Luis Fernando Castro
En
Bolivia la creación de empresas gestionadas por trabajadores es un fenómeno que
se ha extendido en los últimos 8 años. El gobierno del MAS, mediante una serie
de decretos y Leyes, ha buscado dar una forma jurídica a este hecho bajo el
denominativo de empresa social. En anteriores artículos[i]
se analizó las implicancias generales y la orientación política de esta norma.
Actualmente,
hay procesos de formación de "empresas sociales" en La Paz y Cochabamba. En el
caso de Cochabamba, obreros de base denunciaron que sus dirigentes se sirvieron
del proceso de empresa social para apropiarse de la fábrica, convirtiéndose en
los nuevos dueños de la empresa social, esto habría sucedido porque en estas
empresas el proceso de constitución de empresa social se interrumpió, llevando
a una disputa entre un grupo de obreros que defiende a los dirigentes contra otro
grupo que cuestiona la forma en que se ha llevado adelante el proceso de
recuperación de la fábrica y la forma en que se está ejecutando la producción
en su interior[ii].
En este
sentido nos preguntamos: ¿Cómo se generaron estos procesos de constitución de "empresas sociales" en Cochabamba? ¿Cuál es el camino que siguen los obreros que
se embarcaron en el proceso de empresa social? ¿Estas denuncias de obreros de base,
qué expresan políticamente sobre la vía
de la constitución de las "empresas sociales"? ¿Cuál es la orientación ideológica
de los obreros a la hora de constituir una empresa social?
1. LA EMPRESA SOCIAL COMO VÍA OBRERA FRENTE AL
INCUMPLIMIENTO PATRONAL
Desde
hace más de 10 años que en América Latina se ha abierto un nuevo ciclo de
funcionamiento de empresas recuperadas y gestionadas por los obreros. Los
países que destacan son Argentina, Brasil y Venezuela. La toma de empresas
quebradas y recuperadas por los obreros se da en un periodo de recesión
económica y crecimiento del desempleo (Sardá y Dagnino, 2015)[iii],
convirtiéndose en una forma de resistencia contra el desempleo que la patronal
trata de imponer con el cierre de la empresa[iv].
De la
misma forma que en otros países latinoamericanos, la toma y reapertura de
fábricas en Bolivia, fue planteada por los obreros como una vía para recuperar
el dinero que la patronal les debía por salarios y aportes a la AFP, al mismo
tiempo que buscaban conservar su fuente de trabajo. Las primeras experiencias
que plantearon la práctica de recuperación y gestión obrera[v]
de las empresas en quiebra, se concentraron en la rama textil, rama que fue
impactada por el cierre del mercado norteamericano el año 2009. Las
experiencias de TRABOLTEX, HILTRABOL, MILLMA, PUNTO BLANCO, son un claro
ejemplo de este hecho.
Hoy las nuevas "empresas sociales" tienen, en
parte, su origen en el ciclo recesivo
que vive el país desde el 2014, prueba de ello es el incremento de empresas
cerradas y la reducción en número de empresas creadas después del 2013 (Castro,
2021)[vi].
La creación de "empresas sociales" en otras ramas muestra el carácter general del
ciclo recesivo que comenzó el 2014, a diferencia del 2009 que solo afecto al
sector textil.
Veamos
caso por caso la emergencia de las nuevas "empresas sociales" en Cochabamba. Por ejemplo, la empresa PROSIL ha vivido una
larga agonía desde el 2013 con una serie de despidos individuales[vii].
Mientras la patronal realizaba despidos escalonados, redirigía su capital a una
nueva empresa destinada a la producción de alimento balanceado para ganado,
finalmente, el año 2020, la cuarentena rígida por COVID, facilitó a los
patrones de PROSIL, la ejecución de un despido general de los obreros y el
cierre de la fábrica. En el caso de SENDTEX, la puesta en venta de la empresa
por parte de los nuevos dueños suscitó un largo periodo de disputa legal en torno
a la posesión de la empresa y sus propiedades, que desembocó en el cierre de la
misma[viii].
En cuanto a CORDILL, la demanda del pago de salarios y aportes a las AFP por
parte de los trabajadores, fue respondida por la patronal con el cierre de la
empresa y la venta de la propiedad, mientras tanto el mismo patrón reinvirtió
el capital en la importación de fiambres argentinos[ix].
La empresa social fue una medida para frenar la liquidación que llevaba a cabo
la patronal.
En estos tres casos, las patronales buscaron
cerrar la empresa para migrar su capital a sectores con mayores tasas de
ganancia y deshacerse de obligaciones laborales y deudas contraídas por
incumplimiento de pago a la seguridad social, además de la deuda por salarios
no pagados. Por otro lado, en los tres casos, hubo un largo proceso de lucha,
donde se disputó el pago de salarios y aportes patronales adeudados; lucha
compuesta de movilizaciones, vigilias, procesos laborales en la justicia,
siendo la opción de empresa social la última alternativa, para que los obreros
no pierdan el dinero que les adeuda la patronal.
Un
tercer rasgo particular es que los obreros que deciden tomar la fábrica y
ponerla a funcionar, se tuvieron que acoger a los procedimientos legales de la
ley de "empresas sociales". Esta ley establece que los obreros podrán tomar la
fábrica cerrada y convertirla en empresa social, solo si la deuda del patrón
con los obreros es suficiente para comprar la maquinaria y la propiedad
inmueble de la empresa y si se comprueba la posibilidad de que los obreros
puedan pagar parte de las otras deudas que contrajo el patrón a nombre de la
empresa. Estas deudas son por lo general con las AFP y los bancos. De manera
que La ley de empresa social es una norma que establece mecanismos de explotación
indirecta de parte del capital financiero sobre los trabajadores, quienes deben
generar un excedente de trabajo del necesario, para cancelar la deuda a los
bancos acreedores de la empresa social.
Si bien
la emergencia de recuperación y autogestión de fábricas en Bolivia, fue una estrategia
defensiva de los obreros contra el despido masivo por el cierre de fábrica, con
la aprobación de la ley de empresa social, el MAS y la burocracia de la COB
buscaron enmarcar esta práctica dentro de la legalidad de la propiedad privada
y de los intereses del capital. Por eso es necesario diferenciar una empresa
recuperada y gestionada por los obreros del camino de la empresa social que
lleva a los obreros hacia la asunción de obligaciones económicas contraídas por
el patrón. Hoy las empresas puestas en funcionamiento por los obreros están
atrapadas en la vía de la empresa social que los ha envuelto en un largo y
burocrático proceso de constitución.
2. LA
DISPUTA POR LA PROPIEDAD DE LOS ACTIVOS Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS PASIVOS
El proceso de consolidación de las "empresas sociales" en Cochabamba ha tenido como problema común, la disputa por la transferencia de la propiedad inmueble y de la maquinaria y la determinación de la responsabilidad de los pasivos. Según la Ley de Empresas Sociales, una empresa social solo puede ser constituida después de determinarse el capital total mediante el cual los obreros se hacen de la empresa, además deben calcularse el monto total de activos y los pasivos, todo este cálculo se realiza en el llamado Balance social. Este balance social está determinado por un interventor, quien hace la evaluación entre el valor de los activos y propiedades de la empresa, de las acreencias privilegiadas (la deuda del patrón con cada trabajador, por concepto de salarios y beneficios sociales) y las deudas contraídas con terceros por la anterior administración (solo hasta el valor de los activos de la empresa a ser transferida a los obreros).
Una vez
que este proceso legal y burocrático es concluido, se puede determinar la
factibilidad legal del funcionamiento de la empresa social. Este largo proceso
ha sido aprovechado por las patronales para interponer obstáculos en la
determinación del balance social, de manera que, por el largo proceso, los
obreros se desanimen o entren en desesperación. Mientras más se alarga la
determinación del balance social, las patronales aprovechan el cansancio para llevarse
maquinaria o recuperar el predio para venderlo antes de que siquiera se apruebe
el proceso de empresa social. Es el caso de las denuncias realizadas por los
obreros de PROSIL[x],
de intentos de la patronal de llevarse la maquinaria de la empresa o la
experiencia de los obreros de CORDILL que impusieron una vigilia para impedir
el traslado de máquinas por parte de la patronal[xi].
Otro caso ha sido la denuncia de algunos obreros contra el interventor designado
para PROSIL que habría llevado adelante la venta de maquinaria y producto[xii].
En síntesis, este proceso largo de determinación de responsabilidades frente a
deudas y posesión de propiedades, no ha ayudado a la posesión efectiva de la
fábrica por parte de los obreros, sino más bien, se ha convertido en un cuello
de botella. Como la posesión solo es efectiva en tanto se determine qué se hace
con las deudas de la empresa, los obreros no tienen la seguridad de su efectiva
posesión y tienen la incertidumbre de que en algún momento puedan quedar sin la
empresa y sin el dinero adeudado por aportes y salarios no pagados.
La posesión
colectiva de los obreros sobre la empresa y la posibilidad de su gestión, con la
ley creada por el MAS, está condicionada por ciertos procedimientos donde se
garantice que los obreros responderán con las obligaciones con otros
capitalistas (acreedores, entidades financieras y el Estado). La ley de
empresas sociales entonces, más que un instrumento que cimente la constitución
de entidades productivas con propiedad colectiva para la subsistencia de los
obreros como propietarios y productores directos, reconduce la constitución de
la empresa social como reunión de accionistas privados, que llevan adelante la
explotación mutua para la generación prioritaria de plusvalor en favor del
capital financiero.
La organización interna de las "empresas sociales" no sólo reprodujo la antigua organización del trabajo, sino también, reemplazó la función de dirección adoptada por la patronal con la dirigencia sindical. Así hoy las dirigencias se hacen cargo de las funciones de gestión de las "empresas sociales"; este reemplazo de la patronal por la dirigencia sindical, ha implicado que se transfieran al espacio de la gestión de la fábrica, las prácticas burocráticas de los sindicatos. Las direcciones sindicales hacen uso del conocimiento y poder que tienen sobre la administración de los asuntos laborales, se forman y especializan en la administración de la empresa, consolidándose como costra burocrática en la dirección, reproduciendo la jerarquía del trabajo en la firma capitalista (entre los que dirigen y los que ejecutan).
Esto
último explica las denuncias de parte de algunos trabajadores por la presunta
formación de la nueva razón social de la empresa HILSEND, donde la burocracia
sindical se adjudicó la propiedad de la empresa social al margen de los obreros
de base[xiii].
Por su parte, las denuncias en PROSIL, también, apuntan contra el dirigente
del sindicato que, en coordinación con
el interventor, gestionaron no solo la constitución de la empresa social, sino también,
la administración de los recursos y del dinero que ingresa a la empresa, siendo
ello los que administran el monto de pago de los salarios[xiv].
Estas denuncias expresan las protestas de obreros de base que cuestionan la
organización jerárquica que se está gestando en el interior de las empresas que
tomaron el camino de empresa social, donde la dirigencias burocratizadas, no
solo tomaron las funciones de dirección de la empresa, sino que aplican una
represión despótica contra los obreros que cuestionan las decisiones de la
dirigencia, por ejemplo, en PROSIL el dirigente ha llevado adelante una serie
de procesos y falsificación de documentos para retirar a obreros que
cuestionaron la administración de la
empresa[xv].
En este sentido, los obreros de base, tampoco
lograron revertir esta situación con la oposición de una voluntad colectiva a estas direcciones sindicales; al contrario, lo
que prima es una postura pragmática sobre el destino de la empresa social,
donde no importa que haga la dirección mientras ponga a funcionar la empresa y
se pueda pagar, aunque sea una parte del salario. El mayor obstáculo en todo este proceso, para avanzar
en la conformación de una gestión colectiva de la empresa, se encuentra en que
la burocratización sindical se exporta a la organización de la “empresa social”
en un periodo de recesión económica y profunda despolitización de los obreros.
Y es que romper las limitaciones ideológicas de la división del trabajo
capitalista implicaría un proceso de politización; es decir, que los obreros no solo se hagan conscientes de su
poder sobre el proceso de producción; sino también, de su capacidad, para llevar llevar adelante,
tareas de gestión y planificación de la producción, dentro de una gestión rotativa de estas tareas, entre los distintos trabajadores. Esta última forma
de gestión, es lo más difícil cambiar, justamente por los efectos de la división del
trabajo capitalista (Lojkine, 1989)[xvi]
que, con la separación entre las funciones de planificación y las de ejecución,
bajo un justificativo de carácter técnico, naturaliza la jerarquía en la
fábrica y oculta el carácter arbitrario e histórico de esta división del
trabajo, de manera que a los obreros las tareas de gestión se les presentan
como tareas que requieren una formación universitaria o especializada,
necesariamente. De ahí, por ejemplo, que, tanto en los discursos de los
dirigentes de las "empresas sociales" como en las expresiones de los obreros de
base, se escuche apelar a una lógica de sobrevivencia (Méndez, 2012) más que
una conciencia politizada de la necesidad de la autogestión.
Las consignas de control obrero y autogestión
obrera que caracterizaron al antiguo movimiento obrero no hacen eco en el nuevo
proletariado que asume a la empresa social, como única alternativa ante la posibilidad de quedar desempleado. Al respecto,
una obrera manifestaba, que lo que ella quería era que le paguen el salario y
que todo se solucionaría si el dueño volviera a hacerse cargo de la empresa y
le pagara lo que le debe y que, en caso de que les pagara todo lo acordado,
ella dejaría la empresa social, porque lo hace solo porque no tiene de dónde
comer[xvii].
Si bien la necesidad de “ganar un pan que llevarse a la boca” es un derecho
legítimo de los obreros, la lógica de sobrevivencia de ver como única
alternativa el asalariamiento, la venta de su fuerza de trabajo, confina el
destino de la clase obrera a reproducir sus propias condiciones de explotación
antes de subvertirlas o cuestionar
la división del trabajo que
la encadena a la reproducción de las
relaciones capitalistas de producción. .
1. El nuevo ciclo de emergencia de empresas
autogestionadas en América Latina sucede en un periodo histórico en el que las
contradicciones del capitalismo han ampliado aún más el ejército industrial de
reserva, con altas probabilidades de convertirse en sobrepoblación fluctuante o
estancada, de manera que las nuevas demandas de autogestión surgen de obreros
que tratan de evitar el desempleo por el cierre de la empresa, donde prima una
visión de sobrevivencia, fruto también del proceso de despolitización de la
clase obrera y de la irradiación de la ideología legalista que domina el
movimiento obrero en la era del MAS (Castro, 2021)[xviii].
2. El proceso de determinación legal de la
propiedad de la empresa y sus deudas, contempladas en la ley de empresas
sociales es un obstáculo en la conformación de la autogestión obrera, porque
obliga a los obreros a asumir las deudas contraídas por el patrón con el
capital financiero (bancos y entidades financieras privadas) de manera que
establece una relación de explotación indirecta de estas entidades financieras
sobre los obreros, quienes deben practicar una especie de autoexplotacion para
cumplir con las deudas.
3. Las "empresas sociales" que se han constituido en Cochabamba sufren por el momento
una tensión entre la necesidad de funcionamiento inmediato reproduciendo la
antigua división del trabajo y la adopción de una producción colectivizada y auto
gestionada. Una de las limitaciones
importantes es la división entre tareas de planificación y ejecución, que empujan al reemplazo de la antigua dirección patronal por la
dirección sindical, la cual ha transferido sus prácticas burocráticas al
espacio de la producción. Habría que preguntarse si este hecho no ha empezado a
generar movimientos internos de resistencia de los obreros y en qué medida se
puede frenar la burocratización de estas "empresas sociales".
4. Este
proceso de burocratización y de reproducción de las divisiones entre ejecución
y planificación, responde también, a la naturalización que los obreros han
hecho, por su alto grado de despolitización, de la antigua forma en que
funcionaba la empresa y los sindicatos. En esta situación, se impone una lógica
de supervivencia más que una conciencia de los alcances de la autogestión
obrera. Esto lleva a preguntarnos:
¿hasta donde la experiencia de las "empresas sociales" en las condiciones
actuales, podría llevar a la formación de una conciencia política de la autogestión
que empuje a cuestionar organización capitalista del trabajo.
[i]
Ver los artículos: “El Decreto de empresas sociales del MAS: ¿una alternativa
para eliminar el paro y el desempleo?” y “El trasfondo de la política del
gobierno ante el cierre de empresas” en Sobre el trabajo y los
Trabajadores. Selección de artículos de Llank’aymanta.
Acceso: https://drive.google.com/file/d/1Yq8E4cX-LUdQtmOZfjdIU5iEiPdWlwRY/view?fbclid=IwAR0e11dPfirhoZPjAt8dLKwYYbA1Cmlj4cyTH7ZrPYfjuiWYlB6ayebM7Uk
[ii]
Denuncias publicadas en la Página de Central de Noticias Obreras. https://www.facebook.com/profile.php?id=100064809546199
[iii] Mauricio,
Sardá y Renato, Dagnino (2015) “Presentación” en Novaes, Henrique “El fetiche
de la tecnología: La experiencia de las empresas recuperadas. Ediciones Continente.
[iv]
Wyczykier (2009) menciona que las empresas recuperadas de este
periodo responderían a un proceso de re colectivización del trabajo frente a la
des colectivización e individualización que se había gestado desde los 70. Wyczykier,
Gabriela (2009) “Sobre procesos de autogestión y recolectivización laboral en
la Argentina actual” en Revista POLIS.
[v]
Se entiende la gestión obrera como: “la gestión de los trabajadores sobre una
unidad económica, sin capitalistas ni gerentes, desarrollando su propia organización
del trabajo bajo formas no jerárquicas (…) sin embargo hay otras formas de usar
la idea de autogestión, sin entenderla necesariamente como una forma de
organización económica alternativa a las propias del sistema capitalista”. Véase
cita en la página 41 de Ruggeri, Andres (2013) Empresas recuperadas en América
Latina.
[vi] Castro,
Luis F. (2021) “El trasfondo de la política del gobierno ante el cierre de
empresas” en Sobre el trabajo y los Trabajadores. Selección de artículos de
Llank’aymanta. Acceso: https://www.facebook.com/Llankaymanta.
[vii]
Datos extraídos del trabajo de campo en empresas fabriles en los años 2014 a
2018
[viii]
Información extraída de una entrevista a los dirigentes de SENDTEX el año 2019.
[ix] Información
extraída de una entrevista a los dirigentes de CORDILL el año 2019.
[x] Véase
las denuncias publicadas en la página RENNO Noticias Obreras. https://www.facebook.com/RENNOnoticiasobreras
[xi] Información
extraída de una entrevista a los dirigentes de CORDILL el año 2022.
[xii] Denuncias
publicadas en la Página de Central de Noticias Obreras.
https://www.facebook.com/profile.php?id=100064809546199
[xiii]
Denuncias publicadas en la página RENNO Noticias Obreras.
https://www.facebook.com/RENNOnoticiasobreras
[xiv]
Carta de denuncia publicada en la Página de Central de Noticias Obreras.
https://www.facebook.com/profile.php?id=100064809546199
[xv]
Denuncia publicada en la Página de Central de Noticias Obreras.
https://www.facebook.com/profile.php?id=100064809546199
[xvi]
Lojkine, Jean (1988) La clase obrera hoy. Siglo XXI Editores.
[xvii]
Extractos de entrevista grupal a obreros de CORDILL el año 2022.
[xviii]
Castro, Luis F. (2021) “Las implicaciones del legalismo burgués en la práctica
sindical” en Sobre el trabajo y los Trabajadores. Selección de artículos de
Llank’aymanta. Acceso: https://www.facebook.com/Llankaymanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario