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viernes, 2 de octubre de 2015

El saber/fazer obrero en tiempos de destrucción: Una reseña crítica del libro de Carlos Lucena


Luis Fernando Castro López

El libro que reseñamos: “Tempos de destruição: educação, trabalho e indústria do petróleo no Brasil”, es un aporte importante al conocimiento de una época de transformaciones profundas en la clase obrera.  Estas transformaciones se caracterizaron por  la eliminación las principales conquistas de los movimientos obreros de varios países del continente. Este libro es  acerca de esos tiempos de destrucción que hoy más que nunca, forman parte de la memoria y la situación actual de los obreros en Latinoamérica.

1. ¿DE QUÉ TRATA EL LIBRO?

Fotografía: http://www.laprensa.com.bo. 09/04/2012
En el Libro de Lucena, se analizan las trasformaciones efectuadas en el proceso productivo y  sus consecuencias  en la cualificación de los operadores de las refinerías de la estatal brasilera PETROBRAS. El libro gira en torno a tres objetivos:

1. “Establecer la dialecticidad entre la PETROBRAS y las transformaciones del capitalismo monopolista”.
2. “Verificar,  cómo los trabajadores petroleros son afectados  por las trasformaciones en el mundo del trabajo  y su resistencia  a esas metamorfosis”.
3. “En tiempos de crisis, analizar la historia de la cualificación profesional de esos trabajadores, polemizando con los principales cambios que están ocurriendo”[i].

La tesis central en el libro, parte de la idea de que PETROBRAS, representante del proyecto de desarrollo económico en el Brasil,  está siendo destruida por las políticas gubernamentales que cumplen con los intereses del capital transnacional y por la imposición de relaciones precarias de trabajo que  (des)cualifican profesionalmente a los operadores de la empresa estatal.  La retirada continua de conquistas sociales y económicas, articulada al creciente empobrecimiento intelectual  de las actividades laborales de sus trabajadores,  es viabilizada por el chantaje del desempleo. “El objetivo es el control del trabajo y la abolición de la resistencia. Los trabajadores rechazan ese proceso, construyendo formas de lucha dentro y fuera del trabajo”.

El libro está dividido en cuatro capítulos, en el primero, se hace un análisis del proceso histórico en el que se crea PETROBRAS.   Lucena demuestra cómo es que la empresa estatal es creada como parte de un proyecto de desarrollo nacionalista, proyecto que surgió como respuesta a la presión económica y política de los países capitalistas desarrollados y de los monopolios,  por controlar las principales fuentes de materias primas.
Fotografía: https://tupiwire.wordpress.com 12/12/2014

En el segundo capítulo, el autor relaciona las transformaciones del capitalismo monopolista (desde la segunda mitad del  siglo XX) con las transformaciones al interior del proceso productivo: cómo las contradicciones generadas en el desarrollo del capitalismo monopolista, marcan los límites del proyecto de desarrollo nacionalista y  de la transformación de la PETROBRAS, de una empresa nacional, en una empresa penetrada por el capital  transnacional.  En este análisis se evidencia,  que el proyecto nacionalista de desarrollo implementado en Brasil,  va retrocediendo en la medida en que el capitalismo monopolista desarrolla  respuestas para contener las contradicciones generadas en su interior.

En los capítulos posteriores, el autor analiza las consecuencias de la política neoliberal en el Brasil. Sitúa la destrucción de las conquistas sociales de los trabajadores de la PETROBRAS, en un proceso de incremento del desempleo y precarización de las condiciones de trabajo. Así, demuestra que el avance de la privatización de PETROBRAS tiene una relación positiva con el aumento del número accidentes laborales (con saldos alarmantes de obreros muertos y heridos). Además identifica, que la estrategia de elevación del plusvalor, en una etapa de recesión económica, consiste en la reducción del valor de la fuerza de trabajo (la eliminación de beneficios salariales y estrategias de flexibilización laboral como la subcontratación) y la precarización de las condiciones de trabajo. 

La  reflexión de Lucena desemboca en la identificación de las contradicciones del capitalismo monopolista respecto a la cualificación. Por una parte, identifica que el capital impulsa la formación polivalente de los obreros, con el objetivo de aprovecharla sin reconocer, por ella, ninguna  remuneración al obrero; la educación formal aseguraría la formación de esta polivalencia. Por otra parte,  el sistema de educación superior, al mismo tiempo que posibilita el acceso al conocimiento, crea barreras que excluyen a una parte de la población de ciertos segmentos del mercado de fuerza de trabajo. En este sentido, el acceso a la formación superior no significa acceso a más empleos, pero sí un mecanismo de competencia que media la inserción de unos y la exclusión de otros. Este proceso, provocaría  una carrera por la obtención de títulos, más que por la obtención del  conocimiento mismo.

       En el último capítulo, Lucena analiza las modificaciones en la cualificación de los operadores de PETROBRAS.  Él identifica que la cualificación de los petroleros se basaba en la construcción de un conocimiento no formalizado (un saber construido desde los años sesenta), obtenido de la relación directa de los obreros con las máquinas y  que era conservado por ellos como una propiedad a la que no podía acceder la empresa. A este tipo de cualificación era el “conocimiento tácito”. 

Lucena afirma que la dirección de PETROBRAS logró la “sistematizar” de este conocimiento tácito con la neotaylorizacion del proceso de trabajo, que consistió en la incorporación de tecnología informática destinada a registrar todas las variaciones y formas de funcionamiento de las maquinas, en la adopción de un control directo de los ingenieros que acompañan las labores de los operadores en la sala de control, un sistema de capacitación formal, la reducción del tiempo de formación en el trabajo y la profundización de la división entre las tareas de concepción y ejecución.

Para el autor, PETROBRAS incorporó algunos rasgos toyotistas  en el proceso de trabajo (como la producción según la demanda, la alta exigencia de constante capacitación dela fuerza de trabajo, etc.) y los combinó con las medidas despóticas del fordismo (como la mantención de los niveles de jerarquía y de niveles salariales que no se corresponden a las exigencias de trabajo y de formación).

Fotografía: http://memoria.petrobras.com.br/
Lo más destacable del trabajo es el esfuerzo del autor por ligar los cambios en el proceso productivo de PETROBRAS con las transformaciones de la economía nacional y, estas últimas, con las contradicciones del capitalismo monopolista a nivel mundial. El análisis dialéctico logra articular la lucha de clases y las transformaciones en la cualificación de los operadores de PETROBRAS. En este sentido,  Lucena  muestra el papel activo de un movimiento obrero petrolero, que se construyó al interior de un proyecto nacionalista de desarrollo económico y que se consolidó alrededor de la defensa del “saber obrero”.

Al exponer las transformaciones de la cualificación de los operadores de PETROBRAS, el autor propone un concepto diferente de cualificación. Para él, la cualificación no solo se referirá a los conocimientos técnicos de una máquina, sino también, a la posibilidad política que abre este conocimiento en la adquisición de  conciencia de la posición de clase de los obreros en el proceso productivo  y, por tanto, la conciencia de su poder. Este concepto de cualificación se contrapone, según el autor, al de capacitación, que hace referencia a un conocimiento apolítico, limitado por una concepción tecnicista del proceso productivo. Este último tipo de conocimiento, según Lucena,  predomina actualmente entre los obreros de PETROBRAS.

2. LAS CONTRADICCIONES ENTRE LA AUTOMATIZACIÓN DEL PROCESO DE TRABAJO Y LA LECTURA TAYLORISTA.-

Lucena analiza la transformación del proceso productivo,  del fordismo con rasgos tayloristas a un neotaylorismo, en el que la separación de las actividades de concepción y ejecución se acentuaron.  En  dicho proceso,  se habría llevado adelante una “(des)cualificación” de los operadores, una prueba de ello estaría en la reducción del tiempo de cualificación de éstos y en la pérdida de los espacios de formación al interior del proceso de trabajo. Esta situación reciente, de (des)cualifiacion, está contrapuesta a la situación anterior en la que un saber obrero habría sido construido pese a los rasgos tayloristas del proceso de trabajo. Todo este marco de interpretación esta cruzado por una certeza a priori: “la tesis bravermaniana de la constante descualificación de la fuerza de trabajo en el capitalismo” [ii], que opera en el proceso de trabajo como un despojo constante de este conocimiento obrero por medio de la introducción capitalista de la tecnología. En este escenario de (des)cualificación constante, el conocimiento tácito se presenta como una barrera de resistencia y poder de los obreros contra la explotación y la creciente (des)cualificación de su fuerza de trabajo.

Fotografía: https://www.oilandgaspeople.com 16/09/2015
Pese a lo fructífero que pueda ser este corpus teórico para el análisis de ciertos procesos productivos, creemos que encuentra sus límites a la hora de analizar procesos de trabajo de flujo continuo, que no responden al principio de la cadena, como en el caso de la industria automovilística[iii]. De hecho Lucena brinda una descripción de las características del proceso de trabajo e identifica las características particulares del flujo continuo; sin embargo, a partir de la categoría “neotaylorismo”, no logra retomar todos los elementos expuestos en su descripción. Así por ejemplo, la afirmación de un proceso de (des)cualifacion del trabajo de los operadores, se contrasta con la descripción de un proceso unificado en el que se requiere de un operador que conozca el proceso de refinación en conjunto. ¿Cómo se puede al mismo tiempo requerir un obrero cualificado y, por otro lado, llevar adelante un proceso de (des)cualificación? Lucena responde a esta pregunta aseverando que “el imperativo de controlar la fuerza de trabajo lleva a la gerencia a un proceso de sistematización de los conocimientos de los operadores y este último a una (des)cualifiacion”; pero si el autor afirma que el conocimiento tácito es inasimilable a un conocimiento formal ¿cómo sistematiza éste, la dirección de PETROBRAS?  

Según el autor, con el establecimiento de un control directo del grupo de ingeniería sobre los operadores y una separación aún más profunda de las tareas de concepción y ejecución, facilitados estos dos, por la tecnología informatizada que registra la forma de funcionamiento de las máquinas integradas en un autómata. El mismo autor muestra, que la dirección de PETROBRAS no puede apropiarse del conocimiento tácito directamente, si lo hace es sólo movilizando al obrero que detenta este conocimiento, en un proceso de trabajo que le exige al mismo, conocer de manera holista el proceso. Esto vuelve a traer a colación el problema de por qué en varias empresas de flujo continuo, ha sido difícil para las direcciones de empresa, el reemplazo de los obreros. Incluso en Bolivia, en  la industria  petrolera[iv], y en especial, en la industria productora de electricidad[v], se observa que en un proceso de flujo continuo, el conocimiento tácito y el poder obrero, encuentran sus condiciones de posibilidad en las características objetivas del proceso de trabajo. El resultado es que el conocimiento tácito sigue aún presente como elemento de disputa en el sistema neotaylorista descrito por Lucena; pero como un elemento suelto que no puede ser asimilado totalmente a la tesis de la (des)cualificación.

 En consecuencia, encontramos en el autor, una explicación no contundente de la forma en que este conocimiento obrero fue “sistematizado por la empresa” y cómo es que ahora se despliega ese conocimiento tácito en relación a la forma de encadenamiento de las tareas y la resolución de posibles eventos de paro en las plantas. Creemos que el enfoque del neotaylorismo, no le permite, asimilar la totalidad del proceso contradictorio de la “sistematización” del saber/fazer obrero por parte de PETROBRAS. Aunque se dan algunas claves para entender que incluso en “tiempos de destrucción”  hay lucha y los operadores de las refinerías crean escenarios de resistencia, avance y retroceso en la defensa de su margen de autonomía y su saber tácito; pero  esta beta no es explotada por el autor. Por otra parte, este enfoque no brinda una explicación contundente de la posición contradictoria de PETROBRAS, que al mismo tiempo que trata de eliminar el conocimiento tácito, recurre a él  para asegurar la “continuidad operativa”; Esto último, se debe a que los  requerimientos de un proceso automatizado vuelven a aparecer y a cuestionar que una (des)cualificación total  sea  posible.

Desde la experiencia del trabajo de campo en Bolivia, se pudo comprobar que existe una contradicción, entre las formas rígidas de control de la fuerza de trabajo y la necesidad de cualificación y autonomía que los mismos obreros necesitan en procesos de flujo continuo[vi]. Esto  debido a su alto grado de automatización y, en cierto grado, a la  posibilidad permanente del “evento” que bloquee todo el sistema productivo[vii]. Esta última contradicción nos remite a los límites de las formas de organización del trabajo desplegadas por las patronales frente a un proceso que, en la medida en que se automatiza, se vuelve aún más integrado y complejo[viii]. Acerca de automatización y sus consecuencias en las prácticas de explotación y de resistencia, las categorías de taylorismo y neotaylorismo muestran  sus limitaciones analíticas[ix].

Fotografía: Geraldo Falcao / Banco de Imágenes Petrobras
Por otro lado, este mismo enfoque lleva, a nuestro parecer, a una concepción un tanto idealista de la procedencia del conocimiento tácito y sus potencialidades. Uno de los problemas del enfoque del taylorismo, el fordismo y el neotaylorismo, es que tiende a poner al conocimiento tácito como un conocimiento creado fuera del circuito de relaciones capitalistas[x], por tanto, se sobredimensiona sus potencialidades y se lo sitúa como uno de los bastiones de la lucha obrera anticapitalista. Este enfoque lleva a la idealización del saber obrero, como alternativa que contradice las relaciones capitalistas en el proceso de trabajo, caracterizadas como relaciones de constante (des)cualificación de la fuerza de trabajo. Antes,  debemos ser conscientes  de que, con la extensión del trabajo asalariado al conjunto de la sociedad, se opera una separación la composición de los procesos productivos y los trabajadores directos[xi], la conformación de la fábrica y su configuración técnica y política, en un primera instancia, no es controlada por los obreros; por tanto, los conocimientos adquiridos por los ellos: el conocimiento tácito, serán adquiridos de acuerdo a las exigencias prácticas y formales de este proceso de trabajo[xii]. Por tanto, estos conocimientos no se generan al margen de las relaciones capitalistas, sino al interior de un proceso configurado y dispuesto antes de que el obrero adquiera esos conocimientos, así la naturaleza del conocimiento tácito  tendrá que ser puesta dentro de las relaciones de explotación, dominación y hegemonía desplegadas por la patronal, para tener una idea más precisa de su verdadera naturaleza, alcances y limitaciones.

Partiendo de estas consideraciones, se evidencian las  limitaciones de este conocimiento tácito, que  al responder a un tipo de configuración técnica, social y política, puede llegar a ser, no  sistematizado (pues las máquinas no pueden apropiarse de las operaciones realizadas por el obrero, pues estas son de diferente naturaleza)[xiii] sino mutado[xiv] en el marco de una correlación de fuerzas favorable a la dirección de PETROBRAS. Desde este marco interpretativo tal vez entender las limitaciones del movimiento petrolero que analiza Lucena.

Ahora bien, esta imprecisión no está completamente desplegada en el trabajo de Lucena, él mismo afirma las limitaciones de este conocimiento tácito, como conocimiento alienado; pero, al mismo tiempo, sobredimensiona  el contenido político de la detención de éste, al punto de rozar con una posición romántica sobre la cualificación.  Entonces, en el trabajo se observa la tensión constante entre una posición marxista, como concepción general  del análisis (relaciones de explotación, lucha de clases, acumulación de capital, alienación, etc.) y una postura regulacionista de la que toma  algunas categorías de análisis (Taylorismo, fordismo, neotaylorismo).

Para salir del problema, que el préstamo de las categorías del regulacionismo trae consigo, es mejor partir del enfoque de la subsunción[xv], o sea, un enfoque que antes de cerrar la mirada sobre una tendencia preestablecida (la descualificación), trata de analizar la forma en que el proceso de valorización de capital tiende a dominar todos los elementos presentes en el proceso de trabajo, incluso la subjetividad obrera. Desde esta mirada, los procesos de descomposición y recomposición de los saberes obreros se muestran  más conflictivos y dinámicos. Este enfoque nos ayuda a entender la diversidad de situaciones en las que no siempre ocurren procesos de (des)cualificación, sino más bien, de cualificación, me remito otra vez a algunos resultados del trabajo etnográfico en  Bolivia, donde existen empresas que antes de atacar estos conocimientos y aptitudes tratan de incorporarlos mediante ciertas estrategias manageriales como el Total Productive Maintenance (TPM)[xvi]. Esto no deja de generar contradicciones, ya que el TPM impulsa a los obreros a buscar cualificarse más allá de los intereses de la empresa, generando episodios de disputa entre la patronal y los  obreros. Aquí el problema no es la (des)cualificación, sino más bien, los límites y el control que la empresa busca tener sobre estas cualificaciones[xvii].

Esta  breve crítica nos conduce a reflexionar sobre el estado de la investigación en nuestros países. Creemos que en Latinoamérica, el problema de la cualificación y la lucha obrera en la industria petrolera tiene pendiente un debate importante en el que se puedan contrastar resultados de investigación y enfoques de diversos lugares del continente. De hecho, el valioso trabajo de Lucena nos presenta un tema no muy estudiado: “Los avatares de la cualificación y la resistencia obrera en tiempos de destrucción (de neoliberalismo)”. Sin embargo, la lucha obrera se abre paso aun en periodos en que la vorágine capitalista y todos sus males (por ejemplo la alienación, la (des)cualifación, la precarización laboral) se imponen. Tenemos,  entonces,  la certeza que los tiempos de destrucción también generan tiempos de construcción, tiempos de creación de resistencia obrera, tiempos de reconstitución de movimientos y luchas, tiempos de recomposición de los conocimientos obreros. Una tarea pendiente es ayudar a su visibilización.

El libro de Carlos Lucena, nos confronta con esta tarea y su lectura puede ayudar al lector a visibilizar otros problemas y temas aún no planteados sobre la relación entre educación y el trabajo.



[i] Traducción nuestra, del libro original en portugués.
[ii] Para profundizar acerca de la tesis de descualificación se pude revisar: BRAVERMAN, Harry (1980) Trabajo y capital monopolista. México D.F., Editorial Nuestro Tiempo. 
[iii] SAUNIER, Pierre (2005) “Las tribulaciones de la autonomía y el saber de los obreros” en Lo que el trabajo esconde, García, Jorge et al. (ed.). Madrid, Traficantes de sueños.
[iv] Al respecto se puede consultar el trabajo de AILLON, Tania (2011) L’évolution du travail  au cours de la restructuration productive: l’enjeu  entre  efficacité productive  et  controle au sein de l’automatisation croissante. Deux études de cas dans l’industrie  pétrolière en Bolivie. Tesis doctoral en sociología, Universidad Paris-X Nanterre, Paris (Mimeo)
[v] PEREDO, Samuel (2013). Dominación, control y resistencia en el curso de las transformaciones del proceso de trabajo en la era Neoliberal: El caso de la hidroeléctrica “Corani S. A.”. Tesis de pregrado en sociología, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba (Mimeo).
[vi] AILLON, Tania (2009) “El control como freno a la eficiencia de la fuerza de trabajo en industrias de flujo continuo: el caso de las empresas petroleras en Bolivia” en La precarización del trabajo en América Latina. Perspectivas del capitalismo global, de Claudia Figari y Giovanni Alves (org.). Buenos Aires, Praxis
[vii] Ver: TERSSAC, Gilbert de (1992)  Autonomie dans le travail. Paris, Presses Universitaires de France y  VATIN, François (2004) Trabajo, ciencias y sociedad. Ensayos de sociología y epistemología del trabajo. Buenos Aires, Ceil/Piette/conicet.
[viii] TERSSAC, Gilbert de (1992)  Autonomie dans le travail. Paris, Presses Universitaires de France.
[ix] SAUNIER, Pierre (2005) “Las tribulaciones de la autonomía y el saber de los obreros” en Lo que el trabajo esconde, Garcia, Jorge et al. (ed.). Madrid, Traficantes de sueños.
[x] Ídem.
[xi] GARCIA, Jorge (2003) “La fuerza de trabajo es una mercancía…” en Cuadernos de Relaciones Laborales, Vol. 21, número 2. Madrid.
[xii] Rolle, Pierre (1974)  Introducción a la sociología del trabajo.  Barcelona, Planeta.
[xiii] GARCIA, Jorge et al. (2005) “El trabajo como relación social” en Lo que el trabajo esconde, Garcia, Jorge et al. (ed.). Madrid, Traficantes de sueños.
[xiv] GARCIA, Jorge (2009) ¿Explica el trabajo la sociedad? En torno a la sociología del asalariado de Pierre Naville” en Rev. Laboreal, vol. 5, n° 2. Ciudad Real, UCLM.
[xv] MARX, Karl (1985) El Capital, Libro I, Capítulo VI (inédito). México D. F., Ed. Siglo XXI.
[xvi] AILLON, Tania (2011) L’évolution du travail  au cours de la restructuration productive: l’enjeu  entre  efficacité productive  et  controle au sein de l’automatisation croissante. Deux études de cas dans l’industrie  pétrolière en Bolivie. Tesis doctoral en sociología, Universidad Paris-X Nanterre, Paris (Mimeo).
[xvii] Ídem.

jueves, 30 de abril de 2015

¿Quiénes ganan más y quiénes ganan menos con el “Proceso de Cambio”?



Mauricio Piejko Patiño

   En los últimos años, el gobierno del MAS manifestó más de una vez, los profundos avances que experimentó Bolivia en relación a la disminución de la desigualdad social y económica. Es más, los altos mandatarios de Estado se jactan continuamente de un “Proceso de Cambio”, de una transformación social y económica descolonizante en Bolivia, con miras a una sociedad socialista-comunitaria, justa e igualitaria, en la que el nuevo orden social privilegiaría el interés de los sectores de trabajadores e indígenas frente al interés de los capitalistas neoliberales del pasado.

    Este parece ser un discurso muy atractivo para cualquier trabajador afín a un sentimiento progresista; sin embargo, más allá de estas expresiones discursivas e ideológicas, cuando descendemos  al plano de los hechos que vivió Bolivia estos últimos años, surgen ciertas cuestionantes: ¿Acaso existe menor desigualdad económica en relación al neoliberalismo, o más bien, las brechas  económicas son un hecho que persiste en la realidad de los trabajadores asalariados? ¿A través de las diferencias salariales sectoriales hablamos de una descolonización de nuestra economía? Y en último término ¿Quiénes fueron los que ganaron más y quienes los que ganaron menos con la “bonanza económica” que se vivió en Bolivia?

   En el intento de responder a estas cuestionantes, presentaremos en esta oportunidad, una breve reflexión que dilucida el contenido de fondo del “Proceso de Cambio” mediante la identificación de las diferencias salariales que perciben los trabajadores del sector privado en Bolivia. Somos conscientes que la problemática planteada nos apertura a un amplia reflexión; sin embargo, dado los límites que impone la naturaleza del presente trabajo, sólo nos concentraremos en el comportamiento de los salarios y remuneraciones reales, que experimentó Bolivia,  durante los últimos años.

   
Para iniciar la reflexión, es importante denotar brevemente la significación social de los salarios y las razones de sus diferencias. El salario comúnmente es concebido como la retribución dineraria por una actividad laboral realizada. Más allá de esta concepción superficial, el salario es vital para la reproducción de los trabajadores asalariados; esto debido a que representa el valor que requiere   el trabajador o trabajadora (asalariado o asalariada) para obtener los elementos básicos necesarios para su vida material y así cubrir las necesidades primordiales de su familia[i].

    No obstante, el salario no se presenta de manera homogénea e igualitaria en una sociedad regida por relaciones de explotación capitalista (trabajadores y patrones). Hay quienes afirman, con cierta dosis de sentido, que las desigualdades salariales son el resultado de diferentes grados de educación, formación y experiencia de las personas para el desempeño de una actividad laboral. Sin embargo, las diferencias salariales no sólo son expresión de ello, sino que manifiestan la lógica que subyace en la forma en cómo se distribuye la torta producida socialmente: “migajas que se van al trabajador y pedazotes que se van a los directivos y patrones”. Por tanto, es elocuente pensar que en los marcos de una sociedad capitalista, un trabajador manual gane menos, que un trabajador intelectual que se encuentra en los altos cargos directivos y gerenciales de una empresa, a pesar de que (siguiendo a Marx) los primeros han sido la fuente de creación de la torta (el excedente económico)[ii]. Es así que dentro una sociedad capitalista, el mayor reconocimiento salarial recaerá en el personal de confianza del empresario, en aquel que coadyuve a que se efectivice la explotación del trabajador y garantice al capitalista la máxima ganancia, estos son los directivos y managers  de las empresas.        

    Por otro lado, las diferencias salariales no sólo se manifiestan a nivel de los puestos y ocupaciones, sino que se presentan según la actividad y el sector económico. Aquellos sectores y actividades de mayor desarrollo productivo, en los que  prevalece el capital monopólico, brindarán mayores salarios y remuneraciones, en relación a aquellos sectores de menor desarrollado tecnológico, donde prevalece la competencia capitalista[iii]. En otros términos, son aquellos sectores económicos más dinámicos y tecnológicamente desarrollados, con mayores niveles de productividad y tasas de ganancia, los que asignarán mejores condiciones salariales, en relación a aquellos sectores económicos estancados con incipiente grados de desarrollo productivo y  bajas tasas de ganancia.

    Partiendo de todos estos elementos,  veamos cuál es la realidad que a traviesa Bolivia, respecto a las desigualdades salariales durante el “Proceso de Cambio”.

GRÁFICO 1. BOLIVIA: EVOLUCIÓN ANUAL DE LAS REMUNERACIONES MEDIAS REALES* SEGÚN ACTIVIDAD ECONÓMICA DEL SECTOR PRIVADO, PERIODO 1996-2013. (EN BOLIVIANOS DE 1990)

Fuente: Elaboración propia, en base a datos obtenidos de la Unidad de Análisis de Política Social y Económica  (UDAPE) (Disponible en: 
*Remuneración media real se refiere a la remuneración promedio que recibe un trabajador o trabajadora en términos de la cantidad de bienes y servicios que pueda comprar, es decir eliminando el efecto de la inflación sobre él mismo. Para ello, se homogeniza las unidades monetarias tomando el valor real (poder adquisitivo) de referencia de un año base, para este caso el año 1995. 

  

En el gráfico 1  se muestra la evolución anual de las remuneraciones medias reales por actividad económica en Bolivia en las últimas dos décadas (cabe aclarar que nos referimos a remuneraciones como un indicador global que incorpora tanto a los salarios como los ingresos adicionales asociados a los beneficios laborales, por lo que lo consideramos un indicador pertinente para la reflexión). A primera vista parece observarse que las remuneraciones reales en las actividades de extracción hidrocarburífera y de intermediación financiera cayeron sustancialmente durante el gobierno del MAS. También se evidencia que las remuneraciones reales relacionadas con las actividades: industrial, comercial, minería y de construcción, presentaron en términos generales una tendencia al alza. Por su parte, la industria textil-curtiembre y de producción de maquinaria (la industria mediana)  aún se encuentran notoriamente rezagadas en relación a las demás actividades económicas.

    Si bien, a primera vista las brechas salariales parecen haberse atenuado sectorialmente por la reducción salarial suscitada en  los sectores de hidrocarburos e intermediación financiera (consecuencia del tope salarial fijado por el gobierno de que “nadie puede ganar más que el presidente”), esto no es más que una ilusión, dado que las brechas salariales (remuneraciones) sectorialmente persisten, y si se observa a detalle se profundizan.  Las tendencias nos demuestran que aún persisten las divergencias que revelan el desarrollo desigual de una estructura económica que se supeditada a los sectores extractivos (hidrocarburos). Cuando vemos que estos sectores  brindan mejores remuneraciones  (en relación a los demás sectores), sabemos que nos encontramos con un sector que genera mayores ganancias y que, por tanto, tiene la holgura de realizar mejores asignaciones salariales; en contra partida a la industria liviana y mediana (a excepción de la industria de alimentos) que restringidos por el incipiente desarrollo de sus condiciones generales de producción (bajas tasas de productividad  y ganancia) muestran bajas remuneraciones[iv].

     Sin embargo, ¿qué nos dice esta situación? ¿Con estas tendencias salariales podemos hablar de un cambio en el carácter capitalista-neocolonial de nuestra economía?

     Esta situación  nos refleja que el “Proceso de Cambio” con su discurso  de hace más de una década de diversificación productiva a través de su intento de maximizar los excedentes generados de los sectores estratégicos (hidrocarburos, energía, etc.)”[v], no logró un proceso de industrialización; es más, los sectores industriales se encuentran estancados en  su condición de rezago productivo en el que operan con trabajadores en condiciones laborales  precarias.   Así, el proyecto del “Proceso de cambio”  con su maximización del excedente de los sectores estratégicos (resultado del favorable precio internacional del petróleo), tan solo se han traducido en una política de “bonos y asistencias” y en re-inversiones en los mismos sectores extractivos, repercutiendo en una re-primarización económica que refuerza nuestra condición periférica subordinada al desarrollado de las economías capitalistas centrales[vi]; es decir, no podemos hablar en la actualidad de una  superación del carácter capitalista  neocolonial de nuestra economía.  

     Ahora bien, veamos lo que sucede con  las brechas salariales entre las distintas ocupaciones.

GRÁFICO 2. BOLIVIA: EVOLUCIÓN TRIMESTRAL DE LOS SALARIOS MEDIOS REALES* SEGÚN PRINCIPALES GRUPOS OCUPACIONALES  DEL SECTOR PRIVADO, PERIODO 1998-2013. (En Bolivianos de 1990)


Fuente: Elaboración propia, en base a datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadística (INE) (Disponible en: http://www.ine.gob.bo/indice/general.aspx?codigo=41202)
*Salario Medio Real refiere al salario promedio que recibe un trabajador o trabajadora en términos de la cantidad de bienes y servicios que pueda comprar, es decir eliminando el efecto de la inflación sobre él mismo. Para ello, se homogeneiza las unidades monetarias tomando el valor real (poder adquisitivo) de referencia de un año base, para este caso el año 1995.



En el gráfico 2, se presenta la evolución de los salarios medios reales por grupo ocupacional del sector privado durante el periodo 1998-2013. A primera vista se evidencia que las brechas salariales entre ocupaciones no muestran cambios significativos. La evolución  de los salarios reales de los gerentes administradores mantuvo una tendencia al alza, con una temporal caída durante el año 2007 y 2008, resultado del proceso inflacionario que experimentó Bolivia durante esos mismos años. Por su lado, los salarios de los profesionales no mostraron un incremento; si se observa a detalle, se constata que el salario promedio real de los profesionales es de Bs. 2.000 en el año 1998, idéntico  al monto salarial promedio percibido el año 2013; sin embargo, esta tendencia no fue lineal, ya que para el periodo 2001-2007, el salario real de los profesionales aumentó, para después caer con la inflación del año 2008, sin reversión alguna. El caso de los empleados y obreros revela una situación similar, el salario real promedio se mantuvo prácticamente invariable, durante estas últimas dos décadas.

     En definitiva, las brechas salariales no cambian significativamente durante el gobierno del “Proceso de Cambio” respecto a la etapa de los gobiernos neoliberales; es más, los datos muestran que las brechas salariales se acrecientan (en términos absolutos).  De esta manera, las remuneraciones para las ocupaciones gerenciales crecen en relación a las remuneraciones de las demás ocupaciones (obreros, empleados y profesionales). En este sentido, la desigualdad salarial en el sector privado es un hecho que persiste y que  se ha agudizado.

     Esto expresa que el discurso del gobierno,  sobre una sociedad más igualitaria,  es un discurso demagógico, pues los principales beneficiarios (entre los asalariados) del auge económico de los últimos años, son los gerentes y managers, que como personal de confianza de los empresarios, tienen la oportunidad de obtener la tajada más grande de la masa salarial, no otra cosa expresa  el incremento absoluto de los salarios reales de los gerentes y administradores en relación al de  los  obreros, empleados y profesionales, situación que revela  la lógica capitalista que subyace en la forma en cómo se distribuye la torta producida socialmente por los obreros. Del mismo modo, la permanencia de la importante brecha salarial entre sector primario de la economía y el sector secundario, revela la incapacidad de alcanzar, mediante la política económica del gobierno, la mentada superación de la condición primario exportadora de nuestro país.




[i] Marx, K. (2008) “El capital”, Tomo I, Editorial siglo XXI,  1ra. Edición, Buenos Aires.
[ii] Marx, K. (2000) “Salario, precio y ganancia”. 1ra. Edición. Editorial Progreso, Moscú.
[iii] Hodson, R. (1978) "Labor in the monopoly, competitive, and state sectors of production", Politics and Society, vol. 8, pp. 429–480. Revisar también: Tolbert, C.; P. Horan y E.M. Beck, (1980) "The structure of economic segmentation: a dual economy approach", American Journal of Sociology, vol. 85, pp. 1095–1116.    
[iv] Ídem.
[v] Ministerio de Planificación del Desarrollo (2006) “Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para Vivir Bien”
[vi] Marini. R. (1980). “Subdesarrollo y revolución”. Editorial Siglo XXI, 2da. Edición, México DF.