Óscar Zegada Claure[i]
Cuando empecé a leer el
libro me imaginé que estoy ante un inmenso rompecabezas, que a lo largo de
muchos años, individualmente y con otras personas, fuimos poniendo fichas
distintas para ir armando este rompecabezas y encontré en el libro de Tania una
ficha fundamental que, por lo menos desde esa perspectiva, me ayudó a entender
lo que está pasando hoy día en el capitalismo.
Tapa del libro |
Comparto la idea de que desde los 80 más o menos, es una
hipótesis, el capitalismo industrial se está transformando aceleradamente en
una forma de capitalismo que organiza el proceso productivo, ya no sobre la
base de la maquinaria y la gran industria, sino sobre la sabe del conocimiento
y la información, y a mí me parece que es interesante ver esto porque las
propias transformaciones que introduce el neoliberalismo y su crisis me gusta
entenderlas como parte de ese proceso histórico.
En esa comprensión, este libro me parece que ayuda a ir
cubriendo ese pedazo de rompecabezas y que tiene que ver con: ¿qué pasa con las
condiciones del proceso de trabajo y con las relaciones de clase y la lucha de
clases? A mí me resultó inspirador el texto de Tania en ese sentido, porque
permite ver cómo se van reconfigurando las clases sociales y la lucha de clases
en un momento como el actual. Muchos de los hallazgos del trabajo son muy
específicos al sector hidrocarburífero, que tiene particularidades muy
interesantes, pero pienso que nos abre una ventana de oportunidad para
comprender al capitalismo del siglo XXI porque quizá la vanguardia del
desarrollo del capitalismo en el caso de la economía boliviana pueda
localizarse, entre otros, en el sector hidrocarburífero.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba Fotografía: http://www.lostiempos.com, 19/02/2016 |
En el libro hay un cuidadoso destripamiento del proceso técnico
de producción en una empresa que utiliza estas técnicas japonesas, que lo que
hacen es modificar la organización jerárquica del taylorismo y tratan de
avanzar hacia una organización más horizontal, involucrando a los trabajadores,
con un lado oscuro y con un lado claro. El lado oscuro es que la introducción
de esas formas de organización de la producción requiere de más esfuerzo, por
tanto, estamos viendo en el siglo XXI una intensificación muy marcada del
trabajo, con el eslabón de la participación. Por el lado más claro, nos
encontramos que por esa vía los trabajadores pueden sentirse más satisfechos,
al aumentar su autoestima, porque se sienten partícipes de un proceso
productivo; en ese sentido, a lo mejor algunas de las formas más penosas de
alienación del trabajo que Marx estudiaba se van atenuando ahora, porque el
trabajador se empieza a encontrar proyectado en un proceso productivo en el que
tienen un espacio mayor para su propia creatividad.
Esta forma de organización de la producción que el libro de
Tania muestra también dos aspectos: por un lado, se refuerza la acumulación de
capital, pero al propio tiempo se va legitimando ante los ojos de los
trabajadores la hegemonía patronal, que finalmente logra imponerse en el
proceso productivo, hay una dominación que es aceptada por parte de los
trabajadores, aunque por el otro lado, en la propia dinámica de los conflictos,
al interior del proceso productivo, la lucha de clases no desapareció y a pesar
de las particularidades que uno encuentra en la empresa que se ha estudiado,
esas formas de contestación, de crítica, de rebeldía de los trabajadores está
presente, a pesar de esa suerte de integración que se va dando, sobre las bases
de la nueva tecnología y de las nuevas formas de organización de la producción.
A mí me llamó la atención algo que está en el texto de Tania: cómo las demandas
y las propias prácticas de los trabajadores, contestatarias, rebeldes, son como
atrapadas por el patrón, que las va adecuando y su vez las hace una fuente de
dominación.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba. |
En el texto llama la atención que esta nueva organización del
trabajo no libera a los trabajadores como algunos sostenían en los 90, pero
tampoco los apaga y los somete, no, los dejan en una suerte de penumbra y ese
es el escenario de la redefinición de las luchas de clases al interior del
proceso de producción. Ahora bien, la lectura del texto me ha hecho pensar que
cuando uno empieza estudiando el materialismo histórico, se plantea la idea de
que “el capitalismo se caracteriza por una contradicción clave”; por un lado,
un creciente desarrollo de las fuerzas productivas que se van socializando de
manera cada vez más profunda, pero que esto va chocando con la propiedad
privada capitalista de los medios de producción, y se me ha ocurrido pensar que
esa contradicción en el siglo XXI se concreta, por un lado, en ese desarrollo
tecnológico tan avanzado con información y conocimiento, la organización del
trabajo participativo, que sería la forma de expresión de ese desarrollo de
esas fuerzas productivas, que choca en esta estructura de dominación jerárquica
de producción, al interior de la empresa y es en esa tensión que se da, en ese
nivel micro de la empresa, pero que también lo podemos encontrar a un nivel más
macro e histórico.
Me ha llamado la atención, en la misma línea, la existencia de
diferencias étnicas, dentro de la propia clase obrera de la empresa estudiada.
Primera vez que he visto y se me ha abierto un mundo ante esto, la existencia
de obreros blancoides y obreros indigenoides, por decirlo de alguna forma,
mostrándonos una diferenciación étnica que en la visión tradicional que hemos
tenido en la clase obrera en Bolivia, estaba borrada, este texto nos está
planteando esa posibilidad que a lo mejor después podamos intentar extenderla
para entender muchas de las prácticas de la clase obrera en Bolivia, ya a un
nivel más macro.
Finalmente, yo vengo del campo de la economía y el método
etnográfico es algo que en economía no se hace; lamentablemente, porque nos
permite entender a profundidad aspectos que con otros métodos no se pueden
entender, pero además el método etnográfico genera en mí una admiración muy
grande porque es un compromiso con la investigación y esto es lo que el libro
está reflejando, que yo personalmente no estaría en capacidad ni en condiciones
de asumir, quizá los sociólogos están más habituados a esto, los que trabajan
en el campo de la antropología lo hacen, pero me parece que es un trabajo de
hormiga, de compromiso, de involucramiento que denota una pasión muy valiosa
por la investigación, que tiene como valor más importante, el meter la
dimensión humana sin perder la dimensión social, algo fundamental en las
investigaciones que tienen que ver, especialmente, con el tipo de temáticas que
trabajamos aquí[ii]
[i] Docente
de la Universidad Mayor de San Simón.
[ii]
La presente reseña, fue publicada en La Razón; L