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Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

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miércoles, 11 de diciembre de 2019

La ausencia del movimiento obrero ante la derrota de Evo Morales



Luis Fernando Castro López



1. INTRODUCCIÓN
Fotografía: https://www.mstbolivia.org
En este último semestre; antes de las elecciones, se produjeron movilizaciones de varios sectores obreros; la movilización de los mineros asalariados llegó a su punto más alto de confrontación con el gobierno, en la toma de la vicepresidencia y con los intentos de linchamiento al máximo dirigente de la COB. Paralelamente, los obreros fabriles protagonizaron marchas a nivel nacional, exigiendo el respeto a la estabilidad laboral, al fuero sindical y por la aprobación del proyecto de Ley de Reincorporación y Restitución de Derechos Laborales[i]; todo esto, sin mencionar las protestas de los trabajadores fabriles que planteaban un escenario de conflictividad permanente en diversas fábricas. Después de las elecciones, durante las movilizaciones de la clase media y de la pequeña burguesía, por el respeto al voto ciudadano, las organizaciones obreras se caracterizaron por su pasividad; solo en algunos casos, se plegaron a las movilizaciones o llamaron a la pacificación con el pedido de nuevas elecciones, en un contexto caracterizado por la falta de convocatoria de la COB, que estuvo alineada al gobierno de Evo Morales hasta el final.  

¿Cómo se explica, la ausencia política del movimiento obrero sindical, durante la caída del gobierno de Evo Morales, pese a que fueron parte de la base social de su régimen? 

2. LA CLASE OBRERA EN EL PROCESO HEGEMÓNICO DEL “PROCESO DE CAMBIO”


Fotografía: http://www.diputados.bo,16/04/2019
    Cuando hablamos del proceso hegemónico del “proceso de cambio”, nos referimos a ese “conjunto de procesos incubados”, constantes y en curso a través de los cuales las relaciones de poder, entre del gobierno del MAS y las organizaciones obreras, fueron debatidas, legitimadas y redefinidas[ii]. En otras palabras, queremos analizar los aspectos importantes de las relaciones de dominación entre el MAS y la clase obrera como una trayectoria constante de disputas y renegociaciones originadas, dentro de las contradicciones y limitaciones del proyecto político del MAS, frente a los intereses de clase obrera.

En el proceso hegemónico del “Proceso de Cambio”, encontramos al menos tres etapas. La primera, donde se identifica la reorganización del movimiento sindical obrero en medio de la lucha entre el MAS y la oligarquía del oriente. Una segunda etapa, de constantes disputas por el control de las organizaciones sindicales y la búsqueda de apoyo de parte de la clase obrera al “proceso de cambio” y; finalmente, una etapa en la que se generan rupturas de las organizaciones obreras con el gobierno del MAS.

2.1. DE LA REORGANIZACIÓN SINDICAL AL CONTROL ESTATAL DE LOS SINDICATOS

Fotografía: https://www.mintrabajo.gob.bo,01/10/2018
La primera etapa comprendió la lucha nacional entre los nuevos sectores dominantes que ascendieron al poder con el MAS (capas burguesas y pequeño burguesas de indígenas y campesinos e intelectuales indianistas, indigenistas maoístas, estalinistas, etc.) y la oligarquía tradicional. Los puntos de disputa entre el gobierno del MAS y la clase obrera movilizada giraron en torno a la eliminación de las reformas neoliberales; la eliminación del Decreto 21060, la restitución de los derechos laborales y la necesidad de una nueva ley de pensiones. Estas son las reivindicaciones más importantes; alrededor de la cuales, se produjeron procesos “contenciosos”[iii] entre la COB y el nuevo gobierno.

En esta etapa, la construcción del marco discursivo común[iv], contenido en la idea del “proceso de cambio”, influyó en la negociación de las condiciones de reorganización sindical de la clase obrera, al mismo tiempo que, frente a la prioridad de la lucha contra la oligarquía, se dejaban pendientes las demandas que planteaban un cambio sustancial en su relación con el Estado (nueva ley de pensiones y ley general del trabajo). La unificación entre intereses de las capas obreras y el gobierno del MAS, se dio en torno al combate contra el neoliberalismo y sus defensores: la oligarquía organizada en la “media luna”. En ese sentido, la participación de la clase obrera, dentro del “proceso de cambio”, significó la adecuación de las demandas obreras a los márgenes marcados por del proyecto del MAS; para lo cual, se hizo necesario, limar las posturas radicales, en favor de un punto medio, entre una estatización profunda del aparato productivo (a la que apuntaban las direcciones obreras) y el proyecto de desarrollo del capitalismo “andino amazónico” del MAS.  
 
No es extraño, entonces, que, en el primer año de gobierno, la posición radical de Solares en la COB, fuera aislada y reemplazada por la postura conciliadora de Pedro Montes[v]. Durante la disputa entre el MAS y la “media luna”, la primera ola de burocratización de las organizaciones obreras sirvió para negociar los puntos de disputa, entre los intereses de la clase obrera y el proyecto reformista pequeño burgués del MAS. El “equilibrio de compromiso”[vi] entre el MAS y la clase obrera, mediado por la burocracia sindical, se asentó, tanto en las concesiones económico-corporativas[vii] otorgadas a la clase obrera (una reforma laboral, aumentos salariales periódicos, cuotas de poder en la administración de las jefaturas departamentales del trabajo, etc.). como en la inclusión de la clase obrera en tanto aliada en la lucha contra el neoliberalismo, en el marco de una reforma que establezca un régimen político y económico diferente al neoliberal.

Con la caída de la “media luna” el 2008, se da un cambio en el escenario político nacional. Aquí se abre una segunda etapa, en la que, la estabilidad política y económica, no sólo pasaba por el control de las organizaciones sociales y la derrota política de la “media luna”; sino también, por el control del aparato productivo; además, el proceso inflacionario desde el 2007, planteó al gobierno, la necesidad de anteponer medidas económicas destinadas a regular la producción interna (con regulación a las exportaciones y a la fijación de precios)[viii].

La vitalidad de las organizaciones obreras, dirigida años anteriores, contra la oligarquía, también produjo escenarios de lucha abierta[ix] al interior de las empresas, en las que el proletariado se disputó una nueva redistribución del excedente con los patrones[x]. En el contexto antes descrito, estas luchas abiertas, paulatinamente, derivaron en un escenario de contienda nacional por la medida del valor de la fuerza trabajo, que se expresó en luchas por la redefinición de un “salario digno, de acuerdo a la canasta familiar” y una profunda reforma de la Ley de Pensiones.

Ni la reforma laboral lograda, ni la burocracia constituida por el MAS[xi]  pudieron frenar la movilización obrera; es en este periodo (2009 - 2010), que se vivió un cambio en las direcciones sindícales. Cambio que, por una parte, significó el desplazamiento de dirigentes sindicales que formaron la primera generación de burócratas sindicales afines al MAS y; por otra parte, el desplazamiento de los dirigentes sindicales afines a la “Media Luna”. Se trató de una etapa en la que el MAS avanzaba en unos lugares y retrocedía en otros.

Este periodo de grandes movilizaciones obreras, se fue cerrando en la medida en que la nueva burocracia sindical lograba establecer acuerdos sobre los puntos en disputa; negociaciones en las que el gobierno interpelaba a los obreros a aceptar un punto medio “razonable y responsable con el equilibrio de la economía nacional”, es decir, razonable con los límites de su proyecto de desarrollar el capitalismo andino-amazónico. La fijación del salario por encima de la tasa de inflación, la aprobación de una Ley de Pensiones bajo el ropaje solidario, fueron el marco de una nueva alianza entre esta nueva capa de dirigentes sindicales, con el gobierno del MAS.

En esta segunda etapa, se empiezan a mostrar rasgos regresivos del proceso hegemónico del “Proceso de Cambio”. Si bien se mantuvieron las concesiones económico-corporativas, en favor de la burocracia sindical y de varios sectores obreros; en cambio, el ascenso político de la clase obrera fue frenado por el gobierno, al mismo tiempo que su reforma laboral tomó un giro contrario al de años anteriores[xii].

Podemos decir que a cambio de mantener las concesiones económico-corporativas (que aun podían ser sostenidas por el gobierno debido a la etapa de auge), el MAS exigió una subordinación obsecuente de las organizaciones obreras, lo que derivó en que la burocracia subordinada al gobierno establezca un control estricto sobre ellas, con el ejercicio de una política sindical verticalista, que eliminó espacios de democracia sindical. Fue el periodo de imposición de una sola línea política afín con la postura del gobierno. Poco a poco, se fue constituyendo un “bloque burocrático sindical”, conformado por abogados, funcionarios públicos de las jefaturas del trabajo y dirigentes sindicales. Este bloque promovió la formación de una capa de “dirigentes gestores” de asuntos sindicales en los marcos legales del Estado. A la larga estos “dirigentes gestores” se convirtieron en una capa que ejercía una persecución policiaca contra cualquier movimiento o movilización obrera que salía de los marcos establecidos por la ley y los procedimientos impuestos por el MAS.

            A diferencia de la primera ola burocrática, ésta se da en un periodo en el que el MAS consigue estabilidad política y económica, mediante pactos con  sectores de la oligarquía tradicional y profundiza sus relaciones con el capital transnacional[xiii].  Se conforma un bloque burocrático, que despolitiza las dirigencias y bases obreras e impone el pensamiento legalista y burocrático.   

Lo común de esta segunda etapa con la primera, es que la dos se desarrollaron dentro de un ciclo de auge económico, lo que permitió al gobierno mantener las concesiones económico-corporativas, estas fueron parte de momento, en el que los sindicatos consiguieron pequeñas concesiones económicas, mediante la gestión activa del bloque burocrático sindical. Pero también, fue una etapa en que el control político sobre las organizaciones fue gestando la enajenación permanente de sus direcciones sindicales. Es necesario apuntar que, de la primera a la segunda etapa, los términos progresivos de la hegemonía del MAS sobre la clase obrera sindicalizada, fueron reemplazados por rasgos regresivos, que se manifestaron en una especie de transformismo[xiv]. El retroceso de la función dirigente, va a ser paulatinamente reemplazada por la función de dominación, ejercida mediante un bloque burocrático sindical, cada vez mas alejado de los intereses de la clase obrera y más próximos a los intereses del régimen del MAS.

En este contexto,  los procesos contenciosos entre sindicatos y gobierno continúan, de manera que las bases empujan a sus direcciones a episodios de lucha nacionales y locales;  que ponen en el tapete,  la necesidad de la independencia política de la COB, respecto del MAS, no es casual, que en esta etapa,  varias organizaciones obreras hayan apoyado  la fundación de un Partido de los Trabajadores de Bolivia, proyecto que fue desplazado  por el fuerte control del MAS sobre las direcciones obreras.

2.2.  LAS PRIMERAS FISURAS CONTRAHEGEMÓNICAS DE LA CLASE OBRERA CON EL GOBIERNO DEL MAS


Fotografía: http://www.democraciaobrera.org,01/05/2016
    La tercera etapa, de relación entre la clase obrera y el gobierno del MAS, se caracterizó por las primeras rupturas. Una manifestación de inicio de la fase recesiva del ciclo económico, fue el cierre de la empresa estatal ENATEX[xv], con la aprobación del DS 2765. Con esta medida, el gobierno del MAS fue contra uno de los pilares del marco discursivo común que formó parte de su alianza con la clase obrera: La estabilidad laboral; convirtiéndose en un punto de disputa central, por el  que surgieron diversos procesos “contenciosos”[xvi], que inicialmente, derivaron en la ruptura de las relaciones de la COB, dirigida por Guido Mitma[xvii], con el gobierno y con la revitalización del grupo opositor al MAS en la Federación de Fabriles de La Paz.

De aquí en adelante, los puntos de disputa entre el gobierno y las organizaciones obreras giraron en torno al problema del empleo y la estabilidad laboral. Esta etapa va mostrando con claridad, los límites del “proceso de cambio”, para satisfacer las demandas básicas de los obreros, límites que provocan las primeras fisuras en las bases económicas y políticas de la hegemonía del MAS sobre la clase obrera.

La fase recesiva que se expresó en el cierre de empresas, en nuevos métodos patronales para la reducción de costos de la fuerza de trabajo, en la reducción de la inversión privada y una contracción de la demanda de fuerza de trabajo; no pudo ser replicada o contenida, por las medidas institucionales de la reforma laboral; poco a poco, el incumplimiento patronal a las obligaciones pendientes con los trabajadores se volvió permanente. En esta situación, las cuotas de poder en las jefaturas de trabajo, en favor de la clase obrera, se tornaron menos efectivas[xviii]. Ese marco discursivo común, basado en la garantía de empleo, el aumento salarial y del funcionamiento de un sistema de beneficios sociales; por medio de los cuales, los obreros podían aspirar a un constante y lento ascenso social, se puso en entredicho.

Por su parte, el gobierno del MAS, frente a la necesidad de acumulación de capital, para el sostén de su régimen, no avanzó hacia una respuesta efectiva, en favor de la clase obrera, sino que se volvió abiertamente anti-obrero, disponiendo el cierre de empresas (ENATEX, ECOBOL, HUANUNI, etc.) y/o la reestructuración de empresas estatales (YPFB, COMIBOL, ENDE, etc.); al mismo tiempo que mantenía el silencio frente a la persecución patronal a dirigentes obreros.

Como las concesiones económico-corporativas, se convirtieron en el fundamento principal de dominación del bloque burocrático sindical, cuando ellas, ya no podían ser cumplidas, la hegemonía del MAS sobre la clase obrera se fue resquebrajando, dando paso a acciones contrahegemónicas cada vez más significativas. Para inicios de 2018, hay un quiebre dentro de burocracia sindical, que deriva en la división del CEN de la COB; por un lado, los representantes de los mineros, trabajadores petroleros, trabajadores de la construcción y las organizaciones campesinas actuaban desde la CONALCAM como un brazo político del gobierno, al interior de la COB; por otro lado, Guido Mitma apoyado por el magisterio urbano y entes sindicales de salud, reivindicaban su independencia política respecto al MAS[xix]. Esta división fue resuelta por el gobierno, con la imposición del congreso convocado por sus dirigentes afines, que posesionaron a Juan Carlos Huarachi como nuevo Secretario Ejecutivo de la COB, quien respaldaba la línea del gobierno. Aquí la solución a las crisis de hegemonía al interior de la COB, se dio descabezando a la entidad sindical, imponiendo desde arriba, una nueva dirigencia, que sólo tenía un lazo burocrático-formal con las bases obreras, lo mismo paso, en la Federación de Fabriles de La Paz, con la posesión de Mario Segundo.

Este bloque burocrático sindical, trató de contener el descontento de las bases obreras. En las fábricas los dirigentes afines a la burocracia, trataron de canalizar la solución al incumplimiento patronal, por la vía legal; mientras las patronales, frente a la crisis, tomaron una posición aún más activa, para reducir costos laborales. Los patrones estaban prestos a entrar en procesos judiciales, en otros casos, estaban dispuestos a ignorar los laudos arbitrales en su contra. Frente a esta arremetida patronal, los dirigentes de base se perdían en estériles litigios judiciales y en otros casos, buscaron la negociación a costa de los intereses de sus bases. En un intento desesperado, este bloque burocrático sindical, buscó solucionar estos conflictos con la aprobación de medidas legales, que den una salida institucional a los despidos y al cierre de empresas, como la aprobación de la Ley de Empresas Sociales.  Todo esto, no detuvo el resquebrajamiento  de las relaciones, entre las dirigencias burocratizadas y sus bases[xx]. Las continuas movilizaciones obreras y el incumplimiento patronal, devinieron en un “equilibrio inestable”[xxi] entre la clase obrera y el gobierno.

Con un gobierno que reprimía a las organizaciones obreras, la elección del 20 de octubre, encontró una burocracia sindical separada de sus bases; bases obreras desorganizadas; gestando energías, en pequeños procesos contra hegemónicos que apuntaban a una organización sindical independiente.

3.  LA CLASE OBRERA ANTE LA CAÍDA DEL RÉGIMEN DEL MAS

Fotografía: https://www.lostiempos.com,06/11/2019
El proceso de elecciones generales, dentro el cual, el MAS se declaró ganador en primera vuelta, provocó la movilización de la clase media, que pedía el respecto a su voto, denunciando que el MAS había cometido fraude en el conteo de los votos.  Esta movilización polarizó el escenario político y a ella se plegaron la Federación de Fabriles de Chuquisaca y la COD de Oruro.  Mientras tanto, la burocracia sindical en su conjunto, brindaba su respaldo al gobierno; pero, durante la segunda semana de conflicto, esta burocracia se alejó del MAS, fue cuando algunas direcciones sindicales, presionadas por sus bases, se plegaron al llamado a nuevas elecciones por la pacificación del país, en contra de la confrontación.

Ese momento, de ruptura con el gobierno, que expresaba el final del proceso hegemónico del “proceso de cambio”, en relación a la clase obrera, hizo evidente que la política del MAS respecto de las organizaciones sindicales de la clase obrera, no sólo fue contra las bases del propio marco discursivo común construido con ella,  sino que; además, propicio el alejamiento paulatino de las bases obreras, en relación a sus dirigentes sindicales, que devino en una relación burocrático formal[xxii].

En la medida en que la crisis política del gobierno del MAS se fue ahondando, la posición de la clase obrera salió a relucir con más claridad: no se plegaba activamente a las movilizaciones, pero marcaba una posición de independencia política, respecto del gobierno. Después de la caída de Evo, las organizaciones continúan desmovilizadas y la burocracia de la COB firmó un acuerdo de pacificación del país con el gobierno de facto de Añez, mediante  “el pacto de unidad”, al mismo tiempo que, continúa frenando la reorganización de la clase obrera sindicalizada, al ratificar el silencio sindical, oponiéndose al sentimiento de diversos sindicatos de base. 

4. CONSIDERACIONES FINALES

Fotografía: https://www.consuladodebolivia.com.ar,01/05/2018
    La inamovilidad de los obreros sindicalizados, durante la crisis política que precipitó la caída del gobierno de Evo Morales, puede encontrar una explicación en la forma en que la clase obrera se relacionó con el gobierno del MAS, dentro de lo que llamamos el proceso hegemónico del “proceso de cambio”.

    Identificamos tres etapas en la relación gobierno -clase obrera sindicalizada, donde se observa un proceso paulatino de perdida de hegemonía del MAS. En la primera etapa (de reorganización obrera), la integración de la clase obrera al gobierno parecía seguir un curso progresivo en medio de la lucha contra un enemigo común: el bloque oligárquico de la “media luna”. Cuando este enemigo común fue desplazado del escenario político, las diferencias entre el proyecto histórico del MAS y las aspiraciones obreras, propiciaron diversos escenarios de contienda. Para frenar estos escenarios de contienda, el gobierno estableció y reforzó, gradualmente, un vínculo económico-corporativo con la clase obrera y cooptó a las dirigencias, para subordinar a los sindicatos obreros a su proyecto. En la segunda etapa, los rasgos progresivos de la relación gobierno – clase obrera sindicalizada, son frenados por el mismo gobierno. En esta etapa, no se supera el momento económico-corporativo, sino que se lo instrumentaliza, para dominar a la clase obrera, convirtiendo a las capas de dirigentes, en un grupo separado de las bases obreras, con un vínculo burocrático formal; desde el cual, la burocracia sindical, ejerció diversas formas de represión contra las bases. Es en esta etapa, en la que se asientan, con claridad, las condiciones políticas de las posteriores rupturas identificadas en la tercera etapa. En la medida en que la recesión económica exacerba las contradicciones, entre los intereses patronales y los intereses obreros, al gobierno le es muy difícil otorgar concesiones a la clase obrera. El régimen del MAS, ya no puede contener las contradicciones entre la necesidad de asegurar la ganancia capitalista y el avance político de la clase obrera (las reformas legales y la intervención de la burocracia sobre las instancias estatales a favor de sus bases), esta contradicción, el MAS la “resuelve” asumiendo una posición anti obrera, que termina resquebrajando los pilares fundamentales de su propia reforma laboral.

    La pérdida paulatina de hegemonía sobre la clase obrera, no se expresó en la movilización masiva de sindicatos obreros, porque el proceso hegemónico que parecía avanzar hacia una articulación orgánica entre gobierno y clase obrera sindicalizada (que promovía la reorganización obrera) terminó virando a una articulación burocrático-formal, entre la clase obrera y el gobierno[xxiii]. Articulación asentada en compromisos económico-corporativos, donde los rasgos de dirección se fueron perdiendo y fueron predominando las funciones de dominación, por eso mismo, esta articulación no logró mantenerse frente a las contradicciones desatadas. En esta transición, la clase obrera sindicalizada pagó un precio muy alto, porque no solo fue decapitada (El CEN de la COB, no representaba los intereses obreros, sino los intereses del gobierno) y desmovilizada, sino que el freno a su organización independiente, trajo una involución política de sus organizaciones, que nunca fueron más allá de reivindicaciones económicas.  

    Para contener las contradicciones surgidas de los límites de su proyecto histórico (desarrollo del capitalismo andino amazónico), el MAS presionó para que el bloque burocrático sindical, frenara la movilización obrera. Esta ruptura finaliza con la perdida de legitimidad de estas direcciones, que representaban los intereses del gobierno a ojos de las bases obreras, por lo que cuando esperan que les obedezcan, solo encuentran el silencio y la inactividad, pese al derrumbe de un régimen, que había subido al poder, con el apoyo activo de sectores populares de los que forma parte la clase obrera.

    Todo este proceso  derivó de las propias limitaciones del gobierno del MAS, que en realidad, nunca fue un gobierno de los trabajadores explotados, sino más bien, el gobierno de una pequeña burguesía en ascenso y; en la medida en que la clase obrera se convirtió en un obstáculo, para su proyecto histórico,  buscó reforzar las medidas de control, hasta reducir su relación con la clase obrera, a una relación administrativa-gestionaría o coercitiva aplicada desde el poder estatal[xxiv], por medio de un bloque burocrático sindical, que transaba ciertas concesiones económico-corporativas. Los lazos de hegemonía contraídos en un corto periodo sobre la clase obrera, no derivaron en un desarrollo político de la clase obrera en relación a sus intereses de clase; sino más bien, en su control e involución.

    Como indicaba Gramsci, el desarrollo de la hegemonía, que resulta de una ampliación del Estado, cosiste en una compleja articulación de los nexos entre sociedad política y sociedad civil, ello no solo se basa en el establecimiento de acuerdos y concesiones económicas, sino en que la clase dirigente permita el desarrollo político de sus clases aliadas, donde la clase dominante se convierta en su dirección ético-política y cultural[xxv]. La represión a los sindicatos, por parte del gobierno del MAS, el freno a la reorganización obrera y la pretendida anulación de cualquier viso de independencia sindical, establecieron las condiciones para un proceso contra hegemónico[xxvi]. Hoy las organizaciones sindicales, anteponen a la realización de sus demandas económicas, su reorganización sindical con independencia política (caso de la COD de Cochabamba), muy necesaria, ante un avance de la patronal, dentro del nuevo ascenso de la oligarquía tradicional.



[i] Cochabamba: Fabriles marchan y piden la liberación de un dirigente. Publicado en: https://www.radiofides.com, el 05 de septiembre de 2019.
[ii] Mallon, Florencia (2002) “Reflexiones sobre las ruinas: Formas cotidianas de formación del Estado en el México decimonónico”, en: Joseph, G. y Nugent, D. (Comps.) Aspectos cotidianos de la formación del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno, pp. 105 – 142. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[iii] Roseberry, Willliam (2002) “Hegemonía y lenguaje contencioso”, en: Joseph, G. y Nugent, D. (Comps.) Aspectos cotidianos de la formación del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno, pp. 213 - 226. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[iv] Ídem.
[v] Castro, L.; Peredo, S. y Aillón, T. (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos  y partidos en América Latina, pp. 79 – 116. Medellin: CLACSO.
[vi] Buci-Glucksmann, Christine (1978) Gramsci y el Estado. Hacia una teoría materialista de la filosofía. Madrid: Siglo XXI Editores.
[vii] Gramsci, Antonio (1975) Cuadernos de la Cárcel, Tomo 3. México D. F.: Ediciones Era.
[viii] En este intento de imponer medidas de control económico más efectivas, es que el gobierno decide retirar de la subvención a los carburantes (gasolinazo), que generó un flujo de movilizaciones populares, que terminó con la anulación de esta medida.
[ix] Edwards, P. K. y Scullion, H. (1987) La organización social del conflicto laboral: Control y Resistencia en la Fábrica. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
[x] Castro, Luis (2019) Los giros y contragiros de la política laboral del MAS. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com, Ultima vita: 10 de diciembre de 2019.
[xi] Castro, L.; Peredo, S. y Aillón, T. (2014) “La lucha del MAS por la hegemonía al interior de la COB en Bolivia”, en Celis, J. (Coord.) Reconfiguración de las relaciones entre Estado, sindicatos  y partidos en América Latina, pp. 79 – 116. Medellin: CLACSO.
[xii] Castro, Luis (2019) Los giros y contragiros de la política laboral del MAS. Visto en: https://llankaymantabolivia.blogspot.com, Ultima vita: 10 de diciembre de 2019.
[xiii] En esta etapa la presencia de empresas chinas va en aumento y el gobierno aprueba diversos incentivos para la inversión extranjera en exploración y extracción de petróleo, además que en esta época se aprueban los nuevos puntos de exploración sobre territorios indígenas y promueve la construcción de la carretera por el TIPNIS.
[xiv] El transformismo es “cuando la dominante integra a los intelectuales de otros grupos sociales decapitando así su dilección política e ideológica”. Pagina 75, Potelli, Hugues (1974) Gramsci y el bloque histórico. Buenos Aires: Siglo XXI Editores). Decimos una especie de transformismo porque esta figura no se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, sin embargo, si hubo un proceso de separación de los dirigentes sindicales efectuado por el MAS, a quienes los integro como defensores del “Proceso de Cambio”, aun cuando este proceso vaya en contra de los intereses de la clase a la que representan. 
[xv] Anteriormente, fue la empresa textil más grande de Bolivia, con el nombre de AMETEX, la que fue nacionalizada por el gobierno del MAS, para votar el cierre de la empresa y el despido de los obreros.
[xvi] Roseberry, Willliam (2002) “Hegemonía y lenguaje contencioso”, en: Joseph, G. y Nugent, D. (Comps.) Aspectos cotidianos de la formación del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno, pp. 213 - 226. Mexico D. F.: Ediciones Era.
[xvii] Desde este conflicto, en adelante, la COB presidida por Guido Mitma (que había sido elegido ese mismo año) vivió un periodo de confrontaciones con el gobierno, que derivó, incluso, en el respaldo del CEN de la COB, a las movilizaciones de los médicos contra el Nuevo código penal a finales de 2017.
[xviii] Los años siguientes se caracterizaron por la emergencia de diversas movilizaciones de sindicatos de base, defendiendo sus conquistas laborales, conculcadas por las patronales; los casos más conocidos en la prensa son los de EXBOL, CERAMICAS SANTA CRUZ, INCERPAZ, etc.; fábricas en las que los obreros lucharon contra despidos masivos. Si en etapas anteriores, las disputas se dieron por la búsqueda de un avance en la conquista de derechos laborales de los trabajadores; en los años de recesión, la lucha será contra los patrones, que buscan reducir los costos en fuerza de trabajo. En estas circunstancias, las instancias estatales como el Ministerio de Trabajo, solo sirvieron, para reencauzar la movilización obrera por la vía legal, dilatando la lucha sindical.
[xix] Esta división trajo una serie de confrontaciones entre estas dos tendencias en la COB. En febrero de 2018 una fracción de la dirigencia del CEN de la COB, formó un directorio paralelo y llamó al XVII Congreso de la COB, para cambiar el Comité Ejecutivo (días antes estos dirigentes habían sido expulsados en un ampliado, por su afinidad con el gobierno). Es importante entender que la ruptura entre el gobierno y el ejecutivo de la COB significo también la apertura de un espacio de confrontaciones, entre diversas organizaciones y grupos que la componen. De ahí que, en un escenario próximo a la elección del nuevo CEN de la COB, tanto los grupos obreros opositores al gobierno, como los afines, llevaron adelante diversas acciones, para anularse mutuamente.
[xx] Es ilustrativa; en este sentido, la iniciativa de los sindicatos por marcar su independencia, respecto del gobierno, como las acciones dirigidas por la  COD de La Paz y varios sindicatos fabriles y organizaciones obreras como SITRASABSA, que reivindicaban su alejamiento del gobierno con una marcha paralela a la encabezada por la COB el primero de mayo o como  las voces disonantes que surgieron  cuando la COB determinó el silencio y la pausa sindical,  o  cuando los obreros cuestionaron  la elección de candidatos, en el seno de los sindicatos mineros, porque según las bases, solo servía de escalera política.  Este año (2019), antes de las elecciones, se movilizaron los obreros de “San Cristóbal “a nivel nacional, desconociendo al ejecutivo de la COB, que había sido impuesto por el gobierno del MAS; en el mismo sentido, los trabajadores fabriles, realizaron una movilización en contra de la persecución de sus dirigentes, movilización que rebasó a las direcciones sindicales.
[xxi] Buci-Glucksmann, Christine (1978) Gramsci y el Estado. Hacia una teoría materialista de la filosofía. Madrid: Siglo XXI Editores.
[xxii] Ídem.
[xxiii] Ídem.
[xxiv] Ídem.
[xxv] Ídem.
[xxvi] Ídem.

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