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miércoles, 11 de octubre de 2017

El patriarcado en los mercados de fuerza de trabajo del sector público en Cochabamba



Tania Aillón Gómez

Fotografía: noticiasambientalescochabamba.wordpress.com,12/06/2017
En nuestra sociedad, caracterizada no sólo por las relaciones de explotación en los espacios productivos; sino también, por la opresión del sexo femenino, la función de las mujeres en estos espacios, debe ser analizada en relación directa con el ámbito reproductivo, porque históricamente, dentro la división sexual del trabajo, la mujer fue relegada a las tareas de reproducción. La familia como producto social, se transforma y, mientras en sociedades en las que no se constituye aún la propiedad privada, las tareas destinadas a la reproducción de la fuerza de trabajo mantienen un relativo carácter social, el desarrollo de la propiedad privada convierte el gobierno y la administración de la familia en un servicio privado; este proceso aparece como simultáneo al desplazamiento de la mujer a las tareas del hogar, aunque la apropiación por parte de los hombres de la capacidad  sexual y  reproductiva de las mujeres, haya ocurrido antes  de la formación  de la propiedad  privada y de la sociedad de clases[i].   

En este artículo, queremos poner en evidencia: Cómo la condición de opresión de la mujer permea su función en los espacios de trabajo remunerado, para ello recurrimos a información obtenida entre obreros y obreras del sector de la construcción en empresas públicas de la ciudad de Cochabamba. Datos significativos, para una reflexión referida a la situación laboral de las mujeres en el país, toda vez que de acuerdo con investigaciones afines al tema, las mujeres constituyen algo más de la mitad de los asalariados en el sector estatal, por su mayor presencia en los servicios sociales[ii]  y en el servicio doméstico [iii]

1. EL CAUTIVERIO[iv] OCUPACIONAL FEMENINO


Fotografía: http://www.lostiempos.com, 30/01/2017
Como se  aprecia en las siguientes estadísticas, el trabajo femenino en las empresas públicas de construcción, muestra una  elevada concentración en  la ocupación de “peón” (prácticamente el 80%de trabajadoras se concentran en este puesto) (Gráfico 1), ocupación en la que las obreras desarrollan tareas que reproducen el espíritu de su rol  reproductivo; en EMAVRA, las  destinan al  cuidado de las  plantas en los viveros;  allí ellas ponen a funcionar sus disposiciones de cuidado, paciencia y afecto (reproduciendo la relación afectiva con los hijos); en EMSA, se dedican al barrido y clasificación,  no operan máquinas (tarea reservada a los hombres) y en SEMAPA, a las tareas de cuidado y limpieza en las plantas de tratamiento de agua. Por otra parte, una importante proporción de los puestos de peón,  son de carácter eventual,  espacio laboral que se vuelve funcional a la necesidad de  las mujeres, de cumplir  tareas reproductivas en sus hogares, por lo que sólo pueden dedicar al trabajo remunerado  cortos periodos de tiempo; al mismo tiempo, esta necesidad es aprovechada por los patrones para contratarlas como  personal eventual.  De acuerdo al ciclo productivo,  las mujeres son contratadas en época de temporadas altas o como personal  complementario  al número deficitario de obreros de planta;  en los dos casos, el trabajo reproductivo es el sello que persigue a las mujeres más allá del hogar.  Por el contrario, en  las ocupaciones que podemos catalogar de técnicas,  se concentra la mayor proporción de fuerza de trabajo masculina, la que  está dispersa entre distintas ocupaciones, como las de técnico de mantenimiento, operador de maquinaria, técnico plomero o electricista, transportista (el 80% de los trabajadores se distribuyen entre estos puestos) (Gráfico 1).

Esto pone en evidencia,  que si bien la situación de obrero en general, condiciona las posibilidades de ascenso laboral  hasta un determinado límite en las empresas, límite  establecido; sobre todo,  por la ausencia de un título universitario,  cuando se trata de las mujeres trabajadoras, los límites se estrechan mucho más, porque son sus habilidades desarrolladas como encargadas de las tareas reproductivas, las que son aprovechadas por los patrones  en el desempeño de sus funciones laborales, sin mayores exigencias formativas.

 GRÁFICO 1: ESTRUCTURA OCUPACIONAL POR SEXO EN LA EMPRESA PÚBLICA DE LA CONSTRUCCIÓN[v]


Esta concentración en las ocupaciones del peldaño más bajo de la jerarquía laboral limita; además,  las posibilidades de capacitación y de ascenso laboral de las trabajadoras.


GRÁFICO 2: OCUPACIÓN DE OBREROS/AS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SECTOR PÚBLICO SEGÚN CONDICIÓN DE CAPACITACIÓN[vi]

Si nos detenemos a analizar la información previa, detectamos que es en las ocupaciones técnicas; en las que se concentra la fuerza de trabajo masculina, donde se recibe  en mayor proporción, la capacitación laboral.   Es decir, que la lógica patronal, al reproducir la ideología patriarcal en sus prácticas, invierte mucho menos en la capacitación femenina que en la masculina. Estas condiciones laborales frenan las posibilidades de ascenso de las trabajadoras y en la medida en que el mayor tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción (el tiempo de formación de la fuerza de trabajo), constituye el criterio que sanciona el mayor o menor valor social de sus capacidades, ellas se encuentran cautivas, en los puestos menos valorados  simbólica y económicamente.

2. LA REPRODUCCIÓN DEL PATRIARCADO EN LA DISCRIMINACIÓN SALARIAL
La familia patriarcal otorga al varón el papel primordial como proveedor de los recursos económicos para la reproducción; en consecuencia, si la mujer se incorpora al trabajo remunerado, esta remuneración jugará un papel secundario en la reproducción familiar, por lo que el reconocimiento económico al trabajo femenino en el mercado de fuerza de trabajo se sitúa, históricamente, por debajo del que se otorga al sexo masculino. No es casual; entonces, que una reivindicación continua de los movimientos feministas en todo el mundo, haya sido la lucha porque a igual trabajo, se reconozca el mismo salario a hombres y mujeres.
Esta valoración diferenciada, permeada por la ideología patriarcal, es bien aprovechada  por los patrones, como recurso para bajar los costos laborales; entonces, se produce lo que se conoce como discriminación salarial por sexos. Esta discriminación se traduce en que trabajadores que ocupan un mismo puesto, que tienen el mismo nivel de formación y/o de experiencia laboral, con niveles similares de productividad, no son remunerados de la misma forma y/o no gozan de los mismos derechos laborales, por pertenecer a un sexo diferente. En el caso de las trabajadoras de la construcción pública en Cochabamba, esta discriminación está presente, como podemos apreciar a continuación.


 GRÁFICO 3
SALARIO MENSUAL PROMEDIO DE LOS OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SECTOR PÚBLICO POR GRADO DE INSTRUCCIÓN, SEGÚN SEXO[vii].



De esta forma,  en el proceso de comparación, medición, evaluación  y jerarquización del valor social de la fuerza de trabajo  de  los obreros/ras, los patrones rompen  con los criterios económicos, que guían esta valoración (como el tiempo de trabajo socialmente necesario,  para  la  formación de la fuerza de trabajo y/o la mayor o menor  productividad atribuida a un  trabajo determinado)  e introducen valoraciones patriarcales respecto a los sexos, con fines económicos (pagan la fuerza de trabajo femenina, por debajo de su valor), pero esta discriminación salarial   tiene connotaciones que van más allá de lo económico, al reproducir a nivel de la sociedad, el papel subordinado y subvalorado  de la mujer,  no sólo en la esfera productiva como trabajadora de segunda clase (aunque se haya formado al mismo nivel que un varón); sino también,  en el ámbito  reproductivo, porque la mujer no podrá competir con un varón  en su rol de proveedor del sustento del hogar, incluso ahí será  una proveedora de segunda. De esta manera, el trabajo remunerado de las mujeres,  reproduce a escala ampliada su condición de opresión.

CONSIDERACIONES FINALES
Lo expuesto invita a una reflexión sobre cómo, la división técnica del trabajo, por donde empezamos nuestra exposición, no se reduce a ser un recurso económico de ajuste costo /beneficio; sino que además, es un recurso político e ideológico de dominación, no sólo en el ámbito laboral, sino que se extiende a la sociedad patriarcal en su conjunto. La reproducción de la ideología patriarcal es útil a una sociedad que se funda en la explotación del trabajo ajeno, para la obtención y acumulación de ganancia privada, por eso, la encontramos permeando  los resquicios más estrechos de la división técnica del trabajo y de la organización de la producción, readecuando las opresiones de sexo y/o de raza, a los intereses de los patrones, como clase dominante, mostrándonos una vez más, que una crítica seria, que abogue por hacer desaparecer la  opresión de las mujeres, no puede hacerse sino es considerando la abolición de la sociedad de clases que la sustenta.




[i] Lerner,  Gerda (1990) La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.
[ii] Claramente, el rubro de servicios aparece como el único con integración de género en el empleo asalariado con un porcentaje de mujeres superior al 40 por ciento, mientras que las actividades de producción son las que les ofrecen menos empleos.
[iii] Rojas, Bruno y Escobar, Silvia (2011) Más asalariado menos salarios, la realidad detrás del mito del país independientes. Situación delos derechos laborales en Bolivia, en 2010. La Paz: CEDLA.
[iv] Es un término acuñado en la literatura feminista por Marcela Lagarde en los noventa, en su libro: Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas.
[v] Elaboración propia, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE)/ Encuesta departamental Cochabamba   a obreros de la construcción del sector público (2015)
[vi] Elaboración propia, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE)/ Encuesta departamental Cochabamba   a obreros de la construcción del sector público (2015)
[vii] Elaboración propia, en base a datos del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE)/ Encuesta departamental Cochabamba   a obreros de la construcción del sector público (2015).

jueves, 28 de septiembre de 2017

La paradoja entre autonomía y control en la era de la informática


Tania Aillón Gómez


En la actualidad, de manera progresiva, el cambio en las formas de organización del trabajo plantea una serie de interrogantes sobre la obsolescencia de los dispositivos de regulación de la relación obrero - patronal, debido a la profusa informatización de las formas de control del trabajo. Si bien se trata de un fenómeno que afecta; principalmente, a los países centrales, Bolivia no está fuera de este proceso que se desenvuelve a nivel mundial.  

La informatización de la producción que caracterizó los últimos treinta años del capitalismo contemporáneo vino acompañada de voces de libertad de movimiento y de toma de decisiones para los trabajadores.  Desde los cuadros hasta los obreros de base, de acuerdo con el discurso oficial, se favorecerían de las bondades de la flexibilidad laboral, pudiendo acomodar el horario de trabajo a los requerimientos de la vida privada. Se daba por cerrada, en los países de capitalismo avanzado, la era del taylorismo, caracterizada por atar con cadenas invisibles al trabajador a su puesto de trabajo. En este artículo, queremos reflexionar, sobre cuál es la tendencia, que en la era de la informática, sigue la autonomía y la libertad de los trabajadores.


1. EL CONTROL PATRONAL EN LA ERA DE LA INFORMÁTICA.

Uno de los resultados de la profusión de los automatismos fue el alejamiento en el espacio laboral, entre los encargados de controlar el trabajo y los responsables de realizarlo. En estas condiciones, una solución técnica, por parte de los empleadores, fue constituir al software en uno de sus principales dispositivos de control. Paradójicamente, a medida que se desarrolló el teletrabajo[i], en lugar de que se amplíe la libertad en términos de movilidad espacial y de tiempo para los trabajadores (a consecuencia  de las modificaciones en el propio formato de organización del trabajo),  se pusieron a la obra una panoplia de dispositivos invasivos: los videos de vigilancia, con el registro de conversaciones, programas espía; pulseras que miden la velocidad del trabajo (como  el número de golpes que el trabajador da en el teclado, para controlar la productividad); el estado de salud del trabajador, su ritmo cardiaco, etc. Situación que ilustra, la tendencia capitalista, a controlar la intensidad de la jornada laboral, convirtiendo a los recursos informáticos en el nuevo “capataz” que vigila; cuidadosamente, para que los trabajadores no pierdan ni un instante .  En este sentido, el desarrollo de la automatización, en su diseño y uso capitalista, se pone al servicio de lo que Marx denominó la plusvalía relativa, mediante el control de la intensidad de la jornada laboral[ii].

Pero la informatización del control, no sólo se pone al servicio de la intensificación de la jornada laboral; sino también, al servicio de su extensión. Los geolocalizadores wifi sirven a la patronal, para saber en tiempo real, dónde está el trabajador, si éste cumple o no su jornada laboral. Mediante la tecnología android, el empleador penetra en el tiempo del no trabajado (el tiempo que el trabajador dedica a reponer las condiciones necesarias, para volver al trabajo: descanso, diversión, socialización, etc.), para solicitar información o para persuadir al trabajador de que se incorpore intempestivamente al trabajo; de esta forma, se va disolviendo la distancia, entre el tiempo de trabajo y el de la vida privada.  Para fines de localización, se cuenta con satélites que disminuyen al mínimo el margen de error y abren la posibilidad al rastreo intensivo, con la producción de un histórico de los movimientos efectuados. En Bolivia, instituciones públicas y privadas utilizan estos recursos tecnológicos, para el control del personal que trabaja en áreas de fiscalización de obras; en instituciones como el INE, en empresas de diseño de software y en consultoras privadas, se usan para el seguimiento minucioso de su personal. Esta tendencia a la prolongación de la jornada laboral en la era de la automatización, muestra cómo, en la medida en que la misma suplanta, de vez en vez, más trabajadores, la búsqueda de fuentes de valorización, que compensen la pérdida de fuerza de trabajo como fuente creadora de valor, se traduce en una tendencia al alargamiento constante de la jornada laboral de aquellos trabajadores que quedan como efectivos.

La justificación de los empleadores, para poner en marcha el conjunto de dispositivos de control, que operan de forma sorpresiva y que; incluso, invaden la vida privada de los trabajadores, es la de implementar un control defensivo, para reprimir comportamientos ilegales (incumplimiento de tiempos de trabajo, hurtos, etc.), fiscalizar el cumplimiento de los términos del contrato o la búsqueda de eficiencia productiva.  En estas circunstancias, paradójicamente, la posibilidad que abren los procesos informáticos de reducir la jornada laboral y ampliar el tiempo del no trabajo, se transforma en mecanismo de invasión de la vida privada del trabajador, al punto en que, en la actualidad, la legislación laboral en los países europeos,  debate un marco jurídico para el  teletrabajo, que se sitúa fuera de la forma tradicional del contrato, porque con la lógica invasiva de la patronal, la relación laboral prevalece sobre la privacidad de los trabajadores. 

La posibilidad del uso de robots en los procesos productivos, se convirte en otro recurso de control, mediante una práctica que se denomina esquirolaje tecnológico, para anular el efecto negativo, que tienen las huelgas obreras para la ganancia capitalista.  El esquirolaje tecnológico se produce cuando el empresario utiliza los medios técnicos que tiene a su disposición, para continuar en mayor o menor grado con su actividad durante la celebración de una huelga[iii].  Se trata de una medida que anula el derecho a huelga reconocido en los códigos del trabajo[iv], habida cuenta que la huelga significa cesación temporal del trabajo. De esta forma, no sólo se busca minimizar en el mayor grado posible, los efectos económicos de la huelga; sino también, convertir al esquirololaje tecnológico en recurso político, para modificar la correlación de fuerzas a favor de los empleadores y disuadir a los trabajadores, en la perspectiva de que desistan de la huelga como medio de lucha. Este atentando al derecho a huelga, reconocido en el propio código burgués, es justificado con el argumento de la “libertad de empresa”.
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2. LA CAPACIDAD DE TRABAJO, ESA INASIBLE OBSESIÓN DEL EMPLEADOR.

¿Cómo se explica que las bondades ofrecidas por la patronal, de trabajos cada vez más flexibles en tiempo y espacio, para que el trabajador distribuya de manera más libre, sus tiempos de trabajo y no trabajo, hayan derivado en un sistema de control mucho más ceñido y rígido que el que caracterizó a la época tayloriana?  Sin duda, la explicación se encuentra en la naturaleza de las relaciones sociales que se establecen entre patrones y trabajadores, relaciones sociales, cuyo objeto de intercambio, la capacidad de trabajo (fuerza de trabajo), tiene la particularidad de no ser un objeto como cualquier otro; su compra, aunque medie un contrato, solo significa el compromiso de cumplir un trabajo, bajo ciertas especificaciones de cantidad y calidad. Un compromiso que puede ser cumplido en distintos grados, dado que el portador de la capacidad de trabajo es un sujeto con voluntad propia.

Es en ese espacio, entre el trabajo prometido y el realmente realizado, que se sitúa el control patronal, espacio  que  no está  en la esfera de la circulación, donde se compra la capacidad de trabajo, sino en la esfera de la producción, sitio  privilegiado de despliegue histórico de las múltiples formas de control patronal, lugar que con el desarrollo inusitado de la informatización( fuerzas productivas) se vuelve más etéreo, menos sólido,  aguzando la imaginación  de los patrones, en la búsqueda de asir lo inasible,   la capacidad de trabajo, cuyo grado y calidad de despliegue, en ultima instancia ,depende de la voluntad de un sujeto, el trabajador. Este trabajador se le enfrenta al empleador, como opuesto a sus intereses, porque  siempre  encontrará las formas más creativas,  para evadir los mecanismos de explotación y dominación que se le  buscan imponer, no otra cosa significa que en la  actualidad, los trabajadores  en  países centrales como Francia, hayan incluido como reivindicación fundamental el derecho a la desconexión.

CONSIDERACIONES FINALES.

Se hace evidente; de otra forma, la paradoja, de que el medio más poderoso, para reducir el tiempo de trabajo, la máquina, como precisa Marx[v] se trastoca en medio infalible, para transformar todo el tiempo vital del trabajador, en tiempo de trabajo disponible para la valorización del capital. La posibilidad que abre la informática, para el desarrollo de un trabajo a distancia,  sin la presencia física del trabajador, en lugar de convertirse, para éste,  en fuente de autonomía en el manejo del tiempo y del espacio, deviene  en recurso, para el desarrollo de dispositivos de control, cada vez más sofisticados, por parte de la patronal, con el justificativo legítimo, en una sociedad en la que la fuerza de trabajo se convierte en mercancía, de que a los patrones se les cumplan los términos del contrato, porque ellos pagaron por el uso de la misma. En este sentido, nuestra reflexión nos lleva a afirmar que la explicación sobre los efectos de las tecnologías en los espacios laborales, no debe buscarse en ellas mismas, sino más allá de ellas, desde las relaciones sociales de las que surgen y dentro de las cuales son utilizadas, solo así es posible comprender, cómo la potencia liberadora de las creaciones humanas puede ser transformada en todo lo contrario, en fuerza de opresión y explotación. Pero también, podemos concluir que, para terminar con ese estado de cosas, es necesario transformar las relaciones sociales que reproducen al patrón como explotador y al trabajador como explotado.



 [i] Una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación -TIC- para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo.
[ii] Marx, Karl (2009) El Capital, Crítica de la Economía Política, Tomo I, Libro 2. México D. F.: Ed. Siglo XXI, pp. 398-399.
[iii] Taléns, Eduardo (2013)  ¿El esquirolaje tecnológico vulnera el derecho de huelga? (una cuestión abierta tras la última doctrina del tribunal supremo). Visto en:  
http://forelab.com/wp-content/uploads/Eduardo-E.-TalEns-Visconti-EL-ESQUIROLAJE-TECNOLOGICO-VULNERA-EL-DERECHO-DE-HUELGA.pdf, última visita el 18 de septiembre de 2017.
[iv] El contenido esencial del derecho de huelga consiste en una cesación del trabajo en cualquiera de las manifestaciones o modalidades que puede revestir”. Esta situación va a producir la suspensión del contrato de trabajo por el tiempo que dure la huelga. El objetivo de los trabajadores mediante esta práctica no es otro que ejercer presión y equilibrar las fuerzas para lograr la defensa de sus intereses.
[v] Marx, Karl (2009) El Capital, Crítica de la Economía Política, Tomo I, Libro 2. México D. F.: Ed. Siglo XXI, pp. 398-399.