jueves, 13 de marzo de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
Participacion en el VII Congresso Latino-Americano de Estudos do Trabalho
EXPOSICIÓN Y DEBATE EN LA MESA: MARCOS INTERNACIONAIS DE REGULAÇÃO DO TRABALHO, SINDICALISMO INTERNACIONAL E SINDICATO PÓS-COLONIAL
CONFLICTIVIDAD LABORAL, SINDICALISMO Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI
CONFLICTIVIDAD LABORAL, SINDICALISMO Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI
El grupo de estudios Llank'aymanta presento una ponencia en el grupo de trabajo Conflictividad laboral, sindicalismo y
movimientos sociales en América Latina en el Siglo XXI. La ponencia presentada fue: "El contenido socio-político de la lucha obrera y patronal por el control de los yacimientos mineros en Bolivia". la mesa contó con la participación de: E. Belmont, M. Carrillo Pacheco, A. Nogueira, V.Fernandes, Ricardo
Spaltenberg, Juliana Frassa, L. Barbosa Pereira y Tania Aillón Gómez (miembro de Llank'aymanta). La exposición de la ponencia se la puede ver a continuación de la galería de fotos.
EXPOSICIÓN Y DEBATE EN LA MESA: ORGANIZACIÓN DE TRABAJADORES PRECARIOS: MEJORAR LAS CONDICIONES, O ¿NADA MÁS INSTITUCIONALIZARLAS?
En el grupo de trabajo sobre subcontratación se participo con la presentación del trabajo: "La violencia simbólica, resistencia y lucha de los obreros de una refinería en Bolivia". En la mesa
participaron: Erynn Masi de Casanova, Maurizio Atzeni, Leticia Pogliaghi, Chris
Tilly, Enrique de la Garza y Luis Fernando Castro López (Miembro de Llank’aymanta). La exposición de la ponencia se la puede ver a continuación de la galería de fotos.
En el grupo de trabajo "Estrategias empresarias desplegadas dentro y
fuera del espacio de trabajo", se participó con la presentación del trabajo: "La apropiación obrera del código ético del
management participativo como estrategia de resistencia y lucha: el caso de la
hidroeléctrica “Corani” S.A. en Bolivia". En la mesa participaron: Cynthia Rivero, Julia Soul, Raphael Jonathas da Costa Lima, Muza Clara Chaves Velasques y E. Samuel Peredo Cuentas (Miembro de llank’aymanta). La exposición de la ponencia se la puede ver a continuación.
viernes, 22 de noviembre de 2013
CADENAS DE ORO NEGRO?: UN ANALISIS CRITICO A LA VISION ESTRUCTURALISTA DE LA HEGEMONIA EMPRESARIA DE PALERMO.
Autores: Samuel Peredo Cuentas
Tania Aillon Gomez
Luis Fernando Castro
- Reseña del libro
“Cadenas
de Oro negro” es una interesante investigación socio antropológica
sobre la historia de la empresa Y.P.F. (Yacimientos Petrolíferos
Fiscales de Argentina), y la forma en que su conformación
empresarial ha ido influyendo en la formación del colectivo (sus
representaciones, sentidos de vida), de trabajadores obreros.

De
forma precisa, el autor se plantea estudiar la conformación de la
hegemonía empresaria en YPF, a partir de la dinámica de las
relaciones entre las políticas empresarias y los trabajadores, desde
su conformación hasta su privatización (periodo que abarca unos 80
años, desde 1922). En este marco, Palermo nos propone algunos ejes
problemáticos que guían su investigación: ¿qué es lo que
sustenta la legitimidad empresaria en los trabajadores? ¿Esta
legitimidad, perdura de la misma forma en el tiempo? O en su caso
¿Adopta las mismas formas o éstas se transforman radicalmente? ¿Qué
implicancias tienen las formas de dominación sobre las experiencias
obreras? ¿En qué medida esta legitimidad empresaria es
reinterpretada tensionada y/o disputada por los trabajadores?
La
metodología con la que esta investigación procede, se apoya en la
concepción ontológica de la totalidad concreta de Kosik y, en las
consecuencias epistemológicas que de ello se desprenden (la
necesidad de diferenciar lo aparente del fenómeno respecto de lo
esencial, captando la estructura interna de la cosa, a través de la
comprensión de los hecho en el marco de un todo dialéctico que,
finalmente, permite revelar la praxis fetichizada); visión que tiene
el carácter central, de poner la praxis del hombre como elemento
central en la reproducción de la realidad social, para dar respuesta
a sus problemáticas: la de hegemonía (como dirección
cultural y política, de Gramnsci) y la de experiencia (como
devenir histórico, de Thompson). Según el autor, el concepto de
hegemonía permite comprender los complejos procesos generados
por las relaciones activas de poder entre grupos dominantes y
subalternos; procesos al interior de los cuales, se desarrolla la
experiencia de los colectivos de obreros (visión de la praxis).
Recupera, también, el papel de la experiencia de clase en el
proceso de formación histórica, situada en condiciones subjetivas y
estructurales; aspecto que, como señala Palermo, le permite por un
lado, identificar rupturas y continuidades en las experiencias
obreras y, por otro, analizar las prácticas sociales del colectivo
de trabajo de YPF y sus representaciones.
Con
el objetivo de enriquecer el concepto de hegemonía, Palermo propone
pensar la hegemonía empresaria. Se trata de un concepto que
se refiere a la dirección política y cultural, traducida en la
asimilación obrera de la filosofía empresaria (que se hace sentido
común en el obrero). Según el planteamiento del autor, esta
hegemonía se dinamiza a partir de su lógica pedagógica y de su
lógica coercitiva; la primera es la manipulación,
configuración, trasposición de sentidos y valores empresariales,
presentados bajo una forma aprehensible, la segunda, se refiere a la
presión directa. Esta hegemonía empresaria, se realizaría a partir
de agentes (mandos medios de la jerarquía empresarial) que
operativizan ambas lógicas y cumplen así, la función hegemónica
dentro de este proceso hegemónico.
En
este marco, es relevante, también, la coherencia metodológica del
autor, quien realiza un trabajo de campo basado en técnicas de
carácter cualitativo, como la etnografía, la entrevista en
profundidad y el análisis simbólico, método que a lo largo del
libro, evidencia frutos riquísimos, por el abundante material
empírico que el autor logró recolectar.
La
obra en sí, está dividida en tres partes, compuestas por el
siguiente contenido:
- La etapa de la comunidad de fábrica, recuperando la noción de orden de Gaudemar ("”El orden en la fabrica”), el autor intenta analizar las estructuras subjetivas con los que los sujetos sociales desenvuelven su vida y otorgan sentido a su práctica cotidiana, sin olvidar indagar los condicionamientos –estructuras objetivas- que circundan las prácticas de los sujetos. En este sentido, Palermo nos presenta el concepto de comunidad de fabrica “Ypfeana” (representación horizontal y sentido de pertenencia a la empresa), como el orden sociolaboral dentro el cuál se desarrolla las experiencias obreras y la formación de la consciencia de clase; se trata de un periodo en el que las experiencias vividas de los “trabajadores” se ubican en la fase estatal nacionalista-industrialista de Argentina, situación que moldea a un colectivo de trabajadores identificados con la empresa (y su dirigente militar de inspiración nacionalista), que se pliegan a la visión desarrollista nacional de Y.P.F. En este periodo, el desarrollo del nacionalismo jugó un papel de control y disciplinamiento de los trabajadores (que en principio eran mayoritariamente migrantes), que finalmente, logró homogeneizar a la clase obrera (sobre todo, en la era del peronismo).
Esta comunidad de
fábrica –a la cual se evoca como la de “un paraíso perdido”-
va más allá de la fábrica, configura un territorio y una comunidad
(que reproduce las diferencias jerárquicas entre diferentes estratos
de obreros: los ypfeanos y lo otros), donde las familias de los
trabajadores, están plegadas a la dinámica de la empresa. Esta es
una forma de la hegemonía empresarial, porque los obreros ligan su
labor a un proyecto nacionalista y, con un sentido de sacrificio,
marcado por el deber militante (vinculado al carácter que le dio la
visión desarrollista y geopolítica de los militares argentinos
nacionalistas).
- En la etapa de ruptura de la comunidad fábrica, durante el neoliberalismo se da una reconfiguración de la hegemonía empresarial, que desarticula la comunidad de fábrica; esta situación genera conflictividad, pero la resistencia –abierta- logra ser derrotada por la hegemonía empresaria, a través de dos vías: El Estado terrorista y a un sindicato colaboracionista. Al final se impone todo el proceso de privatización. En este acápite del libro, se desarrolla un importante análisis sobre la resistencia obrera, donde resalta la apropiación de los sentidos de pertenencia y de comunidad ypfeana, que les permitieron tomar independencia de las direcciones burocratizadas y colaboracionistas de Y.P.F. (las bases superaron a sus direcciones). Es durante este análisis que pueden resaltarse las potencialidades y limitaciones de la perspectiva teórica de Palermo (a las que nos referiremos más adelante): la diferenciación entre la resistencia, como actividad organizada en contra de los objetivos de la empresa, y las llamadas “acciones individuales por fuera de la norma”; le permitió concentrarse de manera precisa en este periodo de movilización obrera.
- La tercera parte, se refiere al nuevo orden, es decir, la nueva fisonomía de la hegemonía empresarial, que resulta de la privatización de Y.P.F. y la hegemonía neoliberal victoriosa. La reconfiguración de la hegemonía empresarial, se consolida en un nuevo orden sociolaboral, a partir del llamado proceso de modernización; que se resume en nuevos formatos organizativos, de racionalización, de control y disciplinamiento de la fuerza de trabajo, centrado en la conformación de un ideal de trabajador colaborador al interior de una “empresa democrática”.
En este acápite,
sobresale un análisis que logra develar los contenidos de estas
“nuevas” formas de organización del trabajo y de los sentidos
empresariales, que van destruyendo los sentidos colectivos de los
trabajadores. Los nuevos “convenios colectivos” y la nueva lógica
funcional fueron constituyendo nuevas formas de control basados en
rupturas y continuidades (articulación de nuevos y viejos métodos
de control y organización del trabajo). La terciarización, la
precarización, la re profesionalización, entre los principales
fenómenos organizativos identificados por Palermo, se convierten en
hechos que constituyen sentidos diferenciadores al interior de los
obreros ( el “nosotros” y los “otros” o “propios de la
empresa”), que antes se consideraban miembros de una comunidad.
- Las reflexiones finales. Acápite donde el autor nos presenta, por un lado, un balance general del potencial y el aporte que tiene el marco analítico de la hegemonía empresaria, estudiada desde múltiples espacios abordados y con un trabajo de campo multisituado. Siguiendo siempre a Palermo, este enfoque permitió realizar la genealogía de procesos de constitución de la hegemonía empresaria que “atravesó la creación de Y.P.F., la privatización y la consolidación del nuevo orden socio laboral”i; proceso dentro del cual, entendemos, se pudo comprender las experiencias de clase que conformaron al colectivo de trabajadores de Y.P.F. Es decir, se pudo establecer de forma concreta, la forma en que se relacionan la hegemonía y la experiencia obrera del colectivo de trabajadores de Y.P.F., como parte de un proceso historio. Por otro, Palermo nos presenta una síntesis de los procesos que consolidaron la hegemonía empresarial (en los tres momentos, identificando –nacimiento, ruptura y nuevo orden-); señalando las representaciones y sentidos que esta consolidación hegemónica dejó en la experiencia del colectivo de trabajadores –y en el territorio donde se desarrolló su política-.
- Comentarios y ejes de debate.
Es
loable el esfuerzo por alcanzar una mirada de las ciencias sociales
que, explícitamente, sea coherente en términos ontológicos,
epistemológicos y metodológicos (método); más aún, cuando se
trata de una mirada que en todos estos niveles, considere,
correctamente, el papel de la praxis humana, en la producción y
reproducción de la realidad social. A nuestro entender, éste es el
rasgo de las investigaciones que alcanzan los puntos más
sofisticados de las ciencias sociales, pues permiten superar
(combatir), las orientaciones eclécticas –“mix” teóricos- y
las visiones estructuralistas (que anulan al sujeto) e
interaccionistas (que idealizan el papel del sujeto), tan numerosas
en el periodo ortodoxo del neoliberalismo.

Sin
embargo, en nuestra lectura del libro “Cadenas de oro negro”
identificamos un “corto circuito” que a continuación lo
exponemos, pues será el punto de partida para un debate que
enriquezca, mutuamente, nuestra práctica científica:
Partimos
considerando el objeto central del libro “Cadenas de Oro Negro”:
la cuestión de la hegemonía.
Si
la perspectiva teórica se apoya en la definición gramciana de
hegemonía, uno esperaría que la investigación articule a
los sujetos realizando la hegemonía, mediante la modificación
o sostenimiento de la correlación de fuerzas; es decir, en luchas
permanentes, diarias, cotidianas que reproducen o cuestionan los
marcos que legitiman las relaciones de dominación. En este sentido,
la obra de Palermo nos trae a la mente, la critica de Gramnsci a los
historiadores de su tiempo: “[H]istoria fetichista”. Podría
llamarse así, al modo de representar los acontecimientos históricos
en las “interpretaciones” ideológicas de la formación italiana,
por la cual resultan protagonistas personajes abstractos y
mitológicos […]”ii
(Cuadernos de la Carcel, pp 79-80). Gramnsci, pretendiendo
precisar la critica metodológica al historiador Oriani, señala:
[E]l problema de buscar los orígenes históricos de un hecho
concreto y circunstanciado, la formación del Estado moderno
Italiano en el siglo XIX, es transformado en el de identificar este
Estado como unidad o como nación o como Italia en toda la historia
precedente, como el pollo en el huevo fecundadoiii.
Siguiendo
a Gruppi (1976), la hegemonía en Gransci es la capacidad de un grupo
social de hacerse dominante sobre grupos que le son
antagónicos y dirigente sobre grupos que le son próximos; en
este sentido, la realización de la hegemonía implica procesos de
alianzas, rupturas, conflicto, en síntesis: en lucha por la
hegemonía. Entonces, referirse a la hegemonía en sentido
gransciano, implica pues referirse a las luchas y negociaciones entre
fracciones de clase y clases, que se establecen, por mantener o ganar
la condición de dominante.
No
parece ser esta la orientación del libro “Cadenas de oro negro”,
pues precisamente, la hegemonía empresaria se nos presenta
como un ente –un objeto- que realiza a los sujetos.
Dicha afirmación se evidencia en pasajes claves del libro de
Palermo, como en la pagina 49; donde básicamente se da a entender
que el consentimientoiv
se construye desde la hegemonía empresaria (desde las
políticas empresarias y su agencia simbólica). En realidad, el
autor de “Consentimiento en la producción” –consecuente con
Gransci-, señala que la adhesión obrera ocurre por una actitud del
propio obrero, que encuentra satisfacciones relativas al interior de
proceso productivo y negocia los términos de ese consentimiento; es
decir, el consentimiento es resultado de una lucha y negociación, en
la que la patronal se hace hegemónica y asienta su dominación, no
al revés (la patronal como sempiterna dominante y hegemónica,
realizando el consentimiento).
Importante
y excepcional trabajo de terreno de Palermo, que contiene material
riquísimo para lograr reproducir mentalmente la lucha bajo la
cual se sostiene la hegemonía de una fracción de clase en el
Estado y su brazo político en la dirección de la empresa estudiada
(en el periodo estatal de la empresa). Sin embargo, pese a que existe
referencias históricas importantes y el mismo autor identifica la
existencia de procesos de constitución y/o consolidación de la
hegemonía empresarial (aspecto que implicaría señalar procesos
de lucha y negociación de bloques y alianzas, etc.), el acento de la
explicación muestra que la hegemonía empresarial es, sobre
todo, un estado, una condición dada, dentro de la cual, se
dan las experiencias y la resistencia obreras a las políticas
empresariales. Esto es bastante evidente si nos preguntamos por el
sujeto que realiza la hegemonía. ¿Quién o quiénes son la
hegemonía empresarial? ¿En qué sentido su política, sus
representaciones y valores son trasposiciones de intereses
particulares sobre los colectivos? Es decir, el interés empresarial
(burgués) tendría que evidenciarse y para ello, es necesario saber
quiénes son los sujetos que ejercen esa hegemonía empresarial (en
este caso, quién y cómo se beneficia del excedente generado por la
explotación de fuerza de trabajo en Y.P.F. estatal). Al final de
nuestra lectura, pareciera que la facción militar representada en
Mosconi fuera el sujeto que sostuvo 50 años de hegemonía
empresaria en el periodo estatal.
La
lectura estructuralista de la hegemonía se revela de forma
clara, en la conexión conceptual que presenta Palermo, para
presentarnos el proceso que analiza: proceso de consolidación de
hegemonía empresaria --- reconfiguración de hegemonía
empresaria---nuevo orden de la hegemonía empresaria. Sin embargo, el
propio el material expuesto por Palermo, nos indica que durante el
periodo de privatización de la empresa (como respuesta de la
burguesía a una crisis de acumulación), los obreros de Y.P.F. se
apoyaron en las representaciones Ypfeanas (de contenido nacionalista)
y formaron un movimiento obrero que enfrentó política e
ideológicamente el proyecto de liberalización económica; es decir,
se estaba gestando un movimiento contra hegemónico (la opción de
otro régimen social), al cual solo el “terrorismo de Estado” –en
el marco de una correlación de fuerzas favorable a la burguesía a
nivel mundial- pudo replegar (ojo, no diluir, puesto que de ese
movimiento resultó el nacimiento de órganos, células y grupos
políticos obreros que aún perviven, según el propio Palermo). La
idea de reconfiguración de hegemonía empresaria expresa algo
muy diferente: una autoconversión de la hegemonía. En esta
perspectiva, la resistencia de la clase obrera cumple un papel
marginal, sólo matiza, un proceso (de reconfiguración
empresarial) que se realiza en sí mismo, por fuera de ella
(de lo que haga la clase obrera).
Si
uno lee ciertos pasajes y contrasta con los postulados teóricos, se
aclara la visión estructuralista realmente ejercitada en el
análisis; Líneas como “hegemonía que moldea…”, “la
Hegemonía empresarial realiza políticas empresarias…”, “15
años de inercia política…”. Las síntesis de los diversos
acápites del libro, están construidas de tal manera, que se
convierten en un indicador de que el autor no conecta los sujetos,
los procesos y la estructura. Al menos no de la forma en que su
perspectiva epistemológica declara. En este sentido, Palermo cae en
lo que Kosik llama la “mala totalidad”: ”…[L]a realidad
social es entendida aquí como un conjunto o totalidad de estructuras
autónomas que se influencian recíprocamente. El sujeto ha
desaparecido, o más exactamente, el auténtico sujeto, el hombre
como sujeto objetivamente práctico, es sustituidos por un sujeto
fetichizado, mitologizado, cosificado; es decir, por el movimiento
autónomo de estructuras […] [E]n la mala totalidad, la realidad
social solamente es intuida bajo la forma de objeto, de
resultado y de hechos dados, y no subjetivamente, como
praxis objetiva humana”v.
Cuando
Kosik conecta sujeto, proceso y estructura en su concepción de
totalidad, precisa de manera clara su relación: “[L]a totalidad
como medio conceptual […] es abstracta si no se subraya que esa
totalidad es totalidad de base y suprastructura […] [Y] la
totalidad de base y supraestuctura es abstracta, si no se demuestra
que es el hombre, como sujeto histórico real, quien crea en el
proceso de producción y reproducción social la base y
supraestructura, forma la realidad social como totalidad de
relaciones sociales, instituciones e ideas, y en esta creación de la
objetiva realidad social se crea al mismo tiempo a sí mismo como ser
histórico y social, lleno de sentido y potencialidad humana, y
realiza el proceso infinito de “humanización del hombre”vi.
Desde
nuestra lectura, es posible encontrar en la perspectiva de Hegemonía
de Gramsci y los aportes sobre la “formación de la clase
obrera“(y la noción de experiencia) de Thompson, una
lectura dialéctica de la conexión entre sujetos, procesos y
estructura, coherente con el planteamiento de totalidad de Kosik.
Evidentemente, el eje de esta conexión, como nos muestra Kosik, está
en comprender el papel activo del ser humano, en la reproducción de
sus condiciones históricas. En este sentido, Thompson logra un gran
aporte sobre esta conexión, en su estudio sobre la formación de la
clase obrera en Inglaterra, donde nos indica que la clase obrera no
es una “materia prima” sobre la cuál caen las “relaciones
capitalistas” para formarla. Si la clase obrera existe como una
comunidad con consciencia de la identidad de sus intereses, es porque
ella misma ha sido la protagonista en la elaboración de sus
intereses y de sus organizaciones políticas y laborales. En
síntesis, la forma histórica en que se vivencia la relación
de explotación, es una dimensión determinante en la formación de
la clase obrera. Palermo parece señalar, explícitamente, esta
misma comprensión. Sin embargo, el intento de recuperar esta
concepción en su análisis naufraga. Veamos cómo:
En
su descripción del periodo de Reconfiguración de la hegemonía
empresarial, Palermo se detiene a estudiar las movilizaciones obreras
contra la privatización y desregularización del sector petrolero en
la Argentina. Estas luchas, las cuales entran dentro la categoría de
resistencia de Palermo, se fortalecen desde los sentidos ypfeanos
(recuperación de su experiencia como clase en el pasado). Pero al
finalizar el acápite, nos encontramos con que todo este proceso de
movilización pasa desapercibido por el proceso de “Reconfiguración
de la hegemonía empresaria”; que simplemente vence esa
resistencia. Esto nos indica que esta fase de movilización obrera
analizada por Palermo, no ha ido más allá de los umbrales de la
descripción (necesaria, pero no suficiente), del proceso de
reproducción mental de la realidad (producción del conocimiento).
Hubiera
sido importante encontrar la articulación del proceso
contrahegemónico que, aunque no lo identifica Palermo, su material
empírico se lo canta: la clase obrera petrolera que sufre el embate
en el periodo de privatización neoliberal, estaba viviendo procesos
de organización de fracciones obreras que se convierten en órganos
con indicios de programas políticos (que pervive hasta el momento en
que el autor realizaba su terreno, el año 2007); es decir, la clase
obrera cuestiona el proyecto de la clase dominante desde sus propios
marcos de legitimidad (experiencias vividas en la “comunidad
fábrica). Este hecho, nos permite tener la hipótesis de que la
vivencia de la clase obrera en el periodo estatal, no sólo fue la de
una dominación hegemónica basada en la “comunidad horizontal”,
sino que el sentido Ypfeano sirvió también para hacer
resistencia (aunque a menor escala), en alguna medida. Si no fuera
así, ésta apropiación del sentido ypfeano para construir un
proceso contrahegemónico de los 90’ s, no hubiese sucedido. Ni
tampoco hubiera sido necesario el llamado “periodo de terrorismo de
Estado” para “reconfigurar la hegemonía”; pues no habría una
amenaza sería. Y lo más posible, es que esa apropiación
contrahegemónica, se haya gestado desde espacios genéticos que el
autor arrincona detrás de “las prácticas fuera de la norma” y
que de seguro no pudo observar con detenimiento. Esto determina que
no pueda captar las fibras más delgadas del proceso de lucha de los
90´s.
El
corto circuito entre la perspectiva teórica que Palermo pretende
recuperar y el ejercicio efectivamente realizado en su investigación,
tiene una explicación. Desde nuestra comprensión, este problema
está vinculado a una concepción implícita que juega más
activamente que la concepción explicitada, y que se traduce en la
anulación del papel que la resistencia individual tiene en la
formación de resistencias colectivas. El autor considera como
resistencia sólo a la organización colectiva de obreros, que se
manifiesta –moviliza- en oposición a los objetivos de la empresa.
Desde este enfoque, es lógico que para el autor de “Cadenas de
Oro Negro”, la hegemonía sea rara vez cuestionada, es lógico que
se presente a la hegemonía como un ente que se consolida,
se reconfigura y se consolida nuevamente, sin ningún contrincante al
frente. Concretamente, consideramos que el problema de Palermo,
es el siguiente: las vivencias y las reacciones de los distintos
individuos, grupos y fracciones de la clase obrera dentro las
relaciones de explotación, no son conectadas dentro del
proceso de formación de la propia clase, en su lucha contra la
dominación de la clase que ejerce la dominación. Esta desconexión,
tampoco le permite a Palermo, articular y comprender la verdadera
dimensión de la respuesta –y la habilidad- de las clases que
dominan y se hacen dirigentes de este proceso.
En
conclusión, consideramos que el estudio de la hegemonía
empresarial, no corresponde a la visión de la totalidad concreta,
sino a la visión estructuralista, pues el factor explicativo del
fenómeno estudiado, recae sobre una entelequia, (hegemonía
empresarial) que no conecta su reproducción con la actividad del
sujeto social. Desde nuestra perspectiva, es necesario realizar
discusiones y estudios comparados, para poder ir superando ciertos
obstáculos estructuralistas que en Latinoamérica parecen haberse
naturalizado en la producción científica.
III. Notas
iPagina
281 en Palermo, Hernan (2012) Cadenas de oro negro en el esplendor y
ocaso de YPF. Buenos Aires: Antropofagia.
iiPagina
79-80 en Gramsci, Antonio (1999) Cuadernos de la Carcel. Mexico D.
F.: Ediciones Era.
iiiPagina
80 Idem.
ivBurawoy,
Michael (1989) El consentimiento en la producción. Los cambios del
proceso productivo en el capitalismo monopolista. Madrid: MINISTERIO
DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL.
vPagina
75 en Kosik, Karel (1990) La dialectica de lo concreto.
viPagina
75 idem.
viernes, 8 de noviembre de 2013
EL CENSO AGROPECUARIO DEL MAS: UN CENSO A LA MEDIDA DE LOS PATRONES DEL AGRO
Actualmente
se lleva a cabo el censo agropecuario, en medio de una serie de
disputas entre municipalidades y comunidades por límites
territoriales y de disputas entre terratenientes y campesinos
sin tierra
por terrenos avasallados. Antes de este escenario, el censo
agropecuario había despertado algunas reacciones de rechazo entre
algunos “campesinos”, terratenientes y empresarios soyeros,
pues creían que el gobierno realizaba este censo para saber a quién
y cuanto debía cobrarle en impuestos, otros creían que el gobierno
quería utilizar los datos del censo como un arma política en su
contra.
Al
parecer todas estas conjeturas fueron, en cierta medida, absueltas
por el MAS, para
que el Censo Agropecuario
fuera llevado a cabo. Primero, desmintió que su gobierno quiera los
datos para un uso político, luego, se esforzó en explicar que el
censo agropecuario tenía la intensión de recolectar datos de la
producción agropecuaria “sin considerar el tamaño (de los
terrenos), el régimen de tenencia ni condición jurídica”. Es
ésta justificación la que plantea el siguiente problema: ¿Qué
busca entonces la realización de éste censo?
Según
el objetivo planteado por el INE, el censo Agropecuario:
“es
un procedimiento exhaustivo de recolección de datos, que [permitirá]
un mejor conocimiento de la realidad agrícola, cría de ganado o
aves, recursos forestales, recolección o extracción de especies no
maderables, caza o pesca,
en un periodo de referencia determinado con
la finalidad de facilitar la formulación y diseño de políticas,
estrategias, procedimientos, programas y proyectos para el desarrollo
sostenible de esos sectores”
(subrayado nuestro)i
¿Qué
“realidad” agropecuaria?; formulación y diseño de políticas,
estrategias, procedimientos, programas y proyectos ¿para que
sectores? La clara ambigüedad de este objetivo lleva a pensar que el
INE trató de plantear un objetivo general para no provocar más
problemas; sin embargo, creemos que un análisis minucioso de las
boletas censales nos permitirá clarificar ésta cuestión. La
finalidad de este análisis es tratar de vislumbrar los resultados
que pueden salir de los datos recogidos por el Censo, muy importante,
para
el conocimiento de la producción agropecuaria en nuestro país.
La
definición del sujeto censado: El “productor”
En
sus consideraciones complementariasiii
se aclara que el productor es aquella persona natural o jurídica
que cuenta con alguna propiedad agrícola (sea alquilada, arrendada,
cedida, o prestada) o se dedica a la crianza de animales. En
definitiva, que tiene condiciones y medios de producción para la
actividad agropecuaria. De manera que sólo se contemplan a
propietarios de medios de producción, pequeños y grandes, como
productores agrícolas. La definición del INE acerca del productor,
entonces, concibe a este productor agropecuario y condiciones y
medios de producción (tierra, animales de corral o granja,
herramientas) como unidad indivisible; mientras que la figura de
productor asalariado desaparece de la definición relegando del censo
a los trabajadores agropecuarios empleados en la producción
agroindustrial y a los trabajadores empleados en la estancias
ganaderas (trabajadores de las empresas soyeras, zafreros, etc.) como
grupo social.
Esta
unidad productor/condiciones
y medios de producción
se condensa en el concepto de Unidad de Producción Agropecuaria
(UPA), definida como: “todo
terreno o conjunto de terrenos que se utiliza total o parcialmente en
actividades agrícolas o pecuarias,
[…] sin
considerar el tamaño, el régimen de tenencia ni condición
jurídica.
A efectos del censo Agropecuario también se incluyen las
actividades forestales, la recolección o extracción de especies no
maderables […] y las actividades de cría de otras especies, caza y
pesca” (subrayado nuestro)iv.
En
sus aclaraciones complementarias el INE dice que una UPA es todo
terreno, o conjunto de terrenos, donde se realiza actividades
agropecuarias, sin excluirlos por el tamaño o régimen de tenencia.
Al parecer, esta forma de definir la UPA tenía el objetivo de
ampliarla,
de
tal manera, que todas las formas de producción agropecuaria ingresen
en el mapa del censo; sin embargo, este criterio tiene otra
consecuencia: mete en un mismo saco todas las formas de tenencia de
la tierra, es decir, engloba tanto a grandes productores
agropecuarios como a pequeños productores que trabajan en tierras
que arriendan o alquilan o que producen bajo formas de “asociación
de hecho”v.
Evidentemente
en la pregunta 21vi
se pide especificar el tipo de tenencia de las parcelas trabajadas,
el problema surge cuando a un productor que trabaja tierras
alquiladas o cedidas se le pregunte sobre la extensión de su UPA y,
luego, se le hace la misma pregunta al propietario de esas tierras
alquiladas o cedidas. Aquí se cometería un error, pues se
registraría dos veces la misma propiedad, como UPAs diferentes.
Para que esto no pase, había dos caminos: que la UPA alquilada se la
registre como UPA del propietario de la tierra o del productor que ha
alquilado dicha tierra o que se consideren a los dos clasificándolos
de diferente manera, por ejemplo, diferenciar entre el que posee la
tierra (propietario) y el que la trabaja (productor directo). La
solución del INE fue la primera, veamos la recomendación escrita al
inicio de la sección características de la UPA: “Incluya las
parcelas o tierras de otros productores que arrendó
y recibió al partir o al partido, tomo prestadas u otras formas de
manejo. No
incluya las parcelas o tierras de su propiedad que fueron arrendadas,
cuidadas, cedidas, etc., a otros productores”
(subrayado nuestro)vii.
Parece
que la solución del INE es coherente, pues se tomaría en cuenta al
productor de la tierra. Pero en el fondo es una solución que falsea
la realidad, una solución unilateral que borra al dueño efectivo de
la tierra y que deja un vacío: ¿quién se beneficia del alquiler o
arriendo de dicha tierra? En el fondo lo que hace esta solución, en
apariencia pertinente, es esconder el latifundio y los
terratenientes que se benefician de la apropiación del trabajo de
los campesinos pobres bajo la forma de un alquiler de tierras. En la
medida en que sólo queda registrado el trabajador directo, se
esconde, también, el hecho de que estos dueños son los propietarios
de grandes tierras arrendadas, así estos dueños efectivos solo
aparecerán como “productores” de las tierras que ellos mismos
cultivan o utilizan para la cría ganado. En el caso de
terratenientes que no produzcan en sus tierras y arrienden todas
estas, desaparecen del mapa del Censo. De esta manera, la concepción
de productor del INE, antes que
descifrar
la realidad agrícola la esconde, cabe entonces preguntarnos ¿cuáles
son las consecuencias de este ocultamiento?
Censo
agropecuario y trabajo.-
Al
cuestionarnos sobre la realidad agropecuaria, no sólo se debería
buscar conocer el tipo de plantaciones agrícolas y su extensión, el
número y tipo de animales domésticos o la tecnología e
infraestructura con la que se cuenta para producción agropecuaria,
deberíamos preguntarnos, también, por los sujetos que hacen a la
misma realidad agropecuaria.
En
primer lugar, creemos que una caracterización del agro boliviano es
necesaria. En últimos estudios realizados en la zona oriental del
país expresaban que el 40% de las tierras cultivables del oriente
estaban en manos de empresarios soyerosviii,
esta tendencia no es nueva, la concentración de tierras cultivables
para la producción industrial de la soya es una tendencia que empezó
desde la liberalización del mercadoix.
En el caso de las tierras del occidente del país, la propiedad
comunal y el minifundio son formas de posesión de la tierra
predominantes, sin embargo, hay ciertos productos que empezaron a
industrializarse, como el café y el cacao, en los yungas, bajo la
forma de asociaciones de “pequeños productores”. Por otra parte,
en este último periodo, la producción de coca y quinua ha gestado
procesos de centralización de tierrasx
de parte de una pequeña burguesía, aunque las formas de producción
precapitalistas prevalecen todavía.
En
el campo todavía está presente la economía comunal y la pequeña
producción campesina parcelaria, pero junto a ella se va extendiendo
la producción capitalista mediante procesos de acumulación
originaria. Con el auge de la soya, la coca y la quinua, entre otros,
estos procesos de acumulación no han sido frenados, sino que fueron
impulsados por el gobiernoxi.
No es que los procesos de acumulación traigan la producción
capitalista al campo, sino al revés, es a partir de la incorporación
de la economía campesina al mercado capitalista, que esta última se
mercantiliza y se subsume a la dinámica del capital. Esta situación
ha generado en el agro boliviano, una serie de formas de explotación
capitalista en transición hacia las formas propiamente capitalistas
de explotaciónxii.
Procesos de proletarización de comunariosxiii
dentro de una comunidad o procesos de proletarización de campesinos
que trabajan para las empresas agroindustriales (obreros
estacionalesxiv),
formas de explotación indirecta a pequeños productores “autónomos”,
aquí las formas de arriendo y el establecimiento de sociedades de
hecho son formas de explotación veladas por la supuesta autonomía
del productor respecto del dueño de la tierraxv.
Por último, la generación de obreros agropecuarios.
Todas
estas relaciones son desconocidas por el INE, que ha reducido los
indicadores respecto del empleo de la fuerza de trabajo a dos
preguntas referidas a la cantidad del personal remunerado en una UPA
y al rubro en que se lo emplea (agricultura o ganadería). No se
sabrá ni edad, ni las formas de empleo de la fuerza de trabajo en el
agro (de tipo permanente o estacional), tampoco los niveles
salariales ni formas de contratación.
Por
último, los procesos de proletarización de comunarios y campesinos
desaparecen. En la pregunta 129 de la Boleta Censal de la UPA se
recogen los datos de la familia del productor y de su actividad
principalxvi.
Se le pregunta si la producción agropecuaria es su actividad
principal; en caso de que no sea así, se le pregunta a que otra
actividad se dedica. En las opciones se especifican rubros no
pertenecientes a la producción agropecuaria: Con estas preguntas el
INE sólo quiere saber cuál es la rama de producción en la que se
inserta el productor, de tal manera, que si su actividad agropecuaria
principal es la de trabajar en las plantaciones de un empresario de
la soya, del café, del cacao, etc., se registrara que su actividad
principal es la agricultura. Sin precisar que no es la producción de
su parcela la principal actividad sino su empleo en la actividad
agroindustrial como asalariado.
Al
dejar de lado los indicadores que mostrarán procesos de
proletarización, el INE ha encajonado a todos los productores en la
categoría de campesinos que
viven de la producción de su tierra. Con esta visión el INE ha
re-campesinado a todos los productores agricultores cuya principal
actividad no se produce en su parcela sino asalariándose con
patrones agrícolas.
Censo
agropecuario: ¿De qué realidad? ¿Para qué sectores?
Es
hora de responder a las preguntas que nos formulamos al inicio de
este documento: “Censo
agropecuario: ¿De qué realidad? ¿Para qué sectores?”.
La
realidad que al INE le interesa construir, es la realidad
técnico-productiva de pequeños y grandes productores agropecuarios
organizados en empresas y cooperativas o asociados bajo la
organización comunal y bajo el sindicato campesino, independientes
entre si. Para el INE estos pequeños productores no tendrían ningún
tipo de relación con los grandes propietarios de la tierra –los
terratenientes- y los capitalistas-empresarios de la soya. De la
misma forma, los capitalistas y terratenientes no tendrán ninguna
clase de relación de producción con los pequeños productores.

Evidentemente
esta omisión ha dejado conforme al empresariado cruceño y a los
terratenientes del oriente, porque esconde la explotación de
trabajo, además de que esconde el latifundio y el proceso de
concentración de tierras. Ahí la respuesta a la segunda pregunta:
un censo ¿para qué sectores? Un censo a la medida de los pequeños
y grandes patrones agropecuarios.
i
Instituto Nacional de Estadística (2013) Manual
del Jefe(a) de Brigada y Empadronadores.
La Paz: INE, pag. 2.
ii
Idem, pag. 23; Esta definición también esta presente en la Boleta
Censal de la UPA en la pagina 2.
iii
Las aclaraciones complementarias a la definición del “productor”
se encuentra en la página 24 del manual ya citado.
iv
Instituto Nacional de Estadística (2013) Manual
del Jefe(a) de Brigada y Empadronadores.
La Paz: INE, pag. 25
v
Según el INE, una asociación de hecho, es cuando dos productores
establecen relaciones de producción entorno al manejo una UPA, sin
que en esta relación haya un contrato escrito. Bajo el denominativo
de sociedad de hecho pueden también establecerse formas de
explotación de fuerza de trabajo y que son veladas por la tradición
o por el hecho de ser informales.
vi
Instituto Nacional de Estadística (2013) Boleta
Censal de la UPA. La
Paz: INE, pag. 3. La pregunta 21 de la Boleta Censal de la UPA dice:
En esta UPA ¿las parcelas o tierras que trabaja son…; 1. En
propiedad?; 2. Cedida por la comunidad?; 3. En arriendo?; 4.
Cuidada?; 5. Al partir o al partido?
vii
Idem., pag. 2.
viii Expandir la soya no garantizará la seguridad alimentaria en www.f-tierra.org
ix
Pérez, Mamerto (2007) No
todo grano que brilla es oro. Un análisis de la soya en Bolivia. La
Paz: CEDLA.
xi
Prueba de ello es el acuerdo firmado con CAINCO para ampliar la
frontera agrícola del país de 3 millones a 13 millones de
hectáreas y el apoyo que ha dado a la pequeña burguesía de la
quinua que, frente a la posible competencia de los países
industrializados que están experimentando con plantaciones de
quinua, tramitan una certificación internacional que certifique que
la única quinua es la de Bolivia. Fundación tierra alerta sobre
riesgo de monocultivo de soya, EL Deber, 19 de septiembre
xii
“El capital que necesita de la fuerza de trabajo durante una parte
del año –por la especialidad del producto, como el café, por
ej.- puede lograr una reducción del valor de la fuerza de trabajo,
cuando el proletario, durante la otra parte del año, reproduce la
fuerza de trabajo en base a medios de producción propios o
alquilados. En estas circunstancias la combinación de la
forma-valor y la forma no-valor (en términos más concretos, la
coexistencia del latifundio y el minifundio) resulta una solución
para la reproducción del capital la reproducción” (Dierckxsens,
Wim (1982) Capitalismo
y población: La reproducción de la fuerza de trabajo bajo el
capital.
Editorial Universitaria Centroamericana, pag. 45)
xiii
Miembros de una TCO o una comunidad indígena.
xiv
Idem., pag. 46.
xv
Orellana, Lorgio (2003) Clase
obrera: su determinación económico-social y su mistificación.
Cochabamba: PLURAL.
xvi
Instituto Nacional de Estadística (2013) Boleta
Censal de la UPA. La
Paz: INE, pag. 15.
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