Luis Fernando Castro López
El 7 de octubre del 2013 el gobierno
aprueba el D. S. 1754 que permite a los obreros, de cualquier empresa que se
encuentre en riesgo de quiebra o que haya sido cerrada por el patrón, constituir
una empresa social convirtiéndose ellos en sus dueños[i].
En esa ocasión, el Presidente Evo Morales
resaltó que estas empresas, a diferencia de las empresas dirigidas por un
patrón, tendrían un carácter comunitario o social, al ser los obreros los
dueños y administradores de dichas empresas[ii].
¿Social? ¿Comunitaria? Estas últimas
aseveraciones llevan a preguntarnos: ¿Qué es lo que en realidad impulsa la el
Decreto 1754? Para ello, es necesario
hacer un análisis del Decreto y de las experiencias previas en La Paz, de reversión de fábricas quebradas a favor de
trabajadores.
El
objetivo esencial del Decreto.-
Fotografía: Red Patria Nueva |
El D.S. 1754, no sólo libera a los patrones quebrados de los salarios y
beneficios sociales adeudados a los obreros y obreras como ya mencionaron Bruno
Rojas[iii]
y Carlos Arze[iv],
sino que carga sobre ellos y ellas, el
peso del desempleo, transfiriendo a su
cargo, empresas con máquinas que ya cumplieron buena parte de su vida útil; y
lo más importante, después de años de explotación y acumulación de ganancias
apropiadas por el patrón (quién suele invertir en la constitución de otra
empresa en otro ramo; para luego cerrarla
y continuar en la carrera de acumular capital). O sea, que este Decreto además
de cargar el peso del desempleo y de la quiebra de la empresa, sobre obreros y obreras; facilita también la
migración del capital y del patrón a otros ramos de la economía más rentables
en un momento dado.
Sin embargo, pese a todas estas razones,
los dirigentes sindicales, en ocasión de la aprobación del Decreto, aplaudieron
esta medida e incluso, luego de unos meses, volvieron a reiterar el plan de
revertir 12 empresas[v].
Los dirigentes fabriles ven en el Decreto la posibilidad de resolver los
problemas judiciales y de incumplimiento de algunos patrones a favor de los trabajadores,
reabriendo empresas que les permitan mantener su empleo. Además, tienen
la convicción, de que una empresa formada por los trabajadores
como propietarios, tendrá un diferente
cariz, porque se convertirá en una empresa social o comunitaria, contrapuesta a la usual empresa capitalista
manejada por un patrón.
Las empresas revertidas bajo las
especificaciones del Decreto 1754 ¿son empresas sociales o comunitarias? ¿Qué
tienen de comunitario o social y que tienen
de capitalista? Analicemos con detenimiento lo que este Decreto impulsa.
El
verdadero carácter de las empresas “sociales” bajo el Decreto del MAS.-
Fotografía: El Día, 8/10/2013 |
Si analizamos una empresa recuperada por
obreros, en el marco del conjunto de la economía, observaremos que para proveerse de insumos y
materia prima, necesita tener capital monetario (dinero), entonces, se ve en la necesidad, sea quien sea su dueño
(los obreros o un patrón), de buscar crédito en algún banco, para empezar a
producir. Al mismo tiempo, estas necesidades, condicionan su organización
interna y la distribución del excedente producido con el fin de responder a los
precios de compra que le impone el mercado capitalista y los intereses que paga
el capital financiero.
Así, por ejemplo, si una empresa social no ha logrado obtener niveles altos de
competitividad en el mercado, lo más probable
es que trate de insertarse dentro de procesos de producción más amplios
convirtiéndose en una empresa subsidiaria o subcontratada de otra más grande.
Este es el caso de TRABOLTEX que trabaja como una subcontratista para una
empresa peruana TOPI TOP (empresa madre) bajo la forma de maquila[vii].
En este caso, la relación de subcontratación,
no sólo permite a la empresa madre transferir una parte de su producción
a TRABOLTEX; sino también, los costos
totales de producción, pagando por la prendas un monto más bajo del costo
total, mediante la fijación de antemano, del monto a ser pagado por prestación de
servicios. En esta relación es la empresa madre, en este caso TOPI TOP, la que
impone a la empresa subcontratista un monto de pago por el pedido, que
generalmente va al costo mínimo. No es casual que los primeros meses, los
montos de pago a los socios de TRABOLTEX, hayan sido bajos y solo hayan
empezado a subir a partir de un incremento en la producción. Solo subiendo su
productividad los socios podrán subir las ganancias y eso significa, también, subir la tasa de auto-explotación de los obreros-socios[viii]
y en consecuencia, del plusvalor del que se apropia, la empresa TOPI TOP.
Otro sería el caso de HILTRABOL que
trató de llevar su producto al mercado y que para ello, tuvo que contratar a otros obreros para las
épocas de demanda alta, reproduciendo algunas prácticas empresariales y empezando con la explotación de fuerza de
trabajo de obreros contratados por los obreros-socios de dicha empresa. Lo más
emblemático ha sido que dentro de HILTRABOL hubieron disputas internas por la
apropiación indebida de algunos recursos de la empresa, haciendo evidente, la emergencia de problemas por prácticas de
acumulación de capital de unos socios-obreros, a costa de otros[ix].
Todo lo anterior muestra, que la denominación de “social” o “comunitario”
es sólo un slogan del gobierno. Empresas “sociales” que no pueden surgir como
unidades productivas diferentes a la empresa capitalista porque ellas mimas se
insertan en una economía capitalista[x],
ellas mismas están destinadas a competir en el mercado y a establecer
relaciones de subordinación o de dominación en relación a otras empresas,
explotando obreros externos a la empresa y/o impulsando la sobreexplotacion de
sus socios-obreros, para poder ser competitivas y mantenerse en el mercado.
Sin embargo, frente al inminente cierre
de una empresa quebrada, para los dirigentes fabriles es mejor adoptar una
medida inmediata que les permita a las obreras y obreros mantener sus empleos.
En este sentido, las empresas sociales serían una alternativa, que según ellos,
la clase obrera debería adoptar.
¿Las empresas “sociales” benefician a la
clase obrera?
Las
empresas sociales y la clase obrera.-
Fotografía: Opinión, René Quenallata, 14/10/2013 |
Tomemos el caso de una rama en la que
hay varias empresas “sociales”, por ejemplo, la rama textil. Desde el momento
en que se analiza a estas empresas en conjunto, lo primero que resalta como
relación entre ellas, es la competencia, al no ser más que empresas de
productores privados que producen para el mercado, las mismas empresas “sociales”
actúan bajo condiciones y reglas de
juego que ellas no han establecido, sino
que están establecidas por la misma economía capitalista: la competencia para acumular
capital.
Así, la competencia capitalista, entre
unidades productivas, por subir sus utilidades, llevará a los socios-obreros de
algunas empresas “sociales”, a introducir tecnología para subir su
productividad, al mismo tiempo estas mejoras tecnológicas, bajaran los costos
de producción. Entonces, estas empresas venderán sus prendas con un margen de
ganancia más alto, porque produjeron en menos tiempo del tiempo socialmente
necesario (tiempo promedio que las empresas bolivianas necesitan para producir
una prenda en condiciones competitivas) y, por ende, su producto tendrá un
precio bajo respecto de los productos de
otras empresas del mismo ramo. Por el contrario, algunas empresas sociales que
no hayan podido mejorar su tecnología, producirán en un tiempo mayor al socialmente necesario,
con un menor nivel de productividad y se verán obligadas a bajar el precio de
sus prendas, que muchas veces no alcanza
a cubrir sus costos de producción y/o a costa de perder parte de su ganancia. Pero
¿quién se apropia de esta parte de ganancia que estas empresas pierden en el
mercado?, se apropia la empresa que
produjo prendas en menor tiempo y que por ende puede venderlas más baratas. De
esta manera, mediante la competencia, unas acumularan capital a costa de otras, esta
dinámica llevará a los mismos obreros a dividirse y enfrascarse en una
competencia en el mercado, al estilo de los capitalistas, es decir, a convertirse en capitalistas que explotan a
sus antiguos compañeros de clase, para poder responder a las exigencias del
mercado.
Como se puede evidenciar, las empresas
sociales no llevarán a la clase obrera a la unidad; sino más bien, a su fragmentación y a la competencia entre sus
miembros. Es más, si una de estas empresas logra triunfar en el ramo, o sea,
logra ganancias más elevadas que las otras empresas “sociales”, esta ganancia será en detrimento de las
empresas “sociales” más pequeñas y con menos tecnología; con ello, se
desata el cierre de empresas y otra vez reaparece el fantasma del desempleo. Al
menos esto es lo que se puede esperar de la competencia entre HILTRABOL Y
ENATEX (empresa pública recuperada por el gobierno), esta última ha demostrado
ser muy competitiva en el mercado reduciendo sus costos hasta el 50%[xi],
con una tecnología de punta y una organización del trabajo diseñada, para la producción masiva y rápida de prendas
e hilos. Es de esperar que HILTRABOL y
cualquier otra empresa “social” en el sector, tenga que competir con los precios de ENATEX, a costa de que sus socios se sobreexploten o
tengan que sobre explotar a otros obreros, más aun, cuando el gobierno ha
decidido copar con ENATEX la demanda nacional de hilos y telas[xii].
Es seguro que, por medio de las empresas
“sociales”, los dirigentes fabriles obtendrán, con el tiempo, buenos capitalistas empresarios antes que
obreros unidos en un frente de lucha contra el desempleo y la explotación
capitalista.
Esta medida poco tiene que ver con la
autogestión obrera, como indica Mandel[xiii],
la autogestión obrera está destinada a que los obreros pasen por medio de la
ocupación general de las empresas, a
comandar el conjunto de la economía, con la posibilidad de destruir la economía
capitalista y conformar una de diferente naturaleza. Se podría decir que lo
positivo de las empresas “sociales”, está en que los obreros aprenden a manejar
las empresas a ser capacitados y preparados previamente, para que en el futuro controlen el conjunto de
la economía. Sin embargo, aquí debemos ser objetivos, los gobiernos que
implementaron la política de empresas “sociales” y recuperadas, realizan
esfuerzos por brindar apoyo técnico y formar a los trabajadores para el manejo
de empresas; pero esta capacitación es para manejar una empresa capitalista, entonces,
de nada sirve que los obreros se hagan cargo de la empresas si las van a
manejar igual que un capitalista y; peor aún, si los gobiernos impulsan a que
los obreros aprendan la lógica managerial
capitalista. En concreto, el
aprendizaje obrero en estas empresas, sólo
puede ser progresista, en la medida en
que esté encaminado a la transformación de la sociedad en su conjunto y no a la
reproducción del capitalismo, con la
transformación de obreros- socios, en
socios- capitalistas que sobreexplotan a
otros obreros y obreras.
Finalmente, falta responder una
pregunta: ¿las empresas “sociales” son una reforma impulsada por los gobiernos
reformistas en Latinoamérica, en contra
del capital imperialista? Planteemos la pregunta para el caso de Bolivia ¿el Decreto
1754 es una reforma que va en contra de los patrones imperialistas?
El
gobierno del MAS, la ALADI y por detrás la burguesía financiera.
Seguramente todos oímos a Evo Morales lanzar
unas cuantas estocadas contra el imperialismo cada vez que promulga una de sus
reformas. Esto daría a entender que sus reformas también serían
antiimperialistas ¿esto es así, respecto al Decreto 1754 de empresas “sociales”?
¿Qué es lo que en realidad impulsa este Decreto?
El Decreto de empresas sociales, no sólo impulsa a los obreros a tratar de
resolver el problema del desempleo por la vía capitalista, ahondando al mismo tiempo,
su auto-explotación o la explotación de sus propios compañeros de clase. Con
este Decreto también ha liberado a los patrones de sus deudas cuantiosas. Pero,
sobre todo, con el Decreto 1754, el
gobierno impulsa la subordinación de los obreros-socios al dominio de la
burguesía financiera. Al menos en las experiencias previas de TRABOLTEX y
HILTRABOL, el gobierno les facilitó el
acceso a crédito por medio del Banco de Desarrollo Productivo (BDP)[xiv].
Los trabajadores con grandes esfuerzos, pagan puntualmente sus cuotas, con las tasas de interés fijadas por el BDP, que recibe capital principalmente del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID). Aquí también, tuvo mucho que ver la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), que desde el 2010, ha impulsado, entre los gobiernos que la conforman, la formación de políticas que incentiven las
empresas “sociales” o recuperadas, con el objetivo, según uno de sus representantes, de que estas sean una
alternativa correctiva de los desequilibrios del sistema capitalista”[xv].
Mientras
estemos en un proceso de recesión económica mundial, a la burguesía financiera no le interesará de
donde vengan los excedentes, mientras, mediante la especulación en el sector
crediticio, ellos sigan acrecentando su capital. En este sentido, el gobierno
del MAS no ha hecho más que contribuir a impulsar la explotación capitalista de
las formas más originales; paradójicamente, en su afán de aparecer como
socialista y anticapitalista, solo
reproduce reformas que mantienen el capitalismo vivo.
[i] Decreto de Evo permite que trabajadores se hagan cargo
de empresas en quiebra o a la venta. Publicado en: http://eju.tv,
el 7 de octubre de 2013.
[ii] Morales promulga
decreto para constitución de empresas sociales y celebra creación de
organización fabril. Publicado en: http://www.fmbolivia.com.bo,
el 7 de octubre de 2013.
[iii] Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una alternativa real para los
trabajadores o una forma de eludir las obligaciones de los empresarios?
Publicado en: www.cedla.org, el 14 de abril de 2014.
[iv] Las llamadas “empresas sociales” son una impostura capitalista.
Publicado en: www.cedla.org, el 18 de octubre de
2013.
[v] Empresas sociales: 12
fábricas en la mira de fabriles. Publicado en: www.lostiempos.com, 14
de marzo de 2014
[vi] Esta misma critica se la puede encontrar: García López, Jorge y
Riesco Sanz, Alberto (2009) “¿Perdidos? Prólogo
de los editores”. En Pierre, Rolle De
la revolución del trabajo al trabajo revolucionario. Madrid: Traficantes
de Sueños.
[vii] Rojas, Bruno (2014) Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una
alternativa real para los trabajadores o una forma de eludir las obligaciones
de los empresarios?
Publicado en: www.cedla.org.
[viii] Castro López,
Luis Fernando (2012) “La
subcontratación como mecanismo ideológico de control y mistificación de las
relaciones de explotación: el caso de una cooperativa de envasado de
lubricantes en una refinería de petróleo en Bolivia”. En Celis, Juan Carlos
(Org.) La subcontratación laboral en
América Latina: Miradas multidimensionales. Medellin: IENS y CLACSO.
[ix] Rojas, Bruno (2014) Las “empresas sociales” en Bolivia ¿una
alternativa real para los trabajadores o una forma de eludir las obligaciones
de los empresarios?
Publicado en: www.cedla.org.
[x] Luxenburgo, Rosa (1969) Reforma o Revolución. Buenos Aires:
Editorial Jorge Álvarez.
[xi] ENATEX promociona tarjetas con descuentos. Vende
tarjetas con 50% de descuento. Publicado en: http://www.paginasiete.bo/,
24 de mayo de 2014.
[xii] Enatex prevé impulsar al sector textil con la dotación de telas
elaboradas por la empresa. Publicado en: http://hoybolivia.com/,
el 2 de julio de 2014.
[xiii] Mandel, Ernest (1992) Alienación y emancipación del proletariado.
Fontamara.
[xiv] El Banco de
Desarrollo Productivo Sociedad Anónima Mixta (BDP SAM), es una entidad de
intermediación financiera de segundo piso, regulada por la Autoridad de
Supervisión del Sistema Financiero de Bolivia.
Tiene por objetivo intermediar fondos hacia entidades financieras privadas que
cuenten con licencia de funcionamiento de la ASFI. Además, actúa como banco
fiduciario, administra patrimonios autónomos, así como activos y componentes
financieros.
[xv] ALADI (2010) Diversos Enfoques de la Economía Social: las
empresas recuperadas y otras formas asociativas. Publicado en:
http://www.aladi.org/
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