Mauricio Piejko Patiño
Después de una sistemática negación del gobierno del MAS.
–y anteriores gobiernos- al reconocimiento legal de la infancia trabajadora,
los niños trabajadores de Bolivia a la cabeza de los líderes de la UNATSBO (Unión Nacional de Niños, Niñas y
Adolescentes Trabajadores de Bolivia) lograron a través de propuestas normativas y arduos procesos de
movilización, avances en materia legal sobre el reconocimiento de la capacidad
de los niños y niñas en participar activamente en la dinámica económica en
edades más tempranas. El nuevo Código Niño, Niña y Adolecente promulgado por la Ley 321[i]
establece una edad mínima para trabajar de 10 años para niños y niñas que
realizan actividades en razón de independencia (cuenta propia) y 12 años como edad mínima para aquellos
niños y niñas que trabajan bajo relaciones de dependencia (asalariados). Esta Ley, y particularmente los artículos que
tratan del trabajo infantil, son la síntesis de un proceso de lucha que ha llevado a cabo la UNATSBO durante la
última década en contra de las posturas
abolicionistas del trabajo infantil encarnadas en los gobiernos (anteriores y
en el actual) y la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).
Fotografía: http://tdhasudamerica.org, 12/04/2014 |
Desde la posición de la UNATSBO, el trabajo del niño es
concebido un derecho: “[E]l trabajo dignifica, el trabajo es una
actividad social que contribuye a una formación integral de las persona, es por
ello que es un derecho para nosotros, los niños y niñas”. Sin embargo,
remarcan la importancia de diferenciar el trabajo infantil de la explotación
infantil: “El trabajo es dignificante,
humaniza y forma, en cambio la explotación es un delito, destruye y deteriora”
así ellos se manifiestan en lucha contra
toda forma de explotación y trabajo forzado de niños, niñas y
adolescentes[ii]. En este marco, las principales demandas de la UNATSBO
radican: 1) en el reconocimiento jurídico, político, económico y social del
trabajo infantil, 2) en el derecho a la
educación de calidad para todo niño, niña y adolescente que trabaja,
3) en las garantías y fortalecimiento de
sus organizaciones independientes y 4)
en una regulación laboral que prohíba la explotación infantil y garantice los
derechos laborales de los niños trabajadores. (Mi fortaleza es mi trabajo,
2010). Claramente se nota que los planteamientos políticos de la UNATSBO se encaminan bajo el discurso de los
derechos humanos, es decir, esta posición política en el marco de la actual
sociedad capitalista, no es más que la defensa
al derecho de los niños y niñas a ser
explotados.[iii]
Por su parte, la posición del gobierno se ha orientado
hacia la erradicación del trabajo infantil. Los gobiernos a nivel regional, y
particularmente, el gobierno del MAS,
bajo los preceptos de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), conciben que el trabajo infantil es un factor
determinante en el círculo vicioso de la pobreza; es decir el trabajo
infantil es visto como causa y efecto
de la pobreza. Para ellos, el
trabajo infantil es resultado de la pobreza,
pero que al mismo tiempo es causa,
dado que muchos niños y niñas trabajadores presionados por la necesidad
que deviene de la pobreza, renuncian a
una educación que les permitiría generar mayor ingreso
económico en el futuro. Por ello,
es lógico que el ex Ministro de Trabajo, Empleo y Previsión Social, Feliz Rojas
manifieste que: [L]os niños trabajadores de hoy serán los
pobres del futuro”, enfatizando los duros esfuerzos que realiza el gobierno
en la erradicación del trabajo infantil para el desarrollo social de Bolivia .
Estas consideraciones son las que han caracterizado la política pública del gobierno del MAS hacia la niñez
trabajadora en estos años.
Es evidente, la
contradicción existente entre las posiciones, por una parte la UNATSBO que
exige el reconocimiento legal y social del trabajo infantil, y por otra el
gobierno que pretende prohibir y erradicar el trabajo infantil. Sin embargo,
ambas concuerdan en que se debe
erradicar y prohibir todas aquellas
formas de trabajo infantil que impliquen peligros y explotación, que atenten
contra el bienes estar y dignidad del menor, en concreto, se habla del trabajo de niños en la zafra, en la mina,
en la construcción, en el comercio nocturno, en los servicios domésticos, trabajos con maquinaria pesada, como
cargadores, etcétera. Todos estos trabajos
denominados como las peores formas
de trabajo infantil según la OIT[iv].
Fotografía: Los Tiempos,12/06/2009 |
Este es el escenario
en el cual se plantea la problemática del trabajo infantil en Bolivia. Sin
embargo, cabe preguntarnos, si tanto el reconocimiento o la negación del
trabajo infantil solucionan el problema de fondo, si realmente con ellas se
mejorarán las condiciones de vida de
miles de niños y niñas que trabajan hoy en día. ¿Serán las propuestas de la
UNATSBO del reconocimiento legal y social del trabajo infantil la respuesta, o
bien la respuesta se encontrará en las
políticas de erradicación del trabajo infantil del gobierno del MAS?, ¿En qué
medida el proyecto de Ley 321 en vigencia mejorará realmente, las condiciones
de vida de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en Bolivia?
Antes de poder responder cualquier pregunta es
importante analizar el contexto social y
económico en el cual emerge el trabajo infantil en Bolivia, para ello cabe
cuestionarnos: ¿Qué tan generalizado es el trabajo infantil en Bolivia? ¿Por qué
los niños y niñas se vean obligados a trabajar desde edades muy
tempranas? ¿Cuáles son las principales formas de trabajo infantil?
En el día a día no
tomamos la suficiente atención para darnos cuenta del papel activo que juegan los niños y niñas trabajadores en la
dinámica económica de la sociedad; vemos a la pequeña niña vendiendo caramelos
en el kiosco de la esquina o al niño lustra botas que toca la puerta de las
oficinas, o a los niños y niñas artistas
que hacen todo tipo de piruetas en los semáforos, o también aquel niño que nos
sirve el almuerzo en la pensión del barrio o bien aquel que es vocero en el
transporte público. Bueno, estas son
algunas entre muchas otras actividades,
que desempañan los niños, niñas y adolescentes en las calles de la ciudad y de
los cuales todos los días accedemos sin tomar la suficiente atención.
Según los informes de la UNATSBO, hoy en día se
calcula que existen aproximadamente un
millón de niños, niñas y adolescentes
que trabajan en Bolivia, muchos de ellos en condiciones laborales de
alto riesgo que perjudican su desarrollo físico e intelectual, y con
remuneraciones que apenas alcanzan, en el mejor de los casos, a cubrir su propia
alimentación. En cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE),
para el 2011 se estimó que existían en promedio 500.000 niños y niñas
trabajadores menores de 14 años, de los cuales el 60% se encontraban en el área
rural y el 40% restante en el área urbana. Todos estos datos nos indican una
tendencia a la mayor participación de niños y niñas desde edades muy
tempranas en los mercados de trabajo en
Bolivia.
¿Por qué los niños y niñas tienen que trabajar desde edades tan tempranas?
LOS NIÑOS Y NIÑAS EN BÚSQUEDA DE MEJORES CONDICIONES DE VIDA PARA SUS FAMILIAS.
La dinámica del capitalismo en América Latina y particularmente en
Bolivia se ha caracterizado históricamente por un bajo desarrollo industrial,
que ha generado ganancias para un capital nacional y extranjero a través de la
soperexplotación de la mano de obra y la extracción y exportación de recursos
naturales[v]. Estos rasgos delimitan la condición de
subdesarrollo en el cual estamos inmersos históricamente, y que al parecer con el gobierno del MAS no existe reversión
alguna. Hablamos de un capital nativo que
no sigue un camino sostenido a la industrialización y que toma como base de su
competitividad, el pago de salarios por
debajo del costo de vida (fuerza de trabajo barata). Y un capital
extranjero que controla, explota y
comercializa nuestros recursos
naturales. En este contexto, veremos que
en Bolivia existe un gran número de trabajadores que reciben salarios insuficientes para la
subsistencia personal y familiar. Además, al no contar con una estructura
económica que tenga como base producción
industrial, el gran contingente
de trabajadores y trabajadores son subutilizados en pequeñas unidades de
producción y negocio que exige la participación de todo la familia (subempleo).
Fotografía: UNICEF Televisión |
Concretamente,
en estos tiempos de “Proceso de Cambio”
evidenciamos una clara caída en el poder de compra de los ingresos que
reciben los trabajadores asalariados (obreros,
empleados públicos, empleadas del
hogar, etc.), contradictoriamente, al importante crecimiento real de las
ganancias que han obtenido las empresas capitalistas y el Estado en estos
últimos años[vi]. Los cálculos nos muestran que con el
Salario Mínimo Nacional (SMN) de 1.440 bolivianos (establecido por Decreto
Supremo 1988, en mayo del 2014) tan solo se cubre el 65% de la Canasta
Normativa Alimentaria (CNA), es decir, el SMN actualmente solo cubre el 65% de
todos los alimentos mínimamente requeridos para asegurar una alimentación digna para el trabajador y toda su familia[vii]
-eso es sin contar con aquellas necesidades básicas como salud, educación y
vivienda. Todos estos son indicadores que nos llevan a pensar que las
condiciones de vida de la familia boliviana
no han mejorado, y que por tanto exige que niños y niñas de menor edad
se inserten en una actividad
laboral.
Vemos que en los centros urbanos, los padres y madres del
niño trabajador son fundamentalmente estos trabajadores asalariados que reciben
salarios ínfimos, pero también estos niños trabajadores
son hijos e hijas de padres y
madres que trabajan pequeñas unidas productivas y
comerciales, organizada individual o
familiarmente, que no son absorbidos por el sistema de empleo relativamente
estable o que no pueden incorporarse a este mercado de trabajo como
asalariados, y que tienen como ingreso económico recursos por debajo del
SMN. Así, ante tales condiciones, los
niños se ven obligados a trabajar desde
edades muy tempranas para subvencionar las necesidades familiares. Son estos
niños y niñas trabajadores los que están condicionados a dejar las escuelas.
Las condiciones de vida en las que viven les exigen desempeñar actividades
laborales de muy baja remuneración a costa de su educación, de su salud, de su recreación y su formación para el
futuro. Dejan la escuela y el juego para dedicarse a un trabajo de adultos y
poder ayudar a mantener a sus familias.
Así, el trabajo infantil es un fenómeno se engendra en un sistema de
explotación.
Pero, ¿dónde se insertan económicamente estos niños y
niñas trabajadores en nuestras ciudades?
EL TRABAJO INFANTIL EN LAS CIUDADES.
La información del INE[viii],
revela que las principales actividades económicas que realizan los niños, niñas
y adolescentes trabajadores de 7 a 18 años en los centros urbanos de Bolivia
son: el comercio (28%), la industria
manufacturera (13%), la construcción (11%), servicios de alojamiento y comida
(10%), y servicios privados, artísticos y en el hogar (7,7%). Dada su relativa importancia, en esta
oportunidad nos centraremos en la
actividad que desempeñan los niños trabajadores en la industria
manufacturera.
Recuperando las vivencias y experiencias de los niños y niñas trabajadores de la
UNATSBO, la forma concreta del trabajo infantil en la industria
manufacturera constituye un trabajo
manual en talleres textiles, de metalurgia, de mecánica y carpintería, donde
entran bajo la categoría de “aprendices” subordinados al dueño y a los demás
obreros adultos (constituyen el eslabón más bajo en la jerarquía del proceso
productivo), y donde cumplen en la mayoría de los casos, una jornada laboral
diaria superior a las 10 horas en condiciones de trabajo peligrosas
(manipulación de máquinas pesadas y
herramientas de trabajo corto punzantes) . Generalmente, el pago por
su fuerza de trabajo representa menos de la mitad de lo que recibe el obrero adulto, además que se
realiza por pieza o producto terminado (a destajo)[ix].
Fotografía: http://www.asesorlaboral.org |
Las características del trabajo de los infantes en la
industria en Bolivia nos evidencia a primera vista que los niños están
concebidos, como bien Marx lo define al analizar el trabajo infantil en
Inglaterra en el siglo XIX, como pequeñas maquinas generadoras de plusvalía[x]. Vemos en general que los niños son
sobreexplotados en dos sentidos: por una jornada laboral extendida que sobre
pasa las 8 horas de trabajo normadas, y en un segundo sentido, por una intensificación
del trabajo atribuida a la forma de pago a destajo[xi].
Además, a esto se suma, la incipiente magnitud
del salario que reciben los niños
trabajadores debido a una desvalorización de su fuerza de trabajo por la imagen
inferiorizada que se tiene de ellos.
Así, esta forma de trabajo infantil
es lacerante, en la medida en que, el capitalista manufacturero,
transforma a personas que no han alcanzado la madurez, en simples máquinas de
hacer ganancia, impidiendo la posibilidad de desarrollar plenamente sus
capacidades intelectuales, inclusive dejando secuelas físicas para toda su
vida. Los informes de la OIT muestran que entre el año 2012 y 2013 han existido
aproximadamente 3.870 accidentes en trabajos que desempeñan los niños en
Bolivia, de los cuales 546 han significado la muerte del menor. En el informe
también se muestra que el 70% de los niños y niñas que trabajan en actividades
industriales relacionadas con la
fundición y metalurgia han presentado problemas cognitivos y de aprendizaje, y en
el caso del 78% de los niños cargadores han presentado problemas de crecimiento
con efectos irreversibles.
Cuando vemos la forma del trabajo infantil que se asume
en la industria, consideramos que no es algo casual. Para el empresario
industrial manufacturero, el utilizar niños y niñas en los procesos de
producción es una necesidad técnica y
económica que le permite acrecentar su margen de ganancia. Por una parte,
porque los niños trabajadores representan fuerza de trabajo, ágil, dócil y
manipulable que se adecua de mejor manera -en relación a la fuerza de trabajo
adulta- a los procesos productivos; y por otra parte, porque el emplear niños y niñas en el
trabajar, le resulta, al empresario,
abaratar costos, considerando la
profunda desvalorización que se tiene de la fuerza de trabajo infantil. De este
modo, el carácter vulnerable, inocente e
ingenuo de los niños, los hacen atractivos para el capitalista en su
implacable afán por acumular riqueza.
CONSIDERACIONES FINALES.
Como vimos, el trabajo infantil, particularmente en
Bolivia, es una respuesta inmediata a las paupérrimas condiciones de vida que
tienen los padres y madres de los niños trabajadores. Prohibir el trabajo
infantil y el negar que niños menores de 14 años trabajen, como la OIT
pretende, es llevar a la clandestinidad e ilegalidad el trabajo que
desempeñan aproximadamente 850 mil niños
y niñas en Bolivia, poniéndolos en mayores condiciones de riesgo y
vulnerabilidad.
Los argumentos tanto de la OIT, como del gobierno de
mostrar que el trabajo infantil es un factor de pobreza (circulo vicioso de la
pobreza) nos evidencia las claras pretensiones de mistificar la verdadera causa
de la pobreza en las sociedades latino americanas; el capitalismo y su
inherente carácter explotador. Así, la OIT y el gobierno al tratar de
desviarnos la mirada de que el trabajo
infantil es la causa y efecto de la pobreza, develan en el fondo el contenido
pro-capitalista de sus argumentos.
No obstante, los últimos acontecimiento nos muestran que
la posición del gobierno del MAS, se
torna oportunista, ya que a consecuencia
de la movilización de la UNATSBO (una correlación de fuerzas desfavorable) abandona su posición de erradicador, para determinar el
reconocimiento formal del trabajo infantil, a través de la promulgación de la
Ley 321 – Nuevo Código del Niño, Niña y Adolescente. Sin embargo,
el reconocimiento legal del trabajo infantil para niños y niñas mayores
de 10 años (dependiendo el caso) no
significa que se traduzca en la mejora
de las condiciones de vida de los niños y sus familias.
La UNATSBO con su discurso del derecho a trabajar –que en
el marco de la producción capitalista no es más que el derecho a ser
explotados- no soluciona en nada el problema de fondo. Inclusive, la consigna
que maneja la UNATSBO de prohibir el trabajo forzado de niños y niñas es algo
absurdo porque sabemos que toda forma de trabajo en el capitalismo es trabajo
forzado y condicionado.
Además, aquellos intentos por parte del gobierno de eliminar la
explotación infantil por medio de una aplicación normativa, se convierte en un
saludo a la bandera considerando la incapacidad del Estado y el gobierno para
poder hacer cumplir las normas.[xii]
En la medida en que no
se trastoque las bases de una sociedad que se basa en la explotación de los
trabajadores y trabajadoras, ninguna reforma se traducirá en mejora real en
la calidad de vida de los niños trabajadores y sus familias. En consecuencia,
la desaparición del trabajo infantil
pasa por la eliminación de la explotación de sus padres y madres. Si no se plantea una lucha consecuente
contra la explotación capitalista, cualquier reforma y reconocimiento legal
caerá en saco vacio y no resolverá el
problema de la explotación del trabajo
infantil.
[i] La Ley 321 fue promulgada el pasado
17 de julio de la presente gestión, bajo el ejercicio presidencial de Alvaro
Gracia Lineras. Ver: http://www.senado.bo/noticia/presidente_sanciona_ley_321_codigo_nina_nino_y_adolescente
[ii] UNATSBO
(2010) Mi fortaleza es mi trabajo.
[iii] Las ONG´s de financiamiento europeo
han jugado un papel activo sobre la
UNATSBO, dado que son las que han provisto;
en gran medida, los recursos económicos
para consolidar la UNATSBO como organización y acción política. Así, de una
forma poco inocente estas ONG’s han incidido ideológicamente a través de la
figura de financiamiento. El discurso de los derechos humanos devela en esencia
el contenido burgués de sus argumentos. Su accionar que gira en torno, sobre
todo, en transformaciones normativas,
son las pretensiones de dar un sentido humano a la producción y
explotación capitalista contemporánea.
[iv] Nippierd, Anne-Brit; Gros-Louis, Sandy y Paul (2008) Eliminación
del trabajo infantil: Guía para empleadores. Ginebra: OIT.
[v] Marini, Ruy Mauro (1973) Dialéctica de la dependencia. México D.
F.: Editorial Era.
[vi] Aillón, Tania (2014) El estancamiento de la mejora
en las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera en Bolivia. Visto
en: http://llankaymantabolivia.blogspot.com
[vii] Ídem.
[viii] La información que se muestra ha sido
obtenida de la base de datos del Censo de Población y Vivienda 2012, misma que
se encuentra disponible en: http://datos.ine.gob.bo/binbol/RpWebEngine.exe/Portal?&BASE=CPV2012COM
[ix] UNATSBO (2010) Mi fortaleza es mi trabajo.
[x] Marx, Karl.
(2003) El capital. Tomo I.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
[xi]La forma de pago a destajo constituye
la forma más efectiva para la intensificación del trabajo. “[U]na vez dado el pago a
destajo, naturalmente, el interés del obrero a obtener más ingresos lleva a
emplear su fuerza de trabajo de la manera más intensiva posible, lo que
facilita al capitalista la elevación del grado normal de intensidad sin la
necesidad de supervisión. (Ídem., p. 675)