Luis Fernando Castro López
1. INTRODUCCIÓN
Fotografía: https://www.mstbolivia.org |
¿Cómo se explica, la ausencia política del movimiento
obrero sindical, durante la caída del gobierno de Evo Morales, pese a que fueron
parte de la base social de su régimen?
2. LA CLASE OBRERA EN EL PROCESO HEGEMÓNICO DEL “PROCESO
DE CAMBIO”
Cuando hablamos del proceso hegemónico del
“proceso de cambio”, nos referimos a ese “conjunto de procesos incubados”,
constantes y en curso a través de los cuales las relaciones de poder, entre del
gobierno del MAS y las organizaciones obreras, fueron debatidas, legitimadas y
redefinidas[ii]. En
otras palabras, queremos analizar los aspectos importantes de las relaciones de
dominación entre el MAS y la clase obrera como una trayectoria constante de
disputas y renegociaciones originadas, dentro de las contradicciones y
limitaciones del proyecto político del MAS, frente a los intereses de clase obrera.
Fotografía: http://www.diputados.bo,16/04/2019 |
En el proceso hegemónico del “Proceso de Cambio”,
encontramos al menos tres etapas. La primera, donde se identifica la
reorganización del movimiento sindical obrero en medio de la lucha entre el MAS
y la oligarquía del oriente. Una segunda etapa, de constantes disputas por el
control de las organizaciones sindicales y la búsqueda de apoyo de parte de la
clase obrera al “proceso de cambio” y; finalmente, una etapa en la que se
generan rupturas de las organizaciones obreras con el gobierno del MAS.
2.1.
DE LA REORGANIZACIÓN SINDICAL AL CONTROL ESTATAL DE LOS SINDICATOS
Fotografía: https://www.mintrabajo.gob.bo,01/10/2018 |
En esta etapa, la construcción del marco
discursivo común[iv],
contenido en la idea del “proceso de cambio”, influyó en la negociación de las
condiciones de reorganización sindical de la clase obrera, al mismo tiempo que,
frente a la prioridad de la lucha contra la oligarquía, se dejaban pendientes las
demandas que planteaban un cambio sustancial en su relación con el Estado
(nueva ley de pensiones y ley general del trabajo). La unificación entre
intereses de las capas obreras y el gobierno del MAS, se dio en torno al
combate contra el neoliberalismo y sus defensores: la oligarquía organizada en
la “media luna”. En ese sentido, la participación de la clase obrera, dentro del
“proceso de cambio”, significó la adecuación de las demandas obreras a los márgenes
marcados por del proyecto del MAS; para lo cual, se hizo necesario, limar las posturas
radicales, en favor de un punto medio, entre una estatización profunda del
aparato productivo (a la que apuntaban las direcciones obreras) y el proyecto
de desarrollo del capitalismo “andino amazónico” del MAS.
No es extraño, entonces, que, en el primer
año de gobierno, la posición radical de Solares en la COB, fuera aislada y reemplazada
por la postura conciliadora de Pedro Montes[v]. Durante
la disputa entre el MAS y la “media luna”, la primera ola de burocratización de
las organizaciones obreras sirvió para negociar los puntos de disputa, entre los intereses de la clase obrera
y el proyecto reformista pequeño burgués del MAS. El “equilibrio de compromiso”[vi]
entre el MAS y la clase obrera, mediado por la burocracia sindical, se asentó, tanto
en las concesiones económico-corporativas[vii]
otorgadas a la clase obrera (una reforma laboral, aumentos salariales
periódicos, cuotas de poder en la administración de las jefaturas departamentales
del trabajo, etc.). como en la inclusión de la clase obrera en tanto aliada en
la lucha contra el neoliberalismo, en el marco de una reforma que establezca un
régimen político y económico diferente al neoliberal.
Con la caída
de la “media luna” el 2008, se da un cambio en el escenario político nacional. Aquí
se abre una segunda etapa, en la que, la estabilidad política y económica, no sólo
pasaba por el control de las organizaciones sociales y la derrota política de
la “media luna”; sino también, por el control del aparato productivo; además, el proceso inflacionario desde el 2007, planteó al gobierno, la
necesidad de anteponer medidas económicas destinadas a regular la producción
interna (con regulación a las exportaciones y a la fijación de precios)[viii].
La vitalidad
de las organizaciones obreras, dirigida años anteriores, contra la oligarquía,
también produjo escenarios de lucha abierta[ix]
al interior de las empresas, en las que el proletariado se disputó una nueva
redistribución del excedente con los patrones[x].
En el contexto antes descrito, estas luchas abiertas, paulatinamente,
derivaron en un escenario de contienda nacional por la medida del valor de la
fuerza trabajo, que se expresó en luchas por la redefinición de un “salario
digno, de acuerdo a la canasta familiar” y una profunda reforma de la Ley de
Pensiones.
Ni la
reforma laboral lograda, ni la burocracia constituida por el MAS[xi]
pudieron frenar la movilización obrera;
es en este periodo (2009 - 2010), que se vivió un cambio en las direcciones
sindícales. Cambio que, por una parte, significó el desplazamiento de
dirigentes sindicales que formaron la primera generación de burócratas sindicales
afines al MAS y; por otra parte, el desplazamiento de los dirigentes sindicales
afines a la “Media Luna”. Se trató de una etapa en la que el MAS avanzaba en
unos lugares y retrocedía en otros.
Este periodo de grandes movilizaciones
obreras, se fue cerrando en la medida en que la nueva burocracia sindical lograba
establecer acuerdos sobre los puntos en disputa; negociaciones en las que el
gobierno interpelaba a los obreros a aceptar un punto medio “razonable y
responsable con el equilibrio de la economía nacional”, es decir, razonable con
los límites de su proyecto de desarrollar
el capitalismo andino-amazónico. La fijación del salario por encima de la tasa
de inflación, la aprobación de una Ley de Pensiones bajo el ropaje solidario,
fueron el marco de una nueva alianza entre esta nueva capa de dirigentes
sindicales, con el gobierno del MAS.
En esta segunda etapa, se empiezan a mostrar
rasgos regresivos del proceso hegemónico del “Proceso de Cambio”. Si bien se
mantuvieron las concesiones económico-corporativas, en favor de la burocracia
sindical y de varios sectores obreros; en cambio, el ascenso político de la
clase obrera fue frenado por el gobierno, al mismo tiempo que su reforma
laboral tomó un giro contrario al de años anteriores[xii].
Podemos
decir que a cambio de mantener las concesiones económico-corporativas (que aun
podían ser sostenidas por el gobierno debido a la etapa de auge), el MAS exigió una subordinación obsecuente de las organizaciones
obreras, lo que derivó en que la burocracia subordinada al gobierno establezca un
control estricto sobre ellas, con el ejercicio de una política sindical
verticalista, que eliminó espacios de democracia sindical. Fue el periodo de
imposición de una sola línea política afín con la postura del gobierno. Poco a
poco, se fue constituyendo un “bloque burocrático sindical”, conformado por
abogados, funcionarios públicos de las jefaturas del trabajo y dirigentes sindicales.
Este bloque promovió la formación de una capa de “dirigentes gestores” de
asuntos sindicales en los marcos legales del Estado. A la larga estos “dirigentes
gestores” se convirtieron en una capa que ejercía una persecución policiaca
contra cualquier movimiento o movilización obrera que salía de los marcos
establecidos por la ley y los procedimientos impuestos por el MAS.
A
diferencia de la primera ola burocrática, ésta se da en un periodo en el que el
MAS consigue estabilidad política y económica, mediante pactos con sectores de la oligarquía tradicional y
profundiza sus relaciones con el capital transnacional[xiii]. Se conforma un bloque burocrático, que
despolitiza las dirigencias y bases obreras e impone el pensamiento legalista y
burocrático.
Lo común de esta segunda etapa con la
primera, es que la dos se desarrollaron dentro de un ciclo de auge económico, lo
que permitió al gobierno mantener las concesiones económico-corporativas, estas fueron parte de momento, en el que los sindicatos consiguieron pequeñas concesiones
económicas, mediante la gestión activa del bloque burocrático sindical.
Pero también, fue una etapa en que el control político sobre las organizaciones
fue gestando la enajenación permanente de sus direcciones sindicales. Es necesario
apuntar que, de la primera a la segunda etapa, los términos progresivos de la
hegemonía del MAS sobre la clase obrera sindicalizada, fueron reemplazados por
rasgos regresivos, que se manifestaron en una especie de transformismo[xiv]. El retroceso
de la función dirigente, va a ser paulatinamente reemplazada por la función de
dominación, ejercida mediante un bloque burocrático sindical, cada vez mas
alejado de los intereses de la clase obrera y más próximos a los intereses del
régimen del MAS.
En este contexto, los procesos contenciosos entre sindicatos y
gobierno continúan, de manera que las bases empujan a sus direcciones a
episodios de lucha nacionales y locales; que ponen en el tapete, la necesidad de la independencia política de
la COB, respecto del MAS, no es casual, que en esta etapa, varias organizaciones obreras hayan apoyado la fundación de un Partido de los Trabajadores
de Bolivia, proyecto que fue desplazado por
el fuerte control del MAS sobre las direcciones obreras.
2.2. LAS PRIMERAS FISURAS CONTRAHEGEMÓNICAS DE LA
CLASE OBRERA CON EL GOBIERNO DEL MAS
La tercera
etapa, de relación entre la clase obrera y el gobierno del MAS, se caracterizó
por las primeras rupturas. Una manifestación de inicio de la fase recesiva del
ciclo económico, fue el cierre de la empresa estatal ENATEX[xv],
con la aprobación del DS 2765.
Con esta medida, el gobierno del MAS fue contra uno de los pilares del marco
discursivo común que formó parte de su alianza con la clase obrera: La estabilidad laboral; convirtiéndose
en un punto de disputa central, por el que surgieron diversos procesos “contenciosos”[xvi],
que inicialmente, derivaron en la ruptura de las relaciones de la COB, dirigida
por Guido Mitma[xvii],
con el gobierno y con la revitalización del grupo opositor al MAS en la
Federación de Fabriles de La Paz.
Fotografía: http://www.democraciaobrera.org,01/05/2016 |
De aquí en adelante, los puntos de disputa
entre el gobierno y las organizaciones obreras giraron en torno al problema del
empleo y la estabilidad laboral. Esta etapa va mostrando con claridad, los límites
del “proceso de cambio”, para satisfacer las demandas básicas de los obreros, límites
que provocan las primeras fisuras en las bases económicas y políticas de la hegemonía
del MAS sobre la clase obrera.
La fase
recesiva que se expresó en el cierre de empresas, en nuevos métodos patronales para
la reducción de costos de la fuerza de trabajo, en la reducción de la inversión
privada y una contracción de la demanda de fuerza de trabajo; no pudo ser
replicada o contenida, por las medidas institucionales de la reforma laboral;
poco a poco, el incumplimiento patronal a las obligaciones pendientes con los
trabajadores se volvió permanente. En esta situación, las cuotas de poder en
las jefaturas de trabajo, en favor de la clase obrera, se tornaron menos
efectivas[xviii].
Ese marco discursivo común, basado en la garantía de empleo, el aumento
salarial y del funcionamiento de un sistema de beneficios sociales; por medio
de los cuales, los obreros podían aspirar a un constante y lento ascenso social,
se puso en entredicho.
Por su parte,
el gobierno del MAS, frente a la necesidad de acumulación de capital, para el sostén
de su régimen, no avanzó hacia una respuesta efectiva, en favor de la clase
obrera, sino que se volvió abiertamente anti-obrero, disponiendo el cierre de
empresas (ENATEX, ECOBOL, HUANUNI, etc.) y/o la reestructuración de empresas
estatales (YPFB, COMIBOL, ENDE, etc.); al mismo tiempo que mantenía el silencio
frente a la persecución patronal a dirigentes obreros.
Como las
concesiones económico-corporativas, se convirtieron en el fundamento principal
de dominación del bloque burocrático sindical, cuando ellas, ya no podían ser
cumplidas, la hegemonía del MAS sobre la clase obrera se fue resquebrajando, dando
paso a acciones contrahegemónicas cada vez más significativas. Para inicios de 2018, hay un quiebre dentro de
burocracia sindical, que deriva en la división del CEN de la COB; por un lado,
los representantes de los mineros, trabajadores petroleros, trabajadores de la
construcción y las organizaciones campesinas actuaban desde la CONALCAM como un
brazo político del gobierno, al interior de la COB; por otro lado, Guido Mitma
apoyado por el magisterio urbano y entes sindicales de salud, reivindicaban su
independencia política respecto al MAS[xix]. Esta división fue resuelta por el
gobierno, con la imposición del congreso convocado por sus dirigentes afines,
que posesionaron a Juan Carlos Huarachi como nuevo Secretario Ejecutivo de la
COB, quien respaldaba la línea del gobierno. Aquí la solución a las
crisis de hegemonía al interior de la COB, se dio descabezando a la entidad
sindical, imponiendo desde arriba, una nueva dirigencia, que sólo tenía un lazo
burocrático-formal con las bases obreras, lo mismo paso, en la Federación de
Fabriles de La Paz, con la posesión de Mario Segundo.
Este bloque burocrático sindical, trató de
contener el descontento de las bases obreras. En las fábricas los dirigentes
afines a la burocracia, trataron de canalizar la solución al incumplimiento
patronal, por la vía legal; mientras las patronales, frente a la crisis,
tomaron una posición aún más activa, para reducir costos laborales. Los patrones
estaban prestos a entrar en procesos judiciales, en otros casos, estaban
dispuestos a ignorar los laudos arbitrales en su contra. Frente a esta
arremetida patronal, los dirigentes de base se perdían en estériles litigios
judiciales y en otros casos, buscaron la negociación a costa de los intereses
de sus bases. En un intento desesperado, este bloque burocrático sindical,
buscó solucionar estos conflictos con la aprobación de medidas legales, que den
una salida institucional a los despidos y al cierre de empresas, como la
aprobación de la Ley de Empresas Sociales. Todo esto, no detuvo el resquebrajamiento de las relaciones, entre las dirigencias
burocratizadas y sus bases[xx]. Las
continuas movilizaciones obreras y el incumplimiento patronal, devinieron en un
“equilibrio inestable”[xxi] entre
la clase obrera y el gobierno.
Con un
gobierno que reprimía a las organizaciones obreras, la elección del 20 de
octubre, encontró una burocracia sindical separada de sus bases; bases obreras
desorganizadas; gestando energías, en pequeños procesos contra hegemónicos que
apuntaban a una organización sindical independiente.
3. LA CLASE OBRERA ANTE LA CAÍDA
DEL RÉGIMEN DEL MAS
Fotografía: https://www.lostiempos.com,06/11/2019 |
Ese momento, de ruptura con el gobierno, que
expresaba el final del proceso hegemónico del “proceso de cambio”, en relación
a la clase obrera, hizo evidente que la política del MAS respecto de las
organizaciones sindicales de la clase obrera, no sólo fue contra las bases del
propio marco discursivo común construido con ella, sino que; además, propicio el alejamiento
paulatino de las bases obreras, en relación a sus dirigentes sindicales, que
devino en una relación burocrático formal[xxii].
En la medida en que la crisis política del gobierno
del MAS se fue ahondando, la posición de la clase obrera salió a relucir con más
claridad: no se plegaba activamente a las movilizaciones, pero marcaba una
posición de independencia política, respecto del gobierno. Después de la caída
de Evo, las organizaciones continúan desmovilizadas y la burocracia de la COB firmó
un acuerdo de pacificación del país con el gobierno de facto de Añez, mediante “el pacto de unidad”, al mismo tiempo que,
continúa frenando la reorganización de la clase obrera sindicalizada, al
ratificar el silencio sindical, oponiéndose al sentimiento de diversos
sindicatos de base.
4.
CONSIDERACIONES FINALES
Fotografía: https://www.consuladodebolivia.com.ar,01/05/2018 |
Identificamos tres etapas en la relación
gobierno -clase obrera sindicalizada, donde se observa un proceso paulatino de
perdida de hegemonía del MAS. En la primera etapa (de reorganización obrera),
la integración de la clase obrera al gobierno parecía seguir un curso
progresivo en medio de la lucha contra un enemigo común: el bloque oligárquico
de la “media luna”. Cuando este enemigo común fue desplazado del escenario
político, las diferencias entre el proyecto histórico del MAS y las
aspiraciones obreras, propiciaron diversos escenarios de contienda. Para frenar
estos escenarios de contienda, el gobierno estableció y reforzó, gradualmente,
un vínculo económico-corporativo con la clase obrera y cooptó a las
dirigencias, para subordinar a los sindicatos obreros a su proyecto. En la
segunda etapa, los rasgos progresivos de la relación gobierno – clase obrera
sindicalizada, son frenados por el mismo gobierno. En esta etapa, no se supera
el momento económico-corporativo, sino que se lo instrumentaliza, para dominar
a la clase obrera, convirtiendo a las capas de dirigentes, en un grupo separado
de las bases obreras, con un vínculo burocrático formal; desde el cual, la
burocracia sindical, ejerció diversas formas de represión contra las bases. Es
en esta etapa, en la que se asientan, con claridad, las condiciones políticas
de las posteriores rupturas identificadas en la tercera etapa. En la medida en
que la recesión económica exacerba las contradicciones, entre los intereses
patronales y los intereses obreros, al gobierno le es muy difícil otorgar concesiones
a la clase obrera. El régimen del MAS, ya no puede contener las contradicciones
entre la necesidad de asegurar la ganancia capitalista y el avance político de
la clase obrera (las reformas legales y la intervención de la burocracia sobre
las instancias estatales a favor de sus bases), esta contradicción, el MAS la
“resuelve” asumiendo una posición anti obrera, que termina resquebrajando los
pilares fundamentales de su propia reforma laboral.
La
pérdida paulatina de hegemonía sobre la clase obrera, no se expresó en la
movilización masiva de sindicatos obreros, porque el proceso hegemónico que
parecía avanzar hacia una articulación orgánica entre gobierno y clase obrera
sindicalizada (que promovía la reorganización obrera) terminó virando a una
articulación burocrático-formal, entre la clase obrera y el gobierno[xxiii].
Articulación asentada en compromisos económico-corporativos, donde los rasgos
de dirección se fueron perdiendo y fueron predominando las funciones de
dominación, por eso mismo, esta articulación no logró mantenerse frente a las
contradicciones desatadas. En esta transición, la clase obrera sindicalizada
pagó un precio muy alto, porque no solo fue decapitada (El CEN de la COB, no
representaba los intereses obreros, sino los intereses del gobierno) y
desmovilizada, sino que el freno a su organización independiente, trajo una
involución política de sus organizaciones, que nunca fueron más allá de reivindicaciones
económicas.
Para
contener las contradicciones surgidas de los límites de su proyecto histórico
(desarrollo del capitalismo andino amazónico), el MAS presionó para que el
bloque burocrático sindical, frenara la movilización obrera. Esta ruptura finaliza
con la perdida de legitimidad de estas direcciones, que representaban los
intereses del gobierno a ojos de las bases obreras, por lo que cuando esperan
que les obedezcan, solo encuentran el silencio y la inactividad, pese al
derrumbe de un régimen, que había subido al poder, con el apoyo activo de
sectores populares de los que forma parte la clase obrera.
Todo
este proceso derivó de las propias
limitaciones del gobierno del MAS, que en realidad, nunca fue un gobierno de
los trabajadores explotados, sino más bien, el gobierno de una pequeña
burguesía en ascenso y; en la medida en que la clase obrera se convirtió en un
obstáculo, para su proyecto histórico,
buscó reforzar las medidas de control, hasta reducir su relación con la
clase obrera, a una relación administrativa-gestionaría o coercitiva aplicada
desde el poder estatal[xxiv],
por medio de un bloque burocrático sindical, que transaba ciertas concesiones
económico-corporativas. Los lazos de hegemonía contraídos en un corto periodo
sobre la clase obrera, no derivaron en un desarrollo político de la clase
obrera en relación a sus intereses de clase; sino más bien, en su control e
involución.
Como
indicaba Gramsci, el desarrollo de la hegemonía, que resulta de una ampliación
del Estado, cosiste en una compleja articulación de los nexos entre sociedad política
y sociedad civil, ello no solo se basa en el establecimiento de acuerdos y
concesiones económicas, sino en que la clase dirigente permita el desarrollo
político de sus clases aliadas, donde la clase dominante se convierta en su
dirección ético-política y cultural[xxv].
La represión a los sindicatos, por parte del gobierno del MAS, el freno a
la reorganización obrera y la pretendida anulación de cualquier viso de independencia
sindical, establecieron las condiciones para un proceso contra hegemónico[xxvi].
Hoy las organizaciones sindicales, anteponen a la realización de sus demandas
económicas, su reorganización sindical con independencia política (caso de la
COD de Cochabamba), muy necesaria, ante un avance de la patronal, dentro del nuevo ascenso de la oligarquía tradicional.
[i] Cochabamba:
Fabriles marchan y piden la liberación de un dirigente. Publicado en:
https://www.radiofides.com, el 05 de septiembre de 2019.
[ii] Mallon,
Florencia (2002) “Reflexiones sobre las ruinas: Formas cotidianas de formación
del Estado en el México decimonónico”, en: Joseph, G. y Nugent, D. (Comps.) Aspectos cotidianos de la formación del
Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno, pp.
105 – 142. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[iii] Roseberry,
Willliam (2002) “Hegemonía y lenguaje contencioso”, en: Joseph, G. y Nugent, D.
(Comps.) Aspectos cotidianos de la formación
del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno,
pp. 213 - 226. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[iv] Ídem.
[v] Castro, L.;
Peredo, S. y Aillón, T. (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior
de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos y partidos en América Latina, pp. 79 –
116. Medellin: CLACSO.
[vi] Buci-Glucksmann, Christine (1978) Gramsci y el Estado. Hacia una teoría materialista de la filosofía.
Madrid: Siglo XXI Editores.
[vii] Gramsci, Antonio (1975) Cuadernos de la Cárcel, Tomo 3. México
D. F.: Ediciones Era.
[viii] En este intento de imponer
medidas de control económico más efectivas, es que el gobierno decide retirar
de la subvención a los carburantes (gasolinazo), que generó un flujo de
movilizaciones populares, que terminó con la anulación de esta medida.
[ix] Edwards, P. K. y Scullion, H. (1987) La organización social del conflicto laboral:
Control y Resistencia en la Fábrica. Madrid: Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social.
[x] Castro, Luis (2019) Los giros y contragiros de la
política laboral del MAS. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com,
Ultima vita: 10 de diciembre de 2019.
[xi] Castro, L.;
Peredo, S. y Aillón, T. (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior
de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos y partidos en América Latina, pp. 79 –
116. Medellin: CLACSO.
[xii] Castro, Luis (2019) Los giros y contragiros de la
política laboral del MAS. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com,
Ultima vita: 10 de diciembre de 2019.
[xiii] En esta etapa la presencia
de empresas chinas va en aumento y el gobierno aprueba diversos incentivos para
la inversión extranjera en exploración y extracción de petróleo, además que en
esta época se aprueban los nuevos puntos de exploración sobre territorios
indígenas y promueve la construcción de la carretera por el TIPNIS.
[xiv] El transformismo es
“cuando la dominante integra a los intelectuales de otros grupos sociales
decapitando así su dilección política e ideológica”. Pagina 75, Potelli, Hugues
(1974) Gramsci y el bloque histórico.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores). Decimos una especie de transformismo porque
esta figura no se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, sin embargo, si
hubo un proceso de separación de los dirigentes sindicales efectuado por el
MAS, a quienes los integro como defensores del “Proceso de Cambio”, aun cuando
este proceso vaya en contra de los intereses de la clase a la que
representan.
[xv] Anteriormente, fue la
empresa textil más grande de Bolivia, con el nombre de AMETEX, la que fue
nacionalizada por el gobierno del MAS, para votar el cierre de la empresa y el
despido de los obreros.
[xvi] Roseberry,
Willliam (2002) “Hegemonía y lenguaje contencioso”, en: Joseph, G. y Nugent, D.
(Comps.) Aspectos cotidianos de la formación
del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno,
pp. 213 - 226. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[xvii] Desde este conflicto, en
adelante, la COB presidida por Guido Mitma (que había sido elegido ese mismo
año) vivió un periodo de confrontaciones con el gobierno, que derivó, incluso,
en el respaldo del CEN de la COB, a las movilizaciones de los médicos contra el
Nuevo código penal a finales de 2017.
[xviii] Los años siguientes se
caracterizaron por la emergencia de diversas movilizaciones de sindicatos de
base, defendiendo sus conquistas laborales, conculcadas por las patronales; los
casos más conocidos en la prensa son los de EXBOL, CERAMICAS SANTA CRUZ,
INCERPAZ, etc.; fábricas en las que los obreros lucharon contra despidos
masivos. Si en etapas anteriores, las disputas se dieron por la búsqueda de un
avance en la conquista de derechos laborales de los trabajadores; en los años
de recesión, la lucha será contra los patrones, que buscan reducir los costos
en fuerza de trabajo. En estas circunstancias, las instancias estatales como el
Ministerio de Trabajo, solo sirvieron, para reencauzar la movilización obrera
por la vía legal, dilatando la lucha sindical.
[xix] Esta división trajo una
serie de confrontaciones entre estas dos tendencias en la COB. En febrero de
2018 una fracción de la dirigencia del CEN de la COB, formó un directorio
paralelo y llamó al XVII Congreso de la COB, para cambiar el Comité Ejecutivo
(días antes estos dirigentes habían sido expulsados en un ampliado, por su
afinidad con el gobierno). Es importante entender que la ruptura entre el
gobierno y el ejecutivo de la COB significo también la apertura de un espacio
de confrontaciones, entre diversas organizaciones y grupos que la componen. De
ahí que, en un escenario próximo a la elección del nuevo CEN de la COB, tanto
los grupos obreros opositores al gobierno, como los afines, llevaron adelante
diversas acciones, para anularse mutuamente.
[xx] Es ilustrativa; en este
sentido, la iniciativa de los sindicatos por marcar su independencia, respecto
del gobierno, como las acciones dirigidas por la COD de La Paz y varios sindicatos fabriles y
organizaciones obreras como SITRASABSA, que reivindicaban su alejamiento del
gobierno con una marcha paralela a la encabezada por la COB el primero de mayo
o como las voces disonantes que
surgieron cuando la COB determinó el
silencio y la pausa sindical, o cuando los obreros cuestionaron la elección de candidatos, en el seno de los
sindicatos mineros, porque según las bases, solo servía de escalera
política. Este año (2019), antes de las
elecciones, se movilizaron los obreros de “San Cristóbal “a nivel nacional,
desconociendo al ejecutivo de la COB, que había sido impuesto por el gobierno
del MAS; en el mismo sentido, los trabajadores fabriles, realizaron una
movilización en contra de la persecución de sus dirigentes, movilización que
rebasó a las direcciones sindicales.
[xxi] Buci-Glucksmann, Christine (1978) Gramsci y el Estado. Hacia una teoría materialista de la filosofía.
Madrid: Siglo XXI Editores.
[xxii] Ídem.
[xxiii] Ídem.
[xxiv] Ídem.
[xxv] Ídem.
[xxvi] Ídem.
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