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Llank'aymanta presenta el libro:

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario

La actualidad de las tesis de Marini para entender el proyecto del Capitalismo "Andino - Amazónico

Reseña al libro de Tania Aillón, "Japonización" de la dominación patronal y respuesta obrera

Subcontratación, reforma laboral y lucha obrera: El caso de los obreros del sector industrial en Bolivia

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jueves, 19 de enero de 2017

Trabajo asalariado, el claroscuro del Censo Agropecuario


Luis Fernando Castro López


Después de las grandes expectativas que  despertó  el Censo Agropecuario del año 2013, sus resultados fueron presentados este último semestre. a la luz de esos datos, es necesario evaluar que tan cerca están de mostrar la realidad agropecuaria de nuestro país; sobre todo,  en un  aspecto muy importante  como es el del trabajo asalariado.

En este sentido,  nuestro breve artículo quiere problematizar, de manera puntual, los datos referidos al trabajo asalariado en la actividad agropecuaria. Según los datos del Censo Agropecuario ¿Qué lugar ocupa  el trabajo asalariado en la producción agropecuaria? ¿Cuáles son las dimensiones aún no exploradas al respecto? ¿Estas dimensiones no exploradas,  responden a algún tipo de concepción de la producción agropecuaria?

1. LA AUSENCIA DE LA DIMENSIÓN CUALITATIVA EN EL ESTUDIO DEL TRABAJO ASALARIADO 

Fotografía: http://www.10minutos.com.bo/?p=1955, 28/04/2015
Según los datos del Censo Agropecuario el 35,98% de las Unidad de Producción Agropecuaria (UPA) emplean personal remunerado en dinero o en especie, este dato muestra un aparente predominio de unidades de producción campesinas; sin embargo, al examinar el número total de trabajadores que perciben alguna remuneración en relación al total de personas que trabajan en el agro, se observa que más de la mitad de la población ocupada en la producción agropecuaria es asalariada (54,06%). La distribución geográfica de esta población asalariada denota una mayor concentración de asalariados en los departamentos del oriente,  respecto de la población ocupada no remunerada; mientras que Potosí, Chuquisaca y Oruro se concentra una menor proporción de población asalariada en relación a la población ocupada sin remuneración. El Departamento con mayor población asalariada es Santa Cruz, tendencia que confirma diversos hallazgos en estudios relacionados a la producción agropecuaria de soya y las diversas formas de expansión de la frontera agrícola,  junto a la extensión del monocultivo[i].

Por otra parte, la distribución de trabajadores asalariados por UPA que pertenecen o no a una comunidad, muestra “que en el país existen 334.705 UPA que contratan trabajadores asalariados para la producción agropecuaria, de las cuales 306.950 (91,7%) forman parte de alguna comunidad y sólo 27.755 (8,3%) no pertenecen a ninguna”[ii].

Los datos del censo agropecuario revelan, en parte, el desarrollo importante del trabajo asalariado no sólo a nivel nacional; sino también,  al interior  de las comunidades originaria campesinas que, coincidiendo con los diversos estudios de caso[iii], actualmente,  se encuentran  en  proceso de disolución de las relaciones comunitarias que las caracterizó, ya que la presencia en su seno  de trabajadores remunerados en dinero o en especie,  es evidencia de un  proceso de separación de algunos productores de sus medios de producción.

Fotografía: http://www.lostiempos.com, 12/09/2016
La distinción del salario en dinero o en especie,  es importante,  pues nos muestra el desarrollo del divorcio de los asalariados de sus medios de producción y la conversión de su fuerza de trabajo en mercancía (una transformación cualitativa en las relaciones de producción). En este sentido, una de las deficiencias de los datos del Censo Agropecuario es que los trabajadores remunerados en especie y los trabajadores remunerados en dinero son agrupados en una sola categoría. Podríamos afirmar que en el trabajo asalariado del agro, se tiene formas combinadas de asalariamiento, por una parte, las formas de remuneración en dinero muestran que el valor de la fuerza de trabajo de una parte de los asalariados, ha tomado completamente su forma dineraria integrando la reproducción de la misma al mercado. Por otra parte, el “salario en especie”, se debe a la existencia de semiproletarios del agro que no están completamente integrados al mercado  o que la remuneración percibida en especie sólo es complementaria en la reproducción de su fuerza de trabajo, teniendo como sustento principal la producción en su propia parcela o actividad. Es decir, hay una parte de trabajadores del agro, que pasan por proceso de transición desde las formas tradicionales de uso de la fuerza de trabajo hacia las formas francamente mercantiles.

En términos generales,  en el análisis de los datos del Censo, se evidencia una  tendencia al creciente asalariamiento de la fuerza de trabajo en el agro (incluso dentro de las comunidades), sin embargo, los datos son  insuficientes para aproximarnos de forma precisa, a las relaciones sociales en las que se sustenta el trabajo en el agro, por ejemplo, no existen indicadores que nos ayuden a explorar el porcentaje de obreros estacionales,  no hay datos de las condiciones de trabajo de los obreros agropecuarios. Tampoco se tiene una aproximación exacta de sus características demográficas (edad y lugar de procedencia). En definitiva, si bien los datos del Censo ayudan a captar procesos generales de la extensión del trabajo asalariado, son insuficientes para analizar sus aspectos cualitativos.

2. TRABAJO ASALARIADO VS. SISTEMAS TRADICIONALES DE TRABAJO

En relación a los llamados "sistemas tradicionales de trabajo", en los datos del Censo, se unen en un solo indicador  formas de trabajo de  la mink’a y el ayni, esta forma de proceder,  parte de entender a estas formas "tradicionales de trabajo",  como totalmente opuestas al trabajo asalariado,  debido a lo cual,  pueden ser incluidas en un solo indicador. En este caso,  hay una confusión muy importante a la hora de unirlas en un solo indicador, ya que estos dos sistemas de trabajo tienen características diferentes, mientras el ayni responde a un sistema de trabajo interfamiliar[iv] que no ha sufrido un proceso de mercantilización, la mink’a es un trabajo realizado a nivel comunal, que con el tiempo empezó a adoptar un carácter mercantil[v] y pasó a  equipararse a una especie de peonaje, transformándose en “un intercambio de servicios a cambio de una retribución en especie (productos de la cosecha, alimentos) o en dinero; intercambio que se practica frecuentemente en actividades agrícolas , entre los que tienen tierra y los que no la tienen”[vi]. Al incluir el ayni y la mink’a en un mismo saco,  se invisibiliza la transición de las formas tradicionales de uso de la fuerza de trabajo hacia una su forma mercantil.

Fotografía: http://www.oxigeno.bo:81/node/14036, 13/01/2016
Además de estas imprecisiones, encontramos lugares vacíos en los datos del censo,  respecto a una precisa caracterización de los productores campesinos,  los mismos que en el Censo Agropecuario, están agrupados bajo las categorías de productores individuales y sociedades de hecho. Cuando analizamos los ciclos de producción en el año agrícola,  podemos observar que el 12,3% de los productores individuales y el 16,8% de las sociedades de hecho,  no sembraron en la campaña de invierno, ni en la campaña de verano. Además,  el 84,3% de los productores individuales y el 77,6% de las sociedades de hecho[vii] cultivaron en la campaña de verano,  y   apenas el 2,8% de los productores individuales  y 4,8% de las sociedades de hecho,  cultivaron sus tierras el año agrícola completo. Esto  nos muestra que más del 90% de los productores campesinos no realizan una explotación intensiva de sus tierras agrícolas; lo  que lleva a preguntarnos ¿qué hacen todo el resto del año?

En caso de que los "productores individuales" se dediquen a otras actividades agropecuarias, como la crianza de animales o la recolección de frutos, estas tendrían que acoger a una proporción significativa de productores agropecuarios; sin embargo, los datos del Censo muestran proporciones poco significativas (menos del 20%) de los productores agrícolas dedicados a estas otras actividades. Si uno cruza los datos de la cantidad de cultivos en las campañas de verano e invierno, se evidencia una población con un  tiempo flotante que no es completamente captado. Lo mismo pasa si examinamos el tiempo de dedicación de estos productores a sus actividades agropecuarias, pues alrededor del 52% de ellos respondió que no se dedica permanentemente a sus actividades agrícolas.

Si examinamos a esta población que declara no dedicarse todo el tiempo a la actividad agropecuaria,   encontramos que hay alrededor de en 41% de casos de productores individuales que no se dedican a otra actividad extra agropecuaria o simplemente no especifican. En este sentido, otra vez se evidencia la existencia de una especie de población con un tiempo flotante que no está totalmente especificado y que es un vacío del Censo Agropecuario. En realidad, se tiene a una gran cantidad de pequeños productores con parcelas muy pequeñas y con formas tradicionales de cultivo que producen a secano y que no se dedican a otras actividades económicas. Inferimos que parte importante de esta población es asalariada, pero no es asalariada en rubros de la construcción o de servicios, sino que es asalariada en actividades agropecuarias. El INE omite dicha  posibilidad,  y solo pregunta sobre sus actividades secundarias en ramos distintos al agropecuario, además, solo indagan por el rubro de la actividad secundaria, pero en ningún momento se especifica,  si en esa actividad se recibe salario. Sin estos indicadores no queda claro qué proporción de los productores individuales (productores campesinos en su mayoría) ha llegado a proletarizarse (o seemiproletarizarse) y con ello el análisis de los datos del Censo nos lleva a una visión parcial e imprecisa de la realidad del productor campesino.

Pero estos vacíos ¿son parte de un descuido o responden a una concepción del agro en Bolivia?

3. LA VISION TEORICA OCULTA EN EL CENSO AGROPECUARIO


Fotografía: https://bolagra.wordpress.com
Si el censo toma como objeto de estudio al productor agropecuario; entonces  la visión,  desde la que se concibieron las dimensiones de análisis del Censo, puede ser rastreada en la definición de este  productor. Cuando en el Censo se define como productor agropecuario, a los campesinos  y, en el caso de las empresas (sociedades accidentales, unipersonales, sociedades de responsabilidad limitada y sociedades anónimas), al conjunto de socios accionistas o al capitalista propietario, en los dos casos define al productor agropecuario en torno a la propiedad y la posesión de la tierra, dentro de esta definición los salariados del agro no están comprendidos.

Esta forma de concebir al productor agropecuario, parte de considerar que el agro boliviano aún se estructura bajo las formas tradicionales y no capitalistas de producción, en las cuales, el productor directo es el propietario de la tierra; así la unidad más simple de la estructura agraria boliviana sería el productor agrícola que tiene control directo de una UPA. Esta concepción tiene serios límites a la hora de abordar otras realidades como las UPA  que funcionan bajo relaciones capitalistas, en las que el productor directo esta desposeído y es explotado por patrones que controlan y poseen la tierra y la tecnología de producción agropecuaria. En este caso,  estudiar el productor agropecuario significaría estudiar al productor asalariado desposeído, que trabaja bajo el mando de los propietarios de las condiciones de producción, es decir al proletario agrícola.

Desde su concepción, en el INE, se obvia que; por ejemplo, varios productores campesinos están en franco proceso de proletarizarse en sus actividades agropecuarias. Para El INE, todos los productores individuales que se dedican a la producción agropecuaria como actividad principal o única actividad, son productores autosuficientes que viven de la producción de sus parcelas y con ello oculta los procesos de proletarización  dentro de la producción agropecuaria.

 En el mismo sentido, esta concepción del INE ha llevado a obviar por completo,  a los verdaderos productores agropecuarios en las UPA que funcionan bajo relaciones capitalistas (nos referimos a las UPA funcionan como sociedades accidentales, unipersonales, sociedades de responsabilidad limitada y sociedades anónimas): al obrero agrícola, el productor directo desposeído de condiciones de producción;  concepción con la que se opaca el acceso a las formas de existencia de este productor directo. De esta forma,  el Censo Agropecuario nos brinda un panorama incompleto sesgado de la realidad agropecuaria boliviana.




[i] Uriroste, M. (2011) Concentración y extranjerización de la tierra en Bolivia. La Paz: Fundación TIERRA; Perez, M. (2007) No todo grano que brilla es oro. Un análisis de la soya en Bolivia. La Paz: CEDLA; Urioste, M. y Kay, C. (2005) Latifundios, avasallamientos y autonomías. La reforma agraria inconclusa en el oriente. La Paz: Fundación TIERRA.
[ii] Ornachea, Enrique  (2016) Comunidades y trabajo asalariado en la agricultura. Visto en: https://www.cedla.org/content/51854, última visita el 14 de enero de 2017.
[iii] Algunos trabajos recientes son: Ormachea, E. y Ramirez, N. (2013) Propiedad colectiva de la tierra y producción agrícola capitalista: El caso de la quinua en el Altiplano sur de Bolivia. La Paz: CEDLA.; Urioste, M.; Barragan, R. y Colque, G. 2007 Los nietos de la Reforma Agraria: Tierra y comunidad en el altiplano de Bolivia. La Paz: Fundación Tierra; Ormachea, E. (2016) Desarrollo del capitalismo en la agricultura y transformaciones en la Sociedad Rural boliviana. La Paz: CEDLA
[iv] El ayni es: “El ayni es un intercambio simétrico o equilibrado, en el cual se presta un servicio a cambio de otro igual que se otorgará en el futuro, una deuda que queda pendiente y que se paga con lo mismo con lo que se ayudó: un servicio es pagado con otro igual (cf. Morrée, 1998b; Rodríguez, 1992 e Izko, 1986). Esta práctica también se manifiesta en la forma de préstamos de herramientas entre unidades de trabajo y personas estrechamente relacionadas, como
familiares y vecinos muy allegados”, en: Geffroy,  C.;  Siles, J. y Soto M.  (2008) La invención de la comunidad: migración de retorno y economía solidaria en Huancarani. La Paz: PIEB y Embajada de Francia
[v] Ídem. Geffroy,  C.;  Siles, J. y Soto M.  (2008) La invención de la comunidad: migración de retorno y economía solidaria en Huancarani. La Paz: PIEB y Embajada de Francia
[vi] Ídem, pp. 68.
[vii] Sociedades de hecho se denominan a los productores individuales agrupados o asociados mediante la unión de sus tierras agrícolas para llevar adelante una producción común

martes, 13 de diciembre de 2016

La actualidad de las tesis de Marini para entender el Proyecto del Capitalismo “Andino Amazónico”




Tania Aillón Gómez


En un periodo histórico caracterizado por divagar en la dimensión de los aparente, en esta ocasión  queremos retomar  a  uno de los autores más representativos y  creativos de la escuela de la dependencia,  Ruy Mauro Marini, quien a partir del eje de reflexión: desarrollo - subdesarrollo (originado en la  corriente desarrollista, que promovió la burguesía latinoamericana), armado con las herramientas epistemológicas de la Economía Política Marxista, buscó identificar las tendencias  a través de las cuales,  se reproducen las trabas a la industrialización y el carácter primario exportador del capitalismo en América Latina (AL). En este pequeño artículo, buscamos indagar si  estas trabas a la industrialización aparecen, en el marco de desarrollo del “capitalismo andino amazónico” impulsado  por el gobierno del MAS.

1. UN  REPASO A ALGUNOS LOS PLATEAMIENTOS TEORICOS DE MARINI

Realizar el análisis de las tendencias que rigen las economías latinoamericanas, dentro de la totalidad de la economía mundial, lleva a Marini (como a otros autores de la Escuela de la dependencia)[i]  a plantear que las relaciones de América Latina con los centros capitalistas europeos, determinaron el curso del desarrollo ulterior de la región. A partir de entonces, se configura la relación de dependencia, una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco, las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia. En el seno de esta relación, para Marini, la economía latinoamericana, más allá de facilitar el crecimiento cuantitativo de los países centrales, contribuirá a que el eje de la acumulación en la economía industrial se desplace de la producción de plusvalía absoluta a la de plusvalía relativa. Como la cuota de ganancia no puede ser fijada tan sólo en relación al capital variable, sino sobre el total del capital avanzado en el proceso de producción, es decir, salarios, instalaciones, maquinaria, materias primas, etc., el resultado del aumento de la plusvalía tiende a ser una baja de la cuota de ganancia[ii]. Esta contradicción, crucial para la acumulación capitalista, se contrarresta mediante procedimientos que se orientan, ya en el sentido de incrementar aún más la plusvalía, a fin de compensar la declinación de la cuota de ganancia, ya en el de inducir una baja paralela en el valor del capital constante. En la segunda clase de procedimientos, interesa de acuerdo a Marini, el que se refiere a la oferta mundial de materias primas industriales (parte del capital constante), es mediante el aumento de una masa de productos primarios cada vez más baratos en el mercado internacional, como AL no sólo alimenta la expansión cuantitativa de la producción capitalista en los países industriales, sino que contribuye a que se superen los escollos que el carácter contradictorio de la acumulación de capital crea para esa expansión. Esto implica que naciones desfavorecidas, como las latinoamericanas, deban ceder gratuitamente parte del valor que producen, y que esta cesión o transferencia se acentúe en favor de los  países que les vende mercancías a un precio de producción más bajo, por su mayor productividad[iii].

Frente a esta transferencia de valor, podemos identificar un mecanismo de compensación, como el incremento del valor intercambiado, por parte de la nación desfavorecida, esto permite neutralizar  total o parcialmente los efectos de la trasferencia de valor, mediante el aumento del valor realizado. Para incrementar la masa de valor producida, el capitalista del país que trabaja con un grado menor de productividad, debe necesariamente, echar mano de una mayor explotación del trabajo, a través del aumento de su intensidad o mediante la prolongación de la jornada de trabajo o combinando los dos procedimientos.  Ahora bien, en los países de nuestra región, el aumento de la intensidad y/o la prolongación de la jornada de trabajo o el pago de salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo, configuran un modo de producción fundado; sobre todo, en la mayor explotación del trabajador, y no en el desarrollo de su capacidad productiva, esto  permite bajar la composición orgánica del capital, que sumada a la intensificación del grado de explotación de la fuerza de trabajo, hace que se eleven, simultáneamente, la ganancia y las cuotas de plusvalía[iv].

Como además, por la forma de articulación de las economías latinoamericanas a la economía capitalista mundial, la producción latinoamericana no depende, para la realización de las mercancías que constituyen su principal fuente de producción de excedente, de la capacidad interna de consumo, se produce así, el divorcio de los dos momentos  del ciclo del capital (la producción y la circulación de mercancía) cuyo efecto es hacer que aparezca de manera específica, una profundización en la economía latinoamericana de la contradicción propia  a la producción capitalista en general;  es decir, la que opone el capital al trabajador en tanto que vendedor y comprador de mercancías[v]. Como la circulación de la producción que genera el excedente más significativo, se separa de la producción y se efectúa; básicamente,  en el ámbito del mercado externo, el consumo individual del trabajador no interfiere en la realización del producto, aunque sí determine la cuota de plusvalía. En consecuencia, la tendencia natural del sistema será la de explotar al máximo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocuparse de crear las condiciones para que éste la reponga. Esta profunda contradicción que caracteriza al ciclo del capital y sus efectos sobre la explotación del trabajo, incidirán de manera decisiva en el curso que tome la industrialización en los países de AL.

En el marco de estas consideraciones, a más de diez años de la puesta en marcha del proyecto de desarrollo del “capitalismo andino amazónico” por el MAS,  nos preguntamos acerca de si la dinámica  del sector industrial-manufacturero en este periodo,  acentuó las contradicciones propias del capitalismo neocolonial o las  superó, toda vez que  los Planes de Desarrollo del MAS proponían la superación del carácter primerio exportador de nuestra economía.   

2.  LA POLÍTICA EXPANSIVA DEL GOBIERNO Y LA RESPUESTA DEL SECTOR INDUSTRIAL

La política expansiva del gobierno, apoyada en el excedente hidrocarburifero y basada en una política de bonos, subsidios y expansión del crédito tanto de consumo como productivo, hizo crecer la demanda agregada, de forma más notoria  a partir de 2005. Dentro de esa dinámica, el crecimiento de la demanda interna (abstrayéndonos de la exportación de bienes y servicios), se explica principalmente,  por el consumo final de hogares (Grafico 1).

GRÁFICO 1: EVOLUCIÓN Y COMPOSICIÓN DE LA DEMANDA AGREGADA
(En millones de Bolivianos)[vi]



Con el fin de proteger el mercado interno,  para la industria local, el gobierno del MAS puso en marcha un conjunto de medidas arancelarias[vii] y una serie de políticas  de incentivo y promoción a la producción nacional, como la promoción de compras estatales[viii], para la producción artesanal e industrial. Institucionalmente, se determinó la creación de una entidad que promueva el desarrollo del mercado interno, para los productores bolivianos. Para facilitar que se dinamice la oferta del aparato productivo nacional y que la producción nativa encuentre el financiamiento necesario para producir, el gobierno bajo el rótulo de la “democratización de acceso al crédito[ix], implementó una política dirigida a incentivar a los pequeños productores, a los que identificó como sujetos del desarrollo del capitalismo andino amazónico[x]. La política del gobierno dirigida a disminuir la brecha entre de los dos momentos fundamentales del ciclo del capital (la producción y la circulación de mercancía)[xi], parece haber tenido buenos resultados. Es decir, que la expansión de espacios internos de realización para la producción nativa provocó procesos virtuosos de acumulación de capital industrial,  que se muestran en el aumento permanente de los volúmenes de producción, relacionados con la formación Bruta de Capital fijo (Grafico 2).  


Gráfico 2  COMPOSICIÓN Y EVOLUCIÓN REAL DE LA FORMACIÓN BRUTA DE CAPITAL FIJO (FBCF) EN EL SECTOR PRIVADO, 2000-2015.
(En miles de bolivianos)[xii]



Sin embargo, se hace necesario, ahondar en el análisis de los procesos analizados. ¿En qué medida esta dinámica del sector industrial manufacturero, dependiente del sector primario exportador, puede a mediano y/o lago plazo desprenderse de este cordón umbilical y alcanzar una auto dinámica relativa, que suponga, como dice Marini (1973), que el flujo de la producción industrial se resuelva adecuadamente en el flujo de la circulación, en base a una demanda producida por la propia dinámica del sector industrial?

3. LOS RASGOS DE LA ACUMULACION DE LA INDUSTRIA NATIVA

Un indicador de la limitaciones que encuentra el desarrollo industrial en Bolivia, pese a la dinámica alcanzada por la política de expansión del mercado interno, es percibida por el Programada las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que en su informe sobre Bolivia del año 2015, hace notar que en términos relativos, la participación de la industria manufacturera tuvo una tendencia decreciente, ya que de una participación del 18% en el PIB en 1988, pasó a una participación del 10% en 2013. Este rezago  se muestra en la baja productividad de su economía. En las estadísticas del PNUD[xiii] se evidencia  que la evolución de la productividad en Bolivia, medida a través del crecimiento de la productividad total de los factores (PTF),  entre 1990 y 2011 fue del 10%, algo menos de medio punto porcentual por año, uno de los más bajos de la región[xiv], lo que  indicaría que las mejoras en productividad han sido relativamente pequeñas en comparación al notable crecimiento de la economía en el ciclo favorable del presente siglo. Indagamos mediante un trabajo de terreno, realizado entre empresarios locales en Bolivia, las razones que,  desde su percepción, explican el persistente rezago de la industria en el país e identificamos que la falta de integración entre los diferentes ramos y sectores productivos, con su efecto de sinergias que reduzcan los costos de producción y mejoren la calidad de los productos, es una de las razones que explica la baja productividad y,  en consecuencia, la baja competitividad de la industria boliviana. Esta seria limitación para la competitividad de la industria nativa, es asociada por los mismos industriales a las formas no capitalistas de producción, dentro de las que se produce la materia prima.

La celeridad y la eficacia con que pueden convertirse las mercancías producidas en dinero acrecentado para la inversión industrial encuentran serias trabas en la insuficiencia en infraestructura caminera y en equipamiento aéreo. En un país con abundancia de fuentes energéticas, los industriales señalan la ausencia del Estado medidas concretas que aseguren la provisión de energía barata para la industria. En estas condiciones: ¿cuáles son las estrategias a las que recurre el empresario local para garantizar la valorización del capital invertido? Es decir, cómo compensa el industrial nativo,  la falta de productividad que provenga de una mayor composición orgánica del capital.  Nos detenemos entonces,   a valorar si en Bolivia, la ausencia de productividad basada en mejoras al capital constante (aspecto al que nos referimos líneas arribas) se compensa con ajustes  en el capital invertido en fuerza de trabajo. En el periodo analizado: ¿qué sucedió con el salario como precio de la fuerza de trabajo?


Gráfico 3: EVOLUCIÓN DEL SALARIO MÍNIMO NACIONAL, SALARIO MEDIO NOMINAL Y SALARIO MEDIO REAL
 (En Bolivianos)(Base=1995)[xv]



Pese a que el salario mínimo nacional y el medio nominal aumentan de forma significativa en la era del MAS (grafico 3), el salario real, es decir, la capacidad de compra de los asalariados cae desde 2004, para regresar a los niveles que tenía a fines de los años noventa, en la etapa de auge del neoliberalismo. Esto tiene un impacto directo en la proporción de las necesidades básicas que puede cubrir este salario, en relación a lo que se denomina la Canasta Normativa Alimentaria[xvi] Para el año 2015, el SMN de 1.656 Bs, sólo alcanza a  cubrir el 78% de la canasta CNA[xvii]. En  consecuencia, un análisis estadístico nuestra que la brecha de distribución de la riqueza entre capital y trabajo en términos porcentuales, es aún más desfavorable para la clase obrera, entre el 2006 y el 2013, que en el año 2001(Grafico 4 )

Gráfico 4: DISTRIBUCION DEL INGRESO ENTRE CAPITAL Y TRABAJO, 2012 Y 2013(En porcentaje)[xviii]



El contenido de los conflictos obreros por la extensión de la jornada laboral, más allá de las 8 horas sin una remuneración equivalente o por medidas patronales que reducen de forma arbitraria el tiempo de descanso en la jornada diaria, el establecimiento de todos los días como laborables con descanso en cualquier día de la semana, el desconocimiento de la jornada de 7 horas para las mujeres y/o la ampliación del trabajo a tiempo parcial (mujeres/jóvenes), el no pago a las horas extras, son los motivos frecuentes de conflictos laborales, lo que nos permite refrendar las tendencias mostradas en la información precedente[xix].

En cuanto a la intensificación del trabajo, en nuestro trabajo de terreo (2012-2013) encontramos diferentes métodos, por limitaciones de espacio, nos referiremos sólo a algunos. En industrias textiles, el tiempo de trabajo necesario para la producción de cada prenda, es la base de la competitividad, este tiempo de trabajo se traduce en un proceso de costeo que se establece en base a tiempos normalizados. Con salarios básicos bajos, la política del bono de producción se convierte en un dispositivo efectivo, para alargar e intensificar la jornada laboral. Otro método de extensión de la jornada laboral es el de la flexibilización funcional, por la que se exige que un obrero cumpla distintas funciones dentro del proceso productivo, que muchas veces implica el cambio y uso simultaneo de distintas herramientas y/o maquinas, una suerte de polifuncionalidad, que obliga a los obreros a intensificar su jornada laboral[xx].

4. LA REAVIVACION DE LAS VIEJAS CONTRADICCIONES

Hasta aquí el desenvolvimiento del proyecto de desarrollo de capitalismo andino amazónico, parece reproducir la tendencia de la economía dependiente identificada por Marini (1973) de explotar al máximo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocuparse  por crear las condiciones para que éste la reponga. Situación que se convierte en freno para una producción asentada en la innovación tecnológica, capaz de competir en mercados externos; es decir, capaz de convertir al sector industrial en una alternativa similar a la del sector primario, la situación parece agudizar más esta tendencia, cuando se observa que las formas no capitalistas de producción, en las que se asienta el desarrollo del capitalismo andino amazónico, se convierten en freno no solo para expandir el mercado interno en base a mejores salarios y condiciones de vida de la clase obrera, sino también, para mejorar las potencialidades del capital constante (materia prima), de cara a una producción industrial masiva, como se pudo apreciar, a partir de los testimonios de industriales locales, recogidos durante nuestro trabajo de terreno. Así se reproduce un hecho paradójico, Bolivia no tiene la capacidad de hacer crecer el aparato productivo, al tamaño suficiente y necesario, como para que sea el capital nativo el que cubra este crecimiento y la dinámica del sector industrial, continúa reproduciendo las contradicciones que lo caracterizan: la incapacidad de generar un mercado interno, para su acumulación, que se base en niveles salariales que expandan la capacidad de compra de los asalariados. Este rasgo estructural de la industria nativa, que centra su actividad en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo; cuando finaliza el periodo de auge, se hace evidente en la incapacidad de la pléyade de pequeños empresarios, para enfrentar la desaceleración económica. No es casual que entre los años 2014 y 2015 se incremente de forma notoria,  el número de empresas que se cierran. De acuerdo a los informes de FUNDEMPRESA (entidad encargada del registro de comercio en Bolivia), en el año 2014 se cierran 2.584 empresas y esta cifra se duplica en el año 2015 con el cierre de 5.3478 (el mayor cierre de empresas del último quinquenio), de las cuales en 2015, 5.066 eran empresas unipersonales[xxi]. El inicio del ciclo recesivo se muestra también,  en el incremento de la cesión gratuita de parte del valor producido hacia los países centrales con una mayor productividad relativa[xxii], mediante  el aumento del deterioro de los términos de intercambio, que es el indicador del grado de dependencia de nuestra economía respecto a  la exportación primaria:

Grafico 5: ÍNDICE DE TÉRMINOS DE INTERCAMBIO DE BIENES Y SERVICIOS, 2005 - 2015
(Base=2010)[xxiii]



Esto no solo hace evidente la incapacidad del sector industrial, por su baja productividad, para neutralizar la caída del valor de las exportaciones producto de la baja  de los precios de las materias primas, sino que también  niega los postulados neo desarrollistas, ya criticados por Marini (1978), sobre la  posibilidad de un  desarrollo industrial  en países neocoloniales( en alianza con el capital transnacional), sin la realización de un proyecto político comprometido con cambios estructurales sustantivos, basados en la organización de la clase trabajadora  como sujeto político en sus formas más avanzadas y orgánicas, lo que incluye la socialización de la gestión de empresas, del Estado y de la sociedad en general[xxiv].




[i] Entre estos autores estánDos Santhos, T. (1978). Imperialismo y Dependencia. México D. F.: Ed. Era y Bambirra, V. (1977). Teoría de la dependencia: Una anticrítica. México D. F.: Ed. Era.
[ii] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[iii] Ídem.
[iv] Ídem.
[v] En las economías desarrolladas, pese a que el capital privilegia el consumo productivo del trabajador (o sea, el consumo de medios de producción que implica el proceso de trabajo), y se inclina a desestimar su consumo individual (que el trabajador emplea para reponer su fuerza de trabajo), el cual le aparece como consumo improductivo, esto se da exclusivamente en el momento de la producción, porque al abrirse la fase de realización, esta contradicción aparente entre el consumo individual de los trabajadores y la reproducción del capital desaparece, una vez que dicho consumo (sumado al de los capitalistas y de las capas improductivas en general) restablece al capital la forma que le es necesaria para empezar un nuevo ciclo; es decir, la forma dinero (Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.).
[vi] Elaboración propia, en base a datos de UDAPE e INE.
[vii] D. S. 293495(noviembre 2007), 0125 (Mayo 2009), que aplica una tasa arancelaria de 5 a 20% para diversos artículos manufacturados (tapicería mueblería textiles), 0125(Mayo 2009) 35% Jun-12, 40%con la finalidad de proteger la industria nacional e incentivar el consumo de productos hechos en Bolivia.
[viii] Como el D.S. 27328 (Compro Boliviano) Promoción de compras estatales para la producción artesanal e industrial de la micro, pequeña, mediana y gran empresa, tanto urbana como rural. D.S. 29727(Base legal: Ley 3351, de 2006). Creación de PROMUEVE-BOLIVIA, entidad pública desconcentrada con dependencia del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural. Establecer una entidad que promueva el desarrollo del mercado interno para los de producción diversificada y con mayor valor agregado. Productores bolivianos, en el marco de un patrón de producción diversificada y con mayor valor agregado. la Gaceta Oficial de Bolivia.
[ix] Aillón, T. (2010). El Significado Histórico de la Redistribución del Excedente del Sector de Hidrocarburos en la Era del MAS-IPSP. En Revistas Búsqueda, N° 36, pp. 101 - 138.
[x] Ídem.
[xi] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[xii] Elaboración propia, en base a datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadística.
[xiii] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015)  Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia. El nuevo rostro de Bolivia transformación social y metropolización. Visto en: http://www.bo.undp.org/content/dam/bolivia/docs/undp_bo_IDH2016.pdf
[xiv] Ídem.
[xv] Elaboración propia, en base a datos de Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE).
[xvi] Es un indicador estadístico que tiene por objeto determinar el valor o costo mensual en bolivianos de un conjunto de alimentos, que cubren los requerimientos de energía y nutrientes de una familia tipo de la población.
[xvii] Castro, L. (2015) ¿Por qué la política salarial del gobierno no beneficia a los trabajadores?. Visto en: http://llankaymantabolivia.blogspot.com/2015/04/porque-la-politica-salarial-del.html
[xviii] CEDLA “Trabajo asalariado, explotación laboral y crisis capitalista”. Visto en: http://cedla.org/content/51511
[xix] Uno emblemático,  entre ellos, pero no por ello el único, es el conflicto que se produjo en la industria de la construcción: en mayo de 2015,  en el Proyecto Hidroeléctrico de San José, donde los obreros que tenían jornadas laborales superiores a las 10 horas denunciaron que recibían solamente una comida al día, soportaban agresiones físicas y verbales de su superior, y otros actos ilegales relacionados con sus pagos (Entrevista a obreros de SINOHIDRO), otro conflicto de SINOHYDRO con sus trabajadores fue en noviembre de 2015,  en el proyecto carretero Ivirgarzama-Ichilo, donde reaparecen las quejas por maltrato verbal, físico y psicológico, la falta de pago de horas extras, reducciones salariales y despidos injustificados (El Deber, 12/11/2015; Los Tiempos, 13/13/2015, cit. en: CEDLA “Empresas extranjeras y nacionales de construcción: constantes violaciones de los derechos laborales”. Visto en: http://cedla.org/content/51398.
[xx] Encontramos este método en fábricas de alimentos y bebidas, muchas de estas fábricas enfrentaban lo problemas de la alta rotación de personal, debido a que la marcada intensidad de la jornada laboral. Estas políticas de intensificación de la jornada laboral estarían en la base explicativa del crecimiento del producto industrial con un crecimiento apenas positivo del empleo en la industria, en la última década, como indica el PNUD, organismo que también asocia esta situación (en su términos), al uso más eficiente del trabajo (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015)  Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia. El nuevo rostro de Bolivia transformación social y metropolización. Visto en: http://www.bo.undp.org/content/dam/bolivia/docs/undp_bo_IDH2016.pdf).
[xxi] Diario Página Siete, La Paz, 26 de Agosto.
[xxii] Marini, R. (1973). Dialéctica de la Dependencia. Buenos Aires: Editorial Era.
[xxiii] Elaboración propia en base a datos obtenidos de: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2015) “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2014: desafíos para la sostenibilidad del crecimiento en un nuevo contexto externo”. Vsito en:
[xxiv] Marini, R. (2008) “Proceso y tendencias de la globalización capitalista” en Martins, C (Comp.),  América Latina, dependencia y globalización. Fundamentos conceptuales Ruy Mauro Marini. Bogotá: Siglo del Hombre – CLACSO, pp. 247 – 272.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Reseña al libro de Tania Aillón, Japonización de la dominación patronal


Óscar Zegada Claure[i]

Cuando empecé a leer el libro me imaginé que estoy ante un inmenso rompecabezas, que a lo largo de muchos años, individualmente y con otras personas, fuimos poniendo fichas distintas para ir armando este rompecabezas y encontré en el libro de Tania una ficha fundamental que, por lo menos desde esa perspectiva, me ayudó a entender lo que está pasando hoy día en el capitalismo.
Tapa del libro 
Comparto la idea de que desde los 80 más o menos, es una hipótesis, el capitalismo industrial se está transformando aceleradamente en una forma de capitalismo que organiza el proceso productivo, ya no sobre la base de la maquinaria y la gran industria, sino sobre la sabe del conocimiento y la información, y a mí me parece que es interesante ver esto porque las propias transformaciones que introduce el neoliberalismo y su crisis me gusta entenderlas como parte de ese proceso histórico.
En esa comprensión, este libro me parece que ayuda a ir cubriendo ese pedazo de rompecabezas y que tiene que ver con: ¿qué pasa con las condiciones del proceso de trabajo y con las relaciones de clase y la lucha de clases? A mí me resultó inspirador el texto de Tania en ese sentido, porque permite ver cómo se van reconfigurando las clases sociales y la lucha de clases en un momento como el actual. Muchos de los hallazgos del trabajo son muy específicos al sector hidrocarburífero, que tiene particularidades muy interesantes, pero pienso que nos abre una ventana de oportunidad para comprender al capitalismo del siglo XXI porque quizá la vanguardia del desarrollo del capitalismo en el caso de la economía boliviana pueda localizarse, entre otros, en el sector hidrocarburífero.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba
Fotografía: http://www.lostiempos.com, 19/02/2016
En el libro hay un cuidadoso destripamiento del proceso técnico de producción en una empresa que utiliza estas técnicas japonesas, que lo que hacen es modificar la organización jerárquica del taylorismo y tratan de avanzar hacia una organización más horizontal, involucrando a los trabajadores, con un lado oscuro y con un lado claro. El lado oscuro es que la introducción de esas formas de organización de la producción requiere de más esfuerzo, por tanto, estamos viendo en el siglo XXI una intensificación muy marcada del trabajo, con el eslabón de la participación. Por el lado más claro, nos encontramos que por esa vía los trabajadores pueden sentirse más satisfechos, al aumentar su autoestima, porque se sienten partícipes de un proceso productivo; en ese sentido, a lo mejor algunas de las formas más penosas de alienación del trabajo que Marx estudiaba se van atenuando ahora, porque el trabajador se empieza a encontrar proyectado en un proceso productivo en el que tienen un espacio mayor para su propia creatividad.
Esta forma de organización de la producción que el libro de Tania muestra también dos aspectos: por un lado, se refuerza la acumulación de capital, pero al propio tiempo se va legitimando ante los ojos de los trabajadores la hegemonía patronal, que finalmente logra imponerse en el proceso productivo, hay una dominación que es aceptada por parte de los trabajadores, aunque por el otro lado, en la propia dinámica de los conflictos, al interior del proceso productivo, la lucha de clases no desapareció y a pesar de las particularidades que uno encuentra en la empresa que se ha estudiado, esas formas de contestación, de crítica, de rebeldía de los trabajadores está presente, a pesar de esa suerte de integración que se va dando, sobre las bases de la nueva tecnología y de las nuevas formas de organización de la producción. A mí me llamó la atención algo que está en el texto de Tania: cómo las demandas y las propias prácticas de los trabajadores, contestatarias, rebeldes, son como atrapadas por el patrón, que las va adecuando y su vez las hace una fuente de dominación.
Presentación del libro en el Auditorio Los Tiempos, Cochabamba.
En el texto llama la atención que esta nueva organización del trabajo no libera a los trabajadores como algunos sostenían en los 90, pero tampoco los apaga y los somete, no, los dejan en una suerte de penumbra y ese es el escenario de la redefinición de las luchas de clases al interior del proceso de producción. Ahora bien, la lectura del texto me ha hecho pensar que cuando uno empieza estudiando el materialismo histórico, se plantea la idea de que “el capitalismo se caracteriza por una contradicción clave”; por un lado, un creciente desarrollo de las fuerzas productivas que se van socializando de manera cada vez más profunda, pero que esto va chocando con la propiedad privada capitalista de los medios de producción, y se me ha ocurrido pensar que esa contradicción en el siglo XXI se concreta, por un lado, en ese desarrollo tecnológico tan avanzado con información y conocimiento, la organización del trabajo participativo, que sería la forma de expresión de ese desarrollo de esas fuerzas productivas, que choca en esta estructura de dominación jerárquica de producción, al interior de la empresa y es en esa tensión que se da, en ese nivel micro de la empresa, pero que también lo podemos encontrar a un nivel más macro e histórico.
Me ha llamado la atención, en la misma línea, la existencia de diferencias étnicas, dentro de la propia clase obrera de la empresa estudiada. Primera vez que he visto y se me ha abierto un mundo ante esto, la existencia de obreros blancoides y obreros indigenoides, por decirlo de alguna forma, mostrándonos una diferenciación étnica que en la visión tradicional que hemos tenido en la clase obrera en Bolivia, estaba borrada, este texto nos está planteando esa posibilidad que a lo mejor después podamos intentar extenderla para entender muchas de las prácticas de la clase obrera en Bolivia, ya a un nivel más macro.
Finalmente, yo vengo del campo de la economía y el método etnográfico es algo que en economía no se hace; lamentablemente, porque nos permite entender a profundidad aspectos que con otros métodos no se pueden entender, pero además el método etnográfico genera en mí una admiración muy grande porque es un compromiso con la investigación y esto es lo que el libro está reflejando, que yo personalmente no estaría en capacidad ni en condiciones de asumir, quizá los sociólogos están más habituados a esto, los que trabajan en el campo de la antropología lo hacen, pero me parece que es un trabajo de hormiga, de compromiso, de involucramiento que denota una pasión muy valiosa por la investigación, que tiene como valor más importante, el meter la dimensión humana sin perder la dimensión social, algo fundamental en las investigaciones que tienen que ver, especialmente, con el tipo de temáticas que trabajamos aquí[ii]




[i] Docente de la Universidad Mayor de San Simón.
[ii] La presente reseña, fue publicada en La Razón; L
a Paz, 25 de abril de 2016. Disponible en: http://www.la-razon.com/suplementos/animal_politico/japonizacion-dominacion-patronal-Bolivia_0_2477752266.html