareas destinadas al cuidado. En una empresa municipal de mantenimiento de áreas verdes; se realiza un contrato masivo de fuerza de trabajo eventual femenina, aprovechando los ciclos  del trabajo doméstico, por ejemplo, las vacaciones escolares son un momento de afluencia de fuerza de trabajo femenina disponible debido a que varias mujeres se liberan de la responsabilidad de atender las necesidades propias de la asistencia a clases de sus hijos (lavar los uniformes de sus hijos, preparar la comida a tiempo, ayudar en las tareas escolares, etc.); de manera que en tiempo de vacaciones escolares, existe una gran cantidad de mujeres que se presentan en la puerta de esta empresa buscando un trabajo temporal.

Esta empresa municipal, presenta una marcada división de las tareas básicas del mantenimiento de áreas verdes y parques. Mientras los trabajos de construcción de infraestructura son realizados por los hombres, las tareas de cultivo y cuidados de plantas se destina a las mujeres.  El trabajo de vivero es un trabajo cumplido, en su mayoría, por las mujeres. Cuando se consultaba a las obreras sobre por qué había más mujeres que hombres en viveros, ellas respondían lo siguiente:    

“Sí, pero como te digo vivero parece que es más para mujeres no para hombres porque las plantitas son muy delicadas, las cosas que hacemos son más para manos de mujeres yo pienso no por eso es que hay más mujeres que hombres, hay hombres pero esos hombres son para que trasladen cosas pesadas mezclen la tierra lleven en carretilla cualquier cosa pesado ¿no? y el resto son cosas muy delicadas las plantitas, si por eso yo creo que hay más mujeres aquí que hombres […] como te dije las plantitas son para mujeres porque son bien delicadas son… desde bebecitos tenemos que agarrar en las manos y de las manos poner a la tierra con calma[xvi]

 

La percepción de la obrera es que el trabajo de vivero, al ser un trabajo delicado, para manos de mujeres, es un trabajo solo apto para ellas.  Entre las obreras hay una tendencia a naturalizar las disposiciones atribuidas a la feminidad con las tareas productivas como algo dado, propio del sexo femenino, en contraposición al trabajo pesado atribuido a los hombres. No es que ellas no sientan que pueden realizar las tareas de los hombres, sino que aceptan esta división del trabajo.  Que para ellas tiene su   justificación en los roles de género de las trabajadoras en el espacio doméstico.  A diferencia del caso anterior, en este caso, la inserción de la mujer al espacio productivo se da por la subsunción formal[xvii] de las disposiciones de género adquiridas en el marco de la división social del trabajo por sexos, es decir que, las habilidades y disposiciones adquiridas  en el espacio domestico no pasan por un proceso de modelación, sino que se explotan directamente, como habilidades relacionadas con el cuidado doméstico  y el sentimiento materno.

 

Las obreras que asumen estas tareas, soportan el trabajo monótono y pesado con la satisfacción que sienten cuando logran un óptimo cuidado de las plantas. Es como criar un hijo y verlo crecer con el esfuerzo de sus propias manos. Como afirma la obrera: “No. Más bien el trabajo para mi es bien tranquilo, porque me desestreso, digamos. Porque son tan chiquititas las plantas, y les veo como a mis hijos. Es un cariño bien grande, por las plantitas, yo que tengo. Son bien chiquititos, que cuando me viene otra persona y me lo riega digamos “! ay! ¡ya me pongo a llorar!” porque “¿por qué has hecho así? Tienes que hacer con calmita, como bebes recién naciditos”, entonces, tengo harto cariño por las plantas[xviii]

 

Se percibe que, en sus tareas en el vivero, este cuidado a las plantas, despierta entre las trabajadoras, una identificación afectiva equiparada con el cariño a un hijo, a la función materna. Esto explica en alguna medida, que estas trabajadoras soporten las intensas jornadas de trabajo y las afecciones reumáticas en los dedos por los cambios de temperatura en el uso de los guantes[xix].  En el mismo sentido, la naturalización de estas actividades ligadas al sexo femenino, ha hecho que las trabajadoras de vivero acepten una escala salarial estancada, por la imposibilidad de acceder a otros puestos que son monopolizados por varones, como la construcción de infraestructura, soldadura o el manejo de la fibra de vidrio para la construcción de parques. Se trata de una segregación ocupacional que da ventaja a los hombres, porque ellos pueden subir de categoría ocupacional, hasta ganar 7.000 bs. en promedio, mientras que las mujeres de vivero se quedan estancadas en un salario de 3.000 bs., si es que llegan a ser supervisoras del vivero.  Esta naturalización de la división de las tareas por sexo, en estas empresas de servicios municipales, termina legitimando las desigualdades laborales en términos de oportunidades de ascenso laboral y de mejoras salariales.

 

CONCLUSIÓN

La incorporación de las mujeres en los espacios productivos implica la subsunción de sus disposiciones y roles de género al servicio de los objetivos patronales. Ya sea por medio la modelación de estas disposiciones, para conseguir una disciplina corporal o por medio de la asimilación de estas disposiciones, sin ningún tipo de modelación o modificación. Estas formas de subsunción de las disposiciones femeninas a los objetivos patronales, reproducen la división social del trabajo por sexos y por ende las prácticas patronales de segregación laboral y discriminación salarial.  



[i] Revisar el siguiente enlace: https://www.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women#intro

[ii] Dossier de Estadísticas Sociales y Económicas:  https://www.udape.gob.bo/

[iii] Cuando nos referimos a la industrialización de los servicios tomamos como referencia a Albarracin, Daniel (2003) “La sociedad salarial de servicios a debate: Ciclo del capital, estructura social y subjetividad obrera quien también toma algunas reflexiones de Mandel” en Cuadernos de relaciones laborales, año 21, No 2, pp. 43 – 66; para explicar que la forma de servicios no se contrapone a la de productos atribuida a la industria, mas al contrario la “formación del servicio no sustituye a  la  forma  producto  en  la  misma.  Incluso puede promoverla. Este sería el caso, por ejemplo, de los servicios de entretenimiento o atención de salud personal que suponen, sea por caso, la producción de bienes de producción de maquinaria especializada de corte industrial (por ejemplo, la producción de las infraestructuras de un parque de atracciones, la fabricación de instrumental médico, etcétera...).  En definitiva, se produce una industrialización del servicio y una terciarización de la industria (pp. 196)

[iv] Castro, Luis (2020) “Resistencia de las obreras fluctuantes en los servicios de limpieza hospitalaria en Bolivia”, en Palermo, H. y Capogrosi, L., Tratado Latinoamericano de Antropología del trabajo. Buenos Aires: CEIL-CONICET  y CLACSO.

[v]  Ídem.

[vi] Extracto de notas de campo sobre el trabajo de limpieza en un Hospital de Cochabamba 2018 – 2019.

[vii] Kosik, Karel (1990) Dialéctica de lo concreto. Mexico D.F.: Editorial Grijalbo.

[viii] Aillon, Tania (1997) “Alienación y relaciones de género: las determinaciones comunes de clase y de género”, en Revista Escarmenar, No 2, año 1997, La Paz, plural

[ix] Foucault, Michael (1975) Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

[x] Marx, Karl (1971) El capital, libro 1, capítulo VI (inédito). Buenos Aires: Ediciones Signos

[xi] Una "anatomía política", que es igualmente una "mecánica del poder", está naciendo; define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como se quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina (Foucault, 1975)

[xii] Ídem.

[xiii] La fachada, está referida a la parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado, a fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación. En Gofman, E. (2004) La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu Editores, pp. 33 -34. La fachada de se conforma de medios, una apariencia y modales. 

[xiv] Ídem.

[xv] Trabajamos la naturalización en los términos que define Gramsci como naturalización de la dominación. Burawoy,  M. (2006) O marxismo contra Bourideu. Sao Paulo: UNICAMP

[xvi] (Extracto  de entrevista a una trabajadora de una empresa municipal)

[xvii] Marx, Karl (1971) El capital, libro 1, capítulo VI (inédito). Buenos Aires: Ediciones Signos

[xviii] (extracto de entrevista a trabajadora de vivero municipal).

[xix] Si bien hay obreras que ven el trabajo como satisfactorio; desde hace años hay una demanda  de solución a las afecciones físicas del trabajo.


jueves, 14 de enero de 2021

Resistencia de las obreras fluctuantes en los servicios de limpieza hospitalaria en Bolivia

 El presente articulo de Luis F. Castro es parte del Tratado Latinoamericano de Antropología del trabajo dirigido por Hernan Palermo y Lorena Capogrosi. Un libro editado por el por el CEIL-CONICET  y CLACSO. Se puede acceder al libro completo en el siguiente link: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2275&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1443&orden=

lunes, 7 de diciembre de 2020

La configuración de las condiciones del empleo y del trabajo en empresas industriales en Bolivia

El presente articulo de Tania Aillón es parte del Tratado Latinoamericano de Antropología del trabajo dirigido por Hernan Palermo y Lorena Capogrosi. Un libro editado por el por el CEIL-CONICET  y CLACSO. Se puede acceder al libro completo en el siguiente link: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2275&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1443&orden=



viernes, 30 de octubre de 2020

Una mirada crítica a la concepción normativa de la precariedad


El presente articulo es parte del libro Estudios del trabajo desde el Sur, Vol. 3. Repensar el sur desde el Estallido Álvaro Galliorio & Dasten Julián (Eds.). Un libro editado por el GETSUR. Se puede acceder al libro completo en el siguiente link: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2217&pageNum_rs_libros=4&totalRows_rs_libros=1756


jueves, 1 de octubre de 2020

La lógica capitalista en el servicio de aseo publico: sobreexplotaciòn y contagios por COVID

 


Luis Fernándo Castro López


     Desde el mes de julio, cuando el incremento de los casos de COVID provocó el colapso del sistema de salud, se denunció la aparición de trabajadores infectados del servicio de recojo de basura y de aseo de calles. En la prensa están registradas denuncias de infectados en 6 de los 9 departamentos del país, lo que impulsó a la declaratoria de emergencia del ente sindical que agrupa a todos los trabajadores del servicio de aseo público y de recojo de basura.

     Lo más emblemático del asunto, es que uno de los casos con más infectados es el de Cochabamba en la empresa EMSA, esto nos lleva  a preguntarnos ¿A qué se debió el alto número de contagios de COVID entre los trabajadores del servicio de aseo municipal?

1. EL RÉGIMEN DE TRABAJO DE EMSA


    La empresa se compone de; aproximadamente, 600 trabajadores distribuidos en diferentes áreas de aseo. Por un lado, están las cuadrillas formadas por seis barrenderas y un carretillero, para la limpieza de las calles, cada una cumple con el  aseo de 24 manzanos  y; posteriormente, realizan el continuado, que consiste en la limpieza de la Avenida Blanco Galindo[i]. En total, son 244 trabajadores divididos en 5 zonas de aseo a lo largo del centro de la ciudad[ii], supervisados por un trabajador a cargo del control de las tareas de todas las cuadrillas. El horario de trabajo es nocturno.

     Por otro lado, se tiene el servicio de recojo de residuos sólidos de domicilios y los servicios especiales de recojo de residuos industriales e infecciosos de los hospitales. De estos servicios se hacen cargo 218 obreros, entre choferes, peones y supervisores[iii]. Estos trabajadores tienen el horario de trabajo ajustado al servicio de recojo, del que se trate. Por último, esta el área de mantenimiento, donde se realiza el mantenimiento correctivo de las fallas que puedan presentar los autos de recojo de basura, la maquinaria que opera la administración de residuos sólidos y los contenedores de basura distribuidos en diferentes puntos de la ciudad.

     El trabajo de aseo de calles, poco a poco, se fue asentando, en una recarga de sobretiempos a las obreras barrenderas[iv], quienes se ven obligadas a quedarse más allá de la jornada de trabajo, para completar con el cupo de manzanos asignados. En el caso de los trabajadores de recojo de basura, existe un problema similar, con la asignación de rutas y la carga de trabajo creciente; informes de los años 2011, 2015 y 2020, muestran que el personal dedicado al recojo de basura y a la limpieza de calles creció muy lentamente. Como testimonian los obreros de la empresa, el crecimiento del número de obreros, para el servicio de recojo y aseo, se ha logrado con la contratación de obreros eventuales. Hoy los nuevos trabajadores de EMSA, no cuentan con estabilidad laboral y tampoco están afiliados al sindicato, para el 2016, según las entrevistas levantadas a dirigentes, un 30% de los trabajadores de la empresa tenían un contrato a plazo fijo, el avance de la eventualidad, trajo la segmentación, entre asegurados y eventuales.

    En cuanto a las condiciones de trabajo; ya desde el 2016, cuando realizamos una serie de estudios sobre las empresas municipales, se evidenciaron las condiciones precarias en el recojo del servicio de basura. Como testimoniaban los obreros;  una de las fallas recurrentes en la gestión de la empresa, era la no dotación de guantes adecuados, para la protección del trabajador y la ropa de trabajo, que no respondía a las especificaciones necesarias para afrontar este tipo de trabajo[v] Esta situación  era más evidente,  en el servicio de recojo de desechos hospitalarios( con alto nivel infeccioso); la ropa de trabajo y las medidas de seguridad de los trabajadores de este servicio, no se diferenciaban de las existentes en el recojo de la basura común.     

     La precariedad de las condiciones de trabajo, se extiende a los ambientes de la empresa; de acuerdo a los obreros, en EMSA no existían condiciones adecuadas para la limpieza y el cambio de ropa de trabajo. Los espacios de los vestidores improvisados por los obreros, permiten comprender, por qué varios trabajadores preferían partir desde su casa, con su ropa de trabajo, rumbo a sus zonas de trabajo, mientras que los trabajadores que se dedicaban al recojo de basura con los carros basureros, estaban obligados a regresar a la empresa y pasar por los riesgos y las incomodidades, debido a  la precariedad de sus instalaciones.

    El recojo de basura y el aseo público de calles, se administra con un régimen de sobre explotación de obreros, con  el alargamiento de su jornada de trabajo; la recarga de sobre tiempos; la intensificación de la jornada de trabajo y con la recarga de rutas a realizar en un mismo tiempo de trabajo. Una sobre explotación que; además, se realiza  en condiciones precarias  de trabajo. En estas condiciones laborales: ¿cómo realizaron  los trabajadores de EMSA el cumplimiento de sus tareas, con la amenaza de contagio de COVID?

2. LAS CONDICIONES DE RECOJO DE BASURA Y ASEO PÚBLICO DURANTE LA CUARENTENA.


     Desde el inicio de la cuarentena rígida, los directivos anunciaban una serie de medidas,  para evitar que el personal de EMSA contraiga COVID; de hecho, la alcaldía dotó 1500 barbijos y guantes[vi],que resultaban  insuficientes por su corto tiempo de vida útil. En el transcurso de la cuarentena, se evidencio, la falta de protocolos de bioseguridad. Se anunció que para evitar aglomeraciones y contacto, de algún posible infectado  con los trabajadores de EMSA, la basura debía ser acumulada por los vecinos en cada esquina, para que sea recogida por el carro basurero; sin embargo, esta medida no fue cumplida por la población y tampoco por los trabajadores. Por un lado, la población en general, se resistió a adoptar esta medida; por otro lado, la sobre carga de rutas y el tiempo ajustado, para cumplir las mismas, tenía a los trabajadores de EMSA apresurados en el recojo de basura; en muchos casos, sin poder establecer distanciamiento con los vecinos. El insuficiente número de trabajadores, derivó en una sobrecarga de trabajo, que imposibilitó nuevos protocolos de recojo de basura. A todo lo anterior se tienen que sumar, las jornadas de recojo de basura acumulada por los bloqueos al relleno sanitario, que sobrecargaron; aún más, el trabajo a los obreros de EMSA.

     Esta falta de personal, pronto tuvo sus consecuencias. Para el mes de junio, etapa de  ascenso de los contagios, se presentaron  los primeros contagios entre los obreros. Según testimonian los trabajadores, a los posibles infectados  no se les realizó la prueba pertinente; al contrario, siguieron sus labores pese a presentar síntomas de COVID: “No se están teniendo los protocolos de bioseguridad contra el Covid-19. Uno de ellos, se detectó el pasado fin de semana y sus compañeros que trabajaban con él, seguían saliendo el lunes” “Estamos preocupados y susceptibles porque hemos estado en contacto con él desde la madrugada. Tenía gripe, temperatura y dificultad para respirar”[vii].

     La permanencia en el trabajo de obreros con síntomas de COVID, es la continuidad de las prácticas de ajuste a las que nos referimos en el anterior punto. Para los directivos de EMSA , dar permiso con remuneración a los obreros con síntomas, y contratar reemplazantes, significaba un aumento de presupuesto en fuerza de trabajo, por ello prefirieron dejar que los obreros con síntomas trabajen con normalidad. Podemos decir que,  el ajuste constante de la fuerza de trabajo, forma parte de la estructura de funcionamiento de EMSA; por lo tanto, no estaba en la perspectiva de los directivos, cambiar esta  política,  ni siquiera por la pandemia.

     En el mes de julio, frente al aumento de contagios al interior de la empresa, los obreros denunciaron que, después de mucha insistencia,  lograron que la empresa les dote de algunos insumos de bioseguridad: “Ante los reclamos pusieron cámaras de desinfección y turriles con lavandina. A nosotros nos dieron dos barbijos para el mes y un alcohol en gel; la ropa de trabajo es la normal; no tenemos máscaras, solo el personal administrativo”[viii]. Los testimonios obreros evidencian las mínimas medidas de bioseguridad tomadas por la gerencia de EMSA. Pese a la escalada de contagios, los directivos de la empresa realizaron la dotación insuficiente de implementos de protección para los obreros, en relación al personal administrativo.  De hecho, sólo la resistencia obrera; desde el sindicato, empujó a que los directivos tomen medidas en el asunto y  logró que los obreros con síntomas, fueran reemplazados por eventuales;  pero su resistencia no pudo modificar las condiciones de precariedad e insuficientes medidas de bioseguridad en las que trabajan.

    Producto de toda esta política laboral, los obreros de EMSA anunciaban para el mes de julio, que “a la fecha cuatro funcionarios de EMSA han perdido la vida a causa de la Covid-19, otros 25 dieron positivo; de los cuales, sólo tres han recuperado. Otros 31 permanecen aislados porque se sospecha que tienen la enfermedad”[ix]  En una situación de pandemia, las políticas laborales vigentes en el servicio de recojo de basura y aseo público en EMSA mostraron sus consecuencias mortales.

 La situación de EMSA no es única, estos episodios de contagio  en las empresas de recojo de basura y aseo público, se extendieron a trabajadores de 6 Departamentos del país. Las denuncias sobresalientes son  de la empresa EMAT en Tarija, que tenía 47 contagios y, en El alto, la empresa TREBOL, que tenía 30 contagios confirmados y preveían aún más, por el contacto de los contagiados con sus compañeros de trabajo.

CONSIDERACIONES FINALES


     La escalada de contagios de COVID19 entre los trabajadores de aseo es  el resultado de todo un régimen de sobreexplotación de fuerza de trabajo, existente desde hace mucho tiempo al interior de EMSA. Un régimen de sobreexplotación basado en un ajuste en los costos de la fuerza de trabajo (ajustes en el número de trabajadores y en el precio de la fuerza de trabajo, mediante la extensión de la eventualidad)

    Si bien EMSA es una empresa pública descentralizada, que tiene autonomía de gestión técnica, el gobierno local de Cochabamba tiene sobre ella la tuición, para establecer el presupuesto general de su funcionamiento; por otro lado, desde la época del MAS, las empresas públicas descentralizadas como EMSA, están reguladas por el Estado en el manejo de sus presupuestos, con un techo salarial para su funcionamiento que no debe superar el 25%[x]Tenemos; entonces, que el régimen de explotación analizado en EMSA, mediante los constantes ajustes en la organización del trabajo, se  enmarcan en la búsqueda de cumplir con las restricciones  presupuestarias puestas por  el Estado.  Ajustes que estarían destinados al uso eficiente de los recursos en términos de costo y  no de calidad del servicio[xi]. Ello ha significado, que un número fijo de trabajadores se haga cargo de la basura de una cantidad creciente de usuarios; al mismo tiempo que, la misma cantidad de materiales de protección, tienen que servir para la atención a esta demanda creciente, incluso por encima de sus condiciones de  durabilidad.

     Esto significa; sobre todo, que las empresas públicas hacen  una redistribución de la gestión de fuerza de trabajo en el  servicio de recojo de basura y limpieza de calles al costo más bajo posible, de manera que las unidades domésticas y productivas,  paguen una  tasa fija por estos servicios de recojo de basura, a costa de condiciones de sobre explotación de los trabajadores. Se podría deducir, que hay una captura de trabajo no pago; de manera indirecta, por parte de las unidades empresariales que reciben el servicio a costo fijo; por otro lado, también,  hay la captura de recursos de este trabajo no pagado,  por parte de la burocracia estatal, que define el presupuesto de operación, produciendo privilegios que las colocan en posición ventajosa, en términos jerárquicos, respecto de los obreros que constituyen la fuerza de trabajo directa. Bajo la lógica del ahorro de costos, no se garantiza que todo el presupuesto correspondiente a EMSA, sea invertido en la misma empresa, para mejorar la calidad del servicio y las condiciones de trabajo de los obreros a cargo.    

     De esta manera,  este trabajo impago, sostiene las tarifas fijas a favor de empresarios y unidades domesticas en general, a la vez que  nutre las posibilidades de sostén, de una burocracia, que se atribuye ciertos privilegios, como el de contar con materiales adecuados de bioseguridad mientras que los trabajadores que son el sostén directo del servicio de limpieza de la ciudad quedan expuestos al contagio de COVID19  para ganar su subsistencia.

     Podemos concluir, entonces, qué  el alto número de contagios de COVID, entre los trabajadores del servicio de aseo municipal, tiene como una de sus razones, esta lógica de sobreexplotación del trabajo que reproduce, en parte, las relaciones sociales  de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, que caracteriza a la empresa privada, y aunque en este caso, no se puede hablar de acumulación de capital, sí se puede afirmar, que existe una distribución de recursos que reproduce la sobreexplotación de los trabajadores, a favor de una burocracia estatal parásita que; en general, caracteriza al Estado capitalista o que, también, indirectamente, favorece la reducción de costos de operación de las unidades productivas y la reproducción de la fuerza de trabajo en las unidades domésticas. Se trata de una suerte de canales; través de los cuales, fluye el trabajo gratuito de estos obreros, para reproducir un sistema que los oprime y explota. 



[i] Entwistle, Gabriel (2015) Políticas de la limpieza. Trayectorias laborales, desigualdades múltiples y movilidad social entre las mujeres del servicio de limpieza de calles en Cochabamba, Bolivia. Documento de trabajo. Buenos Aires: CLACSO

[ii] EMSA (2016) Informe de gestión 2015. Cochabamba: EMSA

[iii] Ídem.

[iv] Entwistle, Gabriel (2015) Políticas de la limpieza. Trayectorias laborales, desigualdades múltiples y movilidad social entre las mujeres del servicio de limpieza de calles en Cochabamba, Bolivia. Documento de trabajo. Buenos Aires: CLACSO

[v] Testimonio extraído de una entrevista a dirigentes de la empresa EMSA el año 2016.

[vi] Cochabamba: Entregan 1.500 barbijos y guantes a encargados de limpiar la ciudad. Publicado en: http://eju.tv, el 31 de marzo de 2020.

[vii] Trabajadores de EMSA, en alerta por muerte de sospechoso y dos casos. Publicado en:  https://www.opinion.com.bo, el 12 de junio de 2020.

[viii] Ídem.

[ix] EMSA recogerá 7.000 T de basura y personal teme contraer Covid-19. Publicado en: https://www.lostiempos.com, el 12 de julio de 2020.

[x] Castro, Luis F. (2016) “La sobreexplotación de los obreros, sostén de los servicios municipales”. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com, última vista el 25 de septiembre de 2020.

[xi] Durand, Jean-Pierre (2011) La cadena invisible. Flujo tenso y servidumbre voluntaria. México D. F.: Fondo de cultura económica.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Una aproximación a la trama laboral del proletariado fabril en Cochabamba

 

Tania Aillón Gómez

 

A partir de información recogida, entre los trabajadores de la industria en Cochabamba, este artículo muestra y reflexiona su carrera ocupacional; para esto, se recupera la definición de carrera de un exponente de la escuela de Chicago, E.C. Hughes, quien nos abre  la puerta a la superación de  la oposición; típicamente funcionalista, entre los profesionales poseedores de una carrera y los trabajadores “ordinarios”, que están desprovistos de ella, porque Hughes redefine a  la carrera como un proceso de cambio en el curso de un ciclo de vida, entre actividades o tareas que no; necesariamente, son signo de jerarquización, de ahí que se pueda reconocer, que todo el mundo tiene una carrera, pero no todo el mundo tiene la oportunidad de contar con una carrera burocrática; es decir, una progresión más o menos regular; a través de etapas caracterizadas por un aumento de ingresos, autoridad y prestigio[i].  De hecho, la mayor parte de los trabajadores que estudiamos, no tienen la oportunidad de pertenecer a espacios laborales, que les aseguren una carrera bien trazada (más aun, en un periodo histórico caracterizado por la eventualidad del trabajo); sin embargo, esto no significa que no existan regularidades, de las que se pueda participar y que no se puedan descubrir.  En todos los casos, para Hughes, la carrera aparece como una cadena de alternativas, más o menos estructurada, por una división del trabajo, ella misma, en proceso de transformación; un proceso en el que la tarea del sociólogo, consiste en reconstruir la carrera de las personas, situándola en las modificaciones del contexto, conjugando los aspectos subjetivos y biográficos con las condiciones históricas que los explican.  Desde esta perspectiva, para ir dibujando un perfil del proletariado fabril en nuestra región, nos proponemos mostrar y valorar, de manera sucinta: cuáles son algunos los rasgos que caracterizan la carrera de los trabajadores fabriles en la región de Cochabamba.

 

1. SON MIGRANTES DE PRIMERA Y SEGUNDA GENERACIÓN

El primer vuelco ocupacional que encontramos entre estos trabajadores, se produce cuando, imposibilitados de encontrar trabajo en los lugares de origen (en la mayor parte de los casos se trata del área rural), se ven obligados a migrar a la ciudad, para sobrevivir, de lo que dan cuenta sus testimonios:

[A]llá ha sido mucha sequía, más que todo la agricultura es para el consumo no más a veces no alcanza, a veces, ahí tiempo no acompaña la lluvia, no acompaña los riegos, si no puro temporales digamos, con la lluvia no más, cuando no llueve no hay no produce, aja no produce, falta para consumo(..) por eso hemos emigrado hacia Cochabamba, a Oruro a las ciudades hemos migrado, entonces, así he estado manteniendo, pero ya más sequia más sequía ha habido casi estoy como de 17 a 18 años”(Testimonio de un obrero fabril).

[c]uando se ha fallecido mi papa con mis 11 años yo me quede huérfano de mi papa, yo vivía con mi mama no más con mi mama yo tenía, tengo 2, 3 hermanos somos y una hermanastra, como yo era el mayorcito como papa yo era, vivía con mi mama con mis hermanitos, después cuando ya tenía 15 años jovencito, me he venido a Oruro, a trabajarme así…” (Testimonio de un obrero fabril).

“[M]uy bien, yo procedo de una familia que vive acá a lado de la FINO mismo, a unas dos o tres cuadras, en este sector siempre. Yo me crie con mis abuelos, que eran agricultores.

Bueno, yo me llamo Senon Cala, vengo de Potosí, mis padres son potosinos del campo, de halla del norte de Potosí” (Testimonio de un obrero fabril).  

Para estos obreros, cuya llegada a Cochabamba se dio en la era neoliberal, el campo no era un lugar donde se podrían labrar una perspectiva económica, el campo está en ellos, asociado a la escasez, a la falta de oportunidades. Estas decisiones individuales y familiares de migrar, se inscriben dentro de la dinámica de disolución de las formas parcelarias de producción, base de la reproducción familiar; disolución acelerada por medidas institucionales de corte neoliberal, que profundizaron la crisis de la economía parcelaria[ii]

Otro grupo de trabajadores, hijos de mineros, que se vieron obligados a emigrar de las minas a Cochabamba, cuando sus padres fueron despedidos con la “relocalización”; en este caso, la disolución de un ciclo de acumulación basado en la actividad minera estatal y los cambios en la regulación de las relaciones laborales (flexibilización laboral) explican la decisión de las familias de los ex mineros, de migrar a centros urbanos como Cochabamba. Para otro grupo de trabajadores, el vuelque ocupacional no  es tan abrupto, ellos nacieron en la ciudad de Cochabamba; unas veces, se trata de una segunda generación de migrantes, mientras que otros provienen de familias de la periferia de la  ciudad de Cochabamba; algunos de ellos, viven en barrios que circundan las fábricas, de las que luego se convierten en sus trabajadores: “[S]i, y la casita, como le digo, siempre hemos sido lugareños, de este lugar, desde mis abuelos. Por eso, desde que tengo uso de razón, conozco lo que es la fábrica, el crecimiento de la misma fabrica, tengo conocimiento desde que tengo uso de razón” (Testimonio de obrero fabril).

 

2. LOS PRIMEROS REFUGIOS LABORALES

Las ocupaciones, anteriores al ingreso a la fábrica, en la que encontramos a estos trabajadores, dependen de si se trata de una mujer o de un varón. Las mujeres al llegar a la ciudad o insertarse por primera vez al mercado laboral, trabajan como empleadas domésticas o en servicios diversos que tienen que ver con ser ayudante de cocina o mesera en restaurantes o dedicarse al pequeño comercio. Como vemos en las estadísticas siguientes; en la categoría anterior- anterior (que se refiere a esta primera inserción laboral), se encuentra más del 50% de las mujeres distribuidas, entre el empleo como trabajadoras domesticas o en servicios diversos; solo el 29%, en la categoría anterior-anterior eran ya trabajadoras del sector industrial.

GRÁFICO 1 TRAYECTORIAS LABORALES DE OBRERAS DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN RAMO DE ACTIVIDAD DE SUS TRABAJOS ANTERIORES (EN PORCENTAJE)[iii]


Para estas trabajadoras, su inserción laboral en servicios varios y/o del hogar, es considerada como una situación de tránsito, en la perspectiva de encontrar un trabajo que les ofrezca mayores ingresos y/o estabilidad laboral. Una dirigente obrera evocaba su primer empleo en la ciudad: “[N]o, yo trabajaba en salteñería “Canguro”, yo aprendí a pulgar para hacer salteñas, entonces, yo sabía hacer salteñas, entonces empecé a trabajar en salteñeria “Canguro”y ahí solamente pulgaba las salteñas, y ganaba de eso, conseguí el trabajo  por una amiga que tenía que trabajaba y estudiaba, ella estaba estudiando en el magisterio, en la normal, entonces, de casualidad nos encontramos y le dije , mira yo sé trabajar y necesito, yo sé hacer pulgado, entonces, de esa manera yo llegue ahí” (Extracto de entrevista a obrera fabril).

 

GRAFICO 2 TRAYECTORIAS LABORALES DE OBREROS DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN RAMO DE ACTIVIDAD DE SUS TRABAJOS ANTERIORES (EN PORCENTAJE)[iv]


Cuando se trata de los varones,  las actividades que  en mayor grado los acogen en el mercado laboral, en la categoría anterior-anterior,  son las de albañil en el sector de la construcción y en servicios varios que; en este caso, están asociadas a ser ayudante de plomería, electricidad, chapería, trabajos de ayudantes en talleres donde se prestan servicios  de similar índole; trabajos caracterizados por la inestabilidad y la incertidumbre (30% de los  obreros encuestados están distribuidos en estas primeras ocupaciones) (gráfico 2); mientras una menor proporción, el 26% tenía  ya una ocupación en el sector industrial ( hay que considerar que, en estas configuraciones de carrera,  incide además,  la edad de los trabajadores, relacionada con su antigüedad en la industria).

 En este caso, las ocupaciones  anterior-anterior, pueden ser vistas, como en el caso de las mujeres, como actividades transitorias, en la búsqueda de un trabajo con mayores ingresos y/o estabilidad, este sentido se capta, cuando estos obreros evocan sus primeros puestos de trabajo:

“[E]stuve trabajando en una tienda embolsando los azúcares, arroz en eso trabajaba, embolsaba, pesaba kilos, medio kilos, arrobas en unas bolsitas y pillaba, y eso entregábamos a las tiendas”;  “[N]o, trabajaba en un taller que era mmm mecánica Soto, trabajé, más o menos durante un año, de ahí ya sabía más o menos como reparar motor”; “[B]ueno, tal vez, donde trabajaba no era, un, el caballero que trabajaba era muy bueno, nos enseñaba, también, como reparar un camión no, todas las experiencias que tenía pero, para entonces ,no se ganaba mucho, el sueldo era muy poco pero ganabas digamos, en el aspecto que estaba aprendiendo mucho más”; “[L]uego de peregrinar un poco en el tema de trabajo, porque empecé de pintor, hacía letreros luminosos, en PANAFLEX, he estado unos seis meses en esa actividad”; “[D]e peón si, de peoncito así casi hasta mis 18 años, desde mis 16 años me empecé a trabajar, aquí a una empresa JEISS, hasta mis 21 años, “[V]endedor ambulante o los que ofrecen de otras empresas, si, ahí fui, el trabajo era muy pesado,  porque esas veces estuvimos vendiendo licuadoras, ganábamos por porcentajes, el trabajo era más jodido porque entrabamos a las 7:30, tenía que ir de Quillacollo a la ciudad, de la ciudad me llevaban al lado de Sacaba a ofrecer los productos, desde las 6 de la tarde teníamos que cambiar de oficina, informes, casi a las 8 llegaba a mi casa, con eso inicie” (Extractos de entrevistas a trabajadores fabriles).

3. LAS EXPECTATIVAS DE ESTUDIO TRUNCADAS

Las carreras de estos trabajadores tienen, como una de sus dimensiones explicativas, las expectativas del estudio truncadas. Debido a su origen anclado en clases sociales subalternas, un acontecimiento familiar, como la pérdida del principal proveedor de ingresos  de la  familia, el padre, o los bajos ingresos familiares que no alcanzan para sostener el estudio de los hijos, suelen ser motivo para el abandono de las perspectivas de profesionalización:

“[P]ero; lamentablemente, te digo la vida te coloca trabas y no puedes salir como tu quisieras; entonces; como te digo, él falleció(se refiere a su papá), ya no había sostén en mi familia, mi hermano mayor se casó, se fue con su respectiva familia, mi madre quedó sola, entonces, yo tenía que hacerme cargo de mi familia, fue de esa manera, también, que dejé los estudios y me puse a trabajar; “[S]i y a mí me han hecho estudiar, mis papas, me han dejado así como de 8 años de edad, no me dio después con mi mama no más ya he vivido y me ha hecho estudiar hasta 5to básico no más, y después me dediqué así poco a poco, a trabajarme, así de peoncito”; en otros casos, la necesidad de priorizar el trabajo, para no perderlo, se convierte en fuente de presión, para dejar el estudio:  “[E]n realidad, los turnistas tienen poca posibilidad al respecto de seguir capacitándose, porque cuando estás en el turno de segunda o tercera, es un poco complicado ir a pasar, o sea, no hay tiempo de pasar, y si solo vas a pasar una semana, y otra no, pierdes el hilo ¿no? Es por esa razón que no he continuado con los estudios ¿no?” (Extractos de entrevistas a trabajadores fabriles).

El estudio en algún instituto técnico, suele ser asumido como una alternativa, ante las dificultades para continuar estudios superiores. Varios de estos trabajadores; principalmente, los varones, estudian carreras técnicas como mecánica en motores:

“[M]e voy a estudiar mecánica automotriz al Germán Busch, al instituto Germán Busch, del Germán Busch he salido, para mecánico motores diesel y a explosión ya, he salido de eso del Germán Busch y estuve sin trabajo”; “[P]or qué elijo digamos motores, eh, mi papa tenía como te digo camiones trabajaba como te digo, con mi papa siempre, era mayorista como te digo tenía camiones, entonces, como tenía camiones, bueno entrando al instituto podía haber digamos reparado sus camiones de mi papa de algo me serviría tal vez, con alguno de eso camiones puedo trabajar en el negocio pero no se dio eso y fui a trabajar al taller mecánico, taller mecánica Soto”; “[T]ambién,  estudie después, ya el 82, en este instituto como se llama, el Abaroa, ahí sí, en el Abaroa ahí sí, instituto ahora todavía no se si sigue; entonces, ahí estudie mecánica de movilidades, también, trabajaba de ayudante, de esa forma, estuve cuando el 82 o a ver, el 82 o el 79, 80 me case”; “[E]n la escuela de la Vida, hice mis primeros pasos en el colegio Victor Agustin, Victor Manuel Mallón, un colegio industrial, donde hice mecánica automotriz, cursé tres años de mecánica automotriz y me fui a Tupiza, no pude seguir estos cursos, y con esa base empecé a trabajar como mecánico” (Extractos de entrevistas a trabajadores fabriles).

Esta presencia importante de trabajadores fabriles que optan por el estudio de carreras técnicas, se relaciona con la política que asumen los empresarios dentro de sus mercados internos de trabajo, en relación a la designación de puestos y a la promoción de los obreros a puestos de mayor rango relativo. A la hora de contratar fuerza de trabajo, si el trabajador tiene una formación a nivel técnico, podrá ser contratado como ayudante de técnico de mantenimiento o como técnico de mantenimiento, lo que le permite acceder, rápidamente, a un puesto mejor pagado y reconocido que los de operador manual o de operador de maquinaria; esto moviliza a los grupos de potenciales trabajadores de las fábricas en nuestro medio, pero también, a los trabajadores que ya son parte de la plantilla de alguna fabrica. El estudio sacrificado en institutos técnicos luego del trabajo, forma parte de la expectativa de promocionarse a mejores puestos de trabajo entre ellos. El otro aspecto movilizador, tiene connotaciones de jerarquización social; el situarse en puestos como el de técnico de mantenimiento, desde la percepción de estos obreros, los hace desprenderse de la condición de obrero, para transitar a una más próxima a la de un ingeniero; más reconocida y valorada; no solo económicamente; sino además, socialmente.

4. LA CARRERA PERMEADA POR LA CLASE DE ORIGEN Y EL SEXO

Una sociedad como la nuestra, donde reina la división de clase, la discriminación de sexos y de etnias, hace que cada individuo se desarrolle de forma extremadamente unilateral, desplegando algunas habilidades, mediante la eliminación de desarrollar otras;  esto saca a la luz, los límites que encuentran los individuos, para hacer de las riquezas de la cultura su propiedad, porque estos límites no dependen; solamente, de ellos, sino  de la división del trabajo característico de la sociedad[v]. Esto significa que,  la asimilación real de una u otra área de la cultura, de una u otra forma de actividad humana, para cada individuo, alcanzará el límite en que es capaz de desarrollarla, dentro de determinadas condiciones históricas; en la medida en que, como bien precisaba Marx[vi], los individuos asimilan el mundo y lo constituyen, pero no lo hacen a su libre albedrío; sino en el marco de determinadas condiciones históricas.  En este sentido, el curso que dibujan las carreras de los trabajadores de la industria regional, está permeado por las desigualdades de clase y las discriminaciones sociales de sexo o de etnia.

GRÁFICO 3

   NIVEL DE INSTRUCCIÓN DEL OBRERO/A DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN OCUPACIÓN DEL PADRE (EN PORCENTAJE)[vii]


De esta manera, una primera aproximación, nos muestra que  cuando relacionamos el nivel de instrucción de estos trabajadores con la ocupación paterna (como proxy de la posición de clase de la que provienen), la mayor proporción de trabajadores, que tienen como padre a un campesino agricultor, alcanzan sólo  el nivel primario de instrucción, una notoria menor proporción de ellos estudian hasta nivel secundario, mientras es menos frecuente encontrarlos con una formación a nivel técnico o universitario (gráfico 3).  La posibilidad de formarse, a nivel de técnico medio, técnico superior o universitario, está asociada; más bien, a padres que han tenido o tienen como ocupación, actividades que se realizan en el espacio urbano, resalta; como ejemplo, que los hijos de oficinistas (que pueden asimilarse a una clase media urbana) en importante proporción, alcanza a formarse a nivel de técnico superior y universitario (gráfico 3).

GRÁFICO 4

PUESTO DE TRABAJO DEL OBRERO/A DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN OCUPACIÓN DEL PADRE (EN PORCENTAJE)[viii]

 


Estas posibilidades de formación, relacionadas con la posición en la ocupación del padre, dentro la división social del trabajo, parecen; también, atravesar el curso de la carrera de estos trabajadores, dentro de la división técnica del trabajo, al interior de la fábrica. Los hijos de los trabajadores agrícolas o pecuarios; en mayor proporción, ocupan los puestos más bajos en la escala de ocupaciones.  Transporte y logística (asociada a tareas de limpieza), concentran a la mayor proporción de hijos que provienen de agricultores, los que no tienen ninguna presencia como capataces o supervisores; una presencia mínima, como técnicos de mantenimiento (un puesto bien valorado por los obreros, como vimos anteriormente) y; en alguna proporción, están colocados como obreros manuales y operadores de maquinaria. Mientras que los hijos de oficinistas, asociados más a una clase media urbana, ocupan, en importante proporción, puestos de control como los de capataz o supervisor (gráfico 4). De alguna manera, la posición que la familia tiene dentro de la división social del trabajo, permea las posibilidades de carrera y de colocación de estos trabajadores, dentro de la división técnica del trabajo.

Ser mujer trabajadora en la industria, delinea; también, una perspectiva de carrera, es notoria la segregación ocupacional, que las concentra en ciertas ocupaciones. Sí al inicio de su carrera laboral; a la llegada a la ciudad, las encontramos concentradas como trabajadoras domésticas,  auxiliares de restaurantes o en el pequeño comercio, en las fábricas tienen la exclusividad de las tareas de limpieza; ellas están; también, concentradas en ocupaciones que demandan ciertas destrezas manuales, como las de control de calidad y / de operador directo o manual; en cambio, las encontramos excluidas de ocupaciones como la de operador de instalaciones o de mantenimiento, o de ocupaciones de técnico de campo o de controlador de procesos; ambas  relacionadas con cierto nivel de  formación  técnica y  mejores   salarios  (gráfico 5).   

 

GRÁFICO 5 OBREROS/AS DE LA INDUSTRIA POR TIPO DE FUNCIÓN, SEGÚN SEXO

(EN PORCENTAJE)[ix]


  Si asociamos esta segregación en la ocupación, con las posibilidades de ascenso laboral, vemos que, tanto la ocupación de limpieza o la de obrero manual, donde se concentran las trabajadoras, son las que menos posibilidades de ascenso laboral presentan (grafico 6).

 

GRÁFICO 6 PUESTO DE TRABAJO DE LOS OBREROS/AS DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN ASCENSO EN EL MERCADO INTERNO DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA

(EN PORCENTAJE)[x]

Este análisis es coherente con los resultados que, respecto a las posibilidades de ascenso laboral entre sexos, encontramos en el conjunto de trabajadores considerados en nuestra muestra, entre los varones, el 54% fueron ascendidos de sus puestos iniciales, mientras que sólo un 38% de las trabajadoras tenían esta situación.

5. LA FÁBRICA COMO MEJOR ALTERNATIVA LABORAL

El material empírico presentado, nos muestra la carrera de estos trabajadores, como un proceso de cambio en el curso de su vida, entre actividades o tareas que no; necesariamente, pueden considerarse como una progresión más o menos regular; que signifique, como nos dice Hughes un aumento de ingresos, autoridad y prestigio (aunque también puede tener ese significado), pero que está marcada, por la búsqueda de una mayor estabilidad laboral. Para estas personas que, al llegar a la ciudad, solo encuentran trabajos esporádicos, poco estables, en pequeños negocios o comercios; alcanzar a formar parte de la plantilla laboral de una fábrica, significa la seguridad en el ingreso mensual, este es uno de los criterios que predomina; entre ellos, cuando les preguntamos el motivo por el que dejaron los empleos anteriores (gráfico 7).

GRÁFICO 7

OBREROS DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA SEGÚN MOTIVOS POR EL QUE CAMBIAN UN TRABAJO ANTERIOR, POR EL DE LA FÁBRICA (EN PORCENTAJES)[xi]


 La fábrica, entre los trabajadores fabriles, está asociada a la posibilidad de mayor estabilidad laboral, a la apertura de nuevas oportunidades de trabajo y, también, a la posibilidad de tener mejores ingresos, en relación a los que se conseguían en ocupaciones anteriores. Desde sus valoraciones, la fábrica representa una mejora en su situación laboral. Para algunos; incluso, se convierte en una búsqueda ansiada: “[E]n realidad, todo esto era un anhelo de mí, desde pequeño cuando veía la empresa, quería trabajar en esta empresa. Bueno siempre he soñado con entrar ¿no? Se ha cumplido mi sueño de poder pertenecer a esta gran empresa. Entonces es en ese sentido que estoy, hasta estos días, trabajando ¿no?” (Extracto de entrevista a obrero fabril). Respecto al pasado laboral, ligado al mundo agrario, la fabrica significa dejar de vivir en el campo, hacerse a la vida urbana, en términos no solo económicos, sino también, culturales, aprender a hablar con propiedad el idioma castellano, abrir perspectivas de ascenso social para los hijos; mejores oportunidades de estudio y de trabajo, dentro de una jerarquización social en la que el campo significa aislamiento, pobreza y atraso.

REFLEXIONES FINALES

Este bosquejo  de algunos hitos del entramado  laboral de los trabajadores fabriles de nuestra región,  nos permite ver a su carrera ocupacional,  como una cadena de alternativas, más o menos estructurada, por una división del trabajo por clase, por lugar de origen y por sexo; el termino de alternativas[xii], nos abre la posibilidad de romper, con  una mirada determinista (estructuralista), porque; como nos muestran los testimonios obreros; trabajadores y trabajadoras hacen elecciones, buscan alternativas, dentro de las posibilidades que les ofrece  su origen de clase o su sexo; es decir, que en el recorrido que toman  sus carreras, se conjugan ambas dimensiones,  los aspectos subjetivos y biográficos, con las condiciones históricas que los explican. Se trata; entonces, de comprender y explicar, las carreras laborales, como un entramado (más que como una  trayectoria, que da la idea de procesos lineales) en el que se conjugan   condiciones objetivas, con  biografías familiares y decisiones individuales,  que constituyen a los trabajadores  como   sujetos activos,  sin abstraerlos (como hace el individualismo metodológico) de su situación histórico social, como hijos de obreros o de oficinistas de la clase media urbana o como hijos de campesinos del área rural, como mujeres o varones, con todas las implicaciones que aquello tiene, para sus posibilidades de carrera.  Enfrentados a decisiones individuales, por falta de ingresos familiares o por la muerte del padre, como principal sostén del hogar, esos trabajadores van constituyendo su carrera laboral, permeada por las desigualdades de clase y discriminaciones de sexo o de etnia, que les muestran que sus posibilidades y sus límites no dependen; solamente, de sus elecciones o de su voluntad; sino también, de la división social del trabajo que caracteriza nuestra sociedad[xiii].



[i] Es desde esta perspectiva, que Hughes se propone un cuadro de análisis, para estudiar a los pescadores de alta mar de la ciudad de Hull. Ver: Tripier, Pierre (1998) “De la Theologie protestante a la sociologie du travail : archeologie des travaux de Hughes et de la ‘Seconde Ecole de Chicago‘”, en Travail et Emploi, Nº 75.

[ii] En la era neoliberal, los flujos migratorios del campo a la ciudad, se incrementaron por la  profundización de la crisis de la pequeña economía campesina; en la medida que la política de administración de tierras  estuvo dirigida  a apoyar un proceso de concentración y centralización de tierras; principalmente, en el  sector capitalista del oriente, con instrumentos de legitimación como  la Ley INRA,  que  estuvieron  dirigidos a consolidar la orientación agroexportadora (mono productora) de las políticas neoliberales,  con la  legalización de  la concentración de tierras productivas en el oriente del país, en manos de terratenientes. Ver: Grupo Llank’aymanta (2008) Lucha de clases en Bolivia: Contenido y tendencias del proceso político actual. Ponencia presentada en las I Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político “Proletarios del mundo, uníos”.

[iii] Fuente: Elaboración propia, con base en datos obtenidos de la encuesta a obreros y obreras de la industria de Cochabamba, en el marco del proyecto “Mercados de trabajo y acumulación de capital”,  Instituto de Estudios Sociales y Económicos (2014).

[iv] Ídem.

[v] Ilienkov, Elvad Vasilievich (2007) Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en “El Capital” de Marx. Quito: Ediciones EDITHOR

[vi] Marx, Karl (1971) Obras Escogidas, Tomo 1. Moscú: Editorial Progreso

[vii] Fuente: Elaboración propia, con base en datos obtenidos de la encuesta a obreros y obreras de la industria de Cochabamba, en el marco del proyecto “Mercados de trabajo y acumulación de capital”, Instituto de Estudios Sociales y Económicos (2014).

[viii] Ídem.

[ix] Ídem.

[x] Fuente: Elaboración propia, con base en datos obtenidos de la encuesta a obreros y obreras de la industria de Cochabamba, en el marco del proyecto “Mercados de trabajo y acumulación de capital”, Instituto de Estudios Sociales y Económicos (2014).

[xi] Ídem.

[xii] Tripier, Pierre (1998) “De la Theologie protestante a la sociologie du travail : archeologie des travaux de Hughes et de la ‘Seconde Ecole de Chicago‘”, en Travail et Emploi, Nº 75.

[xiii] Ilienkov, Elvad Vasilievich (2007) Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en “El Capital” de Marx. Quito: Ediciones EDITHOR